Los cortes deliberados de internet que realizan los gobiernos de todo el mundo están aumentando en frecuencia y sofisticación, según el último informe (en inglés) del proyecto Jigsaw de Google con la organización sin ánimo de lucro de derechos digitales Access Now y la empresa de medición de censura Censored Planet. El estudio muestra que los apagones de internet están incrementando "exponencialmente": pasando de casi 850 registrados en los últimos 10 años, a los 768 han ocurrido desde 2016.
El Gobierno de India ha cortado internet más que ningún otro (109 veces solo en 2020) y los datos indican que los apagones son más comunes en torno a las elecciones y momentos de posibles disturbios civiles, lo que lleva a afirmar que se ha convertido en una táctica para reprimir la disidencia. Pero, aunque se están volviendo más frecuentes, también son cada vez más sutiles. Se llevan a cabo mediante throttling en una URL para ralentizar drásticamente su función, bloqueando algunas direcciones de internet específicas y restringiendo el uso de datos móviles.
MIT Technology Review entrevistó al director de Operaciones de Jigsaw, Dan Keyserling, para hablar del creciente fenómeno.
―¿Cómo surgió este proyecto de investigación?
―Desde sus inicios, Jigsaw y nuestra organización predecesora, Google Ideas, han investigado la censura online y los esfuerzos de los gobiernos de todo el mundo para restringir el acceso a la información. Saber que eso ocurre es uno de los primeros y más importantes pasos.
Especialmente cuando se trata de las tácticas de censura de bajo nivel, las personas que las sufren no siempre tienen claro lo que está sucediendo. Por ejemplo, throttling (que consiste en ralentizar ciertos sitios de internet hasta que se vuelven inutilizables), desde el punto de vista del usuario, podría parecer un simple problema técnico.
Queríamos publicar este informe cuanto antes porque el problema está empeorando. Los cortes de internet son cada vez más frecuentes. Un mayor número de gobiernos experimentan con restringir el acceso a internet como una herramienta para influir en el comportamiento de los ciudadanos.
Se podría decir que los costes de los cortes de internet están aumentando porque los gobiernos se están volviendo más sofisticados a la hora de abordarlos, pero también porque cada vez más partes de nuestra vida tienen lugar online.
Además, quisimos realizar un llamamiento a la acción para lo que pensamos que debería ser un consenso internacional contra los cortes de internet. Nos han animado las recientes declaraciones de las Naciones Unidas, entre otras organizaciones multilaterales, condenándolos y calificándolos con razón como una violación de los derechos humanos. El mes pasado, el relator especial de la ONU emitió una declaración bastante contundente que describía cómo este problema estaba empeorando y por qué representaba una amenaza para todos los países miembros.
―Técnicamente, y desde una perspectiva social, ¿qué es un corte de internet?
―Un "corte de internet" representa una categoría de actividad dirigida restringir el acceso a la información. Creo que cuando la mayoría de la gente usa este término, se refiere al apagón total de internet, que de hecho estamos detectando, especialmente en ciertos países durante los últimos años. Pero existe un espectro de amenazas que son más sutiles que, de alguna manera, resultan tan dañinas como un apagón total. A medida que crece este consenso internacional contra los apagones completos de internet, estamos viendo un aumento en estos cortes y censuras más sutiles, más específicos y de menor grado.
―¿Y cuáles son las barreras técnicas para comprender estos cortes?
―Bueno, no se puede gestionar lo que no se puede medir, según el viejo dicho. Básicamente, es un desafío saber qué señales monitorizar en todo el mundo para detectar cuándo se ha interrumpido algo y luego poder comprender qué significan esas señales en la vida real. Hay muchos desafíos técnicos, en parte porque el mundo es muy grande. Existen muchos puntos diferentes que se pueden medir para determinar si ciertos sitios están bloqueados, el ancho de banda está restringido o las plataformas están bloqueadas.
Y luego, cuando tenemos todos estos datos, [el desafío es] estructurarlos y darles sentido de tal manera que se pueda detectar cuándo ocurren en tiempo real e informar de ello con seguridad. Hay organizaciones como Netblocks, Open Observatory of Network Interference y Censored Planet que llevan a cabo un trabajo increíble en este campo y están expandiendo constantemente su capacidad para medir e informar sobre los apagones en todo el mundo.
Además de todos los problemas técnicos, sigue siendo un juego del gato y el ratón. Nuestros esfuerzos para medir, monitorizar y ser transparentes sobre lo que está pasando en el mundo tienen que estar a la altura de los esfuerzos para desarrollar los medios mediante los cuales los gobiernos pueden restringir el acceso.
Por ejemplo, una situación como la de Afganistán. Ha habido algunos informes de un apagón en el Valle de Panshir (Afganistán), pero no sé hasta qué punto se ha comprobado. ¿Qué indica su investigación sobre lo que podría ocurrir en Afganistán? ¿Por qué los talibanes querrían tener más control sobre internet en una situación como esta?
