Luis Palomares, jefe de la Unidad de Información y Accesibilidad en la ONCE, detalla los problemas que sufren las personas con discapacidad visual a la hora de una acción tan básica como el acceso a la información de los medicamentos, cuando no tienen a mano a un farmacéutico de alguna de las 22.137 farmacias comunitarias. Un problema que la tecnología, hoy, nos puede ayudar a solucionar. A continuación la entrevista:
En relación con los medicamentos, ¿cuáles son las principales dificultades para las personas con discapacidad visual?
Hay varios problemas, como la propia identificación de medicamentos y aquellos relativos al propio acceso a las instrucciones del medicamento. Luego, además, se suma la dificultad de acceder a la fecha de caducidad del medicamento.
¿Cómo se intenta solucionar hoy esta serie de problemas?
Bueno, en primer lugar, por ley, los medicamentos tienen que estar etiquetados en braille en la propia caja del medicamento. En esta etiqueta se incluye el nombre del medicamento y la dosis. Por otra parte, no obstante, también tenemos aplicaciones hechas con el propósito de poder acceder al resto de información porque, claro, poner el nombre del medicamento en braille no es suficiente. Yo siempre intento que la gente intente imaginar lo que esto quiere decir: una caja de medicamentos en la que solamente ponga un nombre, como paracetamol, y que en esa caja no venga ni prospecto, ni fecha de caducidad. Como es evidente, es esencial que nosotros podamos acceder a las instrucciones de uso de ese medicamento. Para ello, existen varias formas. Una de ellas es mediante una aplicación desarrollada por Fundación ONCE, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos y la Fundación Vodafone que se llama Medicamento Accesible Plus. Con ella se puede consultar la información y las contraindicaciones del medicamento de 3 formas: escaneando el código del medicamento –es decir, el código de barras–, escaneando el código numérico del medicamento o, por último, buscándolo por el nombre. No obstante, aún queda por solucionar la fecha de caducidad del medicamento, que por ahora es un obstáculo que no está resuelto.
«Nos encontramos con aplicaciones de una importancia máxima que están limitando que una persona con discapacidad pueda solicitar una cita médica o un certificado»
¿Cree que esto hace depender excesivamente a las personas con discapacidad visual de terceros?
Esto, aparte de la dependencia, lo que supone es un peligro: no estamos hablando de ingerir un yogur caducado, sino que estamos hablando de ingerir medicación caducada que, en muchos casos, puede tener varios efectos nocivos en el individuo. Entonces, por el momento, esta es la situación en la que estamos.
Según el INE, hay alrededor de un millón de personas en España que sufren ceguera y discapacidades visuales de otro tipo. En este sentido, ¿cree que la inaccesibilidad del medicamento es solo otra muestra de un sistema que no tiene en cuenta a las personas con discapacidades?
Efectivamente, hay muchísimas personas que tienen problemas de visión, pero ese millón de personas, en su totalidad, no conoce –o no tiene por qué conocer– el braille. De hecho, para esas personas el braille le puede llegar a dar igual y, sin embargo, puede no ocurrir lo mismo con la aplicación por varios motivos, como el hecho de que la letra del prospecto sea increíblemente pequeña y se acumule muchísima información en un papel que va oculto dentro de una caja; incluso por las dificultades inherentes al propio empaquetamiento del producto. Con la aplicación, por tanto, cada uno puede acceder al prospecto de la forma más cómoda.
«Medicamento Accesible Plus permite consultar la información de un medicamento escaneando el código de barras, el código numérico o buscándolo por el nombre»
Es posible vincular el desarrollo de esta aplicación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible número 3 y número 10, relativos respectivamente a la salud y el bienestar y la reducción de las desigualdades. ¿Es esta una forma de crear una vida más justa para todos?
La tecnología nos brinda una oportunidad… siempre que tengamos la voluntad de aprovecharla. En este caso, por ejemplo, la aplicación es pública y gratuita, pero no es del sector público. Esta aplicación no tiene problemas de accesibilidad, pero sí que nos encontramos con aplicaciones de una importancia máxima –incluso dentro del ámbito sanitario– que no están cumpliendo con las pautas de accesibilidad. ¿Por qué? Porque por ejemplo están limitando que una persona con discapacidad, en este caso con discapacidad visual, pueda solicitar una cita médica o un certificado. Entonces, sí: la tecnología tiene mucho que decir y se pueden conseguir soluciones y resultados muy buenos, tal como demuestra la aplicación Medicamento Accesible Plus.
¿Considera esto una especie de discriminación pasiva?
Se entiende que cuando hay un problema de accesibilidad no es que la gente quiera apartar a las personas con discapacidad –en este caso, visual– porque sí. Es algo que, en todo caso, surge por desconocimiento o por otro tipo de razones, como asumir ciertos costes. Por mil razones, muchas veces la accesibilidad no se tiene en cuenta o no se quiere asumir desde un primer momento.
¿Sería este el caso, por nombrar un ejemplo, de Radar COVID?
Fuente: Ethic
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