El reciente atraco al Museo del Louvre de París ha sacudido al mundo del arte y la seguridad. En apenas minutos, una banda logró sustraer joyas imperiales mientras el museo estaba abierto al público, generando no solo conmoción por el valor del botín, sino también un cuestionamiento profundo sobre los protocolos de protección de uno de los espacios culturales más emblemáticos del planeta.
Desde entonces, la investigación ha revelado detalles que van más allá de la intriga del robo, porque se han filtrado auditorías antiguas, resaltando que el sistema de vigilancia tenía deficiencias que habrían facilitado la operación. Esa combinación de un golpe audaz y una infraestructura vulnerable ha encendido las alarmas sobre lo que parecía inexpugnable.
El robo al museo del Louvre que agitó a toda Europa
El atraco ocurrió el 19 de octubre de 2025, cuando cuatro individuos irrumpieron en la Galería de Apolo del Louvre, aprovecharon una plataforma elevadora de mudanza para acceder a través de un balcón, rompieron las vitrinas y huyeron en motos en cuestión de minutos.
El valor patrimonial de las piezas robadas, joyas que pertenecieron a las familias reales francesas, es incalculable, lo que magnifica la dimensión del impacto. Además, el hecho de que el robo se desarrollara con la pinacoteca abierta al público ha provocado preguntas sobre cómo fue posible vulnerar sus controles de seguridad tan rápidamente.
Investigación del robo al Louvre: tecnología vieja y contraseñas fáciles
La investigación administrativa que se abrió tras el golpe descubrió que la institución arrastraba desde hace años sistemas operativos obsoletos como Windows 2000 o Windows XP y al menos ocho programas que ya no podían actualizarse. Aun más grave, ya que algunos servidores críticos del sistema de videovigilancia estaban protegidos por contraseñas tan simples como el nombre “LOUVRE” o el término “THALES”.
Imagen: Diario AS
Fuente: Ambito
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