Los docentes de la Universidad Gabriel René Moreno comparten su experiencia en la enseñanza virtual durante la primera fase de la cuarentena en Santa Cruz, a través de testimonios, reportes y artículos estructurados que fueron reunidos en dos volúmenes.
El material reúne testimonios de los docentes sobre su actividad en la cuarentena, metodologías, resúmenes de investigación, experiencias de aulas virtuales, estrategias exitosas y otras prácticas adoptadas sobre la marcha en la UAGRM por docentes de distintas facultades. El resultado son dos volúmenes, elaborados en el marco de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UAGRM, que juntan tanto artículos con estructura de investigación científica como textos ligeros de vivencias en la cuarentena, a partir del 22 de marzo.
Descargue: Experiencias de la docencia universitaria en tiempos de COVID-19. Vol. I
Descargue: Experiencias de la docencia universitaria en tiempos de COVID-19. Vol. II
A la vez, contiene una crítica a “la dejadez institucional de sus autoridades” que no desarrollaron políticas, desde los años 90 cuando aparecieron lineamientos sobre alfabetización digital para las comunidades educativas en el mundo. Los docentes también describen la incertidumbre temporal de la educación digital, puesto que en un inicio no se sabía la duración de la cuarentena.
Experiencias
Algunas de las experiencias quedaron plasmadas en los artículos de los docentes que señalamos a continuación.
Jhonny Atila, director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales "José Ortiz Mercado", explica que la primera dificultad en plena cuarentena fue el desfase entre los estudiantes nativos digitales y los docentes inmigrantes digitales. La primera actividad pensada fue el fortalecimiento de este aspecto: en mayo, 1.205 maestros fueron capacitados en un sistema de gestión del aprendizaje para obtener competencias básicas e intermedias.
En general, la cuarentena se lanzó en el momento en que los estudiantes aún no habían regularizado su situación en cuanto a inscripción de materias y otras gestiones administrativas. El otro factor de impacto, en un primer momento, fue la decisión de las autoridades universitarias de no tomar en cuenta el avance curricular por medios virtuales. Los problemas se fueron resolviendo, y tanto docentes como universitarios convinieron optaron, por decisión propia, por continuar el trabajo por medios digitales.
La experiencia de usar el Whatsapp para la educación virtual, en una reflexión de Marco Koriyama, muestra que la herramienta puede servir para comunicar y enlazar a los participantes de una actividad (enseñanza aprendizaje), bajo reglas de estricto cumplimiento y para conducir hacia otras herramientas digitales. Muchos docentes recurrieron a esta herramienta por ser la que todos los estudiantes manejaban con anticipación.
En la Facultad de Ciencias Agrícolas, el docente Bonifacio Mostacedo expone la imposibilidad de los estudiantes para conectarse a medios digitales a inicios de la cuarentena por los escasos recursos económicos y su procedencia de provincias. La mayoría de los docentes utilizó Whatsapp, y a partir de ahí fueron usando además correo electrónico, Zoom, Moodle, Classroom y otros medios.
Los docentes relatan, a través de sus artículos, la forma en que su trabajo de investigación fue frustrado por la cuarentena. Victor Choque, de El Vallecito, sobre el seguimiento a la adaptación del maíz morado (Zea mays L.), expone que las labores del cultivo coincidieron con las restricciones, lo cual se prevé que incidirá negativamente en el rendimiento final. El ciclo agrícola no se suspende por medidas administrativas, así que en su trabajo de investigación no se evaluaron las enfermedades ni los daños causados por los insectos en plantaciones de control en el municipio de Mairana.
La bióloga Marisol Toledo, directora del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, identifica la falta de un servicio de Internet estable y seguro como el factor que impide a los estudiantes seguir de manera continua los avances de las materias. Si bien todos los universitarios tienen teléfono celular, no todos tienen una computadora, wifi o cobertura en sus domicilios. A pesar de ello, las clases continuaron, aunque sin la necesaria interacción personal que comunica de diferentes formas a la maestra el mensaje captado por los estudiantes.
En un centenar de artículos, los docentes, en general, muestran avances en el uso de las herramientas digitales y entusiasmo por haber creado formas de comunicarse y productos (videos propios) para los estudiantes.
Fuente: PIEB
Sitio para difundir investigaciones, analisis y opiniones sobre las TIC en Bolivia, sus connotaciones sociales culturales y economicas. Invitamos a comentar.
viernes, 31 de julio de 2020
UAGRM: los docentes dan testimonio de logros y trabas de la enseñanza en cuarentena
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jueves, 30 de julio de 2020
La tecnología puede utilizarse para facilitar la trata de personas, pero también para combatirla
Daniela (nombre falso) es una joven búlgara que, como tantos otros jóvenes de su generación, comparte cada minuto de su vida en Facebook. Un día, un hombre algo mayor que ella le envía una solicitud de amistad en esa red social. Hablan con frecuencia y él acaba por conocer todos los lugares a donde va la chica, todas sus costumbres. Haciendo varios clics, este tiene acceso a su vida entera. Un día, Daniela se cruza con este hombre en una calle de Bulgaria. En poco tiempo, la secuestra, le confisca el teléfono, la viola y la lleva a Francia, donde la obliga a mendigar. Daniela conseguirá salir de sus garras gracias a una señora mayor, que se percata del lamentable estado de salud de esa muchacha que mendiga desde hacía poco frente a la panadería donde cada día compra el pan.
Este caso, tristemente habitual, relatado por Nagham Hriech Wahabi, psicóloga de la Organización Internacional contra la Esclavitud Moderna (OICEM), es típico del uso de las nuevas tecnologías por parte de quienes se dedican a la trata de personas. Aunque el uso de Facebook sigue siendo relativamente rudimentario, los traficantes van mucho más allá en su uso de las tecnologías: publican falsos anuncios de trabajo para atraer a jóvenes que desean irse al extranjero, realizan transacciones a través de criptomonedas, recurren al GPS para hacer un seguimiento en tiempo real de las personas que explotan, etc.
Estos usos están en constante evolución, como se señala en un informe de junio de 2020, titulado El uso de la innovación para combatir la trata de seres humanos, un análisis exhaustivo de las herramientas tecnológicas, redactado por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y por Tech Against Trafficking, un grupo que reúne a Amazon, Microsoft y AT&T, el gigante de la telefonía estadounidense, entre otras, con el objetivo de “contribuir a erradicar la trata de personas con la ayuda de la tecnología”. El informe se publicó en junio, antes del Día Internacional contra la Trata de Personas (el 30 de julio).
La lucha contra la trata de personas se ve obstaculizada por la diversidad de formas que esta puede adoptar: entre la familia del sur de Sudán que puso a subasta la mano de su hija menor de edad a través de Facebook, a las mafias internacionales organizadas en redes, hay todo un mundo.
Según Naciones Unidas, se entiende por trata de personas “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas recurriendo a la fuerza, la coacción, el engaño u otros medios… con fines de explotación”. Por lo tanto, incluye desde eltransporte de migrantes en el Mediterráneo por contrabandistas, en condiciones atroces, al reclutamiento de jóvenes au pairs que se transforman en “esclavas modernas”.
Esta disparidad no debe ocultar la magnitud del problema: según la Organización Internacional del Trabajo, en el mundo hay 40,3 millones de víctimas del trabajo forzoso, el 71% de las cuales son mujeres. Además, como se detalla ampliamente en el informe, “los traficantes de personas cada vez están más familiarizados con la tecnología y la utilizan en su beneficio, al contrario que quienes luchan contra este tráfico”.
Explotar a más personas minimizando los riesgos
Cierto es que así suelen ser las cosas en materia de criminalidad. Los delincuentes dictan el ritmo, los investigadores se adaptan para desenmascararlos y rápidamente sus herramientas se vuelven obsoletas, y así sucesivamente. Pero, en este caso, la balanza de poder presenta un claro desequilibrio. La tecnología permite a los traficantes explotar a más personas y mantenerse más en la sombra.
En el informe se menciona, por ejemplo, que existen grupos privados de miles de personas en aplicaciones cifradas como Telegram y Whatsapp, en las que se propone realizar “tours sexuales” a varios países o pagar a una prostituta durante un mes. Por ejemplo, en las últimas semanas, la justicia uruguaya ha destapado una red de explotación sexual de adolescentes, en la que presuntamente participaban unos 20 empresarios y personas influyentes, que utilizaban esas herramientas digitales. A estos grupos sólo se puede entrar por invitación o de la mano de un padrino, lo que asegura la discreción de sus miembros. La Dark Web es también un lugar preferido por las redes delictivas, por su confidencialidad, en particular para la difusión de pornografía infantil.
Nagham Hriech Wahabi, miembro desde 2007 de la OICEM, organización con sede en Francia, subraya que internet permite, además, manipular constantemente a las víctimas.
“Los traficantes amenazan con enviar videos o fotos degradantes a los padres o amigos de las mujeres forzadas a prostituirse. Incluso si la explotación tiene lugar lejos de su región de origen, puede haber un rastro, a veces para siempre”, explica a Equal Times. Es como añadir sal a la llaga de los recuerdos, con la vergüenza que producen las imágenes.
Para combatir la trata con mayor eficacia, la OSCE y Tech Against Trafficking analizaron 305 instrumentos. Los objetivos son muy dispares entre sí, al igual que el origen de los fondos que permiten financiar el desarrollo de los instrumentos: algunos están financiados directamente por los gobiernos, otros por ONG. Sin embargo, una gran parte (40%) de estos instrumentos los desarrolla el sector privado. Uno de los muchos ejemplos es el de la empresa francesa Ecovadis, que ofrece a las empresas un sistema de evaluación de su responsabilidad social (RSE), en concreto para verificar, por ejemplo, que ningún niño sea explotado por los subcontratistas de una empresa multinacional.
Otra herramienta identificada en la larga lista propuesta en el informe es la web Slavery From Space, desarrollada por la Universidad de Nottingham. Su objetivo consiste en identificar, mediante imágenes satélites, los hornos de ladrillo de Asia del sur, sobre todo de la India. En estos lugares, clave para acompañar el crecimiento galopante de las ciudades de Asia meridional, se estima que el 68% de la mano de obra realiza trabajos forzosos y el 19% es menor de 18 años. Con este método, 115 voluntarios han analizado unas 400 imágenes ofrecidas a través de Google Maps y la universidad está tratando de replicar el experimento con instrumentos más precisos.
A pesar de estas interesantes herramientas, que a veces conducen a resultados concretos, los efectos siguen sin ser convincentes. “Aún seguimos un paso por detrás de los traficantes. Por el momento, no podemos decir que estemos progresando mucho en esta lucha”, aseguró Radu Cucos, autor del informe de la OSCE, a Equal Times. Esta observación se basa en el aumento exponencial de los beneficios de la trata de personas en los últimos 15 años: “La Organización Internacional del Trabajo estima que, en 2005, los beneficios del trabajo forzoso y la explotación sexual ascendieron a unos 31.600 millones de dólares al año. En 2014 los beneficios alcanzaron los 150.000 millones de dólares al año”, añadió.
Según indica el experto en su informe: “la tecnología para combatir la trata de personas existe. (…) Ahora tenemos que utilizarla realmente; ir más allá de los proyectos piloto y profundizar a conciencia en las iniciativas que dan resultado”. Eso pasa por financiar estas iniciativas a lo largo del tiempo. De hecho, varios de los sitios web con las herramientas indicadas en el documento estaban fuera de servicio cuando Equal Timesintentó acceder a ellos, apenas dos semanas después la publicación del mencionado informe.
Aprovechar las herramientas existentes
“Es indispensable actualizar estas herramientas constantemente”, insiste Nagham Hriech Wahabi. Si una víctima utiliza uno de estos instrumentos que sirve para denunciar un abuso o pedir ayuda y no obtiene una respuesta inmediata, puede sentir que se topa contra un muro. Otro riesgo con consecuencias similares es la “sobreproducción de herramientas”, por utilizar la expresión empleada por Nagham Hriech Wahabi. “Las víctimas ya no saben qué hacer, a dónde acudir, y esto se vuelve contraproducente. Sería interesante desarrollar herramientas de la mano de las víctimas, para que puedan llegar al meollo del asunto”, dice.
Aunque la trata existe en todo el mundo, resulta sorprendente que la mayoría de los instrumentos estén disponibles en inglés y, a veces, sólo en inglés. Otros se dirigen a una zona geográfica concreta, como este newsgame informativo, pensado para los países balcánicos, que explica los mecanismos de la trata de personas; una aplicación traducida al inglés, francés, ruso y otros seis idiomas balcánicos, que parece estar cumpliendo bien su propósito.
Una de las vías para ser más eficaces pasa por la cooperación entre los múltiples actores en la lucha contra la trata. Bénédicte Lavaud-Legendre, investigadora adjunta de la Universidad de Burdeos, ha elaborado un software que permite visualizar los vínculos entre los distintos agentes que intervienen en la trata.
Concretamente, permite visualizar cada rol, el séquito que rodea a los proxenetas o prostitutas, para clasificar estos vínculos en función de sus relaciones económicas, de sus vínculos delictivos o familiares. La investigadora no pretende detenerse ahí: “En estos momentos, estamos respondiendo a una convocatoria europea de proyectos, dentro de un grupo que reúne a encuestadores, ONG e investigadores”, explica. Este software, si resulta seleccionado en la convocatoria de proyectos, permitiría agrupar todos los conocimientos sobre el tema de la trata de personas y, paralelamente, realizar búsquedas mediante palabras clave, para comparar los casos encontrados por los agentes sobre el terreno.
Por su parte, Nagham Hriech Wahabi se mantiene cautelosa ante la proliferación de tantas herramientas. “Hay menos fondos para realizar el acompañamiento cotidiano que para producir bellas herramientas visuales que sólo se usan una vez”. Para paliar este problema, las instituciones están impulsando un diálogo entre los distintos actores de la lucha contra la trata. Un diálogo más fluido entre las ONG, los encuestadores, los investigadores y los gobiernos para atender mejor a las víctimas y alcanzar el objetivoque se han marcado los países miembros de las Naciones Unidas: erradicar todas las formas de trabajo forzoso y poner fin a la esclavitud moderna y a la trata de personas de aquí a 2030.
Fuente: Desinformemonos
Este caso, tristemente habitual, relatado por Nagham Hriech Wahabi, psicóloga de la Organización Internacional contra la Esclavitud Moderna (OICEM), es típico del uso de las nuevas tecnologías por parte de quienes se dedican a la trata de personas. Aunque el uso de Facebook sigue siendo relativamente rudimentario, los traficantes van mucho más allá en su uso de las tecnologías: publican falsos anuncios de trabajo para atraer a jóvenes que desean irse al extranjero, realizan transacciones a través de criptomonedas, recurren al GPS para hacer un seguimiento en tiempo real de las personas que explotan, etc.
Estos usos están en constante evolución, como se señala en un informe de junio de 2020, titulado El uso de la innovación para combatir la trata de seres humanos, un análisis exhaustivo de las herramientas tecnológicas, redactado por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y por Tech Against Trafficking, un grupo que reúne a Amazon, Microsoft y AT&T, el gigante de la telefonía estadounidense, entre otras, con el objetivo de “contribuir a erradicar la trata de personas con la ayuda de la tecnología”. El informe se publicó en junio, antes del Día Internacional contra la Trata de Personas (el 30 de julio).
La lucha contra la trata de personas se ve obstaculizada por la diversidad de formas que esta puede adoptar: entre la familia del sur de Sudán que puso a subasta la mano de su hija menor de edad a través de Facebook, a las mafias internacionales organizadas en redes, hay todo un mundo.
Según Naciones Unidas, se entiende por trata de personas “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas recurriendo a la fuerza, la coacción, el engaño u otros medios… con fines de explotación”. Por lo tanto, incluye desde eltransporte de migrantes en el Mediterráneo por contrabandistas, en condiciones atroces, al reclutamiento de jóvenes au pairs que se transforman en “esclavas modernas”.
Esta disparidad no debe ocultar la magnitud del problema: según la Organización Internacional del Trabajo, en el mundo hay 40,3 millones de víctimas del trabajo forzoso, el 71% de las cuales son mujeres. Además, como se detalla ampliamente en el informe, “los traficantes de personas cada vez están más familiarizados con la tecnología y la utilizan en su beneficio, al contrario que quienes luchan contra este tráfico”.
Explotar a más personas minimizando los riesgos
Cierto es que así suelen ser las cosas en materia de criminalidad. Los delincuentes dictan el ritmo, los investigadores se adaptan para desenmascararlos y rápidamente sus herramientas se vuelven obsoletas, y así sucesivamente. Pero, en este caso, la balanza de poder presenta un claro desequilibrio. La tecnología permite a los traficantes explotar a más personas y mantenerse más en la sombra.
En el informe se menciona, por ejemplo, que existen grupos privados de miles de personas en aplicaciones cifradas como Telegram y Whatsapp, en las que se propone realizar “tours sexuales” a varios países o pagar a una prostituta durante un mes. Por ejemplo, en las últimas semanas, la justicia uruguaya ha destapado una red de explotación sexual de adolescentes, en la que presuntamente participaban unos 20 empresarios y personas influyentes, que utilizaban esas herramientas digitales. A estos grupos sólo se puede entrar por invitación o de la mano de un padrino, lo que asegura la discreción de sus miembros. La Dark Web es también un lugar preferido por las redes delictivas, por su confidencialidad, en particular para la difusión de pornografía infantil.
Nagham Hriech Wahabi, miembro desde 2007 de la OICEM, organización con sede en Francia, subraya que internet permite, además, manipular constantemente a las víctimas.
“Los traficantes amenazan con enviar videos o fotos degradantes a los padres o amigos de las mujeres forzadas a prostituirse. Incluso si la explotación tiene lugar lejos de su región de origen, puede haber un rastro, a veces para siempre”, explica a Equal Times. Es como añadir sal a la llaga de los recuerdos, con la vergüenza que producen las imágenes.
Para combatir la trata con mayor eficacia, la OSCE y Tech Against Trafficking analizaron 305 instrumentos. Los objetivos son muy dispares entre sí, al igual que el origen de los fondos que permiten financiar el desarrollo de los instrumentos: algunos están financiados directamente por los gobiernos, otros por ONG. Sin embargo, una gran parte (40%) de estos instrumentos los desarrolla el sector privado. Uno de los muchos ejemplos es el de la empresa francesa Ecovadis, que ofrece a las empresas un sistema de evaluación de su responsabilidad social (RSE), en concreto para verificar, por ejemplo, que ningún niño sea explotado por los subcontratistas de una empresa multinacional.
Otra herramienta identificada en la larga lista propuesta en el informe es la web Slavery From Space, desarrollada por la Universidad de Nottingham. Su objetivo consiste en identificar, mediante imágenes satélites, los hornos de ladrillo de Asia del sur, sobre todo de la India. En estos lugares, clave para acompañar el crecimiento galopante de las ciudades de Asia meridional, se estima que el 68% de la mano de obra realiza trabajos forzosos y el 19% es menor de 18 años. Con este método, 115 voluntarios han analizado unas 400 imágenes ofrecidas a través de Google Maps y la universidad está tratando de replicar el experimento con instrumentos más precisos.
A pesar de estas interesantes herramientas, que a veces conducen a resultados concretos, los efectos siguen sin ser convincentes. “Aún seguimos un paso por detrás de los traficantes. Por el momento, no podemos decir que estemos progresando mucho en esta lucha”, aseguró Radu Cucos, autor del informe de la OSCE, a Equal Times. Esta observación se basa en el aumento exponencial de los beneficios de la trata de personas en los últimos 15 años: “La Organización Internacional del Trabajo estima que, en 2005, los beneficios del trabajo forzoso y la explotación sexual ascendieron a unos 31.600 millones de dólares al año. En 2014 los beneficios alcanzaron los 150.000 millones de dólares al año”, añadió.
Según indica el experto en su informe: “la tecnología para combatir la trata de personas existe. (…) Ahora tenemos que utilizarla realmente; ir más allá de los proyectos piloto y profundizar a conciencia en las iniciativas que dan resultado”. Eso pasa por financiar estas iniciativas a lo largo del tiempo. De hecho, varios de los sitios web con las herramientas indicadas en el documento estaban fuera de servicio cuando Equal Timesintentó acceder a ellos, apenas dos semanas después la publicación del mencionado informe.
Aprovechar las herramientas existentes
“Es indispensable actualizar estas herramientas constantemente”, insiste Nagham Hriech Wahabi. Si una víctima utiliza uno de estos instrumentos que sirve para denunciar un abuso o pedir ayuda y no obtiene una respuesta inmediata, puede sentir que se topa contra un muro. Otro riesgo con consecuencias similares es la “sobreproducción de herramientas”, por utilizar la expresión empleada por Nagham Hriech Wahabi. “Las víctimas ya no saben qué hacer, a dónde acudir, y esto se vuelve contraproducente. Sería interesante desarrollar herramientas de la mano de las víctimas, para que puedan llegar al meollo del asunto”, dice.
Aunque la trata existe en todo el mundo, resulta sorprendente que la mayoría de los instrumentos estén disponibles en inglés y, a veces, sólo en inglés. Otros se dirigen a una zona geográfica concreta, como este newsgame informativo, pensado para los países balcánicos, que explica los mecanismos de la trata de personas; una aplicación traducida al inglés, francés, ruso y otros seis idiomas balcánicos, que parece estar cumpliendo bien su propósito.
