sábado, 9 de diciembre de 2023

Funcionarios que cumplen con dar información sufren represalias


Hacer periodismo de investigación en Bolivia es muy complejo debido a las limitaciones para el acceso a la información que administran las entidades del Estado. En la mayoría de los casos, se debe recurrir a fuentes “secretas”, que aunque están protegidas por la Ley de Imprenta pueden ser víctimas de alguna represalia por haber facilitado datos de interés público.

Estas fuentes secretas que se mantiene en el anonimato son, por lo general, funcionarios que pueden obrar motivados por dos razones: la primera es que se arriesgan entregando datos a la prensa en su afán de combatir el secretismo o la corrupción, cansados de las irregularidades de las que son testigos; aunque en otros casos podría tratarse de las llamadas “viudas del poder”, o sea empleados del Estados reñidos con el poder.

En todo caso, la entrega de información pública es una obligación de los servidores estatales y aunque en Bolivia no exista una ley específica que regule esta materia, la Constitución Política del Estado (CPE) sí reconoce este derecho, conocido a nivel global como “el derecho a saber”.

Dos experimentados periodistas en temas de investigación compartieron con el programa Poder DIC (Derecho a la Información y a la Comunicación) casos emblemáticos sobre cómo funcionarios que cumplieron con esta prerrogativa sufren ahora consecuencias a manos de sus superiores o la propia justicia, siendo víctimas, incluso, de una especie de cacería de brujas.

En la entrevista, Jimena Mercado y Juan José Toro detallaron las dificultades que tienen para conseguir información de las entidades estatales, un insumo clave para sus investigaciones. Estas instituciones no solo incumplen con la CPE (artículos 21, 24, 106 y 237), sino que ignoran los pedidos sin dar explicación del porqué.

“No facilitan entrevistas y tampoco te responden cuestionarios. No hay oficinas de relaciones públicas que verdaderamente canalicen la información”, cuestionó Mercado, periodista de investigación especializada en temas medioambientales, al hacer referencia a la actitud de entidades como el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierras (ABT), entre otras.

Mercado señaló además que otro de los mecanismos por el que se debería acceder a información, las rendiciones públicas de cuentas, son actos meramente administrativos. “Te hablan generalidades y las unidades de transparencia tampoco funcionan”, agregó.

En ese contexto, ambos periodistas resaltaron el papel que juegan las fuentes secretas, casi primordiales a la hora de conseguir datos importantes, para la elaboración de notas cotidiana o reportajes que indagan principalmente en la corrupción y otros temas que hacen al desarrollo de la sociedad.

Los periodistas que usan fuentes de esas características toman los recaudos para proteger la identidad de quien habló en respeto de la Ley de Imprenta, pero poco o nada pueden hacer cuando desde el interior de las entidades investigan hasta detectarlos, los persiguen y toman represalias contra ellos.

Casos emblemáticos

Juan José Toro, periodista de investigación de Potosí, relató sobre represalias tomadas en contra de fuentes extraoficiales que facilitaron información sobre el entorno familiar de Max Mendoza, el exdirigente universitario que fue involucrado en las cuatro muertes ocurridas en medio de una pelea de la Federación Universitaria Local (FUL) de la Universidad Autónoma Tomás Frías de Potosí.

Mendoza fue acusado de ejercer como dirigente durante años y querer prorrogarse en la Confederación Universitaria Boliviana (CUB) para hacerse de ciertos favores de índole política. En medio de esas denuncias, surgió el dato de que su esposa había sido nombrada directora ejecutiva de la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera (AJAM).

Toro contó que fuentes del Servicio de Registro Cívico (Serecí) filtraron información del estado civil de ambos. Y aunque la información confirmó que Mendoza y la funcionaria estaban divorciados desde 2005 y no había incompatibilidad funcionaria, quienes entregaron los datos a los periodistas fueron castigados.

“Nosotros empezamos a averiguar. Averiguamos con diferentes fuentes vinculadas al Serecí. Se verificó que se divorciaron y no había base jurídica para hablar de incompatibilidad. Después de estos, al interior del Serecí se desató una verdadera persecución contra oficiales. Cinco fueron vinculados y a uno de ellos lo despidieron”, dijo.

