sábado, 31 de octubre de 2020

Acceso igualitario a las tecnologías digitales: un elemento clave para la recuperación resiliente


Hace dos años, cuando Loretta Ibrahim se inscribió en el programa de conocimientos digitales “Click-On Kaduna”, la idea de una pandemia mundial le resultaba inimaginable. En el marco de dicho programa, se ha brindado capacitación a casi 1200 jóvenes afectados por conflictos en el estado nigeriano de Kaduna a fin de prepararlos para aprovechar las oportunidades en el mercado digital.

Este año, cuando la COVID-19 (coronavirus) impulsó a muchas empresas a volcarse a las tecnologías digitales, Loretta, de 23 años, estaba lista. “La experiencia con el programa Click-On Kaduna ha sido espectacular desde todo punto de vista”, afirmó. “Como ya tenía las habilidades necesarias, me acaban de contratar para que maneje la imagen de dos clientes en los medios sociales”.

Iniciativas como el programa Click-On Kaduna, que pusieron en marcha el Banco Mundial, la Fundación Rockefeller y el Gobierno del estado de Kaduna, son esenciales para reducir la brecha digital entre mujeres y hombres.

Sin embargo, a medida que el mundo se vuelve cada vez más conectado digitalmente, las mujeres siguen estando rezagadas con respecto a los hombres en el uso de las tecnologías digitales, sobre todo de las tecnologías móviles.  Esto significa que tienen menos probabilidades que los hombres de acceder a servicios vitales como las transferencias monetarias, información médica, contenido educativo u oportunidades de empleo.

Incluso antes de la pandemia, las mujeres de los países de ingreso mediano y bajo tenían un 8% menos de probabilidades que los hombres de poseer un teléfono celular.  Asimismo, hay 300 millones menos de mujeres que usan internet móvil,  lo que representa una brecha de género del 20%. Actualmente, se prevé que esta brecha digital de género empeorará debido a la COVID-19.

La pandemia pone de relieve que el acceso a las tecnologías digitales es imprescindible en épocas de crisis. Por ejemplo, en India, donde la brecha de género en la titularidad de teléfonos inteligentes ronda el 60%, los investigadores han concluido que la mayoría de las mujeres pobres son propensas a ser excluidas del programa de transferencias de efectivo digitales establecido por el Gobierno. Ello se debe a que carecen de acceso a cuentas bancarias digitales o no tienen conocimiento de ellas.

Para abordar estas brechas, los Gobiernos y el sector privado deben elaborar su respuesta a la pandemia basándose en un enfoque de género.  Ya existen algunos casos prometedores. Togo, que acaba de nombrar por primera vez a una mujer para ocupar el cargo de primer ministro, puso en marcha recientemente el programa de transferencias de efectivo digitales “Novissi” (que se traduce como “solidaridad”) para ayudar a los trabajadores informales durante la pandemia. Las mujeres y los hombres reciben el equivalente a USD 20 y USD 17 por mes, respectivamente, para cubrir necesidades básicas como alimento, agua, electricidad y servicios de comunicaciones. En el marco del programa, se asigna más dinero a las mujeres, dado que es más probable trabajen en el sector informal y que tengan a su cargo las necesidades básicas de la familia, como los alimentos y la nutrición.

Asimismo, en Myanmar, la empresa Wave Money, que ofrece servicios financieros móviles, se ha asociado con la Unión Europea y la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos con el propósito de distribuir el equivalente a EUR 5 millones a los trabajadores de la industria de la indumentaria afectados por la pandemia.

El programa Reducir la Brecha de Género mediante el Desarrollo Digital Inclusivo, que el Banco Mundial puso en marcha recientemente, es otro buen ejemplo que tiene como objetivo sacar provecho de la alianza mundial EQUALS para promover la igualdad de género en el ámbito digital. EQUALS, fundada en 2016 por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), la Asociación GSM, el Centro de Comercio Internacional (CCI), la Universidad de las Naciones Unidas y ONU-Mujeres, convoca a los sectores público y privado para reducir la brecha digital de género. Mediante este nuevo programa del Banco se pondrán en marcha y evaluarán tres actividades piloto de alfabetización digital para mujeres y niñas en África.

Si bien estas iniciativas son un paso en la dirección correcta, los sectores público y privado pueden hacer más para cerrar la creciente brecha digital de género mientras los países se enfrentan a la COVID-19. Si la brecha de género en la telefonía móvil no se aborda directamente, las mujeres se quedarán rezagadas a medida que las sociedades y las economías sigan avanzando con el proceso de digitalización.

Para encarar la brecha, es necesario, en primer lugar, mejorar la calidad y la disponibilidad de los datos desglosados por sexo sobre el acceso a la telefonía móvil y su uso con el objeto de orientar mejor las estrategias, establecer metas y seguir de cerca los avances logrados.

En segundo lugar, debemos abordar los obstáculos que las mujeres deben sortear en términos de acceso, asequibilidad, conocimientos y habilidades, y seguridad y protección, y permitirles acceder con mayor facilidad a contenidos, productos y servicios relevantes.
  • Acceso: para las mujeres que viven en zonas pobres y alejadas, los servicios de telefonía móvil y de internet en muchos casos están fuera de su alcance,  dado que suelen estar disponibles solo fuera del hogar o en lugares que son inseguros o inaccesibles. Las mujeres también enfrentan dificultades para obtener los documentos de identidad que se requieren para abrir cuentas. En Somalilandia, Telesom introdujo una cuenta simplificada en cuanto a la verificación de la identidad del cliente para que las mujeres que no tienen documento de identidad puedan acceder al servicio de dinero móvil. Para abrir una cuenta bajo esa modalidad, no se requiere identificación formal: basta con un nombre, una foto, la fecha de nacimiento y detalles de contacto. Telesom también reclutó a más oficiales mujeres para alentar a las mujeres a solicitar el servicio de dinero móvil.
  • Asequibilidad: los costos de conectividad y de los dispositivos pueden reducir la capacidad de las mujeres de beneficiarse de los servicios móviles,  dado que suelen tener menos independencia económica, menores ingresos y menos acceso a fuentes de financiamiento externo que los hombres. En muchos países, las mujeres son también más propensas a tener equipos de menor calidad y suelen obtenerlos más tarde que los hombres. En Kenya, donde las mujeres tienen un 39% menos probabilidades de acceder a servicios de internet móvil, Safaricom se asoció con Google para ofrecer el teléfono inteligente más accesible del país. Cada dispositivo viene cargado con 500 megabytes de datos gratuitos durante el primer mes.
  • Conocimientos y habilidades: en muchos países, hay una mayor proporción de mujeres analfabetas y con menos educación que de hombres en esas mismas condiciones; a menudo, dichas mujeres también carecen de habilidades digitales y de la confianza para utilizar los servicios de telefonía móvil y de internet. Por lo tanto, enfrentan obstáculos a la hora de acceder a los servicios digitales. En 15 países de África al sur del Sahara y de Asia, la empresa Viamo, en asociación con operadores de redes móviles, presta servicio de información que los interesados pueden solicitar de forma gratuita llamando al 321. De este modo, las mujeres pueden acceder a contenidos educativos interactivos y a capacitación para adquirir habilidades digitales.
  • Seguridad y protección: si bien los teléfonos celulares e internet pueden servir de medio para las amenazas que siempre han existido (como el acoso) y para nuevas formas de amenazas (como el robo de identidad en línea), estos servicios también pueden ayudar a las mujeres a sentirse más seguras. Como parte de un proyecto del Banco Mundial en Perú, se pondrá en funcionamiento una línea de ayuda para mujeres víctimas de violencia doméstica,  similar al servicio de emergencias 911 de Estados Unidos. Esta línea ayudará a las mujeres a utilizar las tecnologías digitales para denunciar instancias de abuso tanto durante la pandemia como después de la crisis.
  • Contenidos y normas sociales relevantes: para cerrar la brecha de género es necesario brindar acceso a contenidos, productos y servicios relevantes, y respaldar la creación de un ecosistema de aplicaciones y servicios que se ajuste a las necesidades, preferencias y capacidades  de las mujeres y las niñas. En Nigeria, Equal Access International se asoció con una estación de radio local para producir un show en el que se abordan los estereotipos de género, se cuestionan tabúes culturales y se promueve el uso de tecnologías digitales entre mujeres y niñas.
  • A través de las políticas gubernamentales se pueden respaldar estos esfuerzos para encarar los singulares desafíos que enfrentan las mujeres. Acelerar las reformas regulatorias —por ejemplo, reduciendo impuestos a sectores específicos y derechos aduaneros— puede contribuir a que los servicios móviles sean más asequibles para el usuario final, sobre todo las mujeres, que representan la mayoría de las personas no conectadas. En los mercados donde existen fondos de servicio universal, se debería examinar el potencial de dichos fondos, en consulta con el sector, para lograr que los servicios de telefonía y de internet móviles sean asequibles para las mujeres. Cuando corresponda, se podrían incluir proyectos que se centren en la adopción de esos servicios por parte de las mujeres.
La brecha de género en el ámbito de las tecnologías digitales y móviles no se cerrará por sí sola. Debemos trabajar juntos y adoptar medidas en forma coordinada.  Las causas profundas de la brecha de género relacionada con la tecnología móvil son complejas, tienen carácter diverso y están interrelacionadas, por lo que no pueden ser abordadas por una sola organización.