Una de las vías para ser más eficaces pasa por la cooperación entre los múltiples actores en la lucha contra la trata. Bénédicte Lavaud-Legendre, investigadora adjunta de la Universidad de Burdeos, ha elaborado un software que permite visualizar los vínculos entre los distintos agentes que intervienen en la trata.
Concretamente, permite visualizar cada rol, el séquito que rodea a los proxenetas o prostitutas, para clasificar estos vínculos en función de sus relaciones económicas, de sus vínculos delictivos o familiares. La investigadora no pretende detenerse ahí: “En estos momentos, estamos respondiendo a una convocatoria europea de proyectos, dentro de un grupo que reúne a encuestadores, ONG e investigadores”, explica. Este software, si resulta seleccionado en la convocatoria de proyectos, permitiría agrupar todos los conocimientos sobre el tema de la trata de personas y, paralelamente, realizar búsquedas mediante palabras clave, para comparar los casos encontrados por los agentes sobre el terreno.
Por su parte, Nagham Hriech Wahabi se mantiene cautelosa ante la proliferación de tantas herramientas. “Hay menos fondos para realizar el acompañamiento cotidiano que para producir bellas herramientas visuales que sólo se usan una vez”. Para paliar este problema, las instituciones están impulsando un diálogo entre los distintos actores de la lucha contra la trata. Un diálogo más fluido entre las ONG, los encuestadores, los investigadores y los gobiernos para atender mejor a las víctimas y alcanzar el objetivoque se han marcado los países miembros de las Naciones Unidas: erradicar todas las formas de trabajo forzoso y poner fin a la esclavitud moderna y a la trata de personas de aquí a 2030.
Fuente: Desinformemonos
miércoles, 29 de julio de 2020
El poder de las historias para impulsar un negocio: la economía narrativa
¿Te has preguntado alguna vez por qué los mercados financieros y las economías a veces se comportan de manera impredecible? Bueno, muchos economistas le dirán que se trata de números y estadísticas. La única manera de entender la economía, por lo tanto, es interpretando estas estadísticas.
Pero aquí está el asunto. Las personas que impulsan nuestras economías (los consumidores, los empresarios, los políticos) son más complicadas de lo que cualquier conjunto de estadísticas puede revelar. Tienen sus propias pasiones, prejuicios y sistemas de creencias. En pocas palabras: tienen sus propias historias, historias que cambian la forma en que se comportan y, a su vez, afectan la forma en que se comporta el dinero.
Cuando estas narrativas se vuelven populares, son fundamentales para los resultados económicos, ya sea causando pánico durante un colapso del mercado de valores o llevando a los inversores novatos a comprar Bitcoins. Sin embargo, las narrativas generalmente están ausentes del análisis económico.
La economía narrativa es una nueva forma de tener en cuenta estas historias colectivas. En estos parpadeos, veremos más de cerca este concepto y aprenderemos cómo las narrativas populares impulsan los eventos económicos.
Narrativas que cambian el comportamiento económico
Cuando miras a un economista por televisión, notarás que casi siempre hablan en cifras. Los escuchará usar términos como “PIB” o “inflación” que describen un colapso bursátil anterior o una recesión inminente.
En el mundo de un economista, a menudo puede parecer que la economía vive independientemente del resto del mundo, en un plano puramente numérico. Los economistas rara vez, si alguna vez, tratan de explicar la economía al referirse a los miedos, esperanzas o prejuicios de las personas. Y a menudo dejarán de lado nuestras desordenadas historias humanas, que son tan cruciales para comprender los grandes eventos económicos. Ahí es donde entra la economía narrativa.
Primero, para entender la frase “economía narrativa”, debemos considerar el uso moderno de la palabra narrativa.
En lugar de referirse simplemente a algo con un principio, un medio y un final, una narración puede describir una historia colectiva o creencia compartida por un grupo de personas. Por ejemplo, el “hombre de negocios astuto”, una narrativa popular en los Estados Unidos. De hecho, Donald Trump lo aprovechó para atraer a los votantes.
No importa si Trump es o no un hombre de negocios astuto, se aferró con éxito a esta narrativa y jugó sus credenciales como un operador duro y astuto que obtendría el mejor trato para el país.
Y, por supuesto, esa narrativa en particular tuvo un efecto real. Ayudó a Donald Trump a ser elegido presidente.
Ahora, toma como ejemplo el colapso de la bolsa de valores de 1929. En los años anteriores al colapso, había muchas narrativas populares volando. Hubo historias de personas comunes que apostaron todos sus ahorros en una acción en particular y se volvieron envidiablemente ricos. Por supuesto, esto llevó a más y más personas a realizar malas inversiones, que culminaron en el gran accidente del 24 de octubre de 1929.
Las narrativas deberían formar parte de nuestra comprensión de cualquier gran evento económico, pero a menudo no lo hacen. Si bien los economistas rara vez se han centrado en las historias, ha habido una excepción notable: el economista de Cambridge John Maynard Keynes. En lugar de simplemente referirse a las cifras, Keynes tomó nota de los sentimientos públicos en juego. En su libro Consecuencias económicas de la paz, predijo que Alemania se amargaría profundamente por las fuertes reparaciones que debían pagar después de la Primera Guerra Mundial. Ningún análisis puramente cuantitativo podría haber previsto eso.
El auge de Bitcoin ilustra el poder de la narrativa en economía
Bitcoin tiene una teoría matemática compleja e impresionante detrás de él. Pero en lugar del logro técnico preciso que sustenta la criptomoneda, es el misterio y la emoción lo que genera interés en ella.
A finales de 2008, alguien que se hacía llamar Satoshi Nakamoto publicó un enlace a un documento que habían escrito llamado Bitcoin: un sistema de efectivo electrónico de igual a igual. A partir de ese momento, la emoción creció en torno a esta misteriosa innovación. Si bien la verdadera identidad de Nakamoto nunca se ha revelado, su invención, la criptomoneda Bitcoin, se ha convertido en un fenómeno.
Si se acercara a la mayoría de los inversores de Bitcoin y les preguntara sobre la tecnología detrás de la criptomoneda, como el “árbol de Merkle” o la “Firma digital de curva elíptica“, es probable que se encuentre con miradas atónitas.
En cambio, lo que emociona a la mayoría de los inversores de Bitcoin es la narrativa que lo rodea. No lo entienden pero les gusta la historia que les están narrando en torno a ello: la promesa de una nueva forma de hacer las cosas, lejos de las antiguas monedas, mostrando a sus reyes, reinas y presidentes muertos.
En resumen, es la promesa del futuro. Estos inversores creen que si invierten en Bitcoin, tendrán una participación en ese mañana que promete ser vertiginosamente futurista. Simplemente al comprar la criptomoneda, sienten que estarán entre los ilustrados y tecnológicamente astutos, en lugar de quedarse atrás con todos los demás. Y por supuesto, que se harán ricos por su capacidad visionaria.
Otra idea popular asociada a Bitcoin es la noción de una moneda que está fuera del control de los grandes bancos y gobiernos. Esto atrae a una bandada anárquica en sus inversores, que creen que estas instituciones se han vuelto corruptas e ineficientes. Y como la moneda no pertenece a ningún país, apela a una idea de internacionalismo. Los “Bitcoiners” se consideran a sí mismos ciudadanos del mundo inteligentes y orientados al futuro.
Desde el misterioso fundador hasta las matemáticas complejas y la idea de un nuevo mundo futurista encarnado en una moneda, Bitcoin es una historia atractiva. Y sin esta historia, es poco probable que la criptomoneda hubiera sido tan contagiosamente exitosa, atrayendo a millones de inversores. Es la ilustración perfecta del poder de la narrativa en el mundo del dinero.
Las epidemias también pueden ayudarnos a entender las narrativas económicas
Piense en todos los diferentes departamentos de una universidad: antropología, literatura, física, matemáticas, economía, etc. Todos ellos altamente especializados, todos desenterrando ideas maravillosas en sus respectivos campos.
Pero esta sobre-especialización puede ser un obstáculo: un enfoque limitado. En cambio, al trabajar juntos, estos diferentes departamentos pueden enriquecerse mutuamente. Y un área de la que la economía podría aprender mucho es la epidemiología: el estudio de las epidemias.
Al observar de cerca cómo se propagan las enfermedades, podemos obtener una idea de las “epidemias” narrativas. Tome una enfermedad contagiosa, como el Ébola o una cepa de coronavirus. Hay una tasa de contagio, una tasa de recuperación y una tasa de mortalidad. Cuando la epidemia está aumentando, la tasa de contagio, que cuenta con todos los recién infectados, supera tanto la tasa de recuperación como la de mortalidad. Y cuando la epidemia está disminuyendo, este proceso se revierte, y los que se recuperan o mueren superan en número a los nuevos casos.
Este patrón también se puede aplicar a las narrativas económicas contagiosas. El contagio ocurre de persona a persona a través de la conversación, ya sea a través del contacto cara a cara, las redes sociales u otra tecnología de comunicación. También se propaga a través de medios de comunicación, programas de entrevistas y todo el ecosistema de medios.
Al principio, el aumento se produce rápidamente. Entonces, al igual que una epidemia de enfermedad, hay un proceso de desaceleración. Pero en lugar de recuperación o muerte, las personas pierden interés u olvidan. Cuando estas personas superan en número a los que son “contagiosos”, los que difunden la narración, la historia muere bastante rápido.
Bitcoin, nuevamente, proporciona un gran ejemplo de los paralelos entre una epidemia de enfermedad y una narrativa económica contagiosa. Si observa con qué frecuencia se ha usado la palabra “Bitcoin” en las noticias y en los periódicos de todo el mundo durante los últimos diez años, verá un rápido aumento alrededor de 2013, luego un aumento repentino y un pico en 2018, antes de que vuelva a desaparecer. . Aunque todavía no hemos visto el final de la historia de Bitcoin, el gráfico nos muestra un rápido aumento y disminución que se parece mucho a la forma de una epidemia de enfermedad, incluso igualando las “ondas” secundarias que ocurren después del pico inicial.
Entonces, las epidemias de enfermedades y las epidemias narrativas siguen una forma similar. ¿De qué sirve saber esto? Bueno, al estudiar el patrón de epidemias, podemos adelantarnos a ciertas historias contagiosas y modelar nuestras respuestas económicas y políticas en consecuencia.
La importancia de las narrativas interconectadas
A veces, una historia solo gana impulso cuando se conecta con otras historias que se relacionan con ella.
Por ejemplo, supongamos que su vecino de al lado es un grupo antisocial que coloca púas en la cerca de su jardín para disuadir a los gatos. Si un gato en su vecindario desapareció repentinamente, la narrativa de que su vecino odia a los gatos de repente parecería más importante. Es posible que comience a notar otros detalles relevantes sobre su vecino que alimentarían su impresión general de que es una persona esencialmente miserable, independientemente de lo que le haya sucedido al gato. Esto se debe a que las narraciones rara vez ocurren solas: a menudo son parte de una red más amplia de historias relacionadas.
Tomemos el ejemplo de la curva de Laffer, una teoría asociada con el economista Arthur Laffer. Es un diagrama que muestra una U invertida, lo que demuestra que una imposición más baja genera más ingresos fiscales que una imposición más alta.
Sin embargo, cuando la idea se sugirió por primera vez, no ganó impulso. Tuvo un incidente famoso en un restaurante en 1974 para que despegara. Según los informes, en esta cena, Arthur Laffer dibujó el famoso diagrama en una servilleta y se lo mostró a los políticos republicanos Donald Rumsfeld y Dick Cheney. Esta historia del economista que desea compartir con urgencia su idea quedó atrapada en la gente.
Luego, la lógica simple de reducción de impuestos de la curva de Laffer alimentó la idea popular de que los gobiernos y las burocracias eran ineficientes. La desconfianza del gran gobierno fue avivada hábilmente en ese momento por políticos conservadores como Ronald Reagan y Margaret Thatcher, quienes aprovecharon la oportunidad que presentaba Laffer.
La curva de Laffer también se hizo conocida al mismo tiempo que los libros de Ayn Rand estaban ganando popularidad. Su exitosa novela Atlas Shrugged contó la historia de un grupo de líderes empresariales y otras personas productivas que desaparecen en protesta contra el gobierno, un gobierno que creen que restringe su innovación con fuertes impuestos y regulaciones.
En relación con la política de Reagan y Thatcher y las novelas de Ayn Rand, la curva de Laffer tenía mucho sentido. Cada una de estas narraciones relacionadas dio peso y contexto a las otras, reforzando la idea de que la interferencia y los impuestos del gobierno eran algo negativo.
Todo esto significa que cuando buscamos comprender una narrativa popular, siempre debemos tener cuidado de no perder la constelación de ideas relacionadas que la rodean. De lo contrario, solo veremos una pequeña parte de una imagen mucho más grande.
Las narrativas económicas dependen de detalles con los que empatizamos
No podemos evitarlo: buscamos formar narrativas siempre que podemos. Como escribió el filósofo Jean-Paul Sartre: “un hombre siempre cuenta las historias… ve todo lo que le sucede a través de ellas”. En otras palabras, nuestras mentes dan forma a todo en narrativa. Pero para formar narrativas, necesitamos colgarlas en detalles humanos particulares.
Tomemos el ejemplo de un experimento controlado realizado en 1985 por los psicólogos cognitivos Brad E. Bell y Elizabeth F. Loftus. Los participantes asumieron el papel de miembros del jurado. El objetivo era ver si detalles particulares y vívidos tenían alguna relación con la forma en que se decidían los casos judiciales. Entonces, los casos ficticios se presentaron con y sin detalles vívidos.
En uno de estos casos, se dijo que el acusado accidentalmente “arrojó un tazón de guacamole sobre la alfombra de pelusa blanca” durante su crimen. Ese detalle, aparentemente irrelevante, ayudó a obtener una condena del jurado experimental. Esta imagen les permitió formar una imagen concreta de toda la “narrativa” del crimen, que de otro modo habría sido una cuenta seca e incolora.
En términos económicos, detalles particulares pueden ayudar a construir narrativas que tengan efectos dramáticos. Piense en los ataques terroristas del 11 de septiembre. En ese momento, la economía estadounidense estaba en medio de una recesión. Y cuando el World Trade Center fue destruido y el Pentágono sufrió graves daños, muchos economistas temieron que esto erosionara aún más la confianza en la economía. Parecía cierto: todos los indicadores apuntaban a un mayor dolor. Sin embargo, en noviembre, sorprendentemente, la recesión había terminado.
¿Que pasó? Parecía que el pueblo estadounidense, después de haber visto el vívido espectáculo del ataque a esos edificios simbólicos, había tomado la narrativa aparentemente inevitable de una nueva recesión y la había cambiado.
Un evento significativo fue cuando el presidente George W. Bush se dirigió a la nación. Alentó a las personas a superar su miedo: “Haz tus negocios en todo el país. Vuela y disfruta de los grandes destinos de América. Ve a Disney World en Florida “.
En lugar de aceptar la recesión continua, el pueblo estadounidense había construido su propia narrativa en torno a estos detalles vívidos. Las empresas estadounidenses y toda la economía respondieron en consecuencia. El ataque dramático y el discurso conmovedor de George W. Bush los habían impulsado a resistir la aparente depresión económica inevitable.
Narrativa del pánico versus la de confianza
A menudo escuchará a periodistas, políticos y economistas hablar sobre la confianza, la confianza en las empresas, los bancos y la economía en general. Para que las economías prosperen, la confianza en otras personas es esencial.
Del mismo modo que el autor Christopher Booker teoriza que las historias siguen una de las siete tramas básicas, como “trapos a la riqueza” o “superación del monstruo”, parece haber narrativas económicas que surgen una y otra vez.
Entonces, volvamos a la narrativa de pánico versus confianza. ¿Dónde se originó esta historia? En los Estados Unidos, parece haber un pánico financiero en 1857, en el período previo a la Guerra Civil de los Estados Unidos, donde la idea ganó popularidad. Luego, el uso de la palabra pánico para describir las crisis financieras alcanzó su punto máximo después del famoso Pánico de 1907, que involucró al famoso banquero J.P.Morgan, quien usó su propio dinero para ayudar a rescatar al sistema bancario.
La otra cara obvia de un pánico colectivo es la confianza colectiva. La importancia de la confianza como narrativa en desarrollo se puede ver en las declaraciones del presidente Calvin Coolidge. En un intento por reforzar la creencia pública en el mercado de valores en la década de 1920, Coolidge daría discursos públicos optimistas sobre el estado de la economía, incluso cuando, en realidad, las cosas no lucían tan bien.
Desde estos comienzos, la narrativa de pánico versus confianza ha seguido siendo parte de la historia económica. Piense en la crisis económica de 2008: podría argumentar que el recuerdo histórico de pánicos similares fue un factor clave.
Una narrativa relacionada es la caída del mercado de valores. Fue la caída del mercado de valores de 1929 lo que nos dio la noción del colapso. Antes de ese punto, la frase “boom and crash” solo se usaba en relación con, por ejemplo, el sonido de un trueno o la música dramática de Wagner. Pero el dramático impacto de la crisis de 1929 empleó la palabra “crash” para referirse al desplome del mercado de valores.
La narrativa del colapso bursátil regresó con fuerza de nuevo en 2007-2009, durante la Gran Recesión. Al igual que con la década de 1920, la idea de que el accidente fue el castigo inevitable por un período de especulación imprudente regresó.
Estas narrativas, que tienen sus raíces en eventos pasados, dan forma a los eventos actuales. Si queremos comprender mejor lo que está sucediendo ahora, debemos reconocer que lo que estamos experimentando es a menudo una mutación de una de estas historias del pasado pero que mantenemos vivas en nuestros recuerdos.
El impacto económico de las narrativas cambia con el tiempo
Todos tenemos recuerdos que cambian sutilmente con el tiempo. Una lejana fiesta de cumpleaños. Un viaje de verano con amigos. Un día de fiesta borracho. Estos recuerdos pueden reaparecer ante nosotros a lo largo de nuestras vidas, sutilmente diferentes, y hacer que los volvamos a evaluar por completo. De modo que ese horrible momento en el que te torciste la muñeca mientras jugabas a bolos se convierte en una noche maravillosa.
Y como con la vida, también con la economía. Las narrativas colectivas sobre los eventos económicos pueden cambiar a través del tiempo, alterando nuestra comprensión de ellos.
El recuerdo de la caída del mercado de valores del 19 de octubre de 1987 aún perdura. Fue el día más accidentado, en términos porcentuales en la historia. Recordando que es suficiente para dañar la confianza de incluso el inversor más optimista de hoy porque lo que sucedió antes siempre podría volver a ocurrir. Y los periodistas todavía escriben largos artículos y artículos de opinión sobre esto, especialmente en su aniversario.
Sin embargo, el evento real y la memoria del evento son diferentes. Porque en ese momento, hubo una gran discusión sobre un programa de comercio computarizado llamado seguro de cartera. Utilizó algoritmos para limitar la pérdida de un inversor de un mercado que caía en picado. Las narrativas en torno a esto llevaron a muchas personas a considerar la venta de sus acciones en ese momento, empeorando el declive. Debido a estas circunstancias particulares, el colapso de 1987 tiene poca relación con las condiciones del mercado en la actualidad. Sin embargo, muchas personas olvidan esto, y al asustar a los inversores, 1987 todavía logra afectarnos de alguna manera.
Del mismo modo, el recuerdo de la Primera Guerra Mundial se transformó en algo diferente al comienzo de la Segunda Guerra Mundial y provocó que las personas actuaran de manera diferente. Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, los inversores respondieron con pánico e irracionalidad. Los inversores europeos, por ejemplo, enviaron grandes cantidades de oro fuera de los Estados Unidos, a pesar de que Estados Unidos todavía no era parte de la guerra, y el mercado de valores comenzó a caer abruptamente.
Sin embargo, cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial el 3 de septiembre de 1939, el índice bursátil de S&P aumentó un 9,6 por ciento. ¿Por qué? En este momento, una narrativa muy diferente sobre la Primera Guerra Mundial se había hecho popular. Mucha gente creía que aquellos que habían mantenido inversiones durante la guerra se habían enriquecido. Entonces, entre 1918 y 1939, una narración completamente cambiada de la Primera Guerra Mundial hizo que las personas actuaran de una manera dramáticamente diferente.
Estudiar las narrativas pueden ayudarnos a prepararnos para el futuro
Como hemos aprendido, las narraciones son importantes cuando se trata de la economía. Para ayudar a predecir recesiones, períodos de auge y anomalías por igual, es necesario que los economistas los tomen en serio. Simplemente no es suficiente usar estadísticas.
Por lo tanto, los economistas e investigadores deberían utilizar las herramientas disponibles para comprender mejor la narrativa. Podemos acceder a volúmenes de datos sin precedentes y ver qué ocupa la mente de las personas en todo el mundo. Podemos rastrear búsquedas en Internet, ver lo que dice la gente en las redes sociales y aprender de los grupos focales y otros tipos de estudios de mercado. Nunca antes se ha registrado tanto en cuanto a opinión, sentimiento y preferencia personal. La tecnología nos permite buscar palabras y frases clave en libros y periódicos con solo hacer clic en un botón.
Mediante el uso de herramientas que pueden encontrar patrones en este océano de datos, los economistas deberían poder identificar narrativas prominentes que puedan tener un efecto causal en la economía.
Sin embargo, es importante que se aplique rigor real cuando se utilizan narrativas para teorizar sobre eventos económicos, tal como lo hacen más economistas cuantitativos. De lo contrario, el proceso será una especulación perezosa y poco científica. Para hacer esto, se pueden aprender lecciones de otras disciplinas que estudian específicamente la narrativa, como las humanidades. Las narrativas también se pueden analizar aprendiendo de los desarrollos en neurociencia, psicología e inteligencia artificial.
