lunes, 30 de noviembre de 2020

La tentación totalitaria y el miedo pandémico


Dijo Matthieu Ricard, un monje budista de 74 años: “Los gobiernos y los líderes pueden tomar medidas bastante drásticas y la gente estará lista para seguirlas”. La frase, tomada de otro contexto, aproxima a la tendencia del alma humana a la obediencia y ¿por qué no?, al totalitarismo.

Cuando las leyes están al servicio exclusivo del poder omnímodo, de una única persona o grupo, y todo el tejido económico, social, político, incluso la vida privada, están bajo ese control férreo, las leyes ya no benefician al colectivo, sino que se disponen para sostener al autócrata.

De la observación de Ricard se desprende que, obedecer pareciera ser una de las tendencias naturales del individuo y de la sociedad, cuando está en peligro la vida del sujeto, la del grupo al cual pertenece o el tejido integral donde la sociedad se sostiene. Es decir, la emoción del miedo y la intimidación parece ser clave en la conducta.

La palabra y la consciencia

Para el cambio de consciencia y de actitud en una sociedad, el principal instrumento es la palabra. El verbo da imagen a la emoción, domestica el instinto, modela las ideas. Y las ideas alumbran las almas. O las tuercen, si entre emoción e idea hay un vínculo eléctrico, como el efecto del miedo.

El lenguaje es el territorio donde se gesta la consciencia y su modificación. Los regímenes totalitarios siempre han utilizado el lenguaje como instrumento del cambio conductual. Desde las ideas y principios de lo nuevo, hasta las emociones apocalípticas en torno al drama que ha de vivirse, si no se aceptan sus propuestas.

Para unos, el lenguaje es la herramienta para coadyuvar al futuro utópico de la sociedad. Para otros, ante el miedo a la destrucción de la sociedad y sus tradiciones, ellos están para salvarla. La acción sobre la masa va en el delirante atontamiento que producen las ideas futuristas, o en el amenazante carisma entre el líder todopoderoso y el hechizo ejercido sobre la masa.

El absurdo cómo instrumento del discurso

Todos los totalitarismos apuntan a la irreversibilidad de los hechos por venir. Y el miedo está siempre presente en la ecuación. Hay algo estremecedor en el uso de la palabra en los regímenes totalitarios. En abril de 2020, en una rueda de prensa en la Casa Blanca, el presidente Trump sugirió que inyectarse desinfectante podría ser útil como tratamiento para atacar al coronavirus. Él no ha sido el único en emplear el absurdo en el discurso. Hugo Chávez lo empleo de forma extraordinaria. En el totalitarismo, el absurdo es un instrumento indispensable para retar a la imaginación. Permite la instalación inmediata de una realidad paralela en el imaginario colectivo. Un espejismo. Un lugar donde las cosas son diferentes, nuevas, fáciles. Y buenas. El autócrata conoce esa realidad. Es experto en ella, es el único poseedor del camino. Los medios de comunicación obsecuentes propagan la noticia absurda y esta se transforma en histeria informativa.

Totalitarismo y lenguaje

En la realidad de los regímenes totalitarios también hay retos al lenguaje. Es en él donde se siembra el pensamiento y la nueva realidad. Por medio de los neologismos y usos de la lengua, el discurso totalitario construye la imagen evanescente de un futurible, distinto al que registra la psique de quien escucha. A los damnificados de una catástrofe se les renombra, por ejemplo, como “dignificados”. Es así como por hechizo torcido del lenguaje, aparece la realidad paralela. Lo que da pie a locuras tales como llamar al estado totalitario comunista que se estableció en Alemania del este, República Democrática Alemana.

En la búsqueda de la realidad paralela, la retórica hipnótica del lenguaje totalitario crea un sistema de imágenes propagandísticas, en las cuales se trenza un discurso delirante pero estructurado, que tapiza todos los espacios de la existencia. Incluso, aunque ese discurso sea sostenido por los pelos del raciocinio. Cuando el individuo compara ese espejismo con la realidad que le toca sufrir en la vida diaria, se manifiesta la tensión y la confusión.

No es una realidad individual la que se debe vivir. Esta es prescindible. Lo fundamental es la realidad colectiva. Ese es el paso esencial para aislar al individuo. Lo que se siente y sufre en la cotidianidad privada pierde significado, no tiene eco en los otros. Aunque los que ves todos los días sientan lo mismo, la voz entre ellos carece de eco.

El estado de confusión es imprescindible para que las personas no reaccionen. Hay una suerte de anestesia y la hipnosis funciona mejor. A los totalitarismos no les concierne el contacto con la realidad. Establecen un escenario paralelo de “nueva realidad”, the new normal, la cual debe sustituir a la existente, la que se sufre día a día. En esa versión, la totalitaria, la materialidad del dinero y las circunstancias económicas, dejan de ser “primordiales”, aunque para los que mantienen los hilos sea lo preponderante.

La retórica totalitaria

Lo que interesa en el discurso totalitario es un punto en común con la realidad, una realidad parcial, pero realidad al fin. En esos discursos surgen frases que pronto se tornan en lemas. Es posible que se den como reacción a un fenómeno, como “los inmigrantes vienen a quitarte tu trabajo”, o “los emigrantes que retornan al país en pandemia, son bioterroristas”, “poderes extranjeros robarán sus votos si votan por correo”. Son muchas las oraciones con pegada psíquica, a través de las cuales se busca cohesionar, establecer sensación de pertenencia y, simultáneamente segmentar, dividir el mundo entre aquellos y nosotros.

En la retórica totalitaria, las frases que logran el quiebre en la conducta, son un punto infinitesimal de lo real, sin embargo, esa minúscula parte es amplificada, hipertrofiada de tal modo, que ocupa la totalidad de la consciencia. Entonces se hace real.

Las circunstancias

Es cierto que, una de las tantas condiciones para que se produzca una tendencia totalitaria, es la existencia de circunstancias inclementes para un porcentaje importante de población, una tragedia social, económica, una guerra o, por qué no, una pandemia.

En palabras de José Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”. El filósofo español acentúa la responsabilidad en la consciencia de ese Yo. Se es responsable de la propia suerte y de la aceptación de la misma. Ser responsable de sí mismo resulta a veces una tarea intolerable y, con cierta frecuencia, se observa la tendencia a que sea otro quien salve de las circunstancias.

En esos escenarios duros, el individuo vaga perdido entre pedazos de realidad, escombros emocionales. Necesita sobrevivir, pertenecer a algo. Es así como la realidad sofoca la imaginación y erupciona en el ser humano una extraordinaria capacidad para desdoblarse. La creencia sustituye lo real. Se favorece la disociación bajo la incertidumbre de lo desconocido. Nos gusta creer, cuando sufrimos, eso agita expectativas de vida o de esperanza. Y cuando sufrimos, estamos bajo tierra, en el ámbito del inframundo. El encantamiento entre un líder y su grupo de seguidores proviene de ese lugar oscuro donde la muerte está presente. Uno de los ejemplos representativos de esta condición ha sido el de Hitler.

Es posible que, en los padecimientos de una sociedad, los totalitarismos se apropien de propuestas artísticas, esas que miran los acontecimientos con crudeza. Para su fin utilitario, toman formas de expresión del arte y los artistas, pervierten su estética, y la convierten en propaganda.

Los hechos

Puede ser que el verbo no sea suficiente. Que haga falta un acto simbólico. Antes, los tanques entraban a la ciudad, el ejército arrebataba el espacio. Ahora, los aparatos estatales o el dictador mismo, actúan directamente sobre el individuo. Instituciones, sindicatos, leyes, son borradas, cosa que, entre el aparato estatal y el individuo no exista intermediario. Existen leyes, instituciones, pero están torcidas y son serviles al aparato totalitario.

Para el ciudadano común, el peso del poder inmediato, genera indefensión. Es el paso inicial para que baje los brazos y se entregue. El estado totalitario se mete en los detalles, asfixia la vida privada del individuo. Luego va directo a los instintos vitales para condicionar. Un solo ejemplo es suficiente. La fuerza de la demostración, su intensidad, su talante, va de acuerdo con el grado de reacción del individuo, y luego de la población.

En los países donde el totalitarismo echa raíces, lo prohibido es la norma. Está proscrito lo que por ley se tiene en cuenta, y lo que no, también. Mientras más se desconozcan las prohibiciones, mejor. Así quedan a discreción de quien ejerce el poder. Lo que al de día ayer era permitido, hoy se paga con cárcel. Desde tomar una iniciativa social hasta emitir una opinión. Es de esta forma como una sensación persecutoria aparece en cada uno de los individuos que integran un grupo, una sociedad. Así se logra el aislamiento. Nadie sabe quién es quién y se destruye la confianza y la solidaridad.

Los ojos omniscientes, el Big Brother, como lo llamara Orwell en 1984, comienzan a adivinarse en cada uno de los ciudadanos bajo una dictadura totalitaria. Las paredes tienen oídos, se oye decir. Pero ahora, también los dispositivos electrónicos que utilizamos: el móvil, la tablet, el ordenador. Todos son un portal de información sobre nuestras vidas.

Miedo a la pandemia totalitaria

En un gráfico presentado por The Economist, titulado Not a good year, aparecen los cambios que ha sufrido la democracia y los derechos humanos desde el comienzo de la pandemia hasta septiembre de 2020. Hay países donde el deterioro de la democracia es obvio. La pandemia a exigido un nuevo lenguaje. Términos técnicos y científicos ocupan nuestro discurso diario. Han cambiado nuestras formas de trato. En algunos sitios se ha impuesto un discurso de consecuencias apocalípticas. Existe una nueva normalidad. Se han impuesto toques de queda. Una nueva estética ha surgido, la de las mascarillas, los trajes protectores. Se utilizan nuevas tecnologías como medio de control del contagio y, en algunos países, se ha confinado gente contra su voluntad, o tratado como presos.

Hay una sensación de frustración generalizada: el teletrabajo se ha vuelto asfixiante. No existe horario para su ejecución, las relaciones afectivas familiares durante los confinamientos han sofocado la armonía emocional, la educación de los hijos ha complicado la vida de los padres y viceversa, y todo en un mismo lugar.

Es posible que el trabajo exhaustivo no sólo se encuentre exclusivamente, en el área de las investigaciones clínicas. Se necesita una inversión descomunal de energía en la comunicación, en ese tejido de palabras que elaboran la imagen. La psique del ser humano llega tarde a todo, y le cuesta encarnar las imágenes de contención de un padecimiento. Hay que recordar que la rebelión también sacude la condición humana.

Fuente: Prodavinci

sábado, 28 de noviembre de 2020

Una nueva IA resume 'papers' de investigación en una sola frase


La noticia:
un nuevo modelo de inteligencia artificial (IA) capaz de resumir la literatura científica puede ayudar a los investigadores a revisar e identificar los últimos artículos más innovadores que desean leer. El 16 de noviembre, el Instituto Allen de Inteligencia Artificial (AI2) implementó el modelo en su producto estrella, Semantic Scholar, el motor de búsqueda de artículos científicos impulsado por inteligencia artificial.

El sistema ofrece un resumen de una frase junto al famoso indicador TLDR (too long; didn’t read en inglés, demasiado largo; no leído) que aparece debajo de cada artículo de ciencias de la computación (por ahora) cuando los usuarios utilizan la función de búsqueda o van a la página de un autor. El trabajo también fue bien recibido cuando se presentó en la reciente conferencia Empirical Methods for Natural Language Processing.

