92 muertos por coronavirus se registraban oficialmente en el Ecuador cuando más de 400 cadáveres estaban tirados por calles y aceras de Guayaquil, epicentro de la pandemia en nuestra región.
Los registradores de esta tragedia no se asoman a la ventana para ver la realidad sino que esperan un parte de un sistema de salud que está colapsado por tantos nuevos enfermos y muertos que se producen todos los días, sin darles tregua.
La gente muere en sus casas esperando que aparezca alguien que les haga un test y un médico que alivie sus dolores. Pero nunca llegan y el paciente muere. La familia, que muy probablemente también está contagiada, sigue esperando uno y dos días para que la policía o alguien venga a recoger el cadáver. Y nadie llega. El olor de la putrefacción los obliga a sacar los cuerpos a la acera y otros se deshacen del muerto en cualquier otra calle. Estos contagios y fallecimientos no aparecen en las estadísticas, ¿cómo podrían?
Lo grave no está en los números también desbordados. Lo terrible de no tener idea sobre cuántos son y dónde están los enfermos de COVID-19 es perder la guerra en la primera batalla. Los contagios son imparables, no hay forma de salvar vidas, y, no hay modo de terminar la cuarentena. Mañana no será mejor será peor.
Bolivia, vamos a ciegas
En menor escala ésto también está ocurriendo en Bolivia. Usaremos datos del pasado 3 de abril. El informe oficial nacional reporta, 5 muertos, 1 recuperado, 139 casos positivos, sólo 35 sospechosos y 979 descartados, dando un total de 1,153 personas.
Ese total significa que en 23 días de crisis se tomaron 1,153 muestras. Unas 50 al día. Por cada persona que salió positivo al coronavirus se tomaron otros 7 test con un resultando sorprendente, la mayoría está sana. Y, de los 1,153 apenas 35 son sospechosos. Son los que están a la espera de un resultado final de laboratorio.
Tendrían que haber 5.000 o 10.000 o 100.000 sospechosos esperando un resultado.
Por ejemplo, en Patacamaya-La Paz hay un muerto y un sospechoso. No tomaron muestras al centenar de personas que compartieron una fiesta con el fotógrafo que murió.
“Sospechoso” en realidad quiere decir un enfermo grave que sigue esperando el resultado de laboratorio.
Los test no se aplican a los posibles contagiados asintomáticos, lo que es una irresponsabilidad al mismo tiempo que una estupidez, resultado de las carencias materiales, de personal y de una directriz clara al respecto.
Como dijo el responsable de la OMS en Bolivia, Alfonso Tenorio, “la tasa de mortalidad en Bolivia se debe a la poca cantidad de pruebas de diagnóstico, por lo que la cantidad de casos positivos debe ser mayor a la registrada”.
A su vez, el responsable del SEDES Santa Cruz estimó que otras 400 personas deben estar contagiadas sin que las autoridades sanitarias sepan quiénes son.
Esperanza de vida
Las estadísticas mundiales establecen que los recuperados del COVID-19 son muchos más que las víctima fatales, salvo en Bolivia.
En España, con 130.759 casos positivos, ha registrado 12.418 muertos y 38.080 recuperados o gente que se ha sanado.
En cambio en nuestro país, la cantidad de muertos es mayor a los recuperados, 10 a 1. Una sola persona, una mujer ha sanado en Oruro. Este dato es el más alarmante, significa que la gente contagiada tiene en territorio nacional menos esperanza de vida que en el resto del mundo.
Fumigación en Oruro
El dato esperanzador viene de Oruro. No solo porque este Departamento tiene a la única persona recuperada pero también porque desde la cuarentena el número de contagios no crece, se ha cortado en 8. Allí, la pandemia está controlada. Oruro del alma, ha tomado con disciplina la cuarentena y hay fumigación en las calles. ¡Así se hace!
Cabeza contra cabeza
El 3 de abril el SEDES La Paz registró: 5 fallecidos, 21 confirmados, 60 sospechosos y 164 descartados. Los datos del Ministerio de Salud, del mismo día, no coinciden salvo en el número de muertos. Los confirmados son 20, uno menos que el SEDES. Los sospechosos solo son 7 en vez de 60. Y los descartados son 250, 86 personas más que los registrados por el SEDES.
¿Qué prueba esta diferencia de números? Simplemente que no hay coordinación, justo cuando se necesita un comando único para ganar una guerra devastadora.
Los olvidados
Página siete recibió la denuncia de dos familias golpeadas por el coronavirus que no consiguieron la atención del SEDES La Paz.
Ambas familias son amigas, interactuaron sin saber que tenían entre ellos a una persona contagiada. Comenzaron los síntomas en el abuelo y las llamadas al 800-10-11-04, central que según datos oficiales recibieron al 3 de abril más de 78 mil llamadas como esta.
Relata la hija que durante 9 días llamaron al SEDES. A pesar de la insistencia, nadie los visitó ni para saber cómo estaban ni para tomarles muestras con el argumento que no tenían todos los síntomas.
Desesperados, se hicieron los test en un laboratorio particular, que cobró 1000 bolivianos por cada uno.
El abuelo empeoró con el pasar de los días y en su aflicción, lo llevaron al Hospital “Centinela” de La Portada, donde –según testimonio de la familia Sandoval— no hay un respirador, ni médico intensivista ni medicamentos.