Entonces, ¿qué se puede hacer con toda esta nueva información? Al comprender mejor las narrativas, los formuladores de políticas podrán moldear el comportamiento de las personas en momentos de gran estrés.
El presidente Roosevelt entendió esto, incluso en la década de 1930. Durante la Gran Depresión, Roosevelt sabía que la falta colectiva de confianza era un factor importante para la economía. En respuesta, se dirigió a la nación en una serie de “charlas junto al fuego” donde pidió a la gente que dejara de lado sus miedos y saliera a gastar dinero. Al hacer esto, tomó el control de la narrativa, y parecía funcionar: cada vez que se dirigía a la nación, los mercados se estabilizaban.
Si los formuladores de políticas pueden leer la constelación de narrativas en torno a un evento económico inminente o presente, pueden tener una gran ventaja. Y desde ese punto de vista, pueden ser participantes activos en eventos en lugar de espectadores desafortunados.
Conclusiones
Los acontecimientos económicos, como las caídas del mercado de valores y las locuras de inversión repentinas, a menudo son impulsadas por narrativas populares. Estas narraciones ocurren juntas en constelaciones, con cada una reforzando a las demás. Al considerar las narrativas como parte de nuestro análisis económico junto con datos económicos más tradicionales, podemos estar mejor preparados para lo que el futuro podría arrojarnos.
Como acabamos de ver, las narrativas populares y contagiosas pueden llevar a las personas a tomar malas decisiones financieras, ya sea invirtiendo en una acción que cae como un zepelín de plomo o arrojando sus ahorros en una criptomoneda apenas entendidas.
Difícilmente ayuda que nuestro sistema económico actual explote nuestra credulidad. En Phishing for Phools, Robert J. Shiller y George Akerlof consideran cómo nos rodean los capitalistas despiadados que explotan sistemáticamente nuestras debilidades psicológicas y nuestra ignorancia a través de la manipulación y el engaño. Explican que vivimos en un mundo de trucos y trampas en lugar de una economía de mercado benigna que siempre está creando valor.
Fuente: Blinkist
Pero aquí está el asunto. Las personas que impulsan nuestras economías (los consumidores, los empresarios, los políticos) son más complicadas de lo que cualquier conjunto de estadísticas puede revelar. Tienen sus propias pasiones, prejuicios y sistemas de creencias. En pocas palabras: tienen sus propias historias, historias que cambian la forma en que se comportan y, a su vez, afectan la forma en que se comporta el dinero.
Cuando estas narrativas se vuelven populares, son fundamentales para los resultados económicos, ya sea causando pánico durante un colapso del mercado de valores o llevando a los inversores novatos a comprar Bitcoins. Sin embargo, las narrativas generalmente están ausentes del análisis económico.
La economía narrativa es una nueva forma de tener en cuenta estas historias colectivas. En estos parpadeos, veremos más de cerca este concepto y aprenderemos cómo las narrativas populares impulsan los eventos económicos.
Narrativas que cambian el comportamiento económico
Cuando miras a un economista por televisión, notarás que casi siempre hablan en cifras. Los escuchará usar términos como “PIB” o “inflación” que describen un colapso bursátil anterior o una recesión inminente.
En el mundo de un economista, a menudo puede parecer que la economía vive independientemente del resto del mundo, en un plano puramente numérico. Los economistas rara vez, si alguna vez, tratan de explicar la economía al referirse a los miedos, esperanzas o prejuicios de las personas. Y a menudo dejarán de lado nuestras desordenadas historias humanas, que son tan cruciales para comprender los grandes eventos económicos. Ahí es donde entra la economía narrativa.
Primero, para entender la frase “economía narrativa”, debemos considerar el uso moderno de la palabra narrativa.
En lugar de referirse simplemente a algo con un principio, un medio y un final, una narración puede describir una historia colectiva o creencia compartida por un grupo de personas. Por ejemplo, el “hombre de negocios astuto”, una narrativa popular en los Estados Unidos. De hecho, Donald Trump lo aprovechó para atraer a los votantes.
No importa si Trump es o no un hombre de negocios astuto, se aferró con éxito a esta narrativa y jugó sus credenciales como un operador duro y astuto que obtendría el mejor trato para el país.
Y, por supuesto, esa narrativa en particular tuvo un efecto real. Ayudó a Donald Trump a ser elegido presidente.
Ahora, toma como ejemplo el colapso de la bolsa de valores de 1929. En los años anteriores al colapso, había muchas narrativas populares volando. Hubo historias de personas comunes que apostaron todos sus ahorros en una acción en particular y se volvieron envidiablemente ricos. Por supuesto, esto llevó a más y más personas a realizar malas inversiones, que culminaron en el gran accidente del 24 de octubre de 1929.
Las narrativas deberían formar parte de nuestra comprensión de cualquier gran evento económico, pero a menudo no lo hacen. Si bien los economistas rara vez se han centrado en las historias, ha habido una excepción notable: el economista de Cambridge John Maynard Keynes. En lugar de simplemente referirse a las cifras, Keynes tomó nota de los sentimientos públicos en juego. En su libro Consecuencias económicas de la paz, predijo que Alemania se amargaría profundamente por las fuertes reparaciones que debían pagar después de la Primera Guerra Mundial. Ningún análisis puramente cuantitativo podría haber previsto eso.
El auge de Bitcoin ilustra el poder de la narrativa en economía
Bitcoin tiene una teoría matemática compleja e impresionante detrás de él. Pero en lugar del logro técnico preciso que sustenta la criptomoneda, es el misterio y la emoción lo que genera interés en ella.
A finales de 2008, alguien que se hacía llamar Satoshi Nakamoto publicó un enlace a un documento que habían escrito llamado Bitcoin: un sistema de efectivo electrónico de igual a igual. A partir de ese momento, la emoción creció en torno a esta misteriosa innovación. Si bien la verdadera identidad de Nakamoto nunca se ha revelado, su invención, la criptomoneda Bitcoin, se ha convertido en un fenómeno.
Si se acercara a la mayoría de los inversores de Bitcoin y les preguntara sobre la tecnología detrás de la criptomoneda, como el “árbol de Merkle” o la “Firma digital de curva elíptica“, es probable que se encuentre con miradas atónitas.
En cambio, lo que emociona a la mayoría de los inversores de Bitcoin es la narrativa que lo rodea. No lo entienden pero les gusta la historia que les están narrando en torno a ello: la promesa de una nueva forma de hacer las cosas, lejos de las antiguas monedas, mostrando a sus reyes, reinas y presidentes muertos.
En resumen, es la promesa del futuro. Estos inversores creen que si invierten en Bitcoin, tendrán una participación en ese mañana que promete ser vertiginosamente futurista. Simplemente al comprar la criptomoneda, sienten que estarán entre los ilustrados y tecnológicamente astutos, en lugar de quedarse atrás con todos los demás. Y por supuesto, que se harán ricos por su capacidad visionaria.
Otra idea popular asociada a Bitcoin es la noción de una moneda que está fuera del control de los grandes bancos y gobiernos. Esto atrae a una bandada anárquica en sus inversores, que creen que estas instituciones se han vuelto corruptas e ineficientes. Y como la moneda no pertenece a ningún país, apela a una idea de internacionalismo. Los “Bitcoiners” se consideran a sí mismos ciudadanos del mundo inteligentes y orientados al futuro.
Desde el misterioso fundador hasta las matemáticas complejas y la idea de un nuevo mundo futurista encarnado en una moneda, Bitcoin es una historia atractiva. Y sin esta historia, es poco probable que la criptomoneda hubiera sido tan contagiosamente exitosa, atrayendo a millones de inversores. Es la ilustración perfecta del poder de la narrativa en el mundo del dinero.
Las epidemias también pueden ayudarnos a entender las narrativas económicas
Piense en todos los diferentes departamentos de una universidad: antropología, literatura, física, matemáticas, economía, etc. Todos ellos altamente especializados, todos desenterrando ideas maravillosas en sus respectivos campos.
Pero esta sobre-especialización puede ser un obstáculo: un enfoque limitado. En cambio, al trabajar juntos, estos diferentes departamentos pueden enriquecerse mutuamente. Y un área de la que la economía podría aprender mucho es la epidemiología: el estudio de las epidemias.
Al observar de cerca cómo se propagan las enfermedades, podemos obtener una idea de las “epidemias” narrativas. Tome una enfermedad contagiosa, como el Ébola o una cepa de coronavirus. Hay una tasa de contagio, una tasa de recuperación y una tasa de mortalidad. Cuando la epidemia está aumentando, la tasa de contagio, que cuenta con todos los recién infectados, supera tanto la tasa de recuperación como la de mortalidad. Y cuando la epidemia está disminuyendo, este proceso se revierte, y los que se recuperan o mueren superan en número a los nuevos casos.
Este patrón también se puede aplicar a las narrativas económicas contagiosas. El contagio ocurre de persona a persona a través de la conversación, ya sea a través del contacto cara a cara, las redes sociales u otra tecnología de comunicación. También se propaga a través de medios de comunicación, programas de entrevistas y todo el ecosistema de medios.
Al principio, el aumento se produce rápidamente. Entonces, al igual que una epidemia de enfermedad, hay un proceso de desaceleración. Pero en lugar de recuperación o muerte, las personas pierden interés u olvidan. Cuando estas personas superan en número a los que son “contagiosos”, los que difunden la narración, la historia muere bastante rápido.
Bitcoin, nuevamente, proporciona un gran ejemplo de los paralelos entre una epidemia de enfermedad y una narrativa económica contagiosa. Si observa con qué frecuencia se ha usado la palabra “Bitcoin” en las noticias y en los periódicos de todo el mundo durante los últimos diez años, verá un rápido aumento alrededor de 2013, luego un aumento repentino y un pico en 2018, antes de que vuelva a desaparecer. . Aunque todavía no hemos visto el final de la historia de Bitcoin, el gráfico nos muestra un rápido aumento y disminución que se parece mucho a la forma de una epidemia de enfermedad, incluso igualando las “ondas” secundarias que ocurren después del pico inicial.
Entonces, las epidemias de enfermedades y las epidemias narrativas siguen una forma similar. ¿De qué sirve saber esto? Bueno, al estudiar el patrón de epidemias, podemos adelantarnos a ciertas historias contagiosas y modelar nuestras respuestas económicas y políticas en consecuencia.
La importancia de las narrativas interconectadas
A veces, una historia solo gana impulso cuando se conecta con otras historias que se relacionan con ella.
Por ejemplo, supongamos que su vecino de al lado es un grupo antisocial que coloca púas en la cerca de su jardín para disuadir a los gatos. Si un gato en su vecindario desapareció repentinamente, la narrativa de que su vecino odia a los gatos de repente parecería más importante. Es posible que comience a notar otros detalles relevantes sobre su vecino que alimentarían su impresión general de que es una persona esencialmente miserable, independientemente de lo que le haya sucedido al gato. Esto se debe a que las narraciones rara vez ocurren solas: a menudo son parte de una red más amplia de historias relacionadas.
Tomemos el ejemplo de la curva de Laffer, una teoría asociada con el economista Arthur Laffer. Es un diagrama que muestra una U invertida, lo que demuestra que una imposición más baja genera más ingresos fiscales que una imposición más alta.
Sin embargo, cuando la idea se sugirió por primera vez, no ganó impulso. Tuvo un incidente famoso en un restaurante en 1974 para que despegara. Según los informes, en esta cena, Arthur Laffer dibujó el famoso diagrama en una servilleta y se lo mostró a los políticos republicanos Donald Rumsfeld y Dick Cheney. Esta historia del economista que desea compartir con urgencia su idea quedó atrapada en la gente.
Luego, la lógica simple de reducción de impuestos de la curva de Laffer alimentó la idea popular de que los gobiernos y las burocracias eran ineficientes. La desconfianza del gran gobierno fue avivada hábilmente en ese momento por políticos conservadores como Ronald Reagan y Margaret Thatcher, quienes aprovecharon la oportunidad que presentaba Laffer.
La curva de Laffer también se hizo conocida al mismo tiempo que los libros de Ayn Rand estaban ganando popularidad. Su exitosa novela Atlas Shrugged contó la historia de un grupo de líderes empresariales y otras personas productivas que desaparecen en protesta contra el gobierno, un gobierno que creen que restringe su innovación con fuertes impuestos y regulaciones.
En relación con la política de Reagan y Thatcher y las novelas de Ayn Rand, la curva de Laffer tenía mucho sentido. Cada una de estas narraciones relacionadas dio peso y contexto a las otras, reforzando la idea de que la interferencia y los impuestos del gobierno eran algo negativo.
Todo esto significa que cuando buscamos comprender una narrativa popular, siempre debemos tener cuidado de no perder la constelación de ideas relacionadas que la rodean. De lo contrario, solo veremos una pequeña parte de una imagen mucho más grande.
Las narrativas económicas dependen de detalles con los que empatizamos
No podemos evitarlo: buscamos formar narrativas siempre que podemos. Como escribió el filósofo Jean-Paul Sartre: “un hombre siempre cuenta las historias… ve todo lo que le sucede a través de ellas”. En otras palabras, nuestras mentes dan forma a todo en narrativa. Pero para formar narrativas, necesitamos colgarlas en detalles humanos particulares.
Tomemos el ejemplo de un experimento controlado realizado en 1985 por los psicólogos cognitivos Brad E. Bell y Elizabeth F. Loftus. Los participantes asumieron el papel de miembros del jurado. El objetivo era ver si detalles particulares y vívidos tenían alguna relación con la forma en que se decidían los casos judiciales. Entonces, los casos ficticios se presentaron con y sin detalles vívidos.
En uno de estos casos, se dijo que el acusado accidentalmente “arrojó un tazón de guacamole sobre la alfombra de pelusa blanca” durante su crimen. Ese detalle, aparentemente irrelevante, ayudó a obtener una condena del jurado experimental. Esta imagen les permitió formar una imagen concreta de toda la “narrativa” del crimen, que de otro modo habría sido una cuenta seca e incolora.
En términos económicos, detalles particulares pueden ayudar a construir narrativas que tengan efectos dramáticos. Piense en los ataques terroristas del 11 de septiembre. En ese momento, la economía estadounidense estaba en medio de una recesión. Y cuando el World Trade Center fue destruido y el Pentágono sufrió graves daños, muchos economistas temieron que esto erosionara aún más la confianza en la economía. Parecía cierto: todos los indicadores apuntaban a un mayor dolor. Sin embargo, en noviembre, sorprendentemente, la recesión había terminado.
¿Que pasó? Parecía que el pueblo estadounidense, después de haber visto el vívido espectáculo del ataque a esos edificios simbólicos, había tomado la narrativa aparentemente inevitable de una nueva recesión y la había cambiado.
Un evento significativo fue cuando el presidente George W. Bush se dirigió a la nación. Alentó a las personas a superar su miedo: “Haz tus negocios en todo el país. Vuela y disfruta de los grandes destinos de América. Ve a Disney World en Florida “.
En lugar de aceptar la recesión continua, el pueblo estadounidense había construido su propia narrativa en torno a estos detalles vívidos. Las empresas estadounidenses y toda la economía respondieron en consecuencia. El ataque dramático y el discurso conmovedor de George W. Bush los habían impulsado a resistir la aparente depresión económica inevitable.
Narrativa del pánico versus la de confianza
A menudo escuchará a periodistas, políticos y economistas hablar sobre la confianza, la confianza en las empresas, los bancos y la economía en general. Para que las economías prosperen, la confianza en otras personas es esencial.
Del mismo modo que el autor Christopher Booker teoriza que las historias siguen una de las siete tramas básicas, como “trapos a la riqueza” o “superación del monstruo”, parece haber narrativas económicas que surgen una y otra vez.
Entonces, volvamos a la narrativa de pánico versus confianza. ¿Dónde se originó esta historia? En los Estados Unidos, parece haber un pánico financiero en 1857, en el período previo a la Guerra Civil de los Estados Unidos, donde la idea ganó popularidad. Luego, el uso de la palabra pánico para describir las crisis financieras alcanzó su punto máximo después del famoso Pánico de 1907, que involucró al famoso banquero J.P.Morgan, quien usó su propio dinero para ayudar a rescatar al sistema bancario.
La otra cara obvia de un pánico colectivo es la confianza colectiva. La importancia de la confianza como narrativa en desarrollo se puede ver en las declaraciones del presidente Calvin Coolidge. En un intento por reforzar la creencia pública en el mercado de valores en la década de 1920, Coolidge daría discursos públicos optimistas sobre el estado de la economía, incluso cuando, en realidad, las cosas no lucían tan bien.
Desde estos comienzos, la narrativa de pánico versus confianza ha seguido siendo parte de la historia económica. Piense en la crisis económica de 2008: podría argumentar que el recuerdo histórico de pánicos similares fue un factor clave.
Una narrativa relacionada es la caída del mercado de valores. Fue la caída del mercado de valores de 1929 lo que nos dio la noción del colapso. Antes de ese punto, la frase “boom and crash” solo se usaba en relación con, por ejemplo, el sonido de un trueno o la música dramática de Wagner. Pero el dramático impacto de la crisis de 1929 empleó la palabra “crash” para referirse al desplome del mercado de valores.
La narrativa del colapso bursátil regresó con fuerza de nuevo en 2007-2009, durante la Gran Recesión. Al igual que con la década de 1920, la idea de que el accidente fue el castigo inevitable por un período de especulación imprudente regresó.
Estas narrativas, que tienen sus raíces en eventos pasados, dan forma a los eventos actuales. Si queremos comprender mejor lo que está sucediendo ahora, debemos reconocer que lo que estamos experimentando es a menudo una mutación de una de estas historias del pasado pero que mantenemos vivas en nuestros recuerdos.
El impacto económico de las narrativas cambia con el tiempo
Todos tenemos recuerdos que cambian sutilmente con el tiempo. Una lejana fiesta de cumpleaños. Un viaje de verano con amigos. Un día de fiesta borracho. Estos recuerdos pueden reaparecer ante nosotros a lo largo de nuestras vidas, sutilmente diferentes, y hacer que los volvamos a evaluar por completo. De modo que ese horrible momento en el que te torciste la muñeca mientras jugabas a bolos se convierte en una noche maravillosa.
Y como con la vida, también con la economía. Las narrativas colectivas sobre los eventos económicos pueden cambiar a través del tiempo, alterando nuestra comprensión de ellos.
El recuerdo de la caída del mercado de valores del 19 de octubre de 1987 aún perdura. Fue el día más accidentado, en términos porcentuales en la historia. Recordando que es suficiente para dañar la confianza de incluso el inversor más optimista de hoy porque lo que sucedió antes siempre podría volver a ocurrir. Y los periodistas todavía escriben largos artículos y artículos de opinión sobre esto, especialmente en su aniversario.
Sin embargo, el evento real y la memoria del evento son diferentes. Porque en ese momento, hubo una gran discusión sobre un programa de comercio computarizado llamado seguro de cartera. Utilizó algoritmos para limitar la pérdida de un inversor de un mercado que caía en picado. Las narrativas en torno a esto llevaron a muchas personas a considerar la venta de sus acciones en ese momento, empeorando el declive. Debido a estas circunstancias particulares, el colapso de 1987 tiene poca relación con las condiciones del mercado en la actualidad. Sin embargo, muchas personas olvidan esto, y al asustar a los inversores, 1987 todavía logra afectarnos de alguna manera.
Del mismo modo, el recuerdo de la Primera Guerra Mundial se transformó en algo diferente al comienzo de la Segunda Guerra Mundial y provocó que las personas actuaran de manera diferente. Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, los inversores respondieron con pánico e irracionalidad. Los inversores europeos, por ejemplo, enviaron grandes cantidades de oro fuera de los Estados Unidos, a pesar de que Estados Unidos todavía no era parte de la guerra, y el mercado de valores comenzó a caer abruptamente.
Sin embargo, cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial el 3 de septiembre de 1939, el índice bursátil de S&P aumentó un 9,6 por ciento. ¿Por qué? En este momento, una narrativa muy diferente sobre la Primera Guerra Mundial se había hecho popular. Mucha gente creía que aquellos que habían mantenido inversiones durante la guerra se habían enriquecido. Entonces, entre 1918 y 1939, una narración completamente cambiada de la Primera Guerra Mundial hizo que las personas actuaran de una manera dramáticamente diferente.
Estudiar las narrativas pueden ayudarnos a prepararnos para el futuro
Como hemos aprendido, las narraciones son importantes cuando se trata de la economía. Para ayudar a predecir recesiones, períodos de auge y anomalías por igual, es necesario que los economistas los tomen en serio. Simplemente no es suficiente usar estadísticas.
Por lo tanto, los economistas e investigadores deberían utilizar las herramientas disponibles para comprender mejor la narrativa. Podemos acceder a volúmenes de datos sin precedentes y ver qué ocupa la mente de las personas en todo el mundo. Podemos rastrear búsquedas en Internet, ver lo que dice la gente en las redes sociales y aprender de los grupos focales y otros tipos de estudios de mercado. Nunca antes se ha registrado tanto en cuanto a opinión, sentimiento y preferencia personal. La tecnología nos permite buscar palabras y frases clave en libros y periódicos con solo hacer clic en un botón.
Mediante el uso de herramientas que pueden encontrar patrones en este océano de datos, los economistas deberían poder identificar narrativas prominentes que puedan tener un efecto causal en la economía.