El contexto: en esta era de sobrecarga de información, el uso de inteligencia artificial para resumir texto ha sido un problema común en el área del procesamiento del lenguaje natural (PLN). Hay dos enfoques generales para llevar a cabo esta tarea. Uno se llama "extractivo", que busca encontrar una frase o un conjunto de frases del texto que capture su esencia. El otro se llama "abstractivo", que implica generar nuevas frases. Si bien las técnicas extractivas solían ser más populares debido a las limitaciones de los sistemas de PLN, los avances de los últimos años en la generación del lenguaje natural han hecho que ahora el método abstractivo resulte mucho mejor.

Cómo lo hicieron: el modelo abstractivo de AI2 utiliza lo que se conoce como transformador, un tipo de arquitectura de red neuronal inventada en 2017 y que, desde entonces, ha impulsado todos los avances importantes en el PLN, incluido el GPT-3 de OpenAI. Los investigadores primero entrenaron al transformador en un corpus genérico de texto para formar su conocimiento básico del inglés. Este proceso se conoce como prentrenamiento y es parte de lo que hace que los transformadores sean tan potentes. Luego, reajustaron el modelo, en otras palabras, lo entrenaron en la tarea específica de crear un resumen.

Los datos del reajuste: los investigadores primero crearon un conjunto de datos llamado SciTldr, con aproximadamente 5.400 parejas de artículos científicos y sus correspondientes resúmenes de una sola frase. Para encontrar resúmenes de alta calidad, los buscaron primero en la plataforma pública de presentación de artículos de conferencias OpenReview, donde los investigadores a menudo publican su propia sinopsis de una frase de su artículo. Esto proporcionó un par de miles de parejas. Luego, los investigadores contrataron a unos anotadores para resumir otros artículos leyendo y condensando aún más los resúmenes que ya habían sido escritos después de la revisión por pares.

Para complementar todavía más estas 5.400 parejas, los investigadores reunieron un segundo conjunto de datos de 20.000 parejas de artículos científicos y sus títulos. Consideraron que como los títulos en sí mismos son una forma de resumen, ayudarían aún más al modelo a mejorar sus resultados. Algo que se confirmó en sus experimentos.

Resumen extremo: si bien muchos otros esfuerzos de investigación han abordado la tarea de crear resúmenes, este destaca por el nivel de compresión lograda. Los artículos científicos incluidos en el conjunto de datos de SciTldr tienen una media de 5.000 palabras. Sus resúmenes de una frase tienen una media de 21 palabras. Esto significa que cada artículo se comprime de media unas 238 veces frente a su tamaño original. El siguiente mejor método abstractivo está entrenado para comprimir artículos científicos en una media de solo 36,5 veces. Durante las pruebas, los revisores humanos también concluyeron que los resúmenes de este nuevo modelo eran más informativos y precisos que los métodos anteriores.

Próximos pasos: el profesor de la Universidad de Washington (EE. UU.) y director del grupo de investigación Semantic Scholar, Daniel Weld, afirma que AI2 ya está trabajando de varias formas de mejorar su modelo a corto plazo. Por un lado, planean entrenar el modelo para resumir no solo con los artículos de ciencias de la computación. Por otro lado, quizás en parte debido al proceso de entrenamiento, han descubierto que los resúmenes TLDR a veces coinciden demasiado con el título del artículo, y eso reduce su utilidad general. Planean actualizar el proceso de entrenamiento del modelo para penalizar esa superposición para que el modelo aprenda a evitar la repetición con el tiempo.

A largo plazo, el equipo también trabajará en resumir varios documentos a la vez, lo que podría ser útil para los investigadores que entran en un nuevo campo o tal vez incluso para los formuladores de políticas que quieren ponerse al día rápidamente. Weld concluye: "Lo que realmente nos gustaría hacer es crear informes de investigación personalizados, donde podríamos resumir no solo un artículo, sino un conjunto de seis avances recientes en una área concreta".

Fuente: MIT

viernes, 27 de noviembre de 2020

Garri Kaspárov: La tecnología no va a salvarnos de nosotros mismos


Garri Kaspárov (Bakú, Unión Soviética; 57 años) dominó el ajedrez durante dos décadas, desde que se proclamó campeón del mundo en 1985 hasta que anunció su retirada en 2005, tras vencer por novena vez en el torneo de Linares. A diferencia de otros ajedrecistas, Kaspárov se reinventó más allá del tablero. Político, activista y escritor, fue encarcelado por Vladímir Putin y rechazaba la comida en la cárcel por temor a ser envenenado, como ha sucedido con otros opositores del presidente ruso.

Kaspárov vive exiliado en Nueva York, donde preside sendas instituciones: Human Rights Foundation, para la defensa de los derechos humanos, y Renew Democracy Initiative, que promueve el uso de la tecnología para renovar la democracia. Siempre se recordará su duelo con Deep Blue en 1997, la supercomputadora de IBM. Fue la primera vez que una máquina vencía a un gran maestro. Hoy, cualquier programa instalado en un móvil es invencible para un ser humano. Kaspárov es también asesor de la serie de Netflix Gambito de Dama sobre una ajedrecista.

XLSemanal. Usted defiende que la tecnología debería servir para perfeccionar la democracia. ¿Quizá fue una lección que sacó de su enfrentamiento con Deep Blue, que la relación entre hombre y máquina no debería ser una guerra, sino una alianza?

Garri Kaspárov. Absolutamente. Es mi tesis desde 1998, un año después de mi derrota contra Deep Blue. Fue entonces cuando inventé el ajedrez avanzado, en el que los grandes maestros jugaban con la asistencia de ordenadores. Era el ser humano más la máquina, no el ser humano contra la máquina.

XL. Por inteligentes que sean, a las máquinas las crean las personas…

G.K. El humano más la máquina es el presente. Nuestro éxito no vendrá determinado por cómo de rápidas sean nuestras máquinas, sino por lo bien que sepamos trabajar con ellas. Combinar la perspicacia y la guía humanas con el cálculo de las máquinas y el análisis de los datos es una experiencia transformadora. Pero la tecnología no es una ‘varita máquina’. Nuestros problemas son humanos, no podemos culpar a la tecnología o esperar a que nos salve de nosotros mismos. La tecnología es agnóstica, ni buena ni mala. Necesitamos usarla para el bien común donde sea posible y así equilibrar el impacto tremendo que está teniendo en manos privadas.

XL. Para conseguirlo, quizá sea necesario arrebatar herramientas tecnológicas muy potentes de las manos de los que han hecho de ellas un negocio basado en la vigilancia, en nuestros datos y en la adicción de los usuarios. ¿Estamos a tiempo?

G.K. Me temo que no podemos volver a meter al genio de la inteligencia artificial dentro de la lámpara. No lo vamos a desarmar, así que tendremos que aprender a vivir con él, igual que hicimos con la energía nuclear. Las armas son fáciles de fabricar cuando la tecnología es nueva, es como un nuevo virus para el que no tenemos inmunidad. A nuestro sistema inmunológico social y tecnológico le lleva un tiempo fortalecerse. Al final establecemos normas, reglamentos… Pero no sucede espontáneamente; tenemos que basarnos en principios y derechos, que no cambian con la tecnología, aunque cambien las leyes. Por ejemplo, las leyes que protegen el derecho a la privacidad siguen evolucionando al tiempo que lo hacen las tecnologías de la comunicación y de almacenamiento de datos, pero esas leyes están basadas en unos principios que valoramos.

XL. Usted sostiene que hay una mayoría silenciosa de moderados cuyas voces no se escuchan en este mundo de ruido y furia. Y apuesta por la tecnología para rescatar el centro político y el sentido común. Pero ha sido precisamente la tecnología la que ha arrinconado esas voces, por lo menos en las redes sociales. ¿Cómo podemos obligar a las grandes tecnológicas a ser más proactivas en la persecución del odio y las mentiras?

G.K. No me gusta esa clase de lenguaje, hablar de forzar a las compañías privadas a hacer esto o lo otro por el bien de la sociedad. Quizá sea por mis antecedentes. Me crie en la totalitaria Unión Soviética y en la actualidad soy un exiliado de la dictadura de Putin en Rusia. Cuando un gobierno empieza a obligar a las empresas a alinearse con lo que dice que es la verdad, te la juegas a que el Gobierno sea de fiar… y que continuará siéndolo. Esto no quiere decir que el Ejecutivo no deba tener un cierto papel en el monitoreo de los medios, como hay ahora, pero prefiero que mantenga las manos alejadas. En ajedrez decimos que «la amenaza de una jugada es más fuerte que su ejecución». La amenaza de llevar a los ejecutivos de las grandes tecnológicas a que comparezcan ante el Congreso, de aplicar definiciones más estrictas del discurso del odio en sus plataformas, en fin, ese tipo de cosas, producen resultados.

XL. Recientemente ha hecho dos propuestas para que la tecnología ayude a salvaguardar la democracia, y ambas se refieren a las consultas digitales, bien como referéndums consultivos o incluso como elecciones con todas las consecuencias.

G.K. El voto digital es el futuro, pero es un futuro distante en la mayoría de los países. Primero hay que implementar toda una infraestructura de identificación verificable y superar otros obstáculos. Pero hay muchas cosas, mientras tanto, que se pueden ir poniendo en práctica. La mayoría de ellas existen, pero las llevan a cabo compañías privadas en beneficio propio. Las corporaciones que son dueñas de las redes sociales se aprovechan de toda la rabia y la división que son tan buenas amplificando. Crear una plaza pública digital y lugares donde la gente puede expresar sus opiniones, a nivel local y nacional, aliviaría algo esa presión.

XL. En España, los ciudadanos ya disponen de herramientas, como el DNI electrónico o la firma digital, que les permiten realizar la mayor parte de las gestiones con los organismos gubernamentales. No parece descabellado pensar que si hemos migrado al trabajo remoto, la telemedicina y la educación a distancia en cuestión de semanas, forzados por la pandemia, se podría experimentar con estas herramientas en la arena política, quizá al principio solo con carácter consultivo o a nivel municipal. ¿Está de acuerdo?

G.K. Totalmente. La pandemia está acelerando tendencias que ya estaban en marcha en la educación y los negocios. Lo mismo está pasando en la política. Necesitamos avances reales y ambiciosos. Solo hay que fijarse en cuánto se han vuelto a equivocar las encuestas en Estados Unidos, a pesar de que fallaron en 2016 y de que se han invertido recursos sin precedentes. Esto no es solo un fallo en los pronósticos; significa que el Gobierno no sabe lo que la gente quiere, lo que necesita. Y eso es un desastre para cualquier democracia. La gente está acostumbrada a dar sus opiniones en tiempo real en las redes sociales, esperar años para votar te da la sensación de que el tiempo se eterniza. Esto lleva a que más gente salga a las calles y más gente esté dispuesta a escuchar a demagogos que hacen grandes promesas. Dicen que el Gobierno no los entiende… y están en lo cierto.

XL. Quizá sea también una manera de que los más jóvenes, nativos digitales, se identifiquen con la democracia y la defiendan. ¿Pero no cree que el establishment político tratará de que las cosas se queden como están?

