Con el objetivo de facilitar donación de plasma en las distintas regiones de Bolivia, se creó la página en Facebook “Donante Soy”.
Se trata de un espacio abierto que busca ayudar que las personas que hayan vencido la Covid-19 puedan contactarse con quienes lo necesiten.
El objetivo es “donar plasma sin costo alguno para salvar las vidas que se encuentran o ya estén en terapia intensiva”.
“Por favor compartir para que los donantes voluntarios y familiares de personas que necesitan plasma se conecten entre sí y podamos salir adelante, según tipo de sangre”, se lee en la página mencionada.
Fuente: Los Tiempos Digital
Sitio para difundir investigaciones, analisis y opiniones sobre las TIC en Bolivia, sus connotaciones sociales culturales y economicas. Invitamos a comentar.
martes, 30 de junio de 2020
lunes, 29 de junio de 2020
Los (5) mandamientos de la inteligencia artificial
El escándalo de Cambridge Analytica —la empresa de análisis de datos políticos que obtuvo acceso sin permiso a los datos personales de 87 millones de usuarios de Facebook para ayudar a la campaña presidencial de Donald Trump en 2016— no solo sumergió a la compañía de Mark Zuckerberg en una tormenta política mundial, sino que también reabrió el debate sobre la necesidad de regular el uso de la Inteligencia Artificial (IA). Gurús de la tecnología como Elon Musk —CEO de Tesla y SpaceX, quien ha afirmado que el desarrollo de la IA “es mucho más peligroso que el de ojivas nucleares”— ya se han manifestado a favor de la creación de algún tipo de regulación. Ahora, políticos e investigadores académicos insisten en la misma idea.
En Reino Unido, donde nació Cambridge Analytica, la Cámara de los Lores se movilizó para liderar ese camino, con el objetivo de evitar que otras compañías establezcan precedentes para el uso peligroso y poco ético de la tecnología. La institución publicó el pasado mayo el informe IA en Reino Unido: ¿lista, dispuesta y capaz?, con cinco principios éticos que deberían ser aplicados en todos los sectores a nivel nacional e internacional: la IA debe desarrollarse para el bien común y el beneficio de la humanidad; debe operar según los principios de inteligibilidad (transparencia técnica y explicación de su funcionamiento) y equidad; no debe utilizarse para disminuir los derechos de propiedad de los datos o la privacidad de las personas, las familias o las comunidades; todos los ciudadanos deben tener derecho a ser educados para permitirles prosperar mental, emocional y económicamente junto con la IA; y nunca debería conferirse a la IA el poder autónomo para herir, destruir o engañar a los seres humanos.
Una regulación a gran escala para los robots
En febrero de 2017, el Parlamento Europeo se convirtió en la primera institución en proponer una regulación a gran escala sobre la IA, con seis presupuestos básicos, sobre todo para la robótica: toda IA deberá tener un interruptor de emergencia para no llegar a representar un peligro; la tecnología no podrá dañar a un humano; no deben crearse vínculos emocionales con ella; los robots tendrán derechos y obligaciones como “personas electrónicas”; los de mayor tamaño deberán tener un seguro obligatorio; y toda IA pagará impuestos.
Para Timothy Francis Clement-Jones, uno de los responsables del informe británico, iniciativas como esta y el hecho de que el Congreso de EEUU presionara a Zuckerberg por el robo masivo de datos personales demuestran que “el clima político en Occidente es más propicio a buscar una respuesta pública” a los problemas de seguridad planteados por la tecnología. “El objetivo no es convertir esos principios directamente en legislación, sino tenerlos como un faro de guía para la regulación de la IA”, explica. “En el área de servicios financieros, por ejemplo, tendríamos una Autoridad de Conducta Financiera que analizaría cómo las compañías de seguros usan algoritmos para evaluar sus premisas o cómo los bancos evalúan a las personas para concederles o no una hipoteca”.
Otra preocupación de los británicos es la creación de monopolios de datos, es decir, grandes compañías multinacionales (el informe nombra a Facebook y Google) con tal control sobre la recopilación de datos que pueden construir mejores IA que cualquier otra entidad, aumentando su control sobre las fuentes de datos y creando un círculo vicioso en el que las empresas más pequeñas y las naciones no puedan competir. “Básicamente, queremos que exista un mercado abierto en la IA”, afirma Clement-Jones. “No queremos tener cinco o seis sistemas principales y que quien no pertenezca a uno de ellos no pueda sobrevivir en el mundo moderno”.
Implicaciones para el desarrollo de la IA
El caso de Cambridge Analytica ha mostrado cómo los tres grandes jugadores del mundo de la tecnología —EEUU, China y Europa— equilibran las demandas de privacidad de los consumidores y de seguridad por parte de los gobiernos, a la vez que trabajan para maximizar el acceso al Big Data con el fin de dominar la IA. “Todos estos gobiernos están tratando de descubrir cómo debería ser la gestión de datos. Y eso tendrá implicaciones para la investigación y el desarrollo de la tecnología”, valora Samm Sacks, investigador del programa de tecnología del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en Washington (EEUU).
“El incidente con Facebook disparó la alarma para los reguladores y controladores de datos chinos”, agrega Lu Chuanying, investigador de seguridad cibernética del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghai (China). “Si hubo un problema para la plataforma de redes sociales más grande de EEUU, también puede haberlo para las empresas de aquí”. Chuanying ayudó a redactar la nueva política de datos del país asiático, que entró en vigor en mayo y cuyo nivel restrictivo, dice, se sitúa entre los de EEUU y la Unión Europea, debido a las preocupaciones competitivas sobre el Big Data.
Mientras Europa pretende liderar el uso ético de los datos, China se esfuerza para quitar a los estadounidenses el liderazgo mundial en el desarrollo de IA: un reciente estudio del Instituto Future of Humanity revela que China actualmente supera a EEUU en capacidad de IA, aunque no en acceso a Big Data.
En la complicada ecuación para regular la tecnología sin frenar su desarrollo, Paula Parpart, fundadora de la compañía de IA Brainpool, apunta una luz al final del túnel. La clave, según ella, es la llamada privacidad diferencial: el análisis de datos que elimina la identidad de las personas, un área en la que se está avanzando. “Otro factor es que lo que generalmente se llama IA es, en realidad, el aprendizaje automático, que utiliza la fuerza bruta del Big Data para realizar tareas”, añade Parpart. “La verdadera IA requiere encontrar algoritmos que, al igual que los humanos, puedan aprender de uno o dos ejemplos, en lugar de miles”, aclara.
Un mayor regulación de la privacidad obligaría a reducir el uso del big data en las investigaciones y el desarrollo de nuevos productos, lo que podría repercutir en un aumento de la investigación y de los recursos destinados a lo que Parpart llama la “verdadera IA”: sistemas capaces de obtener más rendimiento con menos datos, de modo que no vulneren los derechos de los ciudadanos.
Fuente: OpenMind
En Reino Unido, donde nació Cambridge Analytica, la Cámara de los Lores se movilizó para liderar ese camino, con el objetivo de evitar que otras compañías establezcan precedentes para el uso peligroso y poco ético de la tecnología. La institución publicó el pasado mayo el informe IA en Reino Unido: ¿lista, dispuesta y capaz?, con cinco principios éticos que deberían ser aplicados en todos los sectores a nivel nacional e internacional: la IA debe desarrollarse para el bien común y el beneficio de la humanidad; debe operar según los principios de inteligibilidad (transparencia técnica y explicación de su funcionamiento) y equidad; no debe utilizarse para disminuir los derechos de propiedad de los datos o la privacidad de las personas, las familias o las comunidades; todos los ciudadanos deben tener derecho a ser educados para permitirles prosperar mental, emocional y económicamente junto con la IA; y nunca debería conferirse a la IA el poder autónomo para herir, destruir o engañar a los seres humanos.
Una regulación a gran escala para los robots
En febrero de 2017, el Parlamento Europeo se convirtió en la primera institución en proponer una regulación a gran escala sobre la IA, con seis presupuestos básicos, sobre todo para la robótica: toda IA deberá tener un interruptor de emergencia para no llegar a representar un peligro; la tecnología no podrá dañar a un humano; no deben crearse vínculos emocionales con ella; los robots tendrán derechos y obligaciones como “personas electrónicas”; los de mayor tamaño deberán tener un seguro obligatorio; y toda IA pagará impuestos.
Para Timothy Francis Clement-Jones, uno de los responsables del informe británico, iniciativas como esta y el hecho de que el Congreso de EEUU presionara a Zuckerberg por el robo masivo de datos personales demuestran que “el clima político en Occidente es más propicio a buscar una respuesta pública” a los problemas de seguridad planteados por la tecnología. “El objetivo no es convertir esos principios directamente en legislación, sino tenerlos como un faro de guía para la regulación de la IA”, explica. “En el área de servicios financieros, por ejemplo, tendríamos una Autoridad de Conducta Financiera que analizaría cómo las compañías de seguros usan algoritmos para evaluar sus premisas o cómo los bancos evalúan a las personas para concederles o no una hipoteca”.
Otra preocupación de los británicos es la creación de monopolios de datos, es decir, grandes compañías multinacionales (el informe nombra a Facebook y Google) con tal control sobre la recopilación de datos que pueden construir mejores IA que cualquier otra entidad, aumentando su control sobre las fuentes de datos y creando un círculo vicioso en el que las empresas más pequeñas y las naciones no puedan competir. “Básicamente, queremos que exista un mercado abierto en la IA”, afirma Clement-Jones. “No queremos tener cinco o seis sistemas principales y que quien no pertenezca a uno de ellos no pueda sobrevivir en el mundo moderno”.
Implicaciones para el desarrollo de la IA
El caso de Cambridge Analytica ha mostrado cómo los tres grandes jugadores del mundo de la tecnología —EEUU, China y Europa— equilibran las demandas de privacidad de los consumidores y de seguridad por parte de los gobiernos, a la vez que trabajan para maximizar el acceso al Big Data con el fin de dominar la IA. “Todos estos gobiernos están tratando de descubrir cómo debería ser la gestión de datos. Y eso tendrá implicaciones para la investigación y el desarrollo de la tecnología”, valora Samm Sacks, investigador del programa de tecnología del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en Washington (EEUU).
“El incidente con Facebook disparó la alarma para los reguladores y controladores de datos chinos”, agrega Lu Chuanying, investigador de seguridad cibernética del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghai (China). “Si hubo un problema para la plataforma de redes sociales más grande de EEUU, también puede haberlo para las empresas de aquí”. Chuanying ayudó a redactar la nueva política de datos del país asiático, que entró en vigor en mayo y cuyo nivel restrictivo, dice, se sitúa entre los de EEUU y la Unión Europea, debido a las preocupaciones competitivas sobre el Big Data.
Mientras Europa pretende liderar el uso ético de los datos, China se esfuerza para quitar a los estadounidenses el liderazgo mundial en el desarrollo de IA: un reciente estudio del Instituto Future of Humanity revela que China actualmente supera a EEUU en capacidad de IA, aunque no en acceso a Big Data.
En la complicada ecuación para regular la tecnología sin frenar su desarrollo, Paula Parpart, fundadora de la compañía de IA Brainpool, apunta una luz al final del túnel. La clave, según ella, es la llamada privacidad diferencial: el análisis de datos que elimina la identidad de las personas, un área en la que se está avanzando. “Otro factor es que lo que generalmente se llama IA es, en realidad, el aprendizaje automático, que utiliza la fuerza bruta del Big Data para realizar tareas”, añade Parpart. “La verdadera IA requiere encontrar algoritmos que, al igual que los humanos, puedan aprender de uno o dos ejemplos, en lugar de miles”, aclara.
Un mayor regulación de la privacidad obligaría a reducir el uso del big data en las investigaciones y el desarrollo de nuevos productos, lo que podría repercutir en un aumento de la investigación y de los recursos destinados a lo que Parpart llama la “verdadera IA”: sistemas capaces de obtener más rendimiento con menos datos, de modo que no vulneren los derechos de los ciudadanos.
Fuente: OpenMind
Cómo convivir con la incertidumbre: asumamos el miedo, evitemos el pánico
La seguridad, sentirse protegido, ocupa el segundo nivel de las necesidades primordiales del psicólogo estadounidense Abraham Maslow, solo por encima de las necesidades fisiológicas, y es una de las siete necesidades básicas del ser humano según el antropólogo Malinowski. Estar seguro equivale a no sentir miedo, esa perturbación angustiosa del ánimo ante un daño real o imaginario.
La pandemia nos hace sentir en peligro y nos angustia no sólo en su vertiente sanitaria, sino también por sus consecuencias laborales y educativas, entre otras.
El miedo cumple una función adaptativa, pero al exacerbarse puede instrumentalizarse para la dominación política y el control social, como ha evidenciado el modelo chino. La seguridad se cifra en reducir los riesgos del daño, pero debemos aprender a convivir con la incertidumbre, sin pretender eliminarla del todo.
Las múltiples facetas de la seguridad
Tendemos a identificar la seguridad con el conjunto de medios y medidas destinados a velar por el orden público, como hacen las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Pero no se puede reducir la seguridad a la policía, el servicio de bomberos o las emergencias. Como nos ha hecho ver la pandemia, hay muchas otras cosas que adscribir a la seguridad, como es el caso de una salud pública que requiere acceso a medicamentos y tratamientos esenciales, una seguridad social que gestiona las bajas laborales y las jubilaciones, la protección del trabajador y el consumidor, el acceso a la vivienda o el cuidado del medio ambiente. La buena gobernanza, la transparencia, la rendición de cuentas o la participación también son elementos esenciales que amparan al ciudadano de posibles abusos por parte del poder político.
En 1944 Franklin D. Roosevelt formuló su Segunda declaración de los derechos, cimentando un nuevo concepto de seguridad asociado a una vida con condiciones dignas. Para zafarse del miedo es imprescindible no ser presa de la penuria y la precariedad. El trabajo, la vivienda, el alimento, la asistencia sanitaria, la educación y la protección ante el desempleo, los accidentes o la vejez son los derechos que sustentan esa nueva seguridad.
El primado de la libertad
Sin embargo, no ha de supeditarse todo a la seguridad, convirtiéndola en el valor supremo de nuestra vida social. No cabe renunciar a la libertad, la solidaridad o la justicia en aras de una presunta seguridad que suele reducirse a reforzar los mecanismos de vigilancia y control social, sin atender a la recién mencionada complejidad y riqueza del concepto.
Hay deseos que no deben cumplirse y el de la seguridad radical es un anhelo que nunca puede ni debe satisfacerse. Controlarlo todo nos haría inhumanos, porque nos definen precisamente nuestras limitaciones, y nuestra fragilidad es nuestro fecundo toque de distinción, al que le debemos nuestros mayores logros gracias a la interdependencia.
La búsqueda de una seguridad absoluta tan sólo puede acarrear consecuencias completamente indeseables. En circunstancias tan delicadas como las actuales, ante una grave amenaza para nuestra salud, podemos caer en la tentación de someternos voluntariamente a un control cada vez más exhaustivo de nuestras libertades, asumiendo con ello una vez más esa servidumbre voluntaria de la que nos habla de La Boétie en su famoso ensayo del mismo nombre.
Los límites éticos del control
En un momento dado, puede ser útil rastrear nuestros movimientos para seguir la pista de posibles contagios y evitarlos. Pero hay que poner unos límites a ese tipo de controles y diseñar estas aplicaciones con transparencia, control social, limitación de uso y respeto a la privacidad; esto es, con una supervisión ética que oriente su diseño y sobre todo sus aplicaciones. En el binomio compuesto por libertad y seguridad siempre debe primar la primera, tal como entre la bolsa y la vida ha de hacerlo esta segunda.
Pasear por las calles bajo unas cámaras de reconocimiento facial que nos identifiquen a cada paso no aporta seguridad, sino un mundo en el que no merece la pena vivir. No podemos desconfiar de todos en todo momento y convertirnos en presuntos malhechores, como cuando pasamos un control aeroportuario.
Así las cosas, alguien podría idear una pulsera digital con ciertos datos relevantes para limitar nuestro radio de acción, si la pandemia retornase con extrema virulencia y todavía no dispusiéramos de los fármacos adecuados para neutralizar sus efectos letales. La edad, el género y hasta el grupo sanguíneo podrían determinar nuestro margen de maniobra, generando una concatenación de discriminaciones como la denunciada por el célebre poema sobre la indiferencia que suele atribuirse a Bertold Brecht.
Una pedagogía de la responsabilidad
Lo que realmente cuenta es nuestra responsabilidad, y no podemos dejarla en manos de nuestros representantes políticos, ni tampoco delegar su ejecución a los algoritmos gestionados por la inteligencia artificial. Hemos de hacer nuestra esa vigilancia autónoma. Cada cual debe vigilarse responsablemente a sí mismo para no dañar al otro, como reclaman Kant y Rousseau. Esa labor necesita de una ingente pedagogía social en la que se involucren los medios de comunicación, el mundo de la enseñanza y cada uno de nosotros.
Hemos de asumir que debemos convivir con la incertidumbre, sin demandar a la ciencia o a quienes gestionan los asuntos públicos que nos liberen de nuestra zozobra en tiempos difíciles renunciando a la libertad, es decir, a la responsabilidad que nos caracteriza como ciudadanos y como personas con una identidad moral, como solía enfatiza en sus escritos Javier Muguerza.
Sin esa identidad moral que nos confiere la responsabilidad, lo único seguro es que abdicaremos de nuestra condición humana, convirtiéndonos en unos vasallos del pánico, controlados por controladores a los que nadie controla. Basta recordar la sala de control filmada por Stanley Kubrick en Teléfono rojo, volamos hacia Moscú.
Fuente: Ethic
La pandemia nos hace sentir en peligro y nos angustia no sólo en su vertiente sanitaria, sino también por sus consecuencias laborales y educativas, entre otras.
El miedo cumple una función adaptativa, pero al exacerbarse puede instrumentalizarse para la dominación política y el control social, como ha evidenciado el modelo chino. La seguridad se cifra en reducir los riesgos del daño, pero debemos aprender a convivir con la incertidumbre, sin pretender eliminarla del todo.
Las múltiples facetas de la seguridad
Tendemos a identificar la seguridad con el conjunto de medios y medidas destinados a velar por el orden público, como hacen las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Pero no se puede reducir la seguridad a la policía, el servicio de bomberos o las emergencias. Como nos ha hecho ver la pandemia, hay muchas otras cosas que adscribir a la seguridad, como es el caso de una salud pública que requiere acceso a medicamentos y tratamientos esenciales, una seguridad social que gestiona las bajas laborales y las jubilaciones, la protección del trabajador y el consumidor, el acceso a la vivienda o el cuidado del medio ambiente. La buena gobernanza, la transparencia, la rendición de cuentas o la participación también son elementos esenciales que amparan al ciudadano de posibles abusos por parte del poder político.
En 1944 Franklin D. Roosevelt formuló su Segunda declaración de los derechos, cimentando un nuevo concepto de seguridad asociado a una vida con condiciones dignas. Para zafarse del miedo es imprescindible no ser presa de la penuria y la precariedad. El trabajo, la vivienda, el alimento, la asistencia sanitaria, la educación y la protección ante el desempleo, los accidentes o la vejez son los derechos que sustentan esa nueva seguridad.
El primado de la libertad
Sin embargo, no ha de supeditarse todo a la seguridad, convirtiéndola en el valor supremo de nuestra vida social. No cabe renunciar a la libertad, la solidaridad o la justicia en aras de una presunta seguridad que suele reducirse a reforzar los mecanismos de vigilancia y control social, sin atender a la recién mencionada complejidad y riqueza del concepto.
