“Solo tienes que saber una cosa: puedes aprenderlo todo”. A partir de este lema, Salman Khan, nacido en Nueva Orleans en 1976, y premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional 2019, ha trastocado el mundo educativo, ha revolucionado las aulas y las instituciones educativas y construido un modelo que cuenta ya con cerca de 70 millones de usuarios registrados en 190 países. Khan Academy ofrece clases en más de 46 idiomas, lo que permite al alumnado aprender a su ritmo las materias que se le antojan en cada momento. “La educación hoy no guarda relación con los parámetros de espacio y tiempo”, afirma Khan en un encuentro con la revista TELOS.
-¿Qué nos ha enseñado la COVID-19?
-Muchas cosas. Nos ha enseñado que debemos prepararnos ante las eventualidades y para las cosas que los científicos dicen que van a pasar en diez, veinte y hasta en cien años. Nos venían alertando de la posibilidad de una pandemia desde hace varias décadas, pero cuando las cosas están bien es muy fácil ignorar las advertencias y creer que nada malo va a pasar o que, cuando pase, se superará. En varios países de Asia han superado mejor la pandemia de COVID-19 porque ya habían pasado por SARS-1 y MERS y se prepararon para la siguiente pandemia. Desde el punto de vista económico, COVID-19 ha evidenciado que la tecnología, con todo el poder que tiene para extenderse de forma igualitaria, con todas las oportunidades para ganar dinero que genera y para ser más productivos, también conlleva riesgo. COVID-19 ha puesto de manifiesto que la gente que no tiene acceso a la tecnología corre el riesgo de quedarse más y más atrás. Somos capaces y afortunados quienes podemos trabajar y mantener nuestro empleo gracias a la tecnología mientras que en otros sectores lo están pasando muy mal: turismo, hostelería, sectores industriales…
-En lo que respecta a la educación, ¿qué enseñanza podemos obtener?
-Nos ha enseñado que tienes que dejar que la gente aprenda a su ritmo. Aprender más despacio no significa que no eres listo; hay mucha gente que aprende más despacio porque quiere aprender con más profundidad. Debemos dar a la gente la oportunidad de cubrir sus necesidades formativas a su propio ritmo porque cada uno tiene unas necesidades y unas capacidades diferentes. La tercera enseñanza de COVID-19 es que existen múltiples caminos para adquirir las capacidades que se necesitan hoy: hay alumnos que necesitarán asistir al aula, otros que podrán formarse online y otros cuyo aprendizaje se irá haciendo sobre el camino.
-¿Cuál es la principal aportación de la Khan Academy al mundo?
-Le diré lo que deseo que sea nuestra misión: Khan Academy es una organización sin ánimo de lucro para proporcionar educación gratuita a todo el mundo, en todas partes. Creemos que todo el conocimiento debería ser accesible y que debe estar al alcance de todo el mundo de acuerdo con sus necesidades y disponibilidad, creemos en el aprendizaje personalizado. Además, debe haber una forma de validar y de conectar todos los conocimientos con las oportunidades que existen en el mundo. Lo relevante en nuestro modelo no es la tecnología. Lo más importante es el profesor, y si hay que elegir entre tecnología y un buen profesor, elijo a este último. Por eso tenemos toda la tecnología a disposición de los profesores, la tecnología es útil si contribuye al servicio que el profesor presta a los estudiantes.
- ¿Cuáles son los principales retos para la educación hoy en el mundo?
-Destacaría la necesidad de llegar a todos los estudiantes, alcanzar el nivel que ellos precisan para cubrir sus necesidades formativas; motivar a los estudiantes; apoyar a los profesores, que no siempre tienen la formación y las herramientas para llegar a los estudiantes. La brecha digital es, en mi opinión, el mayor problema al que nos enfrentamos. COVID-19 nos lo ha enseñado claramente: para acceder a la enseñanza a distancia necesitas tener acceso a Internet y el equipamiento y los dispositivos que te permitan seguir los cursos. Las familias necesitan estar conectadas a la nueva economía global; personalmente también necesitamos estar conectados por salud mental, para estar cerca de familiares y amigos, para vivir en el momento. El otro gran reto de la educación es adecuar sus capacidades a las habilidades que los estudiantes necesitan aprender realmente hoy.
-¿Qué sentido tiene la educación en las aulas?
-Las aulas deberían servir para optimizar la relación humana. El aula era todo en la educación; era el lugar donde adquirías conocimiento, socializabas y tenía lugar tu desarrollo académico. Hoy aprender no está ligado al tiempo y el espacio. Tenemos la oportunidad de analizar qué cosas funcionan en la clase y cuáles puedo desarrollar fuera del aula. Se trataría de optimizar el tiempo en el aula, de favorecer el contacto humano persona a persona, de rehuir de las viejas prácticas en las que alguien imparte la lección mientras los alumnos tienen que estar completamente en silencio como si prestaran atención. El profesor en el aula debe plantear cuestiones, hacer trabajar a los alumnos para que reflexionen y se interesen por las materias, trabajar en grupos, trabajar juntos y, después, mantener una conversación.
-¿Cómo debería orientarse la docencia en las instituciones tradicionales?
-Se trata de hacer la experiencia educativa mucho más atractiva. No tiene sentido que un profesor se limite a impartir una conferencia durante una hora y toda la interacción con los alumnos sea hacer preguntas, muchas preguntas. No resultará atractivo para los profesores ni para los alumnos.
-¿Qué cualidades debe tener un profesor hoy?