G.K. El statu quo siempre tiene defensores. Muchos de los que están arriba no querrán ver transformaciones que les puedan costar estatus y poder. Si vas ganando la partida, ¿por qué cambiar las reglas? Aquí es donde hace falta el verdadero liderazgo, pero estos líderes son bastante escasos. Nadie quiere asumir la responsabilidad de cosas que no funcionen perfectamente, así que lo más fácil es no hacer nada y centrarse en el corto plazo, que es lo que les importa.

XL. Pero, para dar un salto así, la gente debería tener garantías de que no se puede hacer trampas. Y vivimos en una época de gran desconfianza…

G.K. No va a ser fácil. Cuando la desconfianza en el sistema y la polarización política es tan alta, trabajar para mejorar la situación puede resultar imposible. Pero si hay suficiente transparencia, y si todos los partidos se dan cuenta de que están perdiendo el control, que los extremistas se están haciendo con el poder, quizá no tengan más remedio que trabajar juntos para garantizar su mutua supervivencia.

XL. Usted cita al filósofo español Ortega y Gasset, que en 1929 escribió La rebelión de las masas. Lo que siguió a aquella crisis fueron regímenes totalitarios y una guerra. Nosotros hemos sufrido la crisis de 2008 y lo que ha seguido ha sido la irrupción de movimientos y líderes populistas en Europa y en Estados Unidos. ¿La deriva autoritaria va a ir a más?

G.K. Ya está sucediendo, solo tiene que mirar a Hungría, a Turquía. La demagogia populista siempre se enciende en una crisis, ya sea económica o una pandemia. Si el sistema inmunológico democrático no es lo bastante fuerte para resistirlo, si las instituciones no tienen fuerza para defenderse, puede extenderse rápidamente y asentarse profundamente. Y no podemos hablar de democracia sin demos, el pueblo, que tiene una responsabilidad. Si la gente no defiende su derecho a tener una voz, terminará sin ella.

XL. ¿Y entonces qué?

G.K. Soy optimista porque ahora estamos más informados que en el siglo XX, que produjo los horrores de la Segunda Guerra Mundial y la monstruosidad del comunismo totalitario que esclavizó a millones durante décadas. No creo que tengamos el apetito de esos tiempos oscuros habiendo llegado tan lejos y trabajado tan duro para escapar de ellos.

XL. Hemos visto cómo estallaba la primera guerra de esta pandemia, en Nagorno Karabaj, que se disputan Armenia y Azerbaiyán. Debe de ser doloroso para usted, que tuvo que huir de noche con su familia de su Bakú natal por la persecución étnica de los armenios. Por qué nos debería importar un conflicto en el Cáucaso, tan lejos geográficamente de nuestras vidas?

G.K. Esta pregunta ha llevado a mucha muerte y miseria. ¿Por qué preocuparse por los Balcanes o Ruanda? ¿O Ucrania? « ¿Por qué morir por Danzig?», era un eslogan en Francia en 1939. Hay muchas razones, tanto morales como egoístas, para que nos importen conflictos en tierras lejanas. España y el resto de Europa dependen de la estabilidad para mantener su prosperidad. En el mundo globalizado, las reacciones en cadena son inevitables. Hacer la vista gorda ante la invasión de Ucrania por parte de Putin ha tenido un efecto dominó por todo el planeta y ha debilitado los conceptos de soberanía y unidad en el mundo democrático.

Imagen: Canal Sur

Fuente: XLSemanal

jueves, 26 de noviembre de 2020

¿Tu última conversación realmente trascendente? Descubre las claves de la conexión emocional


El libro Social: Why Our Brains Are Wired to Connect es un recorrido sin precedentes dirigido por el destacado psicólogo Matthew Lieberman a través de las últimas investigaciones neurocientíficas sobre nuestra vida social. Al poner en primer plano la necesidad profundamente humana de conexión, este artículo examina cómo la evolución ha moldeado las formas en que navegamos en situaciones sociales complejas y forma parte del contenido que encontrarás en los retos formativos de Diseño Social EN+. Repleto de investigaciones originales realizadas en el laboratorio de Lieberman en UCLA, Social puede ayudarnos a entender mucho mejor las claves de la comunicación social y activismo.

La importancia de la sociabilidad

¿Qué te hace ser quien eres? Una respuesta es el «yo», ese conjunto de preferencias, ideas y deseos sostenidos conscientemente que moldea tu carácter y te distingue de los demás. Es una idea tradicionalmente establecida, pero ¿es la única definición posible?

Esa es una de las preguntas que hace el psicólogo Daniel Lieberman en Social. Basándose en su propia investigación pionera con imágenes de resonancia magnética funcional (o escáneres de resonancia magnética funcional) y la última evidencia neurocientífica, llega a una conclusión ligeramente diferente. Lo que realmente nos define, genética y culturalmente, es nuestra sociabilidad.

Es decir, cómo estamos conectados. La necesidad de conectarse con los demás, el deseo de ser más que una isla aislada, está muy arraigada en nosotros desde que nacemos. De hecho, como muestra Lieberman, la capacidad de pensar socialmente y «leer» la mente de otras personas es una de las partes más importantes de nuestro desarrollo temprano. Más importante aún, es nuestra mejor apuesta para la felicidad y el éxito.

En qué piensa nuestro cerebro cuando le dejamos descansar

En 1997, Gordon Schulman y sus colegas de la Universidad de Washington publicaron un artículo científico que analizaba una pregunta inusual sobre el cerebro humano. ¿Qué está haciendo cuando no está involucrado en ninguna tarea específica? La respuesta fue sorprendente. Cuando descansamos, una parte del cerebro conocida como la «red predeterminada» entra en acción. 

Ahí es donde entra en juego el pensamiento social. Cuando estamos desocupados, a menudo terminamos reflexionando sobre nuestro lugar en el orden social y nuestras relaciones con otras personas. Los científicos lo llaman cognición social. Las investigaciones indican que siempre es la misma región del cerebro la que se enciende cuando estamos involucrados en ese tipo de actividad mental, lo que sugiere que la mente humana viene equipada con una herramienta especial para ayudarnos a comprender los asuntos sociales.

Según el autor, esta red predeterminada es un producto de la evolución que nos empuja automáticamente a utilizar nuestro tiempo de inactividad para concentrarnos en la interacción humana. 

Tomemos a los bebés recién nacidos, por ejemplo. La investigación muestra que sus redes predeterminadas ya están activas mucho antes de que puedan reflexionar conscientemente sobre el mundo que les rodea. Como resultado, dedicamos una cantidad extraordinaria de tiempo a contemplar la interacción social. ¿Cuánto? Bueno, comencemos con un artículo publicado en la revista Human Nature en 1997, que encontró que un hasta el 70% de lo que hablamos está directamente relacionado con asuntos sociales. Si luego hacemos una estimación bastante conservadora de que nuestras redes predeterminadas están activas durante al menos el 20% de las 15 horas (de media) que estamos despiertos cada día, eso nos deja con tres horas diarias dedicadas al pensamiento social.

Para poner eso en perspectiva, considera la famosa investigación de Malcolm Gladwell en su libro Outliers, en la que afirma que se necesitan 10.000 horas de práctica antes de convertirnos en expertos en un área determinada. ¡Eso significaría ya somos un auténtico experto en vida social a la edad de diez años!

Qué es el dolor social

El cerebro humano es una máquina compleja capaz de generar ideas asombrosas. Pero toma tiempo antes de que pueda lograr tales hazañas; después de todo, el parto sería virtualmente imposible si el cerebro estuviera completamente formado desde el principio. Entramos al mundo con cerebros inmaduros que necesitan cuidados y apego seguro para desarrollarse adecuadamente. Y es por eso que nuestras necesidades sociales son tan importantes.

Los bebés recién nacidos simplemente no son capaces de cuidarse solos. No solo necesitamos comida y agua para sobrevivir, también necesitamos que alguien nos los proporcione. Eso hace que el cuidado social sea la necesidad humana más importante. Afortunadamente, todos los mamíferos tienen una forma bastante ordenada de asegurarse de que lo entienden: pueden llorar cuando perciben que la conexión con su cuidador principal está amenazada.

En la década de 1950, el psicólogo John Bowlby demostró que los seres humanos tienen un sistema incorporado que monitorea la proximidad física de nuestros cuidadores y provoca angustia cuando están demasiado lejos. Ahí es cuando nuestras campanas de alarma metafóricas comienzan a sonar y comenzamos a llorar. Los adultos, por otro lado, son naturalmente receptivos a estas señales. Es por eso que escuchar el llanto de nuestros hijos es una experiencia tan dolorosa. Nos mueve a hacer algo para aliviar su angustia.

Dicho de otra manera, las necesidades sociales son absolutamente fundamentales para quienes somos como seres humanos. También es la razón por la que nuestro cerebro experimenta «dolor social» de la misma manera que el dolor físico. 

La tarea Sally-Anne

¿Cómo sería el compañero de trabajo de tus sueños? Lo más probable es que la capacidad de comprender intuitivamente tus acciones y trabajar sin problemas juntos ocuparía un lugar bastante alto en cualquier lista de características deseables. Sin embargo, no es solo una fantasía ociosa. De hecho, los humanos leen las mentes de los demás, al menos hasta cierto punto, todo el tiempo. Eso se reduce a nuestro cableado interno: el cerebro humano está diseñado para ayudarnos a ver mentes activas con intenciones definidas dondequiera que miremos.

La capacidad de discernir los pensamientos detrás del comportamiento de las personas es lo que los científicos llaman teoría de la mente. 

Cuando actuamos en consecuencia, nos estamos interpretando. Eso pasa todo el tiempo. Imagínese levantar la mano para llamar la atención del conductor de un autobús y señalarle que desea bajarse en la siguiente parada, por ejemplo. La interpretación le dice al conductor qué es lo que está tratando de comunicar y que no está simplemente agitando los brazos.

Pero no solo interpretamos cuando se trata de otros seres humanos. Estamos tan acostumbrados a buscar motivos que asumimos que las mentes están trabajando en todo lo que vemos. Tómelo del psicólogo austriaco Fritz Heider. En un estudio, mostró a las personas un breve clip animado de dos triángulos y un círculo moviéndose y les pidió que hablaran sobre lo que habían visto. A los participantes se les ocurrieron historias emocionales elaboradas: algunos vieron un triángulo como un matón, mientras que otros pensaron que había estado coqueteando con el círculo.

Eso solo demuestra lo complejo que es el proceso de interpretación. Eso, sin embargo, lleva tiempo aprenderlo, como lo demuestra un experimento conocido como la tarea Sally-Anne que se llevó a cabo en la década de 1980. Los investigadores pidieron a los niños que vieran un breve espectáculo de marionetas con dos marionetas, Sally y Anne. En él, Sally coloca una canica en una canasta y se va. Anne luego entra al escenario y mueve la canica a una caja. Cuando Sally regresa, se les pregunta a los niños dónde buscará la canica.

Los niños de tres años siempre adoptaron un punto de vista egocéntrico y asumieron que Sally sabía lo que ellos mismos sabían: que la canica estaba en la caja. Los niños de cinco años, en cambio, habían desarrollado una capacidad de interpretación mucho mayor. Eso les permitió comprender que la gente cree cosas que ellos mismos no creen y que podrían estar equivocadas. Como resultado, predijeron correctamente que Sally buscaría en la canasta.

Nuestro sentido del yo nos permite conectarnos y adaptarnos a grupos sociales

Tendemos a pensar en el yo como un espacio privado que alberga nuestros pensamientos y deseos más íntimos. Según esta idea, conocerlos, nos ayuda a desarrollar un “sentido de nosotros mismos” y comprender lo que realmente queremos en la vida. Es una buena premisa, pero ¿es la única interpretación?

