jueves, 28 de octubre de 2021

Jóvenes crean la Biblioteca Digital de Bolivia para rescatar los tesoros literarios


La biblioteca personal de Wilmer Urrelo va desde el piso hasta el techo. Allí, el Premio Nacional de Novela 2006 tiene libros que son verdaderas joyas para los amantes de la literatura. Los títulos más interesantes de su tesoro él decidió compartirlos con los lectores gracias a una iniciativa del Club de Lectura La Paz.

El proyecto se denomina Biblioteca Digital de Bolivia (BDB) y Blanca Bolaños Gamarra es quien tuvo la idea de escanear obras y ponerlas a disposición del público en el formato digital.

Los libros que forman parte de esta propuesta son aquellos que están casi desaparecidos de las librerías y de las editoriales y, principalmente, obras de autores nacionales. “Una de las bases del proyecto es lograr la difusión de conocimiento y dar mayor visibilidad a intelectuales que han pasado por nuestra historia, aportando a la revalorización de nuestra cultura y al desarrollo de nuestra educación, que es la base del progreso para cualquier sociedad”, comenta Ariel Claros, responsable del Club de Lectura La Paz.

En tan sólo una semana  se han digitalizado más de 50 libros, los cuales han sido prestados por personas voluntarias.

Una de las escritoras que comparte sus tesoros es Lourdes Reynaga. “Sólo un grupo tan heterogéneo como el que conforma el Club del Libro La Paz podía proponer y concretar una iniciativa como la biblioteca digital. La diversidad de profesiones y mentalidades, unidas por un profundo amor a los libros y la lectura, ha permitido que se parta de una idea maravillosa —digitalizar libros bolivianos, libres, pero difíciles de encontrar—, se continúe con un proyecto y se consolide en una realidad. Promover el acceso a libros casi míticos, además en un formato de gran calidad, suena como el sueño hecho realidad de muchos de nosotros, ratones de biblioteca,  que estamos aprendiendo a adaptarnos a un mundo cada vez más tecnologizado”.

Hasta fines de noviembre se pretende digitalizar medio millar de títulos. Se prevé que esta actividad sea constante. Actualmente son 15 las personas que se dedican a esta labor, la mayoría rondan los 30 años.

Libros imperdibles

Desde sus años universitarios, Urrelo es un casero de los vendedores de libros de segunda mano. Allí consiguió gran parte de las joyas literarias que hoy están en su biblioteca personal. Y estas obras las pone a disposición de la Biblioteca Digital de Bolivia.

“Es un proyecto muy interesante y necesario, pues hay una cantidad considerable de libros (novelas, ensayo, poesía) que no pasaron de una primera edición y que ahora o son de culto o estamos redescubriendo a quienes los escribieron. Y encontrarlos en físico es una tarea casi imposible: o son muy caros o simplemente no hay y dependes de tu suerte, casi siempre.  Hay una lista larga y una buena parte son imperdibles. Claro que es un proyecto al que hay que apoyar, prestando libros, haciendo listas, etcétera”, cuenta el autor de Fantasmas Asesinos.

Entre los libros que ya han sido digitalizados está una de las primeras novelas escritas en quechua, Sinchikay,  de Jesús Lara. También están las obras Creación de la Pedagogía Nacional, de Franz Tamayo; Justicia India, de Ricardo Jaimes Freyre; Cuando Vuelva mi Hijo, de Antonio Díaz Villamil. Hay  otros títulos con más de un siglo de antigüedad. Quienes trabajan en la digitalización de obras saben que no pueden poner a disposición del público obras que actualmente estén en circulación y que tengan derechos de autor.

Una de las características de esta actividad es que se cuenta con un escáner de alta gama, el cual no requiere que el libro sea abierto por completo para capturar las letras. Se trata de un aparato diseñado especialmente para el cuidado y la preservación de este tipo de libros con valor patrimonial.

Los beneficiados

Antes de finalizar el año ya estará disponible la página web con los títulos digitalizados. Sin embargo, ya empezaron los contactos con colegios e institutos para compartir este material. A futuro también se fortalecerán vínculos con universidades del país. “El proyecto principalmente busca beneficiar directamente a escuelas en zonas alejadas que habitualmente no tienen acceso a material bibliográfico”, comenta Claros.

Otro de los beneficios de la Biblioteca Digital de Bolivia es que estará disponible desde cualquier parte del país, puesto que únicamente se requerirá servicio de internet para acceder a este servicio literario.

“Lo que nos motiva en este proyecto es lograr la democratización del conocimiento a través de material bibliográfico, aportando al desarrollo de una sociedad más abierta, empática y crítica”, acota Claros. Pero no sólo eso, él espera que con esta biblioteca también se pueda conocer las obras de escritores y escritoras “que han marcado nuestra historia, que han sido olvidados o que son emergentes y buscan una plataforma para llegar a más lectores y lectoras”.

Bolaños explica que cualquier persona que está interesada en compartir sus obras con la biblioteca puede comunicarse al número de celular 60527819. Principalmente se buscan títulos antiguos casi olvidados, preferentemente de autores bolivianos. Los interesados pueden prestar sus obras u observar la digitalización de las piezas en la sede del Club de Lectura La Paz, en el segundo piso del Hotel Selina de Sopocachi.

La digitalización de las obras requiere de poco tiempo. Bolaños menciona: “Los escáneres que usamos son de alto tráfico, por lo que el proceso es bastante rápido. Nos toma media hora aproximadamente escanear un libro de aproximadamente 400 páginas”.

El Club de Lectura nació cinco años atrás, actualmente tiene una gran acogida entre quienes aman la literatura. “El apoyo recibido hasta ahora nos permitió generar más actividades de impacto. Este año los ciclos de lectura contaron con el apoyo de la Embajada de México en Bolivia, el Centro Cultural Brasil – Bolivia, la Alianza Francesa y expositores invitados de distintas universidades de Bolivia y Latinoamérica”, comenta Claros. La entidad también cuenta con el apoyo de editoriales como El Cuervo y 3600.

Urrelo es un amante de la lectura física de los libros. Los libreros antiguos también prefieren las piezas que se pueden hojear y releer sin necesidad de un artefacto electrónico; sin embargo, hay piezas que ya no están físicamente disponibles y la biblioteca digital del Club de Lectura La Paz busca llenar este espacio.

Claros afirma que de esta manera las letras podrán llegar a más personas y también se reconocerá a escritores poco conocidos del país.

Fuente: Pagina 7

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