Ian Vásquez es Vicepresidente de Estudios Internacionales y director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Instituto CATO de Estados Unidos. Es coautor del Human Freedom Index, divulgado en España por el Instituto Juan de Mariana. Vásquez es columnista semanal de El Comercio de Perú y miembro de la Mont Pèlerin Society. Durante su última visita a España, se entrevistó con Libre Mercado antes de impartir una conferencia en la Fundación Rafael del Pino.
P: Durante muchos años nos alertaron contra la "superpoblación". Los datos demuestran que lo que tenemos es, de hecho, un problema de "despoblación" por la caída de la fertilidad.
R: La abundancia que ha generado el capitalismo tiene mucho que ver con la ampliación del tamaño del mercado. Con más personas hay más oportunidades para innovar, hay más división del trabajo, hay en definitiva más oportunidades de seguir apuntalando una economía más dinámica. La llamada "superpoblación" nunca fue un problema y, de hecho, favoreció la "superabundancia". Ahora, la "superdespoblación" puede ir contra esas dinámicas.
P: El Instituto Juan de Mariana ha divulgado en España el Índice de Libertad Humana, del que usted es coautor. ¿Qué hallazgos arroja dicho estudio?
R: Se trata de una investigación que mide las libertades civiles, personales y económicas en todo el mundo, analizando un total de 86 indicadores con cifras que se remontan incluso varias décadas en el tiempo. Nuestro anhelo es saber más sobre la relación entre la libertad y la prosperidad. La evidencia es clara: son aquellos países que tienen modelos liberales en lo político y lo económico los que logran mejores resultados en términos de bienestar. Cuando se crea ese entorno liberal, las personas prosperan y florecen. Eso ha hecho posible lo que Deirdre McCloskey ha descrito como el "gran enriquecimiento" vivido por la humanidad en los dos últimos siglos.
P: En la conversación pública española se habla poco de libertad y mucho de igualdad.
P: La libertad y la igualdad no entran necesariamente en contradicción. La igualdad liberal llamó a eliminar los tratos diferenciados que se daban en nuestras sociedades. Partiendo de esa base, podemos generar sistemas mucho más justos. Para ello, hay que defender la dignidad del individuo y su capacidad para salir adelante por sí mismo. También hay que cultivar la tolerancia hacia los demás, el respeto por los éxitos o los logros que otros puedan cosechar, la aceptación de que puedan surgir resultados diferentes en un contexto competitivo, meritocrático y exigente como es el mercado. Los liberales creemos en la igualdad ante la ley y la igualdad de trato, que no dejan de ser la igualdad de derechos, un punto de partida para que todos podamos florecer.
P: Vd. forma parte de ese creciente grupo de intelectuales que miran el estado del mundo y concluyen que, en vez de ir a peor como nos dicen los agoreros, evoluciona a mejor. Se habla ya incluso de la "ciencia del progreso" o de los "académicos del progreso" para describir a esta escuela de autores, dentro de la cual me permito incluir su nombre.
R: Bueno, lo cierto es que el planteamiento pesimista de que todo va peor es contrario a la evidencia. Muchas personas han empezado a admitirlo, pero han querido alegar que los recursos se están agotando y que el crecimiento de la población agravará ese problema, pero de nuevo vemos que los datos nos dicen otras cosas porque ni se nos están agotando los recursos ni el crecimiento de la población va a más. Es llamativo que los recursos se hayan vuelto más abundantes en medio de la explosión demográfico que vivimos hasta hace algunas décadas, porque se nos dijo que el resultado sería todo lo contrario. Con todo, los liberales tenemos el reto de convencer a la gente que se sigue mostrando pesimista con respecto al presente y el futuro del mundo. Ese discurso que dice que todo va a peor y que nos vamos a quedar sin nada es falso y se va derrumbando cada vez que nos esforzamos por desmontarlo con datos y cifras. El liberalismo lleva a más y mejores cosas. Eso es cierto, pero también es un argumento materialista. Los liberales, no obstante, no somos como los marxistas, no somos materialistas. Nos preocupamos por la libertad. Eso es lo que nos importa. Por tanto, debemos explicar esa prosperidad, pero también referirnos a la dignidad humana que se genera cuando cultivamos la autonomía personal y evitamos la coerción o el dirigismo.
P: Nuestro presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ha hecho de la "caza a los ricos" el centro de su discurso económico. "Menos Lamborghinis y más transporte público", ha declarado para resumir sus intenciones e ideas al respecto.
R: No creo que a la mayoría de la gente le preocupe tanto la desigualdad. Si una persona consigue por sus propios méritos los logros que quiera, creo que la mayoría de nosotros nos alegramos por ella. En el fútbol, jugadores como Leo Messi han sido admirados por sus logros competitivos. En la empresa, figuras como Steve Jobs han sido aplaudidas por generar productos e innovaciones que han mejorado la vida de mucha gente. Lo que sí molesta a muchos es que unos salgan adelante gracias a un trato de favor. Si la gente piensa que otros se han enriquecido porque las reglas del juego se han amañado de uno u otro modo, entonces pensarán que viven en una sociedad injusta. En el corazón del liberalismo está la convicción de que dicho paradigma no es solamente el que mejor funciona, como decía antes, sino también el paradigma más moral, el más ético, porque se basa en el intercambio voluntario de todo lo que es pacífico. Es una forma de relacionarnos que se basa en la persuasión y la voluntariedad, no en la fuerza ni en la coacción. Ese paradigma parte de que las cosas se acuerdan mutuamente y rechaza la idea de obligar a la gente a hacer algo por la fuerza. Es un sistema ético y dentro del mismo no hay sitio para los tratos de favor, pero sí para que unos se enriquezcan más si aportan más valor al resto.
P: Ha viajado recientemente a Argentina para conocer de primera mano los avances que está logrando el nuevo gobierno de Javier Milei. ¿Qué nos puede decir al respecto?
R: En la nueva derecha alternativa abundan mensajes difícilmente compatibles con el liberalismo, pero el caso de Javier Milei es distinto y así se refleja en las políticas que está adoptando Argentina. Lo que está intentando conseguir es una limitación de poder del Estado y el regreso a un modelo en el que las relaciones económicas dependan del mercado y giren en torno a un trato de igualdad ante la ley. Esto es muy ambicioso para un país que lleva viviendo bajo el estado corporativista peronista, instalado desde hace ya ochenta años en las instituciones y muy arraigado en la sociedad y en sus estructuras de poder. Es dificilísimo lo que intenta Milei, pero supone un empeño muy loable, porque implica poner en marcha un cambio cultural capaz de marcar la diferencia. De momento, Milei ha puesto de manifiesto que se pueden hacer políticas diferentes y, de momento, los resultados arrojan algunos desarrollos prometedores.
P: Más allá de algunas extravagancias o exabruptos, Milei ha articulado un discurso moral en defensa del mercado, en contra del intervencionismo y a favor de la libertad individual y del imperio de la ley.
Fuente: Libre Mercado
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