Un impacto menor y caos se perciben en el mercado boliviano de criptoactivos, a tres meses de una decisión lanzada como solución a la escasez de dólares, pero que solo es usada por un pequeño porcentaje de la población y no por los grandes sectores económicos que requieren de la divisa estadounidense.
Hasta el momento, los criptoactivos han servido para “transacciones pequeñas: si vas a realizar un viaje al exterior; o si quieres comprar algo fuera del país, pagar consultas médicas o algún servicio por internet, como el hosting, el dominio web o la publicidad”, remarcó Hugo Miranda, oficial de Economía Digital de la Fundación Internet Bolivia.
El interés por las operaciones con activos digitales aumentó desde el 25 de junio de 2024, luego de que sorpresivamente el Banco Central de Bolivia (BCB) levantara la prohibición de uso de criptoactivos, un veto que estuvo vigente por más de una década. Y posteriormente, se habilitase canales e instrumentos electrónicos de pagos para operaciones de compra y venta de activos virtuales, como “un paso favorable hacia la modernización e integración económica con el mundo”.
Este tipo de operaciones, no obstante, ya se realizaban en el país, pese al veto. Así lo muestran los datos sobre Bolivia de Binance, la mayor plataforma en línea de intercambio de criptomonedas del mercado global.
Entre enero y junio de este año, el promedio mensual de transacciones en esa casa virtual de cambios fue de $us 7,6 millones, valor que – luego de lanzarse la luz verde– se incrementó entre julio y septiembre a $us 15,6 millones.
En Binance, no se adquieren Bitcoins, que tiene un valor mayor a los $us 60.000, solo tokens como los USDT y USDC, que tienen el respaldo del dólar, por lo que cada unidad se puede comprar entre Bs 10 y 11, precisó Miranda.
El experto recalcó que la autorización del BCB, aprobada a raíz de la escasez de dólares en el país, “no es una solución a ese problema”, pero sí ha permitido “pequeñas transacciones” de personas que tienen cierta preparación en este sector, ya sea para enviar dinero a familiares en el exterior o para recibir dinero de otro país a un tipo de cambio real.
El mismo presidente del BCB, Edwin Rojas, reconoció que las operaciones realizadas al darse luz verde al uso de criptoactivos fueron de “bajo volumen” y principalmente con stablecoins (tokens con valor asociado a un activo o moneda real).
“Permiten la compra venta, sobre todo, de algunos bienes y servicios importados. Existen también algunas operaciones que hace el público para poder acumular algo de valor”, indicó el ejecutivo, antes de indicar que habrá que esperar para ver por qué estas herramientas aún no son utilizadas por empresas e instituciones que demandas dólares.
Según los datos de Binance, el valor promedio de las transacciones efectuadas por la compra de criptoactivos en Bolivia fue de $us 41.
Para la Cámara Nacional de Comercio (CNC), los criptoactivos abren “nuevas puertas para transacciones internacionales”, pero su “impacto real” en el comercio de importación en Bolivia “aún está por verse”.
“Si bien existen oportunidades interesantes, también hay desafíos importantes que deben ser abordados. Para aprovechar al máximo el potencial de los criptoactivos será fundamental contar con una regulación clara y efectiva que garantice la protección de los consumidores y la estabilidad del sistema financiero. Además, será necesario que las empresas bolivianas adquieran conocimientos sobre el uso de los criptoactivos y los riesgos asociados a ello, y que se desarrollen soluciones tecnológicas que faciliten su adopción”, detalló Gustavo Jáuregui, gerente general de la CNC.
Rojas consideró que el mayor uso enfocado en las personas naturales se debe a que aún está en proceso la elaboración de la “regulación” del sector. “Entendemos que las instancias correspondientes están en ese trabajo (…). Esperamos que próximamente se puedan hacer conocer las características, el marco normativo que va a tener el uso de criptoactivos en el país”, dijo.
“El país no estaba preparado (…). La legislación no estaba preparada. Solamente han levantado la prohibición y que pase lo que tenga que pasar”, expresó Miranda.