-La primera, y esto me lo digo a mí mismo y a todos los que trabajan conmigo, es tener pasión por el conocimiento; y debes tener pasión por los alumnos. Creo que la mayoría de los profesores tienen esa pasión porque si no la tienes, los estudiantes van a darse cuenta y tampoco ellos van a tener pasión por el conocimiento. Cada tema que aprendemos puede ser realmente fascinante y cuando un profesor tiene pasión, cuando encuentra la belleza en la materia, es algo contagioso. Ha sido el trabajo durante décadas, de cientos y cientos de años, para gente muy, muy inteligente que hubiera hecho cualquier cosa por tener a su disposición el conocimiento que tenemos hoy. Si un profesor tiene pasión y se olvida de las rigideces del programa para seguir la materia, conseguirá conectar con los estudiantes. Obviamente, también necesitas conocer profundamente la materia que vas a tratar.
-¿Cómo deberíamos calificar hoy el trabajo de los alumnos, con un modelo de aprendizaje siempre disponible?
-Esta cuestión se corresponde con lo que veníamos hablando sobre el modelo de aprendizaje. Deberíamos crear un sistema flexible, en el que hay evaluaciones en distintos formatos, escritas u orales, para aquellos que hayan conseguido la maestría, pero también dando oportunidad a aquellos que no las superan para que puedan seguir intentándolo. En Khan Academy hemos desarrollado un sistema en el que los alumnos tienen todas las oportunidades que necesitan para dominar la temática, todas las prácticas que requieran hasta controlar el tema y disponen también de todas las evaluaciones que necesitan hasta constatar que dominan la materia.
-Pongamos un ejemplo habitual: tengo 50 años, trabajo en una compañía desde hace siete años después de pasar por otras varias, ¿qué debería estudiar ahora?
-Bueno, depende de dónde quiera llegar, pero yo miraría en los campus que ofrecen mayor flexibilidad y dan la posibilidad de trabajar en remoto. Esa propuesta va a ser muy valiosa incluso después de la COVID-19. Además, debes considerar que hay todo un mundo al que tienes algo que ofrecer; algo que ofrecer a otra gente, algo que tú sabes que puedes enseñar y, aunque no seas un profesional de la educación, podrías encontrar caminos para enseñar esas habilidades a la gente. Ahora más que nunca, con la COVID-19, las familias y la gente joven están buscando quien les enseñe nuevas habilidades y si eres capaz de enseñar con videocámara puedes tener un mercado global para desarrollarte. Si enseñar no es para ti, yo miraría hacia aquellas industrias que están creciendo rápido: obviamente la industria tecnológica es una de ellas, pero hay muchas otras. Para entrar en esas industrias tienes que ser conocedor de ellas y de las habilidades que requieren. Yo le repito a la gente que esté donde esté pregunte, pregunta mucho, habla con todos los que conoces, pregunta a la gente, a la gente le gusta dar consejos, pregunta a la gente qué te recomendaría, cuáles son las industrias que están contratando gente, cuáles son las más resistentes… Y después, prácticamente todo se puede aprender con la combinación de los recursos online, con la oferta local o con centros educativos locales. En resumen, creo que puede llegar lejos.
-Mi hijo tiene 22 años y acaba de terminar sus estudios en la universidad, ¿qué le recomendaría usted ahora?
-Lo que yo le digo a la gente joven es que encontrará trabajo, pero no debe elegir un trabajo porque pagan, sino que debe buscar aquel donde va a aprender más; donde va a tener mentores; donde va a desarrollar un conjunto de habilidades. Cada joven de 22 años es diferente, cada uno tiene sus puntos fuertes y también sus puntos débiles, pero lo más importante, lo que yo le diría a un niño de 15 años es: habla con mucha gente, pregunta a tu alrededor, pregunta qué áreas están en crecimiento y de qué forma puedes adquirir las habilidades que se requieren.
-¿La educación global, abierta, gratuita… a dónde nos lleva?
-Espero que lleve a la humanidad al siguiente nivel. Un contexto en el que toda persona es capaz de desarrollar su propio potencial ayudará a mucha gente a participar en la economía global, de forma que servirá para combatir la marginalidad y la exclusión. La gente marginada históricamente ha derivado hacia el extremismo. Pienso que con un modelo educativo global tendremos más estabilidad social, tendremos más gente participando, tendremos una sociedad más accesible. Con una educación abierta y accesible se pueden multiplicar y enriquecer las investigaciones contra el cáncer o pueden surgir diez veces más Madame Curie en el mundo si las personas tienen acceso a una educación adecuada y podrán contribuir a luchar contra el cambio climático y contra las enfermedades… Es un momento muy emocionante para vivir porque en las próximas décadas podremos dar a todo el mundo educación gratuita global.
-¿Cómo ve el futuro inmediato?
-El próximo año va a ser muy, muy difícil. Yo tiendo a ser optimista, pero lo cierto es que la COVID-19 nos está dejando al descubierto las desigualdades que existen en todas las sociedades. Trabajar para que desaparezcan será nuestro reto. La parte positiva es que la pandemia va a acelerar algunos cambios y nos va a poner en un lugar mejor. Los profesores en todo el mundo se van a familiarizar con la tecnología y va a ser más fácil para ellos a partir de ahora implementarla en su docencia. La gente se está haciendo muchas preguntas, muy buenas preguntas, acerca del futuro y de la tecnología: de qué forma podemos utilizarla y cuáles son las más adecuadas para conseguir los objetivos. Como consecuencia de ello, podríamos estar asistiendo a un momento en el que emergen nuevos modelos más competentes. El futuro inmediato va a ser muy duro, mientras dure COVID-19 y existan desigualdades, pero después de la pandemia se van a acelerar y a asentar algunas cosas que nos garantizarán un futuro mejor a largo plazo.
-¿Cómo es ese futuro que usted está contribuyendo a construir, su utopía?
Fuente: The Conversation
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