Las autoridades del régimen de Irán mantienen su puño de hierro contra los manifestantes que salen a las calles para protestar por la muerte de la joven Mahsa Amini y exigir reformas, mientras realizan declaraciones confusas sobre el futuro de la Policía de la Moral.
El fiscal general de Irán, Mohamad Jafar Montazeri, aseguró días atrás durante una reunión en la ciudad de Qom, una de las ciudades más sagradas en el país, que la Policía de la Moral no dependía directamente de la Judicatura iraní y que había sido “desmantelada” por “la misma gente que la creó”.
Sus ambiguas declaraciones se propagaron por las redes sociales y por varios medios de comunicación occidentales, que dieron por “abolido” este mecanismo, mientras medios iraníes, como la televisión pública Al Alam, afirmaban que la lectura hecha por Occidente no tenía nada que ver con las palabras pronunciadas por el fiscal.
“Los medios de comunicación lo estaban vendiendo como si fuese una victoria (lograda por las protestas) y esto no es ninguna concesión. Tampoco la ciudadanía iraní lo está viendo así”, explicó el analista político especializado en Irán, Daniel Bashandeh, en declaraciones a Europa Press.
En este sentido, Bashandeh recalcó que la Policía de la Moral, cuya labor es “perseguir y velar por los códigos de vestimenta”, se encuentra “dentro de la policía interna” iraní, por lo que el término “abolir”, que se utiliza para instituciones, tampoco sería el adecuado.
“Uno de los problemas a la hora de entender esto es que cuando el fiscal general dice que lo abole, no tiene la potestad de hacerlo (porque) es una potestad gubernamental”, agregó Bashandeh, quien además ha agregado que “es complicado” saber quién tiene autoridad en este asunto porque “no existe una seguridad jurídica” en el país.
Además, Bashandeh ha dejado claro que el régimen no tiene “un discurso homogéneo ni una línea discursiva” para encarar las protestas. “No parece que haya una estrategia mas allá de utilizar la represión contra los manifestantes”, ha dicho.
“No tienen un control de los tiempos. Hay una crisis de comunicación en torno a las medidas y, sobre todo, hay varios interlocutores hablando que se contradicen unos a otros”, ha añadido el analista.
Métodos más modernos
Frente a estas declaraciones, la realidad es muy diferente en Irán. Un portavoz del régimen iraní y también portavoz del comité que supervisa la aplicación de los valores morales, Ali Khan Mohamadi, declaró que Teherán está preparando “métodos más modernos”, en referencia a tecnología de vigilancia, para reforzar la aplicación de la ley sobre el uso obligatorio del hiyab.
De hecho, Bashandeh apuntó que “los últimos pronunciamientos de las fuerzas parlamentarias” demuestran que estas políticas se van a endurecer. “Un portavoz de la comisión cultural en el Parlamento también dijo que quien se opusiese al hiyab quedaría excluido de la sociedad”, dijo.
La ley que fuerza a las mujeres a cubrir su cabello en público en Irán lleva vigente desde la Revolución de 1979 y fue impulsada por el fallecido líder supremo Ruhollah Khomeini. “Nadie quiere contradecir su palabra”, asegura Bashandeh ante una normativa que se encuentra en el Código Penal.
“No solo es una cuestión legal, sino simbólica y política. Se están acabando (en el marco de las protestas) con los símbolos de la República Islámica”, ha indicado, agregando que “cuanto más endurezca el régimen su política más distanciamiento habrá con la población”.
Ejecuciones contra manifestantes
Mientras el régimen iraní intenta “vender” a la comunidad internacional que “se ha acabado con el problema”, las ejecuciones contra los manifestantes que llevan saliendo a las calles desde septiembre en distintos puntos del país para protestar por la represión y por la muerte de la joven Mahsa Amini continúan.
Mohsen Shekari, un joven de 23 años acusado de herir “intencionalmente” a un paramilitar Basij con un cuchillo largo, fue el primer manifestante ahorcado el jueves después de un juicio en el que no contó con representación legal, según denunció su madre, quien pidió clemencia contra su hijo.
“Ahora mismo el tema de las ejecuciones va a ser clave para dar más razones a la gente para que se manifieste”, indicó Bashandeh, agregando que las redes sociales ayudan mucho a saber lo que está sucediendo.
Sobre el papel de los basijíes, Bashandeh ha apuntado que “son el eslabón más débil” de la República Islámica de Irán, ya que “son voluntarios, están mal pagados y son los primeros que tienen que dar la cara”, por lo que “la gente los identifica y les pone cara”.
“Ha habido basijíes que han muerto (...) Han pedido armas de fuego y el mismo Khamenei (actual líder supremo iraní) los ha apoyado”, ha explicado el analista, recalcando que “son el primer escudo” del régimen, por lo que “si ellos caen” significaría que “la primera línea de defensa” del régimen se derrumbaría.
Huelgas y más protestas
La situación en el país es “grave”, según aseguró un subcomandante de las fuerzas Basij durante una reunión con varios miembros del grupo paramilitar que fue publicada en varios medios de comunicación iraníes tras un ‘hackeo’ de Black Reward a la agencia de noticia Fars.
De ahí que haya “una batalla por el relato”. “Y está claro que el del régimen no se sostiene”, ha subrayado Bashandeh, quien además ha explicado que el movimiento de las protestas está empezando a ser “más transversal”, con acciones muy poderosas como el gesto de cortarse el pelo, las canciones en farsi con el lema ‘Mujer, vida y libertad’ o quitarle el turbante a los clérigos.
Además, los manifestantes en Irán han empezado a llevar a cabo otro tipo de actos políticos reivindicativos, como salir a la calle o acudir a las instituciones públicas sin velo, en el caso de las mujeres, o la quema de la antigua residencia de Jomeini en la localidad de Jomein.
Las protestas han evolucionado ahora a una huelga en el sector del comercio convocada por organizaciones sociales y políticas, por lo que el factor económico ha entrado en juego y podría ser “un problema para el Gobierno”. Así, Bashandeh ha puesto el ejemplo de la huelga general que enfrentó el shah de Irán, Mohamed Reza Pahleví.
“Irán es el mayor exponente del islam político en el mundo y que en el nombre del islam este haciendo lo que esta haciendo no tiene justificación alguna para la población. Y además, la población tienen una indiferencia altísima a la religión, sobre todo las generaciones más jóvenes”, ha sentenciado.
Fuente: Infobae
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