El oficial de Internet Bolivia sostuvo que la falta de un marco regulatorio ha sacado a la luz varios problemas, como los que enfrentan importadores formales que buscan internar productos comprados con criptoactivos, transacciones que no dejan facturas ni documentos de respaldo; la falta de reglamentos en la Aduana e Impuestos Nacionales para realizar los pagos con criptomonedas; o el bloqueo de algunos bancos a compras de activos virtuales a través de sus cuentas.
“Se ha generado un caos que todavía no se nota ni se ve reflejado en los medios, porque aún somos pocos los que usamos” esta tecnología, expresó.
La luz verde del BCB despertó un mayor interés en los criptoactivos, principalmente de la población joven, según Fabiola Acarapi, una de las fundadoras de la comunidad Ethereum, enfocada en la educación del ecosistema Blockchain.
Pero este tipo de operaciones, puntualizó, requiere de conocimiento en al menos tres áreas: manejo de finanzas tradicionales; gestión de activos digitales (criptomonedas, tokens, contratos inteligentes, certificados online, etc); y empresas y organizaciones que respaldan esos activos virtuales, para identificar los riesgos y volatilidad de cada uno.
Miranda y Acarapi coinciden también en que los grandes sectores que demandan dólares aún no están enfocados en los activos digitales, entre otras razones porque los montos que requieren sobrepasan por mucho la oferta de criptoactivos.
“Los criptoactivos pueden llegar a ser una herramienta complementaria, pero no una solución única y definitiva para abordar la escasez de dólares en Bolivia”, acotó Jauregui.
La activista Eliana Quiroz sostiene que la asimilación masiva de los criptoactivos en el país no solo depende de la normativa, sino de que los usuarios –sean personas o empresas– se informen y estudien el tema para evitar fraudes, para identificar las mejores monedas y para tomar las mejores decisiones de compra o venta de estos activos.
“Pero depende principalmente de que sea más conveniente, que sea una opción para abaratar costos. Ahora, la forma de adquirir USDT y otros dólares digitales es cara; si fuese más barata habría mucha más gente metiéndose a la actividad”, mencionó.
Jáuregui agregó que aspectos inherentes a la alta volatilidad de las criptomonedas elevan los niveles de riesgo y dificulta su uso como medio de pago estable. “Aunque los criptoactivos pueden facilitar las transacciones internacionales, su valor sigue vinculado en muchos casos al dólar estadounidense y a otras monedas fiduciarias. Esto significa que una devaluación del dólar también afectaría su valor”.
“El Gobierno dice que esto está solucionando el problema de los importadores y demás, pero los montos que se manejan (con criptoactivos) son pequeños. Hay ‘cajeros’ en Binance que tienen disponibles hasta 35.000 (unidades), pero la mayoría tiene menos de 5.000”, acotó Miranda.
Así que para comprar, por ejemplo, una maquinaria de $us 100.000 se tendría que recurrir a varios cajeros e incluso adquirir los tokens o criptomonedas ofertados en otros países.
Para Jáuregui, la falta de una regulación clara y específica sobre el uso de los criptoactivos en Bolivia genera inseguridad jurídica y puede desalentar su adopción en el corto plazo. Por ello, será menester que el Gobierno Nacional genere un espacio de diálogo público privado con los diferentes actores de la economía, para consensuar políticas públicas y medidas que regulen y coadyuven con su adecuada implementación en nuestro país”.
No obstante, una iniciativa reciente y pionera a nivel bancario es Criptobisa, de Banco Bisa, que habilita el primer servicio de custodia, compra y venta de USDT, una stablecoin que tiene paridad con el dólar y que le permitirá al usuario realizar transacciones de manera segura.
Con Criptobisa los clientes de la entidad financiera podrán realizar por ejemplo el pago a proveedores en el exterior o efectuar transferencias para la matrícula de los hijos en el exterior o cualquier otra operación. Todo en moneda nacional y con la seguridad de que los beneficiarios reciban dólares en el país donde se encuentren.
Fuente: Economy