Sin embargo, es importante que se aplique rigor real cuando se utilizan narrativas para teorizar sobre eventos económicos, tal como lo hacen más economistas cuantitativos. De lo contrario, el proceso será una especulación perezosa y poco científica. Para hacer esto, se pueden aprender lecciones de otras disciplinas que estudian específicamente la narrativa, como las humanidades. Las narrativas también se pueden analizar aprendiendo de los desarrollos en neurociencia, psicología e inteligencia artificial.
Entonces, ¿qué se puede hacer con toda esta nueva información? Al comprender mejor las narrativas, los formuladores de políticas podrán moldear el comportamiento de las personas en momentos de gran estrés.
El presidente Roosevelt entendió esto, incluso en la década de 1930. Durante la Gran Depresión, Roosevelt sabía que la falta colectiva de confianza era un factor importante para la economía. En respuesta, se dirigió a la nación en una serie de “charlas junto al fuego” donde pidió a la gente que dejara de lado sus miedos y saliera a gastar dinero. Al hacer esto, tomó el control de la narrativa, y parecía funcionar: cada vez que se dirigía a la nación, los mercados se estabilizaban.
Si los formuladores de políticas pueden leer la constelación de narrativas en torno a un evento económico inminente o presente, pueden tener una gran ventaja. Y desde ese punto de vista, pueden ser participantes activos en eventos en lugar de espectadores desafortunados.
Conclusiones
Los acontecimientos económicos, como las caídas del mercado de valores y las locuras de inversión repentinas, a menudo son impulsadas por narrativas populares. Estas narraciones ocurren juntas en constelaciones, con cada una reforzando a las demás. Al considerar las narrativas como parte de nuestro análisis económico junto con datos económicos más tradicionales, podemos estar mejor preparados para lo que el futuro podría arrojarnos.
Como acabamos de ver, las narrativas populares y contagiosas pueden llevar a las personas a tomar malas decisiones financieras, ya sea invirtiendo en una acción que cae como un zepelín de plomo o arrojando sus ahorros en una criptomoneda apenas entendidas.
Difícilmente ayuda que nuestro sistema económico actual explote nuestra credulidad. En Phishing for Phools, Robert J. Shiller y George Akerlof consideran cómo nos rodean los capitalistas despiadados que explotan sistemáticamente nuestras debilidades psicológicas y nuestra ignorancia a través de la manipulación y el engaño. Explican que vivimos en un mundo de trucos y trampas en lugar de una economía de mercado benigna que siempre está creando valor.
Fuente: Blinkist
martes, 28 de julio de 2020
Una idea psicológica de hace 40 años ayuda a la IA a entender mejor el mundo
El concepto: cuando miramos una silla, independientemente de su forma y color, sabemos que podemos sentarnos en ella. Cuando un pez está en el agua, independientemente de su ubicación, sabe que puede nadar. Esto se conoce como la teoría de la capacidad de pago, un término acuñado por el psicólogo James J. Gibson. Establece que cuando los seres inteligentes miran el mundo, perciben no solo los objetos y sus relaciones, sino también sus posibilidades . En otras palabras, la silla "ofrece" la posibilidad de sentarse. El agua "ofrece" la posibilidad de nadar. La teoría podría explicar en parte por qué la inteligencia animal es tan generalizable: a menudo sabemos de inmediato cómo interactuar con nuevos objetos porque reconocemos sus posibilidades.
La idea: los investigadores de DeepMind ahora están utilizando este concepto para desarrollar un nuevo enfoque para el aprendizaje por refuerzo. En el aprendizaje de refuerzo típico, un agente aprende a través de prueba y error, comenzando con el supuesto de que cualquier acción es posible. Un robot que aprende a moverse del punto A al punto B, por ejemplo, asumirá que puede moverse a través de paredes o muebles hasta que las fallas repetidas le indiquen lo contrario. La idea es que si al robot se le enseñara primero las posibilidades de su entorno, eliminaría inmediatamente una fracción significativa de las pruebas fallidas que tendría que realizar. Esto haría que su proceso de aprendizaje sea más eficiente y lo ayudaría a generalizar en diferentes entornos.
Los experimentos: los investigadores establecieron un escenario virtual simple. Colocaron un agente virtual en un entorno 2D con una pared en el medio e hicieron que el agente explorara su rango de movimiento hasta que supiera lo que el entorno le permitiría hacer: sus posibilidades. Luego, los investigadores le dieron al agente un conjunto de objetivos simples para lograr mediante el aprendizaje de refuerzo, como mover una cierta cantidad hacia la derecha o hacia la izquierda. Descubrieron que, en comparación con un agente que no había aprendido las posibilidades, evitaba cualquier movimiento que hiciera que la pared lo bloqueara a mitad de su movimiento, configurándolo para lograr su objetivo de manera más eficiente.
Por qué es importante: el trabajo aún se encuentra en sus primeras etapas, por lo que los investigadores utilizaron solo un entorno simple y objetivos primitivos. Pero esperan que sus experimentos iniciales ayuden a sentar las bases teóricas para ampliar la idea a acciones mucho más complejas. En el futuro, ven este enfoque que permite a un robot evaluar rápidamente si puede, por ejemplo, verter líquido en una taza. Habiendo desarrollado una comprensión general de qué objetos ofrecen la posibilidad de retener líquido y cuáles no, no tendrá que perder repetidamente la taza y verter líquido sobre la mesa para aprender cómo lograr su objetivo.
Fuente: MIT Technology Review
La idea: los investigadores de DeepMind ahora están utilizando este concepto para desarrollar un nuevo enfoque para el aprendizaje por refuerzo. En el aprendizaje de refuerzo típico, un agente aprende a través de prueba y error, comenzando con el supuesto de que cualquier acción es posible. Un robot que aprende a moverse del punto A al punto B, por ejemplo, asumirá que puede moverse a través de paredes o muebles hasta que las fallas repetidas le indiquen lo contrario. La idea es que si al robot se le enseñara primero las posibilidades de su entorno, eliminaría inmediatamente una fracción significativa de las pruebas fallidas que tendría que realizar. Esto haría que su proceso de aprendizaje sea más eficiente y lo ayudaría a generalizar en diferentes entornos.
Los experimentos: los investigadores establecieron un escenario virtual simple. Colocaron un agente virtual en un entorno 2D con una pared en el medio e hicieron que el agente explorara su rango de movimiento hasta que supiera lo que el entorno le permitiría hacer: sus posibilidades. Luego, los investigadores le dieron al agente un conjunto de objetivos simples para lograr mediante el aprendizaje de refuerzo, como mover una cierta cantidad hacia la derecha o hacia la izquierda. Descubrieron que, en comparación con un agente que no había aprendido las posibilidades, evitaba cualquier movimiento que hiciera que la pared lo bloqueara a mitad de su movimiento, configurándolo para lograr su objetivo de manera más eficiente.
Por qué es importante: el trabajo aún se encuentra en sus primeras etapas, por lo que los investigadores utilizaron solo un entorno simple y objetivos primitivos. Pero esperan que sus experimentos iniciales ayuden a sentar las bases teóricas para ampliar la idea a acciones mucho más complejas. En el futuro, ven este enfoque que permite a un robot evaluar rápidamente si puede, por ejemplo, verter líquido en una taza. Habiendo desarrollado una comprensión general de qué objetos ofrecen la posibilidad de retener líquido y cuáles no, no tendrá que perder repetidamente la taza y verter líquido sobre la mesa para aprender cómo lograr su objetivo.
Fuente: MIT Technology Review
Covid-19 y TIC. La Historia se acelera
En 1986 Isaac Asimov publicaba “Fundación y Tierra”, última novela de la legendaria serie de ciencia ficción denominada “Fundación”; en uno de sus capítulos, los protagonistas llegan a un planeta llamado Solaria, habitado por apenas un puñado de seres humanos, cada uno de los cuales vivía completamente solo y alejado cientos de km de su vecino más próximo; era completamente autosuficiente y estaba rodeado de multitud de robots que le servían en cada detalle de su vida.
Pues bien, algunos aspectos de esa “sociedad” imaginada por Asimov pueden vislumbrarse en la nuestra, mencionamos dos: la proliferación de artefactos al servicio de la gente y cierta tendencia al aislamiento aunque sólo sea en el plano psicológico.
Si bien estas tendencias han sido ya observadas y analizadas, se han acelerado radicalmente con la irrupción de la pandemia del coronavirus, que ha provocado una crisis inédita en la historia de la humanidad, por su tipo, alcance, simultaneidad y por la forma en que es percibida, entendida y respondida por la gente.
Las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) ocupan un lugar central en estas transformaciones, ya que su carácter global, flexibilidad, comunicación sincrónica y asincrónica, arquitectura de red, multitud de formatos disponibles, etc. se adaptan perfectamente a los desafíos planteados por la crisis.
Mencionaremos algunos campos de actividad humana que han sido particularmente alterados por la pandemia y la manera que las TIC han contribuido a su mitigación.
Probablemente la educación sea la más afectada, cientos de millones de niños y jóvenes han dejado de asistir a sus centros educativos y han tenido que adaptarse —forzosamente— a las nuevas formas de interacción, todas ellas mediadas por las TIC: videos caseros, lectura de textos pdf, exámenes mediante formularios de google, consultas a la inefable wikipedia, etc. etc. son la nueva realidad de alumnos, profesores y padres.
El mundo del trabajo está experimentando mutaciones semejantes, todo lo que no requiere presencia física del empleado/trabajador, tiende a hacerse desde la casa, sobre todo las reuniones presenciales —con sus viajes y desplazamientos— han sido reemplazadas por reuniones virtuales.
Mención aparte merece la telemedicina —sector en auge dada la naturaleza infecciosa de la enfermedad covid-19— que usa herramientas TIC, desde las más simples hasta plataformas especializadas, para consultas y diagnósticos.
Los pagos por servicios básicos, compras en línea, entrega de productos a domicilio, transferencias bancarias, en fin la mayoría de las transacciones de dinero, se hacen cada vez más mediante los dispositivos electrónicos, evitando el contacto directo entre personas.
Los espectáculos artísticos, culturales y deportivos se están transformando de manera radical, adecuando sus formas de difusión a la imposibilidad de reuniones masivas de gente. La TV y las TIC —sobre todo las redes sociales— son los medios predilectos por los que se difunden estas manifestaciones, otrora de masas.
Las relaciones familiares, amistosas y sentimentales han sufrido cambios dramáticos, las interacciones cara a cara extra-hogar se han limitado al máximo, por temor a contagiar o ser contagiado, de nuevo las TIC han pasado a jugar un rol fundamental en la nueva sociabilidad.
El sector estatal y gubernamental es de los que está reaccionando más tarde y lento a la nueva situación, la inercia burocrática, la resistencia al cambio y la necesidad de acuerdos políticos y cambios legislativos, conspiran contra la necesaria adaptación del sector público a los nuevos tiempos. Como anécdota de última hora, la Asamblea de Naciones Unidas de este año —celebrando sus 75 años— se hará de manera virtual, con videos que serán exhibidos en su sede de Nueva York.
Los ejemplos anteriores son los más visibles pero no hay campo de actividad humana que no sea modelado, en mayor o menor medida, por las TIC.
Naturalmente cada país, región, clase social, ámbito rural o urbano, etc. tenían un punto de partida diferenciado en el que han sido “sorprendidos” por el covid-19 y su capacidad de respuesta es también variable; sin embargo un factor común es la ampliación e intensificación del uso de las TIC, de manera generalizada.
Si bien las TIC han tenido un papel positivo crucial en las respuestas a la crisis, no pueden dejar de mencionarse algunos aspectos negativos que se han intensificado en los últimos meses: primero está la proliferación de las noticias falsas, luego los discursos de odio, discriminación y xenofobia y —finalmente— los intentos de manipulación de la opinión pública; fenómenos que han sido puestos en práctica sobre todo en las redes sociales más populares, facebook, twitter y whatsapp.
Las consideraciones anteriores nos conducen a la constatación de que la pandemia ha acelerado el curso histórico de manera selectiva, si bien las tendencias estaban presentes, la irrupción del covid-19 ha permitido que las TIC ocupen de manera desmedida un lugar en nuestras vidas y nuestras relaciones.
Alvaro Rivero Ostoic
Twitter: @arancio
Imagen: CompuGlobal
Fuente: Los Tiempos
Pues bien, algunos aspectos de esa “sociedad” imaginada por Asimov pueden vislumbrarse en la nuestra, mencionamos dos: la proliferación de artefactos al servicio de la gente y cierta tendencia al aislamiento aunque sólo sea en el plano psicológico.
Si bien estas tendencias han sido ya observadas y analizadas, se han acelerado radicalmente con la irrupción de la pandemia del coronavirus, que ha provocado una crisis inédita en la historia de la humanidad, por su tipo, alcance, simultaneidad y por la forma en que es percibida, entendida y respondida por la gente.
Las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) ocupan un lugar central en estas transformaciones, ya que su carácter global, flexibilidad, comunicación sincrónica y asincrónica, arquitectura de red, multitud de formatos disponibles, etc. se adaptan perfectamente a los desafíos planteados por la crisis.
Mencionaremos algunos campos de actividad humana que han sido particularmente alterados por la pandemia y la manera que las TIC han contribuido a su mitigación.
Probablemente la educación sea la más afectada, cientos de millones de niños y jóvenes han dejado de asistir a sus centros educativos y han tenido que adaptarse —forzosamente— a las nuevas formas de interacción, todas ellas mediadas por las TIC: videos caseros, lectura de textos pdf, exámenes mediante formularios de google, consultas a la inefable wikipedia, etc. etc. son la nueva realidad de alumnos, profesores y padres.
El mundo del trabajo está experimentando mutaciones semejantes, todo lo que no requiere presencia física del empleado/trabajador, tiende a hacerse desde la casa, sobre todo las reuniones presenciales —con sus viajes y desplazamientos— han sido reemplazadas por reuniones virtuales.
Mención aparte merece la telemedicina —sector en auge dada la naturaleza infecciosa de la enfermedad covid-19— que usa herramientas TIC, desde las más simples hasta plataformas especializadas, para consultas y diagnósticos.
Los pagos por servicios básicos, compras en línea, entrega de productos a domicilio, transferencias bancarias, en fin la mayoría de las transacciones de dinero, se hacen cada vez más mediante los dispositivos electrónicos, evitando el contacto directo entre personas.
Los espectáculos artísticos, culturales y deportivos se están transformando de manera radical, adecuando sus formas de difusión a la imposibilidad de reuniones masivas de gente. La TV y las TIC —sobre todo las redes sociales— son los medios predilectos por los que se difunden estas manifestaciones, otrora de masas.
Las relaciones familiares, amistosas y sentimentales han sufrido cambios dramáticos, las interacciones cara a cara extra-hogar se han limitado al máximo, por temor a contagiar o ser contagiado, de nuevo las TIC han pasado a jugar un rol fundamental en la nueva sociabilidad.
El sector estatal y gubernamental es de los que está reaccionando más tarde y lento a la nueva situación, la inercia burocrática, la resistencia al cambio y la necesidad de acuerdos políticos y cambios legislativos, conspiran contra la necesaria adaptación del sector público a los nuevos tiempos. Como anécdota de última hora, la Asamblea de Naciones Unidas de este año —celebrando sus 75 años— se hará de manera virtual, con videos que serán exhibidos en su sede de Nueva York.
Los ejemplos anteriores son los más visibles pero no hay campo de actividad humana que no sea modelado, en mayor o menor medida, por las TIC.
Naturalmente cada país, región, clase social, ámbito rural o urbano, etc. tenían un punto de partida diferenciado en el que han sido “sorprendidos” por el covid-19 y su capacidad de respuesta es también variable; sin embargo un factor común es la ampliación e intensificación del uso de las TIC, de manera generalizada.
Si bien las TIC han tenido un papel positivo crucial en las respuestas a la crisis, no pueden dejar de mencionarse algunos aspectos negativos que se han intensificado en los últimos meses: primero está la proliferación de las noticias falsas, luego los discursos de odio, discriminación y xenofobia y —finalmente— los intentos de manipulación de la opinión pública; fenómenos que han sido puestos en práctica sobre todo en las redes sociales más populares, facebook, twitter y whatsapp.
Las consideraciones anteriores nos conducen a la constatación de que la pandemia ha acelerado el curso histórico de manera selectiva, si bien las tendencias estaban presentes, la irrupción del covid-19 ha permitido que las TIC ocupen de manera desmedida un lugar en nuestras vidas y nuestras relaciones.
Alvaro Rivero Ostoic
Twitter: @arancio
Imagen: CompuGlobal
Fuente: Los Tiempos
lunes, 27 de julio de 2020
Coronavirus y propiedad de los datos: ¿queremos normalizar la vigilancia invasiva?
Con la misma rapidez con que se propagó el virus de la COVID-19, se movilizaron las herramientas para seguirle la pista, identificarlo y detenerlo. Aplicaciones de geolocalización y proximidad de contactos; uso masivo de datos móviles para valorar la eficacia de las medidas de cuarentena; cámaras con medición de temperatura en espacios públicos y en edificios de oficinas. Ya que no era posible rastrear el virus, la tecnología se ha dedicado a rastrearnos a nosotros, sus huéspedes.
¿Estamos entrando en la nueva era de biovigilancia? Lo cierto es que muchas sociedades habían normalizado la vigilancia invasiva mucho antes de la llegada de la COVID-19. En el 2013, documentos filtrados por Edward Snowden revelaron que cinco de las agencias de inteligencia más poderosas del mundo estaban ya recolectando datos sobre la ubicación y las comunicaciones personales de millones de personas corrientes por todo el mundo.
Y luego están las grandes compañías tecnológicas. Un mes antes de que la COVID-19 entrase en escena, Amnistía Internacional publicó un informe de 70 páginas detallando hasta qué punto el modelo de negocio de Google y Facebook constituía una amenaza sin precedentes a los derechos humanos. En él exponíamos cómo estas dos compañías definen las comunicaciones en una tercera parte del planeta, interviniendo en el modo en el que la gente busca y comparte la información, toma parte en debates y participa en la sociedad.
Su modelo de negocio se basa en captar nuestra atención y apropiarse de nuestros datos para luego venderlos, lo que plantea un grave problema a la privacidad, a la libre asociación, a la expresión y al acceso a la información, y erosiona valores fundamentales como el autodesarrollo, la autonomía y la dignidad humanos.
En los dos últimos años, ciudadanos y legisladores estaban tomando consciencia. Las grandes compañías tecnológicas recibieron múltiples demandas judiciales auspiciadas por el nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la UE y estaban siendo investigadas por monopolio en EEUU y Europa. En paralelo, un sondeo realizado por Amnistía Internacional en diciembre del 2019 reflejó que 7 de cada 10 encuestados querían regulación más estricta para proteger su privacidad frente a las Big Tech.
Pero la COVID-19 ha sido su salvavidas. La crisis ha dado lugar a un sinfín de «asociaciones público-privadas» basadas en la promesa de que la innovación digital ayudará a contener la pandemia. Google y Facebook han proporcionado datos de geolocalización de usuarios a los investigadores sanitarios, mientras que Google y Apple han ofrecido a los gobiernos una aplicación de seguimiento de contactos. En condiciones normales, estas colaboraciones habrían estado expuestas a un fuerte escrutinio, pero la situación actual no es normal.
El valor de estas asociaciones para las compañías resulta evidente. Estas necesitan tener acceso a sets masivos de datos para poder entrenar a los modelos de Inteligencia Artificial que más adelante podrán monetizar. Una manera de hacerlo es comprar sus propias bases de datos sanitarios privadas, que es justo lo que ya hizo Google en noviembre del 2019 cuando compró la aplicación de fitness FiTBit. Otra alternativa es asociarse con las agencias públicas e intercambiar la capacidad de análisis de datos por el acceso a los mismos. Dicho de otro modo, ya no es necesario «poseer» un set de datos para construir el algoritmo que pueda explotarlos y sacar partido del valor que tienen.
No es difícil imaginar dónde nos conduce todo esto: en la era post-covid los gobiernos dependerán cada vez más del sector tecnológico para poder prestar servicios esenciales. Después de haber utilizado a coste cero nuestros datos para construir sus algoritmos, estas compañías se quedarán con el monopolio de los modelos, y los gobiernos deberán pagar para poder usarlos. Todos y cada uno de nosotros pagará también un precio, ya que una parte íntima de nosotros –que abarca desde nuestra biología a las búsquedas en Google o los me gusta en Facebook– ya ha sido recolectada y analizada para poder influir de manera efectiva en nuestras compras, opiniones y comportamientos.
Hace tan solo seis meses, éramos optimistas, ya que creíamos que podríamos dotarnos de una regulación respetuosa con los derechos y que pondría en cintura al modelo de negocio vigilante de las Big Tech. Medio año después, no solo hemos visto derrumbarse la voluntad de los gobiernos, sino que hemos asistido a un peligroso resurgimiento de la idea de que nada debería interponerse en el camino de la innovación tecnológica. Y ahora más que nunca debemos dar la alarma.
Fuente: Ethic
¿Estamos entrando en la nueva era de biovigilancia? Lo cierto es que muchas sociedades habían normalizado la vigilancia invasiva mucho antes de la llegada de la COVID-19. En el 2013, documentos filtrados por Edward Snowden revelaron que cinco de las agencias de inteligencia más poderosas del mundo estaban ya recolectando datos sobre la ubicación y las comunicaciones personales de millones de personas corrientes por todo el mundo.