Bueno, no del todo. El «yo» es más como un caballo de Troya: se cuela al mundo social en lo que percibimos como nuestra propia personalidad independiente. Piensa, por ejemplo, en el tipo de creencias comunes que a menudo mantenemos sin prestarles mucha atención. La idea de que «el azul es para los niños, el rosa para las niñas«, por ejemplo, es completamente arbitraria, pero eso no impide que muchas personas sientan esa opinión como si fuera la suya. Simplemente les hace sentir bien mientras que lo contrario les parece irracional o más ilógico. Sin embargo, mire las revistas especializadas de principios del siglo XX y verá que eso es exactamente lo que anunciaban: ¡ropa rosa para niños y azul para niñas!. Al igual que la idea de «los tacones estilizan el cuerpo femenino» o incluso el uso normalizado del paraguas para ambos sexos, son conceptos sociales que hemos aceptados como propios.

Pero la opinión popular no cambió durante el último siglo como resultado de que la gente sopesara cuidadosamente sus puntos de vista y llegara a la misma conclusión. La mayoría de ellos, sencilla e inconscientemente, adaptaron sus ideas a lo que pensaba la mayoría. Eso no es sorprendente: después de todo, es mucho más fácil aceptar lo que la mayoría de la gente cree que nadar contra la corriente. Pero es algo que hacemos de forma inconsciente.

Esto muestra que el comportamiento social está bastante integrado, y el cerebro generalmente se ocupa de él sin que nos demos cuenta. Entonces, ¿cómo funciona? Bueno, todo se reduce a la corteza prefrontal dorsomedial o MPFC para abreviar. 

Esta es la parte del cerebro que se activa cuando hablamos de nosotros mismos o lo que otros piensan de nosotros. Piensa en ella como una importante autopista neuronal que transporta los valores y creencias que, en última instancia, nos influyen.

Un estudio de 2010 realizado por Lieberman y un colega mostró cómo funciona esto. Los investigadores preguntaron a los estudiantes de la UCLA sobre su uso de protector solar antes de conectarlos a un escáner de resonancia magnética funcional y mostrarles un anuncio en favor del protector solar. Cuando se les preguntó sobre su intención de usar protector solar en el futuro, las respuestas fueron variadas y el trabajo de seguimiento posterior encontró poca correlación entre sus afirmaciones y el comportamiento real.

¿Qué fue entonces lo que descubrió el estudio? los estudiantes cuyos MPFC eran más activos mientras veían el infomercial fueron los más propensos a aumentar el uso de protector solar. La información de este anuncio conectó con la parte de nuestro cerebro dispuesta a cambiar e integrar como propias la nueva información recibida.

The Marshmallow Test

Imagina un grupo de niños en edad preescolar a los que se les da a elegir entre comer un malvavisco de inmediato o aguantar y recibir dos más tarde. ¿Cuántos crees que optarían por la segunda opción?

Esa es la pregunta que el psicólogo Walter Mischel se propuso responder cuando le pidió a los niños que hicieran exactamente esa elección en la década de 1970 en lo que se conoció como The Marshmallow Test. El resultado: menos de un tercio de los niños evaluados pudieron resistir la gratificación instantánea y esperar a tener el malvavisco extra. Sin embargo no fue sólo un segundo dulce lo que estaban perdiendo, – estudios de seguimiento también sugirieron que los niños que eran capaces de resistir la tentación superaron a sus compañeros menos pacientes en el SAT (un examen estandarizado para la admisión universitaria en Estados Unidos). La investigación también vinculó el autocontrol con mejores resultados de salud y mayores ingresos.

A comienzos de junio del 2020, el economista Paul Krugman publicó la nota “Cuando un país falla en la prueba del malvavisco”, donde hace una analogía entre esta famosa prueba y la capacidad de los gobiernos para respetar una cuarentena estricta o simplemente romperla (o flexibilizarla); Y si bien habla de Estados Unidos, lo cierto es que su analogía puede ser extrapolada a muchos países del mundo:

“Una forma de pensar sobre la pandemia de la COVID-19 es que plantea un tipo de prueba del malvavisco para la sociedad.

En este punto, ha habido suficientes historias internacionales de éxito sobre cómo lidiar con el coronavirus como para darnos una idea clara de lo que se necesita para vencer a la pandemia. Primero, hay que imponer un distanciamiento social estricto el tiempo suficiente para reducir el número de personas infectadas a una pequeña fracción de la población. Luego se debe implementar un régimen de pruebas, rastreo y aislamiento: identificar rápidamente cualquier brote nuevo, encontrar a todos los que estuvieron expuestos y ponerlos en cuarentena hasta que haya pasado el peligro.

(…) Pero debes ser estricto y debes ser paciente, mantener el rumbo hasta que la pandemia haya acabado, no ceder a la tentación de volver a la vida normal cuando el virus aún está muy extendido. Entonces, como dije, es una especie de prueba del malvavisco. Y Estados Unidos está fallando en esa prueba”

Experimento mental Panóptico

Pero el autocontrol, la capacidad de resistir impulsos y tentaciones, no es solo un hecho: también puede ser fomentado por nuestro entorno social. Tomemos el famoso experimento mental Panóptico del filósofo inglés Jeremy Bentham. El término, una fusión de las palabras griegas para «todos» y «óptica», se refiere a un edificio en forma de rosquilla con celdas o habitaciones dispuestas alrededor de una torre central desde la que se podía observar a cada habitante, ya sea un preso, un estudiante o un paciente en todo momento.

Pero aquí está la parte clave del diseño: nadie sabría si realmente están siendo observados o no. La mera posibilidad de estar bajo observación, sugirió Bentham, sería suficiente para cambiar su comportamiento y desencadenar una mayor autocontrol y cumplimiento de las reglas y regulaciones. 

Y aunque nunca se construyó ningún Panóptico real, el principio parece ser sólido: un estudio encontró que simplemente colgar grandes carteles de ojos humanos en una pared reducía la basura en una cafetería en casi un 50 por ciento. Sin embargo, fomentar el autocontrol no se trata solo de mantener a raya a los nogoodniks potenciales: cuanto mayor sea nuestro grado de moderación sobre nosotros mismos, más útiles seremos para las sociedades en las que vivimos. 

¿Tu última conversación realmente transcendente?

Todos hemos escuchado el viejo dicho de que el dinero no compra la felicidad. Pocos lo disputarían, pero eso no nos impide actuar como si la riqueza fuera la respuesta a los problemas más urgentes de nuestra vida personal y profesional. Entonces, ¿cuál es la alternativa?

Bueno, aquí tienes una idea: si queremos aumentar nuestra sensación de bienestar, debemos centrarnos en los factores sociales. Eso no es tan abstracto como podría parecer. La relación entre nuestra vida social y la felicidad en general es tan importante que los economistas la colocan regularmente en el centro de sus investigaciones.

Estudio tras estudio muestra que cosas como estar felizmente en pareja o pasar tiempo haciendo obras solidarias tienen un efecto enorme en la felicidad. Cuando un informe publicado en 2008 trató de poner en números concretos a estos factores sociales, encontró un resultado sorprendente: el voluntariado al menos una vez a la semana era tan significativo en términos de bienestar subjetivo como que tu salario aumentara más de 20.000 € al año.

Esto solo demuestra lo importante que es la sociabilidad. Sin embargo, es preocupante que esté en declive. 

En una encuesta realizada por primera vez en 1985 se pidió a los encuestados que enumeraran las personas con las que habían tenido una conversación importante durante los seis meses anteriores. La mayoría enumeró tres. Cuando se repitió la encuesta en 2004, la mayoría de los encuestados dijeron que no habían tenido conversaciones profundas o significativas durante el último medio año.

Sin embargo, los incentivos sociales no solo son buenos para nuestra felicidad personal, sino que también son una gran parte del éxito en el lugar de trabajo. Lo curioso aquí es que muchas empresas todavía dependen básicamente de incentivos financieros para sacar el máximo provecho a sus trabajadores a pesar de toda la evidencia que apunta a la idea de que los incentivos sociales son mucho más efectivos.

La evolución claramente nos ha programado para priorizar los asuntos sociales. Comprender esto nos ayuda a comprendernos mejor a nosotros mismos, nuestras motivaciones y nuestro comportamiento.

Todos necesitamos comida, agua y refugio para sobrevivir. Pero si queremos realmente ser felicies, necesitamos algo más: conexión social con las personas que nos rodean. Afortunadamente, nuestro cerebro ha evolucionado durante milenios para ayudarnos a conectarnos y comprender a nuestra comunidad.

Todo lo que nos queda por hacer es reconocer cuán importante es la sociabilidad para nuestro bienestar y aprovechar al máximo esta conexión evolutiva.

Imagen: Literatura Inglesa

Fuente: Muhimu

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Gustavo Rodríguez Ostria, el mejor homenaje es leerlo


Un grupo de historiadores, amigos de Gustavo Rodríguez Ostria, reunió cerca de 40 entradas para descarga directa de las obras del historiador cochabambino fallecido recientemente, pero además recopiló en una nómina casi toda su producción intelectual.

Entre los recopiladores están el historiador Nigel Caspa, con apoyo de Manuel E. Contreras, Fabian Zalles, Day SC e Ivanna Margarucci.

Rodríguez Ostria (1952-2020) murió en Lima la semana pasada, dejando un legado en la investigación histórica y la enseñanza universitaria, que se complementa a la gestión pública donde también tuvo oportunidad de actuar. 

“Escritos y homenajes virtuales repasaron su obra y han llegado a un punto en común: el mejor homenaje es leerlo. Esta iniciativa choca con el problema de que gran parte de su obra no es de fácil acceso. Esta es una barrera que hay que confrontar… La búsqueda inició en nuestros computadores, luego pasó a nuestros libreros, a los libreros de amigos y a las pocas bibliotecas públicas que abren sus puertas durante la crisis sanitaria”, explica Caspa al momento de presentar la recopilación.

Las 40 entradas para descarga directa de libros, monografías, capítulos de libros, artículos en revistas y textos en coautoría están ahora, gracias a la gestión de este grupo, al alcance de los lectores en la web Internet Archive. “La obra es tan extensa que nos ha superado. Sin embargo, creemos que se ha logrado reunir una parte fundamental, incluyendo títulos de difícil acceso, incluso en condiciones normales”, dice Caspa.

La recopilación está en un solo PDF: https://bit.ly/2UWsE88.

Para descargar en Archive Internet se debe buscar la opción PDF en la caja Download Options.

En el siguiente listado están los títulos disponibles junto al link para descarga.    

Caspa explica: “si tienes la oportunidad de adquirir los ejemplares originales, no deberías pensarlo dos veces”.

Libros y monografías

Rodríguez Ostria, Gustavo. 1977. La acumulación de capital en Bolivia, 1825-1885: ensayo sobre la articulación feudal-capitalista. Cochabamba: Universidad Mayor de San Simón, Instituto de Estudios Sociales y Económicos.

———. 1979a. La acumulación originaria de capital en Bolivia: 1825-1885. ensayo sobre la articulación feudal-capitalista. Cochabamba: Universidad Mayor de San Simón.

———. 1979b. De la CEPAL a la teoría de la dependencia: un esquema descriptivo. Cochabamba: Universidad Mayor de San Simón.

