Para algunas personas, coleccionar papeles y libros literarios raros o extraños es esencialmente una aventura intelectual, por lo que alcanzar una de estas rarezas es consagrar un viaje personal. En este itinerario, Porfirio Díaz Machicao (1909-1981) pertenece a este grupo de viajeros obstinados que despliegan esta bella labor sin pausa. Por eso, en esta tercera nota de una serie de cuatro, intento trazar un mapa de cuatro figuras claves de este complejo universo. Así las cosas, el escritor paceño se roba protagonismo en esta peripecia, consiguiendo grandes curiosidades de nuestra producción de las letras nacionales. En cierta manera, este papelista se convierte en un protector de su propia cultura. Este desempeño lúcido lo muestra como un aventurero que se desafía a sí mismo para conquistar objetivos embarazosos en empinados senderos.
Escudriñar pergaminos o textos insólitos para un rescatador es efectuar un periplo con riesgos y misterios. Entonces, explorando la etimología de la expresión aventura, llegamos a advertir que deriva del francés antiguo aventure, que significa “destino” o “evento fortuito”, Y, se relaciona con la palabra Ventura que procede del latín ventura, que es “suerte” o “las cosas que han de venir”. Estos dos orígenes sugieren una connotación de buena fortuna o destino próspero, preponderando un sentido de confianza y expectativa. De ahí, la palabra aventurero resulta de a (hacia) + ventura + ero y llegaría a ser un sujeto “arriesgado”. Por lo cual, se añade que un rescatador es un aventurero o, mejor dicho, un individuo que rastrea o explora curiosidades en un destino favorable.
A decir de Teodosio Imaña Castro (1930-2020) en su “A manera de prólogo”, del libro Crónica de crónicas (1963), del autor Díaz Machicao, el destino de este aventurero es transitar los escenarios de los sótanos de las bibliotecas universitarias. Porque este viajero, en estos subterráneos, tiene la hazaña de descubrir archivos con “documentos de subido valor y, lo que es más, de significación inusitada para el estudio complementario de importantes hitos de la cultura boliviana…”. Porque un hombre –según Nietzsche– no puede aprender a olvidar. En esta odisea a los “intocados fondos”, el papelista emprende la excursión a espacios misteriosos y retorna con botines literarios.
Uno de los trofeos que salva es “Loa que al mérito del brigadier don Sebastián de Segurola compuso por vía de epitalamio don Pedro Nolasco Crespo” (1742-1807). Qué, a decir de otro papelista, José Rosendo Gutiérrez (1840-1883): “esta pieza puede considerarse como el primer ensayo de drama en La Paz y es una curiosa muestra de la literatura colonial a fines del Siglo pasado (sic)”, en referencia al siglo XVIII. Y parte de la loa explica: “En un carro triunfal salieron las personas que hablan en ella. Y son: El Mérito, El Partido de Larecaja, el Partido de Chulumani, el Partido de Sica Sica, El Partido de Pacajes, El Partido de Omasuyos y el Partido de Caupolicán, alias Apolobamba”.
“La Huerta” es otro manuscrito raro encontrado por el aventurero Díaz Machicao, que subraya su prestigio y significancia de papelista. Obra teatral de temática vitivinícola andino paceño, donde se retrata el drama humano de los indios viñateros de Río Abajo. Este folleto es considerado raro. La fórmula sencilla para determinar una rareza es considerar que el autor fuese alguien famoso o interesante. Además, la clave es establecer su valor cultural dentro de un determinado contexto social. O, incluso es posible vislumbrar la información literaria incluida como espécimen, ya que no está disponible o publicado en algún medio impreso.
En esas visitas a los sótanos de las bibliotecas universitarias, se topa con un libro “raro”. El objeto es original y sorprendente, tal que, lo redacta en la crónica “Un libro de Napoleón en manos de Bustamante”. Cuenta que: “De este modo es que llegó a sus manos un libro que fue propiedad de napoleón Bonaparte, el Emperador. De unas manos a otras, los poemas de Ossián llegaron a las suyas. Valga recordar que Ossián fue el poeta preferido por Napoleón. Preferido ha debido ser también el ejemplar de que se da cuenta en esta crónica. Con privilegio del Rey fue publicado en París el año 1777, en magnífica edición de guardas doradas. Tiene el libro, actualmente, ciento ochentiún (sic) años de edad y está en el Tesoro de la Biblioteca Universitaria”.
Fuente: Opinion
No hay comentarios.:
Publicar un comentario