“Soy ingeniero agrónomo y sé lo que vive un agricultor. Monitorear los campos es labor de casi todos los días y toma mucho tiempo”, dice al otro lado del teléfono mientras prepara su stand en una feria de emprendimiento Víctor López, creador de SOS Agro. Su iniciativa es un software que permite monitorear en tiempo real distintos parámetros, como temperatura, humedad, pluviometría o viento de forma satelital.
Su startup provee un servicio que puede usarse como plataforma web o como app, con información en la nube de Amazon Web Services (AWS) y con información integrada de imágenes de drones y archivos de imágenes satelitales de acceso público.
Partió hace poco más de un año y ya tiene más de 1.300 usuarios —aunque solo 50 abonados de pago— y su equipo lo conforman siete personas, dos ingenieros agrónomos, dos de sistemas, un financiero, un psicólogo y un agricultor. “Cada uno cumple una función, como visitas y contactos con agricultores, desarrollar nuevas funciones, socializar nuestros avances, y validar en campo” explica López.
Si bien López reconoce que en sus inicios les costó encontrar tanto clientes como aliados –empresas con las cuales colaborar-, porque muchos no veían el beneficio de su tecnología, cuando la startup comenzó a hacer proyectos piloto en terreno permitió que se entendieran las ventajas del servicio. Así, ya cuenta con partners como John Deere y Bayer Bolivia, entre otros y ha obtenido un financiamiento de US$ 100.000 que le permitirá internacionalizarse.
La feria para la cual se prepara mientras da la entrevista es ExpoAgroFuturo, un evento agrícola de renombre en Colombia, organizada por Ruta N, el centro de negocios e innovación de la ciudad, la alcaldía de Medellín y Agstar, una instancia de financiamiento colombiano para startups del sector agropecuario de toda Latinoamérica. Antes de que finalizase el primer día del evento, López ya había establecido contactos con bancos agrícolas, productores, empresas de insumos y conversaba posibles alianzas con otras startups que brindan servicios a los agricultores.
Es justamente ese tipo de impacto en las startups nacidas en Bolivia que buscan en Innova Up, la agencia de innovación dependiente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (CAINCO). Ante las escasas incubadoras y aceleradoras, la Cámara creó, a fines de 2019, esta instancia como una forma de ayudar a empresas asociadas con los temas de emprendimiento de modo de generar un dinamismo en el ecosistema emprendedor local. “Los apoyamos con talleres, capacitación, mentoring, instancias de co-work y networking, en general buscamos todo tipo de sinergias”, explica Alejandro Farías, coordinador del programa de aceleración de Innova Up de CAINCO.
Farías dice que el entusiasmo es patente y que en los últimos años se ha notado mucho interés de parte de los emprendedores. “Hace cinco años muy pocas personas sabían lo que era una startup. El ecosistema aún está en etapa de maduración”, reflexiona. Pero está creciendo rápidamente. De acuerdo con el documento ‘Mapeo del Ecosistema Digital en Bolivia 2021’, editado por cinco fundaciones locales vinculadas al emprendimiento y superación de pobreza en el país (FUNDA-PRÓ, Fundación Emprender Futuro, Fundación SOLYDES, BIM e ICCO) existen 155 startups activas en Bolivia, un número casi idéntico a las 151 iniciativas detectadas en 2019, cuando se realizó el primer estudio de este tipo.
“Sin embargo, la estructura de nacimiento y muerte de las startups es considerablemente activa”, recalca el texto. En un plazo de dos años se han creado 117 startups, aunque otras 114 startups han dejado de operar, lo que equivale a un 76% de interrupción o cese.
Si bien la cantidad de emprendimientos bolivianos dista mucho de las más de 15.000 startups que existen en Brasil o las 724 y 1.711 que tienen sus vecinos, Perú y Chile, respectivamente, de todas formas, empiezan a exhibir números que los hacen sentirse entusiasmados y orgullosos.