Hay deseos que no deben cumplirse y el de la seguridad radical es un anhelo que nunca puede ni debe satisfacerse. Controlarlo todo nos haría inhumanos, porque nos definen precisamente nuestras limitaciones, y nuestra fragilidad es nuestro fecundo toque de distinción, al que le debemos nuestros mayores logros gracias a la interdependencia.
La búsqueda de una seguridad absoluta tan sólo puede acarrear consecuencias completamente indeseables. En circunstancias tan delicadas como las actuales, ante una grave amenaza para nuestra salud, podemos caer en la tentación de someternos voluntariamente a un control cada vez más exhaustivo de nuestras libertades, asumiendo con ello una vez más esa servidumbre voluntaria de la que nos habla de La Boétie en su famoso ensayo del mismo nombre.
Los límites éticos del control
En un momento dado, puede ser útil rastrear nuestros movimientos para seguir la pista de posibles contagios y evitarlos. Pero hay que poner unos límites a ese tipo de controles y diseñar estas aplicaciones con transparencia, control social, limitación de uso y respeto a la privacidad; esto es, con una supervisión ética que oriente su diseño y sobre todo sus aplicaciones. En el binomio compuesto por libertad y seguridad siempre debe primar la primera, tal como entre la bolsa y la vida ha de hacerlo esta segunda.
Pasear por las calles bajo unas cámaras de reconocimiento facial que nos identifiquen a cada paso no aporta seguridad, sino un mundo en el que no merece la pena vivir. No podemos desconfiar de todos en todo momento y convertirnos en presuntos malhechores, como cuando pasamos un control aeroportuario.
Así las cosas, alguien podría idear una pulsera digital con ciertos datos relevantes para limitar nuestro radio de acción, si la pandemia retornase con extrema virulencia y todavía no dispusiéramos de los fármacos adecuados para neutralizar sus efectos letales. La edad, el género y hasta el grupo sanguíneo podrían determinar nuestro margen de maniobra, generando una concatenación de discriminaciones como la denunciada por el célebre poema sobre la indiferencia que suele atribuirse a Bertold Brecht.
Una pedagogía de la responsabilidad
Lo que realmente cuenta es nuestra responsabilidad, y no podemos dejarla en manos de nuestros representantes políticos, ni tampoco delegar su ejecución a los algoritmos gestionados por la inteligencia artificial. Hemos de hacer nuestra esa vigilancia autónoma. Cada cual debe vigilarse responsablemente a sí mismo para no dañar al otro, como reclaman Kant y Rousseau. Esa labor necesita de una ingente pedagogía social en la que se involucren los medios de comunicación, el mundo de la enseñanza y cada uno de nosotros.
Hemos de asumir que debemos convivir con la incertidumbre, sin demandar a la ciencia o a quienes gestionan los asuntos públicos que nos liberen de nuestra zozobra en tiempos difíciles renunciando a la libertad, es decir, a la responsabilidad que nos caracteriza como ciudadanos y como personas con una identidad moral, como solía enfatiza en sus escritos Javier Muguerza.
Sin esa identidad moral que nos confiere la responsabilidad, lo único seguro es que abdicaremos de nuestra condición humana, convirtiéndonos en unos vasallos del pánico, controlados por controladores a los que nadie controla. Basta recordar la sala de control filmada por Stanley Kubrick en Teléfono rojo, volamos hacia Moscú.
Fuente: Ethic
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sábado, 27 de junio de 2020
Podemos ser mejores habitantes del mundo digital
Tras la pandemia, nuestra vida se ha hecho aún más digital. Es posible que la primera reacción sea resistirse porque ha ocurrido de manera forzada, pero ese destino parecía inevitable y, en ocasiones, es mejor entrar en los sitios con un empujón.
Aún estamos, en algunos casos y aunque parezca mentira, un poco verdes en muchos aspectos de la comunicación online. El trabajo remoto o un estilo de vida que ya era eminentemente digital haría presuponer que deberíamos manejarnos en internet con total naturalidad. Sin embargo, cometemos errores imperceptibles a nuestros ojos que impiden que nuestra vida en el ecosistema digital sea más amable y feliz.
SiteGround, el proveedor de hosting especializado en WordPress, atesora una importante experiencia con nómadas digitales, teletrabajadores y geeks dentro de su propia empresa y fuera, en su universo de clientes. Por eso, han reunido unos cuantos consejos para mejorar la comunicación digital y convertirnos en mejores vecinos y compañeros digitales.
Deja muy claro el tono del mensaje
Si no eres muy cuidadoso con la expresión del tono del mensaje, la responsabilidad de construir ese tono queda a expensas del lector del mensaje.
Es posible que el estado de ánimo o la intención cuando escribes un email o un Whatsapp no sea la misma que el lector percibe. Este, lee el mensaje y construye automáticamente una imagen del emisor, de ti. Le «escucha» leer el mensaje es su imaginación. Si no explicitas esa emoción y ese tono, corres el riesgo que el receptor te imagine de manera incorrecta. Y si eres un ogro, eso no juega a tu favor.
Escribe emails más cortos
Nadie tiene derecho a tenerte leyendo infumables turras vacías de contenido. No lo hagas tu tampoco.
Gracias al uso de los smartphones, los seres humanos han reducido su intervalo de atención a ocho segundos, justo un segundo por debajo de los pececitos que tienes en el acuario, que resisten nueve segundos.
La lectura directa que se puede sacar de esto es que tienes muy pocas líneas para ir al grano y explicar de manera concisa lo que quieres expresar. Dejemos las florituras lingüísticas y los hallazgos léxicos para entornos más literarios.
Escribe bien
No, no soy tu madre, pero escribe bien, criatura. Porque es más efectivo, es una muestra de respeto al interlocutor y porque sí. Y no, no quiere decir que te pongas el traje de Shakespeare. Significa que cuides la ortografía, que mimes la gramática y que construyas mensajes inteligibles. La gente que escribe bien liga más. Eso es así.
Si además, quieres que tu escritura sea más efectiva, en este artículo recopilamos algunos trucos para conseguir que el cerebro que procesa el mensaje considere que lo que escribes está bien escrito.
Sé positivo, que es gratis
Hay algo mucho peor que colarte en la cola de la pescadería: ser pasivo-agresivo es tus comunicaciones. En la mayoría de ocasiones no nos damos cuenta, pero insuflamos un vendaval de negatividad innecesaria a muchos de los mensajes que enviamos. Y eso no es bueno para nadie porque afecta a toda tu vida.
Al menos, eso es lo que afirma una investigación. Ser un cafre en tus emails es una causa importante de estrés en el trabajo. Ese estrés va a casa y lo acaba pagando alguien a quien no le va la vaina.
Estás demasiado tiempo online
Vale, ya está aquí el Doctor Perogrullo contando algo que sabemos desde que encendimos la primera pantalla. Pero como no nos entra en la cabeza, veamos las consecuencias.
El uso continuado de dispositivos móviles genera dificultades para dormir. La privación de sueño aumenta el riesgo coronario, reduce la concentración y te deja los nervios hechos un trapo. Además, el uso del teclado táctil produce dolores musculares y articulares en las manos y muñecas.
¿De verdad no merece la pena pensar en reducir todo esto?
Habla con la gente
No, en serio. Queda con tus amigos y tus compañeros de trabajo. Hablad cara a cara. No os toquéis mucho que ya sabes los tiempos que corren, pero equilibra tu presencia entre el mundo físico y el digital.
Imagen: Tecnocata
Fuente: Yorokobu
Aún estamos, en algunos casos y aunque parezca mentira, un poco verdes en muchos aspectos de la comunicación online. El trabajo remoto o un estilo de vida que ya era eminentemente digital haría presuponer que deberíamos manejarnos en internet con total naturalidad. Sin embargo, cometemos errores imperceptibles a nuestros ojos que impiden que nuestra vida en el ecosistema digital sea más amable y feliz.
SiteGround, el proveedor de hosting especializado en WordPress, atesora una importante experiencia con nómadas digitales, teletrabajadores y geeks dentro de su propia empresa y fuera, en su universo de clientes. Por eso, han reunido unos cuantos consejos para mejorar la comunicación digital y convertirnos en mejores vecinos y compañeros digitales.
Deja muy claro el tono del mensaje
Si no eres muy cuidadoso con la expresión del tono del mensaje, la responsabilidad de construir ese tono queda a expensas del lector del mensaje.
Es posible que el estado de ánimo o la intención cuando escribes un email o un Whatsapp no sea la misma que el lector percibe. Este, lee el mensaje y construye automáticamente una imagen del emisor, de ti. Le «escucha» leer el mensaje es su imaginación. Si no explicitas esa emoción y ese tono, corres el riesgo que el receptor te imagine de manera incorrecta. Y si eres un ogro, eso no juega a tu favor.
Escribe emails más cortos
Nadie tiene derecho a tenerte leyendo infumables turras vacías de contenido. No lo hagas tu tampoco.
Gracias al uso de los smartphones, los seres humanos han reducido su intervalo de atención a ocho segundos, justo un segundo por debajo de los pececitos que tienes en el acuario, que resisten nueve segundos.
La lectura directa que se puede sacar de esto es que tienes muy pocas líneas para ir al grano y explicar de manera concisa lo que quieres expresar. Dejemos las florituras lingüísticas y los hallazgos léxicos para entornos más literarios.
Escribe bien
No, no soy tu madre, pero escribe bien, criatura. Porque es más efectivo, es una muestra de respeto al interlocutor y porque sí. Y no, no quiere decir que te pongas el traje de Shakespeare. Significa que cuides la ortografía, que mimes la gramática y que construyas mensajes inteligibles. La gente que escribe bien liga más. Eso es así.
Si además, quieres que tu escritura sea más efectiva, en este artículo recopilamos algunos trucos para conseguir que el cerebro que procesa el mensaje considere que lo que escribes está bien escrito.
Sé positivo, que es gratis
Hay algo mucho peor que colarte en la cola de la pescadería: ser pasivo-agresivo es tus comunicaciones. En la mayoría de ocasiones no nos damos cuenta, pero insuflamos un vendaval de negatividad innecesaria a muchos de los mensajes que enviamos. Y eso no es bueno para nadie porque afecta a toda tu vida.
Al menos, eso es lo que afirma una investigación. Ser un cafre en tus emails es una causa importante de estrés en el trabajo. Ese estrés va a casa y lo acaba pagando alguien a quien no le va la vaina.
Estás demasiado tiempo online
Vale, ya está aquí el Doctor Perogrullo contando algo que sabemos desde que encendimos la primera pantalla. Pero como no nos entra en la cabeza, veamos las consecuencias.
El uso continuado de dispositivos móviles genera dificultades para dormir. La privación de sueño aumenta el riesgo coronario, reduce la concentración y te deja los nervios hechos un trapo. Además, el uso del teclado táctil produce dolores musculares y articulares en las manos y muñecas.
¿De verdad no merece la pena pensar en reducir todo esto?
Habla con la gente
No, en serio. Queda con tus amigos y tus compañeros de trabajo. Hablad cara a cara. No os toquéis mucho que ya sabes los tiempos que corren, pero equilibra tu presencia entre el mundo físico y el digital.
Imagen: Tecnocata
Fuente: Yorokobu
Bibliodiversidad: qué es y por qué es esencial para crear conocimiento posicionado
Las grandes editoriales controlan la mayoría de las publicaciones a nivel internacional. Su posición de liderazgo en este mercado se refleja en la estima que tienen en la academia. Muchas de sus impresiones son prestigiosas y altamente calificadas en los procesos de evaluación de la investigación. Sin embargo, solo representan una fracción de las publicaciones necesarias para la producción y el uso de nuevos conocimientos en investigación y educación, así como en la vida cultural y social.
La bibliodiversidad, la diversidad de contenido académico, tanto a nivel nacional como internacional, es esencial para preservar la investigación en una amplia gama de temas globales y locales, estudiados desde diferentes enfoques epistémicos y metodológicos, inspirados en varias escuelas de pensamiento y expresados en una variedad de idiomas Estas ideas están estrechamente relacionadas con los principios de la Helsinki Initiative on Multilingualism in Scholarly Communication: (Iniciativa de Helsinki sobre el multilingüismo en la comunicación académica) debemos apoyar la difusión de los resultados de la investigación para el pleno beneficio de la sociedad; proteger las infraestructuras nacionales para publicar investigaciones locales relevantes; y promover la diversidad lingüística en la evaluación de la investigación, la evaluación y los sistemas de financiación.
Estudiar los paisajes nacionales de la publicación académica es una forma de reconocer y proteger la bibliodiversidad. Para hacerlo, se requieren datos completos sobre publicaciones y canales. Los informes sobre la actividad editorial permiten a los autores conocer la riqueza del panorama editorial de los diferentes países. También son importantes para el desarrollo de colecciones de bibliotecas. Las organizaciones de investigación y las agencias de financiación deben tener en cuenta esta diversidad: ya que no solo las editoriales académicas internacionales más grandes publican libros especializados y de alta calidad. En cada país, existe un ecosistema de editores que trabajan para publicar los libros académicos necesarios para garantizar la supervivencia de la pluralidad en la investigación, la preservación de los idiomas nacionales en la comunicación académica y la utilidad social y el impacto del nuevo conocimiento. Estos ecosistemas también representan una contribución importante a las economías nacionales.
El valor de las editoriales locales
Cuando la actividad editorial a nivel nacional se analiza en profundidad, es posible ver que cada editor crea un proyecto editorial con una marca marca editorial particular que desarrolla diferentes temas y enfoques para los lectores. En la Figura, que representa la publicación académica española, se pueden distinguir grandes áreas como Derecho, Educación, Economía o Historia, donde operan todo tipo de editoriales: desde gigantes comerciales hasta editoriales universitarias, así como editoriales más pequeñas. Por el contrario, en campos más pequeños como la arqueología, la filología o la antropología, las prensas universitarias desempeñan un papel central en la protección de la diversidad. Son editores de regiones con diferentes idiomas (no solo español sino catalán, vasco, etc.), publican libros necesarios para pequeñas comunidades y difunden contenido fuera de la corriente principal de la investigación anglófona.
Este es solo un ejemplo de un patrón que se repite de un país a otro. En otras palabras, las editoriales a nivel nacional, generalmente editoriales pequeñas y medianas, editoriales universitarias y sociedades académicas, publican libros y desarrollan conocimientos que no existirían si toda la publicación tuviera lugar a nivel internacional.
Además, la publicación de resultados de investigación a través de monografías y capítulos de libros es un patrón de comunicación importante y distintivo en Humanidades y Ciencias Sociales. La investigación en estas disciplinas tiene cuatro características que requieren la bibliodiversidad para una comunicación efectiva:
A menudo es multi-paradigmático, lo que significa que el mismo tema de investigación puede estudiarse desde diferentes perspectivas y con diferentes metodologías. Se puede analizar a partir de los principios de una escuela particular de pensamiento y, por supuesto, puede estar influenciado por cuestiones contextuales y culturales. Para dar solo un ejemplo, considere las diferentes visiones e interpretaciones que los historiadores han ofrecido sobre el descubrimiento de América.
En muchas ocasiones, es relevante localmente, ya que trata temas de investigación que conciernen al contexto geográfico, social o cultural más cercano. En este sentido, la investigación llevada a cabo tiene una misión clara de contribuir a resolver problemas, produciendo así un impacto social.
Debe comunicarse en idiomas regionales o nacionales para llegar a sus lectores naturales naturales y contribuir al impacto esperado de la investigación.
A menudo se dirige a varias audiencias, ya que incluso las publicaciones revisadas por pares, especialmente las monografías y los volúmenes editados, pueden dirigirse a audiencias profesionales y generales, además de expertos en el campo.
Un registro global y multilingüe de Academic Book Publisher
Comprender este panorama y registrar la diversidad de las editoriales académicas es uno de los objetivos de Academic Book Publishers (ABP): a global and multilingual register una iniciativa de ENRESSH COST Action. Más de 6,000 editores ya forman parte del registro. Sin embargo, hay mucho trabajo por hacer en el desarrollo del registro, así como trabajo técnico para mejorar los estándares de calidad de la publicación de libros académicos. Es importante incorporar estos estándares en los procedimientos adecuados de evaluación de la investigación. Además, tener una imagen completa de los editores académicos a nivel nacional e identificar aquellos que ya tienen programas de publicación Acceso Abierto (OA) puede ayudar a analizar en qué medida se está llevando a cabo una transición abierta y el impacto que esta transición está teniendo en la bibliodiversidad. Este conocimiento es esencial para desarrollar políticas nacionales y locales que ayuden a los editores y académicos a mantener la investigación local y las tradiciones editoriales.
Se necesita más diversidad en las publicaciones de libros de OA
A primera vista, se muestra los idiomas de publicación para libros cubiertos por el Directorio de Libros de Acceso Abierto, DOAB, conduce a dos observaciones preliminares: 1. Solo unos pocos idiomas, especialmente el inglés, son dominantes en el contenido de OA, y 2. Los países que desarrollan estrategias específicas para las monografías de OA (como Brasil con el desarrollo de SciELO Books) no solo aumentan la visibilidad de sus idiomas sino que también contribuyen a la diversidad en el espacio de OA. Además, el número de editoriales y diferentes países cubiertos en el ABP, a diferencia del Scopus y el Book Citation Index, destaca un volumen crítico de publicación de libros de alta calidad que no es reconocido por los índices tradicionales.
La diversidad del contenido académico en el entorno de OA es crucial para garantizar una comunicación científica plural, rica e imparcial. El espacio OA debe ser tan diverso como el espacio editorial tradicional. Aún no estamos allí.
Fuente: SciELO en Perspectiva
La bibliodiversidad, la diversidad de contenido académico, tanto a nivel nacional como internacional, es esencial para preservar la investigación en una amplia gama de temas globales y locales, estudiados desde diferentes enfoques epistémicos y metodológicos, inspirados en varias escuelas de pensamiento y expresados en una variedad de idiomas Estas ideas están estrechamente relacionadas con los principios de la Helsinki Initiative on Multilingualism in Scholarly Communication: (Iniciativa de Helsinki sobre el multilingüismo en la comunicación académica) debemos apoyar la difusión de los resultados de la investigación para el pleno beneficio de la sociedad; proteger las infraestructuras nacionales para publicar investigaciones locales relevantes; y promover la diversidad lingüística en la evaluación de la investigación, la evaluación y los sistemas de financiación.
Estudiar los paisajes nacionales de la publicación académica es una forma de reconocer y proteger la bibliodiversidad. Para hacerlo, se requieren datos completos sobre publicaciones y canales. Los informes sobre la actividad editorial permiten a los autores conocer la riqueza del panorama editorial de los diferentes países. También son importantes para el desarrollo de colecciones de bibliotecas. Las organizaciones de investigación y las agencias de financiación deben tener en cuenta esta diversidad: ya que no solo las editoriales académicas internacionales más grandes publican libros especializados y de alta calidad. En cada país, existe un ecosistema de editores que trabajan para publicar los libros académicos necesarios para garantizar la supervivencia de la pluralidad en la investigación, la preservación de los idiomas nacionales en la comunicación académica y la utilidad social y el impacto del nuevo conocimiento. Estos ecosistemas también representan una contribución importante a las economías nacionales.
El valor de las editoriales locales
Cuando la actividad editorial a nivel nacional se analiza en profundidad, es posible ver que cada editor crea un proyecto editorial con una marca marca editorial particular que desarrolla diferentes temas y enfoques para los lectores. En la Figura, que representa la publicación académica española, se pueden distinguir grandes áreas como Derecho, Educación, Economía o Historia, donde operan todo tipo de editoriales: desde gigantes comerciales hasta editoriales universitarias, así como editoriales más pequeñas. Por el contrario, en campos más pequeños como la arqueología, la filología o la antropología, las prensas universitarias desempeñan un papel central en la protección de la diversidad. Son editores de regiones con diferentes idiomas (no solo español sino catalán, vasco, etc.), publican libros necesarios para pequeñas comunidades y difunden contenido fuera de la corriente principal de la investigación anglófona.