Y luego están las grandes compañías tecnológicas. Un mes antes de que la COVID-19 entrase en escena, Amnistía Internacional publicó un informe de 70 páginas detallando hasta qué punto el modelo de negocio de Google y Facebook constituía una amenaza sin precedentes a los derechos humanos. En él exponíamos cómo estas dos compañías definen las comunicaciones en una tercera parte del planeta, interviniendo en el modo en el que la gente busca y comparte la información, toma parte en debates y participa en la sociedad.
Su modelo de negocio se basa en captar nuestra atención y apropiarse de nuestros datos para luego venderlos, lo que plantea un grave problema a la privacidad, a la libre asociación, a la expresión y al acceso a la información, y erosiona valores fundamentales como el autodesarrollo, la autonomía y la dignidad humanos.
En los dos últimos años, ciudadanos y legisladores estaban tomando consciencia. Las grandes compañías tecnológicas recibieron múltiples demandas judiciales auspiciadas por el nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la UE y estaban siendo investigadas por monopolio en EEUU y Europa. En paralelo, un sondeo realizado por Amnistía Internacional en diciembre del 2019 reflejó que 7 de cada 10 encuestados querían regulación más estricta para proteger su privacidad frente a las Big Tech.
Pero la COVID-19 ha sido su salvavidas. La crisis ha dado lugar a un sinfín de «asociaciones público-privadas» basadas en la promesa de que la innovación digital ayudará a contener la pandemia. Google y Facebook han proporcionado datos de geolocalización de usuarios a los investigadores sanitarios, mientras que Google y Apple han ofrecido a los gobiernos una aplicación de seguimiento de contactos. En condiciones normales, estas colaboraciones habrían estado expuestas a un fuerte escrutinio, pero la situación actual no es normal.
El valor de estas asociaciones para las compañías resulta evidente. Estas necesitan tener acceso a sets masivos de datos para poder entrenar a los modelos de Inteligencia Artificial que más adelante podrán monetizar. Una manera de hacerlo es comprar sus propias bases de datos sanitarios privadas, que es justo lo que ya hizo Google en noviembre del 2019 cuando compró la aplicación de fitness FiTBit. Otra alternativa es asociarse con las agencias públicas e intercambiar la capacidad de análisis de datos por el acceso a los mismos. Dicho de otro modo, ya no es necesario «poseer» un set de datos para construir el algoritmo que pueda explotarlos y sacar partido del valor que tienen.
No es difícil imaginar dónde nos conduce todo esto: en la era post-covid los gobiernos dependerán cada vez más del sector tecnológico para poder prestar servicios esenciales. Después de haber utilizado a coste cero nuestros datos para construir sus algoritmos, estas compañías se quedarán con el monopolio de los modelos, y los gobiernos deberán pagar para poder usarlos. Todos y cada uno de nosotros pagará también un precio, ya que una parte íntima de nosotros –que abarca desde nuestra biología a las búsquedas en Google o los me gusta en Facebook– ya ha sido recolectada y analizada para poder influir de manera efectiva en nuestras compras, opiniones y comportamientos.
Hace tan solo seis meses, éramos optimistas, ya que creíamos que podríamos dotarnos de una regulación respetuosa con los derechos y que pondría en cintura al modelo de negocio vigilante de las Big Tech. Medio año después, no solo hemos visto derrumbarse la voluntad de los gobiernos, sino que hemos asistido a un peligroso resurgimiento de la idea de que nada debería interponerse en el camino de la innovación tecnológica. Y ahora más que nunca debemos dar la alarma.
Fuente: Ethic
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domingo, 26 de julio de 2020
Nuestro complejo mundo requiere nuevos enfoques de liderazgo flexible
El mundo es un lugar muy diferente de lo que solía ser. Hay más personas, más formas de comunicarse, desde líneas de suministro hasta redes personales, ahora puedes abarcar todo el mundo. Toda esta intrincada interconexión da lugar a un conjunto de condiciones que podemos abreviar en VUCA: volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.
VUCA plantea un desafío particular para los líderes, una categoría que incluye a todos, desde los jefes de las grandes empresas hasta los padres y maestros. Piénsalo. Hace 500 años, solo había un puñado de carreras para elegir. Hoy, elegir la carrera de estudio correcto significa anticipar una carrera que aún podría no existir.
Bajo estas condiciones, un líder efectivo necesita cultivar tres hábitos mentales cruciales.
1. Haz preguntas distintas
Primero, necesitan practicar haciendo preguntas diferentes. Siempre debe hacer preguntas que amplíen su pensamiento en lugar de limitarlo. Por ejemplo, si algo sale mal, no pregunte simplemente “¿qué pasó?” También pregunte “¿qué más podría haber sucedido?”
2. Enfoca desde múltiples perspectivas
En segundo lugar, los líderes deben tomar múltiples perspectivas. No confíes simplemente en tu propio punto de vista. Haga un esfuerzo por comprender cómo ven los demás una situación. Incluso si no está de acuerdo, la diferencia en el pensamiento o el razonamiento podría proporcionar información valiosa.
3. Busca conexiones inesperadas
Tercero y finalmente, los líderes necesitan ver los sistemas. Esto significa dar un paso atrás y buscar conexiones inesperadas. Es fácil ver el mundo como una serie de causas y efectos únicos, pero es más preciso ver el mundo como una red, donde cada acción tiene múltiples causas y múltiples efectos.
Veamos cómo se desarrolla todo esto en la realidad.
Comprender sistemas complejos implica ver más allá de la causa y el efecto
Imaginemos el caso de Yolanda, trabajadora social de una agencia gubernamental de menos en acogida. Está sentada en su escritorio rodeada de pilas de archivos y carpetas. Cada pila contiene informes detallados sobre un caso individual de un niño desaparecido. Cada informe está lleno de detalles, fechas y descripciones.
Leer los informes es desgarrador, pero no esclarecedor. Cada uno proporciona una historia íntima sobre lo que le sucedió a un niño en particular, pero no da una idea de por qué tuvieron que sufrir.
De lo que trata Yolanda es de un sistema complejo. Dichos sistemas están tan llenos de variables e interconexiones que pueden producir una amplia gama de posibles resultados. Y dado que hay tantas partes móviles involucradas, predecir estos resultados se vuelve difícil.
Si Yolanda quiere entender el sistema que tiene entre manos, tiene que cambiar su forma de pensar: dejar de la lado la simplicidad causa-efecto.
La capacidad de comprender el concepto básico de causa y efecto fue una gran ventaja para nuestros antepasados. Para los primeros humanos, conectar algunas acciones pasadas con resultados positivos y otras negativas fue la diferencia entre la vida y la muerte. Como resultado, nuestros cerebros evolucionaron para ver esta narrativa simple en todas partes.
A veces, el pasado realmente es un excelente predictor del futuro. Si se enfermó la última vez que comió sushi caducado, existe una buena probabilidad de que suceda si lo vuelve a intentar. Sin embargo, este patrón no siempre se cumple. El hecho de que la gente haya comprado toneladas de cintas VHS en la última década, no significa que lo volverán a hacer dentro de diez años.
Si un sistema desafía el patrón lineal de causa y efecto, entonces es un sistema complejo y requiere una forma diferente de pensar. Para reparar un sistema complejo roto, no puede simplemente analizar resultados negativos individuales. Las circunstancias exactas que los produjeron pueden nunca volver a ocurrir. En cambio, concéntrese en los procesos que un sistema hace posible.
Para hacer esto, primero, analice la disposición actual del sistema. Mapear todos sus nodos y conexiones. Luego, use esta información para proyectar hacia el futuro. ¿Qué resultados son posibles? ¿Cuáles son más probables que otros?
Este enfoque puede ser complicado. Sin embargo, también puede revelar las tendencias inherentes dentro de un sistema, es decir, lo que un sistema ha estado haciendo sin que te des cuenta. Al experimentar con pequeños cambios en el sistema, es posible cambiar esas tendencias para que sean más beneficiosas.
La retroalimentación debe formar bucles, no líneas
Imagine esta escena: se disponen a revisar la producción en una firma de consultoría de alto poder. Ha sido un año duro con muchos cambios. La estresada directora senior se sienta en su escritorio. Frente a ella está su empleado igualmente agotado. En esta situación, ¿quién preferirías ser?
Como resultado, la mayoría de la gente preferiría no ser ninguno de los dos. Dar y recibir comentarios es una parte esencial pero desagradable de cualquier trabajo. Puede ser tenso y tedioso. Si se hace mal, incluso puede dar lugar a más problemas en el futuro. Sin embargo, estos problemas se pueden evitar si permite que los comentarios se conviertan en una calle de doble sentido.
Desafortunadamente, la mayoría de las personas encargadas de proporcionar comentarios adoptan la estrategia incorrecta. Ven el proceso como una operación directa y unidireccional. En este modelo, el supervisor sabe la verdad y simplemente debe transmitirla a su subordinado.
Sin embargo, este enfoque es demasiado lineal y no crea el ciclo de retroalimentación necesario para que una organización evolucione.
En lugar de este modelo jerárquico, las sesiones de retroalimentación deben abordarse como un espacio de intercambio mutuo. Ambas partes deben estar facultadas para proporcionar información en un conjunto de conocimientos compartidos y, lo que es más importante, ambas partes deben tener cuidado de comprender las contribuciones de la otra persona.
Por supuesto, esto es más fácil decirlo que hacerlo.
Para que las cosas funcionen sin problemas, es mejor separar su grupo de información en tres transmisiones separadas.
Espacio para experimentar
Espagueti, cuerda, cinta y un malvavisco. Entregue estos mismos materiales a tres grupos: un grupo de arquitectos, un grupo de consultores y un grupo de niños. Ahora, diles que construyan la torre más alta posible. ¿Qué equipo ganará?
Obviamente, los arquitectos. Pero, la mayoría de las veces, los niños están en segundo lugar. Si bien los arquitectos tienen todo el conocimiento técnico, los niños se benefician de una gran cantidad de creatividad y una actitud despreocupada para probar ideas extravagantes. Después de todo, si su torre cae, aún pueden comer el malvavisco.
En estos días, lo que primero parece un objetivo crucial puede ser irrelevante para cuando lo alcance. O bien, los pasos que planeaste tomar pueden terminar en una dirección completamente equivocada. El futuro es incierto, por lo que su camino hacia adelante debe ser flexible.
Antes de nuestros tiempos dominados por VUCA, el liderazgo era un proceso más lineal. Un gerente exitoso tenía una hoja de ruta clara hacia el éxito. Solo necesitaban recopilar toda la información relevante, decidir la mejor dirección, comunicar un objetivo claro y luego ayudar al resto del equipo a alcanzarlo. Sin embargo, en nuestro mundo volátil, la información siempre está cambiando y el objetivo puede ser un objetivo móvil.
Con el mundo más resbaladizo que nunca, tener un plan rígido no es suficiente. En este contexto, es mejor tener una visión global y un enfoque flexible para lograrlo.
¿Cómo es exactamente un enfoque flexible? Por un lado, significa evitar objetivos estrictos. Estas son métricas fijas como “mantener las llamadas de los clientes por debajo de diez minutos”. Si bien estas estadísticas son fáciles de medir y reconfortantes, pueden ser demasiado prescriptivas. Una organización con objetivos estáticos desarrollará enfoques estancados para cumplirlos. No se adaptará si el mundo exterior cambia.
En su lugar, intente establecer un objetivo más flexible y experimente con enfoques para lograrlo. Asegúrese de que sus experimentos sean “seguros para fallar” estableciendo límites claros sobre resultados aceptables. Por ejemplo, para alcanzar una meta esencial como “clientes más satisfechos”, puede estar bien perder X cantidad de ingresos, pero es completamente inaceptable violar la ley.
Con límites claros, un equipo será libre de probar ideas audaces y novedosas con resultados a veces impredecibles. Tal disposición ayudará a su organización a avanzar hacia su visión general y al mismo tiempo estar abierto a nuevos caminos hacia adelante. Puede que te sorprenda dónde terminas.
¿Cómo son tus compañeros de trabajo?
Ligero, calculador, perfectamente lógico. Cuando se les pide que describan al compañero de trabajo ideal, estos son algunos de los adjetivos que generalmente encabezan la lista. Y, sin embargo, a menos que trabajes en una nave espacial intergaláctica en el pasillo de Spock, probablemente no describan a tus colegas.
Pero recuerda: tampoco te describen. La verdad es que nadie es completamente racional. El cerebro humano es excelente en el pensamiento analítico, pero también viene con toda una serie de peculiaridades, prejuicios y excentricidades irracionales.
Existe un mito persistente de que en el trabajo, las personas deben dejar sus emociones y sentimientos en la puerta. Los negocios son negocios, ¿verdad? Aún así, esto está lejos de la realidad. Incluso un día típico en la oficina está lleno de altibajos emocionales, desde la frustración de largas reuniones hasta las alegrías de las bromas en la sala de descanso. Pero esto no tiene que ser algo malo. De hecho, es parte de lo que nos hace humanos.
El mensaje clave aquí es: las organizaciones son complejas porque las personas son complejas.
Y también informa nuestra toma de decisiones. Si bien nos gusta pensar que nuestras elecciones y acciones se basan en una lógica bien fundada y evidencia empírica, este no es siempre el caso. La verdad es que nuestros cerebros dependen de muchos atajos que influyen en nuestro pensamiento.
Uno de estos atajos es el sesgo de confirmación. Esta es nuestra tendencia a ver solo hechos y detalles que respaldan nuestras creencias preexistentes. Otro atajo es nuestro sesgo hacia lo familiar. Es más probable que favorezcamos y confiemos en las personas y opiniones que ya conocemos o que nos recuerdan las nuestras. Y otro es el error de atribución fundamental. Esto ocurre cuando nos enfocamos en una persona o acción específica como la raíz de un problema en lugar de mirar la situación más amplia.
Si bien estos prejuicios a veces ayudan a nuestro pensamiento, a menudo nos pueden llevar a conclusiones erróneas. Imagine que un departamento no cumple con sus objetivos. Puede pasar a culpar al gerente por un liderazgo deficiente. Sin embargo, la verdadera causa podría ser más distribuida y sutil, como una recesión económica incipiente o un frío estacional que desacelera al personal.
Y todas estas pequeñas peculiaridades se acumulan, haciendo que las organizaciones sean complejas y, a veces, instituciones irracionales. Es importante estar al tanto de ellos al abordar cualquier dilema. También es posible reducir su influencia al incluir múltiples perspectivas al intentar resolver un problema sistémico. De esa manera, las peculiaridades inevitables de una persona no dominarán la conversación.
Nuevos enfoques para la comunicación
Años de práctica, una partitura escrita y un director capaz liderando. Se necesita mucho para que una orquesta haga justicia a una bella sinfonía. Pero esta tarea complicada se simplifica al tener un objetivo claro: interpretar fielmente una pieza compuesta.
Una banda de jazz tiene un desafío diferente. Cada vez que tocan una canción, puede ser, y se supone que es, completamente diferente. Este enfoque de improvisación requiere un tipo único de comunicación. No hay una puntuación fija para liderar el camino, y cada músico debe estar abierto a señales sutiles y riffs inesperados.
Hay riesgos y recompensas para este estilo musical dinámico. A veces la banda pierde su chispa, pero cuando la tienen, el resultado es incomparable.
En el mundo antiguo y sin complicaciones, el trabajo de un líder era comunicarse en narraciones claras y simples. Como un director de orquesta, su tarea era asegurarse de que cada miembro de una organización conociera el destino preciso del grupo. Luego, tuvieron que explicar exactamente los pasos que todos debían tomar para llegar allí. Este era un modelo de comunicación muy lineal y jerárquico.
El mundo VUCA es tan como el jazz. El destino no se puede alcanzar con detalles predefinidos porque aún se desconoce el resultado deseado.
Pero eso no significa que las organizaciones complejas no deban tener un objetivo. Todavía deben saber la dirección general que quieren ir. Una empresa puede saber que quiere digitalizar más servicios, por ejemplo, sin establecer exactamente qué servicios deberían convertirse en digitales.
Para comunicar objetivos más flexibles, los líderes deben cambiar su idioma. Un enfoque útil es reformular las discusiones para que sean menos sobre destinos finales y pasos concretos, y más sobre viajes y procesos. Las metáforas pueden ser útiles. ¿Su organización está buscando “abrir un nuevo camino” o simplemente “virar ligeramente a estribor”? No se fije en los extremos, sino concéntrese en cómo quiere que la organización se mueva en el presente.
Si su organización está acostumbrada a borrar mensajes, adaptarse a este enfoque puede resultar desconcertante o extraño. No tengas miedo de aprovechar esos sentimientos. Sea claro con los miembros de su equipo de que aceptar la incertidumbre puede ser a la vez aterrador y un poco emocionante. Estar cómodo sintiendo estas emociones en conflicto es esencial para trabajar en condiciones de VUCA.
Cada cambio es una oportunidad para crecer
Piense en los cambios más grandes en su vida. ¿Fueron intencionales y planificados como un traslado a una nueva ciudad? ¿O fueron sorpresas inesperadas, como un accidente repentino o un fracaso comercial? Tal vez, los cambios fueron tan graduales que ni siquiera notó que ocurrían hasta que terminaron.
No se puede negar que el cambio puede tomar muchas formas. Pero, no importa qué forma tome, el cambio en sí mismo es inevitable. Por lo tanto, manejarlo de la manera correcta es una habilidad crucial para cualquier líder.
Los individuos más adecuados para enfrentar el cambio y la complejidad son aquellos que se adaptan a las condiciones cambiantes. Crecen para conocer nuevas realidades, ven los nuevos desafíos como una oportunidad para cultivar nuevas habilidades y se acercan a un mundo inestable con agilidad.
Según la psicóloga de Stanford Carol Dweck, hay dos tipos de personas en el mundo. El primer tipo se ve a sí mismo como completamente estable. Piensan que su identidad es fija y estática. El segundo tipo de persona se ve a sí mismo como dinámico. Su identidad es un trabajo en progreso.
No sorprende que el segundo tipo de persona, la que tiene una autoconcepción flexible, sea más adecuada para el mundo en constante cambio de VUCA.
Pero no se desespere si se ve a sí mismo perteneciendo a la primera categoría: cualquiera puede convertirse en este segundo tipo de persona. El truco es adoptar una mentalidad auto transformadora. Esta mentalidad reconoce que, si bien el mundo es volátil y está fuera de nuestro control, la forma en que respondemos a esta incertidumbre no lo es.
Hacer diferentes preguntas es una excelente manera de cultivar una mentalidad auto transformadora. No se concentre en “¿qué soy yo?” o “¿qué he hecho antes?” En cambio, pregúntese, “¿qué puedo cambiar?” y “¿qué quiero ser en el futuro?”
Las organizaciones en su conjunto también pueden adoptar esta mentalidad. Examine las reglas y valores de su organización. ¿Aplican rígidamente un status quo o invitan a la experimentación, la variación y la adaptabilidad? Incluso reglas aparentemente de sentido común como “solo contratar a la persona más calificada” pueden sofocar una mentalidad auto transformadora. Traer talento con un poco menos de experiencia o un fondo único podría proporcionar la energía fresca y la nueva perspectiva necesaria para adaptarse a los cambios.
Lo importante para recordar es que, tanto para individuos como para grupos, el desarrollo y el crecimiento es un proceso abierto. No hay un punto final ni una línea final para cruzar. El mundo de VUCA siempre está cambiando, y su comunidad debe estar abierta a cambiar con él.
El cambio es un proceso
Cuando enciendes un interruptor de luz, su lámpara se enciende instantáneamente. Pero cuando siembras una semilla, no esperas cosechar fruta fresca en cuestión de minutos. En cambio, debe labrar la tierra, regar la tierra y asegurarse de que su retoño joven reciba la cantidad justa de luz solar.
Al igual que cultivar un jardín verde, desarrollar una organización lista para el mundo VUCA requiere paciencia. No hay un botón mágico para presionar o palanca para tirar. Se trata de crear el entorno adecuado y luego dejar que la naturaleza siga su curso.
A estas alturas, probablemente reconozca la importancia de adaptarse a nuestro mundo más volátil, incierto, complejo y ambiguo. Probablemente incluso estés ansioso por enfrentarte a los nuevos desafíos que presenta. ¡Y eso es genial!
Pero es importante recordar que no se puede revisar todo de la noche a la mañana. De hecho, hay un beneficio en tomar las cosas con calma.
Puede ser tentador tratar cada problema potencial como una crisis que requiere acción inmediata. Pero este enfoque tiene dos desventajas serias. Por un lado, puede llevarnos a adoptar las soluciones que ya conocemos sin considerar alternativas novedosas. Y dos, puede hacer que implementemos cambios sin comprender el rango potencial de resultados.
Evite estos problemas creando un espacio para la contemplación lenta. Para temas más pequeños, esto podría significar reservar la primera parte de una reunión para desempaquetar un tema sin ofrecer ninguna solución. Para proyectos más grandes, esto podría significar prepararse explícitamente para semanas de experimentación, prueba y error, y exploración abierta sin esperar ningún resultado.
En cualquier caso, la clave es crear un entorno que sea flexible y libre, no rígido y jerárquico. Asegúrese de que la retroalimentación fluya suavemente de un lado a otro. Comunique la dirección en la que se dirige sin establecer un destino final. Y, comprenda que cada revés, falla o giro inesperado es una oportunidad para aprender.
No se desanime si las cosas no se sienten diferentes de inmediato. Adoptar estos hábitos no es un evento único, sino un proceso que ocurre con el tiempo. Cuanto más se esfuerce por cambiar la mentalidad de su organización, más se sentirá como en casa en nuestro mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo.