“Ya llevamos cuatro generaciones (de 60 startups locales) aceleradas, y ahora con la nueva generación que se inicia serían 75”, agrega Farías. “Muchas de ellas están en edtech debido al desafío de aprendizaje remoto que impuso la pandemia, pues ofrecen nuevas soluciones y plataformas para educación. Luego se ha venido viendo mucho el tema fintech y servicios tercerizados, tipo Uber. Y el agtech también es un modelo interesante, porque Santa Cruz además es un polo agroindustrial”, detalla.
Algo que confirma el estudio del ecosistema digital boliviano, que revela que más del 54% de esos emprendimientos activos se ubican en Santa Cruz, pues es la ciudad más poblada y con mayor PIB e ingreso per cápita de Bolivia.
Otra labor que buscan propiciar en Innova Up es conectar a las startups con inversionistas, para poder escalar rápidamente.
Falta de financiamiento
“Los fondos de inversión que hay en Bolivia no están creados para invertir en startups. No hay venture capital como tal, en el país. Existe una asociación llamada SC Ángeles, creada por bolivianos que buscan invertir, pero el ecosistema está en pañales porque los financistas no entienden la inversión en startup, el impacto en la economía y la forma en que se debe llevar”, dice Farías, quien busca que ocurra el ansiado cambio en el mindset de los financistas.
Hasta entonces, “en general, buscamos fondos internacionales para (el fondeo) preseed o seed, que es el grueso de startups que tenemos”, explica el ejecutivo.
El Estado boliviano tampoco ofrece una fuente de financiamiento para startups a la que recurrir. “El gobierno no ha entendido a cabalidad (…) y no es falta de voluntad, sino falta de estructura: tiene que haber una entidad especial que se encargue de estas cosas y gestiones”, dice Salomón Eid, presidente de la Asociación de Emprendedores de Bolivia (ASEB), quien también participa de SC Ángeles.
La ASEB nació hace un año, cuando una serie de emprendedores de Santa Cruz vieron que las reuniones informales que sostenían para ayudarse mutuamente iban en aumento, y decidieron institucionalizar sus canales de comunicación con el entorno emprendedor de la zona. Hoy ya tienen 80 socios.
Aunque Eid reconoce que el gobierno está preocupado de ayudar en los temas de emprendimientos de sectores como gas y petróleo o agro, es la ausencia de una entidad con la cual hablar, nacida para startups, como Startup Chile —cuya misión es incentivar y financiar emprendimientos de alto impacto— la que este emprendedor formado en EE.UU. echa de menos en su tierra natal.
Las metas con las que trabaja la ASEB por ahora se mueven en torno a reducir la burocracia actual asociada a los pasos requeridos para montar una empresa. “Nuestro trabajo como asociación es bajar barreras de entrada. Por ejemplo, poder aspirar a tener la figura de sociedades unipersonales, como en Chile, donde te constituyes (como empresa) en un día hace todo el sentido del mundo”, recalca.
Pero también buscan que Bolivia se integre en temas como la investigación científica, que exista mayor integración con el mundo de los negocios, visas especiales para permitir la llegada de más extranjeros para que se desarrollen en el país, y políticas tributarias y facilidad en el acceso a créditos razonables para el sector.
Por eso, su organización tiene como meta incidir en la vida pública para así resolver problemas comunes de los emprendedores. “Buscamos que todos sean exitosos (…) que sea posible emprender en Bolivia y nos vaya bien, porque hoy emprender (en Bolivia) es burocrático y caro y la idea es, como emprendedor, enfocarse en el negocio y no en (resolver) la burocracia”, aclara Eid.
Similar opinión tiene el abogado Fernando Bedoya, socio director del bufete local Würth, Bedoya & Costa du Rels, más conocidos como WBC Abogados, quien es encargado del departamento de startups dentro de la firma, y mentor en Innova Up.