Durante las Reuniones Anuales de 2020 del Grupo Banco Mundial, que se llevaron a cabo la semana pasada, ministros y dirigentes del sector privado se comprometieron a seguir promoviendo esta agenda. Ahora es el momento de unir fuerzas para garantizar que las mujeres no queden rezagadas en un mundo que cambia rápidamente, y donde la conexión digital ha pasado a formar parte de la nueva normalidad. 

Fuente: Inmediaciones

viernes, 30 de octubre de 2020

Nobel de Física: El poder de las matemáticas


El comité que otorga el Premio Nobel de Física ha decidido apartarse una vez más de los descubrimientos con aplicación práctica (en 2014, por ejemplo, lo otorgó a los descubridores de diodos de luz azul), volteando su atención a un asunto de ciencia fundamental y, en este caso, de carácter ontológico: el ser del Universo. Los galardonados, Roger Penrose, matemático de trayectoria polémica, y los astrofísicos Reinhardt Genzel y Andrea Ghez, son herederos de antiguas creencias cosmogónicas, reformuladas a través de dos instrumentos de navegación, esenciales para sobrevivir como especie: la especulación científica y la evidencia experimental, que juntas dan como resultado una ciencia novedosa, la más joven de la historia y, al mismo tiempo, la más antigua: la cosmología.

Gerardo Herrera Corral, avezado cazador de partículas subatómicas, ya sean aquellas que surgen en los grandes aceleradores, como el del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN), y las que provienen del cosmos, nos dice: “En efecto, la idea teórica de los hoyos negros fue reconocida desde que la colaboración LIGO confirmara la detección directa de ondas gravitacionales en 2015 y, de esa manera se estableciera evidencia indirecta acerca de la existencia de hoyos negros. Sobre todo, luego de que se observara la galaxia Messier 87 (M87). Con ese espaldarazo, el comité del Nobel ha dado el paso. Penrose es, sin duda, el Higgs de este año”.

En 2013, Peter Higgs, físico teórico de origen escocés, fue reconocido con el Nobel por haber pronosticado, cincuenta años atrás, la existencia de una partícula clave –el bosón que lleva su nombre– en la explicación más aceptada para entender por qué las cosas son como son en el Universo, el Modelo Estándar de la Materia. La confirmación, como en el caso de Penrose con el paciente y laborioso trabajo de los astrofísicos Genzel y Ghez, provino del experimento ATLAS, que aún sigue dando de qué hablar en el concierto del CERN.

Le pregunto a Herrera si piensa que significa algo el que le hayan dado la mitad del premio a un teórico y la cuarta parte a dos experimentales. “Se puede leer de varias maneras”, me dice. “Una, la que se desprende de la sombra de Hawking. En realidad, creo que el criterio fue, simplemente, reconocer la parte teórica y la parte experimental. Así que se repartió salomónicamente, una mitad a la teoría y la otra al hallazgo.”

La pregunta que no deja de zumbarnos en la cabeza es: Si Stephen Hawking aún viviera, ¿habría recibido el premio? “Aunque nunca se ha otorgado el Nobel de Física a más de tres personas, la respuesta es sí, definitivamente, pues ambos, Hawking, a los 23 años de edad, y Penrose, de 34, fueron autores del trabajo seminal, publicado en 1965, donde enunciaron los teoremas que establecen la presencia de singularidades en la teoría general de la relatividad,” dice Herrera.

Semejantes singularidades se encuentran en el fondo de los hoyos negros, objetos extravagantes cuyo apetito por la materia luminosa que salpica el Universo no es más que una prueba de que las estrellas evolucionan. La flecha del tiempo ejerce su autoridad, amenazada por el interior de los hoyos negros, región del espacio-tiempo de la que sabemos casi nada.

El premio de este año también es un reconocimiento a un grupo de filósofos naturales, quienes se abrieron paso entre la especulación cuasiesotérica de una cosmología sin soporte experimental, sentando las bases del binomio constituido por la astrofísica y las matemáticas. Todo empezó con las predicciones de John Michell en 1783 y de Pierre-Simon Laplace entre 1796 y 1799, acerca de la posibilidad de inferir la existencia de un cuerpo sideral, oculto y lejano, a partir de la observación de otro cerca de él. Eso fue precisamente lo que hicieron, cada uno por su parte, Genzel, Ghez y sus colaboradores, el primero en el complejo de observatorios localizados en el desierto chileno de Atacama, y la segunda desde el observatorio William M. Keck, instalado en el monte Mauna Kea de las islas hawaiianas.

No es posible olvidar el trabajo del astrónomo Karl Schwarzschild, quien en enero de 1916 publicó una solución a las ecuaciones de campo en la propuesta general sobre la relatividad de Einstein, en donde aseguraba que la curvatura del espacio-tiempo podía explicarse debido a la presencia de una masa esféricamente simétrica, estática. Desde entonces esta herramienta matemática resultó ser una panacea para resolver diversos enigmas cosmológicos, como la precesión en el perihelio de la órbita de Mercurio (es decir, el efecto de la curvatura sobre dicho planeta, cada vez más pronunciada, cuando orbita alrededor del Sol); la posibilidad de que un haz de luz se curve cuando pasa cerca de una estrella y el experimento de Pound-Rebka, mediante el cual se confirmó la dilatación del tiempo debido a la gravedad.

El matemático francés Paul Painlevé y un maestro en óptica sueco, Allvar Gullstrand, creyeron haber hallado en 1921, cada uno por su parte, soluciones alternativas a la solución de Schwarzschild. Sin embargo, dieciséis años después Georges Lemaître, el sacerdote belga aficionado a la astronomía, los refutó, demostrando que se trataba de una simple reformulación de la propuesta del mismo Schwarzschild. En 1939, Robert Oppenheimer y Hartland Snyder encontraron nuevas implicaciones matemáticas y las llevaron más allá: descubrieron un horizonte de sucesos, señales de que existe una hipersuperficie en la frontera del espacio-tiempo, la última sombra antes del negro absoluto. Lo que hay del otro lado nos resulta impenetrable aún. Pero fue posible llevar a cabo algunas inferencias, sobre todo a partir de los años de 1950, creando, día con día, una carta estelar, gracias a las nuevas generaciones de telescopios, las nuevas ventanas al cosmos.