———. 1980. “Estado e industria manufacturera en Bolivia (1952-1956)”. Quito: FLACSO. https://bit.ly/2JemBsM

———. 1991a. Conceptos y actitudes de las élites regionales. Cochabamba: ILDIS / CERES.

———. 1991b. El socavón y el sindicato: ensayos históricos sobre los trabajadores mineros: siglo XIX-XX. La Paz: ILDIS. https://bit.ly/363r4rC

———. 1992. “La periferia central: élites, mercado y cuestión regional en Cochabamba, 1885-1932”. Tesis de Maestría, Quito: FLACSO. https://bit.ly/33f1eyJ

———. 1993. Poder central y proyecto regional, Cochabamba y Santa Cruz en los siglos XIX y XX. Bolivia: ILDIS: IDAES.

———. 1994a. Elites, mercado y cuestión regional en Bolivia (Cochabamba). Quito: FLACSO Ecuador. https://bit.ly/2V1NiDM

———. 1995a. Características del postgrado en Bolivia. La Paz: Fundación Milenio. https://bit.ly/37lGvuH

———. 1995b. El lugar del canto: historia de Cervecería Taquiña S.A., 1892-1995. Cochabamba-Bolivia: Cervecería Taquiña. https://bit.ly/39eVAAs

———. 1995c. Estado y municipio en Bolivia: la ley de participación popular en una perspectiva histórica. La Paz, Bolivia: Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, Secretaría Nacional de Participación Popular. https://bit.ly/33brOsE

———. 1995d. La construcción de una región: Cochabamba y su historia, siglos XIX-XX. Cochabamba, Bolivia: Universidad Mayor de San Simón, Facultad de Ciencias Económicas y Sociología. https://bit.ly/360svH0

———. 1996. Las universidades privadas en Bolivia. Fundación Milenio. https://bit.ly/2UXv5am

———. 1997a. El posgrado en la universidad pública boliviana. La Paz, Bolivia: Unidad de Análisis de Políticas Sociales. https://bit.ly/364cGPH

———. 1997b. Energía eléctrica y desarrollo regional: ELFEC en la historia de Cochabamba (1908-1996). Cochabamba: ELFEC. https://bit.ly/377LEX2

———. 1997c. Historia del trópico cochabambino, 1768-1972. Cochabamba, Bolivia: Prefectura del Departamento de Cochabamba. https://bit.ly/3l5rZvA

———. 1998. De la colonia a la globalización: historia de la industria cochabambina, siglos XVIII - XX. Cochabamba, Bolivia: Cámara Departamental de Industria.

———. 2000. De la revolución a la evaluación universitaria: cultura, discurso y políticas de la educación superior en Bolivia. PIEB. https://bit.ly/379wgJJ

———. 2003. Región & nación: la construcción de Cochabamba, 1825-1952. Cochabamba, Bolivia: H. Concejo Municipal de Cochabamba.

———. 2006. Teoponte: sin tiempo para las palabras. La otra guerrilla guevarista en Bolivia. Cochabamba: Grupo Ed. Kipus. https://bit.ly/2KEUP9O

———. 2007. Tierra y sociedad rural en Cochabamba, 1781-1952. Cochabamba: Kipus. https://bit.ly/2JcsLtr

———. 2009. Fiesta en Cochabamba: tradición y modernidad. Cochabamba, Bolivia: H. Concejo Municipal de Cochabamba.

———. 2010. ASOBAN, Filial Cochabamba: cuarenta años, 1970-2010. Cochabamba: Asociación de Bancos Privados de Bolivia.

———. 2011a. Estado, nación, región: Cochabamba y Santa Cruz, 1826-2006. Santa Cruz de la Sierra, Bolivia: Editorial e Imprenta Universitaria, Universidad Autónoma “Gabriel René Moreno”.

———. 2011b. Tamara, Laura, Tania: un misterio en la guerrilla de Che. Buenos Aires: Del Nuevo Extremo.

———, ed. 2011. Migración, remesas e inversión productiva: en la zona sur de la ciudad de Cochabamba. Bolivia: Musol / Fundación Uramanta / Centro Vicente Cañas. https://bit.ly/378QQtt

———. 2012a. Cochabamba. El pasado que nos habita, el futuro que nos encuentra. Libro conmemorativo por los 202 años de la gesta libertadora del 14 de septiembre de 1810. Cochabamba: Consejo Municipal del Cercado de Cochabamba.

———. 2012c. Morir matando: poder, guerra e insurrección en Cochabamba, 1781-1812. Editorial El País.

———. 2014. Capitalismo, modernización y resistencia popular, 1825-1952. La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional, Centro de Investigaciones Sociales. https://bit.ly/3nUyfbz

———. 2017. Huéspedes Guerreros: el batallón Sucre en el sur del Perú (1879 – 1880). La Paz: Ministerio de Defensa.

———. 2018. Motines, huelgas y revolución: la formación de la conciencia e identidad minera 1825 -1952.

———. 2019. A morir o vencer: lucha política y lucha armada en Cochabamba 1730 - 1816. La Paz: Kipus.

———. 2020a. Una historia de rieles, trenes y tranvías en Cochabamba.

———. 2020b. Yuracarés. De la evangelización a la colonización. Frontera étnica y proyecto civilizatorio en el Trópico cochabambino, 1765-1971. Kipus.

Capítulos en libros

Rodríguez Ostria, Gustavo. 1982. “Estructura y políticas agrarias. Expansión del latifundio o supervivencia de las comunidades indígenas”. En Cambios en el agro y el campesinado boliviano: (seminario realizado del 10 al 15 de mayo de 1982). Museo Nacional de Etnografía y Folklore.

———. 1999a. “Educación Superior y acreditación en los países miembros del Convenio Andrés Bello”. En Educación Superior y Acreditación en los países miembros del Convenio Andrés Bello, editado por Convenio Andrés Bello. Santafé de Bogotá: Convenio Andrés Bello.

———. 1999b. “Producción, Mercancías y Empresarios”. En Bolivia en el siglo XX. La formación de la Bolivia Contemporánea. La Paz: Harvard Club Bolivia. https://bit.ly/3776s0H

———. 2001. “Estado y universidad pública en Bolivia: Del conflicto y la omisión a la política de reforma”. En Visiones de fin de siglo: Bolivia y América Latina en el siglo XX. La Paz: IFEA. https://bit.ly/3l1JqNJ

———. 2008. “Cochabamba y Tarapacá en el ciclo del salitre: dos regiones y una economía (1880-1930)”. En Chile-Bolivia. Bolivia-Chile: 1820-1930, 227–88. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso.

———. 2010. “El parlamento en Bolivia: Historia, estructura y dilemas (1826-2010)”. En Cuestiones parlamentarias. La Paz, Bolivia: FUNDAPAC. https://bit.ly/3nVjghv

———. 2011. Maíz, chicha y modernidad: telones y entretelones del desarrollo urbano de Cochabamba (siglos XIX y XX). Santa Cruz de la Sierra: Editorial El País. https://bit.ly/33f3Rke

———. 2014. “Bolivia: ¿políticas universitarias posneoliberales?, 2006-1013”. En Políticas de educación superior en Iberoamérica, 2009-2013. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales.

———. 2015a. “Banco Central y la economía del estaño: 19201-1951”. En Historia monetaria de Bolivia, 2:77–140. La Paz: Banco Central de Bolivia.

———. 2015b. “Liberalismo, sistema monetario y economía de la plata: 1872-1920”. En Historia monetaria de Bolivia, 2:21–76. La Paz: Banco Central de Bolivia.

———. 2020. “The Bolivian Guerrilla Movements in Four Phases”. En Latin American Guerrilla Movements: Origins, Evolution, Outcomes. Routledge. https://bit.ly/2KvsuT8

Artículos en revistas

Rodríguez Ostria, Gustavo. 1978. “Acumulación originaria, capitalismo y agricultura precapitalista en Bolivia (1870-1885)”. Avances, no 2. https://bit.ly/2UY7Ygb

———. 1986. “Vida, trabajo y luchas sociales de los Mineros del distrito de Corocoro-Chacarilla (1830-1919)”. Historia y Cultura 9. https://bit.ly/3nRQ8aY

———. 1988. “Las razones de la multitud. Hambruna, motines y subsistencia: 1878-79”. Estado & Sociedad Revista Boliviana de Ciencias Sociales 4 (5): 15–34. https://bit.ly/33fJtPS

———. 1994. “Fuentes para una historia de la minería boliviana del siglo XIX”. América Latina en la Historia Económica, 9–16. https://bit.ly/37agxtI

———. 1998a. “Guadalupe: una mina-hacienda en Chichas (Bolivia) 1825-1906”. Historias. Revista de la Dirección de Estudios Históricos 39. https://bit.ly/379NPJo

———. 1998b. “Autonomía y cogobierno paritario, entre la memoria, las dudas y las perspectivas”. Revista Ciencia y Cultura, no 3 (julio). Universidad Católica Boliviana: 104–21. https://bit.ly/33hLf31

———. 2001. Los mineros de Bolivia en una perspectiva histórica. México, D.F.: Red Convergencia. https://bit.ly/3m3GJg7

———. 2003. “De trabajadores a individuos. Los mineros bolivianos entre dos siglos”. Si Somos Americanos, Revista de Estudios Transfronterizos. https://bit.ly/373yLxb

———. 2007. “Bolivia, Perú y Ecuador: outsiders, izquierda e indígenas en la disputa electoral”. Nuevo mundo, mundos nuevos, no 7. Ecole des hautes études en sciences sociales: 42. https://bit.ly/39fo3GG

———. 2009. “Debates y desafíos: reformas de la educación superior en Bolivia, una sociedad multicultural”. Policy Futures in Education 7 (5): 513–31. https://bit.ly/3q2RgdU

———. 2012a. “¡Ferrocarril o nada! La lucha por la locomotora en Cochabamba, 1892-1927”. Estudios del ISHIR 2 (3). Concejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. https://bit.ly/3m2LC9a

———. 2012b. “La Guerra del Pacífico y el nacionalismo en Bolivia” Mensaje 61 (608). Universidad Alberto Hurtado: 33–36. https://bit.ly/3fAbcQu

———. 2016. “Liberalismo, sistema monetario y economía de la plata. Fragmento”. Piedra de agua, 4 (15). https://bit.ly/3fv9b7U

———. 2018. “El legado del Che: Del Ejército de Liberación Nacional al Partido Revolucionario de los Trabajadores de Bolivia (1967-1977)”. Políticas de la Memoria, no 18 (diciembre): 80–108. https://bit.ly/2HCB4yy

Coautoría

Cepeda, Ignacio, y Gustavo Rodríguez Ostria. 1985. El Fondo monetario internacional y la deuda externa latinoamericana. Cochabamba, Bolivia: Universidad Mayor de San Simón / Instituto de Estudios Sociales y Económicos, IESE / Editorial Universitaria.

Rodríguez Ostria, Gustavo, y Carlos Böhrt. 1987. “El movimiento sindical y la crisis”. En Crisis del sindicalismo en Bolivia, 17–44. Bolivia: EDOBOL. https://bit.ly/3l5KIHz

Rodríguez Ostria, Gustavo, y Humberto Solares Serrano. 1990. Sociedad oligárquica, chicha y cultura popular. Cochabamba: Editorial Serrano. https://bit.ly/39cwouD

Grebe, Horst., Héctor. Silva Michelena, Gustavo Rodríguez Ostria, y Manuel E. Contreras C. 1996. Educación superior: contribuciones al debate. Serie Temas de la modernización. La Paz, Bolivia: Fundación Milenio.