“Nuestra legislación, hoy por hoy, ha quedado obsoleta y no se ajusta al modelo de crecimiento de startups. Solo para dar un par de ejemplos, todo nuestro sistema está hecho para empresas industriales: comprar materia prima barata, procesarla para darle valor agregado, y venderla a un precio mayor, o de servicios tradicionales donde además se asumen que las empresas se crean para ganar utilidades, pero las startups no tienen como principal objetivo ganar utilidades, sino ganar mercado y crecer rápido”, comenta Bedoya a AméricaEconomía.
Pese a todo ello, el abogado considera que el ambiente de startup en Bolivia está en franco crecimiento. “Y está en la mente de todos. Se observa mucha actividad en los sectores inmobiliario, fintech, delivery, transporte y otros. Considero que los desafíos no son muy distintos a los de cualquier empresa nueva, pero sin duda la fortaleza del sector startup son los emprendedores mismos, quienes tienen la virtud de ni siquiera considerar las desventajas que podemos tener como legislación y solo ven oportunidades, concentrándose en mejorar su producto”, recalca Bedoya, a cargo del departamento desde su creación, en 2015.
“Por su propia naturaleza, la gran mayoría de las startups no llegan a una etapa de maduración, y la minoría que sí lo logra, experimenta un crecimiento muy rápido. Felizmente, en estos años, hemos trabajado con varios emprendimientos y, algunos de ellos, son ya empresas muy grandes y conocidas. El mundo está cambiando más rápido que nunca, y este cambio viene de la mano de la tecnología. Empresa que no innove a la par de los nuevos emprendimientos, o al menos tenga a bien realizar alianzas estratégicas de integración con las nuevas tecnologías, corre el riesgo de estancarse e ir perdiendo mercado poco a poco, o en algunos casos muy, rápidamente (…). En este sentido, consideramos que más que necesario, resulta vital atender el sector startup”, explica.
Desde esa instancia, el bufete apoya los emprendimientos de alto impacto en tres grandes áreas: asesoría en el modelo de negocio para encontrar potenciales riesgos legales y sus soluciones, el desarrollo de contratos y acuerdos estratégicos con inversores para asegurar las rondas de inversión pre-semilla, semilla, y posteriormente, las rondas A, B, y siguientes, y finalmente, “cuando el emprendimiento ha pasado las primeras dos etapas y ya no es más una idea, sino una empresa totalmente formal y operativa, con planilla de trabajadores, obligaciones fiscales y socio-laborales, acuerdos financieros, un gobierno corporativo sólido, y una larga lista de etcéteras, pasamos a la tercera etapa, que es de asesoría legal permanente e integral”, detalla el abogado.
A la caza de oportunidades
La startup de proptech chilena Edipro.cl nació en 2016 con el objetivo de administrar edificios y condominios, haciendo del pago de las expensas, o gastos comunes, y en general de toda la gestión, una experiencia más transparente e inmediata para dueños de departamentos y administradores.
En su camino de expansión, esta startup ya cuenta con dos levantamientos de capital: el primero, que han denominado serie Ángel, con un fondo de corporate venture capital chileno, el mismo que meses más tarde lo apoyó en su serie preseed, completando US$ 600.000 en ambas rondas. También ha recibido la ayuda financiera de Corfo y la asesoría de ProChile para llegar a Bolivia.
Desde su nacimiento Edipro.cl duplica cada año el número de comunidades activas y su crecimiento los llevó a aventurarse a países que consideraban prometedores, como Panamá, Perú, México y Bolivia. De acuerdo con José Miguel Oyarzo, su cofundador, estar en Bolivia era una opción más que interesante para su emprendimiento, pues tanto ese país como Perú tienen una tasa de crecimiento sostenida en el tema inmobiliario.
“Existen pocas alternativas en sus mercados locales y extranjeros que cumplan el rol que hacemos nosotros. La elección de Santa Cruz fue debido a que es un polo económico del país”, explica el chileno.