Este es solo un ejemplo de un patrón que se repite de un país a otro. En otras palabras, las editoriales a nivel nacional, generalmente editoriales pequeñas y medianas, editoriales universitarias y sociedades académicas, publican libros y desarrollan conocimientos que no existirían si toda la publicación tuviera lugar a nivel internacional.
Además, la publicación de resultados de investigación a través de monografías y capítulos de libros es un patrón de comunicación importante y distintivo en Humanidades y Ciencias Sociales. La investigación en estas disciplinas tiene cuatro características que requieren la bibliodiversidad para una comunicación efectiva:
A menudo es multi-paradigmático, lo que significa que el mismo tema de investigación puede estudiarse desde diferentes perspectivas y con diferentes metodologías. Se puede analizar a partir de los principios de una escuela particular de pensamiento y, por supuesto, puede estar influenciado por cuestiones contextuales y culturales. Para dar solo un ejemplo, considere las diferentes visiones e interpretaciones que los historiadores han ofrecido sobre el descubrimiento de América.
En muchas ocasiones, es relevante localmente, ya que trata temas de investigación que conciernen al contexto geográfico, social o cultural más cercano. En este sentido, la investigación llevada a cabo tiene una misión clara de contribuir a resolver problemas, produciendo así un impacto social.
Debe comunicarse en idiomas regionales o nacionales para llegar a sus lectores naturales naturales y contribuir al impacto esperado de la investigación.
A menudo se dirige a varias audiencias, ya que incluso las publicaciones revisadas por pares, especialmente las monografías y los volúmenes editados, pueden dirigirse a audiencias profesionales y generales, además de expertos en el campo.
Un registro global y multilingüe de Academic Book Publisher
Comprender este panorama y registrar la diversidad de las editoriales académicas es uno de los objetivos de Academic Book Publishers (ABP): a global and multilingual register una iniciativa de ENRESSH COST Action. Más de 6,000 editores ya forman parte del registro. Sin embargo, hay mucho trabajo por hacer en el desarrollo del registro, así como trabajo técnico para mejorar los estándares de calidad de la publicación de libros académicos. Es importante incorporar estos estándares en los procedimientos adecuados de evaluación de la investigación. Además, tener una imagen completa de los editores académicos a nivel nacional e identificar aquellos que ya tienen programas de publicación Acceso Abierto (OA) puede ayudar a analizar en qué medida se está llevando a cabo una transición abierta y el impacto que esta transición está teniendo en la bibliodiversidad. Este conocimiento es esencial para desarrollar políticas nacionales y locales que ayuden a los editores y académicos a mantener la investigación local y las tradiciones editoriales.
Se necesita más diversidad en las publicaciones de libros de OA
A primera vista, se muestra los idiomas de publicación para libros cubiertos por el Directorio de Libros de Acceso Abierto, DOAB, conduce a dos observaciones preliminares: 1. Solo unos pocos idiomas, especialmente el inglés, son dominantes en el contenido de OA, y 2. Los países que desarrollan estrategias específicas para las monografías de OA (como Brasil con el desarrollo de SciELO Books) no solo aumentan la visibilidad de sus idiomas sino que también contribuyen a la diversidad en el espacio de OA. Además, el número de editoriales y diferentes países cubiertos en el ABP, a diferencia del Scopus y el Book Citation Index, destaca un volumen crítico de publicación de libros de alta calidad que no es reconocido por los índices tradicionales.
La diversidad del contenido académico en el entorno de OA es crucial para garantizar una comunicación científica plural, rica e imparcial. El espacio OA debe ser tan diverso como el espacio editorial tradicional. Aún no estamos allí.
Fuente: SciELO en Perspectiva
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viernes, 26 de junio de 2020
Miedo a la tecnología: una mirada crítica puede llevarnos a ser más cuidadosos
Desde siempre la introducción de nuevas tecnologías aviva temores a los cambios y a las consecuencias que estos podrían traer. ¿Considera que, dentro de las tecnologías históricamente disruptivas como la imprenta o locomotora a vapor, la informática ocupa una posición especial, por ejemplo, si se piensa en las inteligencias artificiales, es decir, máquinas que tienen el potencial de desarrollarse autónomamente?
El proceso del aprendizaje de las máquinas es, en sus detalles, poco espectacular, pero a la vez es una tecnología que nuestros ancestros de hace ochenta años jamás habrían creído que pudiera existir. Eso lleva a que surjan mitos que se manifiestan tanto en los relatos de miedo como en la formulación de esperanzas. Por ejemplo, se dice que la inteligencia artificial será mejor que cualquier humano en la tarea de hacer que nuestro planeta supere la catástrofe climática. O que la inteligencia artificial se volverá autónoma y nos borrará a todos del planeta. Ahora bien, si inspeccionamos los estantes de libros o películas de ciencia ficción, ya está todo allí, y no desde ayer. Podemos encontrar esos elementos por lo menos desde el Romanticismo, con Frankenstein, y en la temprana historia del cine, con Metrópolis.
Entrevista con el especialista en filosofía de la tecnología Christian Vater:
¿Está justificada la preocupación de que pronto Frankenstein será realidad?
Ya hay a nuestro alrededor máquinas que pueden reconfigurarse de modo independiente. ¿Esto ha llevado a que de pronto aparezcan androides antropomórficos e inteligentes? No. Lo que tenemos son aparatos que no necesitan un asistente que les esté regulando las perillas todo el tiempo. Y aparatos que pueden realizar series de mediciones sin que esté presente un especialista. Nada más ni nada menos.
Pero ¿para los legos esas máquinas no se están convirtiendo cada vez más en cajas negras? Los legos ya no pueden comprender exactamente su funcionamiento. ¿La introducción de tales tecnologías no conlleva en potencia una pérdida del control que puede ejercer la sociedad? Pienso, por ejemplo, en la policía predictiva, en la que determinados algoritmos, usando una base de datos, predicen crímenes y justifican acciones policiales preventivas.
La policía predictiva es un intento de construir herramientas de pronóstico con un fuerte apoyo en los datos. Detrás hay modelos sobre la forma en que la gente comete crímenes o también sobre en qué barrios viven personas que cometen tales delitos de tal o cual manera. Se supone que estos rasgos distintivos ayudan a los constructores de las máquinas a producir y fundamentar sus hipótesis. Estas hipótesis pueden listarse y, si se las formula de modo transparente, probarse una a una con la ayuda de herramientas sociológicas. Todo esto, sin embargo, es mucho trabajo.
¿Cómo es la situación en Alemania? ¿Hay alguien que haga ese trabajo?
En Alemania tenemos una asociación llamativamente activa y muy respetada que se ocupa de estas cuestiones: el Chaos Computer Club (CCC), que tiene sus representantes en todos los colegios de expertos del gobierno federal y ahora también es consultado por el parlamento.
Precisamente el CCC a menudo advierte sobre el abuso y los riesgos de las nuevas tecnologías.
Una mirada crítica no tiene por qué ser destructiva o pesimista. Una mirada crítica puede llevarnos a ser más cuidadosos.
Hoy las start-ups son sinónimo de desarrollo tecnológico innovador. Si se lo compara con Silicon Valley, el sector de las start-ups alemanas parece más bien prudente. ¿Hay en Alemania un escepticismo respecto a las nuevas tecnologías?
La mayor diferencia son las estructuras de financiamiento. En Alemania no hay tantos fondos que se especialicen en inversiones de lanzamiento. Estos fondos parten de la base de que, si financian diez start-ups, alguna dará ganancias suficientes para amortizar todas las otras inversiones. En Alemania, los primeros inversores de un nuevo emprendimiento son, tradicionalmente, las cajas de ahorro y los bancos populares. Y dado que, mal que bien, administran el dinero de la comunidad, son socios prudentes que no invierten tan fácilmente en proyectos.
Se trata entonces más bien de un problema estructural.
Pero también de uno que puede modificarse: por ejemplo, las universidades han descubierto este hueco e invierten ellas mismas a través de incubadores internos que apoyan el planeamiento en las primeras fases de la concepción. Este estímulo es muy básico: una habitación, una conexión a Internet, una casilla de correo. En Alemania hay, además, muchos hacklabs en los que, gracias a espónsores o estímulo estatal, se pone a disposición de los legos la última tecnología, por ejemplo, drones o impresoras 3D. Y como ampliación de estos espacios, cada vez hay más lugares de coworking. En Darmstadt, por ejemplo, alrededor de los hacklabs Lab3 y Hub31 surgieron oficinas especiales para las primeras fases de la creación de start ups.
Fuente: Kolumbien
El proceso del aprendizaje de las máquinas es, en sus detalles, poco espectacular, pero a la vez es una tecnología que nuestros ancestros de hace ochenta años jamás habrían creído que pudiera existir. Eso lleva a que surjan mitos que se manifiestan tanto en los relatos de miedo como en la formulación de esperanzas. Por ejemplo, se dice que la inteligencia artificial será mejor que cualquier humano en la tarea de hacer que nuestro planeta supere la catástrofe climática. O que la inteligencia artificial se volverá autónoma y nos borrará a todos del planeta. Ahora bien, si inspeccionamos los estantes de libros o películas de ciencia ficción, ya está todo allí, y no desde ayer. Podemos encontrar esos elementos por lo menos desde el Romanticismo, con Frankenstein, y en la temprana historia del cine, con Metrópolis.
Entrevista con el especialista en filosofía de la tecnología Christian Vater:
¿Está justificada la preocupación de que pronto Frankenstein será realidad?
Ya hay a nuestro alrededor máquinas que pueden reconfigurarse de modo independiente. ¿Esto ha llevado a que de pronto aparezcan androides antropomórficos e inteligentes? No. Lo que tenemos son aparatos que no necesitan un asistente que les esté regulando las perillas todo el tiempo. Y aparatos que pueden realizar series de mediciones sin que esté presente un especialista. Nada más ni nada menos.
Pero ¿para los legos esas máquinas no se están convirtiendo cada vez más en cajas negras? Los legos ya no pueden comprender exactamente su funcionamiento. ¿La introducción de tales tecnologías no conlleva en potencia una pérdida del control que puede ejercer la sociedad? Pienso, por ejemplo, en la policía predictiva, en la que determinados algoritmos, usando una base de datos, predicen crímenes y justifican acciones policiales preventivas.
La policía predictiva es un intento de construir herramientas de pronóstico con un fuerte apoyo en los datos. Detrás hay modelos sobre la forma en que la gente comete crímenes o también sobre en qué barrios viven personas que cometen tales delitos de tal o cual manera. Se supone que estos rasgos distintivos ayudan a los constructores de las máquinas a producir y fundamentar sus hipótesis. Estas hipótesis pueden listarse y, si se las formula de modo transparente, probarse una a una con la ayuda de herramientas sociológicas. Todo esto, sin embargo, es mucho trabajo.
¿Cómo es la situación en Alemania? ¿Hay alguien que haga ese trabajo?
En Alemania tenemos una asociación llamativamente activa y muy respetada que se ocupa de estas cuestiones: el Chaos Computer Club (CCC), que tiene sus representantes en todos los colegios de expertos del gobierno federal y ahora también es consultado por el parlamento.
Precisamente el CCC a menudo advierte sobre el abuso y los riesgos de las nuevas tecnologías.
Una mirada crítica no tiene por qué ser destructiva o pesimista. Una mirada crítica puede llevarnos a ser más cuidadosos.
Hoy las start-ups son sinónimo de desarrollo tecnológico innovador. Si se lo compara con Silicon Valley, el sector de las start-ups alemanas parece más bien prudente. ¿Hay en Alemania un escepticismo respecto a las nuevas tecnologías?
La mayor diferencia son las estructuras de financiamiento. En Alemania no hay tantos fondos que se especialicen en inversiones de lanzamiento. Estos fondos parten de la base de que, si financian diez start-ups, alguna dará ganancias suficientes para amortizar todas las otras inversiones. En Alemania, los primeros inversores de un nuevo emprendimiento son, tradicionalmente, las cajas de ahorro y los bancos populares. Y dado que, mal que bien, administran el dinero de la comunidad, son socios prudentes que no invierten tan fácilmente en proyectos.
Se trata entonces más bien de un problema estructural.
Pero también de uno que puede modificarse: por ejemplo, las universidades han descubierto este hueco e invierten ellas mismas a través de incubadores internos que apoyan el planeamiento en las primeras fases de la concepción. Este estímulo es muy básico: una habitación, una conexión a Internet, una casilla de correo. En Alemania hay, además, muchos hacklabs en los que, gracias a espónsores o estímulo estatal, se pone a disposición de los legos la última tecnología, por ejemplo, drones o impresoras 3D. Y como ampliación de estos espacios, cada vez hay más lugares de coworking. En Darmstadt, por ejemplo, alrededor de los hacklabs Lab3 y Hub31 surgieron oficinas especiales para las primeras fases de la creación de start ups.
Fuente: Kolumbien
jueves, 25 de junio de 2020
10 razones por las cuales debes abandonar las redes sociales
Jaron Lanier es uno de los referentes máximos en materia de tecnología digital. Con su look tan particular, su mirada penetrante, su inteligencia filosa y su carácter explosivo, fue uno de los creadores del protocolo de Internet, es considerado el padre de la realidad virtual y es uno de los informáticos más brillantes en la historia de Silicon Valley.
Pero sus cualidades no se limitan solo a la materia tecnológica, Lanier también es escritor, filósofo y un destacado compositor de música clásica y electrónica. Además, en la última década, se ha convertido en uno de los principales críticos del uso de la tecnología digital. Su mirada crítica se ve reflejada en sus libros más famosos como: “No eres un gadget”, y “Ten Arguments for Deleting your Social Media Accounts Right Now“ (Diez argumentos para borrar tus cuentas de redes sociales en este momento)
En la actualidad, Lanier es consultor para Microsoft y no duda en afirmar que es una voz calificada para criticar la tecnología digital, pues quién mejor que él puede conocer como están siendo diseñados los algoritmos. “En realidad, conozco los algoritmos. No soy un extraño que mira y critica”, dice Jaron. “Hablo como científico informático, no como científico social o psicólogo. Desde esa perspectiva, puedo ver que el tiempo se está acabando. El mundo está cambiando rápidamente bajo nuestro mando, por lo que no hacer nada no es una opción“. Y agrega:
“El algoritmo está tratando de captar los parámetros perfectos para manipular el cerebro, mientras que el cerebro, para hallar un significado más profundo, está cambiando en respuesta a los experimentos del algoritmo… Ya que el estímulo no significa nada para el algoritmo, pues es genuinamente aleatorio, el cerebro no está respondiendo a algo real, sino a una ficción. El proceso -de engancharse en un elusivo espejismo- es una adicción. “
El genio informático sostiene que los algoritmos han creado un nuevo modelo en el que “el comportamiento de los usuarios es el producto”. Un comportamiento que se modifica constantemente, ya que la gran apuesta es utilizar la informática más avanzada y así aprender a modificar la conducta de modo que quienes salgan más beneficiados sean las corporaciones. Básicamente, lo que Lanier cree es que si bien internet puede ser salvado, es necesario abandonar las redes sociales y desbandar a los grandes monopolios que controlan las gigantes nubes de datos.
Estos son los 10 argumentos de Lanier para dejar las redes sociales (que corresponden con los 10 capítulos de su libro):
1. Estás perdiendo tu libre albedrío.
2. Renunciar a las redes sociales es la manera más precisa de resistir a la locura de nuestros tiempos.
3. Las redes sociales te están volviendo un idiota.
4. Las redes sociales están minando la verdad.
5. Las redes sociales están haciendo que lo que dices no importe.
6. Las redes sociales están destruyendo tu capacidad de empatía.
7. Las redes sociales te están haciendo infeliz.
8. Las redes sociales no quieren que tengas dignidad económica.
9. Las redes sociales están haciendo que la política sea imposible.
10. Las redes sociales odian tu alma.
La dificultad radica en el modo de operar de estos algoritmos, que están siendo manipulados constantemente para capturar la atención de los usuarios y hacer que se comporten de una manera que sea más rentable. Esto genera enormes cantidades de negatividad, sensaciones de enojo, narcisismo, indignación, etc. Lo más problemático es que estas plataformas han aprendido que las emociones negativas perduran más tiempo en línea: el odio se canaliza mejor en línea.
Según Lanier, las herramientas de estas plataformas funcionan mejor para las personas que buscan reproducir sentimientos negativos. “Por lo tanto, Isis tiene más éxito en las redes sociales que los activistas de la Primavera Árabe. Los racistas obtuvieron más impacto que Black Lives Matter, creando este aumento en el movimiento nacionalista racista en Estados Unidos de una manera que no hemos visto en generaciones”
Imagen: Creatividad en Blanco
Fuente: Cultura Filosófica
Pero sus cualidades no se limitan solo a la materia tecnológica, Lanier también es escritor, filósofo y un destacado compositor de música clásica y electrónica. Además, en la última década, se ha convertido en uno de los principales críticos del uso de la tecnología digital. Su mirada crítica se ve reflejada en sus libros más famosos como: “No eres un gadget”, y “Ten Arguments for Deleting your Social Media Accounts Right Now“ (Diez argumentos para borrar tus cuentas de redes sociales en este momento)
En la actualidad, Lanier es consultor para Microsoft y no duda en afirmar que es una voz calificada para criticar la tecnología digital, pues quién mejor que él puede conocer como están siendo diseñados los algoritmos. “En realidad, conozco los algoritmos. No soy un extraño que mira y critica”, dice Jaron. “Hablo como científico informático, no como científico social o psicólogo. Desde esa perspectiva, puedo ver que el tiempo se está acabando. El mundo está cambiando rápidamente bajo nuestro mando, por lo que no hacer nada no es una opción“. Y agrega:
“El algoritmo está tratando de captar los parámetros perfectos para manipular el cerebro, mientras que el cerebro, para hallar un significado más profundo, está cambiando en respuesta a los experimentos del algoritmo… Ya que el estímulo no significa nada para el algoritmo, pues es genuinamente aleatorio, el cerebro no está respondiendo a algo real, sino a una ficción. El proceso -de engancharse en un elusivo espejismo- es una adicción. “
El genio informático sostiene que los algoritmos han creado un nuevo modelo en el que “el comportamiento de los usuarios es el producto”. Un comportamiento que se modifica constantemente, ya que la gran apuesta es utilizar la informática más avanzada y así aprender a modificar la conducta de modo que quienes salgan más beneficiados sean las corporaciones. Básicamente, lo que Lanier cree es que si bien internet puede ser salvado, es necesario abandonar las redes sociales y desbandar a los grandes monopolios que controlan las gigantes nubes de datos.
Estos son los 10 argumentos de Lanier para dejar las redes sociales (que corresponden con los 10 capítulos de su libro):
1. Estás perdiendo tu libre albedrío.
2. Renunciar a las redes sociales es la manera más precisa de resistir a la locura de nuestros tiempos.
3. Las redes sociales te están volviendo un idiota.
4. Las redes sociales están minando la verdad.
5. Las redes sociales están haciendo que lo que dices no importe.
6. Las redes sociales están destruyendo tu capacidad de empatía.
7. Las redes sociales te están haciendo infeliz.
8. Las redes sociales no quieren que tengas dignidad económica.
9. Las redes sociales están haciendo que la política sea imposible.
10. Las redes sociales odian tu alma.
La dificultad radica en el modo de operar de estos algoritmos, que están siendo manipulados constantemente para capturar la atención de los usuarios y hacer que se comporten de una manera que sea más rentable. Esto genera enormes cantidades de negatividad, sensaciones de enojo, narcisismo, indignación, etc. Lo más problemático es que estas plataformas han aprendido que las emociones negativas perduran más tiempo en línea: el odio se canaliza mejor en línea.