Conclusión
El mundo no es tan simple como lo era antes. Nuestra sociedad cada vez más interconectada, acelerada y tecnológicamente avanzada se está volviendo cada vez más volátil, incierta, compleja y ambigua. Estas condiciones requieren una nueva forma de liderazgo que sea flexible, fluida y ágil. Los líderes exitosos deben aceptar el cambio, recibir comentarios y dar poder a su organización para experimentar y explorar continuamente a medida que persiguen lo probable y lo posible.
A veces, la mejor manera de cultivar la creatividad es creando un nuevo espacio para la conversación. Al abordar un problema, intente crear grupos de trabajo compuestos por combinaciones inusuales de personas. La diversidad es clave. Mezcle a miembros de alto nivel y jóvenes principiantes de todos los departamentos. Te sorprenderá qué soluciones no convencionales surgirán.
Fuente: Muhimu
VUCA plantea un desafío particular para los líderes, una categoría que incluye a todos, desde los jefes de las grandes empresas hasta los padres y maestros. Piénsalo. Hace 500 años, solo había un puñado de carreras para elegir. Hoy, elegir la carrera de estudio correcto significa anticipar una carrera que aún podría no existir.
Bajo estas condiciones, un líder efectivo necesita cultivar tres hábitos mentales cruciales.
1. Haz preguntas distintas
Primero, necesitan practicar haciendo preguntas diferentes. Siempre debe hacer preguntas que amplíen su pensamiento en lugar de limitarlo. Por ejemplo, si algo sale mal, no pregunte simplemente “¿qué pasó?” También pregunte “¿qué más podría haber sucedido?”
2. Enfoca desde múltiples perspectivas
En segundo lugar, los líderes deben tomar múltiples perspectivas. No confíes simplemente en tu propio punto de vista. Haga un esfuerzo por comprender cómo ven los demás una situación. Incluso si no está de acuerdo, la diferencia en el pensamiento o el razonamiento podría proporcionar información valiosa.
3. Busca conexiones inesperadas
Tercero y finalmente, los líderes necesitan ver los sistemas. Esto significa dar un paso atrás y buscar conexiones inesperadas. Es fácil ver el mundo como una serie de causas y efectos únicos, pero es más preciso ver el mundo como una red, donde cada acción tiene múltiples causas y múltiples efectos.
Veamos cómo se desarrolla todo esto en la realidad.
Comprender sistemas complejos implica ver más allá de la causa y el efecto
Imaginemos el caso de Yolanda, trabajadora social de una agencia gubernamental de menos en acogida. Está sentada en su escritorio rodeada de pilas de archivos y carpetas. Cada pila contiene informes detallados sobre un caso individual de un niño desaparecido. Cada informe está lleno de detalles, fechas y descripciones.
Leer los informes es desgarrador, pero no esclarecedor. Cada uno proporciona una historia íntima sobre lo que le sucedió a un niño en particular, pero no da una idea de por qué tuvieron que sufrir.
De lo que trata Yolanda es de un sistema complejo. Dichos sistemas están tan llenos de variables e interconexiones que pueden producir una amplia gama de posibles resultados. Y dado que hay tantas partes móviles involucradas, predecir estos resultados se vuelve difícil.
Si Yolanda quiere entender el sistema que tiene entre manos, tiene que cambiar su forma de pensar: dejar de la lado la simplicidad causa-efecto.
La capacidad de comprender el concepto básico de causa y efecto fue una gran ventaja para nuestros antepasados. Para los primeros humanos, conectar algunas acciones pasadas con resultados positivos y otras negativas fue la diferencia entre la vida y la muerte. Como resultado, nuestros cerebros evolucionaron para ver esta narrativa simple en todas partes.
A veces, el pasado realmente es un excelente predictor del futuro. Si se enfermó la última vez que comió sushi caducado, existe una buena probabilidad de que suceda si lo vuelve a intentar. Sin embargo, este patrón no siempre se cumple. El hecho de que la gente haya comprado toneladas de cintas VHS en la última década, no significa que lo volverán a hacer dentro de diez años.
Si un sistema desafía el patrón lineal de causa y efecto, entonces es un sistema complejo y requiere una forma diferente de pensar. Para reparar un sistema complejo roto, no puede simplemente analizar resultados negativos individuales. Las circunstancias exactas que los produjeron pueden nunca volver a ocurrir. En cambio, concéntrese en los procesos que un sistema hace posible.
Para hacer esto, primero, analice la disposición actual del sistema. Mapear todos sus nodos y conexiones. Luego, use esta información para proyectar hacia el futuro. ¿Qué resultados son posibles? ¿Cuáles son más probables que otros?
Este enfoque puede ser complicado. Sin embargo, también puede revelar las tendencias inherentes dentro de un sistema, es decir, lo que un sistema ha estado haciendo sin que te des cuenta. Al experimentar con pequeños cambios en el sistema, es posible cambiar esas tendencias para que sean más beneficiosas.
La retroalimentación debe formar bucles, no líneas
Imagine esta escena: se disponen a revisar la producción en una firma de consultoría de alto poder. Ha sido un año duro con muchos cambios. La estresada directora senior se sienta en su escritorio. Frente a ella está su empleado igualmente agotado. En esta situación, ¿quién preferirías ser?
Como resultado, la mayoría de la gente preferiría no ser ninguno de los dos. Dar y recibir comentarios es una parte esencial pero desagradable de cualquier trabajo. Puede ser tenso y tedioso. Si se hace mal, incluso puede dar lugar a más problemas en el futuro. Sin embargo, estos problemas se pueden evitar si permite que los comentarios se conviertan en una calle de doble sentido.
Desafortunadamente, la mayoría de las personas encargadas de proporcionar comentarios adoptan la estrategia incorrecta. Ven el proceso como una operación directa y unidireccional. En este modelo, el supervisor sabe la verdad y simplemente debe transmitirla a su subordinado.
Sin embargo, este enfoque es demasiado lineal y no crea el ciclo de retroalimentación necesario para que una organización evolucione.
En lugar de este modelo jerárquico, las sesiones de retroalimentación deben abordarse como un espacio de intercambio mutuo. Ambas partes deben estar facultadas para proporcionar información en un conjunto de conocimientos compartidos y, lo que es más importante, ambas partes deben tener cuidado de comprender las contribuciones de la otra persona.
Por supuesto, esto es más fácil decirlo que hacerlo.
Para que las cosas funcionen sin problemas, es mejor separar su grupo de información en tres transmisiones separadas.
- La primera corriente son los hechos. Esto es solo una destilación pura de datos empíricos: números, eventos y detalles concretos.
- La segunda corriente son los sentimientos. Así es como cada persona percibe estos hechos. ¿Cuáles son positivos y cuáles son una fuente de frustración?
- La tercera y última secuencia son los impactos, o las acciones que resultaron de estas percepciones.
Espacio para experimentar
Espagueti, cuerda, cinta y un malvavisco. Entregue estos mismos materiales a tres grupos: un grupo de arquitectos, un grupo de consultores y un grupo de niños. Ahora, diles que construyan la torre más alta posible. ¿Qué equipo ganará?
Obviamente, los arquitectos. Pero, la mayoría de las veces, los niños están en segundo lugar. Si bien los arquitectos tienen todo el conocimiento técnico, los niños se benefician de una gran cantidad de creatividad y una actitud despreocupada para probar ideas extravagantes. Después de todo, si su torre cae, aún pueden comer el malvavisco.
En estos días, lo que primero parece un objetivo crucial puede ser irrelevante para cuando lo alcance. O bien, los pasos que planeaste tomar pueden terminar en una dirección completamente equivocada. El futuro es incierto, por lo que su camino hacia adelante debe ser flexible.
Antes de nuestros tiempos dominados por VUCA, el liderazgo era un proceso más lineal. Un gerente exitoso tenía una hoja de ruta clara hacia el éxito. Solo necesitaban recopilar toda la información relevante, decidir la mejor dirección, comunicar un objetivo claro y luego ayudar al resto del equipo a alcanzarlo. Sin embargo, en nuestro mundo volátil, la información siempre está cambiando y el objetivo puede ser un objetivo móvil.
Con el mundo más resbaladizo que nunca, tener un plan rígido no es suficiente. En este contexto, es mejor tener una visión global y un enfoque flexible para lograrlo.
¿Cómo es exactamente un enfoque flexible? Por un lado, significa evitar objetivos estrictos. Estas son métricas fijas como “mantener las llamadas de los clientes por debajo de diez minutos”. Si bien estas estadísticas son fáciles de medir y reconfortantes, pueden ser demasiado prescriptivas. Una organización con objetivos estáticos desarrollará enfoques estancados para cumplirlos. No se adaptará si el mundo exterior cambia.
En su lugar, intente establecer un objetivo más flexible y experimente con enfoques para lograrlo. Asegúrese de que sus experimentos sean “seguros para fallar” estableciendo límites claros sobre resultados aceptables. Por ejemplo, para alcanzar una meta esencial como “clientes más satisfechos”, puede estar bien perder X cantidad de ingresos, pero es completamente inaceptable violar la ley.
Con límites claros, un equipo será libre de probar ideas audaces y novedosas con resultados a veces impredecibles. Tal disposición ayudará a su organización a avanzar hacia su visión general y al mismo tiempo estar abierto a nuevos caminos hacia adelante. Puede que te sorprenda dónde terminas.
¿Cómo son tus compañeros de trabajo?
Ligero, calculador, perfectamente lógico. Cuando se les pide que describan al compañero de trabajo ideal, estos son algunos de los adjetivos que generalmente encabezan la lista. Y, sin embargo, a menos que trabajes en una nave espacial intergaláctica en el pasillo de Spock, probablemente no describan a tus colegas.
Pero recuerda: tampoco te describen. La verdad es que nadie es completamente racional. El cerebro humano es excelente en el pensamiento analítico, pero también viene con toda una serie de peculiaridades, prejuicios y excentricidades irracionales.
Existe un mito persistente de que en el trabajo, las personas deben dejar sus emociones y sentimientos en la puerta. Los negocios son negocios, ¿verdad? Aún así, esto está lejos de la realidad. Incluso un día típico en la oficina está lleno de altibajos emocionales, desde la frustración de largas reuniones hasta las alegrías de las bromas en la sala de descanso. Pero esto no tiene que ser algo malo. De hecho, es parte de lo que nos hace humanos.
El mensaje clave aquí es: las organizaciones son complejas porque las personas son complejas.
Y también informa nuestra toma de decisiones. Si bien nos gusta pensar que nuestras elecciones y acciones se basan en una lógica bien fundada y evidencia empírica, este no es siempre el caso. La verdad es que nuestros cerebros dependen de muchos atajos que influyen en nuestro pensamiento.
Uno de estos atajos es el sesgo de confirmación. Esta es nuestra tendencia a ver solo hechos y detalles que respaldan nuestras creencias preexistentes. Otro atajo es nuestro sesgo hacia lo familiar. Es más probable que favorezcamos y confiemos en las personas y opiniones que ya conocemos o que nos recuerdan las nuestras. Y otro es el error de atribución fundamental. Esto ocurre cuando nos enfocamos en una persona o acción específica como la raíz de un problema en lugar de mirar la situación más amplia.
Si bien estos prejuicios a veces ayudan a nuestro pensamiento, a menudo nos pueden llevar a conclusiones erróneas. Imagine que un departamento no cumple con sus objetivos. Puede pasar a culpar al gerente por un liderazgo deficiente. Sin embargo, la verdadera causa podría ser más distribuida y sutil, como una recesión económica incipiente o un frío estacional que desacelera al personal.
Y todas estas pequeñas peculiaridades se acumulan, haciendo que las organizaciones sean complejas y, a veces, instituciones irracionales. Es importante estar al tanto de ellos al abordar cualquier dilema. También es posible reducir su influencia al incluir múltiples perspectivas al intentar resolver un problema sistémico. De esa manera, las peculiaridades inevitables de una persona no dominarán la conversación.
Nuevos enfoques para la comunicación
Años de práctica, una partitura escrita y un director capaz liderando. Se necesita mucho para que una orquesta haga justicia a una bella sinfonía. Pero esta tarea complicada se simplifica al tener un objetivo claro: interpretar fielmente una pieza compuesta.
Una banda de jazz tiene un desafío diferente. Cada vez que tocan una canción, puede ser, y se supone que es, completamente diferente. Este enfoque de improvisación requiere un tipo único de comunicación. No hay una puntuación fija para liderar el camino, y cada músico debe estar abierto a señales sutiles y riffs inesperados.
Hay riesgos y recompensas para este estilo musical dinámico. A veces la banda pierde su chispa, pero cuando la tienen, el resultado es incomparable.
En el mundo antiguo y sin complicaciones, el trabajo de un líder era comunicarse en narraciones claras y simples. Como un director de orquesta, su tarea era asegurarse de que cada miembro de una organización conociera el destino preciso del grupo. Luego, tuvieron que explicar exactamente los pasos que todos debían tomar para llegar allí. Este era un modelo de comunicación muy lineal y jerárquico.
El mundo VUCA es tan como el jazz. El destino no se puede alcanzar con detalles predefinidos porque aún se desconoce el resultado deseado.
Pero eso no significa que las organizaciones complejas no deban tener un objetivo. Todavía deben saber la dirección general que quieren ir. Una empresa puede saber que quiere digitalizar más servicios, por ejemplo, sin establecer exactamente qué servicios deberían convertirse en digitales.
Para comunicar objetivos más flexibles, los líderes deben cambiar su idioma. Un enfoque útil es reformular las discusiones para que sean menos sobre destinos finales y pasos concretos, y más sobre viajes y procesos. Las metáforas pueden ser útiles. ¿Su organización está buscando “abrir un nuevo camino” o simplemente “virar ligeramente a estribor”? No se fije en los extremos, sino concéntrese en cómo quiere que la organización se mueva en el presente.
Si su organización está acostumbrada a borrar mensajes, adaptarse a este enfoque puede resultar desconcertante o extraño. No tengas miedo de aprovechar esos sentimientos. Sea claro con los miembros de su equipo de que aceptar la incertidumbre puede ser a la vez aterrador y un poco emocionante. Estar cómodo sintiendo estas emociones en conflicto es esencial para trabajar en condiciones de VUCA.
Cada cambio es una oportunidad para crecer
Piense en los cambios más grandes en su vida. ¿Fueron intencionales y planificados como un traslado a una nueva ciudad? ¿O fueron sorpresas inesperadas, como un accidente repentino o un fracaso comercial? Tal vez, los cambios fueron tan graduales que ni siquiera notó que ocurrían hasta que terminaron.
No se puede negar que el cambio puede tomar muchas formas. Pero, no importa qué forma tome, el cambio en sí mismo es inevitable. Por lo tanto, manejarlo de la manera correcta es una habilidad crucial para cualquier líder.
Los individuos más adecuados para enfrentar el cambio y la complejidad son aquellos que se adaptan a las condiciones cambiantes. Crecen para conocer nuevas realidades, ven los nuevos desafíos como una oportunidad para cultivar nuevas habilidades y se acercan a un mundo inestable con agilidad.
Según la psicóloga de Stanford Carol Dweck, hay dos tipos de personas en el mundo. El primer tipo se ve a sí mismo como completamente estable. Piensan que su identidad es fija y estática. El segundo tipo de persona se ve a sí mismo como dinámico. Su identidad es un trabajo en progreso.
No sorprende que el segundo tipo de persona, la que tiene una autoconcepción flexible, sea más adecuada para el mundo en constante cambio de VUCA.
Pero no se desespere si se ve a sí mismo perteneciendo a la primera categoría: cualquiera puede convertirse en este segundo tipo de persona. El truco es adoptar una mentalidad auto transformadora. Esta mentalidad reconoce que, si bien el mundo es volátil y está fuera de nuestro control, la forma en que respondemos a esta incertidumbre no lo es.
Hacer diferentes preguntas es una excelente manera de cultivar una mentalidad auto transformadora. No se concentre en “¿qué soy yo?” o “¿qué he hecho antes?” En cambio, pregúntese, “¿qué puedo cambiar?” y “¿qué quiero ser en el futuro?”
Las organizaciones en su conjunto también pueden adoptar esta mentalidad. Examine las reglas y valores de su organización. ¿Aplican rígidamente un status quo o invitan a la experimentación, la variación y la adaptabilidad? Incluso reglas aparentemente de sentido común como “solo contratar a la persona más calificada” pueden sofocar una mentalidad auto transformadora. Traer talento con un poco menos de experiencia o un fondo único podría proporcionar la energía fresca y la nueva perspectiva necesaria para adaptarse a los cambios.
Lo importante para recordar es que, tanto para individuos como para grupos, el desarrollo y el crecimiento es un proceso abierto. No hay un punto final ni una línea final para cruzar. El mundo de VUCA siempre está cambiando, y su comunidad debe estar abierta a cambiar con él.
El cambio es un proceso
Cuando enciendes un interruptor de luz, su lámpara se enciende instantáneamente. Pero cuando siembras una semilla, no esperas cosechar fruta fresca en cuestión de minutos. En cambio, debe labrar la tierra, regar la tierra y asegurarse de que su retoño joven reciba la cantidad justa de luz solar.
Al igual que cultivar un jardín verde, desarrollar una organización lista para el mundo VUCA requiere paciencia. No hay un botón mágico para presionar o palanca para tirar. Se trata de crear el entorno adecuado y luego dejar que la naturaleza siga su curso.
A estas alturas, probablemente reconozca la importancia de adaptarse a nuestro mundo más volátil, incierto, complejo y ambiguo. Probablemente incluso estés ansioso por enfrentarte a los nuevos desafíos que presenta. ¡Y eso es genial!
Pero es importante recordar que no se puede revisar todo de la noche a la mañana. De hecho, hay un beneficio en tomar las cosas con calma.
Puede ser tentador tratar cada problema potencial como una crisis que requiere acción inmediata. Pero este enfoque tiene dos desventajas serias. Por un lado, puede llevarnos a adoptar las soluciones que ya conocemos sin considerar alternativas novedosas. Y dos, puede hacer que implementemos cambios sin comprender el rango potencial de resultados.
Evite estos problemas creando un espacio para la contemplación lenta. Para temas más pequeños, esto podría significar reservar la primera parte de una reunión para desempaquetar un tema sin ofrecer ninguna solución. Para proyectos más grandes, esto podría significar prepararse explícitamente para semanas de experimentación, prueba y error, y exploración abierta sin esperar ningún resultado.
En cualquier caso, la clave es crear un entorno que sea flexible y libre, no rígido y jerárquico. Asegúrese de que la retroalimentación fluya suavemente de un lado a otro. Comunique la dirección en la que se dirige sin establecer un destino final. Y, comprenda que cada revés, falla o giro inesperado es una oportunidad para aprender.
No se desanime si las cosas no se sienten diferentes de inmediato. Adoptar estos hábitos no es un evento único, sino un proceso que ocurre con el tiempo. Cuanto más se esfuerce por cambiar la mentalidad de su organización, más se sentirá como en casa en nuestro mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo.
Conclusión
El mundo no es tan simple como lo era antes. Nuestra sociedad cada vez más interconectada, acelerada y tecnológicamente avanzada se está volviendo cada vez más volátil, incierta, compleja y ambigua. Estas condiciones requieren una nueva forma de liderazgo que sea flexible, fluida y ágil. Los líderes exitosos deben aceptar el cambio, recibir comentarios y dar poder a su organización para experimentar y explorar continuamente a medida que persiguen lo probable y lo posible.
A veces, la mejor manera de cultivar la creatividad es creando un nuevo espacio para la conversación. Al abordar un problema, intente crear grupos de trabajo compuestos por combinaciones inusuales de personas. La diversidad es clave. Mezcle a miembros de alto nivel y jóvenes principiantes de todos los departamentos. Te sorprenderá qué soluciones no convencionales surgirán.
Fuente: Muhimu
sábado, 25 de julio de 2020
Fabricius: la nueva herramienta de Google te ayudará a escribir y decodificar jeroglíficos
En un comunicado de prensa del 15 de julio, Google anunció el lanzamiento de una nueva herramienta que utiliza inteligencia artificial para descifrar jeroglíficos egipcios y traducirlos al árabe y al inglés.
Google dijo que la herramienta, denominada Fabricius, proporciona una experiencia interactiva para que personas de todo el mundo aprendan sobre los jeroglíficos, además de apoyar y facilitar los esfuerzos de los egiptólogos y crear conciencia sobre la historia y el patrimonio de la antigua civilización egipcia.
“Estamos muy emocionados de lanzar esta nueva herramienta que puede facilitar el acceso y el aprendizaje sobre la rica cultura del antiguo Egipto. Durante más de una década, Google ha estado capturando imágenes de hitos culturales e históricos en toda la región “, dijo Chance Coughenour, gerente de programas de Google Arts and Culture, en el comunicado.
Fabricius está disponible de forma gratuita en la plataforma Google Arts and Culture, que alienta a los usuarios a aprender sobre arte, patrimonio y puntos de referencia culturales de más de 2.000 instituciones culturales de todo el mundo. Cualquiera puede interactuar y explorar estos monumentos y tesoros a través de tecnologías de realidad virtual o aumentada, además de imágenes de alta calidad y otras experiencias interactivas.
Google explicó que la herramienta busca facilitar el proceso de recopilación, indexación y comprensión de los símbolos jeroglíficos mediante el aprendizaje automático, así como ayudar a los egiptólogos a traducir los jeroglíficos al inglés y al árabe. También ofrece la posibilidad de que personas de todo el mundo escriban y compartan cartas escritas en jeroglíficos.