Su apuesta no estaba errada. En cuatro meses de presencia, Edipro.cl ya cuenta con la gestión de 50 edificios en Bolivia. “Allá casi no existía casi; creíamos que iba a ser menor el ticket porque allá son menos edificios de departamentos, pero era atractivo porque es menos competencia también. Pero nos ha ido muy bien”, detalla Oyarzo.
De todos modos, entrar al ambiente startup y hacer negocios en Bolivia ha sido un cambio respecto de su país natal.
“Las cosas son distintas. Por ejemplo, el representante legal de una firma debe ser un local, las cosas administrativas son más difíciles, los impuestos son un poco altos, los medios de pago digitales son más caros que en Chile, y en general sobre cualquier insumo o servicio hay de todo, pero con menos alternativas. Ha habido un pequeño choque cultural, pues el mercado de edificios no es estándar, los términos usados son distintos y se requiere un aprendizaje previo”, explica.
Al mismo tiempo se ha dado cuenta del floreciente ambiente emprendedor de Santa Cruz. “En general, hay una cultura en Santa Cruz de la Sierra de atender bien al extranjero. Y en cuanto a startups, hemos visto actividad de fondos de inversión, venture capitals que buscan invertir en compañías de Bolivia. Aunque no tengo contacto directo con incubadoras, sí lo he visto con los partners locales. Hay un ecosistema local incipiente… Bolivia es como Chile, antes de Startup Chile”.
No es el único. También el chileno Hans Goecke, CEO de PRenseable, se atrevió a ir a Bolivia en busca de nuevos mercados para expandir su negocio, debido al crecimiento que ya registra el ecosistema local.
Su negocio es ser una incubadora comunicacional para el mundo startup, apoyando en cosas básicas como la capacitación de voceros para hablar con prensa, pero también para ser más efectivos a la hora de levantar capital. Proveen, además, el servicio de relaciones públicas y de definiciones de contenidos digitales o contenidos de ventas.
“Al averiguar cómo era el ecosistema de Bolivia nos dimos cuenta de que hay muchas oportunidades. Si bien está digitalmente un poco más atrasado que Chile y existen pocas incubadoras, sí hay proyectos privados y públicos que aportan a este ecosistema. Entonces quisimos jugárnosla por Bolivia, entendiendo que Chile partió así hace muchos años y que hoy su ecosistema es grande”, recalca Goecke.
Hasta ahora, Goecke está contento por su decisión, viendo en el ecosistema boliviano muchas ventajas, excepto la informalidad que ve como un freno para distintos negocios.
Pero debido a que Bolivia no está aún en el radar, “genera mucho interés también de emprendedores que quieren apostar por un mercado con no mucha competencia, al revés de Chile, Perú o Colombia que tienen el ecosistema mucho más desarrollado”.
Al revés, toda startup boliviana tiene en mente internacionalizarse. “Nos han contactado muchas startups a las que les interesa el mercado chileno, porque ya está más desarrollado y que nos pregunta más o menos qué camino seguir. Actualmente en nuestro pool tenemos 30 startups vigentes con las que estamos trabajando”, detalla el CEO de PRenseable.
Acortando la brecha
Junto a SOSAgro, ya empiezan a sonar nombres de startups bolivianos en el continente. Se trata de iniciativas como TuGerente, una app de inventarios online; EnvíosPet, startup de delivery para mascotas; TuPase, una App que permite a las empresas involucrar a sus colaboradores en la actividad física; Izi, un servicio de soluciones digitales para pymes; Creotec, healthtech que fabrica prótesis personalizadas; Yaigo, startup de delivery y e-commerce; NetComidas, plataforma de delivery que fue adquirida por PedidosYa; o Ultracasas, un portal para vender y arrendar propiedades.
De hecho, cinco emprendimientos bolivianos —Mobi (hasta ahora una de las startups más prometedoras y mejor valuadas del país), Minkedu, Medicinets, Tech Solution y Facia- fueron seleccionadas en el Incae Entrepreneurship Award de este año, donde compiten con otros 20 emprendimientos de Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Panamá y Perú. En 2020 habían sido seis startups bolivianas en este certamen y en 2019 solo una.