Según Lanier, las herramientas de estas plataformas funcionan mejor para las personas que buscan reproducir sentimientos negativos. “Por lo tanto, Isis tiene más éxito en las redes sociales que los activistas de la Primavera Árabe. Los racistas obtuvieron más impacto que Black Lives Matter, creando este aumento en el movimiento nacionalista racista en Estados Unidos de una manera que no hemos visto en generaciones”
Imagen: Creatividad en Blanco
Fuente: Cultura Filosófica
miércoles, 24 de junio de 2020
Aprendizaje digital pone a escolares desfavorecidos en peligro de deserción
La pandemia de covid-19 ha traído un nuevo desafío para la educación inclusiva. Hasta 40 por ciento de los países de ingresos bajos y medios bajos no han estado en condiciones de sostener la educación del alumnado en forma digital durante el cierre temporal de las escuelas, para contener la propagación del coronavirus.
La cifra la brinda el Informe de Monitoreo Global de Educación 2020 (GEM, en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), publicado el miércoles 23.
Las brechas sociales, de ingresos y digitales han puesto a los más desfavorecidos en riesgo de perder el aprendizaje y abandonarlo. Las lecciones del pasado han demostrado que las crisis de salud pueden dejar atrás a muchos escolares, en particular a las niñas más pobres, muchas de las cuales quizás nunca regresen a la escuela, según el Informe.
En el pico de la infección en abril, más de 90 por ciento de la población estudiantil mundial en 194 países se vieron afectados por el cierre de escuelas, empujando al mundo a una interrupción de la educación sin precedentes.
Con fecha del 20 de junio, 62 por ciento del total de estudiantes inscritos aún se ven afectados.
En India, según la Unesco, el cierre de las escuelas en todo el país ha afectado a 320 millones de niños matriculados desde los niveles de educación preescolar hasta la secundaria. Del total, 158 millones son alumnas.
India, como otros países, ha decidido que sus escuelas permanecerán cerradas hasta finales de julio y el programa de estudios debe completarse a través del aprendizaje electrónico, incluso cuando el contagio por covid-19 se curva bruscamente hacia arriba con 440 215 casos positivos.
No todos los estudiantes y maestros tienen acceso a una conexión a internet, equipos, habilidades y condiciones de trabajo adecuadas para aprovechar las plataformas digitales de enseñanza, la llamada e-educación (e-learning en inglés).
Además, no todas las conexiones a internet disponibles tienen la suficiente capacidad para descargar datos o participar en videollamadas. La mayoría de los maestros y administradores educativos tuvieron que cambiar de la noche a la mañana a nuevas herramientas para impartir lecciones, distribuir contenido, corregir tareas y comunicarse con los estudiantes y sus padres, dice el GEM.
“La clave para garantizar que nadie se quede atrás durante esta crisis, y más allá, es comprender y atender todas las diferentes necesidades que los estudiantes puedan tener. El aprendizaje en línea podría ser una solución brillante para algunos; transmisiones de radio (y lecciones por televisión) puede ser una solución más apropiada para otros «, dijo a IPS desde París el director del GEM, Manos Antoninis.
«Pero ninguna solución única es perfecta para todos y hay algunos estudiantes desfavorecidos, aquellos por quienes estamos más preocupados durante los cierres de hoy, que no recibirán un buen servicio de ninguna solución actual que se ofrezca. Su aprendizaje se verá afectado. Su apego a asistir a la escuela puede debilitarse. Además porque es probable que sus familias se vean sumidas en la pobreza «, agregó.
Las escuelas privadas de India no perdieron tiempo en proporcionar a sus estudiantes aprendizaje electrónico desde marzo a través de plataformas como Skype, YouTube y WhatsApp, además de presentaciones en Power Point enviadas por correo electrónico.
Ayudó mucho en ello que las familias de ingresos medios y altos, las que envían a sus hijos a centros privados, tienen buen acceso a la electricidad, internet, computadoras portátiles o teléfonos inteligentes.
Para ellos la e-educación estaba a solo un clic de distancia.
En el otro extremo están millones de niños, como G. Lela Reddy, de 13 años y la hija mayor de una madre soltera, que trabaja como recolectora de chatarra y otros desechos, en esta ciudad de Bhubaneswar, en el estado de Odisha, en el este de India.
Hace seis años, el centro de rehabilitación de abuso de sustancias Ashayen (que significa Esperanzas) para niños de recolectores de chatarra y mendigos vio a Reddy y comenzó con ella el llamado el curso puente que ayuda a los niños a unirse a las escuelas convencionales.
Mientras estudia sigue trabajando, separa diariamente los desechos que su madre recolecta y cuida a su hermano menor en el centro cuando su madre sale.
Antes de que llegara la covid-19 a India, Reddy había llegado al octavo grado en una escuela pública, con calificaciones sobresalientes y un excelente nivel en tareas como oratoria o cantante y bailarina de canciones de Bollywood.
«En 2016, cuando presentamos una plataforma de aprendizaje digital para estos niños de la calle en nuestros centros informales, nos dimos cuenta, para nuestra sorpresa, de que la tasa de deserción se estaba reduciendo exponencialmente», dijo a IPS el director de Ashayen, Ratnakar Sahoo.
«La profunda desigualdad que hasta ahora habían sentido (niños como Reddy) al no poder tener y operar un teléfono móvil, como veían hacer a otros niños en mejor situación económica, fue la motivación para ir a la escuela y estudiar», agregó.
Reddy ya dominaba el aprendizaje digital, y cuando llegó la pandemia de inmediato se puso a ayudar a otros a usar la computadora u otro dispositivo, guiándoles con el e-learning.
«Lo que intentamos hacer es ayudar a cerrar la brecha digital en India», dijo por teléfono a IPS Biswajit Nayak, fundador de la plataforma digital Aveti Learning, con sede en el estado estadounidense de California.
La empresa social desarrolla y proporciona contenido de aprendizaje digital para comunidades estudiantiles desatendidas en pueblos y barrios marginales urbanos de India.
«La necesidad real de aprendizaje electrónico nunca antes había sido más evidente que durante los confinamientos por la covid-19», dijo.
Durante el cierre de las escuelas en India desde el 27 de marzo hasta el 16 de junio, el análisis de canales digitales de Aveti muestra que tuvieron 2,2 millones de visitas, 250 000 horas de transmisión, 232 000 usuarios únicos de los 30 distritos de Odisha, según Nayak, especialista en tecnología de la información.
«Actualizando rápidamente la tecnología y sincronizando nuestro contenido con el currículum semanal en línea anunciado por el gobierno para las clases secundarias, no perdimos tiempo para actuar”, indicó a IPS el director de Aveti Learning, Sibabrata Choudhury.
Añadió que incluso cuando terminó oficialmente la cuarentena en India, mantuvieron las transmisiones después del horario laboral, para que los padres puedan compartir su teléfono, en ocasiones, el único del que se dispone en el hogar, a fin de que los hijos puedan seguir las clases y lecciones en forma electrónica.
Entre otras aplicaciones de aprendizaje para teléfonos móviles está Madhu, creada por el propio gobierno de Odisha.
Choudhury evalúa que no solo los teléfonos móviles tienen poca penetración de Internet, sino que también una de cada cuatro aldeas carece de conexión a la red, en especial aquellas tribales, lo que dificulta el acceso al aprendizaje electrónico.
«Dos días después del cierre escolar en marzo, cuando visité a los estudiantes de Ashayen, ninguno de ellos había comido desde hace dos días, y mucho menos se mantenía al día con los estudios», dijo Sahoo a IPS. “Nosotros no podíamos llevarlos al centro ni teníamos suficientes tabletas informáticas para proveerle a todos”, indicó.
Las posibilidades de Reddy de salir de una vida de pobreza se pusieron en pausa, como le ha pasado a millones de adolescentes marginados, más cuando son mujeres, durante la cuarentena nacional decretada por el gobierno.
Una evaluación rápida realizada a mediados de mayo en tres estados indios por Praxis India, una organización sin fines de lucro con sede en Delhi, revela que cuatro de cada 10 niñas no podían participar en el aprendizaje electrónico. Además, más de la mitad dedicaba menos tiempo a los estudios, por la prioridad de colaborar en la economía familiar.
Antoninis, de Unesco, explicó que una encuesta nacional realizada en India en 2017-2018 reveló que “solo una cuarta parte de los hogares tenía acceso a internet y eso sin tener en cuenta las tasas en las zonas rurales”.
Una vez que las escuelas vuelvan a su plena normalidad, “deberán tener en cuenta el paréntesis de aprendizaje que acabamos de experimentar lo que habrá afectado más a los más pobres. Es probable que reducir los programas de estudios sea una solución inevitable pero también apropiada «, aseguró.
«Sin embargo, India tiene lecciones útiles (y replicables)», dijo.
Antoninis analizó que la covid-19 les ha dado a todos «la oportunidad de pensar de nuevo sobre nuestros sistemas educativos».
«A India (también) se le presenta la oportunidad de reimaginar los planes de estudio después de esta crisis para ser más inclusivos, menos estructurados», agregó el director del GEM.
Fuente: IPS
La cifra la brinda el Informe de Monitoreo Global de Educación 2020 (GEM, en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), publicado el miércoles 23.
Las brechas sociales, de ingresos y digitales han puesto a los más desfavorecidos en riesgo de perder el aprendizaje y abandonarlo. Las lecciones del pasado han demostrado que las crisis de salud pueden dejar atrás a muchos escolares, en particular a las niñas más pobres, muchas de las cuales quizás nunca regresen a la escuela, según el Informe.
En el pico de la infección en abril, más de 90 por ciento de la población estudiantil mundial en 194 países se vieron afectados por el cierre de escuelas, empujando al mundo a una interrupción de la educación sin precedentes.
Con fecha del 20 de junio, 62 por ciento del total de estudiantes inscritos aún se ven afectados.
En India, según la Unesco, el cierre de las escuelas en todo el país ha afectado a 320 millones de niños matriculados desde los niveles de educación preescolar hasta la secundaria. Del total, 158 millones son alumnas.
India, como otros países, ha decidido que sus escuelas permanecerán cerradas hasta finales de julio y el programa de estudios debe completarse a través del aprendizaje electrónico, incluso cuando el contagio por covid-19 se curva bruscamente hacia arriba con 440 215 casos positivos.
No todos los estudiantes y maestros tienen acceso a una conexión a internet, equipos, habilidades y condiciones de trabajo adecuadas para aprovechar las plataformas digitales de enseñanza, la llamada e-educación (e-learning en inglés).
Además, no todas las conexiones a internet disponibles tienen la suficiente capacidad para descargar datos o participar en videollamadas. La mayoría de los maestros y administradores educativos tuvieron que cambiar de la noche a la mañana a nuevas herramientas para impartir lecciones, distribuir contenido, corregir tareas y comunicarse con los estudiantes y sus padres, dice el GEM.
“La clave para garantizar que nadie se quede atrás durante esta crisis, y más allá, es comprender y atender todas las diferentes necesidades que los estudiantes puedan tener. El aprendizaje en línea podría ser una solución brillante para algunos; transmisiones de radio (y lecciones por televisión) puede ser una solución más apropiada para otros «, dijo a IPS desde París el director del GEM, Manos Antoninis.
«Pero ninguna solución única es perfecta para todos y hay algunos estudiantes desfavorecidos, aquellos por quienes estamos más preocupados durante los cierres de hoy, que no recibirán un buen servicio de ninguna solución actual que se ofrezca. Su aprendizaje se verá afectado. Su apego a asistir a la escuela puede debilitarse. Además porque es probable que sus familias se vean sumidas en la pobreza «, agregó.
Las escuelas privadas de India no perdieron tiempo en proporcionar a sus estudiantes aprendizaje electrónico desde marzo a través de plataformas como Skype, YouTube y WhatsApp, además de presentaciones en Power Point enviadas por correo electrónico.
Ayudó mucho en ello que las familias de ingresos medios y altos, las que envían a sus hijos a centros privados, tienen buen acceso a la electricidad, internet, computadoras portátiles o teléfonos inteligentes.
Para ellos la e-educación estaba a solo un clic de distancia.
En el otro extremo están millones de niños, como G. Lela Reddy, de 13 años y la hija mayor de una madre soltera, que trabaja como recolectora de chatarra y otros desechos, en esta ciudad de Bhubaneswar, en el estado de Odisha, en el este de India.
Hace seis años, el centro de rehabilitación de abuso de sustancias Ashayen (que significa Esperanzas) para niños de recolectores de chatarra y mendigos vio a Reddy y comenzó con ella el llamado el curso puente que ayuda a los niños a unirse a las escuelas convencionales.
Mientras estudia sigue trabajando, separa diariamente los desechos que su madre recolecta y cuida a su hermano menor en el centro cuando su madre sale.
Antes de que llegara la covid-19 a India, Reddy había llegado al octavo grado en una escuela pública, con calificaciones sobresalientes y un excelente nivel en tareas como oratoria o cantante y bailarina de canciones de Bollywood.
«En 2016, cuando presentamos una plataforma de aprendizaje digital para estos niños de la calle en nuestros centros informales, nos dimos cuenta, para nuestra sorpresa, de que la tasa de deserción se estaba reduciendo exponencialmente», dijo a IPS el director de Ashayen, Ratnakar Sahoo.
«La profunda desigualdad que hasta ahora habían sentido (niños como Reddy) al no poder tener y operar un teléfono móvil, como veían hacer a otros niños en mejor situación económica, fue la motivación para ir a la escuela y estudiar», agregó.
Reddy ya dominaba el aprendizaje digital, y cuando llegó la pandemia de inmediato se puso a ayudar a otros a usar la computadora u otro dispositivo, guiándoles con el e-learning.
«Lo que intentamos hacer es ayudar a cerrar la brecha digital en India», dijo por teléfono a IPS Biswajit Nayak, fundador de la plataforma digital Aveti Learning, con sede en el estado estadounidense de California.
La empresa social desarrolla y proporciona contenido de aprendizaje digital para comunidades estudiantiles desatendidas en pueblos y barrios marginales urbanos de India.
«La necesidad real de aprendizaje electrónico nunca antes había sido más evidente que durante los confinamientos por la covid-19», dijo.
Durante el cierre de las escuelas en India desde el 27 de marzo hasta el 16 de junio, el análisis de canales digitales de Aveti muestra que tuvieron 2,2 millones de visitas, 250 000 horas de transmisión, 232 000 usuarios únicos de los 30 distritos de Odisha, según Nayak, especialista en tecnología de la información.
«Actualizando rápidamente la tecnología y sincronizando nuestro contenido con el currículum semanal en línea anunciado por el gobierno para las clases secundarias, no perdimos tiempo para actuar”, indicó a IPS el director de Aveti Learning, Sibabrata Choudhury.
Añadió que incluso cuando terminó oficialmente la cuarentena en India, mantuvieron las transmisiones después del horario laboral, para que los padres puedan compartir su teléfono, en ocasiones, el único del que se dispone en el hogar, a fin de que los hijos puedan seguir las clases y lecciones en forma electrónica.
Entre otras aplicaciones de aprendizaje para teléfonos móviles está Madhu, creada por el propio gobierno de Odisha.
Choudhury evalúa que no solo los teléfonos móviles tienen poca penetración de Internet, sino que también una de cada cuatro aldeas carece de conexión a la red, en especial aquellas tribales, lo que dificulta el acceso al aprendizaje electrónico.
«Dos días después del cierre escolar en marzo, cuando visité a los estudiantes de Ashayen, ninguno de ellos había comido desde hace dos días, y mucho menos se mantenía al día con los estudios», dijo Sahoo a IPS. “Nosotros no podíamos llevarlos al centro ni teníamos suficientes tabletas informáticas para proveerle a todos”, indicó.
Las posibilidades de Reddy de salir de una vida de pobreza se pusieron en pausa, como le ha pasado a millones de adolescentes marginados, más cuando son mujeres, durante la cuarentena nacional decretada por el gobierno.
Una evaluación rápida realizada a mediados de mayo en tres estados indios por Praxis India, una organización sin fines de lucro con sede en Delhi, revela que cuatro de cada 10 niñas no podían participar en el aprendizaje electrónico. Además, más de la mitad dedicaba menos tiempo a los estudios, por la prioridad de colaborar en la economía familiar.
Antoninis, de Unesco, explicó que una encuesta nacional realizada en India en 2017-2018 reveló que “solo una cuarta parte de los hogares tenía acceso a internet y eso sin tener en cuenta las tasas en las zonas rurales”.
Una vez que las escuelas vuelvan a su plena normalidad, “deberán tener en cuenta el paréntesis de aprendizaje que acabamos de experimentar lo que habrá afectado más a los más pobres. Es probable que reducir los programas de estudios sea una solución inevitable pero también apropiada «, aseguró.
«Sin embargo, India tiene lecciones útiles (y replicables)», dijo.
Antoninis analizó que la covid-19 les ha dado a todos «la oportunidad de pensar de nuevo sobre nuestros sistemas educativos».
«A India (también) se le presenta la oportunidad de reimaginar los planes de estudio después de esta crisis para ser más inclusivos, menos estructurados», agregó el director del GEM.
Fuente: IPS
Antivacunas: un nuevo (y peligroso) frente digital
Pústulas amarillentas, piel irritada, fiebre, dolor, cansancio físico, vómitos y una implacable sensación de fragilidad. La viruela, una enfermedad tan contagiosa como virulenta, ha sido históricamente una de las enfermedades más agresivas a las que se ha enfrentado la humanidad. Su tasa de letalidad alcanzaba el 30% y los decesos históricos por esta enfermedad se cuentan por millones. Sin embargo, su actual desconocimiento se antoja revelador: en 1980 la Organización Mundial de la Salud dio por erradicada la enfermedad tras treces años de promoción de un ambicioso programa global de vacunación. De hecho, esta infección abrió camino a la primera (y más primitiva) vacuna moderna descubierta por Edward Jenner a finales del siglo XVIII. A su vez, fue también el origen del primer y más primitivo movimiento de oposición a las vacunas que ha sobrevivido (con modificaciones) al paso de los años hasta llegar a nuestros días.
«Cuando hablamos de vacunas nos referimos a un instrumento que puede evitar muchas muertes. Si ahora nos encontramos en esta situación provocada por el coronavirus, cabe imaginar lo que pasaría si no tuviésemos el resto de las vacunas», explica el presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas. De hecho, según cálculos de UNICEF, solo la vacuna de la viruela ha conseguido salvar 5 millones de vidas al año. Son datos que, sin embargo, no han logrado disipar los diferentes movimientos antivacunas. En España, a pesar de la creciente presencia mediática del movimiento antivacunas, su calado en la sociedad ha sido mucho menor que en otros países europeos como Francia, donde en los últimos años se han llegado a registrar brotes epidémicos de sarampión. Si bien es cierto que se trata de uno de los países con mayor escepticismo al respecto: según datos recogidos por Wellcome Global Monitor en 2018, uno de cada tres franceses no considera las vacunas como algo seguro. Sin ir más lejos, de acuerdo con la última encuesta realizada por Vaccine Confidence Project en plena pandemia mundial revela que hasta un 18% de ciudadanos galos rechazarían una eventual vacuna del coronavirus.
Para García Rojas se trata de un movimiento para nada homogéneo: «aparte de los que se oponen también hay que incluir otros factores, como las bolsas de pobreza», señala. Y añade: «De hecho, yo prefiero denominarlos como ‘reticentes a la vacunación’. Hay padres, por ejemplo, que hablan de que la vacunación es algo artificial, como si fuese perfectamente natural infectarse con una enfermedad del siglo pasado. Creo que es un pensamiento absurdo».
