La evolución de la sociedad hacia un modelo cada vez mas globalizado y plurilingüe se ha convertido en un proceso irremisible. Si a esto le añadimos la creciente implantación de las nuevas tecnologías, que en la actualidad se han incorporado prácticamente a todos los sectores de actividad humana, es innegable que estamos ya inmersos en lo que se ha dado en llamar la sociedad de la información.
En este contexto, la traducción científico-técnica juega un papel muy destacado. No sólo facilita el intercambio de información a escala internacional, sino que constituye uno de los pilares básicos del comercio mundial, en una economía dominada por las empresas transnacionales. Piénsese en el ingente volumen de textos generados por la traducción de documentos de uso industrial, de toda tipo de documentación que acompaña a los productos, de paginas web, de manuales de software y de textos técnicos publicitarios. Por otra parte, la demanda de diccionarios especializados, indispensables para el trabajo del traductor, implica la necesidad de crear más recursos terminológicos, diseñar nuevas herramientas y explotar los datos mediante nuevas estrategias. Todo ello, unido al desarrollo de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) supone un apoyo a la labor del traductor y del terminólogo pero, a su vez, exige de ellos nuevas competencias.
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Imagen: Cultura Cientifica
Fuente: Universo Abierto
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