De esta forma, los informantes sufrieron consecuencias negativas por facilitar datos de interés público a la prensa, en cumplimiento de la Carta Magna y porque, además, ninguna ley de interés superior les impide hacerlo.

“Me ha tocado ver esta situación de represalias (en contra de los informantes). De una misma institución surgen las denuncias porque están hastiados de la corrupción. Pero internamente, los altos mandos buscan cerrar el círculo y detectar a quién filtró información. En este tipo de seguimiento, hacen una cacería de brujas y llegan incluso a invadir la privacidad de sus trabajadores, sus chats, conversaciones y correos, aunque sea ilegal”, señaló Mercado.

La protección de la fuente

Mercado y Toro recordaron que la fuente está protegida por la Ley de Imprenta y convenciones internacionales.

Según el artículo 8 de la Ley de Imprenta boliviana, el secreto de fuente en materia de imprenta es inviolable.

En las Redacciones periodísticas, lo recomendable es que solo un pequeño círculo conozca el dato, entre ellos habrá de estar el editor en jefe o jefe de informaciones.

“El superior inmediato debe saber quién es tu fuente secreta. Se debe confiar en el editor, por ejemplo, para que él o ella se juegue también por la información. Si quien brinda la información es una fuente confiable vale la pena sacar (el reportaje)”, explicó Mercado.

Toro aclaró que la fuente debe ser de conocimiento del editor o director del medio, quienes también asumen la responsabilidad de lo que se va a publicar.

“La Ley de imprenta no solo nos obliga. El editor o director es el responsable. El periodista tiene que revelarle a su editor. No se la puede guardar para sí la fuente”, dijo.

Finalmente, ambos periodistas coincidieron en que, si bien se puede optar por fuentes secretas para acceder a información imposible de conseguir por otra vía, no se debe abusar de esta figura.

¿Qué dice la Ley de Imprenta?

La Ley de Imprenta, del 19 de enero de 1925, es categórica sobre el secreto de fuente. La norma establece, entre otros, que las fuentes, los documentos, las grabaciones y todo material generado por un hecho noticioso están bajo reserva y no se debe revelarlas bajo ninguna circunstancia.

Art. 8.- El secreto en materia de imprenta es inviolable.

Art. 9.- El editor o impresor que revela a una autoridad política o a un particular el secreto anónimo, sin requerimiento del juez competente, es responsable, como delincuente, contra la fe pública, conforme al Código Penal.

Fuente: Bolivia Verifica

viernes, 8 de diciembre de 2023

El chiste es reunirse: Lanzan el primer festival del cómic y del humor gráfico en Cochabamba


La penúltima semana de diciembre se llevará adelante en el 1er. Festival del Cómic y del humor gráfico: “El chiste es reunirse” que llevará adelante una intensa agenda relacionada al noveno arte que busca seguir cultivando no solo el consumo de la historieta y el humor gráfico, también ampliar el universo de lectores, pero sobre todo reconocer el trabajo de los artistas que se dedican a este rubro, también el esfuerzo de quienes han cultivado e impulsado esta expresión artística en Cochabamba y el resto del país.

Los organizadores, artistas y gestores reunidos en torno al Colectivo “El Chiste es reunirse”, han señalado que llevar adelante este festival es también una forma de difundir el trabajo que realizan diariamente. La concreción de este festival es para ellos un sueño hecho realidad, que fue anhelado durante mucho tiempo. Recordaron que como colectivo han publicado dos libros antológicos y que a manera de corolario de este encuentro, publicarán el 2024, la memoria del primer festival, que incluirá los trabajos de todos los participantes.

En el marco de una conferencia de prensa se informaron los detalles del programa que llevarán adelante en estos cuatro días de festival. La primera jornada, el jueves 21 de diciembre, arranca a partir de las 16:00 con la exhibición de la película “América Splendor”, que cuenta la vida del dibujante Harvey Pekar. A las 19:00 iniciará un coloquio sobre “La historia de la historieta en Cochabamba”. A las 20:00 se realizará el acto de inauguración con un brindis de honor.