Contreras, Manuel E., Napoleón Pacheco, Ana María Lema, Gustavo Rodríguez Ostria, y Raúl Calderón. 1999. El desarrollo humano en el siglo XX boliviano: una perspectiva histórica. PNUD. https://bit.ly/373ZqKd

Rodríguez Ostria, Gustavo, y Crista Weise Vargas. 2003. “Bolivia: la reforma, ¿sin reforma?” En Las universidades en América Latina: ¿reformadas o alteradas? La cosmética del poder financiero. Buenos Aires: CLACSO. https://bit.ly/39bZ3jg

Fernández, José Antonio, y Gustavo Rodríguez Ostria. 2006. “Bolivia y Chile, dos procesos políticos y una frontera”. Política Exterior 20 (110). Estudios de Política Exterior S. A.: 131–44. https://bit.ly/39fnX1M

Rodríguez Ostria, Gustavo, y Crista Weise Vargas. 2006. Educación superior universitaria en Bolivia: estudio nacional. IESALC/UNESCO. https://bit.ly/39dJmbB

Gandarillas, Marco, Marwan Tahbub, y Gustavo Rodríguez. 2008. Nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia: la lucha de un pueblo por sus recursos naturales. España: Icaria Editorial.

González, Sergio, y Gustavo Rodríguez Ostria. 2008. “Cochabamba y Tarapacá en el ciclo del salitre: dos regiones y una economía (1880-1930)”. En Chile-Bolivia. Bolivia-Chile: 1820-1930, 227–88. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso. https://bit.ly/39cUMw5

Rodríguez Ostria, Gustavo, Humberto Solares Serrano, y María Lourdes Zabala Canedo. 2008. “Youth, Fear and Urban Space in Cochabamba”. T’inkazos 4. https://bit.ly/2J7Mivt

Rodríguez Ostria, Gustavo, Humberto Solares Serrano, Ma. Lourdes Zabala, y Evelyn S Gonzáles Sandoval. 2009. Vivir divididos: fragmentación urbana y segmentación social en Cochabamba. Gobierno Municipal de Cochabamba / Federación de Asociaciones Municipales de Bolivia / Programa de Investigación Estratégica en Bolivia. https://bit.ly/3fxIdfX

Rodríguez Ostria, Gustavo, Mauricio Sánchez Patzy, Humberto Solares Serrano, Cochabamba (Bolivia), y Concejo Municipal. 2012. Cochabamba: el pasado que nos habita, el futuro que nos encuentra: libro conmemorativo por los 202 años de la gesta libertadora del 14 de septiembre de 1810.

Rodríguez García, Huascar, Raúl Reyes Zárate, Carlos Soria Galvarro, y Gustavo Rodríguez Ostria. 2017. Los partidos de izquierda ante la cuestión indígena 1920-1977. Vicepresidencia del Estado Plurinacional, Centro de Investigaciones Sociales.

Base de datos (BibTex) y carpeta contenedora (Drive)

Ver y descargar la carpeta en Drive: https://bit.ly/3nUzEyN

Base bibliográfica (BibTex) https://bit.ly/374p817

Imagen: Los Tiempos

Fuente: Pieb

lunes, 23 de noviembre de 2020

Internet y la esfera pública: entrevista a Jürgen Habermas


Entrevista a Jürgen Habermas, publicada en el “Feuilleton” del “Frankfurter Rundschau” del 14 al 15 de junio de 2014. 

MS: Sr. Habermas, ha celebrado su ochenta y cinco cumpleaños. A tu edad, ¿qué significa “vivir el presente”? ¿Qué hilo te conecta con el mundo de tus hijos y nietos?

JH: ¿Estás pensando en alguna “pasión por el presente”? Sí, siempre sigo con pasión los acontecimientos políticos. Por otro lado, ver a la propia generación aplastada por el pasado tiene un efecto similar a un “desollado”. Ayer recibí la primera copia de mis biografías escritas por Stefan Müller-Doohm. Aunque el autor, por quien tengo la más alta estima, nunca me daría una razón para estarlo, tengo bastante miedo de enfrentarme a este libro. En cuanto a mis hijos, que ya son adultos, me da la impresión de que en general comparten las mismas ideas políticas e intelectuales que sus padres. Pero mis nietos ya parecen estar viviendo en otra época...

MS: En retrospectiva, ¿cuáles han sido las experiencias más importantes para guiarlo en las esferas intelectual y práctica?

JH: Las experiencias intelectuales se pueden remitir fácilmente a personas específicas. Conocí a mi primer filósofo en la figura de Karl-Otto Apel, quien fue mi mentor al principio y luego un amigo. El extraordinario privilegio de trabajar con Adorno me permitió vislumbrar una forma de pensar que es a la vez esclarecedora y fascinante. Tanto Wolfgang Abendroth como Hans-Georg Gadamer también han sido como los mejores maestros académicos. Después de eso, pude aprender de toda una generación de "pares" de este lado y del otro lado del Atlántico. Sobre todo, tuve la suerte de conocer a colaboradores brillantes que me ayudaron en el camino y en todos los giros y vueltas de mi pensamiento. Todo resumido estos han sido mis estímulos intelectuales. Sin embargo, también me preguntas sobre mis experiencias en un "nivel más práctico".

MS: Te hiciste famoso instantáneamente con tu texto de licenciatura Strukturwandel der Öffentlichkeit (1961). El marco de referencia empírico ha cambiado drásticamente en la actualidad. La esfera pública ha sido transformada radicalmente por los nuevos medios de comunicación. ¿Cómo organizaría esta tarea hoy? ¿Cómo podríamos aplicar ese concepto enfático y normativamente impregnado de una “esfera pública” democrática a las circunstancias actuales, un concepto al que usted nunca dejó de ser fiel?

JH: Hoy vemos cómo, incluso en Occidente, los procedimientos y las instituciones democráticas pueden reducirse a fachadas vacías si pierden una esfera pública funcional. A la inversa, el funcionamiento de las esferas públicas presupone siempre unas condiciones normativas exigentes. De hecho, los circuitos de comunicación pública no deberían quedar excluidos de los procesos reales de toma de decisiones. En Europa, incluso la crisis política de los últimos años nos ha enseñado mucho sobre estos dos aspectos del problema.

MS: ¿Internet es beneficioso o no beneficioso para la democracia?

JH: No es ni lo uno ni lo otro. Después de los inventos de la escritura y la impresión digital la comunicación representa la tercera gran innovación en el plano mediático. Con su introducción, estas tres formas de medios han permitido que un número cada vez mayor de personas acceda a una masa de información cada vez mayor. Estos están hechos para ser cada vez más duraderos, más fáciles. Con el último paso que representa Internet nos encontramos ante una suerte de “activación” en la que los propios lectores se convierten en autores. Sin embargo, esto en sí mismo no se traduce automáticamente en un progreso en el nivel de la esfera pública. A lo largo del siglo XIX, con la ayuda de libros y periódicos de masas, asistimos al nacimiento de esferas públicas nacionales donde la atención de un número indefinido de personas podía aplicarse simultáneamente a los mismos problemas idénticos. Sin embargo, esto no dependen del nivel técnico con el que los hechos se multiplicaron, aceleraron, perduraron. En el fondo, estos son los mismos movimientos centrífugos que todavía ocurren hoy en la web. Más bien, la esfera pública clásica surgió del hecho de que la atención de un público anónimo estaba "concentrada" en algunas cuestiones políticamente importantes que debían ser reguladas. Esto es lo que la web no sabe producir. Por el contrario, la red en realidad distrae y disipa. Pensemos, por ejemplo, en los mil portales que nacen cada día: para coleccionistas de sellos, para estudiosos del derecho constitucional europeo, para grupos de apoyo de exalcohólicos. En la mare magnum de ruidos digitales estas comunidades comunicativas son como archipiélagos dispersos: hay miles de millones de ellos. Lo que les falta a estos espacios comunicativos (cerrados en sí mismos) es un vínculo inclusivo, la fuerza inclusiva de una esfera pública que resalta lo que realmente es importante. Para crear esta “concentración”, primero es necesario saber elegir - conocer y comentar - contribuciones, información y temas relevantes. En resumen, incluso en la mare magnum del ruido digital, las habilidades del buen periodismo antiguo, tan necesarias hoy como ayer, no deben perderse.

MS: Con Zwischen Faktizität und Geltung (1992), proporcionó al Estado liberal-democrático una enorme base de legitimidad. ¿Cómo respondería usted si alguien le hiciera notar que: Gracias a Habermas la democracia ha ganado en el plano de las ideas, pero el problema de que gane en la realidad aún permanece?

JH: Yo diría: un lema envenenado de forma amistosa. Simplemente ilustré uno de los posibles modelos de democracia y lo hice en un sentido puramente reconstructivo, sin tener que tocar la trompeta del utopismo. Mi reconstrucción se basa en premisas pragmáticas a las que los ciudadanos se adhieren inevitablemente cada vez que a) van a votar, b) llevan un caso a los tribunales, c) se oponen al desmantelamiento del estado de bienestar. Cuando estas premisas normativas (nuevamente: que cada voto en las urnas tiene el mismo valor, que los jueces son imparciales, que los gobiernos llevan a cabo los programas para los que fueron elegidos) se violan sistemáticamente, entonces las prácticas que dependen de ellos colapsan . O, esas prácticas se vacían desde dentro a través del enfoque cínico de los gobernantes y/o la apatía silenciosa de los ciudadanos.

MS: En algunas críticas recientes, dirigidas más a Hannah Arendt que a Carl Schmitt, también se argumentó que su modelo deliberativo, canalizado en un sentido discursivo, pierde su objetivo en la medida en que se esfuerza por reconstruir lo político como un proceso abstracto de conocimiento científico, donde esto es en realidad más como una pelea violenta para obtener y mantener el poder. ¿Cuál es su respuesta a estas críticas?

JH: En una sociedad pluralista el proceso democrático es la única fuente para producir decisiones, que son reconocidas como legítimas. Por un lado, este proceso asegura la inclusión (es decir la participación de todos los ciudadanos), por otro, la deliberación (por ejemplo, campañas electorales y debates parlamentarios, en base a lo que el electorado y los legisladores decidan elegir). Específicamente debido a este elemento del debate público, un debate que debe ocurrir antes ir a votar -el resultado de las elecciones políticas (dividir el poder entre partidos rivales) es algo diferente de las meras encuestas de opinión. Esto no tiene mucho que ver con los procesos del conocimiento científico, sino con la expectativa de que los problemas políticos puedan resolverse con la solución más racional posible. Esta “expectativa de racionalidad” en realidad requiere que, al formular propuestas significativas, se presente públicamente sobre la mesa información confiable y buenas razones. En este proceso, las razones normativas frecuentemente juegan un papel más importante que los datos empíricos reales o análisis de expertos. En cualquier caso siempre tienen que haber razones que sean capaces de “cuantificar”. Este cognitivo La dimensión de la formación de la voluntad (tanto de los ciudadanos como de los políticos) adquiere una importancia aún mayor cuando crece el horizonte de incertidumbre en el que tenemos que tomar decisiones.