Como nos dice Gerardo Herrera, “el que la colaboración Event Horizon Telescope (EHT) haya logrado observar M87 inclinó la decisión del comité del Nobel este año hacia la cosmología. Como sabemos, la trascendental imagen del centro de la Vía Láctea muestra un horizonte de sucesos, o eventos, lo cual representa evidencia irrefutable de que tales objetos existen. Tanto LIGO como EHT, en el que participa el Gran Telescopio Milimétrico instalado en la Sierra Negra de Puebla, están abriendo un nuevo campo, ampliando la visión que tenemos del Universo. Ahora tenemos un mapa cada vez más completo del cielo. Aprenderemos mucho de esta fuerza de la naturaleza, así como del espacio-tiempo, en las próximas décadas”.

La pregunto a Herrera si cree que se está abriendo un campo nuevo, en el que se llegue a esclarecer la naturaleza de la gravedad cuántica. Me contesta: “Conocer los pormenores de la interacción gravitacional serán de enorme utilidad para entender las opciones que tenemos para unificar la teoría general de la relatividad con la mecánica cuántica”.

Imagen: nobelprize.org

Fuente: Letras Libres

Testigos de Jehová usan guía de teléfono y celular para predicar


Una situación que casi todos advirtieron desde que ocurrió el brote del coronavirus en Bolivia es la ausencia de Testigos de Jehová recorriendo barrios y tocando puertas para predicar.

Esa labor que caracteriza a las personas que practican esta religión se vio frenada desde marzo de este año, en respeto al instructivo de las autoridades de guardar cuarentena para evitar la propagación del virus.

Pero, los Testigos de Jehová, buscaron otras alternativas para dar continuidad a este “servicio religioso”.

El portavoz oficial de la sucursal Bolivia de los Testigos de Jehová, Javier Quino, informó que recurrieron a medios electrónicos.

“Utilizamos la guía telefónica para buscar números de personas de nuestros barrios, a quienes normalmente visitaríamos en sus casas”, contó.

Otros, optaron por llamar a números de celulares “aleatorios”. La intención es compartir un “breve mensaje”.

“Si la persona desea más información y quiere continuar conversando con nosotros, normalmente seguimos por WhatsApp, por ser más económico”, acotó.

Hay muchos testimonios de personas que no pertenecen esa religión, pero fueron contactados por Testigos de Jehová a través de su teléfono móvil durante esta pandemia.

Opinion accedió a uno de ellos que contó que, inicialmente, una mujer lo llamó por WhatsApp, luego, le enviaba enlaces “casi a diario”.

“Esa persona no me dijo cómo obtuvo mi número, pero se presentó de manera muy amable. Ahora, me envía links con contenido religioso, pero que se adecúa a la situación que estoy atravesando”.

Mostró un texto de WhatsApp de despedida de esa predicadora: “Un gusto haber podido compartir con usted este mensaje. Le hablo la próxima vez para saber qué le ha parecido y también le respondo a la pregunta que le he planteado. Que tenga un muy bonito día”.

Quino dijo que la mayoría de las personas que recibió sus llamadas estuvo muy agradecida y apreció el “mensaje de ánimo y consuelo de la palabra de Dios que compartimos en estos tiempos difíciles”.

Aquellos religiosos que no pueden usar este tipo de tecnologías, inclusive, optaron por escribir cartas de prédica.

Reuniones

Quino informó que, además, los Testigos de Jehová dejaron de reunirse y “por aprecio a la vida”, la sucursal en Bolivia detuvo las visitas a todas sus instalaciones. Pero, se mantienen activos a través de videoconferencias. Añadió que la asistencia de gente aumentó desde que empezaron a usar medios electrónicos.

Fuente: Opinion

jueves, 29 de octubre de 2020

El periodismo lento es un anticuerpo que lucha contra la desinformación


Vivimos en la era del clic. Aunque muchos lo critiquen, el clickbait –ese tipo de noticias con titulares que buscan visitas más que informar– son los contenidos más visitados en la mayoría de portales. ¿Nos encontramos ante un fenómeno nuevo creado por la inmediatez de las redes o estaba ya ahí, pero no nos habíamos dado cuenta?

Los periódicos siempre han intentado llamar la atención de la gente para vender espacio publicitario, o un punto de vista político o social determinado, o todo a la vez. Probablemente deberíamos hacer una clara distinción entre lo que llamamos noticias y aquellas informaciones cuyo conocimiento es útil para las personas. Este es el punto de partida para cambiar radicalmente la manera en que hacemos periodismo. Si creemos que las noticias son algo nuevo, excepcional, increíble, emocional, etc., ¿estamos hablando de periodismo o de entretenimiento? Mi teoría es que de lo segundo. Es verdad que en el ecosistema digital tenemos a nuestra disposición una cantidad tan ingente de contenido que es prácticamente imposible consumirlo todo, pero como cualquiera puede crear contenido o difundirlo, deberíamos dejar de preocuparnos de las métricas cuantitativas y empezar a considerar las cualitativas. Como periodistas, ¿necesitamos en realidad los clics y los likes? La respuesta corta es que sí, pero solo si nuestro modelo de negocio está basado en la publicidad y en los clics. Por tanto, es el propio modelo de negocio el que genera el clickbait, es la manera en que ganamos dinero.

En su momento, los periódicos pensaron que podían imitar a las redes sociales y traducir a digital lo que llevaban haciendo durante casi dos siglos. Pero es imposible. Primero porque los contenidos de las redes sociales se producen gratuitamente. Es más, si el tráfico (los clics) en una web aumentan, el precio del espacio que ocupa un banner se desploma; es una ley económica simple: la escasez mide el valor de un producto o servicio. Por tanto, una vez que entras en la dinámica del clickbait, te ves forzado a continuar en ella en una incesante espiral hasta el final. No se trata solo de una teoría: las incontables crisis por las que pasa el periodismo lo demuestran. Ahora mismo, en todo el planeta, se han acumulado una crisis económica, profesional, de identidad y de confianza. Especialmente, esta última se ve cada vez más acuciada: la gente ya no cree en el periodismo. Así que, en vez de echarle la culpa a las redes sociales o a los clics de la gente, deberíamos empezar por dejar de producir esos contenidos.

Tras la crisis de 2008 surgieron muchos medios que intentan hacer periodismo de otra manera. En 2014, fundaste Slow News para huir de la crispación que inunda el discurso actual. ¿Cómo describirías tu proyecto, que está integrado dentro de un movimiento global por un periodismo lento?

Slow News es una plataforma de periodismo lento, sosegado, con una fuerte visión –y un tanto radical– de lo que es el periodismo: lo entendemos como un servicio y no como un producto. Esto cambia las dinámicas: no vendemos contenido, sino membresía o suscripciones. La gente paga por ser parte de Slow News de la misma manera que lo hace por formar parte de otros medios que promueven este tipo de información. Es más, le decimos a la gente que paguen lo que consideran que deben pagar por leernos, porque el acceso a un periodismo de calidad no debería estar vinculado con la riqueza. Seguimos una serie de filosofías de trabajo que son las que definen, también, al movimiento mundial slow news. Por ejemplo, separamos totalmente el contenido periodístico del publicitario y entendemos la tecnología como un medio que incrementa el valor del periodismo. El objetivo del periodismo lento radica en ofrecer un servicio con valor a la gente y trabajar por y para la función básica de la profesión: ser uno de los pilares de la democracia y la igualdad. Por eso, pone la atención en las necesidades, problemas, miedos, sueños y deseos de la gente, y el equipo editorial deja de ser paternalista y se baja del pedestal para situarse junto a la gente y a sus redactores. El movimiento slow news reconoce que el valor de las habilidades de la gente se presenta a través de sus habilidades periodísticas. Por eso, parte de nuestro trabajo conlleva escuchar y conversar de manera no violenta con el público, incluso con aquellos que tienen una ideología política diferente. Además, buscamos ser lo más sostenibles posibles en el ecosistema que habitamos, también en el digital. Pero es que el modelo de negocio de las slow news tiene que buscar, ante todo, la sostenibilidad de todos los que trabajan en el proyecto, tanto de sus vidas como entendida de manera más amplia, es decir, con un crecimiento de negocio sosegado, estructurado y sólido que cree valor e impacto en la sociedad. Y también diversifica las fuentes de ingresos: por ejemplo, vendemos cursos de formación, organizamos eventos, damos servicio a realidades que comparten los principios del periodismo lento, realizamos actividades de consultoría, participamos en licitaciones o aceptamos donaciones de fundaciones que no pongan en jaque nuestra independencia editorial.

