El 2024 cerró con 182 vulneraciones, a la libertad de expresión (33) y a la libertad de prensa (149). Agresiones físicas, despojo de equipos, hostigamiento y amenazas, negación de acceso a la información, violación del secreto de fuente, judicialización del trabajo periodístico, entre otros, fueron las formas con las que se intentó acallar a la prensa.
El escenario político fue el terreno más hostil para el ejercicio del periodismo. De la polarización que durante años enfrentó a oficialismo y a oposición, se pasó a la pugna interna en el Movimiento al Socialismo (MAS) que incrementó la conflictividad y expuso a periodistas a agresiones, retenciones e incluso amenazas contra su vida.
La falta de protección estatal no sólo dificultó la tarea de informar, también permitió que la escalada de violencia se torne en extremo peligrosa: “Quémenlos vivos” fue la orden que circuló en medio del prolongado bloqueo de carreteras liderado por Evo Morales, mientras el gobierno, la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía guardaban un silencio cómplice, en estos términos se pronunció la institución.
El 2024 fue otro año más marcado por la violencia y la impunidad. No fueron escuchadas las denuncias de la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia y las nueve asociaciones departamentales de periodistas del país, para que el Estado investigue todos los casos de vulneración a la libertad de prensa, identifique a los responsables y garantice reparación y justicia para periodistas y trabajadores de la prensa víctimas de la escalada de violencia. A tres años del caso Las Londras no hay reparación ni justicia para los periodistas agredidos, secuestrados y amenazados de muerte, añade la nota.
En el balance, la ANPB considera que existe un patrón de violencia sistemática que afecta gravemente la libertad de prensa en Bolivia y que se ha extendido desde los organismos del Estado hasta algunos partidos y algunas organizaciones sociales que se han vuelto hostiles al trabajo de la prensa e incluso han incurrido en violencia y amenazas. La situación de riesgo y violencia ha sido advertida por entidades de derechos humanos y se refleja en el ranking mundial de libertad de prensa que nos sitúa en el sitio 124 de 180 países evaluados.
Fuente: ANF
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