Los 6 pasos para ganar la guerra
No tengo duda alguna que el gobierno y en particular el Ministro de Salud, Aníbal Cruz, está haciendo todo lo que está a su alcance. Sin embargo veo que tenemos un ejército sin comando, con una tropa dispersa, abrumada y gastando las pocas municiones que tiene en disparos a ciegas.
El doctor Harvey V. Fineberg recomienda 6 pasos para ganar la guerra contra este invisible, pequeño y astuto enemigo. Al 3 de abril el Coronavirus ya había cobrado la vida de más de 24 mil habitantes del planeta tierra e invadido los cuerpos de más de un millón de seres humanos.
El doctor Fineberg es una eminencia de la medicina en los Estados Unidos, experto en salud pública, ex presidente de la Academia Nacional de Medicina y ex rector de la Universidad de Harvard.
Paso 1
Establecer un Comando Unificado, con todo el poder para movilizar todos los activos civiles y militares para ganar la guerra.
Paso 2
Poner a disposición de la población cientos de miles de tests. Esta fue la clave del éxito en Corea del Sur. Cada decisión sobre el manejo de casos depende de una evaluación médica. Sin pruebas de diagnóstico no podemos rastrear el alcance del brote.
Paso 3
Suministrar equipo de protección a los trabajadores de la salud y equipos a los hospitales, que esperan un repentino aumento de pacientes graves.
No se puede enviar a los soldados a la batalla sin chalecos antibalas. Los trabajadores en salud que están n la primera línea de esta guerra no merecen menos.
Pasos 4, 5 Y 6
Los siguientes tres pasos recomendados por el Dr. Fineberg hacen referencia a diferenciar las 5 etapas de la enfermedad para ofrecer un tratamiento adecuado y diferenciado en cada una de ellas. También se refiere a la urgencia de movilizar al pueblo, “todos pueden ayudar” en las campañas de información, el cumplimiento de la cuarentena y labores urgentes de solidaridad. Finalmente, el Dr. Fineberg pide a los gobiernos que guíen sus decisiones siguiendo la Ciencia. Es decir, que dejen de lado los intereses políticos-electorales.
Lo que no dijo Fineberg
¿Qué medicamentos usar? Los científicos no se ponen de acuerdo. Nunca antes se habían ensayado tantos tratamientos. Unos apuestan por la Cloriquina, compuesto utilizado contra la malaria y otros por el Remdesivir que se desarrolló para combatir el Ébola y el Kaletra que combina dos fármacos creados contra el VIH.
Se necesita una comisión médica qué decida qué tratamiento se debe seguir. Que proporcione una lista básica de medicamentos y sobre todo que prohíba el uso de los medicamentos que están contraindicados.
Subrayó esta obviedad a propósito del fallecimiento del gerente de AXS, Richard Sandoval. La familia publicó la lista de medicamentos que llevó al hospital La Portada, a requerimiento de su Directora. El último mencionado en esta carta es un jarabe contra la tos con CODEÍNA, que según me dicen otros médicos, deprime el sistema pulmonar y está contraindicado para pacientes con insuficiencia respiratoria.
Si a Sandoval le dieron este jarabe, hecho que no está probado, no se podría descartar que su muerte se debió a la Codeína, entre otros factores.
Los muertos
El presidente Lenin Moreno, en el Ecuador, después del desborde de muertos en las callea de Guayaquil, decidió organizar de emergencia un Cuerpo Especial de recuperación de cadáveres porque es evidente que la instancia policial fue rebasada ni hay morgue que pueda recibir 10, 20 o 100 víctimas al día.
En Honduras el gobierno tomó posesión de terrenos baldíos para abrir fosas comunes.
Es inevitable, muchos pacientes morirán en hospitales y en sus casas. ¿Quién se encargará de ellos? Ya presenciamos estupefactos a ese hijo que peregrinó en Santa Cruz sin encontrar un lugar dónde enterrar a su madre. Si no queremos ver a nuestros muertos en las calles y aceras como en Guayaquil, es ahora que las autoridades tienen que adoptar medidas. ¿ Quién se hará cargo?, ¿con qué procedimientos? y ¿ quién pondrá los recursos materiales y humanos?.
Decisiones cada día
En esta cuarentena, los trabajadores de salud todos los días están recorriendo a pie kilómetros y kilómetros porque no hay un Comando Unificado que resuelva algo tan sencillo como el traslado del personal de emergencia que incluye a policías y militares.
El Hospital de Norte de El Alto, por contar con 5 respiradores en Terapia Intensiva, se ha convertido en La Paz en el “centinela” contra el coronavirus. Sin embargo, no parece que sea adecuado tratar a pacientes con insuficiencia pulmonar, que no pueden respirar, a 4000 metros de altura.
Mil bolivianos están cobrando los laboratorios privados por un test de Coronavirus. Es villano. Los test y los medicamentos tienen que ser oportunos y gratuitos o ¿qué clase de guerra estamos librando?
Testeo masivo y gratuito, con un Comando Unificado y personal bien equipado, es la trilogía para ganar la guerra contra el Coronavirus. Mientras tanto, no hay otra, ¡QUÉDATE EN CASA!
Fuente: Cabildeo Digital
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