Tengo que decir primero que no soy un experto en Afganistán. He visto los mismos informes que ustedes, que describen los cortes de internet en todo el país. Uno se caracterizó por impedir específicamente que determinadas personas y grupos reunieran apoyo y cruzaran las fronteras.
Cada vez que un gobierno —o un grupo, en el caso de los talibanes— expresa opiniones autocráticas, autoritarias y represivas, se deduce que pueden hacer lo que dicen que quieren hacer, y eso es restringir el acceso a la información y a la comunicación. Estoy muy preocupado por la situación en Afganistán. Es esencial asegurarse de que las personas tengan acceso a la información y capacidad de comunicarse y de recibir noticias.
―¿Cuán sofisticado tiene que ser alguien para llevar a cabo uno de estos apagones? ¿Puede alguien con un nivel considerable de control sobre la infraestructura de internet participar en estas actividades?
―Tiene razón al señalar que la forma en la que ocurren los apagones a menudo se relaciona con cuánto control tiene un gobierno sobre la infraestructura de las telecomunicaciones en ese país determinado. Y eso varía de un país a otro y con el tiempo.
Una de las cosas que hemos observado, y que otros han informado bien, es que varios gobiernos están considerando leyes que aumentarían su control sobre la infraestructura de las telecomunicaciones. Eso es parte de tres tendencias simultáneas. Primero, la creciente frecuencia de los cortes de internet. En segundo lugar, los gobiernos han prestado mayor atención a cómo controlan la infraestructura de las telecomunicaciones en sus países. Y tercero, también se nota una recesión de la democracia en todo el mundo y un aumento de los gobiernos autocráticos que ejercen su poder sobre la sociedad civil.
―¿Cuál es el riesgo real?
―Desde luego que es algo más que un inconveniente. Es una cuestión de vida o muerte en algunos casos. Sin duda, se trata de la pérdida de medios de vida, de una restricción de la sociedad civil, de restringir el acceso a la información y de limitar la libertad de expresión. Creo que a medida que más personas viven sus vidas online y que las instituciones democráticas dependen cada vez más de internet como forma de facilitar la participación cívica, para compartir noticias e información, para que las personas se comuniquen entre sí y para que la gente se organice, el riesgo de un gobierno que apaga internet conlleva costes crecientes.
―¿Qué puede hacer al respecto un ciudadano cualquiera que utiliza internet? ¿Qué podemos hacer para reconocer cuándo sucede y prevenirlo?
―Depende mucho de las circunstancias. Hay una serie de herramientas que pueden permitir acceso abierto y gratuito a internet, por ejemplo, las redes privadas virtuales (RPV o VPN por sus siglas en inglés). Existen ciertas herramientas que nos permiten protegernos de algunos tipos específicos de censura. El envenenamiento de DNS es una forma común de censura en la que un gobierno manipula URL individuales. Tenemos una herramienta llamada Intra (y también hay otras) que protege a los usuarios y les permite evitar esas restricciones.
Pero, incluso si alguien no experimenta un corte de internet de primera mano, creemos que puede solidarizarse con las personas que no tienen acceso a la información y la capacidad de conectarse a internet de forma libre y abierta. Creo que las limitaciones de acceso abierto y gratuito a internet en cualquier lugar representan un riesgo para todos nosotros en todas partes.
―¿Qué más le gustaría ver de parte de la comunidad internacional y qué cree que será realmente eficaz?
―Un debate público es un primer paso importante. Cuando los gobiernos se reúnan para discutir las normas de comportamiento y el futuro de internet, esperamos que este sea un tema en la agenda, porque representa una amenaza a la libertad y, de hecho, a la seguridad, y parece ir en aumento.
Nos anima la acción multilateral que hemos visto hasta ahora: grupos como la OCDE y la ONU están abordando estos temas, debatiéndolos y llamando la atención sobre ellos. Creo que una conversación pública compartida empezará, en primer lugar, a aclarar qué está pasando en el mundo y a llamar la atención sobre el problema, pero también aumentará constantemente los costes para los países que decidan seguir estas tácticas. Si uno de los costes de cortar internet implica alejarse de la comunidad más amplia de países, sería un paso en la dirección correcta.
―¿Debe considerarse un derecho humano el acceso libre y abierto a internet?
―¿Qué podría ser más fundamental que la forma en la que las personas obtienen información, se expresan, se organizan, se comunican y viven su vida diaria? Internet ha sido uno de los mayores beneficios para la libertad humana en la historia de nuestra especie. Y creo que es vital que protejamos la apertura de internet, porque es parte de su poder.
―En su informe, la abogada de Access Now Marianne Hernández explica que los gobiernos están empezando a considerar internet como algo que deben controlar. Pero el control y la apropiación también los ejercen las empresas privadas como Google, que han diseñado gran parte de esta tecnología. ¿Será un problema el hecho de que no todos comencemos con un acuerdo base sobre lo que realmente es internet y quién merece tener acceso a internet?
Fuente: MIT
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