Los documentos de política “La Desinfodemia, descifrando la desinformación sobre el covid-19” y “Desinfodemia: disección de las respuestas a la desinformación sobre el covid-19” se encuentran al alcance de la ciudadanía global, con el propósito sustancial de contribuir a la comprensión del funcionamiento de la Desinformación en torno a la crisis del Covid-19. Asimismo, dota a tomadores de decisión e instituciones dedicadas a la libertad de expresión y el acceso a la información, desde una perspectiva crítica y constructiva, de alternativas acerca de los tipos de respuesta que se pueden y deben implementar, en aras de prevenir y contener los efectos de la desinformación en el actual contexto de la crisis.
Los documentos emplazan, más allá de los gobiernos y tomadores de decisión, a la ciudadanía global a una acción corresponsable en la urgente tarea de aportar al ejercicio de los derechos vinculados a la comunicación, especialmente en un escenario que coloca a las consecuencias de la desinformación en el centro de la dinámica. En este contexto, se proponen cuatro acciones a los fines de avanzar en la neutralización de la desinformación:
- Investigar, monitorear y verificar para identificar la desinformación;
- Incidir en la producción y distribución de desinformación –acción que corresponde a responsables políticos toda vez que implica la regulación del ecosistema de información por medio de sanciones, incentivos e iniciativas públicas-;
- La activación de mecanismos de respuesta relacionados con la edición y gestión de contenidos, monitoreo y moderación de mensajes por parte de medios y empresas de redes sociales y mensajería instantánea; y, por último,
- El apoyo a los públicos que son blanco de la desinformación, lo cual implica proveer recomendaciones, resoluciones e iniciativas de alfabetización mediática e informacional para promover una ciudadanía crítica y proactiva en la gestión de la información.
- Las narraciones y memes emotivos que, a través del uso de un lenguaje emocionalmente fuerte, combinan mentiras, información incompleta y opiniones personales con algunos elementos verídicos;
- Los sitios web e identidades inventadas, que son utilizados por personas malintencionadas con el fin de hacerse pasar por gobiernos, empresas o personas con altos índices de credibilidad para publicar información basada en fuentes falsas y datos contaminados aparentemente razonables;
- Las imágenes y vídeos fraudulentamente alterados, inventados o descontextualizados, que suelen ser utilizados para crear confusión y, de esta forma, generalizar la desconfianza; y, por último,
- La infiltración y campañas de desinformación planificadas, utilizadas por quienes tienen intención de sembrar la discordia para ponerla al servicio de intenciones nacionalistas y geopolíticas. Estos formatos incluyen también acciones de hackeo para acceder ilícitamente a datos personales y obtener ganancias monetarias de spam y a través de la publicidad de curaciones falsas.
Fuente: Unesco
Bastante polémico esto: "Activar mecanismos de respuesta relacionados con la edición y gestión de contenidos, monitoreo y moderación de mensajes por parte de medios y empresas de redes sociales y mensajería instantánea..."
ResponderBorrar¿Entonces se les daría a los medios y empresas el papel de censores? ¿Son acaso ángeles?