Pasado el triunfo de los liberales contra los conservadores en la Revolución Federal (1898-1899), se inició un intenso trabajo para atraer a varios intelectuales con la misión de introducir ideas foráneas y colocarlas en el ámbito nacional; es así, las universidades fueron invitando a varios de estos con la misión de ser catedráticos en la materia de Sociología. Esta ciencia nueva y todavía aún no explorada por completo, llevaría a uno de los intelectuales de ese momento, Daniel Sánchez Bustamante, a redactar el primer manual de sociología para enseñanza universitaria.
En 1903, fue invitado como catedrático de Sociología en la Facultad de Derecho de la Universidad Mayor de San Andrés, con el objetivo no solo de enseñar esta nueva disciplina, sino implantar ideas de varios pensadores y precursores de la materia colocando énfasis más en unos que otros. Ese mismo año sale Principios de Sociología, con un tiraje reducido. Esta sería la primera parte de su estudio, lastimosamente la segunda parte, anunciada para publicarse, nunca salió.
El libro se divide en dos grandes partes, las cuales, si bien ahondan las nuevas corrientes de esta reciente ciencia, Bustamante toma como punto clave en su estudio a la importancia del progreso como motor principal para llegar a un desarrollo sostenible del país, dando a entender que no solo es un manual básico de conceptos e ideas de ciertos intelectuales, sino una aproximación a demostrar los defectos y errores que el país estaba incurriendo constantemente.
La primera parte se divide en dos capítulos. El primero, Conceptos, dominios y problemas de la Sociología. Acá se hace un breve repaso, por los grandes precursores como Comte, Quetelet y Spencer. Bustamante, da una alta importancia para ampliar su campo intelectual dividiendo la historia de la sociología en tres fases: economista, naturalista y la tercera, fusión de las dos anteriores, distinguiendo a su época la misión de dar a conocer el fenómeno social como único estudio. Partiendo de la escuela americana menciona su teoría teleológica con sus representantes Lester Ward y Franklin Giddings, este último su principal referente de Bustamante, por haber “sistematizado mejor la ciencia” y haber abarcado el proceso social como la unificación del objeto físico-psíquico y la organización psicológica para crear la “personalidad humana”.
Mencionando las demás escuelas sociológicas, se dirige a la de Emil Durkheim, por su postura del hecho como manifestación externa e independiente de expresiones individuales, describiendo sus estudios de manera resumida y describe las diversas clasificaciones de la sociología; para esto menciona a estudiosos casi olvidados al día de hoy como el profesor japonés Tongo Takebe y el filósofo español Gumersindo de Azcarate.
En el segundo capítulo, La sociedad: sus fenómenos y sus leyes, define y caracteriza a la sociedad como una “reunión de hombres dirigidos por ideas, deseos e instintos semejantes”, partiendo de las concepciones de la tradición, solidaridad nacional y la acción del Estado como causa común de esta.
Para separar a la sociedad de la teoría organicista, toma como referencia la percepción psicológica y económica, donde solo el ser humano comparte un común deseo de convivencia y se adecua de acuerdo a las condiciones que más le favorece, siendo el caso particular de un individuo pertenecer a una sociedad por encima de otra, de acuerdo a sus creencias y pensamientos. Acá define las descendencias de ciertos grupos en base a la raza de estos, afirmando los lazos de comunidad ya que las “ideas, creencias y las pasiones del individuo se modelan a las de los antepasados”. Agarrando las teorías de Gobineau considera que el proceso histórico de toda raza tiene su resultado de acuerdo a su vigorosidad o debilitamiento en su herencia, basando características del lugar donde viven y del aspecto geográfico.
La siguiente parte, La estructura social y sus formas, en su único capítulo de esta segunda parte, El territorio y la población, se explica la importancia del colectivo humano para lograr crear naciones fuertes y con un gran progreso, basado en su clima y su suelo, fértil o estéril, para lograr conseguir varios recursos. Acá toma ejemplo de nuestro país, describe la diversidad de suelos que tiene, pero, al mismo tiempo, sus diversos grupos étnicos y su gran problema con el desconocimiento de otros grupos, logrando “motivos de conflicto en las ideas, las necesidades, los gustos, las costumbres”; añade el factor climático en diversas partes del país, siendo muy heterogéneo con respecto a otras naciones, de este factor climático, ve a la raza aymara “abatidos por la servidumbre” por ser “conformista” por el lugar donde viven. Reclama la ausencia de progreso y llama a la “onda inmigratoria” para vigorizar las “energías colectivas” en todas las ciudades del país, para, posteriormente, crear una cultura intelectual para un mejor progreso nacional.
Fuente: Opinion
No hay comentarios.:
Publicar un comentario