Por otro lado, tenemos una aproximación holística a los problemas: no vivimos en departamentos estancos en los que primero puedes solucionar la pobreza y, después, dedicarte a buscar soluciones para la degradación medioambiental. Nuestro periodismo no solo cuenta una historia, sino que propone soluciones basadas en datos, análisis y experiencias. Ser los vigilantes de los estamentos más poderosos significa ofrecerle a la gente herramientas para que se informen de manera responsable y hagan mejores elecciones. El periodismo lento se aleja del ritmo frenético de las noticias de última hora y se centra en temas fundacionales, es decir, en vez de hablar de ese político que ha enfermado de coronavirus, analizamos la situación en la que se encuentra la salud pública y cómo mejorarla. Así, los contenidos se convierten en un activo real que puede revisarse con el tiempo y, por ello, editamos y volvemos a escribir sobre los mismos temas para enriquecerlos. El periodismo lento es transparente respecto a sus ingresos, pero también respecto al motivo por el que se escriben determinadas piezas. Para ello buscamos la diversidad y diferentes puntos de vista, lo que se traducen que tenemos que contar las historias también desde el punto de vista de sus protagonistas. Nuestro equipo de periodistas proviene de diferentes contextos sociales, culturales y geográficos. Normalmente, el periodismo italiano adquiere la forma de un hombre blanco de más de 50 años con un punto de vista bastante autoritario, pero estamos intentando cambiarlo.

Tras seis años en este camino de aprendizaje, ¿crees que hay esperanza para ese tipo de periodismo que analiza y reflexiona en vez de producir a ritmo de red social?

Definitivamente. Pero es todo un reto y no es nada fácil. Tienes que creer en tu trabajo y en tu comunidad. Y, sobre todo, tienes que ser muy bueno en lo que haces. Hay mucho que aprender, desde problemas técnicos hasta los económicos, y tienes que convertirte en un profesional capaz de hacer cosas muy diferentes. Y, sí, también te tropiezas y te caes. Slow News está todavía lejos de ser completamente sostenible, pero cada vez hay más startups en el mundo que están consiguiendo alcanzar su punto de rentabilidad… y los más importante es que aún estamos aquí. Es posible construir un ecosistema diferente para el periodismo, y eso es lo que defendemos en nuestro documental. Ya está ahí, la gente lo está demandando: en muchos casos, simplemente no saben que la alternativa existe.

La inmediatez es parte inherente al periodismo y no podemos despojarlo de ella. Hoy más que nunca se exige que los periodistas cuenten la última hora de cualquier noticia. ¿Cómo encontrar un equilibrio entre el periodismo lento y la información más actualizada?

Lo primero que tenemos que hacer son nuestros deberes antes de que haya una cobertura de actualidad. Esto es, desarrollar una metodología que nos diga, paso por paso, qué hacer cuando haya una noticia de última hora. La solución pasa por que no reproduzcamos todos el mismo contenido. Con un ejemplo se entiende mejor: hace varios años me tocó cubrir el Festival di Sanremo, uno de los eventos más populares en Italia. En un momento dado, uno de los cantantes del festival dio una rueda de prensa, retransmitida en streaming a través la cadena pública italiana RAI. Allí había alrededor de 50 periodistas retransmitiendo el mismo contenido que la televisión a través de sus móviles para sus medios, pero sin ofrecer nada extra. ¿Qué sentido tiene esto? ¿Qué sentido tiene copiar y pegar una y otra vez los mismos titulares?

La actualidad se ha convertido en una mercancía. Es un hecho y tenemos que lidiar con ello. Pero el periodismo de profundidad nunca se convertirá en tal cosa. Tenemos que encontrar maneras de mantener la actualidad, pero aportando valor. Esto no significa que necesitemos saber todo lo que está ocurriendo –eso es imposible–, pero podemos centrarnos en el contexto, en la visión de conjunto. Además, si tenemos un método desarrollado, podremos poner en perspectiva las noticias de actualidad. El periodismo lento es un anticuerpo para toda esta celeridad informativa.

Hace una década se elogiaba a las redes sociales por haber permitido sembrar el germen de las primaveras árabes. Ahora, se las critica por haberse convertido en las plataformas perfectas para extender noticias falsas y desinformar. ¿Dónde está el equilibrio entre la inmediatez que hace que se caiga en las fake news y la capacidad de las redes para dar voz a los que no tienen otro altavoz?

Internet es lo que hagas de ella. Y lo mismo se aplica a las redes sociales. Si solo exaltamos estas plataformas cuando las ideas que propagan se parecen a las nuestras, entonces ¿qué estamos haciendo? Y si culpamos solo a las plataformas, absolvemos automáticamente a quienes las usan para manipular, secuestrar y hackear la libertad de expresión y el debate público. QAnon no existe por culpa de las redes sociales, simplemente facilitan las herramientas para difundirlo, pero está ahí porque alguien lo ha creado. Eso sí, quiero ser claro: las redes sociales son, sin duda, un enorme problema oligopólico en términos de antimonopolio, pero también de concentración de datos y riquezas.

El periodismo lento es, como decía, un anticuerpo contra la desinformación, la información engañosa y la propaganda. Si producimos menos contenido, pero de más valor, si nos centramos en conversaciones de calidad, no estaremos creando un ecosistema perfecto que se fomente el no saber si algo es verdad o no. Aunque, seamos sinceros, podemos encontrar contenido que no es noticia en periódicos, tanto en forma de entretenimiento como de propaganda o desinformación.

En un momento determinado, en el documental se dice que «el periodismo fuerte genera democracias fuertes». ¿En qué punto nos encontramos?

Estamos en una situación de crisis profunda, acelerada y exacerbada por la COVID-19. Y, si se me permite soñar un poco, se nos presenta una maravillosa oportunidad para repensar las cosas que hacemos como humanidad. El periodismo puede jugar un papel importante, poniendo sobre la mesa un enfoque holístico e integral a los problemas que nos encontramos, reforzando no solo nuestras democracias, sino a nosotros mismos como humanos. ¿Está ocurriendo ahora mismo? Sí, lo vemos en el documental. ¿Está pasando a gran escala? Aún no, este tipo de movimientos forman parte, por ahora, de la cultura más underground.

¿Qué hace que el periodismo sea valioso hoy? ¿Cuál es el futuro de la profesión?

El periodismo es valioso siempre y cuando ofrezca soluciones, conversaciones constructivas, relaciones fuertes, herramientas para tomar las decisiones adecuadas tanto en el presente como en el futuro, y mecanismos para entender e intentar gestionar algo complejo e incontrolable: la vida. En cuanto al futuro del periodismo… no lo sé. Me encantaría decir que lo veo prometedor, pero probablemente veamos diferentes cosas ocurriendo simultáneamente: los medios más generalistas caerán –a excepción de un puñado, como The New York Times–, surgirán pequeños proyectos mediáticos más personales, aparecerán nuevos periódicos, probablemente la prensa más tradicional probará nuevos modelos – algunos ya lo están haciendo– como el de suscriptores. Alguna gente se quedará sin trabajo, eso ya está pasando. Algunos perfiles del periodismo se verán más cotizados… Pero somos humanos y necesitamos historias –más allá de la ficción– y, por eso, creo que el periodismo nunca morirá. Evolucionará, eso sí, y espero ser parte activa de esa transformación.

