martes, 29 de abril de 2025

La transformación digital del trabajo: una aliada para la seguridad y salud de los trabajadores


Ninguna persona debería perder la vida ni ver afectada su salud por causa del trabajo. Sin embargo, cada año, cerca de 3 millones de personas mueren en el mundo por accidentes o enfermedades de trabajo, según estimaciones recientes de la OIT. Millones más sufren lesiones o padecimientos crónicos que podrían haberse evitado.

Cada 28 de abril, se conmemora el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo y contamos con una nueva oportunidad para acordar y poner en marcha acciones que promuevan la existencia de entornos laborales seguros y saludables. Este año, la OIT sugiere poner especial atención a los efectos de la digitalización y la inteligencia artificial en la salud y seguridad de las personas que trabajan. Frente a este cambio acelerado, lo que está en juego no es solo la creación de empleos decentes o el aumento de la productividad, sino el bienestar, la seguridad y la salud de millones de personas.

Cuando hablamos del impacto de la tecnología en el trabajo, solemos pensar en empleos que desaparecen, se transforman o se crean. Y es cierto: la automatización podría afectar hasta 75 millones de empleos en el mundo, mientras que la inteligencia artificial podría potenciar el trabajo de más de 400 millones de personas (OIT, 2023). A esto se suma la rápida expansión de nuevas formas de cómo se organiza el trabajo, como el teletrabajo o el uso de las plataformas digitales, que están redefiniendo las condiciones en las que se trabaja. Pero vale la pena detenernos en algo más urgente y respondernos: ¿cómo impacta en la seguridad, la salud y la vida de quienes trabajan?

Sabemos que la digitalización ofrece grandes oportunidades para mejorar la seguridad y salud en el trabajo: automatiza tareas peligrosas o repetitivas, permite el monitoreo en tiempo real de condiciones de riesgo y facilita la capacitación mediante simulaciones con realidad virtual, entre otras cosas. Todo esto puede salvar vidas y prevenir miles de lesiones en los lugares de trabajo. Pero también abre la puerta a nuevos riesgos: agotamiento físico y mental, jornadas extendidas, adaptación al ritmo de trabajo estandarizado por la tecnología y, sobre todo, una mayor exclusión de quienes no acceden o no están preparados para adaptarse a ellas.

En este contexto, los países necesitan sistemas de seguridad y salud en el trabajo que puedan responder a los nuevos desafíos. En esa línea, es importante que Bolivia siga fortaleciendo su sistema de registro, notificación, compilación y publicación de estadísticas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, con el fin de facilitar la toma de decisiones para una adecuada gestión de la seguridad y salud en el trabajo y para impulsar la cultura de prevención.

Desde la OIT estamos convencidos de que la tecnología puede ser una aliada en esta tarea, pero también puede agravar la exposición a los riesgos si no se gestiona con enfoque adecuado, poniendo a las personas en el centro de las decisiones que se tomen.

Reconocer la seguridad y la salud en el trabajo como un derecho fundamental —como lo hicieron todos los Estados miembros de la OIT en el 2022— implica una responsabilidad que merece ser asumida con determinación. Que Bolivia avance hacia la ratificación de los Convenios 155 y 187 de la OIT (convenios fundamentales) enviaría una señal clara de voluntad política para avanzar hacia una cultura de prevención. Ambos instrumentos ofrecen marcos sólidos para diseñar e implementar políticas públicas, programas y sistemas eficaces de protección, y con responsabilidades bien definidas entre el Estado, los empleadores y los trabajadores.

No se trata solo de cumplir con un estándar internacional, sino de avanzar, mediante el diálogo social, hacia el futuro del trabajo sin poner en riesgo lo más importante: la vida de quienes lo hacen posible.

Fuente: OIT

CAN destaca la relevancia de la Propiedad Intelectual como eje clave de la integración subregional


En el marco del Día Internacional de la Propiedad Intelectual, la Secretaría General de la Comunidad Andina (SGCAN) resalta la importancia de la propiedad intelectual (PI) como una de las áreas con mayor desarrollo normativo y jurisprudencial del proceso de integración andino. De hecho, la PI es un factor clave para el impulso del desarrollo económico, la innovación y la protección del patrimonio cultural y biológico de Bolivia, Colombia, Ecuador y el Perú, Países Miembros de la CAN.

