Los conflictos políticos y las movilizaciones sociales generadas a partir de la realización del próximo censo en Bolivia han inundado los titulares en los medios de comunicación y, sin lugar a dudas, han polarizado a la opinión pública. En medio de ello, es importante recalcar la propuesta que el Comité Científico de Cochabamba presentó la anterior semana al Comité Cívico para digitalizar el proceso censal, al igual que lo hicieron, por primera vez en su historia, Argentina y Ecuador este año. Esta propuesta resulta particularmente importante, no sólo por los detalles técnicos y beneficios económicos que traería al país, sino porque esta inserta en un debate mayor sobre la resiliencia del Estado ante los avances tecnológicos que se dieron a partir de la pandemia de Covid-19 en el mundo.
En una entrevista que el miembro del Comité Científico de Cochabamba, César Vargas, dio al periódico Opinión se profundizó en la idea de que el censo digital es una herramienta tecnológica que permite a los ciudadanos llenar un cuestionario virtual desde sus dispositivos electrónicos, de forma sencilla, rápida y confiable. Esto permitiría al Instituto Nacional de Estadística (INE) contar con datos de manera inmediata, según los cuales se podrían extraer resultados en aproximadamente un año. Además, permitiría reducir el presupuesto actual destinado a la realización del censo, ya que los encuestadores solo serían requeridos para verificar que los cuestionarios digitales sean llenados en los hogares y asistir a usuarios que presenten dificultades técnicas al momento de acceder y llenar las preguntas.
La tecnología de código de bloques (mecanismo avanzado de bases de datos que permite compartir información dentro de una red) también facilita la trasparencia del proceso, al utilizar un código especifico por cada usuario que llene sus datos de identificación ciudadana en las plataformas correspondientes. En Argentina y Ecuador, el 20% de su población llenó el censo digital de forma satisfactoria en sus primeros 10 días de prueba, permitiendo a ambos países catalogar esta experiencia como un “avance positivo” en términos de acciones de políticas públicas y procesos gubernamentales. Sin embargo, en el caso de Bolivia es urgente tener un enfoque transversal de la digitalización, para poder comprender y contrarrestar los verdaderos retos que el país presenta al momento de migrar a esta clase de procesos en el ámbito tecnológico. No podemos generalizar los casos de toda Latinoamérica, ya que cada país tiene indicadores y resultados sumamente distintos dentro del ámbito tecnológico/comunicacional. El primer punto, es comprender que el país tiene que destinar más recursos a la investigación sobre digitalización, que vayan más allá de meros datos técnicos y estadísticas sin análisis crítico por detrás y que puedan estudiar la temática desde aristas sociales, políticas y culturales también.
Debemos preguntarnos si en las condiciones en las que esta el país, las personas estarían dispuestas a depositar su confianza en algo tan novedoso y desconocido como una encuesta digital. Aunque estas sean solo suposiciones, la cuestión es que la digitalización necesita de más información para poder avanzar correctamente. La propuesta del Comité Científico de Cochabamba no solo es interesante, sino necesaria para mejorar los procesos que experimenta y experimentará el país en el futuro. Pero, debe ser presentada ante el INE y no solamente ante el Comité Cívico, que políticamente no tiene competencias para ejecutar el proyecto. Existe la necesidad de seguir impulsando políticas de universalización de la conectividad, inversión en infraestructura digital y educación sobre usos y posibilidades de plataformas digitales, con tal de tener resultados positivos y beneficiosos en todos los niveles de implementación. Este compromiso no debe ser solo de instancias públicas, sino también debe englobar la acción ciudadana y a los medios de comunicación masiva.
Fuente: CERES
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