Imagen: The New Yorker

Fuente: Ethic

martes, 27 de octubre de 2020

Cristales de tiempo permitirían simular todo Internet con pocos qubit


Los cristales de tiempo pueden ser el próximo gran salto en la investigación de redes cuánticas, simulando sistemas masivos con poca potencia informática, según un equipo con sede en Japón.

"Usando este método con varios qubits, se podría simular una red compleja del tamaño de todo Internet en todo el mundo", afirman los científicos, que publican resultados en Science Advances.

Teorizados por primera vez en 2012 y observados en 2017, los cristales de tiempo son organizaciones de materia que se repiten en el tiempo. Los cristales normales, como los diamantes o la sal, repiten su autoorganización atómica en el espacio, pero no muestran ninguna regularidad en el tiempo. Los cristales de tiempo se autoorganizan y repiten sus patrones en el tiempo, lo que significa que su estructura cambia periódicamente a medida que avanza el tiempo.

"La exploración de cristales de tiempo es un campo de investigación muy activo y se han logrado varias realizaciones experimentales", dijo en un comunicado el autor del artículo Kae Nemoto, profesor de la división de investigación de principios de informática en el National Institute of Informatics de Japón.

"Sin embargo, falta una visión intuitiva y completa de la naturaleza de los cristales de tiempo y su caracterización, así como un conjunto de aplicaciones propuestas. En este artículo, proporcionamos nuevas herramientas basadas en la teoría de grafos y la mecánica estadística para llenar este vacío".

Nemoto y su equipo examinaron específicamente cómo la naturaleza cuántica de los cristales de tiempo (cómo cambian de un momento a otro en un patrón repetitivo predecible) puede usarse para simular redes grandes y especializadas, como sistemas de comunicación o inteligencia artificial.

"En el mundo clásico, esto sería imposible ya que requeriría una gran cantidad de recursos informáticos", dijo Marta Estarellas, una de las primeras autoras del artículo del National Institute of Informatics. "No solo estamos trayendo un nuevo método para representar y comprender los procesos cuánticos, sino también una forma diferente de ver las computadoras cuánticas".

Las computadoras cuánticas pueden almacenar y manipular múltiples estados de información, lo que significa que pueden procesar grandes conjuntos de datos con relativamente poca energía y tiempo resolviendo varios resultados potenciales al mismo tiempo, en lugar de uno por uno como las computadoras clásicas.

"¿Podemos usar esta representación de red y sus herramientas para comprender los sistemas cuánticos complejos y sus fenómenos, así como para identificar aplicaciones?" Preguntó Nemoto. "En este trabajo, mostramos que la respuesta es sí".

Los investigadores planean explorar diferentes sistemas cuánticos utilizando cristales de tiempo después de que su enfoque sea probado experimentalmente. Con esta información, su objetivo es proponer aplicaciones reales para incrustar redes complejas exponencialmente grandes en unos pocos qubits o bits cuánticos.

"Usando este método con varios qubits, se podría simular una red compleja del tamaño de todo Internet en todo el mundo", dijo Nemoto.

Fuente: Cienciaplus

lunes, 26 de octubre de 2020

Redes sociales y conversación pública en tiempos de pandemia


Hoy más que nunca el aislamiento social adoptado como medida sanitaria ante la pandemia de COVID-19 otorga un mayor peso a la mediación simbólica de los medios de comunicación. Particularmente en una era dominada por la digitalización y las plataformas de interacción social que han multiplicado exponencialmente la esfera pública originalmente estudiada por Jürgen Habermas (1989).

Como muchas otras prácticas sociales, el consumo, la producción y la compartición simultáneos de información a través de plataformas digitales hoy han sido incorporadas a nuestra vida cotidiana de manera muchas veces inadvertida. Eso significa, en primera instancia, que antes de la llegada de esta pandemia estábamos acostumbrados a experimentar el mundo social en primera persona, pero también a acoplar esta representación con la mediación simbólica que ofrecen los medios de comunicación y las plataformas sociodigitales (Tuma, 2013). El resultado de ambos filtros condicionaba nuestra experiencia social a dos escalas valorativas, una directa y subjetiva, y otra mediada por algo y/o alguien más —como una nota en la prensa o un tuit en las redes sociales.

Siguiendo a Moscovici (1988), nuestra experiencia psicosocial intenta establecer una continuidad entre fenómenos individuales y colectivos que depende, en gran medida, de la información que obtenemos de los medios de comunicación tradicionales y las redes sociodigitales. Es posible, por tanto, sugerir que el aislamiento social funciona como una suerte de magnificador de la información a la que estamos expuestos tal y como si se tratase de un prisma a través del cual el mundo aparece distorsionado ante nuestros ojos.

El presente texto parte de dos cuestiones transversales pertinentes para el contexto actual. Primero, el impacto que ha tenido en nuestra experiencia simbólica del mundo social una condición de aislamiento social como la que hemos vivido en los últimos meses; y dos, la manera en la que la mediación simbólica sustituye una experiencia cotidiana limitada por dichas condiciones de aislamiento derivadas de las medidas sanitarias adoptadas por los gobiernos federal y locales. A partir de ello, y tomando en cuenta los aspectos coyunturales desde que la pandemia se declaró oficialmente en México, dentro de un contexto social y político que ya estaba configurado por características narrativas asentadas en la polarización ideológica y en la confrontación política, en este capítulo reflexionaremos en torno a las siguientes preguntas: ¿qué impacto ha tenido la polarización digital en la calidad de nuestra conversación pública?, ¿cómo enfrentar y entender nuestros juicios sobre la realidad social frente a diversas estrategias de desinformación digital?, ¿qué consecuencias tiene la politización del discurso sanitario en el ámbito noticioso y en el deliberativo?


Imagen: Asuntos del Sur

Fuente: Comecso

sábado, 24 de octubre de 2020

Actividades para trabajar las emociones en linea


La inteligencia emocional es la capacidad de entender, tomar conciencia y manejar nuestras emociones y las de terceras personas. A raíz de esta definición nos asalta otra pregunta ¿qué son realmente las emociones? La emoción es básicamente un sentimiento privado caracterizado por la expresión o manifestación de respuestas somáticas y autónomas específicas. Igualmente, pueden considerarse un conjunto de acciones para defenderse o preparar el ataque ante posibles amenazas. En su momento Charles Darwin describió las 4 emociones primarias que consideraba que eran innatas al ser humano: cólera o ira, alegría, miedo o tristeza. Posteriormente, en lo que algunos autores denominaron secundarias, se describieron otras 4 cuatro emociones más: amor, sorpresa, vergüenza y aversión.

La inteligencia emocional se puede trabajar y desarrollar en clase, igual que ocurre con otros tipos de inteligencia como la lingüística, la espacial o la kinestésica. A continuación, explicamos algunos juegos para trabajar con  alumnos de corta edad en clase (infantil y primeros años de primaria) que pueden resultar de gran utilidad para que los alumnos aprendan a detectar sus emociones propias y ajenas, comprenderlas y utilizarlas de forma positiva y beneficiosa.

Siempre es más eficaz hablar de emociones cuando se producen, que forzar ese tipo de situaciones. No obstante, a veces se nos escapan esos momentos o queremos reforzar ciertos aspectos e incluirlo en la rutina diaria y es por eso que te recomendamos algunos actividades que te ayudarán enormemente.

A continuación compartimos con fines únicamente educativos y de formación permanente “10 actividades para trabajar las emociones”. Dicho material fue publicado en el blog de “Club de los pequeños lectores”. Esperamos que el siguiente material les sea de utilidad.

Le recordamos en la sección de descarga gratuita podrá acceder a la guía y los imprimibles: “30 actividades para trabajar las emociones con los niños”. 

