sábado, 17 de diciembre de 2022

Una victoria del periodismo moderno


Maji Reza Rahnavard tenía 23 años y fue ahorcado públicamente al amanecer del pasado lunes en la localidad iraní de Moshad. Un tribunal lo declaró culpable del delito de “rebelión contra Dios”, por su participación en las multitudinarias y testarudas protestas con las que los jóvenes iraníes están plantando cara a la República Islámica desde el pasado 14 de septiembre. El régimen iraní, habitualmente tan alérgico a la transparencia, se apresuró esta vez a difundir el vídeo de la ejecución e imágenes del cadáver de Maji Reza suspendido de una grúa con las manos y los pies atados y una bolsa negra en la cabeza.

Un cruel mensaje de advertencia ante el que los jóvenes iraníes reaccionaron con la misma estrategia que han seguido desde el inicio del conflicto: abrir las ventanas de Irán al mundo a través de las redes sociales en busca de visibilidad y ayuda internacional.

Los esfuerzos de la dictadura por ocultar las protestas con un férreo control de la información y los continuos cortes en el acceso a internet o a las redes de telefonía móvil han resultado ridículamente inútiles. Los iraníes han sabido construir durante estos meses una inmensa red digital de espejos para reflejar hasta el infinito las imágenes, los datos, los nombres y los rostros que componen las pequeñas historias de la gran historia de las ansias de libertad de un pueblo.

“¿Oiga?, por favor, acudan al sector 66, cementerio Behest Reza de Moshad. Su hijo ha sido ejecutado esta mañana y se le ha enterrado allí”. Apenas habían pasado tres horas desde la ejecución del joven Madji Reza y el periodista francés, Armin Arefi (@arminarefi) estaba narrando al mundo desde su cuenta de Twitter detalles de lo sucedido, como el lacónico mensaje que el régimen iraní hizo llegar por teléfono a la familia de Maji Reza. Arefi vive en Francia, es reportero del semanario Le Point, autor del libro Una primavera en Teherán, y es uno de los periodistas que mejor está utilizando sus redes sociales para ofrecer al Irán libre lo que más necesita: periodismo. La revuelta iraní está documentada en su cuenta de Twitter desde que, a mediados de septiembre, la joven Mahsa Amini fue asesinada en una comisaría por llevar el velo mal colocado. El periodista Armin Arefi aporta información y análisis propios que publica en Le Point, pero, además, realiza una importante labor de verificación y puesta en contexto de los vídeos y las fotografías procedentes de Irán, antes de publicarlas en Twitter. Su cobertura diaria del Irán que la dictadura no quiere enseñar se complementa con las aportaciones de otras cuentas cuyo contenido comparte desde la suya.

Junto a Armin Arefi, otros periodistas y medios occidentales están comprometidos en este ejercicio de periodismo en el que las redes sociales son, a la vez, fuente de información, herramienta de trabajo y plataforma de difusión. Las cortinas oscuras del escenario iraní se han abierto definitivamente, pese al empeño de los ayatolás en echarles el cierre.

Imagen: El Pais

Fuente: En Positivo

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