La segunda jornada, el viernes 22, inicia a las 16:00 con la exhibición del documental “Poder Tortuga” que cuenta los orígenes de la creación de la Tortugas Mutantes Ninja Adolescentes. A las 19:00 se cumplirá una sesión de “Retratos en vivo”, varios artistas realizarán retratos a los asistentes del festival. A las 20:30 se plasmará un diálogo sobre el humor gráfico entre Javier Tapia y Moisés Anturiano.

La tercera jornada, el sábado 23, a partir de las 15:00, los asistentes podrán participar de un festival de cosplayer. A las 18:00 se exhibirá el filme “No te preocupes, no llegará muy lejos” que cuenta la vida del humorista gráfico Jhon Callahan. A partir de las 20:00 horas arrancará el acto de reconocimiento a la gestión cultural del cómic y el humor gráfico, en el que se reconocerá la trayectoria gráfica de Juan Carlos Balderrama y Ramiro Ortega, como también el trabajo de impulso a la gestión cultural del cómic a Pablo Cildoz y Luis Peralta. Finalmente, se hará la entrega, vía virtual, del reconocimiento a la trayectoria a Al-Azar, apoyando así su nominación como Premio Nacional de Culturas.

La última jornada, el domingo 24, se llevará adelante la “Feria de cómics y publicaciones”, de 09:00 a 16:00, los autores pondrán a disposición de los lectores sus trabajos y harán dibujos en directo, los asistentes podrán acceder a cómics, figuras de acción, poleras y demás productos relacionados con la temática de la historieta.

El Bibliocafé El Santo Lector, es un espacio que a partir del 2023 se ha caracterizado por realizar actividades con el propósito de impulsar la actividad cultural en Cochabamba, se ubica en la planta baja del Edificio J&L, sobre la calle Melgarejo, entre Viscarra y Galindo, Tupuraya. Informes y reservas al 70649960.

Fuente: urgente.bo

En la Historia, nadie que haya usado la desinformación ha terminado bien


Para Evelyn Pérez-Verdía la situación es muy clara y hace una analogía. Los cuchillos tienen múltiples usos, entre ellos hacer daño; pero el cuchillo en una mesa de comedor es para comer, para cortar alimentos y ayudar a empujarlos hacia el tenedor, principalmente. Lo mismo sucede, dice, con la inteligencia artificial (IA). Se ha visto que la IA ayuda en muchos aspectos de la vida digital, pero también se la ha empleado para fines oscuros, como la producción de desinformación o las mal llamadas «noticias falsas», fake news, etc. Y es un deber ciudadano, y de los periodistas, aprovechar su utilidad para contrarrestar la desinformación mediante, por ejemplo, el rastreo de imágenes y videos para detectar si fueron manipulados o están siendo sacados de contexto.

Pérez-Verdía conversó con La Nube en octubre de 2023 a propósito de su visita a Bolivia para participar de coloquios y talleres para enseñar a cómo combatir la desinformación. Esta investigadora estadounidense es, a sus 44 años, estratega en comunicación y emprendió con su trabajo para hacer frente a la desinformación a partir de una experiencia personal en la que fue atacada con violencia de género digital.

En la actualidad, las tendencias de la desinformación varían dependiendo de la temática y de los intereses del momento. Es decir, si una determinada sociedad está en tiempos electorales, explica Pérez-Verdía, los elementos de desinformación que circulan en redes sociales se enmarcarán en elecciones (dichos que políticos nunca dijeron, imágenes manipuladas de un candidato, videos de años anteriores presentados como actuales, etc.); si el tema en agenda es el medioambiente, pues serán desinformaciones que exageren datos o presenten imágenes de animales o desastres naturales que no corresponden a los momentos o lugares que dicen referir.

«Se está creando contenido de desinformación en Latinoamérica y también actores maliciosos domésticos crean desinformación que viene desde Estados Unidos y se va intercambiando, lo que en inglés se dice feedback loop, que es como un círculo que da vuelta. Y mucho tiene que ver con las diásporas, que tienen familiares aquí y que tienen familiares allá (en Estados Unidos). Entonces, hay muchos actores que se aprovechan de eso», explica Pérez-Verdía.

