El mundo digital está impactando en diversos ámbitos y el de la pareja no es la excepción. Es así que no es extraño observar cómo las relaciones trascienden el ámbito físico y se llevan con cada vez más cotidianidad al escaparate de las redes sociales a través de fotografías, videos, mensajes y todo tipo de expresiones que muestran que sostenemos una relación amorosa.
Sin embargo, esto no siempre es así de simple, pues aunque muchas personas no lo sepan pueden estar ejecutando o siendo víctima de una práctica propia del ámbito digital que suma aún más dificultad al ya de por sí complejo tema de las relaciones: El “stashing”.
Este término, que apareció alrededor del 2017 acuñado por primera vez por la periodista Ellen Scott de Metro UK, significa «ocultar», se refiere básicamente a dejar fuera a la pareja de todo perfil en plataformas digitales, dando a entender al círculo social que no existe una pareja y en muchos casos, abriendo el mensaje de “sigo soltera o soltero”.
Ocultar una relación de pareja a la familia, amigos o en el entorno laboral no es nuevo, pues tristemente por generaciones se han escuchado las clásicas frases de: “lo siento mi amor, pero la posada del trabajo es exclusivamente para trabajadores”, “es que ahorita hay problemas en mi familia, te aviso cuando todo se haya calmado para que los conozcas” o “es que ya casi no veo a mis amistades”.
El punto es que en la actualidad existe la creencia de que “si no lo publicas, no existe”, lo cual genera que para muchas parejas tenga una gran importancia hacer pública su relación en redes sociales.
Las parejas jóvenes, que se encuentran entre los 18 y los 44 años de edad, son las que más posibilidad tienen de enfrentarse a un eventual episodio de stashing, debido a que tienen mayor acceso a internet y han desarrollado un mayor apego a los entornos digitales en el ámbito social, pero por supuesto que esto no descarta a otras generaciones que también están llevando sus relaciones al mundo digital.
Pero vayamos por partes, pues a pesar de ser un término relativamente nuevo y que no se encuentra dentro del manual de clasificaciones de trastornos mentales, sí que está haciendo de las suyas dentro de las relaciones monógamas, (entendiendo éstas como aquellas donde se mantiene una relación afectiva, emocional y sexual sólo con una persona).
Es así que es preciso señalar que, el stashing no se presenta en relaciones que van comenzando o relaciones casuales, sino que una de sus principales características es que quien lo realiza muestra actitudes contradictorias entre redes sociales y la vida real hacia su pareja.
Es decir, la persona que ejerce esta práctica, le hace creer a su pareja que tienen algo serio en la vida real o actúa como tal, sin embargo, cuando de redes sociales se trata, niega todo rastro de existencia de esa relación.
Esto cobra relevancia si consideramos que WhatsApp es la red social con el mayor porcentaje de usuarios en México, mientras que Facebook, es la segunda plataforma más usada por las personas internautas a nivel nacional.
Es decir, la ventana virtual está muy presente en la vida de las parejas y el hecho de no ver ya sea en whatsapp o en Facebook esa fotografía de tu pareja y tú pasándosela fenomenal lleva a que algunas parejas se hagan algunas preguntas:
¿Por qué me está ocultando? ¿Hay alguien más? ¿Será que aún le gusta tal o cual persona? ¿No será que más bien le doy vergüenza porque no estoy a su altura? ¿Se estará tomando la relación en serio como yo lo estoy haciendo?
Estas interrogantes sobre el comportamiento de la pareja en el ámbito digital pueden destapar o crear inseguridades que pueden hacerle pensar a las personas que algo está mal en ellas o ellos cuando la realidad no es así.
Es de suma importancia reflexionar sobre lo que pasa con las víctimas de stashing: la negación de sus parejas puede generar que se sienten humilladas, y lo peor, es un tema que es difícil de identificar como violencia para la víctima y su entorno.
