Tras dos semanas de rehabilitación por una posible intoxicación alimentaria, Jach’a (grandeza), un majestuoso cóndor de aproximadamente seis años de edad nuevamente desplegó ayer sus alas para surcar el cielo azul del municipio de Pocona.
Es el cuarto cóndor al que se le coloca un GPS y se lo libera, en los últimos tres años, con el propósito de acceder a datos que aporten en la investigación de esta especie en peligro de extinción.
De acuerdo al informe brindado por la Secretaría de Medio Ambiente de la Gobernación, el 17 de agosto, un comunario de Conda Baja, en Pocona, reportó a la Policía Forestal y de Medio Ambiente (Pofoma) sobre la caída de un cóndor andino (Vultur gryphus) a orillas del río Chaquely. Él lo resguardó hasta su rescate.
El personal técnico del Programa Gestión de la Biodiversidad se constituyó en el lugar para recibir y trasladar al ave, que se encontraba en un estado de aletargamiento, hasta el Bioparque Agroflori, donde fue rehabilitada de forma integral.
Alan Barba, parte del equipo de Agroflori, señaló que lo más complicado fue el tema de la alimentación. “Por la intoxicación, al principio su apetito era reducido, pero fue aumentando y ganando peso”, contó.
En una evaluación general, realizada por el veterinario de la Secretaría Departamental de Medio Ambiente, se determinó que Jach’a es un macho subadulto de unos 5 a 6 años por el patrón de coloración de su plumaje.
Tras su recuperación, la Gobernación, en coordinación con Agroflori, el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) y la Alcaldía de Pocona, determinó liberar a Jach’a este 1 de septiembre en el sector donde fue rescatado.
“Es un momento histórico comenzando el mes aniversario de nuestro departamento. Estamos felices de devolver a esta especie en el lugar donde debe habitar”, dijo la secretaria de Medio Ambiente, Dora Claros. Anunció que realizarán una campaña de sensibilización para la conservación de la especie en Pocona.
Cuatro aves arrojan datos con el GPS
Tunari, un cóndor liberado en 2019 en el Parque Nacional Tunari (PNT), fue el primero en contar con un GPS para rastrear sus desplazamientos y ser monitoreado por el Programa de Investigación de Aves Rapaces en Bolivia.
En 2020, a Nina, hallada en Colomi, también se la equipó con transmisores. De acuerdo al último reporte del programa, se continúa realizando el monitoreo satelital de sus rutas de vuelo.
Fuente: Los Tiempos
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