Los jeroglíficos aparecen en uno de los sistemas de escritura de los antiguos egipcios. Fueron utilizados en templos y tumbas junto con otras formas de escritura, como hierática, demótica y copta. Los símbolos jeroglíficos permanecieron siendo un misterio en la era moderna hasta que la piedra de Rosetta fue descifrada por el erudito francés Jean-François Champollion en agosto de 1799, abriendo la historia del antiguo Egipto.
En un informe de la BBC del 15 de julio, Roland Enmarch, profesor titular de Egiptología en la Universidad de Liverpool, dijo sobre Fabricius: “Aunque es impresionante, aún no está en el punto en que reemplaza la necesidad de un experto altamente capacitado en lectura de inscripciones antiguas”. Agregando, “Quedan algunos obstáculos muy grandes para leer jeroglíficos, porque están hechos a mano y varían enormemente con el tiempo en el nivel de detalle pictórico y entre los talladores / pintores individuales”.
Alaa Shaheen, ex decano de la Facultad de Arqueología de la Universidad de El Cairo, le dijo a Al-Monitor por teléfono: “Esta es una buena idea, siempre que la traducción del jeroglífico al inglés se haga profesionalmente, sin ninguna tergiversación”.
Añadió: “Los jeroglíficos no son un lenguaje en sí mismos, sino una forma de caligrafía que expresa el antiguo idioma egipcio que usaban los estadistas de alto rango junto con otras formas, como hierática y demótica, que la gente común usaba. La herramienta de Google llamará la atención sobre la antigua civilización egipcia y ayudará a presentarla al mundo, ya que alienta a otros de diferentes países a apreciar los textos del antiguo Egipto”.
Shaheen continuó: “Aunque no hay objeción al uso de la tecnología para introducir a la gente común a este idioma, no puede reemplazar a los académicos especializados en descifrar lenguas egipcias antiguas”. Además, señaló que los egiptólogos aún enfrentan dificultades para interpretar algunos textos debido a factores ambientales y artefactos incompletos que requieren una investigación sustancial.
Otras opciones además de Fabricius
Bassam al-Shammaa, un guía turístico y autor especializado en egiptología, le dijo a Al-Monitor por teléfono: “Lanzar una herramienta así y el interés de Google en los jeroglíficos es un paso histórico”.
Añadió: “Algunos sitios web ya ofrecen servicios de traducción de jeroglíficos a varios idiomas, incluido el árabe, pero Google tendrá una ventaja especial, ya que es el motor de búsqueda más grande utilizado por millones de personas en todo el mundo, e instará a muchos a usarla herramienta y experimentar por curiosidad “.
Señaló: “Esta herramienta marcará la diferencia para las personas que no son especialistas, sino que tienen conocimientos jeroglíficos básicos, como los guías turísticos”.
En 2015, la Bibliotheca Alexandrina, afiliada al gobierno egipcio, lanzó el sitio web “Jeroglífico paso a paso” para enseñar el antiguo sistema de escritura egipcio, dirigido a estudiantes universitarios e interesados. El sitio web también alberga textos científicos en árabe e inglés.
Shammaa continuó: “Proporcionar un servicio de audio junto con la traducción para ayudar a los usuarios a pronunciar correctamente los jeroglíficos traducidos y no solo escribirlos sería una adición beneficiosa a la herramienta de Google”.
Añadió: “Traducir jeroglíficos podría servir como una puerta de entrada para traducir … hierático y demótico, que también son sistemas de escritura de la antigua lengua egipcia, así como la lengua nubia, que se utilizó en el extremo sur de Egipto como código durante la guerra entre Egipto e Israel en 1973”.
Shammaa señaló: “Los secretos de las civilizaciones se encuentran en las redes profundas y oscuras de sus idiomas”.
Fuente: Intriper
Google dijo que la herramienta, denominada Fabricius, proporciona una experiencia interactiva para que personas de todo el mundo aprendan sobre los jeroglíficos, además de apoyar y facilitar los esfuerzos de los egiptólogos y crear conciencia sobre la historia y el patrimonio de la antigua civilización egipcia.
“Estamos muy emocionados de lanzar esta nueva herramienta que puede facilitar el acceso y el aprendizaje sobre la rica cultura del antiguo Egipto. Durante más de una década, Google ha estado capturando imágenes de hitos culturales e históricos en toda la región “, dijo Chance Coughenour, gerente de programas de Google Arts and Culture, en el comunicado.
Fabricius está disponible de forma gratuita en la plataforma Google Arts and Culture, que alienta a los usuarios a aprender sobre arte, patrimonio y puntos de referencia culturales de más de 2.000 instituciones culturales de todo el mundo. Cualquiera puede interactuar y explorar estos monumentos y tesoros a través de tecnologías de realidad virtual o aumentada, además de imágenes de alta calidad y otras experiencias interactivas.
Google explicó que la herramienta busca facilitar el proceso de recopilación, indexación y comprensión de los símbolos jeroglíficos mediante el aprendizaje automático, así como ayudar a los egiptólogos a traducir los jeroglíficos al inglés y al árabe. También ofrece la posibilidad de que personas de todo el mundo escriban y compartan cartas escritas en jeroglíficos.
Los jeroglíficos aparecen en uno de los sistemas de escritura de los antiguos egipcios. Fueron utilizados en templos y tumbas junto con otras formas de escritura, como hierática, demótica y copta. Los símbolos jeroglíficos permanecieron siendo un misterio en la era moderna hasta que la piedra de Rosetta fue descifrada por el erudito francés Jean-François Champollion en agosto de 1799, abriendo la historia del antiguo Egipto.
En un informe de la BBC del 15 de julio, Roland Enmarch, profesor titular de Egiptología en la Universidad de Liverpool, dijo sobre Fabricius: “Aunque es impresionante, aún no está en el punto en que reemplaza la necesidad de un experto altamente capacitado en lectura de inscripciones antiguas”. Agregando, “Quedan algunos obstáculos muy grandes para leer jeroglíficos, porque están hechos a mano y varían enormemente con el tiempo en el nivel de detalle pictórico y entre los talladores / pintores individuales”.
Alaa Shaheen, ex decano de la Facultad de Arqueología de la Universidad de El Cairo, le dijo a Al-Monitor por teléfono: “Esta es una buena idea, siempre que la traducción del jeroglífico al inglés se haga profesionalmente, sin ninguna tergiversación”.
Añadió: “Los jeroglíficos no son un lenguaje en sí mismos, sino una forma de caligrafía que expresa el antiguo idioma egipcio que usaban los estadistas de alto rango junto con otras formas, como hierática y demótica, que la gente común usaba. La herramienta de Google llamará la atención sobre la antigua civilización egipcia y ayudará a presentarla al mundo, ya que alienta a otros de diferentes países a apreciar los textos del antiguo Egipto”.
Shaheen continuó: “Aunque no hay objeción al uso de la tecnología para introducir a la gente común a este idioma, no puede reemplazar a los académicos especializados en descifrar lenguas egipcias antiguas”. Además, señaló que los egiptólogos aún enfrentan dificultades para interpretar algunos textos debido a factores ambientales y artefactos incompletos que requieren una investigación sustancial.
Otras opciones además de Fabricius
Bassam al-Shammaa, un guía turístico y autor especializado en egiptología, le dijo a Al-Monitor por teléfono: “Lanzar una herramienta así y el interés de Google en los jeroglíficos es un paso histórico”.
Añadió: “Algunos sitios web ya ofrecen servicios de traducción de jeroglíficos a varios idiomas, incluido el árabe, pero Google tendrá una ventaja especial, ya que es el motor de búsqueda más grande utilizado por millones de personas en todo el mundo, e instará a muchos a usarla herramienta y experimentar por curiosidad “.
Señaló: “Esta herramienta marcará la diferencia para las personas que no son especialistas, sino que tienen conocimientos jeroglíficos básicos, como los guías turísticos”.
En 2015, la Bibliotheca Alexandrina, afiliada al gobierno egipcio, lanzó el sitio web “Jeroglífico paso a paso” para enseñar el antiguo sistema de escritura egipcio, dirigido a estudiantes universitarios e interesados. El sitio web también alberga textos científicos en árabe e inglés.
Shammaa continuó: “Proporcionar un servicio de audio junto con la traducción para ayudar a los usuarios a pronunciar correctamente los jeroglíficos traducidos y no solo escribirlos sería una adición beneficiosa a la herramienta de Google”.
Añadió: “Traducir jeroglíficos podría servir como una puerta de entrada para traducir … hierático y demótico, que también son sistemas de escritura de la antigua lengua egipcia, así como la lengua nubia, que se utilizó en el extremo sur de Egipto como código durante la guerra entre Egipto e Israel en 1973”.
Shammaa señaló: “Los secretos de las civilizaciones se encuentran en las redes profundas y oscuras de sus idiomas”.
Fuente: Intriper
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viernes, 24 de julio de 2020
La FAO presenta la plataforma de datos geoespaciales: Mano de la mano
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha presentado hoy la plataforma geoespacial Mano de la mano, que recoge un amplio y abundante conjunto de datos sobre alimentación, agricultura, contexto socioeconómico y recursos naturales a fin de ayudar a fortalecer la toma de decisiones basadas en hechos comprobados en los sectores de la alimentación y la agricultura.
La plataforma es un instrumento fundamental para todos los esfuerzos encaminados a recuperar mejor y aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios después de la enfermedad por coronavirus (COVID-19).
Potencia más de un millón de capas geoespaciales y miles de series estadísticas con más de 4 000 registros de metadatos y reúne información geográfica y datos estadísticos sobre más de 10 dominios relacionados con la alimentación y la agricultura, desde la seguridad alimentaria, los cultivos, los suelos, la tierra, el agua, el clima, la pesca y la ganadería hasta la actividad forestal. También incluye información sobre las repercusiones de la COVID-19 en la alimentación y la agricultura.
Los datos proceden de la FAO y de otros de los principales proveedores de datos públicos de todas las Naciones Unidas, así como de organizaciones no gubernamentales (ONG), el mundo académico, el sector privado y organismos espaciales. Asimismo, incorpora datos de FAOSTAT sobre alimentación y agricultura de más de 245 países y territorios desde 1961 hasta el año más reciente disponible.
"Las tecnologías geoespaciales y los datos agrícolas representan una oportunidad para encontrar nuevas formas de reducir el hambre y la pobreza a través de soluciones basadas en los datos más accesibles e integradas", declaró el Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO.
"La plataforma geoespacial constituye un bien público digital para crear mapas de datos interactivos, analizar tendencias y determinar las lagunas y oportunidades en tiempo real", añadió el Director General de la FAO.
La plataforma puede utilizarla cualquier persona y su aplicación, a su vez, contribuirá a la toma de decisiones basadas en datos y en hechos comprobados en materia de alimentación y agricultura.
Entre sus numerosos usos, la plataforma facilita información esencial con miras a:
La FAO añadirá a la plataforma nuevos conjuntos de datos y estudios de casos sobre países y ámbitos específicos para mejorar la orientación y adaptación de las intervenciones en materia de políticas, la innovación, la financiación e inversión y la reforma institucional en los sectores de la alimentación y la agricultura.
La plataforma forma parte de la Iniciativa Mano de la mano de la FAO, que constituye una iniciativa basada en datos objetivos y dirigida y controlada por los países, encaminada a acelerar la transformación agrícola y el desarrollo rural sostenible con miras a erradicar la pobreza (ODS 1) y poner fin al hambre y a todas las formas de malnutrición (ODS 2), por ejemplo, utilizando las herramientas más avanzadas disponibles, como la modelación y los análisis geoespaciales.
Fuente: FAO
La plataforma es un instrumento fundamental para todos los esfuerzos encaminados a recuperar mejor y aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios después de la enfermedad por coronavirus (COVID-19).
Potencia más de un millón de capas geoespaciales y miles de series estadísticas con más de 4 000 registros de metadatos y reúne información geográfica y datos estadísticos sobre más de 10 dominios relacionados con la alimentación y la agricultura, desde la seguridad alimentaria, los cultivos, los suelos, la tierra, el agua, el clima, la pesca y la ganadería hasta la actividad forestal. También incluye información sobre las repercusiones de la COVID-19 en la alimentación y la agricultura.
Los datos proceden de la FAO y de otros de los principales proveedores de datos públicos de todas las Naciones Unidas, así como de organizaciones no gubernamentales (ONG), el mundo académico, el sector privado y organismos espaciales. Asimismo, incorpora datos de FAOSTAT sobre alimentación y agricultura de más de 245 países y territorios desde 1961 hasta el año más reciente disponible.
"Las tecnologías geoespaciales y los datos agrícolas representan una oportunidad para encontrar nuevas formas de reducir el hambre y la pobreza a través de soluciones basadas en los datos más accesibles e integradas", declaró el Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO.
"La plataforma geoespacial constituye un bien público digital para crear mapas de datos interactivos, analizar tendencias y determinar las lagunas y oportunidades en tiempo real", añadió el Director General de la FAO.
La plataforma puede utilizarla cualquier persona y su aplicación, a su vez, contribuirá a la toma de decisiones basadas en datos y en hechos comprobados en materia de alimentación y agricultura.
Entre sus numerosos usos, la plataforma facilita información esencial con miras a:
- Llevar un seguimiento de la productividad del agua para uso agrícola, en particular los sistemas agrícolas en riesgo por la presión que ejerce el ser humano sobre la tierra y el agua;
- Comparar la densidad demográfica con la distribución de ganado bovino o comparar la densidad entre dos especies de ganado en distintas partes del mundo;
- Determinar la distribución de especies acuáticas;
- Analizar las tendencias de las precipitaciones;
- Analizar la información de los sistemas nacionales de seguimiento forestal en la que se muestra la distribución de los recursos forestales junto con otros datos geoespaciales como la red de acceso, lo que permite separar las zonas forestales inalteradas que tienen un alto valor de conservación de las zonas accesibles que son más apropiadas para la restauración o la producción.
La FAO añadirá a la plataforma nuevos conjuntos de datos y estudios de casos sobre países y ámbitos específicos para mejorar la orientación y adaptación de las intervenciones en materia de políticas, la innovación, la financiación e inversión y la reforma institucional en los sectores de la alimentación y la agricultura.
La plataforma forma parte de la Iniciativa Mano de la mano de la FAO, que constituye una iniciativa basada en datos objetivos y dirigida y controlada por los países, encaminada a acelerar la transformación agrícola y el desarrollo rural sostenible con miras a erradicar la pobreza (ODS 1) y poner fin al hambre y a todas las formas de malnutrición (ODS 2), por ejemplo, utilizando las herramientas más avanzadas disponibles, como la modelación y los análisis geoespaciales.
Fuente: FAO
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Estás viendo contenido apocalíptico de nuevo, te decimos cómo dejar de hacerlo
La alarma de tu celular suena a las seis de la mañana. Abres algunos sitios de noticias y Facebook. Ves una mala noticia tras otra. Los casos de coronavirus aumentan, al igual que las muertes. Los niños no pueden regresar a la escuela. Tu restaurante y tu peluquería favoritos siguen cerrados. La gente está perdiendo su empleo.
Todo es horrible. El mundo como lo recordamos ya no existe. De pronto ya son las nueve de la mañana. No has salido de tu hoyo de desolación ni siquiera para bañarte. Repites ese ejercicio de masoquismo durante el almuerzo y una vez más mientras te preparas para dormir.
La experiencia de hundirse en las arenas movedizas de las emociones mientras consumes sin parar noticias apocalípticas es tan común que ahora hay una palabra en inglés para decirlo: “doomscrolling” (viene de la palabra “doom”, que significa “perdición”, y “scroll”, que es el desplazamiento en vertical que se hace en las pantallas). Las órdenes de confinamiento, que han agravado este comportamiento, nos dejan pocas alternativas más para pasar el tiempo que fijar la mirada en nuestras pantallas; según algunos cálculos, nuestro tiempo frente a las pantallas ha aumentado al menos un 50 por ciento.
No somos los únicos, pues muchos pasan por lo mismo. Sin embargo, ver las redes hasta la perdición, combinado con la adicción a las pantallas, podría afectar de manera importante nuestro bienestar mental y físico, de acuerdo con expertos en materia de salud. Esta actividad puede hacer que nos sintamos enojados, ansiosos, deprimidos, poco productivos y menos conectados con nuestros seres queridos y con nosotros mismos.
“Es el camino de menos resistencia para seguir consumiendo de manera pasiva a través de las redes sociales”, dijo Vivek Murthy, un exdirector general de Sanidad de Estados Unidos que ha escrito de manera exhaustiva acerca del impacto de la soledad en la salud personal. “Debes salir de ese ciclo. No solo se trata de desconectarte, sino también de lidiar con el impacto que eso tiene en tu mente, el cual a menudo puede durar horas”.
No temas: aún no estamos condenados y hay enfoques para modificar nuestro comportamiento. Podemos establecer una estructura en nuestra vida, para empezar, y continuar con la práctica de técnicas de meditación. Esto es lo que dicen los expertos en salud y bienestar.
Crea un plan para controlar tu tiempo
Por naturaleza, las personas consumen información, y las noticias son como dulces digitales que se sirven las 24 horas del día. Para resistirse a este consumo continuo de información, podemos crear un plan para controlar la cantidad de contenido que consumimos, de la misma manera en que las personas pueden crear un régimen para perder peso, dijo Adam Gazzaley, neurocientífico y coautor del libro The Distracted Mind: Ancient Brains in a High-Tech World.
El primer paso es reconocer la carga que deslizar el dedo para ver más noticias implica en nuestra salud, dijo Gazzaley. “Debes darte cuenta de que no quieres vivir tu vida en un ciclo infinito de consumo de noticias”, agregó. “Eso dejará de ser útil y te afectará, y ser una persona informada será una ganancia decreciente”.
El segundo paso es crear un plan realista al que puedas apegarte y repetirlo hasta que se convierta en una costumbre.
Crear un calendario es un enfoque efectivo. Comienza por apartar tiempo en tu calendario para todo tipo de cosas, desde actividades mundanas, como dar un paseo en el exterior, hasta asuntos de negocios, como las reuniones por videoconferencia.
Aparta ciertos momentos del día para leer noticias, si debes hacerlo. Si te resulta útil, programa una alarma que suene tras diez minutos para que dejes de ver contenido. Otro truco es ponerte una liga en la mano mientras lees las noticias y, cuando creas que estás siendo víctima de un círculo vicioso, date un ligazo en la muñeca, dijo Murthy.
También es importante reconsiderar las pausas. Antes de la pandemia, solíamos visitar Facebook durante una de nuestras pausas típicas para el almuerzo. Sin ningún lugar al cual ir para almorzar debido a las órdenes de confinamiento, explorar internet se ha convertido en la pausa de trabajo por defecto, una trampa evidente que podría llevar a estar viendo noticias hasta la perdición.
En vez de quedarte pegado a una pantalla, da un paseo por la cuadra, sube a la bicicleta fija o prepara tu bocadillo favorito. Y, sí, aparta tiempo en el calendario incluso para tus pausas, dijo Gazzaley.
Practica meditación
Los ejercicios de conciencia pueden ayudarnos a romper el ciclo de consumo continuo de información o evitar que lleguemos a un lugar más oscuro.
Sharon Salzberg, profesora de meditación y autora del libro Real Change: Mindfulness to Heal Ourselves and the World, recomendó este ejercicio para sentirse una conexión con los demás en una época en que no podemos ver a muchas personas:
Conéctate con los demás
El libro de Murthy, Together: The Healing Power of Human Connection in a Sometimes, enfatiza la importancia de pasar 15 minutos al día en contacto con las personas que más te importan. Eso puede ayudarnos a sentirnos menos solos y resistirnos a ver las redes hasta la perdición.
Pero, ¿cómo podemos conectarnos con las personas cuando no podemos verlas fácilmente? Al inicio de la pandemia, muchos de nosotros recurrimos a las aplicaciones de videoconferencia para conectarnos virtualmente con amigos, colegas y seres queridos. Ahora, más de cuatro meses tras el inicio de la pandemia, muchos experimentan “fatiga de Zoom”.
Murthy dijo que él también se estaba cansado del dolor de cuello causado por las videollamadas constantes y había comenzado a tomar muchas llamadas personales y de trabajo en el celular al dar un paseo, lo cual le da energía y lo ayuda a mantenerse concentrado.
Murthy también recomendó que las personas traten de formar un moai, que en japonés significa grupo de apoyo social. Podría ser un pequeño grupo de amigos que se reúnan de manera constante —por teléfono, por videollamada o en persona a una distancia segura— y acepten cuidarse. Él y dos amigos formaron un moai, y, una vez al mes, pasan dos horas poniéndose al corriente mientras conversan de manera sincera acerca de asuntos personales relacionados con la salud, las parejas y las finanzas.
Puede ser difícil modificar tu comportamiento de manera independiente. Podrías decirle a tu moai que quieres dejar de estar leyendo las redes incansablemente, y ellos podrían ayudarte a cumplir. Murthy dijo que la conversación con sus amigos en el formato moai estaba cerca y que planeaba hablar de tener una relación más sana con las redes sociales, porque en ocasiones él también cae en el círculo vicioso.
“La idea de apartar tiempo para las personas que te importan, ya sean quince minutos o más, es muy importante en un mundo donde han desaparecido los límites entre el día y la noche, entre la semana y el fin de semana”, dijo.
Fuente: NYT
Todo es horrible. El mundo como lo recordamos ya no existe. De pronto ya son las nueve de la mañana. No has salido de tu hoyo de desolación ni siquiera para bañarte. Repites ese ejercicio de masoquismo durante el almuerzo y una vez más mientras te preparas para dormir.
