En 1986 Isaac Asimov publicaba “Fundación y Tierra”, última novela de la legendaria serie de ciencia ficción denominada “Fundación”; en uno de sus capítulos, los protagonistas llegan a un planeta llamado Solaria, habitado por apenas un puñado de seres humanos, cada uno de los cuales vivía completamente solo y alejado cientos de km de su vecino más próximo; era completamente autosuficiente y estaba rodeado de multitud de robots que le servían en cada detalle de su vida.
Pues bien, algunos aspectos de esa “sociedad” imaginada por Asimov pueden vislumbrarse en la nuestra, mencionamos dos: la proliferación de artefactos al servicio de la gente y cierta tendencia al aislamiento aunque sólo sea en el plano psicológico.
Si bien estas tendencias han sido ya observadas y analizadas, se han acelerado radicalmente con la irrupción de la pandemia del coronavirus, que ha provocado una crisis inédita en la historia de la humanidad, por su tipo, alcance, simultaneidad y por la forma en que es percibida, entendida y respondida por la gente.
Las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) ocupan un lugar central en estas transformaciones, ya que su carácter global, flexibilidad, comunicación sincrónica y asincrónica, arquitectura de red, multitud de formatos disponibles, etc. se adaptan perfectamente a los desafíos planteados por la crisis.
Mencionaremos algunos campos de actividad humana que han sido particularmente alterados por la pandemia y la manera que las TIC han contribuido a su mitigación.
Probablemente la educación sea la más afectada, cientos de millones de niños y jóvenes han dejado de asistir a sus centros educativos y han tenido que adaptarse —forzosamente— a las nuevas formas de interacción, todas ellas mediadas por las TIC: videos caseros, lectura de textos pdf, exámenes mediante formularios de google, consultas a la inefable wikipedia, etc. etc. son la nueva realidad de alumnos, profesores y padres.
El mundo del trabajo está experimentando mutaciones semejantes, todo lo que no requiere presencia física del empleado/trabajador, tiende a hacerse desde la casa, sobre todo las reuniones presenciales —con sus viajes y desplazamientos— han sido reemplazadas por reuniones virtuales.
Mención aparte merece la telemedicina —sector en auge dada la naturaleza infecciosa de la enfermedad covid-19— que usa herramientas TIC, desde las más simples hasta plataformas especializadas, para consultas y diagnósticos.
Los pagos por servicios básicos, compras en línea, entrega de productos a domicilio, transferencias bancarias, en fin la mayoría de las transacciones de dinero, se hacen cada vez más mediante los dispositivos electrónicos, evitando el contacto directo entre personas.
Los espectáculos artísticos, culturales y deportivos se están transformando de manera radical, adecuando sus formas de difusión a la imposibilidad de reuniones masivas de gente. La TV y las TIC —sobre todo las redes sociales— son los medios predilectos por los que se difunden estas manifestaciones, otrora de masas.
Las relaciones familiares, amistosas y sentimentales han sufrido cambios dramáticos, las interacciones cara a cara extra-hogar se han limitado al máximo, por temor a contagiar o ser contagiado, de nuevo las TIC han pasado a jugar un rol fundamental en la nueva sociabilidad.
El sector estatal y gubernamental es de los que está reaccionando más tarde y lento a la nueva situación, la inercia burocrática, la resistencia al cambio y la necesidad de acuerdos políticos y cambios legislativos, conspiran contra la necesaria adaptación del sector público a los nuevos tiempos. Como anécdota de última hora, la Asamblea de Naciones Unidas de este año —celebrando sus 75 años— se hará de manera virtual, con videos que serán exhibidos en su sede de Nueva York.
Los ejemplos anteriores son los más visibles pero no hay campo de actividad humana que no sea modelado, en mayor o menor medida, por las TIC.
Naturalmente cada país, región, clase social, ámbito rural o urbano, etc. tenían un punto de partida diferenciado en el que han sido “sorprendidos” por el covid-19 y su capacidad de respuesta es también variable; sin embargo un factor común es la ampliación e intensificación del uso de las TIC, de manera generalizada.
Si bien las TIC han tenido un papel positivo crucial en las respuestas a la crisis, no pueden dejar de mencionarse algunos aspectos negativos que se han intensificado en los últimos meses: primero está la proliferación de las noticias falsas, luego los discursos de odio, discriminación y xenofobia y —finalmente— los intentos de manipulación de la opinión pública; fenómenos que han sido puestos en práctica sobre todo en las redes sociales más populares, facebook, twitter y whatsapp.
Las consideraciones anteriores nos conducen a la constatación de que la pandemia ha acelerado el curso histórico de manera selectiva, si bien las tendencias estaban presentes, la irrupción del covid-19 ha permitido que las TIC ocupen de manera desmedida un lugar en nuestras vidas y nuestras relaciones.
Alvaro Rivero Ostoic
Twitter: @arancio
Imagen: CompuGlobal
Fuente: Los Tiempos
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