1. Crear un Diccionario de emociones propio:

Esta actividad puede realizarla a cualquier edad (a partir de unos 2 años), pues puedes adaptarla tanto para niños de infantil o preescolar, de primaria o incluso para adolescentes.

Consiste en coger varias fotografías con personas, niños o personajes expresando una emoción y los niños deben identificar la emoción y clasificar las imágenes.
Las fotografías las puedes buscar en internet e imprimirlas con anterioridad. Pero te recomiendo que algunas las busquéis juntos en revistas o periódicos.

Para los más pequeños puedes empezar con un par o tres de emociones básicas (alegría, tristeza, enfado, miedo, amor o asco) e ir ampliando progresivamente a otras emociones más complejas.

Podéis pegar las fotografías en la página de una libreta y escribir bien grande el nombre de la emoción que representan. Aprovechad para hablar de esa emoción en concreto: cómo se manifiesta físicamente en nuestro cuerpo, qué cosas nos producen dicha emoción, que pensamientos nos provoca, que podemos hacer al sentirla,…

En función de la edad lo podéis escribir en la libreta y así vais creando un diccionario propio de emociones. En el aula podéis hacer lo mismo o crear murales para colgar en la clase. 

 ¿Qué trabajamos con esta actividad?

Reconocimiento de las emociones, vocabulario emocional, consciencia emocional, expresión física y no verbal de las emociones.

2. Leer Cuentos de emociones:

Como ya he comentado antes, los libros pueden ser nuestros grandes aliados en la educación emocional de los niños. 

Por ejemplo: nos ayudan a tener mayor vocabulario emocional, a reconocer e identificar emociones, a comprender nuestras experiencias vitales (pasadas o futuras), a empatizar con los demás, a poner consciencia y palabras a lo que nos sucede (eso nos ayuda a sobrellevarlo mejor), nos muestran modelos y estrategias para resolver conflictos, nos reconfortan, fomentan el diálogo,…
¡Y un sinfín de cosas más!

Lo más importante es:
  • Escoger bien el cuento para que nos ayude a trabajar las emociones de forma correcta pero sin perder de vista al función básica de la literatura en la infancia: que es entretener, divertir y enganchar al lector. Tienes las claves y algunos ejemplos en Cuentos para la Educación Emocional (Parte I).
  • Su simple lectura ya es suficiente pero puedes maximizar el potencial educativo del cuento si haces preguntas de curiosidad sobre aspectos emocionales del libro, como por ejemplo: “¿qué crees que siente el personaje?”, “¿por qué, qué te lo indica?”, “¿y si estuviera contento, cómo lo sabrías?”, “¿cómo crees que podría actuar?”, “¿qué harías tú en su lugar?”, “¿qué otras cosas podría hacer?”, “¿cómo podría calmar su rabia o enfado?”,… Tienes más ideas en Cuentos para la Educación Emocional (Parte II).
  • Aprovechar la lectura para reflexionar con los niños en qué momentos han experimentado ellos esas emociones a lo largo de su día y, si procede, qué hicieron o podrían haber hecho para sentirse de otra manera.
Algunos cuentos que te pueden ser útiles:
  • “El monstruo de colores” de Anna Llenas, en cartoné para los más pequeños (+1 año). También puedes encontrar la versión normal y la versión pop-up (estos para +3 años). Descúbrelo en mi reseña.
  • “El bestiario de las emociones”, a partir de 2 años: graciosos y expresivos animales para ir identificando y nombrando emociones con los más pequeños.
  • “Las emociones de nacho”, a partir de 3 años.
  • Los mejores cuentos para trabajar las emociones con los niños: una cuidada selección de libros sobre emociones concretas vistas a través de grandes historias que nos ayudan a entenderlas mejor.
  • “El emocionario del inspector Drilo” de Susanna Isern (+5-6 años): un repaso por la emociones más importantes, cada una contextualizada en una pequeña historia inicial y con consejos sobre cómo gestionarla y reconocerla en uno mismo o en los demás. Más info en mi reseña.
  • “El gran libro de las emociones” (+7-8 años): muy completo y con las emociones contextualizadas en historias, leyendas o cuentos de diferentes partes del mundo.
  • “Recetas de lluvia y azúcar” (para pre-adolescentes y adolescentes): 25 recetas llenas de imaginación para 25 emociones descritas de forma muy poética y metafórica.
Truco:

Cuando tengas un cuento nuevo, podéis hacer un pequeño juego muy divertido y fantástico para fomentar la empatía y aprender sobre la expresión no verbal de las emociones. Consiste en observar atentamente las imágenes del libro (sin leer el texto) y tratar de averiguar juntos lo que está sucediendo y las emociones que están experimentando los personajes y el motivo de las mismas.

3. Jugar con “El teatrillo de las emociones”:

Esta actividad consiste en crear un pequeño guiñol o teatro donde representaremos historias inventadas por los propios niños y donde aparecerán diferentes emociones. Para ello necesitamos:

Algunos personajes: que pueden ser juguetes o figuritas (que tengamos en casa o en el aula) o marionetas o peluches o títeres de palo que podemos hacer de forma casera, por ejemplo con personajes de nuestros cuentos preferidos. En el pdf final te incluyo algunos para imprimir y colorear.
Dos dados: uno con las emociones básicas y otro con objetos o lugares. En el pdf final tienes el imprimible para armarlos.

Como se juega:

El niño escoge sus personajes y tira los dados dos veces. Ahora debe inventar (y representar) una historia donde aparezcan las dos emociones que le han salido y los dos elementos del otro dado.

Variante: “Superhéroes en apuros”

Si tienes figuritas de superhéroes como Spiderman, Superman o similares, vamos a inventar una historia donde estos personajes experimenten emociones desagradables como tristeza, miedo, enfado,… Es importante que los niños y niñas se den cuenta que todos experimentamos todas las emociones y que estas no son malas. Puedes acompañar esta actividad del libro Tipos duros (también tienen sentimientos) que nos ayuda a romper estereotipos de género.

4. Actividad “dibujamos emociones”:

Esta es una actividad muy sencilla.

Ponemos un espejo delante del niño y le ayudamos a representar las expresiones de cada emoción, luego las puede dibujar en un papel y escribir cuándo se ha sentido así.

Y al acabar… ”Fotomatón emotivo”:

Ahora que hemos trabajado las expresiones faciales de las emociones podemos jugar a hacernos fotografías unos a otros expresando diferentes emociones con los gestos y guiños faciales adecuados. ¡Será divertidísimo!

5. Juego “memori de emociones”:

Con las fotografías de la actividad anterior podemos montar un memori casero de emociones.

Necesitamos imprimir un par de fotografías del niño expresando cada emoción. Luego las pegamos en tarjetas idénticas que podemos hacer con cartones cuadrados. ¡A jugar!

Recuerda que se ponen las piezas boca abajo y cada participante las va levantando de dos en dos. Si son iguales, se las queda y vuelve a tirar. Gana quien tiene más parejas.

Podemos aumentar la dificultad añadiendo más emociones o colocando fotos de dos niños distintos para una misma emoción.

Tienes más detalles de este juego en Manualidad: memoria de emociones

Truco: 

Plastifica las fotografías para que no se gasten con el roce de la mesa al ponerlas boca abajo. Si no puedes plastificarlas píntalas con barniz transparente.

6. Actividad con música, pintura y emociones:

La música nos despierta recuerdos y experiencias, pero además nos evoca emociones.

En esta actividad uniremos la música, la expresión artística y la educación emocional.

Pondremos a los niños piezas musicales diferentes y dejaremos que pinten libremente las emociones que les provocan. Luego hablaremos de lo que han experimentado y dibujado.

Te explico con más detalle esta actividad en Expresamos nuestras emociones con música, pintura y el cuento “Lola se va a África”.

