domingo, 5 de abril de 2020

Hace falta usar los datos para la salud pública, la inteligencia artificial puede salvar vidas

Noticias de ciencia y tecnología, última hora - RTVE.es
En medio de una pandemia en la que nosotros, los humanos, dada nuestra movilidad, somos responsables de su expansión, el aislamiento es la respuesta inmediata. Pero para estudiar sus efectos y controlarlos, saber dónde estamos, cómo nos movemos y evitar otras infecciones futuras, resulta vital contar con datos. Nuria Oliver es una de las científicas españolas con mayor reconocimiento mundial en inteligencia artificial y ciencia de datos. Trabajó ya en la primera pandemia de este siglo, la de la gripe A, en México en 2009. Entonces analizó datos agregados de la red de telefonía móvil para entender qué impacto tuvieron las medidas gubernamentales para contener el virus. La nombrada comisionada de la Estrategia Valenciana de Inteligencia Artificial a finales de marzo, siente en estos momentos cierta frustración de cómo una década después no hemos sabido aprovechar todo lo que nos cuentan los móviles para tomar mejores decisiones basadas en la evidencia.

Desde hace cuatro semanas no tiene un segundo. Oliver, junto con un equipo de expertos en inteligencia artificial, datos y software predictivos intenta dar soluciones y evidencias de por dónde van los virus. La respuesta automática que tiene fijada estos días en su mail lo dice todo: “Gracias por tu mensaje. Estoy súper ocupada con la pandemia del Covid-19. Mi respuesta puede ser lenta. Si es urgente, por favor, mándame un mensaje al móvil. Gracias”.

Y mientras el número de infectados no deja de subir, en España el Gobierno anunciaba en el BOE nº 86 del 28 de marzo, referencia A 2020-4162, que quedaba implantada y legalizada la geolocalización de todos los móviles. Hablamos con la científica de la necesidad de esta medida, de los datos que se manejan y de sus implicaciones respecto a las libertades y privacidad de los datos. Ella, doctora por el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusett (MIT), forma aparte además del Chief Data Scientist en DataPop Alliance, un grupo organizado para que el big data mejore el mundo,

La analista, que parte de la frustración de no haber sido capaces de aprovechar los datos de los móviles para frenar la pandemia, afirma que “hace falta usar los datos para la salud pública, un bien social. La inteligencia artificial puede salvar vidas”.

¿De qué datos dispondrá el Gobierno de España?

El anuncio no habla de datos personales ni individuales sino del conocimiento derivado de los datos matrices de flujos de movilidad entre regiones o municipios. Y eso es importante porque para que una enfermedad infecciosa no se convierta en pandemia, la gente no debe moverse. Desde el punto de vista de datos, lo que hay que preguntarse es: ¿realmente se está reduciendo la movilidad? Y si es así, ¿en cuánto? ¿Es suficiente para frenarla o tenemos que reducirla aún más? Eso es lo que necesitamos saber para pensar en el día de mañana.

Pero se habla de geolocalización, de apps, de tecnologías que saben qué hacemos y surgen ciertos temores a ser controlados por los Estados, a que la famosa ecuación entre seguridad y libertad acabe perjudicando a la ciudadanía.

Ahora esa dualidad entre seguridad y libertad resulta un tanto ficticia en el sentido de que se pueden encontrar soluciones tecnológicas que preserven los derechos fundamentales. Aparte, en el contexto actual de pandemia, sí, se nos priva de ciertas libertades como la movilidad, pero es por una causa mayor. Debemos entender que una pandemia es consecuencia de todos y cada uno de nosotros. Por eso, cuando se llega a la transmisión comunitaria, como es el caso, hay que llegar a estas medidas tan restrictivas. Cuando lo pasemos, habrá que revisar todo.

¿Qué es lo que os preocupa hoy a los científicos de datos?

Nos angustia la planificación, estrategia y equipos de trabajo necesarios para el día después del pico. Sabemos que el virus va a seguir en la sociedad. No hay una inmunidad garantizada si has pasado la enfermedad. Por lo tanto, si no se adoptan una serie de medidas habrá una segunda epidemia.

¿De qué medidas habla?

Nosotros sugerimos trabajar en cinco grandes áreas para intentar prevenir las infecciones de Covid-19 y evitar la transmisión comunitaria de una forma exponencial como la de ahora.

Una de esas áreas es lógicamente la ciencia de datos. Es obvio que necesitamos apoyarnos en ellos para tomar mejor decisiones. Otro equipo debería dedicarse a hacer test masivos porque solamente contendremos la propagación del Covid-19 si podemos detectar a las personas infecciosas asintomáticas o a las personas infecciosas con síntomas leves. Porque ellos no van a ir a ningún hospital. Hace falta testear a muchísima gente.

