Ana Slimovich es Investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA y docente en Semiótica de redes de Ciencias de la Comunicación de la UBA. Es experta en discursos políticos en las redes sociales y sobre esta cuestión habla aquí.
–¿Qué rol cumplen los ciudadanos en esta especie de “ágora digital” actual?
–Sus discursos conviven con los de los trolls y bots, que juegan un rol en la campaña política. Esto quedó evidenciado en la campaña para las primarias en la que se detectaron mensajes automatizados con el hashtag #YoVotoMM; a través de mensajes de apoyo a Macri en otro idioma o de mensajes con traducciones automáticas como “satisface a Mauricio, no te relajes”. La campaña llegó a ser trending topic mundial y lejos de manipular el diálogo en las redes en los días previos a la elección, instaló la pregunta por la veracidad de esos tuits y por la identidad del emisor. Otras campañas usaron trolls y bots en el pasado, a favor de Cambiemos y no tuvieron el mismo efecto. Es el caso de la campaña #TinelliMercenarioK, luego de que se mostrara la existencia de trolls y bots, se generó una campaña en apoyo a Macri con el hashtag #NoSoyTroll. No se puede prever cuál va a ser el impacto de una campaña con trolls y bots a favor de un candidato.
–Las elecciones presidenciales de 2011 fueron las primeras en las que la campaña se desarrolló también en las redes sociales. ¿Qué modos de circulación del discurso político entraron en juego?
–Se impusieron modos específicos del discurso político que se siguen utilizando. Uno de ellos es el de los movimientos ciudadanos en las redes sociales anclados a un hashtag, que tienen repercusiones en los medios masivos. Algunos se generan para apoyar a un candidato o fuerza política. Otros, como respuesta al discurso de un candidato. Por ejemplo, el año pasado se difundió desde el Instagram presidencial una story en la que se veía al presidente visitando un local recién inaugurado. Se generó un movimiento de los llamados “internautas opositores” que compartieron el video para denunciar que el encuentro no era espontáneo. Hubo una reacción en contra de los modos de hacer propaganda de Cambiemos, y críticas a los protagonistas del video, que, a su vez, se hicieron conocidos en los medios masivos. Todo esto sucedió por la acción de los internautas opositores y no por las características del video en sí.
–¿Cómo fue cambiando la circulación de discursos de campaña desde 2011 hasta hoy?
–En 2011 hubo por primera vez elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). Los precandidatos necesitaban alcanzar 400 mil votos para ser candidatos en las elecciones generales. Una de las primeras campañas políticas en las redes fue #UnMilagroParaAltamira, impulsada desde un programa de radio y desde Twitter por Jorge Rial y Gustavo Sylvestre. Tuvo el objetivo –que se logró– de conseguir los votos necesarios para que Altamira fuera candidato a presidente. Este tipo de movimientos, hoy más organizados y con muchísimas más repercusiones y adhesiones, se siguen generando en los momentos de campaña. La campaña de 2015 estuvo marcada por la antinomia kirchnerismo-macrismo. Por parte de los políticos, hubo muchos más contenidos para generar emociones en los internautas, por ejemplo, mostrando retazos de su intimidad familiar. En 2019, se sumó Instagram a la campaña y aumentaron la periodicidad, la cantidad y los tipos de publicaciones de los candidatos. Antes de las elecciones primarias, la campaña estaba orientada a capturar el voto de los indecisos y los de los que están por fuera de la grieta. En el caso de Juntos por el Cambio abundaban en las redes sociales las visitas a ciudadanos votantes del macrismo para mostrar apoyo en medio de la crisis económica. También mostraban actos de gestión en las storys. Por otro lado, hubo una búsqueda de la mediatización, como en el caso del audio del camionero efusivamente contento por la obra del paseo del bajo, publicado en el instagram de Macri que generó múltiples réplicas.
–¿Qué pasó después de las PASO?
–Luego de las elecciones, el escenario es otro, la campaña en las redes, en los medios y en la calle es otra. En el caso del Frente de Todos se desplazó desde los indecisos hacia los ya seguidores y está incipientemente enfocada en construir un lugar de legitimidad y gobernabilidad a futuro. En el caso de Juntos por el Cambio, pareciera que no hay mucho más espacio para la apuesta por la réplica mediática. Cambiemos había construido sus discursos en las redes desde 2010, con un posicionamiento que venía del “éxito”. Distintas noticias, buenas y malas, se habían contado en las redes desde ese punto de vista. Los resultados de las elecciones primarias generaron un quiebre en la mediatización, un punto de inflexión en el borramiento discursivo de la crisis.
Fuente: Clarin
No hay comentarios.:
Publicar un comentario