Quien realiza “stashing” hace que su pareja pueda desarrollar sentimientos de inferioridad y desvalorización (“no soy suficientemente buena/o para que me muestre a los demás), lo que a su vez afecta profundamente a su autoestima. ¿Pero, por qué las personas practican stashing?
Una de las razones para ejercer esta práctica es querer utilizar a otra persona para tener “segura” una relación afectiva, pero al mismo tiempo la posibilidad de seguir conociendo y saliendo con más personas sin que su pareja se entere, también hay quienes sienten vergüenza por mostrar a su compañera o compañero en las redes pues piensan que recibirán críticas porque no están a su “altura” o que está muy por encima.
Por otro lado, están quienes lo hacen sólo por ego, para seguir recibiendo comentarios sobre su atractivo al momento de compartir fotografías, es decir, sentirse deseados/as.
En todas estas acciones hay un común denominador: una gran falta de responsabilidad afectiva al no tener acciones de honestidad con sus parejas, no expresarles sus verdaderos deseos o carecer de empatía al no pensar en cómo se sentirán si se dan cuenta que les están escondiendo.
Evidentemente el stashing no aplica cuando una pareja de común acuerdo ha decidido no hacer pública la relación, se sabe que alguna de las dos partes no hace uso de las redes sociales o, que ambos o alguien de la relación no sea muy activo en sus perfiles o que para ninguna de las partes es relevante socializar, o no, su relación.
Sin embargo, sí puede representar un problema para aquellas personas que saben que su pareja gusta de hacer públicas sus actividades cotidianas como el café que toma por la mañana, hasta las reuniones familiares y laborales.
A pesar de que publicar sobre la pareja no parezca un indicador de fidelidad, seriedad o compromiso, sí puede generar intriga dentro de las relaciones activas en las redes y llevar a cuestionamientos sobre si está ocurriendo algo malo como para que “no me muestre ahí”.
El stashing puede verse en múltiples escenas, como cuando una persona que comenzó una relación hace unos meses, sube fotos de las salidas juntos, pero jamás mostrando a su pareja en las imágenes ni mucho menos etiquetando. Si sube algún video no muestra con quién está, y además rechaza las invitaciones cuando la otra persona la etiqueta.
Otro ejemplo podría ser de alguien subiendo fotografías de todos sus encuentros sociales, excepto cuando sale con su pareja; reacciona a las publicaciones de todos sus amigos o amigas, menos a las de la pareja o, directamente, habla sobre estar soltera o soltero en redes sociales.
Cuando una persona es víctima del stashing, simplemente no existe en las redes sociales de su pareja, no hay publicaciones, mensajes, fotografías, videos ni rastro alguno. Nada.
Si piensas que estás viviendo una situación así, tu pareja no te muestra en sus redes sociales o no quiere salir en las tuyas, y eso te causa problema, la mejor vía para comprender qué ocurre es preguntarle directamente de una manera clara, evitando quedarnos enganchados y dejarnos llevar por las interpretaciones que hacemos debido a los miedos e inseguridades.
Si por el contrario, eres quien está practicando stashing, es importante reflexionar sobre lo que realmente buscas en el aspecto sentimental y puedes empezar por realizarte las siguientes preguntas:
¿Estoy realmente listo/a para involucrarme sentimentalmente sólo con una persona? ¿Cómo me siento cuando alguien me halaga o me coquetea en las redes sociales? ¿Me gustaría continuar en el estado de soltería para seguir conociendo más personas por los medios digitales o prefiero continuar mi relación monógama con todo el compromiso que ello implica? ¿Hay algo de la relación que me está dando pena y por ello prefiero ocultar a mi pareja?
Lo mejor siempre es sincerarnos con nosotros mismos. Tener claridad en nuestros pensamientos, emociones y metas, permitirá que podamos ser asertivos con otras personas, convertirnos en seres responsables en la afectividad y de esta manera prevenir este tipo de conductas que pueden dañar a las personas con quienes nos relacionamos.
Imagen: Que tal virtual
Fuente: ConsumoTic
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