La tercera línea de trabajo de la que hablamos es una específica para preparar la cuarentena. En una situación así, si se hace una detección precoz de personas positivas asintomáticas, hay que poder aislarlas. Y un porcentaje alto de la población (28%, según la encuesta[1] que publicamos y realizada entre casi 150.000 personas) no tiene la posibilidad de ponerse en cuarentena. Y no pueden porque viven en casas muy pequeñas y tienen altísimas posibilidades de infectar al resto de personas con las que conviven. Hay que crear unas infraestructuras de cuarentena, como se ha hecho en Singapur, Corea o China para que las personas positivas sanas no contagien a otras.

El cuarto equipo de trabajo parte de los conocimientos de una app que puede tener distintas funcionalidades. Una es la que ya existe en distintas comunidades como la valenciana o la madrileña. Desde ellas, los ciudadanos pueden reportar síntomas; suelen estar conectadas con tu historial médico. Otras facilitan funcionalidades especiales para enviar información de servicio público y para detectar puntos “calientes” de la enfermedad… Otras, que son las más controvertidas, pero para las que también hay soluciones técnicas, son las que pueden avisar a las personas que han estado cerca de alguien infectado. De esa forma, si alguien tiene la app habilitada y pasa cerca de alguien positivo, el sistema le avisa. Y aquí hay que pedir medidas de seguridad, protocolos que existen en Europa, por los que se protege al ciudadano para que la información viaje encriptada. Se trata de que el sistema te envíe una alarma diciéndote que has estado cerca de una persona infectada con indicaciones de lo que debes hacer. Y lo que hay que hacer son test. Es absolutamente posible hacer ese track y preservar la privacidad de las personas.

El ultimo área de investigación trabaja para dar servicio a colectivos especiales. Tendríamos que tener unas provisiones especiales para el personal de servicio, logística, sanitarios y personas mayores.

¿Pero hay datos fiables? Cada país o cada region parece reportar su propio cómputo.

Es cierto. Hay mucho ruido y cada país, cada región, contabiliza a su manera, según sus propios protocolos. Por eso lanzamos hace días un estudio vía Internet para entender los comportamientos de los españoles. Y sí, esa es una de las dificultades adicionales con la que nos estamos encontrando para trabajar.

Pensemos que atajamos la pandemia en Europa. ¿Y África y los países con unos sistemas sanitarios más débiles?

Hay muchos interrogantes todavía en ese aspecto. Hay que analizar la debilidad de sus sistemas sanitarios, la falta de una salud pública, la gran desigualdad que existe entre su población, el hecho (que juega a su favor) de contar con una población mucho más joven. No tenemos datos.

Encuesta sobre el impacto del Covid19

Ante la falta de datos, Oliver, junto con el grupo de investigación con el que está trabajando, lanzó hace unos días una encuesta online. La respondieron casi 150.000 personas en apenas dos días, un hecho que destaca el alto grado de implicación de la ciudadanía, que entre otras cosas, afirmaba estar dispuesta a prolongar hasta un mes más el confinamiento. Estas son algunas de las conclusiones del estudio:

- Existe una escasez de datos de alta calidad, entre los que destaca el problema de la infraestimación de los casos confirmados y los fallecimientos relacionados con el virus. Según una estimación del Imperial College de Londres (Flaxman, 2020), el 15% de la población española podría estar infectada. En este sentido, para deducir este porcentaje, se preguntó si padecían algún síntoma de los asociados al virus que fuesen inusuales en ellos. El 17% contestó tener al menos uno de los síntomas relevantes. El 6,5% indicó tener al menos uno de los síntomas más severos (fiebre, tos y dificultad para respirar), unos datos que coinciden con el estimado citado.

- Hay incógnitas con respecto a las fuentes de infección. ¿Son causa los amigos, familiares, parientes y compañeros de trabajo o son las relaciones fortuitas en los supermercados?

- Hay un rasgo de género importante a estudiar. Ellas son, en más de la mitad de las respuestas del estudio, las cuidadoras de sanos y aislados y las que opinan que el Gobierno debe hacer más (en contraposición con ellos, que piensan que es demasiado estricto). También las mujeres señalaron haber sido las más perjudicadas económicamente por la pérdida de empleos o incapacidad para hacer frente a gastos como la hipoteca o el alquiler.

- El 71% decía contar con los medios para poder aislarse adecuadamente en su domicilio. Casi un 30% no podría.

- Más del 18% respondió haber tenido contacto directo con alguna persona infectada.

Imagen: RTVE

Fuente: ctxt.es

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