MS: Un gran tema que le apasiona es Europa y su unificación democrática. En un seminario en Princeton, recientemente propuso modificar la constitución europea en la dirección de transformar el Consejo de Ministros en una representación de estados únicos, convirtiéndolo así en una segunda “pierna” legislativa junto al parlamento europeo. Instantáneamente se objetó que el proyecto europeo busca superar las viejas divisiones estatistas y, por lo tanto, no debería solidificar o fijar su supervivencia en una “casa de estados”, un órgano del poder legislativo. ¿Cómo respondes a esta crítica?

JH: Esta crítica no toma en consideración la situación política actual. Incluso el conflicto sobre la nominación de Juncker demostró dónde radica realmente el problema real. En la Europa de hoy, los jefes de gobierno tienen el mismo papel semi constitucional, una vez desempeñado por el soberano del antiguo Reich alemán. Es necesario identificar qué cuota de poder los jefes de gobierno deben traspasar al parlamento, para reducir ese déficit democrático que clama venganza. Comparado con una democracia transnacional, sin ninguna característica de estadidad, el sistema federal de Estados Unidos no es lo que tenemos que imitar. Más bien, el Parlamento debería equipararse a un Consejo destinado a ser el lugar de representación del Estado. Para armonizar estas dos instituciones legislativas es necesario instituir procedimientos. El choque para instalar al presidente de la Comisión pone de manifiesto cómo, a nivel europeo, todavía falta un sistema de partidos orgánico, donde, al presentar a sus candidatos, estos últimos puedan moverse en línea con el Consejo desde el principio.

MS: Pasemos a las tendencias separatistas en Ucrania, Escocia, Bélgica, etc. ¿Por qué ha criticado amargamente este separatismo en varias ocasiones? Chequia y Eslovaquia demuestran que es posible separarse sin demasiada dificultad. Desde una perspectiva histórica, la secesión es solo una forma diferente de construcción nacional . ¿Por qué deberíamos excluirlo del punto de vista normativo?

JH: La nación concebida como principio sagrado fue definitivamente superada en Versalles al final de la Primera Guerra Mundial. En lugar de promover la paz, siempre ha suscitado nuevos conflictos. La razón de esto es obvia: ninguna población es étnicamente homogénea. Trazar nuevas fronteras, simplemente significa, reproducir las relaciones de mayoría y minoría en forma inversa. Cuando Genscher reconoció a Croacia como un nuevo estado soberano, contribuyendo así a la desintegración de la ex Yugoslavia, no hizo más que abrir la puerta a las masacres más feroces en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. El mismo error se repitió con Kosovo. Este es el resultado de la larga sombra que el nacionalismo del siglo XIX ha proyectado sobre el siglo XX. Y ahora asistimos al resurgimiento de los espectros nacionalistas en el corazón de la Unión Europea, que ni siquiera es capaz de frenar el autoritarismo húngaro de un Orban.

MS: En su libro publicado el año pasado, In the Riptide of Technocracy, atacó severamente la política europea de Merkel. Por lo tanto, en su trabajo, pensó en ayudar a la campaña electoral del SPD. Ahora, sin embargo, con los socialistas en el gobierno, la política alemana con respecto a Europa continúa más o menos como antes. ¿Ha cambiado de opinión? ¿Te sientes decepcionado?

JH: El SPD se dejó arrastrar a la coalición. Nunca quiso contradecir a Merkel en este tema. Ahora, sin embargo, se verá obligado a hacerlo, si no quiere traicionar a su candidato europeo Martin Schulz.

MS: Mientras tanto, muchos estados deudores están a punto de dejar el paraguas de la protección. ¿Quizás la política de Merkel no fue tan mala como se pretendía?

JH: En realidad, los desequilibrios estructurales de las economías nacionales siguen aumentando en la zona euro. Tampoco podemos continuar con esa política de “devaluación interna” que, en los países golpeados por la recesión, se vio recompensada con el sacrificio de los grupos más desfavorecidos: las generaciones jóvenes, las prestaciones sociales y la infraestructura. Si siguiéramos haciéndolo, el populismo de derecha se haría más fuerte, los conflictos entre poblaciones se volverían más radicales, el sentimiento anti-alemán aumentaría. Merkel tiene miedo de decir esta simple verdad a sus electores y, por lo tanto, les da vino aguado. El error de fundar una comunidad monetaria sin control político fue un error cometido en “responsabilidad solidaria” por todos los Estados involucrados. Ahora, a los alemanes nos gustaría protegernos de la obligación de afrontar las consecuencias.

MS: ¿Qué te da la fuerza para no reaccionar ante lo que tu maestro Adorno llamó “el mal curso del mundo” de una manera derrotista?

JH: Hegel puso sobre la mesa el espíritu absoluto contra el mal curso del mundo, allí donde Adorno contrastó la desesperación al buscar un recurso con una luz mesiánica, de una manera contrafactual. De hecho, solo pudo denunciar la negatividad de la existencia desde dentro del cono de esta iluminación. Me siento muy cerca de la posición de Kant, a quien Adorno atribuyó acertadamente el motivo titulado “inconcebilidad de la desesperación”.

MS: Se ha rumoreado que está trabajando en una gran obra sobre filosofía de la religión, de la que ya han aparecido los prolegómenos. ¿A qué se debe su nuevo interés por la religión? ¿Es acaso la irritante experiencia por la que, contra todas las expectativas, no sólo la religión no ha sido neutralizada por la secularización de la modernidad, sino que de hecho parece estar reviviendo en formas nuevas y a menudo preocupantes?

JH: Si colocamos la adopción del lenguaje, como mecanismo de comunicación, en el centro de la evolución, es probable que asumamos que los procesos de socialización, para una especie constitutivamente antisocial, deben pasar por una fuerte tensión entre espíritu y motivación. Es evidente que el “complejo religioso” fue lo que mantuvo unidas y estabilizó las primeras comunidades, protegiéndolas de las tensiones internas. Desde un principio, los clásicos de la sociología identificaron la fuente de la conciencia normativa y la solidaridad social en los mitos y rituales. Actualmente estoy vinculando este interés de los sociólogos con la premisa hegeliana según la cual, muchos conceptos de la filosofía práctica, a pesar de tener nombres griegos, son sustancialmente fruto de un proceso secular de asimilación y traducción semántica nacido de la tradición judeocristiana. Si pensamos en escritores como Bloch y Benjamin, Buber, Levinas y Derrida, podemos ver que esta asimilación aún no está completa. Para una línea de pensamiento post-metafísica que se preocupa por los recursos normativos en una sociedad global descarrilada por el capitalismo, todo esto podría ser una ocasión para embarcarse finalmente en un cambio de perspectiva. En lugar de centrarse exclusivamente en las ciencias, la filosofía debería poder ponerse en relación con las tradiciones religiosas que siguen siendo cruciales. Sin embargo, no quiero que me malinterpreten. De ninguna manera estoy proponiendo que el pensamiento post-metafísico deba renunciar a su autocomprensión secular, sino más bien, extender esta autocomprensión en una dirección bifocal.

MS: ¿Cuál es su opinión sobre el estado actual de la filosofía? En Alemania, lo que una vez se llamó filosofía popular, la filosofía de los programas de entrevistas, está cada vez más de moda. Pienso en personalidades como Safranski, Sloterdijk y Precht. ¿Es esto algo bueno o malo?

JH: Bueno, los nombres que citó no son los verdaderos representantes de la filosofía alemana. Hoy, la filosofía es una profesión académico-científica como todas las demás. Sólo se distingue de otras disciplinas en que, como pensamiento desapegado, no tiene un “método” ni un “objeto” predefinido a priori. Personalmente, soy demasiado mayor para intentar emitir un juicio exhaustivo sobre el estado actual de la disciplina. Sin embargo, puedo contarles cuál ha sido mi experiencia. Mi generación fue capaz de inspirar interés y obtener el reconocimiento de colegas estadounidenses, franceses e incluso ingleses solo en la medida en que, al tratar varios temas, fuimos capaces de resaltar la fuerza de nuestra tradición. Esto se hizo mediante la adhesión analítica y sistémica a fuentes como Kant, Hegel y Marx.

MS: Siempre tomaste de los filósofos antiguos que fueron al ágora y ejercieron el uso público de la razón. Por otro lado, también tiene fama de ser un filósofo complejo y sus textos son difíciles en la medida en que no pueden entenderse fácilmente. ¿Hay una contradicción aquí?

JH: Está bien. Los lectores de esta entrevista estarán de acuerdo contigo al instante. Pero verás, llegar a un público más amplio nunca fue un objetivo para mí. Ni siquiera entro en televisión. Mi mundo es el de la universidad. Es cierto que doy demasiadas entrevistas y escribo artículos de periódicos, pero los editores deben ser los principales culpables de estas debilidades mías. Lo que pretendo no es tener un gran número de lectores, sino hacer circular ideas específicas.

MS: Una pregunta personal: ¿te ha pasado alguna vez, como escribió Eduard Mörike en Wintermorgens vor Sonnenaufgang, despertarte por la mañana y pensar de repente, como si fuera una pesadilla, que todo lo que has pensado o escrito hasta ahora está mal? Si realmente has experimentado algo similar, ¿cómo lidias con esta inseguridad existencial?

JH: Es ist ein Augenblick / Und alles wird verwehen . [“En un instante / Todo parece desaparecer”]. Como puede ver, fui a buscar poema y verso a los que se refiere. Ay, debo decepcionarte. Antes del último despertar no me deslizo en el mundo fantástico y encantador que describe Mörike. Más bien, caigo en un vórtice de pensamientos ansiosos. Por tanto, mi inseguridad podría ser mucho más profunda. Sin embargo, si queremos darle a su pregunta un significado menos dramático y simplemente relacionarlo con mi trabajo académico, le daré una respuesta pragmática. Es natural que cada una de las declaraciones que he escrito pueda estar equivocada. Sin embargo, en realidad dices: "todo lo que alguna vez has pensado o escrito". Por lo tanto, se refiere a la suma de todas las certezas subyacentes. De hecho, como filósofos, siempre pensamos dentro de un contexto y contexto unificador que nos respalda. Afortunadamente, este contexto siempre puede revelarse como incorrecto cuando destacamos un elemento en particular. Como scree, este fondo presente intuitivamente se desliza y se mueve con nosotros cada vez que nos corregimos o atravesamos procesos de aprendizaje. Sin embargo, este conjunto de certezas subyacentes nunca puede considerarse incorrecto, en el sentido de que nunca puede ser objeto de declaraciones falsificables, en su conjunto.

Imagen: Hyperbole

Fuente: Bloghemia

domingo, 22 de noviembre de 2020

El interés superior (¿en los datos?) de los niños y niñas


El uso de algoritmos de reconocimiento facial puede tomar distintas formas técnicas. En términos muy generales, podemos distinguir el uso de esta tecnología para la verificación de un individuo y para la la identificación de la identidad de un individuo. Así, la verificación facial y la identificación mediante el reconocimiento facial son técnicas diferentes, que a su vez tienen formas distintas de ser utilizadas en la práctica.

En la primera, el usuario se somete voluntariamente a la comprobación de su identidad mediante la identificación de sus rasgos biométricos, para acceder u obtener algo a cambio, como el acceso a un servicio o el desbloqueo de su teléfono. La identificación mediante reconocimiento facial no siempre es voluntaria e implica el uso de inteligencia artificial y cámaras alimentadas de grandes bases de datos que rastrean los rasgos biométricos de las personas, como ocurre en las cámaras con reconocimiento facial en el espacio público. En todos estos casos se está tratando datos sensibles: aquella información personal referida a características físicas de las personas.

