Si te comunicas con tus compañeros de trabajo a través de canales de comunicación en la nube, enhorabuena: estás aportado tu granito de arena para ayudar al planeta.
La tecnología en la nube ha cambiado completamente la forma en la que vivimos y nos relacionamos con nuestro entorno. A nivel profesional, casi todos los sectores han sido completamente transformados a raíz del uso de la tecnología, que cada vez es más sofisticada, especialmente en lo que respecta a la gestión de datos, la automatización de procesos y los canales de comunicación interna y externa. Según un informe de Synergy Research Group, las empresas han dedicado 90.000 millones a mejorar su hardware y software para sus propios centros de datos, con un gasto empresarial en servicios de infraestructura en la nube que ha crecido un 35%, hasta llegar casi a los 130.000 millones. Estos datos dejan claro que la inversión en infraestructuras de datos es un punto central para muchas compañías y que, además, el almacenamiento en la nube es imparable.
En el ámbito de las comunicaciones empresariales hemos podido ver cómo los canales de comunicación en la nube están ayudando a reducir la factura energética de algunas empresas. Algunas razones de su éxito son las siguientes.
Los servidores en la nube permiten ahorrar costes y energía
Una partida importante del gasto en electricidad de una empresa se lo llevan los servidores locales, que implican dos tipos de costes: los de alimentación y los de enfriamiento. Migrar aplicaciones a la nube y eliminar con ello los servidores locales es una primera medida para lograr la reducción de costes en una empresa.
Pasar de tener estos servidores en una raíz local a tenerlos en la nube implica un ahorro de hasta 12.000 euros, si tenemos en cuenta que de media un servidor dura seis años. Pero es que, además, la migración de aplicaciones a la nube puede suponer un ahorro del 68% al 87% de energía, algo que puede ser especialmente beneficioso para el planeta si se combina la cobertura de esas necesidades energéticas de los centros de datos con las energías renovables. Entre las aplicaciones que se pueden migrar a la nube cabe destacar la rentabilidad de la centralita virtual, lo que se traduce en una reducción de los gastos periódicos, los costes de mantenimiento y los de la propia instalación.
Ahorro de emisiones de carbono
La tecnología de voz sobre IP (VoIP) está acelerando las comunicaciones. De hecho, Gartner calificó la computación en la nube como uno de los segmentos de gasto en tecnologías de la información (TI) de más rápido crecimiento en 2020. La migración de aplicaciones a la nube puede suponer una reducción de hasta un 85% en emisiones de carbono.
Favorece un consumo más responsable
Una centralita virtual puede utilizarse sin apenas equipos, desde cualquier dispositivo con conexión a internet, optimizando la experiencia del usuario. Digitalizar las comunicaciones empresariales no solo reduce los gastos de mantenimiento de la centralita, sino que ofrece una flexibilidad total en cuanto a ubicación geográfica, a lo que se suma la ausencia de una inversión inicial. También cabe destacar la calidad de la tecnología IP que garantiza una centralita virtual, acompañada por una mejora en la calidad del sonido. Además, al ser un sistema de pago por uso, se adapta a las necesidades de la empresa, pudiendo aumentar o reducir el número de usuarios según la plantilla, así como añadir nuevas características con cargos mensuales predecibles. Esto se traduce en que solo se gasta lo que se usa, lo que permite mantener hábitos de consumo responsables y vigilados que a la larga se traducen en mejorar la eficiencia de una compañía en su factura energética.
Imagen: Daemon4
Fuente: Ethic
No hay comentarios.:
Publicar un comentario