La normativa comunitaria andina en materia de propiedad intelectual constituye un referente en la región, al ofrecer un marco jurídico sólido para el registro, protección y promoción de los derechos intelectuales. Este desarrollo se ve reforzado por el carácter supranacional de las decisiones que fueron adoptadas por los Países Miembros de la CAN y por la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina.

Protección de la biodiversidad

En cuanto a la protección de los recursos genéticos, la Decisión 391, vigente desde 1996, constituye una norma pionera a nivel internacional, creando un marco jurídico que busca resguardar los recursos genéticos de los Países Miembros, así como la de generar beneficios para las comunidades donde residen tales recursos.

Además, la Secretaría General de la CAN ha publicado el Listado de Denominaciones de Origen de la Comunidad Andina, que visibiliza 52 productos emblemáticos de la subregión reconocidos con denominaciones de origen, lo cual contribuye a su promoción comercial y al reconocimiento de su valor cultural y económico.

Fortalecimiento institucional

La Comunidad Andina ha consolidado alianzas estratégicas con los organismos internacionales más importantes del mundo como la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), lo que ha permitido la elaboración de instrumentos técnicos de alto valor. Entre ellos destacan el Manual Andino de Patentes (2022), el Manual Andino de Marcas (2023) y el recientemente publicado Manual Andino de Diseños Industriales (2024), los cuales unifican criterios técnicos y jurídicos para facilitar la interpretación y aplicación de la normativa andina en los países miembros.

Acceso al conocimiento

Con el fin de fortalecer las capacidades en materia de PI, la SGCAN ofrece junto a la OMPI el Curso General de Propiedad Intelectual de la Comunidad Andina, una versión adaptada a la legislación comunitaria del curso general que imparte la OMPI a nivel global. Esta iniciativa, que actualmente ha abierto su convocatoria para una segunda edición, va llevando capacitación a más de 1000 profesionales, empresarios y estudiantes de los países andinos, promoviendo la formación de especialistas con una visión andina e internacional. Los interesados pueden inscribirse de manera gratuita a través de la página web de la CAN: www.comunidadandina.org.

Motor del desarrollo sostenible

La PI es una herramienta fundamental para reconocer legalmente las creaciones humanas –como invenciones, marcas, obras artísticas y diseños–, y permite a los titulares ejercer y proteger sus derechos. En este sentido, la PI no solo estimula la innovación y la competitividad, sino que también fomenta la inclusión social, al integrar a pequeños productores y comunidades en las cadenas de valor de productos creativos y con alto valor agregado.

En el Día Internacional de la Propiedad Intelectual, la Comunidad Andina reafirma su compromiso con la consolidación de una normativa sólida, inclusiva y alineada con los estándares internacionales, que continúe promoviendo la innovación, el desarrollo sostenible y la protección de los conocimientos y recursos propios de nuestra región.

Fuente: Economy

lunes, 28 de abril de 2025

Los Premios Oscar ya aceptan películas creadas con IA


En una decisión que marca un antes y un después en el mundo del cine, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas ha actualizado sus reglas para la edición 2025 de los Premios Oscar y, por primera vez, menciona de manera explícita a la inteligencia artificial generativa. Lo hace con una postura clara: el uso de herramientas digitales como la IA no afectará de forma automática las posibilidades de una película para obtener una nominación. Pero hay un matiz clave que deja todo en manos del criterio artístico: el papel del ser humano en la autoría creativa.

Un cambio silencioso pero trascendental

A simple vista, la modificación en las reglas puede parecer menor. No se prohíbe el uso de IA, pero tampoco se regula con firmeza. La nueva cláusula dice que el uso de inteligencia artificial ni ayuda ni perjudica las opciones de una película en la carrera por un Oscar. Lo que realmente se valora es el grado en que el trabajo creativo fue impulsado por una mente humana.

Esta es la primera vez que la IA se menciona en las directrices de elegibilidad de los Oscar. Y aunque no establece requisitos de transparencia —como revelar si se ha utilizado IA en el proceso creativo—, sí deja claro que la autoría humana sigue siendo el núcleo del mérito artístico.

