Toda crisis genera sus propios héroes. En todo el mundo hay periodistas, denunciantes y medios de comunicación que han logrado superar las barreras a la información creadas desde el comienzo de la pandemia. A través de sus informes o mediante iniciativas que han necesitado coraje, audacia y determinación, han brindado acceso a información fiable y de calidad, han ayudado a resistir la censura y han combatido la desinformación descontrolada que amenaza la salud pública.
"Al informar sobre la realidad de la pandemia, algunas personas han corrido riesgos tan grandes que han resultado muertos, mientras que otros han desaparecido o han sido encarcelados", destaca el secretario general de RSF, Christophe Deloire. "Procesados, atacados, insultados… muchos han pagado un alto precio por defender el derecho a la información y por combatir los rumores y la desinformación que agravan las consecuencias de esta crisis de salud pública. Estos nuevos héroes nos recuerdan que el periodismo puede salvar vidas. Merecen nuestra atención y admiración".
Al reconocer a estos héroes, RSF rinde homenaje a los periodistas, denunciantes y medios de comunicación que se han distinguido en la lucha por la libertad de prensa durante una crisis excepcional. RSF también tiene como objetivo demostrar que el caos de información, que se ha incrementado durante la pandemia, no es inevitable, y que quienes figuran en la lista de RSF pueden verse como modelos en un momento en es urgente la defensa de la información fidedigna y la lucha contra la desinformación.
La lista que RSF recopila, que no pretende ser exhaustiva, incluye tanto a personalidades mediáticas como a personas de las que el público no ha oído hablar. Aunque proceden de los cinco continentes, casi un tercio de estos 30 héroes son de Asia, donde se originó la pandemia. Otros seis son de Europa y Asia Central, mientras que los demás son de África, América y Oriente Medio.
Lo que la mayoría de estos héroes tienen en común es el hecho de que revelaron información que destaca la gravedad de la pandemia o la mala gestión de la crisis por parte de su gobierno. Algunos son periodistas veteranos como Ana Lalic (Serbia) o investigadores combativos, como Blaž Zgaga (Eslovenia), Andjouza Abouheir (Comoras) o Sergei Satsuk (Bielorrusia). Pero otros son ciudadanos de a pie que, en respuesta a la urgencia y gravedad de la crisis de salud pública, decidieron dar la voz de alarma con el fin de salvar tantas vidas como fuera posible. Fue un oftalmólogo, Li Wenliang, el primero en alertar al mundo de la existencia de una enfermedad de rápida propagación en diciembre de 2019. Y fue un abogado,Chen Qiushi, quien publicó vídeos en su blog revelando el caos en los hospitales de Wuhan, el lugar donde se produjo el brote inicial de la Covid-19. Wenliang murió a causa del virus, mientras Qiushi fue puesto en cuarentena a la fuerza y nunca volvió a aparecer.
La verdad se paga cara muchas veces. En Venezuela, el periodista independiente Darvinson Rojas pasó 12 días en prisión por un tuit que cuestionaba las cifras oficiales de la pandemia. En India, al periodista Vijay Vineet le pueden caer seis meses de cárcel por contar que las restricciones del confinamiento obligaron a los niños hambrientos a comer forraje para ganado. En Bangladesh, el famoso dibujante Ahmed Kabir Kishore se enfrenta a una posible cadena perpetua por publicar en Facebook viñetas políticas durante la crisis de Covid-19 que aludían, entre otras cosas, a la corrupción.
Otros han evitado la prisión, pero ya no pueden trabajar. En Eswatini (antes Suazilandia), el director del digital Swati Newsweek, Eugene Dube, tuvo que huir a la vecina Sudáfrica después de un largo y violento interrogatorio policial sobre un artículo que cuestionaba la gestión estatal de la crisis de la Covid-19. Tras pasar 76 días en Wuhan durante lo más crudo de la pandemia, Chris Buckley, que trabajaba como reportero de The New York Times desde Pekín, se vio obligado a abandonar China. Por primera vez en 24 años le denegaron la renovación del visado.
Muchos de estos héroes han demostrado coraje para resistir las presiones y la censura. Es el caso de Caixin, un medio independiente en inglés y chino cuyas informaciones han puesto en tela de juicio la narrativa del gobierno chino. La periodista afgana Anisseh Shahid también dio muestras de audacia simplemente por seguir informando sobre el terreno cuando la amenaza de contagiarse se añadía a otra ya existente: la de un ataque talibán. En Estados Unidos, varios corresponsales de la Casa Blanca se han distinguido por su perseverancia ante la adversidad. A pesar de los constantes ataques y burlas del presidente Trump y su entorno, continúan cuestionando su gestión de la pandemia semana tras semana.
De esta crisis excepcional también han surgido iniciativas innovadoras que han ayudado a difundir los hechos y a combatir la desinformación. En África, nacieron la web radio marfileña WA FM y el diario digital de Togo, TogoCheck, con el fin de combatir rumores y noticias falsas, además de difundir información fiable que el público pudiera usar para protegerse y salvaguardar su salud. En Brasil, los medios de comunicación alternativos aunaron recursos para formar un "Gabinete de crisis" que informara a los abandonados habitantes de las favelas de Río de Janeiro, mientras que los periodistas de la Red Wayuri han asumido el desafío de informar a más de 750 comunidades indígenas en la Amazonía. En Rusia, 25 medios de comunicación formaron Syndicate-100, cuyo objetivo es que el personal sanitario, que se ha visto muy afectado por la epidemia, tenga más fácil informar de problemas y alertar al público.
Finalmente, RSF rinde un homenaje especial a los periodistas en Guayaquil, la capital comercial de Ecuador y donde se produjo el mayor brote de Covid-19 en América Latina. Las imágenes de cadáveres en las calles de Guayaquil han dado la vuelta al mundo. A pesar de no estar preparados y de carecer de equipos de protección personal, los periodistas de la ciudad han seguido trabajando e informando en lugares con una alta tasa de infección.
Lo han pagado muy caro: a finales de abril, 13 de ellos habían muerto por a causa del virus.
Fuente: RSF
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