La experiencia de hundirse en las arenas movedizas de las emociones mientras consumes sin parar noticias apocalípticas es tan común que ahora hay una palabra en inglés para decirlo: “doomscrolling” (viene de la palabra “doom”, que significa “perdición”, y “scroll”, que es el desplazamiento en vertical que se hace en las pantallas). Las órdenes de confinamiento, que han agravado este comportamiento, nos dejan pocas alternativas más para pasar el tiempo que fijar la mirada en nuestras pantallas; según algunos cálculos, nuestro tiempo frente a las pantallas ha aumentado al menos un 50 por ciento.
No somos los únicos, pues muchos pasan por lo mismo. Sin embargo, ver las redes hasta la perdición, combinado con la adicción a las pantallas, podría afectar de manera importante nuestro bienestar mental y físico, de acuerdo con expertos en materia de salud. Esta actividad puede hacer que nos sintamos enojados, ansiosos, deprimidos, poco productivos y menos conectados con nuestros seres queridos y con nosotros mismos.
“Es el camino de menos resistencia para seguir consumiendo de manera pasiva a través de las redes sociales”, dijo Vivek Murthy, un exdirector general de Sanidad de Estados Unidos que ha escrito de manera exhaustiva acerca del impacto de la soledad en la salud personal. “Debes salir de ese ciclo. No solo se trata de desconectarte, sino también de lidiar con el impacto que eso tiene en tu mente, el cual a menudo puede durar horas”.
No temas: aún no estamos condenados y hay enfoques para modificar nuestro comportamiento. Podemos establecer una estructura en nuestra vida, para empezar, y continuar con la práctica de técnicas de meditación. Esto es lo que dicen los expertos en salud y bienestar.
Crea un plan para controlar tu tiempo
Por naturaleza, las personas consumen información, y las noticias son como dulces digitales que se sirven las 24 horas del día. Para resistirse a este consumo continuo de información, podemos crear un plan para controlar la cantidad de contenido que consumimos, de la misma manera en que las personas pueden crear un régimen para perder peso, dijo Adam Gazzaley, neurocientífico y coautor del libro The Distracted Mind: Ancient Brains in a High-Tech World.
El primer paso es reconocer la carga que deslizar el dedo para ver más noticias implica en nuestra salud, dijo Gazzaley. “Debes darte cuenta de que no quieres vivir tu vida en un ciclo infinito de consumo de noticias”, agregó. “Eso dejará de ser útil y te afectará, y ser una persona informada será una ganancia decreciente”.
El segundo paso es crear un plan realista al que puedas apegarte y repetirlo hasta que se convierta en una costumbre.
Crear un calendario es un enfoque efectivo. Comienza por apartar tiempo en tu calendario para todo tipo de cosas, desde actividades mundanas, como dar un paseo en el exterior, hasta asuntos de negocios, como las reuniones por videoconferencia.
Aparta ciertos momentos del día para leer noticias, si debes hacerlo. Si te resulta útil, programa una alarma que suene tras diez minutos para que dejes de ver contenido. Otro truco es ponerte una liga en la mano mientras lees las noticias y, cuando creas que estás siendo víctima de un círculo vicioso, date un ligazo en la muñeca, dijo Murthy.
También es importante reconsiderar las pausas. Antes de la pandemia, solíamos visitar Facebook durante una de nuestras pausas típicas para el almuerzo. Sin ningún lugar al cual ir para almorzar debido a las órdenes de confinamiento, explorar internet se ha convertido en la pausa de trabajo por defecto, una trampa evidente que podría llevar a estar viendo noticias hasta la perdición.
En vez de quedarte pegado a una pantalla, da un paseo por la cuadra, sube a la bicicleta fija o prepara tu bocadillo favorito. Y, sí, aparta tiempo en el calendario incluso para tus pausas, dijo Gazzaley.
Practica meditación
Los ejercicios de conciencia pueden ayudarnos a romper el ciclo de consumo continuo de información o evitar que lleguemos a un lugar más oscuro.
Sharon Salzberg, profesora de meditación y autora del libro Real Change: Mindfulness to Heal Ourselves and the World, recomendó este ejercicio para sentirse una conexión con los demás en una época en que no podemos ver a muchas personas:
- Inhala y exhala algunas veces, y piensa en las personas que te han ayudado en el pasado. Podrían ser tus amigos, colegas e incluso los empleados del restaurante que empacan tu comida para llevar.
- Mientras imaginas a esas personas, mándales deseos positivos. Por ejemplo: “Que seas feliz. Que tengas paz. Que estés seguro. Que tengas salud”.
Conéctate con los demás
El libro de Murthy, Together: The Healing Power of Human Connection in a Sometimes, enfatiza la importancia de pasar 15 minutos al día en contacto con las personas que más te importan. Eso puede ayudarnos a sentirnos menos solos y resistirnos a ver las redes hasta la perdición.
Pero, ¿cómo podemos conectarnos con las personas cuando no podemos verlas fácilmente? Al inicio de la pandemia, muchos de nosotros recurrimos a las aplicaciones de videoconferencia para conectarnos virtualmente con amigos, colegas y seres queridos. Ahora, más de cuatro meses tras el inicio de la pandemia, muchos experimentan “fatiga de Zoom”.
Murthy dijo que él también se estaba cansado del dolor de cuello causado por las videollamadas constantes y había comenzado a tomar muchas llamadas personales y de trabajo en el celular al dar un paseo, lo cual le da energía y lo ayuda a mantenerse concentrado.
Murthy también recomendó que las personas traten de formar un moai, que en japonés significa grupo de apoyo social. Podría ser un pequeño grupo de amigos que se reúnan de manera constante —por teléfono, por videollamada o en persona a una distancia segura— y acepten cuidarse. Él y dos amigos formaron un moai, y, una vez al mes, pasan dos horas poniéndose al corriente mientras conversan de manera sincera acerca de asuntos personales relacionados con la salud, las parejas y las finanzas.
Puede ser difícil modificar tu comportamiento de manera independiente. Podrías decirle a tu moai que quieres dejar de estar leyendo las redes incansablemente, y ellos podrían ayudarte a cumplir. Murthy dijo que la conversación con sus amigos en el formato moai estaba cerca y que planeaba hablar de tener una relación más sana con las redes sociales, porque en ocasiones él también cae en el círculo vicioso.
“La idea de apartar tiempo para las personas que te importan, ya sean quince minutos o más, es muy importante en un mundo donde han desaparecido los límites entre el día y la noche, entre la semana y el fin de semana”, dijo.
Fuente: NYT
jueves, 23 de julio de 2020
Mitos conspirativos: la situación no es para reírse
El miedo a perder el control sobre sus vidas vuelve a las personas más susceptibles a ideologías conspirativas. La pandemia del coronavirus es un contexto ideal para que esto suceda. La politóloga y activista de red, Katharina Nocun, explica qué hacer cuando nos encontramos con adherentes a las teorías conspirativas; la entrevistamos:
En mayo de 2020 usted publicó con Pia Lamberty un libro titulado Fake Facts. Wie Verschwörungstheorien unser Denken bestimmen [Fake Facts. Cómo las teorías conspirativas determinan nuestro pensamiento]. Sin embargo, allí usted no habla de teorías conspirativas sino que usa los conceptos de “mitos conspirativos” o “ideologías”. ¿Por qué?
Las teorías son un concepto científico. Esto supone que apenas se demuestra que una teoría es falsa se la reemplaza por otra o se la modifica. Esto es justamente lo que no pasa con las ideologías conspirativas. En el caso de los mitos conspirativos, las personas piensan que hay un acuerdo secreto de individuos o grupos que ellos perciben como poderosos. Se les atribuye a los supuestos conjurados determinada competencia. Pero también puede tratarse de grupos postergados socialmente o excluidos, como en los pogromos antisemitas de la Edad Media. Lo importante es que a los conjurados se les endilga la intención malvada de querer causar daño a los demás.
¿Cómo se sabe que no se trata efectivamente de una conjura?
Las conjuras existen. En una democracia hay que observar muy bien qué hacen los servicios secretos y el gobierno, qué pasa en la política y en la economía. Lo decisivo es si yo tengo la pretensión de tener la verdad y puedo apoyar mi opinión con hechos, o si se trata de una ideología, una imagen del mundo cerrada. No es lo mismo debatir hipótesis que encerrarse en una creencia.
¿Cuándo las personas son más susceptibles a creer en las conjuras?
Si las personas tienen la sensación de que están perdiendo el control de sus vidas –por ejemplo, cuando se quedan sin empleo o se producen cambios políticos bruscos o incluso una pandemia global–, tienden a creer en mitos conspirativos. Hay estudios sobre el tema. El mito conspirativo puede ser una especie de construcción auxiliar. No hace necesariamente que mi visión del mundo sea más positiva, pero sí me provoca la sensación de que hay una estructura, un plan y culpables claros a los que puedo nombrar.
¿Cuáles son las narrativas más frecuentes?
Muchos mitos conspirativos circulan en el campo médico. Cuando alguien afirma que las inyecciones son peligrosas, a menudo usa como principio explicativo el de la conjura. Se afirma falsamente que hay una conjura mundial de millones de médicos que se habrían puesto de acuerdo en causar daño al mundo. Ahí ya no se trata de datos, eso ya no tiene nada que ver con la realidad. Pero esto produce, entre otras consecuencias, que las personas desconfíen de los médicos y que aun ante enfermedades muy graves prefieran consultar al sanador milagroso. Estas posturas anticientíficas pueden tener un desenlace fatal.
¿Internet refuerza estas tendencias?
Un prejuicio corriente es que los relatos conspirativos han recibido un impulso principal gracias a Internet. Sin embargo, basta con recordar la Alemania de la época nazi: la mayoría de la población creyó el mito de la conspiración judía mundial, es decir un claro relato conspirativo antisemita. Y ese relato era la opinión del gobierno y se enseñaba en las escuelas. En el mundo digital, efectivamente, el fenómeno se hizo más visible y, por supuesto, esas narrativas aparecen y se difunden más rápido.
¿Cómo puede ser que semejante visión del mundo se vuelva para alguien realidad?
Los que creen en conspiraciones perciben el mundo de un modo diferente. La mayoría de nosotros tiene una distorsión en favor de los especialistas: confiamos más en aquellos que consideramos expertos. Hay estudios que muestran que quienes creen en conspiraciones tienen una distorsión marcadamente más débil y que en un caso extremo tienen tanta confianza en el vecino como en un especialista reconocido en todo el mundo.
¿Cómo deberíamos reaccionar en la red ante esa creencia en conspiraciones?
En las redes sociales y los grupos de chat hay que rebatirla de inmediato. Ante declaraciones racistas y antisemitas habría que decir claramente “este es el límite”. Es muy importante porque se agita contra determinadas personas un odio que puede tener consecuencias graves. El silencio a menudo se interpreta como asentimiento.
¿A qué se refiere con “consecuencias graves”?
Muchos autores de atentados de los últimos años –en Hanau, Halle, y también en Nueva Zelanda– creían en relatos conspirativos y con ellos justificaron sus asesinatos. Se ha mostrado que los mitos conspirativos son centrales para la movilización de la extrema derecha. Esto tiene que abordarse como un problema sistémico, hay que tomarlo en serio, los ideólogos de la conjura calculan y convierten a determinadas personas en blancos. Los científicos reciben amenazas de muerte y esto lleva a que estén menos dispuestos a expresarse públicamente. Así no se logra un debate técnico y equilibrado.
¿Qué hacer cuando un amigo o una amiga expresa esas ideas?
La comprobación de los hechos puede ser de ayuda. Sobre el coronavirus hay muy buenos chequeos. También la conversación a solas es un recurso sensato y tal vez también la pregunta: “¿Cómo andan tus cosas?”. Está probado que la sensación de perder el control lleva a las personas a creer cosas que en otra situación no creerían.
¿Funciona hacer lo mismo con alguien que está totalmente convencido de una conjura?
Es difícil conectarse con personas que ya están atrapadas en ese mundo informativo paralelo y piensan, por ejemplo, que hay una conjura mundial de científicos y de la prensa. Pues la verificación de los hechos viene justamente de esos actores que ellos consideran parte de la conjura. Los especialistas aconsejan preguntar: “¿Lo has chequeado? ¿Por qué piensas que este medio es más serio que los otros?”, y así estimular al otro a cuestionar sus propias suposiciones. A menudo la creencia en una conjura lleva a la creencia en otra conjura y en determinado momento se tiene una visión del mundo cerrada y donde solo hay blanco y negro.
Aquí ya estaríamos en el nivel de las personas que usan para protegerse sombreros de papel de aluminio, lo que para algunos no deja de tener su componente divertido.
Sí, mucha gente considera gracioso el mito de las estelas químicas, que supuestamente no serían las estelas de gas condensado de aviones sino sustancias diseminadas para intoxicarnos. Pero ¿es gracioso que, porque sus padres creen algo así, un niño no pueda salir de su casa si se ve una estela en el cielo? Se vive en un miedo permanente. La gente siempre está dispuesta a oír relatos conspirativos chistosos. Pero cambia de actitud después de una conversación sobre el trasfondo y las consecuencias. Pues cuando uno investiga, se da cuenta de que la situación no es para reírse.
¿Dónde pueden encontrar ayuda quienes buscan consejo, sean los mismos afectados o sus parientes?
Actualmente muchos acuden a las consultas que se ocupan de las sectas, pues muchas sectas difunden mitos conspirativos para mantener sujetos a sus miembros. También quienes trabajan sobre el extremismo de derecha pueden aconsejar sobre estos temas. Pero hay muy pocos espacios y deberían tener más recursos. Se necesita más financiación para asociaciones que trabajen estos temas.
¿Qué deberían hacer las instituciones estatales?
Las escuelas deberían incluir el tema en los planes de estudio de modo sistemático. Tarde o temprano los jóvenes entran en contacto con narrativas conspirativas y deberían aprender a reconocerlas y abordarlas. También sería aconsejable una formación psicológica: si yo sé que soy susceptible a tal o cual situación, puedo agudizar mi percepción interior y esperar un día antes de compartir mis opiniones en el chat. Personalmente me gustaría que el estado diseñara un plan y una estrategia unitarios, y que dirigiera más dinero para la investigación.
Fuente: Kolumbien
En mayo de 2020 usted publicó con Pia Lamberty un libro titulado Fake Facts. Wie Verschwörungstheorien unser Denken bestimmen [Fake Facts. Cómo las teorías conspirativas determinan nuestro pensamiento]. Sin embargo, allí usted no habla de teorías conspirativas sino que usa los conceptos de “mitos conspirativos” o “ideologías”. ¿Por qué?
Las teorías son un concepto científico. Esto supone que apenas se demuestra que una teoría es falsa se la reemplaza por otra o se la modifica. Esto es justamente lo que no pasa con las ideologías conspirativas. En el caso de los mitos conspirativos, las personas piensan que hay un acuerdo secreto de individuos o grupos que ellos perciben como poderosos. Se les atribuye a los supuestos conjurados determinada competencia. Pero también puede tratarse de grupos postergados socialmente o excluidos, como en los pogromos antisemitas de la Edad Media. Lo importante es que a los conjurados se les endilga la intención malvada de querer causar daño a los demás.
¿Cómo se sabe que no se trata efectivamente de una conjura?
Las conjuras existen. En una democracia hay que observar muy bien qué hacen los servicios secretos y el gobierno, qué pasa en la política y en la economía. Lo decisivo es si yo tengo la pretensión de tener la verdad y puedo apoyar mi opinión con hechos, o si se trata de una ideología, una imagen del mundo cerrada. No es lo mismo debatir hipótesis que encerrarse en una creencia.
¿Cuándo las personas son más susceptibles a creer en las conjuras?
Si las personas tienen la sensación de que están perdiendo el control de sus vidas –por ejemplo, cuando se quedan sin empleo o se producen cambios políticos bruscos o incluso una pandemia global–, tienden a creer en mitos conspirativos. Hay estudios sobre el tema. El mito conspirativo puede ser una especie de construcción auxiliar. No hace necesariamente que mi visión del mundo sea más positiva, pero sí me provoca la sensación de que hay una estructura, un plan y culpables claros a los que puedo nombrar.
¿Cuáles son las narrativas más frecuentes?
Muchos mitos conspirativos circulan en el campo médico. Cuando alguien afirma que las inyecciones son peligrosas, a menudo usa como principio explicativo el de la conjura. Se afirma falsamente que hay una conjura mundial de millones de médicos que se habrían puesto de acuerdo en causar daño al mundo. Ahí ya no se trata de datos, eso ya no tiene nada que ver con la realidad. Pero esto produce, entre otras consecuencias, que las personas desconfíen de los médicos y que aun ante enfermedades muy graves prefieran consultar al sanador milagroso. Estas posturas anticientíficas pueden tener un desenlace fatal.
¿Internet refuerza estas tendencias?
Un prejuicio corriente es que los relatos conspirativos han recibido un impulso principal gracias a Internet. Sin embargo, basta con recordar la Alemania de la época nazi: la mayoría de la población creyó el mito de la conspiración judía mundial, es decir un claro relato conspirativo antisemita. Y ese relato era la opinión del gobierno y se enseñaba en las escuelas. En el mundo digital, efectivamente, el fenómeno se hizo más visible y, por supuesto, esas narrativas aparecen y se difunden más rápido.
¿Cómo puede ser que semejante visión del mundo se vuelva para alguien realidad?
Los que creen en conspiraciones perciben el mundo de un modo diferente. La mayoría de nosotros tiene una distorsión en favor de los especialistas: confiamos más en aquellos que consideramos expertos. Hay estudios que muestran que quienes creen en conspiraciones tienen una distorsión marcadamente más débil y que en un caso extremo tienen tanta confianza en el vecino como en un especialista reconocido en todo el mundo.
¿Cómo deberíamos reaccionar en la red ante esa creencia en conspiraciones?
En las redes sociales y los grupos de chat hay que rebatirla de inmediato. Ante declaraciones racistas y antisemitas habría que decir claramente “este es el límite”. Es muy importante porque se agita contra determinadas personas un odio que puede tener consecuencias graves. El silencio a menudo se interpreta como asentimiento.
¿A qué se refiere con “consecuencias graves”?
Muchos autores de atentados de los últimos años –en Hanau, Halle, y también en Nueva Zelanda– creían en relatos conspirativos y con ellos justificaron sus asesinatos. Se ha mostrado que los mitos conspirativos son centrales para la movilización de la extrema derecha. Esto tiene que abordarse como un problema sistémico, hay que tomarlo en serio, los ideólogos de la conjura calculan y convierten a determinadas personas en blancos. Los científicos reciben amenazas de muerte y esto lleva a que estén menos dispuestos a expresarse públicamente. Así no se logra un debate técnico y equilibrado.
¿Qué hacer cuando un amigo o una amiga expresa esas ideas?
La comprobación de los hechos puede ser de ayuda. Sobre el coronavirus hay muy buenos chequeos. También la conversación a solas es un recurso sensato y tal vez también la pregunta: “¿Cómo andan tus cosas?”. Está probado que la sensación de perder el control lleva a las personas a creer cosas que en otra situación no creerían.
¿Funciona hacer lo mismo con alguien que está totalmente convencido de una conjura?
Es difícil conectarse con personas que ya están atrapadas en ese mundo informativo paralelo y piensan, por ejemplo, que hay una conjura mundial de científicos y de la prensa. Pues la verificación de los hechos viene justamente de esos actores que ellos consideran parte de la conjura. Los especialistas aconsejan preguntar: “¿Lo has chequeado? ¿Por qué piensas que este medio es más serio que los otros?”, y así estimular al otro a cuestionar sus propias suposiciones. A menudo la creencia en una conjura lleva a la creencia en otra conjura y en determinado momento se tiene una visión del mundo cerrada y donde solo hay blanco y negro.
Aquí ya estaríamos en el nivel de las personas que usan para protegerse sombreros de papel de aluminio, lo que para algunos no deja de tener su componente divertido.
Sí, mucha gente considera gracioso el mito de las estelas químicas, que supuestamente no serían las estelas de gas condensado de aviones sino sustancias diseminadas para intoxicarnos. Pero ¿es gracioso que, porque sus padres creen algo así, un niño no pueda salir de su casa si se ve una estela en el cielo? Se vive en un miedo permanente. La gente siempre está dispuesta a oír relatos conspirativos chistosos. Pero cambia de actitud después de una conversación sobre el trasfondo y las consecuencias. Pues cuando uno investiga, se da cuenta de que la situación no es para reírse.
¿Dónde pueden encontrar ayuda quienes buscan consejo, sean los mismos afectados o sus parientes?
Actualmente muchos acuden a las consultas que se ocupan de las sectas, pues muchas sectas difunden mitos conspirativos para mantener sujetos a sus miembros. También quienes trabajan sobre el extremismo de derecha pueden aconsejar sobre estos temas. Pero hay muy pocos espacios y deberían tener más recursos. Se necesita más financiación para asociaciones que trabajen estos temas.
¿Qué deberían hacer las instituciones estatales?
Las escuelas deberían incluir el tema en los planes de estudio de modo sistemático. Tarde o temprano los jóvenes entran en contacto con narrativas conspirativas y deberían aprender a reconocerlas y abordarlas. También sería aconsejable una formación psicológica: si yo sé que soy susceptible a tal o cual situación, puedo agudizar mi percepción interior y esperar un día antes de compartir mis opiniones en el chat. Personalmente me gustaría que el estado diseñara un plan y una estrategia unitarios, y que dirigiera más dinero para la investigación.
Fuente: Kolumbien
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