Un contexto marcado por la tensión

Este cambio llega justo después de una etapa conflictiva en la industria. En 2023, guionistas y actores de Hollywood protagonizaron huelgas prolongadas. Uno de los puntos más controvertidos fue precisamente el temor a que la inteligencia artificial terminara desplazando a los creativos humanos, desde escritores hasta intérpretes. La inclusión de esta norma parece ser un intento de calmar las aguas, reconociendo la existencia de la tecnología sin emitir juicios prematuros sobre su valor artístico.

El mensaje de la Academia es claro: no se trata de la herramienta, sino de cómo se usa. Tal como un pincel no convierte a cualquiera en pintor, la IA no convierte a un programa en cineasta. Lo que se evaluará será siempre el resultado final y la intención creativa que lo respalda.

¿Qué implica esto para el cine del futuro?

Con esta decisión, los Oscar abren la puerta a un futuro donde las películas creadas con ayuda de IA podrían competir en igualdad de condiciones con producciones más tradicionales. Esto tiene implicaciones enormes para la industria:
  • Democratización del cine: Herramientas como generadores de guiones, actores virtuales o efectos visuales automáticos podrían reducir costes y permitir que más creadores participen.
  • Nuevas formas narrativas: La IA puede aportar enfoques creativos inesperados, lo que podría dar lugar a películas con estructuras narrativas no convencionales.
  • Debates éticos y creativos: ¿Quién es el autor de una obra generada en parte por un algoritmo? ¿Cómo se protege la originalidad? ¿Qué derechos tienen los actores si su imagen es recreada digitalmente?
Todo esto sigue siendo terreno en exploración, pero lo que parece claro es que la inteligencia artificial ha llegado para quedarse en la industria cinematográfica, y ahora cuenta con un espacio, al menos potencial, en el escenario más prestigioso del cine mundial.

La importancia del «corazón humano»

El criterio de la Academia, según explican, se centrará en cuánto de ese trabajo refleja una intención creativa humana auténtica. Esto nos recuerda que la IA, por sofisticada que sea, no siente, no imagina, no sueña. Puede imitar, generar, predecir… pero no crea desde la experiencia vivida.

Es como cocinar con robots: puedes automatizar los pasos, pero si la receta no tiene el toque personal, se nota. Lo mismo ocurre con el cine: el espectador puede percibir cuándo una obra tiene alma, cuando hay una voz detrás de la cámara que quiere contar algo más que una historia bien estructurada.

Otras novedades en las reglas de los Oscar

Además del tema de la inteligencia artificial, la Academia ha introducido otra regla que busca garantizar un proceso de votación más justo: los votantes deberán ver todas las películas nominadas en una categoría antes de emitir su voto. Eso sí, la implementación será bajo un sistema de honor, es decir, no habrá mecanismos de verificación.

Esta medida busca evitar que se vote por reputación o por popularidad, y fomentar una evaluación más justa del trabajo de los nominados. Aunque su cumplimiento es difícil de comprobar, representa una intención positiva hacia una premiación más equitativa.

¿Qué podría venir después?

Aunque la nueva normativa no exige a los cineastas que revelen si han usado IA, este punto estuvo sobre la mesa. Según el New York Times, la Academia consideró seriamente incluir una obligación de divulgación, pero finalmente lo dejó fuera. No se descarta que esto se retome en futuras ediciones, sobre todo si la presencia de la IA en el cine continúa creciendo.

También es posible que, con el tiempo, se creen nuevas categorías que reconozcan específicamente la innovación tecnológica en narrativa audiovisual, algo similar a lo que ocurrió cuando los efectos especiales comenzaron a ganar protagonismo.

Una puerta abierta al talento… con conciencia

Este cambio no significa que ahora todo valga. No se trata de entregar los premios al software más sofisticado, sino de valorar cómo estas herramientas pueden potenciar la creatividad humana. En otras palabras: el talento sigue siendo la estrella del show, pero ahora tiene más recursos con los que brillar.

El cine siempre ha sido un terreno fértil para la innovación: desde el paso del cine mudo al sonoro, la llegada del color o el desarrollo del 3D. La inteligencia artificial es simplemente el siguiente capítulo. Y como en cualquier etapa de cambio, lo importante es entender las herramientas, reflexionar sobre sus usos y mantener los valores que hacen del cine un arte profundamente humano.

Fuente: wwwhatsnew