La cantidad de emprendimientos y de medios de comunicación y servicios especializados para startups, además, ya empiezan a dar cuenta de que el ecosistema es atractivo y sobre todo viable. Desde Innova Up ponen de ejemplo sus recientes colaboraciones con la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) de Chile, que apoyará con diversas clases magistrales telemáticas para apuntar al cambio de mindset de los inversionistas tradicionales.
En tanto que Startup México anunció recientemente su llegada a Bolivia para apoyar y promover a las startups locales
La entidad apalancará a emprendimientos locales dentro de su viaje a posicionarse como un puente de innovación y motor económico entre América Latina y los mercados más desarrollados.
Al anunciar su desembarco en Santa Cruz, la entidad mexicana justificaba su decisión en que el ecosistema local está “demostrando su voluntad de convertirse en una nación más emprendedora e innovadora en el mundo de los negocios”.
Para la entidad mexicana la ubicación boliviana sería, además, estratégica: “el país se encuentra ubicado en el centro de Sudamérica, una posición logística que permite estar cerca de más de 200 millones de personas en menos de 4 horas de distancia, ofreciendo configuraciones comerciales fáciles con cualquiera de sus vecinos, lo que ofrece grandes oportunidades de exportación”, destacaban en su comunicado.
Al respecto, Alejandro Farías detalla que la asociación entre Innova Up y Startup México ofrecerá un programa de aceleración basado en capacitaciones, talleres y herramientas para desarrollar propuestas de valor y modelos de negocios de alto potencial, además de acceso a red de mentores, acceso a Inversionistas, espacios colaborativos y, sobre todo, visibilidad: “Dar a conocer las soluciones de los emprendimientos a las empresas y sociedad boliviana”.
Junto a eso, Farías añade que los primeros días de diciembre Innova Up (7, 8 y 9) realizará el evento Bolivia Venture Capital, que él define como el primer foro organizado en Bolivia para emprendedores, inversores ángeles, fondos de venture capital y actores clave del ecosistema emprendedor, gracias al proyecto “Dinamizando el Ecosistema de Emprendimiento e Innovación en Bolivia”, financiado por una alianza del BID Lab y CAINCO que data de 2019.
“La idea del foro es traer experiencia de fuera para conocer. Ingresar al mundo startup es difícil si no existe inversión. Con el foro lo que buscamos es eso, experiencias, talleres, charlas para que sigan creciendo. Estará Startup Chile, y contaremos con sesiones de match-making, además de conexiones con sector privado, articular ecosistema alrededor de Bolivia, aprender de casos de éxito escalables y exponenciales para que puedan migrar de forma rápida”, puntualiza Farías.
ASEB en tanto apuesta por seguir apoyando a startups a seguir levantando capital y superar problemas financieros, que es la especialidad del apoyo que prestan. “Al volver de EE.UU. en 2018, había muy pocas startups bolivianas, apenas era la segunda generación. Pero desde entonces han levantado capital, han hecho exit, son exitosas y ya desde 2019 en adelante se multiplicaron: hoy tener una startup (en Bolivia) es una opción [de trabajo] viable y no eres un loco. Eso ya es un logro en sí mismo”, reflexiona Salomón Eid.
“Hoy ya han empezado a nacer muchas startups así también instituciones que quieren apoyar e invertir, el networking está siendo promovido por instituciones como Innova Up y CAINCO, los cuales nos ayudaron mucho en la etapa de aceleración y nos presentaron inversionistas, aunque encontramos capital de un agricultor que se interesó por ayudarnos a expandir la solución”, complementa Víctor López, de SOSAgro, mientras adelanta lleno de orgullo el nuevo servicio de su startup para el sector agrario.
Fuente: America Economia Bolivia
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