—Actualmente se habla mucho de la IA. ¿Has identificado que se esté usando la inteligencia artificial para crear contenidos de desinformación?

—Al 100%. En los Estados Unidos, en marzo el Comité Nacional Republicano hizo un anuncio con inteligencia artificial sobre el presidente Joe Biden, diciendo cómo iba a ser su segundo mandato que fue ultra falso. Se estaba diciendo que los jóvenes (estadounidenses) iban a tener que ir a la guerra por lo de Ucrania y todo era ultra falso. Pero lo más impresionante de ese anuncio de IA es que tuvo ocho millones de vistas. Entonces, si nos fijamos en eso, ¿cuántas personas tienen un Bolivia Verifica, un Chequea Bolivia, un La Nube que les está diciendo «¡hey!, ¿cuántos de esos ocho millones saben que fue falso?»

Por eso, expertos que trabajan con tecnología están advirtiendo, pidiendo a las compañías (que hagan algo al respecto). Por ejemplo, Meta, cuando algo es falso hemos visto un cambio que dice «esta noticia parece no ser cierta».

—¿Es posible hablar de IA que pueda ser programada para combatir la desinformación?

—Totalmente. Ahora estaba oyendo de Bolivia Verifica. Ellos usan la IA para ver si una imagen ha sido replicada y para ver si es falsa o no. Fue muy interesante, un periodista dijo, creo que fue cuando fui a Santa Cruz, dijo «bueno, es algo muy simple, es como cuando usas un cuchillo para comer en la mesa; sí, el cuchillo se puede usar para muchas cosas. Pero el cuchillo en la mesa se usa para comer». Entonces, todo se puede usar para el bien o el mal.

Me preocupa un poco que hay un grupo de jóvenes que tal vez piensa que si se les dice que se les va a pagar cierta cantidad de dinero por decir ciertas cosas y que digan «lo voy a hacer». Si vemos la Historia, la gente que ha usado la desinformación, la propaganda, nunca ha terminado históricamente bien. Está Adolf Hitler, que tenía un ministro de Propaganda llamado Joseph Goebbels que lo que él decía era «repetir una mentira hasta que se vuelva verdad», dividía comunidades, hacía que las comunidades tuvieran odio hacia una cierta comunidad. Entonces, ahí, uno se da cuenta de que nunca termina bien.

Y al final del día, cuando uno está compartiendo cosas que no son ciertas, está creando una idea de que hay personas como ustedes (La Nube), que están hablando de hechos, ya no le van a creer a nadie (…). Es muy importante que las personas que trabajan en contrarrestar la desinformación se mantengan muy cerca de sus principios y que puedan dormir bien de noche.

—¿La gente se ha apropiado y entiende el concepto de desinformación para evitar decir fake news o noticias falsas?

—Creo que hay más conciencia debido a los grupos de verificación. Creo que hay más conciencia debido a muchas personas, más allá de las ideologías políticas, alrededor del mundo que se dan cuenta lo que pasa cuando ya no hay democracia. Uno ve lo que pasa en Venezuela, ¿cuánta cantidad de medios están cerrados en Venezuela?, ¿cuánta cantidad de amigos venezolanos tengo viviendo en Miami? No se si vieron que ahora hay deep fakes (videos manipulados) ahora en Venezuela, que reportan noticias buenas sobre Venezuela, «no, no hablemos del niñito que está comiendo basura, todo está bien en Venezuela».

Entonces, han contratado una compañía en Londres, Inglaterra, para hacer deep fakes de unos avatars que comparten lo «bueno» de Venezuela por YouTube. Entonces, mira cómo están usando esto.

—¿Quién o quiénes son responsables de mitigar la desinformación?

—Hablamos de periodistas, de oficiales electos. Pero al final siempre concluimos en que tiene que ver con cada uno de nosotros. Una de las cosas de las que yo siempre hablo es de las «tías de WhatsApp». Es como esas emociones fuertes que vienen con la posverdad, la manipulación de emociones. Entonces, es también responsabilidad de los jóvenes profesionales; no tienes que empezar por toda Bolivia, empieza con tu familia, ayúdales a verificar.

Fuente: La Nube