Mediante un mensaje de whatsapp, un número desconocido avisa que se nos ha asignado un monto de criptomonedas en una billetera virtual, la cantidad de estas divisas virtuales es considerable y al tipo de cambio actual se traduce en grandes ganancias, sin embargo, no hemos realizado ninguna operación.
El mensaje nos urge a dirigirnos a una página y realizar un depósito en bolivianos para retirar nuestras supuestas ganancias. Se trata de una estafa.
Recientemente el Banco Central de Bolivia (BCB) levantó la prohibición del uso, compra, venta e inversión con criptomonedas. Si bien esta tecnología financiera supone grandes beneficios al público, también conlleva grandes riesgos debido a su volatilidad y falta de regulación.
“Lo principal para no caer en estafas, es estar bien informado, conocer el mercado y el mundo de las criptomonedas y sobre todo no ser ‘muy ambicioso’ y hasta ingenuo, como todo en la vida”, señala Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija.
Romero indica que es importante informarse y conocer las particularidades de las criptomonedas para evitar caer en estafas, sobre todo considerando que éstas no cuentan con regulación y que son un concepto nuevo para la gran mayoría de la población.
“Se puede comprar criptomonedas a través de un agente de cambio, un sitio web o un cajero ATM de criptomonedas. Claro, hay que tener conocimiento y estar muy bien informado para no caer en sitios, redes, plataformas o aplicaciones fraudulentas de estos activos virtuales, considerando que no son reguladas, ya que todo se transa de manera digital, en la nube virtual, lo cual lo diferencia ampliamente de la banca tradicional. Además, una criptomoneda no tiene respaldo gubernamental en general y su valor es variable, a diferencias de las divisas como el dólar americano”.
Romero agrega que hay mil formas de estafa con criptomonedas, por eso es clave estar bien asesorado, informado y trabajar con empresas o personas especializadas y certificadas en el mercado, porque existen hasta sitios falsos o clonados que pueden llevar a adquirir dinero digital basura.
Por su parte, Marcelo Pacheco, director de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, señala que las estafas con criptomonedas pueden asumir diversas formas y modalidades, siendo muchas de ellas modificaciones de tipos comunes de ciberestafas que solo utilizan a las criptomonedas como excusa.
“Las estafas con criptomonedas son un problema creciente, como en muchas otras partes del mundo, pueden adoptar muchas formas, desde la ingeniería social, pasando por estafas piramidales, phishing, ofertas fraudulentas, entre otras. Por esta razón es importante estar informado acerca de estas formas de cibercrimen”, acota.
Algunas de las formas más comunes de ciberestafas con criptomonedas son las siguientes:
Esquemas piramidales
Estas estafas consisten en empresas que prometen grandes rendimientos a los primeros inversores, financiados por los nuevos inversores. Eventualmente, el esquema colapsa cuando no hay suficientes nuevos inversores.
Pacheco indica que para prevenir estas estafas es importante verificar la legitimidad de los inversores que se pongan en contacto con nosotros, investigar las plataformas, proyectos y personas involucradas. Buscar opiniones y reseñas en fuentes confiables.
Asimismo, es primordial consultar fuentes oficiales. “Hay que asegurarse de utilizar sitios web oficiales y verificar la autenticidad de la información”, agrega.
Inversiones en criptomonedas
Las nuevas empresas de criptomonedas a menudo lanzan una oferta inicial de monedas (IOC) para recaudar dinero y dar a conocer su nuevo producto. Las estafas IOC prometen a los usuarios un descuento en un nuevo tipo de moneda a cambio de invertir divisas reales y reconocidas -como Bitcoin- en el proyecto.
Ante esto, el experto recomienda desconfiar de las ofertas demasiado buenas para ser verdad.
“Hay que ser escéptico con las promesas de rendimientos altos y garantizados. Investigar exhaustivamente antes de invertir en ICOs o nuevos proyectos de criptomonedas”, señala.