Expertas como Anna Estany, coautora junto Àngel Puyol de Filosofía de la epidemiología social, llegan a hablar incluso de la frivolidad del dolor: «Debemos tener la obligación moral y la responsabilidad de proteger a todos aquellos que no pueden vacunarse a causa de enfermedades o diversas contraindicaciones. Los rebrotes causan muertes y estas, indudablemente, causan un profundo dolor». Estany subraya además la necesidad de hacer obligatorias ciertas vacunas elementales en la infancia, como la triple vírica, que actúa contra el sarampión, las paperas y la rubeola. A su juicio, no hacerlo es una grave falta de empatía: «lo que realmente creo que es impresentable es mostrar esto como una actitud progresista, porque es exactamente lo contrario; no es ni sostenible ni empática con el resto de la humanidad. Con los fanáticos, al principio, ha de tenerse pedagogía y, posteriormente, si se da el caso, ha de llegarse a la imposición».
El impacto demográfico causado por el coronavirus, junto con la total disrupción de la vida económica y social, puede llevar a una reducción de estos grupos de escépticos. Al menos así ha sucedido en Gran Bretaña, donde aquellos que al inicio de la vacuna negaban una eventual vacuna descendieron del 7% al 5% durante la etapa de mayor mortalidad. A pesar de este alto coste en vidas humanas, algunos portavoces de la corriente, como Marie Werbrègue, presidenta del grupo anti-vacunas Info Vaccins France, siguen afirmando que no existe la pandemia en la que actualmente nos hallamos inmersos. Y para reforzar sus argumentos apuntan a desde una manipulación de carácter gubernamental y global, hasta la teoría de que se trata de «una simple gripe». Ente esta resistencia a la evidencia, la OMS no dudó en calificar al movimiento como uno de los diez más peligrosos para la salud pública: a pesar de que sus seguidores se encuentran establecidos en pequeños grupos, su potencial alcance es mucho más amplio de lo que cabe suponer.
Neil Johnson, profesor de física de la George Washington University, ha demostrado en la revista Nature, la interconexión —y omnipresencia— de una batalla que parece librarse, sobre todo, en internet. Tras investigar y seguir a diversas comunidades, cuya suma de individuos se sitúa entre los 85 y los 100 millones, Johnson establece cuatro preocupaciones que consiguen atraer a los indecisos. «Creo que hablamos, principalmente de una preocupación por la seguridad; no tanto la suya, sino la de sus hijos. Les surgen algunas preguntas como: ¿realmente necesito esta vacuna? No obstante, puede que a los niños no les haga falta vacunarse por ellos mismos, si no por los demás, por el resto de la sociedad. Y es cierto que esto puede parecer un mensaje duro para algunos padres. Los otros dos factores a tener en cuenta son: el rol de las instituciones y corporaciones en el desarrollo de vacunas y las dudas que pueden llegar a crear los gobiernos y los investigadores. La ciencia funciona cuando cuestionas las cosas, pero no creo que estas comunidades lleguen a entenderlo».
Antivacunas, miedo e internet
Los perfiles sociales que se hallan en comunidades antivacunas son tan sorprendentes como paradójicos. «Simplificando y generalizando —y no pretendiendo ser sexista ni nada parecido—, gran parte de los perfiles son los que encajan en el estereotipo de ‘yoga mum’: una persona con educación de universidad, razonablemente rica, lleva a los niños al colegio… esa clase de cosas. Tiene una vida lo suficientemente buena como para sentir que tienen opción a la hora de elegir cualquier cosa porque no es pobre y no está limitada: elijo el seguro sanitario, la salud de mis hijos, la comida orgánica, elijo creer en el horóscopo, en la medicina alternativa y elijo creer que el yoga es bueno para mí. No se trata de locos que creen que la Tierra es plana, si no de la gente que nos rodea», señala Jhonson. Coincide con él Amós García Rojas: «A nivel nacional, también es gente que suele estar situada más o menos en clases altas o medias-altas. Es gente que tiene sus referencias a través de internet y no de profesionales».
Sin embargo, el crecimiento de estos grupos es más bien orgánico y no está necesariamente vinculado a organizaciones como World Mercury Project o Stop Mandatory Vaccinations, responsables de la mitad de los anuncios de Facebook con sentimientos contrarios a la vacunación entre diciembre de 2018 y febrero del 2019. De este modo, se trataría más bien de una suerte de transmisión boca a boca digital. En este contexto, la narrativa de los antivacunas es variada y numerosa: se dirigen a las preocupaciones sobre la salud de los niños, al hecho de apoyar medicinas alternativas y no dudan en relacionar las inmunizaciones con diversas teorías conspiratorias. Los mensajes, además, suelen centrarse en un tipo de comunicación personalizada y emotiva, lo que las hace más efectivas.
Por su parte, los colectivos pro-vacunas se limitan a una narrativa más monótona: los evidentes beneficios producidos por el uso de vacunas, lo que favorece en cierto modo, que muchos países caigan en el escepticismo. Según datos de Vaccine Confidence Project, en Austria un 16 % rechazaría una vacuna del coronavirus, cifra que en Alemania descendería hasta el 9%. En lugares más concretos, como Nueva York, la amenaza es aún mayor: una encuesta de la CUNY Graduate School Of Public Health and Health Policy afirma que solo un 59% de neoyorquinos aceptarían tomar la vacuna; muchos, además, lo harían después de ver a alguien hacerlo antes. En este aspecto, según afirma Johnson, «si algo va mal con alguna de las vacunas en desarrollo, estas comunidades lo van a terminar amplificando de forma masiva».
No estamos ante colectivos henchidos de relativismo, sino que parte de la reticencia hunde sus raíces en el miedo. Según Sander van der Linden, psicólogo social de la Universidad de Cambridge, el público se vuelve más susceptible de caer en teorías de la conspiración cuando el futuro se vuelve incierto: «estas alimentan una necesidad de certeza y control psicológico y proveen respuestas sencillas a problemas complejos». Tal como afirmaba en su obra sobre el miedo el historiador francés Jean Delumeau con relación a la peste negra: «estamos ante una imposibilidad radical para concebir proyectos de futuro. A partir de entonces, la iniciativa pertenecía a la enfermedad, a la epidemia».
En Estados Unidos esta narrativa ahora se ha amplificado, mezclándose en otros ámbitos, como en el de las finanzas donde se ha menospreciado el impacto de la COVID-19 por sus impactos económicos futuros. Paradójicamente, este auge de reticencia suele descender en los momentos de máxima mortalidad. Dorit Reiss, profesora de derecho en la University of California Hastings College of the Law, desde donde monitoriza el movimiento antivacunas, ha descubierto cómo desde el inicio de la pandemia han ido desarrollándose unas visiones de absoluta polarización. Con el escepticismo por las vacunas alcanzando su récord, los apuros económicos, la desconfianza hacia los gobiernos y el creciente malestar por el confinamiento, se abren nuevas —y potentes— oportunidades para que los que producen esta clase de campañas antivacunas apunten hacia los indecisos. Con la existencia de mapas de la localización de estas comunidades, como el realizado por el estudio del equipo de Neil Johnson, sería posible realizar, no solo un análisis completo del comportamiento de los antivacunas, sino también una estrategia de previsión y contención y la construcción de una nueva narrativa. En juego está, al fin y al cabo, la posibilidad de recuperar nuestras vidas.
Imagen: Fundacion io
Fuente: Ethic
«Cuando hablamos de vacunas nos referimos a un instrumento que puede evitar muchas muertes. Si ahora nos encontramos en esta situación provocada por el coronavirus, cabe imaginar lo que pasaría si no tuviésemos el resto de las vacunas», explica el presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas. De hecho, según cálculos de UNICEF, solo la vacuna de la viruela ha conseguido salvar 5 millones de vidas al año. Son datos que, sin embargo, no han logrado disipar los diferentes movimientos antivacunas. En España, a pesar de la creciente presencia mediática del movimiento antivacunas, su calado en la sociedad ha sido mucho menor que en otros países europeos como Francia, donde en los últimos años se han llegado a registrar brotes epidémicos de sarampión. Si bien es cierto que se trata de uno de los países con mayor escepticismo al respecto: según datos recogidos por Wellcome Global Monitor en 2018, uno de cada tres franceses no considera las vacunas como algo seguro. Sin ir más lejos, de acuerdo con la última encuesta realizada por Vaccine Confidence Project en plena pandemia mundial revela que hasta un 18% de ciudadanos galos rechazarían una eventual vacuna del coronavirus.
Para García Rojas se trata de un movimiento para nada homogéneo: «aparte de los que se oponen también hay que incluir otros factores, como las bolsas de pobreza», señala. Y añade: «De hecho, yo prefiero denominarlos como ‘reticentes a la vacunación’. Hay padres, por ejemplo, que hablan de que la vacunación es algo artificial, como si fuese perfectamente natural infectarse con una enfermedad del siglo pasado. Creo que es un pensamiento absurdo».
Expertas como Anna Estany, coautora junto Àngel Puyol de Filosofía de la epidemiología social, llegan a hablar incluso de la frivolidad del dolor: «Debemos tener la obligación moral y la responsabilidad de proteger a todos aquellos que no pueden vacunarse a causa de enfermedades o diversas contraindicaciones. Los rebrotes causan muertes y estas, indudablemente, causan un profundo dolor». Estany subraya además la necesidad de hacer obligatorias ciertas vacunas elementales en la infancia, como la triple vírica, que actúa contra el sarampión, las paperas y la rubeola. A su juicio, no hacerlo es una grave falta de empatía: «lo que realmente creo que es impresentable es mostrar esto como una actitud progresista, porque es exactamente lo contrario; no es ni sostenible ni empática con el resto de la humanidad. Con los fanáticos, al principio, ha de tenerse pedagogía y, posteriormente, si se da el caso, ha de llegarse a la imposición».
El impacto demográfico causado por el coronavirus, junto con la total disrupción de la vida económica y social, puede llevar a una reducción de estos grupos de escépticos. Al menos así ha sucedido en Gran Bretaña, donde aquellos que al inicio de la vacuna negaban una eventual vacuna descendieron del 7% al 5% durante la etapa de mayor mortalidad. A pesar de este alto coste en vidas humanas, algunos portavoces de la corriente, como Marie Werbrègue, presidenta del grupo anti-vacunas Info Vaccins France, siguen afirmando que no existe la pandemia en la que actualmente nos hallamos inmersos. Y para reforzar sus argumentos apuntan a desde una manipulación de carácter gubernamental y global, hasta la teoría de que se trata de «una simple gripe». Ente esta resistencia a la evidencia, la OMS no dudó en calificar al movimiento como uno de los diez más peligrosos para la salud pública: a pesar de que sus seguidores se encuentran establecidos en pequeños grupos, su potencial alcance es mucho más amplio de lo que cabe suponer.
Neil Johnson, profesor de física de la George Washington University, ha demostrado en la revista Nature, la interconexión —y omnipresencia— de una batalla que parece librarse, sobre todo, en internet. Tras investigar y seguir a diversas comunidades, cuya suma de individuos se sitúa entre los 85 y los 100 millones, Johnson establece cuatro preocupaciones que consiguen atraer a los indecisos. «Creo que hablamos, principalmente de una preocupación por la seguridad; no tanto la suya, sino la de sus hijos. Les surgen algunas preguntas como: ¿realmente necesito esta vacuna? No obstante, puede que a los niños no les haga falta vacunarse por ellos mismos, si no por los demás, por el resto de la sociedad. Y es cierto que esto puede parecer un mensaje duro para algunos padres. Los otros dos factores a tener en cuenta son: el rol de las instituciones y corporaciones en el desarrollo de vacunas y las dudas que pueden llegar a crear los gobiernos y los investigadores. La ciencia funciona cuando cuestionas las cosas, pero no creo que estas comunidades lleguen a entenderlo».
Antivacunas, miedo e internet
Los perfiles sociales que se hallan en comunidades antivacunas son tan sorprendentes como paradójicos. «Simplificando y generalizando —y no pretendiendo ser sexista ni nada parecido—, gran parte de los perfiles son los que encajan en el estereotipo de ‘yoga mum’: una persona con educación de universidad, razonablemente rica, lleva a los niños al colegio… esa clase de cosas. Tiene una vida lo suficientemente buena como para sentir que tienen opción a la hora de elegir cualquier cosa porque no es pobre y no está limitada: elijo el seguro sanitario, la salud de mis hijos, la comida orgánica, elijo creer en el horóscopo, en la medicina alternativa y elijo creer que el yoga es bueno para mí. No se trata de locos que creen que la Tierra es plana, si no de la gente que nos rodea», señala Jhonson. Coincide con él Amós García Rojas: «A nivel nacional, también es gente que suele estar situada más o menos en clases altas o medias-altas. Es gente que tiene sus referencias a través de internet y no de profesionales».
Sin embargo, el crecimiento de estos grupos es más bien orgánico y no está necesariamente vinculado a organizaciones como World Mercury Project o Stop Mandatory Vaccinations, responsables de la mitad de los anuncios de Facebook con sentimientos contrarios a la vacunación entre diciembre de 2018 y febrero del 2019. De este modo, se trataría más bien de una suerte de transmisión boca a boca digital. En este contexto, la narrativa de los antivacunas es variada y numerosa: se dirigen a las preocupaciones sobre la salud de los niños, al hecho de apoyar medicinas alternativas y no dudan en relacionar las inmunizaciones con diversas teorías conspiratorias. Los mensajes, además, suelen centrarse en un tipo de comunicación personalizada y emotiva, lo que las hace más efectivas.
Por su parte, los colectivos pro-vacunas se limitan a una narrativa más monótona: los evidentes beneficios producidos por el uso de vacunas, lo que favorece en cierto modo, que muchos países caigan en el escepticismo. Según datos de Vaccine Confidence Project, en Austria un 16 % rechazaría una vacuna del coronavirus, cifra que en Alemania descendería hasta el 9%. En lugares más concretos, como Nueva York, la amenaza es aún mayor: una encuesta de la CUNY Graduate School Of Public Health and Health Policy afirma que solo un 59% de neoyorquinos aceptarían tomar la vacuna; muchos, además, lo harían después de ver a alguien hacerlo antes. En este aspecto, según afirma Johnson, «si algo va mal con alguna de las vacunas en desarrollo, estas comunidades lo van a terminar amplificando de forma masiva».
No estamos ante colectivos henchidos de relativismo, sino que parte de la reticencia hunde sus raíces en el miedo. Según Sander van der Linden, psicólogo social de la Universidad de Cambridge, el público se vuelve más susceptible de caer en teorías de la conspiración cuando el futuro se vuelve incierto: «estas alimentan una necesidad de certeza y control psicológico y proveen respuestas sencillas a problemas complejos». Tal como afirmaba en su obra sobre el miedo el historiador francés Jean Delumeau con relación a la peste negra: «estamos ante una imposibilidad radical para concebir proyectos de futuro. A partir de entonces, la iniciativa pertenecía a la enfermedad, a la epidemia».
En Estados Unidos esta narrativa ahora se ha amplificado, mezclándose en otros ámbitos, como en el de las finanzas donde se ha menospreciado el impacto de la COVID-19 por sus impactos económicos futuros. Paradójicamente, este auge de reticencia suele descender en los momentos de máxima mortalidad. Dorit Reiss, profesora de derecho en la University of California Hastings College of the Law, desde donde monitoriza el movimiento antivacunas, ha descubierto cómo desde el inicio de la pandemia han ido desarrollándose unas visiones de absoluta polarización. Con el escepticismo por las vacunas alcanzando su récord, los apuros económicos, la desconfianza hacia los gobiernos y el creciente malestar por el confinamiento, se abren nuevas —y potentes— oportunidades para que los que producen esta clase de campañas antivacunas apunten hacia los indecisos. Con la existencia de mapas de la localización de estas comunidades, como el realizado por el estudio del equipo de Neil Johnson, sería posible realizar, no solo un análisis completo del comportamiento de los antivacunas, sino también una estrategia de previsión y contención y la construcción de una nueva narrativa. En juego está, al fin y al cabo, la posibilidad de recuperar nuestras vidas.
Imagen: Fundacion io
Fuente: Ethic
martes, 23 de junio de 2020
La tecnología no espera
Mientras el covid-19 frenaba a la economía mundial, la tecnología aceleraba su revolución, sobre todo en China, empeñada en ascender a primera potencia en este campo. La guerra comercial y el intento de Donald Trump de poner palos en las ruedas del desarrollo chino han azuzado la furia con la que el gigante asiático se abre camino para garantizar que está preparado si Washington impone el desacoplamiento de sus economías. Europa, que había perdido el primer tren tecnológico e intentaba volver a subirse, ha dejado que el coronavirus la apee y tendrá que hacer un mayor esfuerzo para no andar a la zaga.
Pekín ha adoptado una conducta "protecnología, proexperimentación y provelocidad", afirma Kai-Fu Lee, expresidente de Google en China y fundador y presidente de Sinovation Ventures, uno de los mayores fondos de capital riesgo tecnológico chino. Esa actitud es la que ha llevado a la sureña ciudad de Shenzhen a proclamarse como el nuevo Silicon Valley, en el que la inteligencia artificial (IA) es la principal herramienta de trabajo. En Shenzhen, la crisis ha estimulado la voluntad de implementación de los avances científicos abstractos y el uso de los datos para impulsar la digitalización de pymes y del mundo rural chino.
El salto más arriesgado de estos días ha sido el lanzamiento de la primera moneda digital avalada por un banco central. China ha comenzado a usarla de forma experimental en transacciones reales en tres ciudades: Shenzhen, Chengdu y Suzhou, además de en Xiong’an, la nueva área de integración de Pekín, Tianjin y la provincia de Hebei, que aspira a convertirse en el gran distrito financiero y tecnológico del norte del país. La decisión del Banco Popular de China está propiciada tanto por la necesidad de internacionalizar el yuan e independizarse del dólar estadounidense, como por el extendido uso del pago con móvil. Los consumidores chinos nunca adoptaron las tarjetas de crédito y saltaron directamente a pagar con las aplicaciones de WeChat y Alipay. En el 2019, unos 830 millones de compradores 'on line' movieron un negocio de 1,3 billones de euros, el mayor mercado 'on line' del mundo.
Soberanía tecnológica
La tecnología tiene el potencial de mejorar extraordinariamente la calidad de vida de los habitantes del planeta, pero si en un primer momento se creyó que internet sería el gran impulsor de un desarrollo humano más igualitario, se ha hecho evidente que, por el contrario, fomenta la desigualdad. La creciente brecha digital amenaza con dejar atrás a amplios sectores de población en los países industrializados y a multitud de países en vías de desarrollo. En febrero pasado, tras reconocer que más del 90% del almacenaje y la gestión de datos de la UE está en manos de empresas extracomunitarias, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, consideró urgente recuperar la "soberanía tecnológica" e invertir en IA.
La IA no es una tecnología única, sino una serie de aplicaciones que van desde el reconocimiento facial hasta la automatización de actividades como la resolución de problemas, la toma de decisiones y el aprendizaje cada vez más similar a como lo hacen las personas. Los robots son su principal exponente, y las redes 5G, las generadoras del ecosistema en que se desarrollará el internet de las cosas, con miles de millones de dispositivos conectados. De ahí, la batalla entre China y EEUU por dominar la implantación de esta tecnología y el malestar de muchos países por las presiones para que se decanten por una u otra superpotencia.
