Hay personas que, cuando están desesperanzadas, se calman al tumbarse en posición fetal. Quieren regresar, sin saberlo, al vientre materno, cuando todo eran buenas noticias. Hay personas que, cuando hablan, gesticulan tanto que parece que narren historias paralelas con las manos; y si se les priva de ello, quizás les cueste más expresarse con fluidez. Hay personas que se emocionan llevando el ritmo con el pie, y otras sacudiendo la cabeza. Incluso hay personas que se dedican a emocionar a otras solamente con el movimiento de su cuerpo. ¿No es ese el poder de la danza?
En definitiva, hay veces en las que nuestro cuerpo expresa lo que la mente no puede, no sabe, o no ha descubierto todavía. Quizás es la forma que tiene nuestro organismo de decir que cuerpo y mente juegan en el mismo equipo, y que sus manifestaciones cotidianas pueden ser la prueba de que el ser humano es mucho más complejo que un ordenador.
Embodied cognition, traducido como cognición corporizada (o corpórea), es una teoría científica que sugiere que la naturaleza del pensamiento humano está ligada a la interacción de nuestro cuerpo con el entorno. Dicho de otro modo, postula que mente y cuerpo trabajan conjuntamente, intercambiándose información. La cognición, por tanto, ya no consistiría exclusivamente en la manipulación mental de símbolos abstractos, sino más bien en el producto de nuestra experiencia a través del cuerpo. Si el sentido común diría que es la mente la que le ordena a las piernas que se muevan, la cognición corporizada dice que puede haber un sentido opuesto, es decir, que primero se mueven las piernas y eso genere estados mentales.
Algunos estudios han mostrado que cuando imaginamos una acción física, como por ejemplo el levantar una bolsa de la compra, en el cerebro se activan las mismas regiones motoras que cuando realmente levantamos esa bolsa. Este hallazgo sugiere que las representaciones mentales de acciones físicas comparten procesos neuronales con el desempeño real de esas acciones. De igual modo, cuando percibimos un objeto, simulamos de forma automática acciones que podríamos hacer con él. Por ejemplo, cuando vemos un vaso con agua, imaginamos que lo tomamos y bebemos.
Se especula que esta estimulación sensoriomotora podría ser un aspecto fundamental en la comprensión del mundo. Scientific American recoge otros resultados de experimentos de cognición corporizada, como que pensar en el futuro hizo que los participantes se inclinaran ligeramente hacia adelante, mientras que pensar en el pasado hizo que los participantes se inclinaran hacia atrás. En otro estudio, aquellos que apretaban una pelota blanda percibían las caras de sexo neutral como más femeninas, mientras que apretar una pelota dura indujo a que percibieran rostros neutrales como más masculinos.
Desde el punto de vista filosófico, es una tesis que descarta las propuestas dualistas (ya que mente y cuerpo no son substancias separadas) y pretende desbancar una de las perspectivas con más peso en la actualidad, el funcionalismo computacional. Según esta visión, la mente es como un ordenador que conceptualiza la cognición (las creencias, los deseos, la memoria…) mediante reglas y algoritmos. Sin embargo, podría ser una teoría incompleta, ya que pasa por alto el valor de las experiencias corporales en la creación de procesos cognitivos y otorga al cuerpo un papel de simple vehículo de la consciencia. Dicho lo cual, la cognición corporizada permanece en una etapa muy temprana de su desarrollo, por lo que falta, además de un enfoque compartido entre investigadores, una argumentación sólida de los principios que sostienen la teoría.
Imagen: The Guggenheim Museums and Foundation
Fuente: Ethic
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