Phishing
Los estafadores crean sitios web y aplicaciones móviles falsas o envían correos electrónicos fraudulentos para engañar a las personas y obtener sus credenciales de acceso a billeteras o plataformas de intercambio de criptomonedas.
Los cuidados que se deben tener son verificar que las direcciones web que nos proporcionan (URL) sean correctas y no tenga errores tipográficos. Utilizar marcadores para acceder a sitios de confianza y descargar aplicaciones sólo desde las tiendas oficiales (Google Play Store, Apple App Store), además de verificar las reseñas.
Ransomware
Los delincuentes infectan las computadoras con malware que encripta los datos y luego exigen un rescate en criptomonedas para liberar los archivos.
“Para cuidarnos no debemos compartir detalles personales ni financieros en redes sociales; desconfiar de correos electrónicos o mensajes no solicitados que pidan información personal o financiera; utilizar billeteras de hardware o billeteras de software de proveedores de confianza y nunca compartir claves privadas con nadie, mantenerlas en un lugar seguro y offline”, explica Pacheco.
Ingeniería social
Los estafadores manipulan a las víctimas para que les envíen criptomonedas, a menudo haciéndose pasar por amigos, familiares o figuras de autoridad.
En este caso, el experto indica que es importante que las personas sigan las noticias y las actualizaciones sobre criptomonedas y las tácticas de los estafadores, además de capacitarse participando en cursos o seminarios sobre seguridad en criptomonedas.
Adicionalmente a estas estafas, la empresa de ciberseguridad Panda Security reconoce otros tipos de crímenes como:
- Estafas de webs contactos. Las aplicaciones y las páginas web de contactos pueden ser un terreno ideal para los estafadores de criptomonedas. Muchos convencerán a los usuarios de que están interesados en una relación de pareja, se ganarán su confianza y luego exigirán pagos y transferencias de criptomonedas.
- Estafas de suplantación de identidad. Los delincuentes se hacen pasar por amigos, familiares o conocidos, solicitando transacciones de criptomonedas bajo pretextos urgentes o inventados.
- Estafas de phishing. Con las estafas de phishing con criptomonedas, se suele buscar información relacionada con las billeteras en línea. Los estafadores apuntan a las claves privadas de las billeteras de criptomonedas, que son necesarias para acceder a los fondos que contienen.
- Estafas de chantaje. Algunos estafadores afirman tener información sensible, fotos u otros medios de chantaje sobre un objetivo. Los estafadores suelen sugerir un intercambio, como información incriminatoria a cambio de claves privadas para acceder al monedero digital. Este tipo de estafas se clasifican como intentos de extorsión y deben denunciarse inmediatamente.
- Estafas de minería en la nube. La minería en la nube no es necesariamente una estafa en sí misma, pero los delincuentes utilizan esta táctica para obtener fondos a través de criptomonedas. Los estafadores y las plataformas de minería pueden convencer a minoristas e inversores para que inviertan capital en un proyecto -con falsos hashrate- que nunca ofrece los beneficios prometidos.
- Estafas rug pull. En este tipo de estafa, los delincuentes convencen a los inversores para que coloquen acciones en un fondo, creado para financiar un nuevo producto, moneda u otra oportunidad antes de que el estafador retire esa liquidez y el proyecto desaparezca. Las monedas o artículos que recibe el inversor -si llega alguno- son probablemente falsos o invendibles. Los inversores pierden los fondos y el capital que invirtieron, no pueden beneficiarse de los artículos en los que invirtió y el proyecto se abandona, si es que alguna vez fue real.
- Estafas laborales. Es común que los estafadores de criptomonedas se hagan pasar por empresas o reclutadores para estafar a los demandantes de empleo. Los falsos anuncios de trabajo en los tablones de anuncios en línea pueden llevar a páginas de destino falsas donde los impostores reclaman criptomonedas a cambio de formación laboral.
Fuente: Unifranz
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