Vivimos tiempos dinámicos, donde las universidades se ven obligadas a adaptarse a las necesidades cambiantes del mercado laboral de hoy y de los gustos y preferencias de cada generación. Muchas instituciones educativas intentan ir en consonancia con estos requerimientos, creando nuevas carreras de grado y actualizando las ya existentes.
Sin embargo, lograr este objetivo no es tan fácil. Según una encuesta realizada por Trabajopolis.bo solo un 50 por ciento de los que tienen 25 a 29 años considera que su carrera universitaria está acorde a los requisitos que publican las empresas en sus ofertas de trabajo.
Este relevamiento pone de manifiesto que aún resta mucho por hacer para que en los próximos años un mayor caudal de jóvenes sienta la seguridad de que las instituciones educativas los preparan para los trabajos del futuro.
Es claro que la actualización deberá ser constante, en especial porque se estima que en los próximos cinco años desaparecerán 85 millones de puestos de trabajo, y aparecerán 97 millones de nuevos trabajos, varios relacionados con profesiones que aún no han emergido.
En esta rueda de cambio, donde los jóvenes perciben aquello que les gusta y también las profesiones que les traerán a futuro oportunidades laborales, las carreras técnicas parecen ser las más elegidas en los tiempos que corren. En los últimos años se inclinan más por ellas que por las orientadas en las ciencias sociales. Incluso hay una tendencia mundial de empoderar a la mujer en carreras STEAM (por sus siglas en inglés), es decir, carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas.
Varios estudios realizados en Latinoamérica lo confirman, las carreras sociales han perdido más de la mitad de adhesión. “Se ha generado un mayor interés hacia carreras como Ingeniería Ambiental, Desarrollo de software, Ciberseguridad, Ingeniería Robótica, Marketing Digital, Gastronomía e Ingeniería Genética”, explica Gustavo Villarroel Terrazas, comunicador y coach.
Lo mismo se comprueba en Argentina, donde los egresados de las carreras sociales (Ciencia Política, Relaciones del Trabajo, Comunicación Social, etc.) disminuyeron un 40%, entre 2016 y 2022, según información de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Las razones de estos cambios son multifactoriales, pero debemos destacar que el mundo que se vive hoy es rápido y cambiante y día a día van surgiendo nuevas necesidades, gustos y preferencias.
También el Covid-19 trajo un proceso acelerado de transformación digital que afectó a varios sectores, entre ellos: al mercado laboral y a las formas de enseñanza. La revolución tecnológica llegó para quedarse.
El teletrabajo y las clases online, que en su momento fueron utilizadas como única herramienta posible para seguir adelante, se mantuvieron postpandemia; y hoy, a la hora de elegir anotarse en una carrera o postularse a un nuevo trabajo, se tiene en cuenta también si es presencial, virtual o modalidad híbrida. Esto obligó a las universidades a replantearse su propuesta, ofreciendo en muchos casos variedades de formatos para las distintas necesidades.
“En el caso particular de Bolivia, al igual que en todo el mundo, la revolución tecnológica plantea grandes retos a las universidades, que tienen que responder con rapidez a la demanda del mercado, pero principalmente a las necesidades de los jóvenes que se enfrentan a una cada vez mayor falta de fuentes de empleo”, dice Villarroel Terrazas.
En Bolivia, siempre se suman nuevas carreras, muchas relacionadas con la tecnología. Por ejemplo, Univalle a fines del 2022 creó la Licenciatura en Ingeniería en Ciencia de Datos e Inteligencia de Negocios, con el objetivo de utilizar la tecnología para analizar, crear, desarrollar e interpretar datos en las empresas. La Universidad Católica Boliviana, por su parte, luego de la pandemia, lanzó una carrera llamada Ingeniería en Multimedia e Interactividad Digital. La Universidad Mayor de San Andrés ofrece especializaciones, como la Maestría en Transformación Digital y Gestión de Proyectos Tecnológicos.
Nombrar la variedad de nuevas posibilidades que ofrecen las universidades bolivianas sería largo, pero hay un patrón que las une: la búsqueda de la innovación, el intentar enseñar más desde un lugar práctico y experiencial que teórico y dar a elegir a sus alumnos entre las modalidades presenciales, semipresenciales o a distancia.
¿Cómo facilitar a los estudiantes su acceso al empleo?
Como dijimos, las instituciones de educación superior tienen el desafío de responder a las necesidades de un mercado laboral que cambia rápida y constantemente.
A tal velocidad cambia el mundo del trabajo que muchos de los jóvenes que actualmente se están formando, van a acceder a un mercado laboral totalmente distinto.
En esta transformación acelerada, las universidades tienen un papel clave: formar a los nuevos profesionales, adaptándose a los cambios.
“Las universidades tienen que adaptarse al nuevo mundo y, por supuesto, a las nuevas necesidades de los estudiantes. La humanidad vive en permanente cambio, pero la pandemia aceleró esta transformación en todos los niveles de la sociedad”, expresa Villarroel Terrazas y puntualiza que “las instituciones de educación en general tendrán que seguir armonizando los dos entornos de aprendizaje –presencial y virtual- de modo que la digitalización amplíe y complemente, pero no sustituya, la relación estudiante-profesor”.
Por esto, las universidades que sigan aferradas a los modelos tradicionales de enseñanza y aprendizaje pueden correr el riesgo de quedar fuera de las necesidades de su tiempo, por seguir sosteniendo programas largos e inflexibles, y por la lenta innovación.
Para que esto no suceda deberán realizar ciertos cambios en sus estructuras tradicionales y así poder adaptarse al nuevo mercado laboral. Entre ellos:
-Apostar por experiencias de aprendizaje flexibles y dinámicas, integradas con las tecnologías.
- Renovar programas y contenido, ya que el mercado laboral requerirá que los individuos desarrollen nuevas habilidades de forma constante.
- Diversificar las ofertas educativas y ofrecer cursos cortos en habilidades específicas.
Fuente: Economy
No hay comentarios.:
Publicar un comentario