La grave falta de confianza y el abismo geopolítico que se abre entre Washington y Pekín amenazan con romper la globalidad del ecosistema de internet que, desde su nacimiento hace 31 años, ha abierto la información a miles de millones de personas y revolucionado la forma de comunicarse y los sistemas económico y social. No solo existe el riesgo de un mundo tecnológico separado en dos -Occidente y Oriente-, sino que se extiende la tendencia hacia la fragmentación tecnológica con la adopción de tecnologías nacionales propias para alcanzar la autonomía digital. Rusia, la UE, Irán, la India y Japón, entre otros, trabajan en la creación de sus propios sistemas de internet para impedir quedarse colgados en el hipotético caso de que fuesen desconectados de la red global.
Según las Naciones Unidas, la fragmentación tecnológica crea inestabilidad porque facilita la guerra cibernética. Los estados que tienen sus propios sistemas digitales con la posibilidad de desconectarse de la red global son más propicios a lanzar un ciberataque masivo. Además, los drones han experimentado un crecimiento exponencial y alientan la carrera armamentista. De ahí que la tecnología precise más que nunca de cooperación y acuerdos internacionales para encauzar sus avances.
Imagen: Periodista Digital
Fuente: elPeriodico
Pekín ha adoptado una conducta "protecnología, proexperimentación y provelocidad", afirma Kai-Fu Lee, expresidente de Google en China y fundador y presidente de Sinovation Ventures, uno de los mayores fondos de capital riesgo tecnológico chino. Esa actitud es la que ha llevado a la sureña ciudad de Shenzhen a proclamarse como el nuevo Silicon Valley, en el que la inteligencia artificial (IA) es la principal herramienta de trabajo. En Shenzhen, la crisis ha estimulado la voluntad de implementación de los avances científicos abstractos y el uso de los datos para impulsar la digitalización de pymes y del mundo rural chino.
El salto más arriesgado de estos días ha sido el lanzamiento de la primera moneda digital avalada por un banco central. China ha comenzado a usarla de forma experimental en transacciones reales en tres ciudades: Shenzhen, Chengdu y Suzhou, además de en Xiong’an, la nueva área de integración de Pekín, Tianjin y la provincia de Hebei, que aspira a convertirse en el gran distrito financiero y tecnológico del norte del país. La decisión del Banco Popular de China está propiciada tanto por la necesidad de internacionalizar el yuan e independizarse del dólar estadounidense, como por el extendido uso del pago con móvil. Los consumidores chinos nunca adoptaron las tarjetas de crédito y saltaron directamente a pagar con las aplicaciones de WeChat y Alipay. En el 2019, unos 830 millones de compradores 'on line' movieron un negocio de 1,3 billones de euros, el mayor mercado 'on line' del mundo.
Soberanía tecnológica
La tecnología tiene el potencial de mejorar extraordinariamente la calidad de vida de los habitantes del planeta, pero si en un primer momento se creyó que internet sería el gran impulsor de un desarrollo humano más igualitario, se ha hecho evidente que, por el contrario, fomenta la desigualdad. La creciente brecha digital amenaza con dejar atrás a amplios sectores de población en los países industrializados y a multitud de países en vías de desarrollo. En febrero pasado, tras reconocer que más del 90% del almacenaje y la gestión de datos de la UE está en manos de empresas extracomunitarias, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, consideró urgente recuperar la "soberanía tecnológica" e invertir en IA.
La IA no es una tecnología única, sino una serie de aplicaciones que van desde el reconocimiento facial hasta la automatización de actividades como la resolución de problemas, la toma de decisiones y el aprendizaje cada vez más similar a como lo hacen las personas. Los robots son su principal exponente, y las redes 5G, las generadoras del ecosistema en que se desarrollará el internet de las cosas, con miles de millones de dispositivos conectados. De ahí, la batalla entre China y EEUU por dominar la implantación de esta tecnología y el malestar de muchos países por las presiones para que se decanten por una u otra superpotencia.
La grave falta de confianza y el abismo geopolítico que se abre entre Washington y Pekín amenazan con romper la globalidad del ecosistema de internet que, desde su nacimiento hace 31 años, ha abierto la información a miles de millones de personas y revolucionado la forma de comunicarse y los sistemas económico y social. No solo existe el riesgo de un mundo tecnológico separado en dos -Occidente y Oriente-, sino que se extiende la tendencia hacia la fragmentación tecnológica con la adopción de tecnologías nacionales propias para alcanzar la autonomía digital. Rusia, la UE, Irán, la India y Japón, entre otros, trabajan en la creación de sus propios sistemas de internet para impedir quedarse colgados en el hipotético caso de que fuesen desconectados de la red global.
Según las Naciones Unidas, la fragmentación tecnológica crea inestabilidad porque facilita la guerra cibernética. Los estados que tienen sus propios sistemas digitales con la posibilidad de desconectarse de la red global son más propicios a lanzar un ciberataque masivo. Además, los drones han experimentado un crecimiento exponencial y alientan la carrera armamentista. De ahí que la tecnología precise más que nunca de cooperación y acuerdos internacionales para encauzar sus avances.
Imagen: Periodista Digital
Fuente: elPeriodico
lunes, 22 de junio de 2020
América Latina vs Covid 19: big data y blockchain para hacerle frente a la pandemia
Blockchain, big data y aplicaciones para gestionar información en un mundo cada vez más virtualizado. Todos estos elementos estuvieron presente en el marco del hackatón “América Latina vs Covid 19″ , organizado por la Escuela de Administración y Dirección de Empresas Sloan del MIT.
El evento se llevó a cabo este fin de semana y contó con la participación de usuarios de diferentes partes del mundo. Todos unidos bajo una misma consigna: encontrar soluciones para resolver problemáticas vinculadas directamente al coronavirus y otras que se han profundizado en este contexto.
El encuentro, que se realizó en forma digital, comenzó el viernes que fue cuando se hizo el anuncio y se formaron los equipos de entre 5 y 7 personas. El sábado los grupos desarrollaron sus ideas, con el apoyo de mentores del mundo corporativo y académico y el domingo dieron a conocer sus proyectos, que luego fueron evaluados por los jueces.
Hace unas horas se conocieron los 30 ganadores: fueron seleccionados 3 proyectos por cada una de las 10 consignas que giraron en torno a cuatro grandes ejes: el sistema de salud, la economía, la educación y la información.
Los vencedores reciben créditos en los servicios AWS de Amazon, así como mentorías para continuar avanzando con sus ideas que, por el momento, sólo son proyectos conceptuales y no se han desarrollado.
Salud
La idea era generar iniciativas que ayudaran a optimizar las prestaciones en este contexto de pandemia. Dentro de esta división se destacó un protocolo online que permitiría identificar a personas potencialmente en riesgo de contagiarse de Covid-19, para anticiparse y evitar futuras complicaciones. También se destacó una iniciativa que permitiría centralizar en un portal online información sobre los recursos disponibles y sus faltantes en hospitales para asegurar una distribución equitativa de personal y elementos de atención.
En cuanto a soluciones que apunten a la atención médica de control e inmunización, más allá del Covid-19, se destacó una iniciativa que implica el uso de blockchain para asegurar trazabilidad y transparencia en la entrega y aplicación de vacunas en la población. También se presentó un bot que se podría integrar en WhatsApp y SMS, que permitiría realizar chequeos y controles de forma remota en los casos de pacientes con enfermedades crónicas.
Pero el eje no solo estuvo puesto en la atención médica y en la provisión o gestión de recursos, también hubo una solución cuyo foco pasó por ayudar a contener o disminuir el impacto psicológico que esta situación crítica y de alta demanda puede generar en el personal médico. En este sentido, se pensó en un sistema de terapia basado en realidad virtual, certificado por psicólogos.
Apoyo para los sectores más vulnerables
En este segmento se ideó un sistema de entrega automatizada de alimentos en las zonas de residencia más vulnerables. Se trata de una suerte de “cajero automático” para delivery de comida que busca solucionar la provisión de alimentos en este contexto de crisis.
También se destacó una iniciativa que implicaba el desarrollo de una base de datos con inteligencia artificial para el desarrollo de modelos predictivos para optimizar la detección temprana de casos en zonas de emergencia económica y de salud.
Educación
Se ideó una solución para la distribución de contenido educativo en radio, canales de televisión y SMS pensado para aquellas comunidades donde no hay buena conectividad o el acceso a computadoras es limitado.
Otro de los proyectos destacados fue una plataforma basada en proporcionar herramientas pedagógicas a los padres y las madres de todo el mundo que, en un contexto de confinamiento, se vieron en la situación de tener que comenzar a darles clases o apoyar las tutorías online que reciben sus hijos.
Información
Uno de los problemas que hoy se vieron más exacerbados es la circulación de desinformación en relación a la pandemia. En este sentido, se desarrollaron proyectos para certificar o avalar canales informativos de confianza. También se pensó en generar un programa educativo que instruya a los usuarios para que estén atentos a indicios que pueden tener en cuenta a la hora de evaluar la fiabilidad o veracidad de un contenido informativo.
Economía
Se pensaron estrategias para empoderar a los actores que son parte de la economía informal. Se destacó una app para conectar a artistas con consumidores y visibilizar, de este modo, su trabajo de modo directo. También se ideó una plataforma de pagos pensada específicamente para comerciantes locales.
Hubo todo un segmento dedicado a estrategias para asegurar que los fondos para reactivar la economía lleguen a los destinos indicados. En este sentido se pensó en la utilización de contratos inteligentes que otorgan trazabilidad al dinero.
Fuente: Infobae
El evento se llevó a cabo este fin de semana y contó con la participación de usuarios de diferentes partes del mundo. Todos unidos bajo una misma consigna: encontrar soluciones para resolver problemáticas vinculadas directamente al coronavirus y otras que se han profundizado en este contexto.
El encuentro, que se realizó en forma digital, comenzó el viernes que fue cuando se hizo el anuncio y se formaron los equipos de entre 5 y 7 personas. El sábado los grupos desarrollaron sus ideas, con el apoyo de mentores del mundo corporativo y académico y el domingo dieron a conocer sus proyectos, que luego fueron evaluados por los jueces.
Hace unas horas se conocieron los 30 ganadores: fueron seleccionados 3 proyectos por cada una de las 10 consignas que giraron en torno a cuatro grandes ejes: el sistema de salud, la economía, la educación y la información.
Los vencedores reciben créditos en los servicios AWS de Amazon, así como mentorías para continuar avanzando con sus ideas que, por el momento, sólo son proyectos conceptuales y no se han desarrollado.
Salud
La idea era generar iniciativas que ayudaran a optimizar las prestaciones en este contexto de pandemia. Dentro de esta división se destacó un protocolo online que permitiría identificar a personas potencialmente en riesgo de contagiarse de Covid-19, para anticiparse y evitar futuras complicaciones. También se destacó una iniciativa que permitiría centralizar en un portal online información sobre los recursos disponibles y sus faltantes en hospitales para asegurar una distribución equitativa de personal y elementos de atención.
En cuanto a soluciones que apunten a la atención médica de control e inmunización, más allá del Covid-19, se destacó una iniciativa que implica el uso de blockchain para asegurar trazabilidad y transparencia en la entrega y aplicación de vacunas en la población. También se presentó un bot que se podría integrar en WhatsApp y SMS, que permitiría realizar chequeos y controles de forma remota en los casos de pacientes con enfermedades crónicas.
Pero el eje no solo estuvo puesto en la atención médica y en la provisión o gestión de recursos, también hubo una solución cuyo foco pasó por ayudar a contener o disminuir el impacto psicológico que esta situación crítica y de alta demanda puede generar en el personal médico. En este sentido, se pensó en un sistema de terapia basado en realidad virtual, certificado por psicólogos.
Apoyo para los sectores más vulnerables
En este segmento se ideó un sistema de entrega automatizada de alimentos en las zonas de residencia más vulnerables. Se trata de una suerte de “cajero automático” para delivery de comida que busca solucionar la provisión de alimentos en este contexto de crisis.
También se destacó una iniciativa que implicaba el desarrollo de una base de datos con inteligencia artificial para el desarrollo de modelos predictivos para optimizar la detección temprana de casos en zonas de emergencia económica y de salud.
Educación
Se ideó una solución para la distribución de contenido educativo en radio, canales de televisión y SMS pensado para aquellas comunidades donde no hay buena conectividad o el acceso a computadoras es limitado.
Otro de los proyectos destacados fue una plataforma basada en proporcionar herramientas pedagógicas a los padres y las madres de todo el mundo que, en un contexto de confinamiento, se vieron en la situación de tener que comenzar a darles clases o apoyar las tutorías online que reciben sus hijos.
Información
Uno de los problemas que hoy se vieron más exacerbados es la circulación de desinformación en relación a la pandemia. En este sentido, se desarrollaron proyectos para certificar o avalar canales informativos de confianza. También se pensó en generar un programa educativo que instruya a los usuarios para que estén atentos a indicios que pueden tener en cuenta a la hora de evaluar la fiabilidad o veracidad de un contenido informativo.
Economía
Se pensaron estrategias para empoderar a los actores que son parte de la economía informal. Se destacó una app para conectar a artistas con consumidores y visibilizar, de este modo, su trabajo de modo directo. También se ideó una plataforma de pagos pensada específicamente para comerciantes locales.
Hubo todo un segmento dedicado a estrategias para asegurar que los fondos para reactivar la economía lleguen a los destinos indicados. En este sentido se pensó en la utilización de contratos inteligentes que otorgan trazabilidad al dinero.
Fuente: Infobae
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domingo, 21 de junio de 2020
La familia National Geographic estrena su comunidad de usuarios
Cada mes, varios millones de personas visitan las webs de National Geographic España e Historia National Geographic para consultar sus artículos, reportajes o especiales multimedia, participar en tests, ver las fotos del día o escuchar podcasts, entre muchas otras opciones.
Con el lanzamiento del registro gratuito, ambas revistas apuestan por el impulso y consolidación de una comunidad de usuarios, tal y como están haciendo otras prestigiosas publicaciones nacionales e internacionales.
El registro digital gratuito en la comunidad de usuarios de las dos revistas ofrece los siguientes beneficios a los lectores:
Un futuro ligado a nuestros lectores
Según el director de la revista National Geographic España, Ismael Nafría, “el futuro de los medios está más ligado que nunca a sus suscriptores y lectores. Por este motivo, la creación de una comunidad de usuarios registrados que puedan disfrutar de ventajas exclusivas y sentirse parte integral de nuestro proyecto periodístico es una prioridad absoluta para nosotros”.
El registro gratuito en la comunidad de usuarios de las revistas National Geographic España e Historia National Geographic puede realizarse mediante un login social -con las cuentas de Facebook o Google- o facilitando simplemente un correo electrónico y una contraseña.
Además tanto National Geographic como Historia National Geographic han renovado sus newsletter semanales, que se envían los jueves y los sábados respectivamente. Estos boletines, escritos por integrantes de los equipos editoriales de cada revista, ofrecen cada semana una selección de los contenidos más interesantes publicados en la web y explican cómo trabaja la redacción tanto en la web como en la edición impresa.
Fuente: National Geographic
Con el lanzamiento del registro gratuito, ambas revistas apuestan por el impulso y consolidación de una comunidad de usuarios, tal y como están haciendo otras prestigiosas publicaciones nacionales e internacionales.
El registro digital gratuito en la comunidad de usuarios de las dos revistas ofrece los siguientes beneficios a los lectores:
- Acceso a contenidos exclusivos: los usuarios que se registren tendrán acceso en exclusiva a una selección mensual de reportajes y temas especiales tanto de National Geographic España como de Historia National Geographic. Estos contenidos estarán identificados gráficamente con la palabra “REGISTRADOS”.
- Participación en eventos: los equipos editoriales de National Geographic España e Historia National Geographic organizarán encuentros y eventos digitales a los que tendrán acceso únicamente los lectores que formen parte de la comunidad de usuarios de las revistas.
- Colaboración con las revistas: los usuarios registrados serán invitados de manera regular a dar su opinión sobre aquellos temas que más les interesen. También podrán participar en votaciones exclusivas y en la preparación de determinados temas editoriales.
- Guardar favoritos: próximamente, los usuarios registrados disfrutarán de la opción de marcar y guardar en su perfil los artículos que más les interesen para poderlos leer más tarde con tranquilidad.
Un futuro ligado a nuestros lectores
Según el director de la revista National Geographic España, Ismael Nafría, “el futuro de los medios está más ligado que nunca a sus suscriptores y lectores. Por este motivo, la creación de una comunidad de usuarios registrados que puedan disfrutar de ventajas exclusivas y sentirse parte integral de nuestro proyecto periodístico es una prioridad absoluta para nosotros”.
El registro gratuito en la comunidad de usuarios de las revistas National Geographic España e Historia National Geographic puede realizarse mediante un login social -con las cuentas de Facebook o Google- o facilitando simplemente un correo electrónico y una contraseña.
Además tanto National Geographic como Historia National Geographic han renovado sus newsletter semanales, que se envían los jueves y los sábados respectivamente. Estos boletines, escritos por integrantes de los equipos editoriales de cada revista, ofrecen cada semana una selección de los contenidos más interesantes publicados en la web y explican cómo trabaja la redacción tanto en la web como en la edición impresa.
Fuente: National Geographic
sábado, 20 de junio de 2020
Lo que el viento no debe llevarse
La retirada temporal de la película Lo que el viento se llevó del catálogo de HBO por “racista” me ha hecho pensar en esa triste afición del ser humano (o de sus individuos más extremistas) de ignorar o intentar borrar la Historia, en lugar de usarla como recordatorio de nuestros aciertos y nuestros errores.
Censurar en los tiempos de internet, además de absurdo, tiene poco que ver con la sociedad abierta en la que todos deberíamos trabajar. Una costumbre, la de censurar, que da la razón a aquellos que quieren seguir tratando a los ciudadanos como menores de edad, como si no estuvieran preparados para entender el contexto histórico de cualquier obra artística. Esconder una parte de lo que ocurrió o de lo que fuimos nos condena a todos a repetir los mismos errores en una espiral infinita de estupidez colectiva.
Lo mismo ocurre con quienes quieren reescribir el pasado a su gusto o manipularlo para sus propios fines. Una cosa es el examen crítico y otras muy distintas son el negacionismo o la interpretación de parte.
En España tenemos ejemplos de sobra de que, por muy buenas que sean las intenciones o por muy noble que sea la causa, casi siempre es el interés político y no el bienestar de los ciudadanos lo que impulsa las “resignificaciones” o las “condenas” de hechos históricos. Somos expertos en juzgar la historia desde las tripas en lugar de hacerlo desde el rigor, lo que nos lleva una y otra vez a la división y al enfrentamiento, un bucle al que no le hacen falta estatuas o películas que lo alimenten.
Por eso, en estos días me ha llamado la atención la altura del discurso del presidente Emmanuel Macron, que ha declarado que Francia “no borrará ninguna huella ni ningún nombre de su historia; no olvidará sus obras ni retirará sus estatuas”.
Ser consecuentes con el pasado y aprender de él es una de las asignaturas pendientes que tenemos como sociedad. Educación y pensamiento crítico se hacen cada vez más indispensables en un mundo que se deja arrastrar con demasiada facilidad por modas que suelen pervertir o deformar causas justas que sí es necesario defender. Gritar, borrar y olvidar es lo último que querrían todas las personas que han luchado por una sociedad más justa.
En esta polémica de las películas “racistas” y las estatuas de “conquistadores sanguinarios” estamos dejando a un lado tanto el sentido común como la historiografía. ¿Qué impide que alguien termine por exigir la eliminación de contenidos sobre Alejandro Magno o Julio César, que quiera censurar obras “machistas” o que pretenda acabar con los libros que han plasmado la desigualdad, el racismo o el antisemitismo? ¿Acaso querría Hattie McDaniel, la oscarizada actriz que interpretó a la criada de Escarlata O’Hara, que desapareciese la esclavitud de la historia del cine?