Y al acabar…

Podemos volver a poner las canciones y bailar expresando con todo el cuerpo la emoción que nos evoca la música. Es importante que conozcamos como la emoción afecta a las distintas partes de nuestro cuerpo, pues no solo se manifiesta en nuestra expresión facial.

Fuente: Web del maestro

viernes, 23 de octubre de 2020

WhatsAppitis: El uso continuado del móvil nos está cambiando el pulgar


Ahí donde la vemos, la mano no es solo una estructura biomecánica compleja con huesos, articulaciones, músculos, tendones, ligamentos, nervios y receptores sensitivos. Constituye una parte fundamental de nuestro cuerpo a la hora de interactuar con el entorno y participar en numerosas actividades que van desde la manipulación hasta la comunicación.

De los cinco dedos de la mano, el pulgar es el más independiente. También es distinto en términos de cinemática, tamaño y fuerza de sus músculos. No en vano, el pulgar es el único dedo de la mano que puede oponerse. Y eso implica que permite que la mano refine su agarre para sostener objetos mediante el agarre de la presa y la pinza digital.

Precisamente la evolución de la mano de los primates está muy relacionada con su interacción con el medio ambiente en las estrategias de prensión de alimentos, recursos disponibles y la fabricación de herramientas. Algunas teorías hablan de que los primeros antepasados comenzaron a explorar el medio ambiente usando sus manos una vez que desarrollaron la locomoción bípeda hace 15 millones de años.

Puede que fuera la posición bípeda la que provocó que los homínidos que vivieron al final del Mioceno pudieran liberar sus manos o puede que la liberación de las manos fuese una de las consecuencias de la adopción de la marcha bípeda erecta. En cualquier caso, desde un punto de vista evolutivo, la anatomía y morfología de la mano cambió como consecuencia del uso que se le daba. Por ejemplo, los huesos de los dedos largos se enderezaron porque ya no los usábamos para agarrarnos a los árboles.

En cuanto al pulgar, disminuyó su longitud y comenzó a desarrollarse la posibilidad de oponerse al resto de los dedos cuando comenzaron a realizar tareas más precisas con las manos. Cambios importantes, sin duda. Porque no lo olvidemos, la evolución del pulgar ha dado a nuestra especie la oportunidad de evolucionar hacia actividades más complejas.

La WhatsAppitis

Y los cambios continúan. A día de hoy, siguen evolucionando las adaptaciones músculo-esqueléticas en el pulgar en función de la actividad que realizamos y de las necesidades ocupacionales. Sin ir más lejos, la realización de movimientos repetidos del pulgar para el manejo del móvil, por ejemplo, se ha relacionado con la aparición de determinadas patologías por sobreuso. Concretamente con la tendinitis del pulgar por exceso de uso, también conocida con el término “whatsAppitis”.

Hace poco, un estudio preliminar en el que colaboraron la Universidad de Málaga, la Fondazione Don Carlo Gnocchi (Milán, Italia) y la Gannon University (Pensilvania, EEUU) concluía que el cambio en la actividad y uso del pulgar sobre todo entre los jóvenes, podría provocar la aparición de patologías y dolor en la base del dedo pulgar que no eran propias en edades tan tempranas. Esto podría estar relacionado entre otras cosas al uso continuado del móvil, videojuegos o pantallas táctiles y la falta de manipulación y actividades de destreza en edades tempranas. Todo esto, sumado a que se reducen las horas que dedicamos a escribir a mano, hace que utilicemos con menor frecuencia el pulgar o que cambiemos la forma de utilizarlo y de reclutar la musculatura.

Tras bajar de los árboles, el cerebro del primate cambió a medida que usaba sus manos para realizar funciones diferentes. La pregunta que queda en el aire es si, a la larga, los cambios que está experimentando el dedo pulgar por el uso continuado de dispositivos móviles dejará una huella igual de profunda.

Fuente: The Conversation

jueves, 22 de octubre de 2020

Este traje vibrador permite que las personas sordas sientan la música


Para muchas personas con dificultades auditivas, la música se experimenta de manera diferente, pero eso no significa que no puedan disfrutarla tanto como cualquier otra persona. En lugar de “escuchar” música, las personas sordas sienten vibraciones sonoras, que según los científicos envían la misma señal al cerebro que el ruido para las personas no sordas, lo que significa que las sensaciones que tienen las personas sordas cuando escuchan música son bastante similares.

Una empresa busca ayudar a más personas a experimentar la música de esta manera, creando un traje vibrador para permitir que las personas sordas sientan la música a través de su piel.

Not Impossible Labs, con sede en California (Estados Unidos), ha estado trabajando en el traje, que consiste en un arnés corporal inalámbrico a batería con correas para el tobillo y la muñeca, desde 2016. El traje funciona traduciendo el audio en pulsos vibratorios que luego se transmiten a 24 puntos de contacto.

Para Chase Burton, el traje ha revolucionado la forma en que experimenta la música. El cineasta sordo dice que ha estado escuchando música a través de vibraciones desde una edad temprana, y le dijo a CNN:

Cuando era niño, me acostaba en el piso sobre nuestro garaje para poder sentir las vibraciones de la banda de mi hermano meciéndose debajo de mi cuerpo.

Esa fue una de las primeras veces que comencé a construir una relación con la música.

Burton ha estado probando la tecnología de Not Impossible Lab durante cuatro años y le explicó a CNN cómo se siente escuchar música a través del traje. Él dijo:

El sonido golpea diferentes partes de tu cuerpo. Quizás me golpee primero en los tobillos. Y luego empezaré a sentir las vibraciones en mi espalda. Y luego sentiré algunas pulsaciones en mi muñeca.

La compañía dice que actualmente está trabajando para mejorar la tecnología del traje, pero espera que esté listo para salir al mercado pronto. Y si bien el producto podría cambiar las reglas del juego para los amantes de la música sordos, dicen que también podría ser utilizado por personas no sordas para mejorar aún más su experiencia con la música en vivo.

Burton, un cineasta que ha hecho campaña para hacer que la industria del cine sea más inclusiva para las personas sordas, cree que los trajes podrían usarse para mejorar las emociones de todos. Añadió:

Veo la tecnología como una oportunidad real para ayudar a las personas a identificarse mejor con la idea de que no siempre es necesario disfrutar de la música o las películas a través de los oídos.

Eventualmente, el traje podría incluso incorporarse en deportes en vivo, videojuegos e incluso parques temáticos para crear experiencias completamente inmersivas.

Fuente: Intriper

miércoles, 21 de octubre de 2020

La juventud, la tecnología y el espíritu de Mosul


En 2014, Salih y sus amigos tuvieron la idea de crear un club que conectara e introdujera a los jóvenes en el mercado laboral. Con la mirada puesta en el futuro, estos jóvenes moslawíes lanzaron el primer taller comunitario, centrado en la enseñanza de la tecnología, la innovación y el espíritu empresarial. Así nacía ‘Mosul Space’, un taller comunitario que ofrecía programas de capacitación y desarrollo empresarial.

 La caída de Mosul a manos de extremistas violentos, en junio de 2014, interrumpió abruptamente las actividades de esta iniciativa recién lanzada y obligó a sus fundadores a huir de la ciudad.

Durante su desplazamiento, Salih y sus compañeros se reunieron con jóvenes iraquíes de otras ciudades y profundizaron sus conocimientos sobre el desarrollo de proyectos internacionales, dando así una nueva forma al futuro del ‘Mosul Space’. Cuando regresaron a Mosul, devastada por la guerra, en 2017, sus corazones estaban decididos a dar vida a su proyecto.

Y así lo hicieron, con la ayuda de Cáritas República Checa.