En El Salvador, el Ministerio de Educación ha propuesto que más de 75,000 estudiantes, de escuelas públicas y privadas, realicen a través de una plataforma digital la prueba AVANZO para evaluar su aprendizaje. Años atrás, la prueba –conocida como PAES- era presencial y sin el auxilio de tecnologías. Este año se usará verificación facial con la finalidad declarada de evitar fraudes. El gobierno anunció que comprará almacenamiento en la nube, sin especificar si se usará para la realizar la prueba o para resguardar los datos biométricos;  cada estudiante podrá acceder a una cuenta de Google for Education para ser evaluados a través de la plataforma ‘AVANZO’ – software desarrollado por la Secretaria de Innovación-.  

A través del Plan Cuscatlán: Innovación y Tecnología, el Presidente Nayib Bukele prometió en 2018  transformar tecnológicamente al país y entregar servicios públicos más eficaces. Las instituciones y mecanismos de control en El Salvador son muy débiles y no existen los marcos regulatorios que garanticen el ejercicio y protección de los derechos de los ciudadanos frente a la adopción de las tecnologías. La ausencia de regulación, supervisión y seguridad significa, en otras palabras, la ausencia de los controles y balances que ayudarán a proteger los derechos y las libertades civiles y, en general, hacer valer el Estado de Derecho.

Esa promesa ambiciosa choca de frente con recientes casos de exposición de datos confidenciales de miles de contribuyentes, estudiantes y ciudadanos,  evidenciando aún más la falta de regulación, estándares y protocolos básicos de protección de datos personales y seguridad de la información en el sector público, y aumentando el riesgo para cualquier persona que deba entregar su información personal. Preocupa aún más que gobiernos desarrollen y adopten tecnologías sin transparencia y regulación adecuada, como el caso de la prueba AVANZO. ¿Qué resguardos se han tomado en su formulación? ¿Cómo puede hoy la ciudadanía auditar o evaluar la creación y la adopción de esos sistemas?

De acuerdo con el Secretario General de la ONU, desde hace 30 años a través de la ratificación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, casi 200 países han reconocido que “los niños tienen los mismos derechos humanos que los adultos”. Las tecnologías pueden impactar de diversas maneras sus vidas y sus derechos, sea positiva o negativamente. La Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (LEPINA) de El Salvador, basada en la Convención de los Derechos de los Niños, reconoce el derecho al honor, imagen, vida privada e intimidad, protección de datos y el interés superior de los niños y niñas. Y, en su articulado, prohíbe el uso de la imagen o en contra de la voluntad del niño o niña, o sin el consentimiento de sus padres. Imponer la verificación facial es grave, pues implica que miles de niños y niñas deberán entregar sus datos biométricos como la única alternativa para rendir la prueba.

En un contexto global de pandemia, que ha atacado fuertemente a países como El Salvador, parece ser que se acelera la marcha hacia “soluciones” tecnológicas que, entre otras cosas, asistan a los procesos educativos de los países. Pero frente a este apuro por digitalizar procesos, no hay una prisa similar por resguardar la información de las personas sujetas a esos procesos. Ni siquiera por el hecho de tratarse de personas menores de edad. A la fecha se desconoce el destino final y como serán almacenados esos datos. ¿Qué promovemos con este tipo de medidas? ¿El interés superior de los niños y niñas, o la colecta y uso de sus datos

Imagen: Distrito Digital Alicante

Fuente: Derechos Digitales

viernes, 20 de noviembre de 2020

La opacidad en el acceso a la información


Desde el punto de vista de la transparencia y del acceso a la información, un componente importante de la opacidad se plantea cuando la información está oculta a simple vista entre los públicos que son de difícil acceso. Un ejemplo de ello son los datos de contrataciones públicas. Según Open Contracting Partnership, uno de cada tres dólares gastados por los gobiernos corresponde a contratos públicos, que en total suman alrededor de 13 billones de dólares en el mundo. Sin embargo, cuando hablamos de billones, de manera indirecta podríamos estar ocultando información, pues una persona común no puede entender la dimensión de esta cifra y no sabría a cuánto equivaldría en la vida real.

Y si al hablar sencillamente de los volúmenes de información disponibles nos podemos confundir, ¿qué pasará cuando pretendemos descubrir y analizar la información pública disponible? En Datasketch trabajamos en la búsqueda de formas innovadoras de visualizar la información y de hacerla más accesible y accionable desde organizaciones que no cuentan con equipos de científicos de datos.

Lo oculto a simple vista 

El ocultamiento de la información no hace referencia únicamente a su no publicación, ya que en la práctica la información queda oculta en la medida en que se encuentra inaccesible para los ciudadanos. Apoyada en tecnologías abiertas, Datasketch ha logrado recabar y descubrir información para apoyar el trabajo de periodistas, activistas y organizaciones sociales. Gracias al trabajo colaborativo, ha logrado a su vez convertir la información cruda oculta en conocimiento ciudadano, por ejemplo, en la exploración de financiamientos de campañas políticas y en su relación con contratos públicos, entre los que se encontraron cosas espeluznantes, tales como personas ya fallecidas que donaron a algunos candidatos. Esto prueba que, en Colombia, además de que existen donadores fantasma en la política, también existen problemas de opacidad y transparencia en la información..

En otro caso, Datasketch tomó el registro de nacimientos en Colombia y analizó a las niñas (menores de 15 años) que fueron madres en el país, quienes según el código penal fueron en efecto violadas sexualmente, razón por la cual pueden, en principio, acceder a los servicios de aborto legal. En los registros, al cruzar información del Ministerio de Salud, se logró detectar que el número de niñas que pudieron acceder a un servicio de aborto legal no alcanza al 3% del total de niñas madre. Con esta información se pudieron crear historias y visualizaciones con datos acerca de la realidad de las niñas en el país.

La opacidad algorítmica

Ahora bien, si hablamos de la opacidad referente a la toma de decisiones automatizadas haciendo uso de la inteligencia artificial y los algoritmos, se abre otro espectro de preocupación. Si bien estas nuevas tecnologías permiten agilizar bastante múltiples procesos y replicar a gran escala tareas que antes solo se podrían hacer manualmente, a su vez se convierten en un riesgo, en el sentido en que no solo permiten replicar a escala los aciertos, sino también los errores.

Y es aquí donde debemos mantener los ojos abiertos para desenmascarar el ocultamiento de los algoritmos. Un ejemplo de esto lo constituyen las herramientas que se usan para identificar los patrones de positividad o negatividad en información no estructurada como las redes sociales. Si bien puede ser útil medir la percepción sobre algún tema particular, hemos visto recientemente en países como Colombia, donde el gobierno está utilizando estas tecnologías para hacer perfilamiento de periodistas y organizaciones sociales que se pronuncian en su contra. La propia aplicación de la tecnología en algunos casos es cuestionable por sus motivaciones, pero incluso en casos de usos más legítimos nos podemos encontrar con limitaciones técnicas importantes.

En algunas implementaciones de análisis de sentimientos, como por ejemplo las más estudiadas por la academia en inglés, pueden surgir escenarios como el siguiente: si se comparan frases neutrales tales como “vamos a comer comida italiana” o “vamos a comer comida mexicana”, en principio ambas deberían tener el mismo nivel de positividad. Sin embargo, los algoritmos, al ser entrenados con datos que pueden ser sesgados, terminan dando un puntaje más positivo a lo italiano que a lo mexicano. Esto lleva a abordar la opacidad algorítmica desde un punto de vista de sistemas que incorporan sesgos, que pueden perpetuar segregaciones sociales a escalas cada vez más automatizadas, de difícil control o vigilancia por parte de los usuarios. Esto sucede en empresas grandes como Google, que generó una herramienta para medir comentarios tóxicos en las redes sociales, pero que terminó valorando comentarios en los cuales la afirmación “soy un hombre” es menos tóxica que “soy una mujer gay negra”.

Múltiples principios

Y si esto sucede con las grandes empresas, que tienen un gran poder tecnológico y financiación de sobra como para crear los mejores proyectos de inteligencia artificial, ¿qué podemos esperar de los gobiernos que tienen el deber de preservar los derechos de las personas? Se han planteado diversas soluciones a la opacidad algorítmica, basada en múltiples principios, entre ellos el de contar con una inteligencia artificial explicable, es decir, que dichos sistemas sean abiertos y que sus propios usuarios puedan entender cómo funcionan, pese a que existen algunos ejemplos en los cuales no necesariamente se pueden explicar los algoritmos con resultados reales.

En los principios éticos de inteligencia artificial también se hace referencia a la transparencia algorítmica, lo cual puede tener consecuencias indeseadas como abrir las puertas para que un grupo reducido de personas capacitadas puedan descubrir cómo utilizar los algoritmos en beneficio propio. O la búsqueda constante de algoritmos justos, donde las nociones de justicia en los algoritmos varían y tienen diversos matices. O una solución frecuente, que radica en evitar los sesgos al no incorporar variables tales como la raza o el género en el uso de los algoritmos; pero esto no necesariamente garantiza que no se obtengan resultados injustos para con las comunidades históricamente vulneradas, pues los sesgos ya vienen incorporados en los sistemas propios de captura de información.

Un engaño gráfico

Y finalmente, podemos hablar del engaño gráfico al momento de ocultar información de manera visual que puede ser relevante para la toma de decisiones. A partir de visualizaciones de datos es posible comunicar información de manera engañosa para promover una agenda particular. Por ejemplo, quienes no creen en el calentamiento global, pueden utilizar una gráfica de variación de la temperatura anual en los últimos años donde la escala de los datos está en kelvin, por lo que se podría decir fácilmente que la temperatura global no se ha incrementado, ya que el porcentaje en kelvin no varía sustancialmente. 

Con el fin de comunicar la información de manera simple y accesible a las personas, Datasketch ofrece herramientas para hacer la información más cotidiana, por eso realiza ejercicios de comunicación de información con datos mezclando el arte y la cultura con las tecnologías de información. A través de sus diversos proyectos, como una tienda de productos físicos de información (Datasketch Store), el equipo plantea problemáticas sociales que fomentan discusiones informadas por los ciudadanos.

Datos deshumanizados

Entre los productos se encuentran por ejemplo este diseño de evidencias del aumento de la temperatura global, o uno constituido por un racimo de bananas construido con 24 mil puntos, que representan a cada una de las víctimas de masacres en el conflicto armado de Colombia. Los datos registradores en tablas de Excel, por ejemplo, son usualmente deshumanizados, sin una cara que permita asimilar y comunicar diversas problemáticas para promover la acción colectiva. En Datasketch creemos que hay que darle el poder a los ciudadanos a partir de la información, y que esta no quede como un activo que solo pocos pueden accionar para dar solución a problemáticas difíciles en nuestra sociedad.

Creemos que la información, como bien público, no debería quedar concentrada en las grandes empresas de tecnología o en los gobiernos, sino que debe estar en manos de la gente. Un gran reto consiste en convertir a estas tecnologías en herramientas de fácil uso para personas con conocimientos variados, no solo para los expertos con conocimientos cuantitativos. Por esto estamos trabajando en democratizar el acceso a la información y la ciencia de datos con nuestra solución Datasketch Apps, con la cual los usuarios pueden explorar y visualizar múltiples fuentes de información con unos pocos clics.

 Fuente: Kolumbien