La lógica -si es que la tiene- de obviar el contexto y mirar el pasado con los ojos del presente es la misma que la del “todo o nada”, el “conmigo o contra mí” que tanto les gusta practicar a algunos. Cuando los campeones de la pureza se montan en su caballo blanco, es mejor echar el pie a tierra y pensar antes de actuar. Porque sabemos que los referentes de esos abanderados tendrán tantas o más acciones reprochables como aquellos que ahora quieren borrar nuestra historia.
A principios del siglo XX, la filósofa y pedagoga italiana María Montessori señaló en su teoría educativa que la primera idea que un niño debe adquirir es diferenciar entre el bien y el mal. Queda claro que borrar o censurar el pasado, en lugar de ponerlo en contexto, nunca eliminará lo que ocurrió, pero sí nos impedirá sacar conclusiones y educar a las sucesivas generaciones para que no vuelva a ocurrir. Es más, ¿querríamos que nuestros nietos nos juzguen tal y como estamos haciendo nosotros con nuestros abuelos?
Fuente: Revista de Prensa
Censurar en los tiempos de internet, además de absurdo, tiene poco que ver con la sociedad abierta en la que todos deberíamos trabajar. Una costumbre, la de censurar, que da la razón a aquellos que quieren seguir tratando a los ciudadanos como menores de edad, como si no estuvieran preparados para entender el contexto histórico de cualquier obra artística. Esconder una parte de lo que ocurrió o de lo que fuimos nos condena a todos a repetir los mismos errores en una espiral infinita de estupidez colectiva.
Lo mismo ocurre con quienes quieren reescribir el pasado a su gusto o manipularlo para sus propios fines. Una cosa es el examen crítico y otras muy distintas son el negacionismo o la interpretación de parte.
En España tenemos ejemplos de sobra de que, por muy buenas que sean las intenciones o por muy noble que sea la causa, casi siempre es el interés político y no el bienestar de los ciudadanos lo que impulsa las “resignificaciones” o las “condenas” de hechos históricos. Somos expertos en juzgar la historia desde las tripas en lugar de hacerlo desde el rigor, lo que nos lleva una y otra vez a la división y al enfrentamiento, un bucle al que no le hacen falta estatuas o películas que lo alimenten.
Por eso, en estos días me ha llamado la atención la altura del discurso del presidente Emmanuel Macron, que ha declarado que Francia “no borrará ninguna huella ni ningún nombre de su historia; no olvidará sus obras ni retirará sus estatuas”.
Ser consecuentes con el pasado y aprender de él es una de las asignaturas pendientes que tenemos como sociedad. Educación y pensamiento crítico se hacen cada vez más indispensables en un mundo que se deja arrastrar con demasiada facilidad por modas que suelen pervertir o deformar causas justas que sí es necesario defender. Gritar, borrar y olvidar es lo último que querrían todas las personas que han luchado por una sociedad más justa.
En esta polémica de las películas “racistas” y las estatuas de “conquistadores sanguinarios” estamos dejando a un lado tanto el sentido común como la historiografía. ¿Qué impide que alguien termine por exigir la eliminación de contenidos sobre Alejandro Magno o Julio César, que quiera censurar obras “machistas” o que pretenda acabar con los libros que han plasmado la desigualdad, el racismo o el antisemitismo? ¿Acaso querría Hattie McDaniel, la oscarizada actriz que interpretó a la criada de Escarlata O’Hara, que desapareciese la esclavitud de la historia del cine?
La lógica -si es que la tiene- de obviar el contexto y mirar el pasado con los ojos del presente es la misma que la del “todo o nada”, el “conmigo o contra mí” que tanto les gusta practicar a algunos. Cuando los campeones de la pureza se montan en su caballo blanco, es mejor echar el pie a tierra y pensar antes de actuar. Porque sabemos que los referentes de esos abanderados tendrán tantas o más acciones reprochables como aquellos que ahora quieren borrar nuestra historia.
A principios del siglo XX, la filósofa y pedagoga italiana María Montessori señaló en su teoría educativa que la primera idea que un niño debe adquirir es diferenciar entre el bien y el mal. Queda claro que borrar o censurar el pasado, en lugar de ponerlo en contexto, nunca eliminará lo que ocurrió, pero sí nos impedirá sacar conclusiones y educar a las sucesivas generaciones para que no vuelva a ocurrir. Es más, ¿querríamos que nuestros nietos nos juzguen tal y como estamos haciendo nosotros con nuestros abuelos?
Fuente: Revista de Prensa
viernes, 19 de junio de 2020
La ruptura entre el MIT y la mayor editorial científica del mundo es el símbolo más claro de que la ciencia abierta es imparable
Casi una década ha pasado desde aquel 19 de julio de 2011 en que Aaron Swartz fue arrestado por haber usado la red del MIT para descargarse casi cinco millones de estudios científicos de la base de datos de JSTOR y liberarlos en internet. Aquella acusación, más de 35 años de prisión por "fraude electrónico, fraude informático, entrada ilegal e imprudente a un ordenador protegido y daños", y el proceso judicial que desencadenó terminaron abruptamente el 11 de enero de 2013. El día en que el joven creador del RSS, Markdown y Reddit se suicidó. Tenía 26 años.
Desde entonces han cambiado muchas cosas, entre ellas, que el MIT, "guiado por los principios de acceso abierto", ha roto las negociaciones con Elsevier, la mayor editorial científica del mundo. El Instituto Tecnológico de Massachussetts se une así a algunas de las universidades más prestigiosas del mundo en la superación del modelo de "ciencia cerrada". Y este cambio de criterio, de ariete contra los incipientes movimientos open access de hace una década a punta de lanza de la ciencia abierta en la actualidad, es una victoria simbólica que adelanta lo que aún está por llegar.
¿Al borde de un cambio de modelo?
A finales del año pasado, el MIT anunció un 'nuevo marco de trabajo sobre los acuerdos con editoriales'. La idea era clarificar la posición de la institución de cara a las negociaciones que se iban a abrir en los próximos años (y, a la vista, de los movimientos de otros grandes centros investigadores como la Universidad de California). El marco de trabajo establecía una serie de principios que debían ser respetados por los futuros acuerdos editoriales.
Cosas como que "no se exigirá a ningún autor que renuncie a ninguna política de acceso abierto de una institución o financiador para publicar", que "no se exigirá a ningún autor que renuncie a los derechos de autor" o que "los artículos académicos debía de estar depositados en los repositorios institucionales inmediatamente después de su publicación" aparecían como contraprestaciones a cambio del compromiso de las instituciones de "pagar un precio justo y sostenible por sus servicios de valor añadido".
Desde entonces, más de un centenar de instituciones se han sumado al marco de trabajo, pero ni siquiera en un momento como el actual (cuando la crisis del coronavirus está poniendo a prueba los cimientos del sistema de publicación tradicional) ha sido posible llegar a un acuerdo con el gigante editorial Elsevier. ¿Significa esto que la flexibilidad que se ha conseguido durante la pandemia desaparecerá en unos meses?
No parece. La Universidad de California anunció hace unos días que estaba a punto de llegar a un acuerdo de Springer Nature, la segunda gran editorial del mundo, para publicar todo en abierto por defecto. Este acuerdo se implementará en los próximos dos años y afectará a todas las revistas de grupo, incluida la prestigiosa Nature (que también publicará los estudios de la Universidad de California en abierto).
En Europa la situación es distinta. En general, las universidades europeas no "hacen la guerra" por su cuenta sino que los países actúan a menudo como negociadores (y la escala ayuda mucho a alcanzar buenos acuerdos). Sin embargo, el peso de las instituciones norteamericanas ha sido muy grande y, de hecho, parece el único eslabón por el que se podría romper la cadena del sistema de acceso cerrado.
Fuente: Xataca
Desde entonces han cambiado muchas cosas, entre ellas, que el MIT, "guiado por los principios de acceso abierto", ha roto las negociaciones con Elsevier, la mayor editorial científica del mundo. El Instituto Tecnológico de Massachussetts se une así a algunas de las universidades más prestigiosas del mundo en la superación del modelo de "ciencia cerrada". Y este cambio de criterio, de ariete contra los incipientes movimientos open access de hace una década a punta de lanza de la ciencia abierta en la actualidad, es una victoria simbólica que adelanta lo que aún está por llegar.
¿Al borde de un cambio de modelo?
A finales del año pasado, el MIT anunció un 'nuevo marco de trabajo sobre los acuerdos con editoriales'. La idea era clarificar la posición de la institución de cara a las negociaciones que se iban a abrir en los próximos años (y, a la vista, de los movimientos de otros grandes centros investigadores como la Universidad de California). El marco de trabajo establecía una serie de principios que debían ser respetados por los futuros acuerdos editoriales.
Cosas como que "no se exigirá a ningún autor que renuncie a ninguna política de acceso abierto de una institución o financiador para publicar", que "no se exigirá a ningún autor que renuncie a los derechos de autor" o que "los artículos académicos debía de estar depositados en los repositorios institucionales inmediatamente después de su publicación" aparecían como contraprestaciones a cambio del compromiso de las instituciones de "pagar un precio justo y sostenible por sus servicios de valor añadido".
Desde entonces, más de un centenar de instituciones se han sumado al marco de trabajo, pero ni siquiera en un momento como el actual (cuando la crisis del coronavirus está poniendo a prueba los cimientos del sistema de publicación tradicional) ha sido posible llegar a un acuerdo con el gigante editorial Elsevier. ¿Significa esto que la flexibilidad que se ha conseguido durante la pandemia desaparecerá en unos meses?
No parece. La Universidad de California anunció hace unos días que estaba a punto de llegar a un acuerdo de Springer Nature, la segunda gran editorial del mundo, para publicar todo en abierto por defecto. Este acuerdo se implementará en los próximos dos años y afectará a todas las revistas de grupo, incluida la prestigiosa Nature (que también publicará los estudios de la Universidad de California en abierto).
En Europa la situación es distinta. En general, las universidades europeas no "hacen la guerra" por su cuenta sino que los países actúan a menudo como negociadores (y la escala ayuda mucho a alcanzar buenos acuerdos). Sin embargo, el peso de las instituciones norteamericanas ha sido muy grande y, de hecho, parece el único eslabón por el que se podría romper la cadena del sistema de acceso cerrado.
Fuente: Xataca
Así es el nuevo mapa más completo del Universo en rayos X
Han sido 182 días los que el telescopio de rayos X eROSITA ha tardado en completar su primer barrido completo del cielo. El resultado es este nuevo mapa del Universo más caliente y energético que contiene más de un millón de objetos.
Se trata de la primera imagen completa del cielo de eROSITA: es aproximadamente 4 veces más profunda que la obtenida por el anterior sondeo de todo el cielo realizado por el telescopio ROSAT hace 30 años, y ha recopilado el orden de 10 veces más fuentes de rayos X que todas las descubiertas por los telescopios de rayos X anteriores en su conjunto.
"Esta imagen de todo el cielo cambia por completo la forma en que vemos el universo energético", explica Peter Predehl, investigador principal de eROSITA en el Instituto Max Planck de Física Extraterrestre -MPE- "En ella se observa una gran cantidad de detalles; y la belleza de las imágenes es realmente impresionante".
El Universo en rayos X
Alzando la vista mas allá de nuestra galaxia, la mayoría de fuentes detectadas por eROSITA son núcleos galácticos activos en los que se ubican agujeros negros supermasivos. Entre ellos, situados a distancias cosmológicas, se ubican cúmulos de galaxias que aparecen como halos de rayos X y que brillan gracias al gas caliente confinado por sus enormes concentraciones de materia oscura.
La imagen de todo el cielo también muestra con exquisito detalle la estructura del gas caliente en la Vía Láctea y el medio circungaláctico que lo rodea, cuyas propiedades son clave para comprender la historia de la formación de nuestra galaxia. El mapa de rayos X de eROSITA revela del mismo modo multitud de estrellas de intensas coronas calientes magnéticamente activas, estrellas binarias de rayos X acompañadas de estrellas de neutrones, agujeros negros, enanas blancas y espectaculares restos de supernova en nuestra galaxia y otras galaxias cercanas como las nubes de Magallanes.
Todos estábamos esperando de forma impaciente el primer mapa del cielo de eROSITA", declara Mara Salvato, la científica del MPE que lidera el esfuerzo para combinar las observaciones de eROSITA con otros telescopios a través del espectro electromagnético. "Grandes áreas del cielo ya habían sido cubiertas en muchas otras longitudes de onda, pero ahora tenemos los datos de rayos X para comparar toda esta información. De aquí en adelante necesitamos nuevos sondeos para para identificar todas estas fuentes de rayos X y comprender su naturaleza", añade.
El mapa también es un tesoro de fenómenos raros y exóticos entre los que se incluyen el brillo de objetos compactos, fusiones de estrellas de neutrones y estrellas tragadas por agujeros negros. "EROSITA a menudo ve explosiones inesperadas de rayos X ", continúa Salvato."Ahora necesitamos alertar a los telescopios terrestres de inmediato y apuntar hacia estas para comprender qué está produciéndolas ".
Mientras el equipo está ocupado comparando el mapa con las imágenes y catálogos para profundizar nuestra comprensión de los procesos astrofísicos de alta energía, el telescopio continúa su barrido del cielo de rayos X. "En estos momentos eROSITA está comenzando su segundo sondeo de todo el cielo, que se completará a finales de este año", explica Rashid Sunyaev, científico líder del equipo ruso del SRG, el instrumento principal de eROSITA, “Durante los próximos tres años y medio, planeamos obtener 7 mapas similares a los de esta hermosa imagen. Su sensibilidad combinada será 5 veces mejor y serán utilizados por astrofísicos y cosmólogos durante décadas ".
Por su parte Kirpal Nandra, jefe del grupo de astrofísica de alta energía en MPE, añade que: "con un millón de fuentes de rayos X detectadas en solo seis meses, eROSITA ya ha revolucionado la astronomía de alta energía, pero esto es solo una muestra de lo que está por venir. Esta combinación de área de cielo y profundidad es transformadora. En los próximos años, podremos explorar aún más allá: hasta donde se formaron las primeras estructuras cósmicas gigantes y los agujeros negros supermasivos", concluye.
Fuente: www.nationalgeographic.com.es
Se trata de la primera imagen completa del cielo de eROSITA: es aproximadamente 4 veces más profunda que la obtenida por el anterior sondeo de todo el cielo realizado por el telescopio ROSAT hace 30 años, y ha recopilado el orden de 10 veces más fuentes de rayos X que todas las descubiertas por los telescopios de rayos X anteriores en su conjunto.
"Esta imagen de todo el cielo cambia por completo la forma en que vemos el universo energético", explica Peter Predehl, investigador principal de eROSITA en el Instituto Max Planck de Física Extraterrestre -MPE- "En ella se observa una gran cantidad de detalles; y la belleza de las imágenes es realmente impresionante".
El Universo en rayos X
Alzando la vista mas allá de nuestra galaxia, la mayoría de fuentes detectadas por eROSITA son núcleos galácticos activos en los que se ubican agujeros negros supermasivos. Entre ellos, situados a distancias cosmológicas, se ubican cúmulos de galaxias que aparecen como halos de rayos X y que brillan gracias al gas caliente confinado por sus enormes concentraciones de materia oscura.
La imagen de todo el cielo también muestra con exquisito detalle la estructura del gas caliente en la Vía Láctea y el medio circungaláctico que lo rodea, cuyas propiedades son clave para comprender la historia de la formación de nuestra galaxia. El mapa de rayos X de eROSITA revela del mismo modo multitud de estrellas de intensas coronas calientes magnéticamente activas, estrellas binarias de rayos X acompañadas de estrellas de neutrones, agujeros negros, enanas blancas y espectaculares restos de supernova en nuestra galaxia y otras galaxias cercanas como las nubes de Magallanes.
Todos estábamos esperando de forma impaciente el primer mapa del cielo de eROSITA", declara Mara Salvato, la científica del MPE que lidera el esfuerzo para combinar las observaciones de eROSITA con otros telescopios a través del espectro electromagnético. "Grandes áreas del cielo ya habían sido cubiertas en muchas otras longitudes de onda, pero ahora tenemos los datos de rayos X para comparar toda esta información. De aquí en adelante necesitamos nuevos sondeos para para identificar todas estas fuentes de rayos X y comprender su naturaleza", añade.
El mapa también es un tesoro de fenómenos raros y exóticos entre los que se incluyen el brillo de objetos compactos, fusiones de estrellas de neutrones y estrellas tragadas por agujeros negros. "EROSITA a menudo ve explosiones inesperadas de rayos X ", continúa Salvato."Ahora necesitamos alertar a los telescopios terrestres de inmediato y apuntar hacia estas para comprender qué está produciéndolas ".
Mientras el equipo está ocupado comparando el mapa con las imágenes y catálogos para profundizar nuestra comprensión de los procesos astrofísicos de alta energía, el telescopio continúa su barrido del cielo de rayos X. "En estos momentos eROSITA está comenzando su segundo sondeo de todo el cielo, que se completará a finales de este año", explica Rashid Sunyaev, científico líder del equipo ruso del SRG, el instrumento principal de eROSITA, “Durante los próximos tres años y medio, planeamos obtener 7 mapas similares a los de esta hermosa imagen. Su sensibilidad combinada será 5 veces mejor y serán utilizados por astrofísicos y cosmólogos durante décadas ".
Por su parte Kirpal Nandra, jefe del grupo de astrofísica de alta energía en MPE, añade que: "con un millón de fuentes de rayos X detectadas en solo seis meses, eROSITA ya ha revolucionado la astronomía de alta energía, pero esto es solo una muestra de lo que está por venir. Esta combinación de área de cielo y profundidad es transformadora. En los próximos años, podremos explorar aún más allá: hasta donde se formaron las primeras estructuras cósmicas gigantes y los agujeros negros supermasivos", concluye.
Fuente: www.nationalgeographic.com.es
miércoles, 17 de junio de 2020
'Héroes de la información' en tiempos del coronavirus: el periodismo puede salvar vidas
Toda crisis genera sus propios héroes. En todo el mundo hay periodistas, denunciantes y medios de comunicación que han logrado superar las barreras a la información creadas desde el comienzo de la pandemia. A través de sus informes o mediante iniciativas que han necesitado coraje, audacia y determinación, han brindado acceso a información fiable y de calidad, han ayudado a resistir la censura y han combatido la desinformación descontrolada que amenaza la salud pública.
"Al informar sobre la realidad de la pandemia, algunas personas han corrido riesgos tan grandes que han resultado muertos, mientras que otros han desaparecido o han sido encarcelados", destaca el secretario general de RSF, Christophe Deloire. "Procesados, atacados, insultados… muchos han pagado un alto precio por defender el derecho a la información y por combatir los rumores y la desinformación que agravan las consecuencias de esta crisis de salud pública. Estos nuevos héroes nos recuerdan que el periodismo puede salvar vidas. Merecen nuestra atención y admiración".
Al reconocer a estos héroes, RSF rinde homenaje a los periodistas, denunciantes y medios de comunicación que se han distinguido en la lucha por la libertad de prensa durante una crisis excepcional. RSF también tiene como objetivo demostrar que el caos de información, que se ha incrementado durante la pandemia, no es inevitable, y que quienes figuran en la lista de RSF pueden verse como modelos en un momento en es urgente la defensa de la información fidedigna y la lucha contra la desinformación.
La lista que RSF recopila, que no pretende ser exhaustiva, incluye tanto a personalidades mediáticas como a personas de las que el público no ha oído hablar. Aunque proceden de los cinco continentes, casi un tercio de estos 30 héroes son de Asia, donde se originó la pandemia. Otros seis son de Europa y Asia Central, mientras que los demás son de África, América y Oriente Medio.
