Las fotografías de Rodolfo Torrico, conocido también como el Turista o el Turi, no sólo se exhibieron en medios locales y nacionales, sino también internacionales. En 1920 fue corresponsal de la revista Sucesos, editada y publicada en Valparaíso, Chile. Se desconoce la fecha en la que viajó al país vecino, pero hace poco se reveló un álbum que contiene escenas urbanas y paisajes de Antofagasta y Valparaíso que fotografió entre 1924 y 1931.
José Torrico, su nieto, explica que probablemente haya viajado por asuntos laborales y también por vacación junto a su familia.
Este documento exhibe la arquitectura de los lugares por los que atravesó, el mar, las personas, la playa, los desfiles militares, el trabajo de bomberos, entre otros detalles. Hoy, después de casi un siglo de congelarlos, se convierten en documentos de consulta.
“Algo que ha caracterizado a mi abuelo es su gusto por los viajes, y no regresaba sin alguna fotografía de su travesía”, comenta.
Estas imágenes se encuentran en la Fundación Cultural Torrico Zamudio, fundada por descendientes del Turi, junto a todo el bagaje de más de 50 años de trayectoria fotográfica.
Próximas publicaciones
Esta fundación pretende presentar, hasta fin de año, un nuevo libro sobre paisajes del país vistos desde un avión. Aún se encuentran preparando este proyecto. Posteriormente, realizarán otro en el que narra a través de imágenes su recorrido de Cochabamba a Chapare. A la fecha, ya publicaron libros de paisajes sobre Santa Cruz, La Paz, Sucre y Cochabamba (dos tomos).
“Estamos gestionando estos proyectos, pero a la fecha nuestro mayor obstáculo fue la falta de financiamiento”, indicó su nieto.
El Turi, un personaje
Gran parte de la fotografía de Cochabamba que están en los museos locales, en el Colegio de Arquitectos, y en otros espacios históricos, son de la autoría de Rodolfo Torrico.
Según “Memorias fotográficas de Cochabamba 1890-1930”, una investigación de Walter Sánchez, Torrico se inició en la fotografía en su adolescencia. En el Censo de 1900 en Cochabamba se registraron cuatro fotógrafos, dos de ellos nacionales y dos extranjeros (Ingvald Johannssen y su socio Pablo Doffigny), quienes no sólo tenían el estudio fotográfico más grande de Cochabamba, sino también realizaban importaciones de máquinas e implementos fotográficos desde Europa. Torrico fue asistente de Johannssen, de quien aprendió el manejo de luz en paisaje y en estudio, composición, uso de películas y otros detalles que aplicó en toda su carrera fotográfica.
Es un misterio el año en que se independizó, pero cuando lo hizo comenzó a viajar por todos los lugares de Bolivia junto a su mascota Lorenzo, un perro que aparece en varias de sus fotos. Por su espíritu aventurero se ganó el sobrenombre el Turista o el Turi. Su trabajo fue requerido hasta por el mismo Simón I. Patiño.
Años después de que congele escenas de Chile (1924-1931), el Ejército boliviano lo convocó a registrar la Guerra del Chaco y él respondió al llamado. En 2017, la fundación publicó un álbum sobre este suceso.
“El Turi era maestro. Tenía la capacidad de entrar a la guerra y salir a la vez. Pensaba fríamente. Lo tomó como una excusa para contar con nuevas imágenes. Después de este hecho, estuvo exponiendo estas imágenes en el exterior”, indicó Sánchez.
La fundación cuenta con imágenes que todavía no fueron reveladas. Aún hay un misterio que se esconde en placas, en rollos que dejó después de su fallecimiento, en 1955.
Fuente: Los Tiempos
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