Lo que la mayoría de estos héroes tienen en común es el hecho de que revelaron información que destaca la gravedad de la pandemia o la mala gestión de la crisis por parte de su gobierno. Algunos son periodistas veteranos como Ana Lalic (Serbia) o investigadores combativos, como Blaž Zgaga (Eslovenia), Andjouza Abouheir (Comoras) o Sergei Satsuk (Bielorrusia). Pero otros son ciudadanos de a pie que, en respuesta a la urgencia y gravedad de la crisis de salud pública, decidieron dar la voz de alarma con el fin de salvar tantas vidas como fuera posible. Fue un oftalmólogo, Li Wenliang, el primero en alertar al mundo de la existencia de una enfermedad de rápida propagación en diciembre de 2019. Y fue un abogado,Chen Qiushi, quien publicó vídeos en su blog revelando el caos en los hospitales de Wuhan, el lugar donde se produjo el brote inicial de la Covid-19. Wenliang murió a causa del virus, mientras Qiushi fue puesto en cuarentena a la fuerza y nunca volvió a aparecer.
La verdad se paga cara muchas veces. En Venezuela, el periodista independiente Darvinson Rojas pasó 12 días en prisión por un tuit que cuestionaba las cifras oficiales de la pandemia. En India, al periodista Vijay Vineet le pueden caer seis meses de cárcel por contar que las restricciones del confinamiento obligaron a los niños hambrientos a comer forraje para ganado. En Bangladesh, el famoso dibujante Ahmed Kabir Kishore se enfrenta a una posible cadena perpetua por publicar en Facebook viñetas políticas durante la crisis de Covid-19 que aludían, entre otras cosas, a la corrupción.
Otros han evitado la prisión, pero ya no pueden trabajar. En Eswatini (antes Suazilandia), el director del digital Swati Newsweek, Eugene Dube, tuvo que huir a la vecina Sudáfrica después de un largo y violento interrogatorio policial sobre un artículo que cuestionaba la gestión estatal de la crisis de la Covid-19. Tras pasar 76 días en Wuhan durante lo más crudo de la pandemia, Chris Buckley, que trabajaba como reportero de The New York Times desde Pekín, se vio obligado a abandonar China. Por primera vez en 24 años le denegaron la renovación del visado.
Muchos de estos héroes han demostrado coraje para resistir las presiones y la censura. Es el caso de Caixin, un medio independiente en inglés y chino cuyas informaciones han puesto en tela de juicio la narrativa del gobierno chino. La periodista afgana Anisseh Shahid también dio muestras de audacia simplemente por seguir informando sobre el terreno cuando la amenaza de contagiarse se añadía a otra ya existente: la de un ataque talibán. En Estados Unidos, varios corresponsales de la Casa Blanca se han distinguido por su perseverancia ante la adversidad. A pesar de los constantes ataques y burlas del presidente Trump y su entorno, continúan cuestionando su gestión de la pandemia semana tras semana.
De esta crisis excepcional también han surgido iniciativas innovadoras que han ayudado a difundir los hechos y a combatir la desinformación. En África, nacieron la web radio marfileña WA FM y el diario digital de Togo, TogoCheck, con el fin de combatir rumores y noticias falsas, además de difundir información fiable que el público pudiera usar para protegerse y salvaguardar su salud. En Brasil, los medios de comunicación alternativos aunaron recursos para formar un "Gabinete de crisis" que informara a los abandonados habitantes de las favelas de Río de Janeiro, mientras que los periodistas de la Red Wayuri han asumido el desafío de informar a más de 750 comunidades indígenas en la Amazonía. En Rusia, 25 medios de comunicación formaron Syndicate-100, cuyo objetivo es que el personal sanitario, que se ha visto muy afectado por la epidemia, tenga más fácil informar de problemas y alertar al público.
Finalmente, RSF rinde un homenaje especial a los periodistas en Guayaquil, la capital comercial de Ecuador y donde se produjo el mayor brote de Covid-19 en América Latina. Las imágenes de cadáveres en las calles de Guayaquil han dado la vuelta al mundo. A pesar de no estar preparados y de carecer de equipos de protección personal, los periodistas de la ciudad han seguido trabajando e informando en lugares con una alta tasa de infección.
Lo han pagado muy caro: a finales de abril, 13 de ellos habían muerto por a causa del virus.
Fuente: RSF
"Al informar sobre la realidad de la pandemia, algunas personas han corrido riesgos tan grandes que han resultado muertos, mientras que otros han desaparecido o han sido encarcelados", destaca el secretario general de RSF, Christophe Deloire. "Procesados, atacados, insultados… muchos han pagado un alto precio por defender el derecho a la información y por combatir los rumores y la desinformación que agravan las consecuencias de esta crisis de salud pública. Estos nuevos héroes nos recuerdan que el periodismo puede salvar vidas. Merecen nuestra atención y admiración".
Al reconocer a estos héroes, RSF rinde homenaje a los periodistas, denunciantes y medios de comunicación que se han distinguido en la lucha por la libertad de prensa durante una crisis excepcional. RSF también tiene como objetivo demostrar que el caos de información, que se ha incrementado durante la pandemia, no es inevitable, y que quienes figuran en la lista de RSF pueden verse como modelos en un momento en es urgente la defensa de la información fidedigna y la lucha contra la desinformación.
La lista que RSF recopila, que no pretende ser exhaustiva, incluye tanto a personalidades mediáticas como a personas de las que el público no ha oído hablar. Aunque proceden de los cinco continentes, casi un tercio de estos 30 héroes son de Asia, donde se originó la pandemia. Otros seis son de Europa y Asia Central, mientras que los demás son de África, América y Oriente Medio.
Lo que la mayoría de estos héroes tienen en común es el hecho de que revelaron información que destaca la gravedad de la pandemia o la mala gestión de la crisis por parte de su gobierno. Algunos son periodistas veteranos como Ana Lalic (Serbia) o investigadores combativos, como Blaž Zgaga (Eslovenia), Andjouza Abouheir (Comoras) o Sergei Satsuk (Bielorrusia). Pero otros son ciudadanos de a pie que, en respuesta a la urgencia y gravedad de la crisis de salud pública, decidieron dar la voz de alarma con el fin de salvar tantas vidas como fuera posible. Fue un oftalmólogo, Li Wenliang, el primero en alertar al mundo de la existencia de una enfermedad de rápida propagación en diciembre de 2019. Y fue un abogado,Chen Qiushi, quien publicó vídeos en su blog revelando el caos en los hospitales de Wuhan, el lugar donde se produjo el brote inicial de la Covid-19. Wenliang murió a causa del virus, mientras Qiushi fue puesto en cuarentena a la fuerza y nunca volvió a aparecer.
La verdad se paga cara muchas veces. En Venezuela, el periodista independiente Darvinson Rojas pasó 12 días en prisión por un tuit que cuestionaba las cifras oficiales de la pandemia. En India, al periodista Vijay Vineet le pueden caer seis meses de cárcel por contar que las restricciones del confinamiento obligaron a los niños hambrientos a comer forraje para ganado. En Bangladesh, el famoso dibujante Ahmed Kabir Kishore se enfrenta a una posible cadena perpetua por publicar en Facebook viñetas políticas durante la crisis de Covid-19 que aludían, entre otras cosas, a la corrupción.
Otros han evitado la prisión, pero ya no pueden trabajar. En Eswatini (antes Suazilandia), el director del digital Swati Newsweek, Eugene Dube, tuvo que huir a la vecina Sudáfrica después de un largo y violento interrogatorio policial sobre un artículo que cuestionaba la gestión estatal de la crisis de la Covid-19. Tras pasar 76 días en Wuhan durante lo más crudo de la pandemia, Chris Buckley, que trabajaba como reportero de The New York Times desde Pekín, se vio obligado a abandonar China. Por primera vez en 24 años le denegaron la renovación del visado.
Muchos de estos héroes han demostrado coraje para resistir las presiones y la censura. Es el caso de Caixin, un medio independiente en inglés y chino cuyas informaciones han puesto en tela de juicio la narrativa del gobierno chino. La periodista afgana Anisseh Shahid también dio muestras de audacia simplemente por seguir informando sobre el terreno cuando la amenaza de contagiarse se añadía a otra ya existente: la de un ataque talibán. En Estados Unidos, varios corresponsales de la Casa Blanca se han distinguido por su perseverancia ante la adversidad. A pesar de los constantes ataques y burlas del presidente Trump y su entorno, continúan cuestionando su gestión de la pandemia semana tras semana.
De esta crisis excepcional también han surgido iniciativas innovadoras que han ayudado a difundir los hechos y a combatir la desinformación. En África, nacieron la web radio marfileña WA FM y el diario digital de Togo, TogoCheck, con el fin de combatir rumores y noticias falsas, además de difundir información fiable que el público pudiera usar para protegerse y salvaguardar su salud. En Brasil, los medios de comunicación alternativos aunaron recursos para formar un "Gabinete de crisis" que informara a los abandonados habitantes de las favelas de Río de Janeiro, mientras que los periodistas de la Red Wayuri han asumido el desafío de informar a más de 750 comunidades indígenas en la Amazonía. En Rusia, 25 medios de comunicación formaron Syndicate-100, cuyo objetivo es que el personal sanitario, que se ha visto muy afectado por la epidemia, tenga más fácil informar de problemas y alertar al público.
Finalmente, RSF rinde un homenaje especial a los periodistas en Guayaquil, la capital comercial de Ecuador y donde se produjo el mayor brote de Covid-19 en América Latina. Las imágenes de cadáveres en las calles de Guayaquil han dado la vuelta al mundo. A pesar de no estar preparados y de carecer de equipos de protección personal, los periodistas de la ciudad han seguido trabajando e informando en lugares con una alta tasa de infección.
Lo han pagado muy caro: a finales de abril, 13 de ellos habían muerto por a causa del virus.
Fuente: RSF
martes, 16 de junio de 2020
Se acerca la era de la vigilancia subcutánea, advierte Yuval Noah Harari
El historiador Yuval Noah Harari es uno de los autores más célebres de nuestra época, especialmente reconocido entre los ejecutivos de Silicon Valley por articular una visión de la humanidad en la que la tecnología juega el papel predominante, capaz quizá de crear una nueva especie humana.
En una reciente entrevista con la BBC, Harari habló de la covid-19 y de un aspecto inquietante que puede estarse gestando ya: una nueva era de vigilancia, basada en tecnología hipodérmica o subcutánea (under the skin) capaz de monitorear señales biométricas.
Harari dijo que el nuevo coronavirus trae a la mesa de discusión, obviamente, el uso de tecnología de vigilancia, por ejemplo, para saber si una persona tiene fiebre. El historiador israelí aseveró: "no estoy en contra de la vigilancia, debemos usarla, pero responsablemente, para que no perdamos nuestras libertades". Harari afirmó que por primera vez en la historia los Estados pueden vigilar ya no solamente lo que las personas hacen sino también lo que sienten o piensan, a través de tecnología que monitoree señales biométricas como la presión sanguínea y el ritmo cardíaco. Se parte de la premisa de que los estados emocionales y anímicos son meros fenómenos biológicos que se correlacionan con señales biométricas. Así pues, con este tipo de tecnología, se podría saber si una persona está enojada o ansiosa, por ejemplo, leyendo esta nota o viendo el video de Harari.
Por supuesto, esto es un arma de doble filo, pues podría crear un nivel de totalitarismo nunca antes visto. Ya vimos lo que la vigilancia por encima de la piel puede hacer, por ejemplo, en el caso de Facebook y las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, donde la información fue usada para promover ciertas conductas, pero esto tiene una escala mucho mayor.
Harari señaló que la covid-19 podría pasar a la historia, más que por la importancia de la epidemia, como el parteaguas en el cual se empezó a implementar este tipo de vigilancia: "Creo que el desarrollo más importante del siglo XXI es la habilidad de hackear a los seres humanos, ir debajo de la piel, recolectar datos biométricos, analizarlos y entender a las personas mejor de lo que se entienden a sí mismas".
Cuando el periodista de la BBC lo cuestionó sobre si esta tecnología no significará ceder la privacidad de nuestros sentimientos y libertades, Harari señaló que él no cree que esto tenga que ser así, pues la tecnología puede usarse para monitorear nuestra salud y mantenerse al margen de la policía o de empresas privadas que busquen obtener beneficios de la información. Y dijo que no cree en el determinismo tecnológico, es decir, la tecnología puede usarse para bien o para mal y no tiene un efecto inherente.
Quedan dudas, sin embargo, ante lo planteado por Harari. Pues aunque obviamente el uso de tecnología biométrica subcutánea puede tener efectos sumamente positivos en una crisis como esta, hemos aprendido también que las crisis son utilizadas para incrementar el poder de los Estados y de las grandes corporaciones, en detrimento generalmente de los individuos y del ecosistema. Naomi Klein ha llamado a esto "la doctrina del shock". En un artículo reciente, Klein sugiere que ya estamos viendo las señales de que la pandemia está beneficiando a compañías como Google o Amazon, que están incrementando su poder. En Nueva York, por ejemplo, el gobierno ha anunciado un plan, encabezado por Erik Schmidt, el ex CEO de Google (empresa de la cual tiene miles de millones de dólares en acciones todavía), para echar a andar la ciudad incorporando la tecnología en todos los aspectos de la vida cívica. Y una sociedad similar con la fundación de Bill Gates fue anunciada también.
El problema de utilizar tecnología subcutánea es que, si realmente es tan poderosa y es el mayor invento en lo que va del siglo XXI, resulta un tanto ingenuo pensar que esta tecnología se mantendrá libre de las ambiciones de las grandes empresas del llamado "Big Tech". En otras palabras, que la información que recolecte esta tecnología no será analizada y usada también para crear nuevos productos y manipular la conducta del ser humano. Aunque Harari de manera correcta advierte sobre sus riesgos, al defender su uso y postular una solución tecnológica a todos nuestros problemas le susurra al oído a estas compañías y a los organismos gubernamentales, incluso ofreciéndoles ya una estrategia de comunicación. Algo similar ocurre con su idea de que la tecnología puede convertir a ciertos humanos en dioses, mientras advierte que eso puede ser terrible para otros: esto es música para los oídos de los ejecutivos de Silicon Valley. Sus palabras pueden leerse como guiños y coqueteos transhumanistas, una forma de pensamiento que reduce la esencia del ser humano a mera información: todo es cuantificable.
Contrario a esta postura, el filósofo Markus Gabriel ha dicho:
¿Cuándo entenderemos por fin que, comparado con nuestra superstición de que los problemas contemporáneos se pueden resolver con la ciencia y la tecnología, el peligrosísimo coronavirus es inofensivo?
Gabriel enfatiza, como muchos antes que él, que el desarrollo tecnológico debe ir de la mano de un crecimiento moral similar. La total asimetría entre nuestro desarrollo moral, entre nuestra conciencia individual y colectiva y el poder de nuestra tecnología, es seguramente la desastrosa fatalidad que nuestra época enfrenta.
Fuente: Pijamasurf
En una reciente entrevista con la BBC, Harari habló de la covid-19 y de un aspecto inquietante que puede estarse gestando ya: una nueva era de vigilancia, basada en tecnología hipodérmica o subcutánea (under the skin) capaz de monitorear señales biométricas.
Harari dijo que el nuevo coronavirus trae a la mesa de discusión, obviamente, el uso de tecnología de vigilancia, por ejemplo, para saber si una persona tiene fiebre. El historiador israelí aseveró: "no estoy en contra de la vigilancia, debemos usarla, pero responsablemente, para que no perdamos nuestras libertades". Harari afirmó que por primera vez en la historia los Estados pueden vigilar ya no solamente lo que las personas hacen sino también lo que sienten o piensan, a través de tecnología que monitoree señales biométricas como la presión sanguínea y el ritmo cardíaco. Se parte de la premisa de que los estados emocionales y anímicos son meros fenómenos biológicos que se correlacionan con señales biométricas. Así pues, con este tipo de tecnología, se podría saber si una persona está enojada o ansiosa, por ejemplo, leyendo esta nota o viendo el video de Harari.
Por supuesto, esto es un arma de doble filo, pues podría crear un nivel de totalitarismo nunca antes visto. Ya vimos lo que la vigilancia por encima de la piel puede hacer, por ejemplo, en el caso de Facebook y las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, donde la información fue usada para promover ciertas conductas, pero esto tiene una escala mucho mayor.
Harari señaló que la covid-19 podría pasar a la historia, más que por la importancia de la epidemia, como el parteaguas en el cual se empezó a implementar este tipo de vigilancia: "Creo que el desarrollo más importante del siglo XXI es la habilidad de hackear a los seres humanos, ir debajo de la piel, recolectar datos biométricos, analizarlos y entender a las personas mejor de lo que se entienden a sí mismas".
Cuando el periodista de la BBC lo cuestionó sobre si esta tecnología no significará ceder la privacidad de nuestros sentimientos y libertades, Harari señaló que él no cree que esto tenga que ser así, pues la tecnología puede usarse para monitorear nuestra salud y mantenerse al margen de la policía o de empresas privadas que busquen obtener beneficios de la información. Y dijo que no cree en el determinismo tecnológico, es decir, la tecnología puede usarse para bien o para mal y no tiene un efecto inherente.
Quedan dudas, sin embargo, ante lo planteado por Harari. Pues aunque obviamente el uso de tecnología biométrica subcutánea puede tener efectos sumamente positivos en una crisis como esta, hemos aprendido también que las crisis son utilizadas para incrementar el poder de los Estados y de las grandes corporaciones, en detrimento generalmente de los individuos y del ecosistema. Naomi Klein ha llamado a esto "la doctrina del shock". En un artículo reciente, Klein sugiere que ya estamos viendo las señales de que la pandemia está beneficiando a compañías como Google o Amazon, que están incrementando su poder. En Nueva York, por ejemplo, el gobierno ha anunciado un plan, encabezado por Erik Schmidt, el ex CEO de Google (empresa de la cual tiene miles de millones de dólares en acciones todavía), para echar a andar la ciudad incorporando la tecnología en todos los aspectos de la vida cívica. Y una sociedad similar con la fundación de Bill Gates fue anunciada también.
El problema de utilizar tecnología subcutánea es que, si realmente es tan poderosa y es el mayor invento en lo que va del siglo XXI, resulta un tanto ingenuo pensar que esta tecnología se mantendrá libre de las ambiciones de las grandes empresas del llamado "Big Tech". En otras palabras, que la información que recolecte esta tecnología no será analizada y usada también para crear nuevos productos y manipular la conducta del ser humano. Aunque Harari de manera correcta advierte sobre sus riesgos, al defender su uso y postular una solución tecnológica a todos nuestros problemas le susurra al oído a estas compañías y a los organismos gubernamentales, incluso ofreciéndoles ya una estrategia de comunicación. Algo similar ocurre con su idea de que la tecnología puede convertir a ciertos humanos en dioses, mientras advierte que eso puede ser terrible para otros: esto es música para los oídos de los ejecutivos de Silicon Valley. Sus palabras pueden leerse como guiños y coqueteos transhumanistas, una forma de pensamiento que reduce la esencia del ser humano a mera información: todo es cuantificable.
Contrario a esta postura, el filósofo Markus Gabriel ha dicho:
¿Cuándo entenderemos por fin que, comparado con nuestra superstición de que los problemas contemporáneos se pueden resolver con la ciencia y la tecnología, el peligrosísimo coronavirus es inofensivo?
Gabriel enfatiza, como muchos antes que él, que el desarrollo tecnológico debe ir de la mano de un crecimiento moral similar. La total asimetría entre nuestro desarrollo moral, entre nuestra conciencia individual y colectiva y el poder de nuestra tecnología, es seguramente la desastrosa fatalidad que nuestra época enfrenta.
Fuente: Pijamasurf
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