“Juntos desarrollamos un proyecto para utilizar nuestras tecnologías Makerspace como la impresión en 3D y la fabricación digital para apoyar el mantenimiento de los dispositivos médicos en los hospitales, donde había una gran necesidad”, explica Salih. “En junio de 2018, cuando pudimos por fin alquilar una pequeña casa en Mosul, nuestro objetivo era satisfacer esa necesidad”, añade. De este modo, los jóvenes trabajaron en incubadoras para bebés y otro tipo de equipamientos médicos.

El proyecto de Cáritas también permitió al recién creado ‘Espacio Mosul’ fundar un Centro de Innovación para promover la tecnología y el espíritu empresarial en un área común de trabajo en la que se imparten programas de capacitación. Paralelamente, se desarrollaron colaboraciones con otras organizaciones internacionales, como la agencia alemana de cooperación internacional.

“Nuestro objetivo futuro es que las empresas también utilicen este espacio para desarrollar sus servicios para Iraq y para el mundo, así como para abordar cuestiones relacionadas con el cambio climático”, añade Salih, recalcando su sueño de llevar su proyecto un paso más allá y empoderar a otros jóvenes de todo el país, y del mundo.

“En 2019, 850 jóvenes accedieron a uno de nuestros talleres ‘Mosul Space’ y casi la mitad de ellos encontraron nuevos empleos”, cuenta Salih, “pero lo más importante es que encontraron nuevas formas de pensar y de resolver los problemas, algo que necesitamos desesperadamente en Iraq”.

La pandemia sin precedentes de la COVID-19 también sacó a la luz nuevos interrogantes, que requieren respuestas innovadoras. “Nuestro equipo Makerspace tiene una formación técnica y ya hemos empezado a trabajar en el desarrollo de dispositivos médicos”, dice Salih, que menciona la necesidad persistente de respiradores y otros equipos médicos para tratar a los pacientes en Iraq.

“La tecnología sirve para dar a la gente más soluciones”, asegura Salih, lleno de esperanza para el futuro.

Fuente: Unesco

martes, 20 de octubre de 2020

Ciudadanía digital ¿alivio en pandemia y una salida a la crisis?


Los conflictos políticos y sociales que arrastramos desde el año pasado y los efectos propios de la pandemia nos arrastran a una innegable crisis económica. Ante un escenario como ése, es preciso que Bolivia utilice todas las armas que estén a su  disposición a efecto de vencer el difícil momento.

Al respecto, el llevar la digitalización del aparato público a nuevos niveles que nos permitan la tan ansiada transparencia de la gestión pública y permitan una nueva forma de ejercer nuestros derechos en general, y en particular faciliten el ambiente de negocios y atraigan la inversión extranjera, parece una prioridad altamente apremiante.

Respecto a la digitalización, existen normas sin aplicación que pusieron metas muy altas, un ejemplo de ello es el Decreto Supremo 3525, del 4 de abril de 2018, que establece las reglas de interoperabilidad en lo público, su artículo 12, en líneas generales determina que no se puede pedir como requisito ningún documento que hubiera sido emitido por la misma entidad, o cuya información esté disponible mediante servicios de interoperabilidad de otra entidad. Es decir, que si un servidor público podría consultar en las bases de datos de otras entidades públicas, la información del trámite a través de medios digitales no hay por qué pedirle a un ciudadano que la traiga en físico, yendo de un lado a otro.

De cumplirse dicho mandato, ninguna entidad pública debe exigir como requisito la presentación de una fotocopia de carnet. Asimismo, y sólo para dar un ejemplo de los miles que existen en la administración pública, en el trámite de renovación de licencia de conducir no debería  pedirse al ciudadano ser el cartero que transporta una hoja con antecedentes desde un servidor público de Tránsito, hasta un servidor público del Segip. 

Existen varios avances normativos respecto a la digitalización del Estado, no obstante, la norma menos impulsada y paradójicamente la más requerida para una nueva relación entre el Estado y el ciudadano es la Ley 1080 del 2 de julio de 2018, la ley de ciudadanía digital. Esta ley plantea el ejercicio de derechos y deberes a través del uso de tecnologías de información y comunicación.

La ciudadanía digital se está utilizando con relativo éxito para la tramitación de causas por parte de los abogados ante la Fiscalía, no obstante, este alcance es demasiado limitado para las verdaderas potencialidades de tan vanguardista ley. En tiempos en que vivimos una pandemia que no da visos de desaparecer en el corto plazo, la ciudadanía digital debió ser la llave para evitar las filas en las entidades públicas, esas creadas por ejemplo para tramitar la excusa para ser jurado electoral, o el certificado que justifique que una persona no pudo votar el 18 de octubre.

Un primer paso es cumplir las normas ya vigentes, no obstante, la crisis económica me hace pensar que es imperioso hacer al menos dos apuestas más en lo normativo. Debemos reformar la ley de ciudadanía digital para:

Dotar una cuenta en el Banco Unión de manera automática a todo ciudadano digital, de esta manera poder pagar cualquier bono sin colas ni aglomeraciones. A través de esta cuenta se podrá impulsar la compra de los productos hechos en Bolivia, sería mucho más sencillo el establecimiento de compensaciones impositivas o apoyos estatales efectivamente controlables. Esta cuenta bancaria será una de las impulsoras del comercio electrónico interno y la reactivación económica, además de facilitar las operaciones de una billetera móvil.

Actualmente la ciudadanía digital permite el registro de extranjeros residentes en Bolivia; si queremos atraer turistas e inversión extranjera, debemos aperturar la ciudadanía digital no sólo a los extranjeros residentes. Debemos permitir al turista utilizar esta herramienta para tener una mejor relación con el Estado, que lo acogerá accediendo más fácilmente a realizar los trámites que le son exigidos y su protección una vez se encuentra en nuestro territorio. La ciudadanía digital también debe permitir a través de ella que inversionistas de otros países puedan, sin tener que trasladarse al país, realizar la creación de empresas e inversiones que creen empleos en el país. En una crisis económica, necesitamos dinero, y esta puede ser una fuente para los mismos.

Lo planteado líneas arriba ya existe en el mundo y debemos aventajar a la región en medidas como éstas.

Imagen: citix.es

Fuente: Pagina Siete

lunes, 19 de octubre de 2020

Los vehículos autónomos también deberían ir a la autoescuela


La irrupción de coches y vehículos de reparto autónomos en nuestras carreteras y zonas urbanas representa una realidad cada vez más cercana. Más allá de la discusión habitual sobre la toma de decisiones desde un punto de vista ético, debemos preguntarnos si estás máquinas son fiables y confiables de cara a su convivencia con las personas.

En nuestro día a día interaccionamos con vehículos en zonas urbanas o interurbanas a todas horas. No nos preguntarnos quién está detrás del volante, si el coche respetará el semáforo que estamos a punto de cruzar, si el autobús se subirá a la acera provocando un accidente, o si la motocicleta atropellará a aquel peatón que no cruza por el lugar indicado. Suponemos que todos estos vehículos son conducidos por alguien con capacidad para hacerlo, pues es una persona que ha sido entrenada y evaluada en un examen.

Sin embargo, cuando el concepto de autonomía en la conducción se aplica a una máquina, nos asaltan dudas de todo tipo. ¿Tiene una máquina derecho y responsabilidad con esa autonomía? ¿Nos atropellará por algún motivo accesorio a nuestro comportamiento? ¿Interpretará adecuadamente nuestro comportamiento como conductores?

Seamos ‘justos’ con las máquinas

En la mayoría de ocasiones, el debate se centra en los aspectos éticos que conllevan determinadas situaciones de decisión. Sin embargo, estamos siendo injustos con las máquinas al evaluarlas en un dominio en el que ni siquiera los humanos nos ponemos, ni nos pondremos, de acuerdo.

Una posición bien diferente sería empoderar las máquinas, de igual forma que se realiza con las personas, para entrenar su autonomía en la conducción a través de una autoescuela. Si pensamos detenidamente, estos lugares permiten entrenar en conceptos ELSEC (éticos, legales, sociales, económicos y culturales) a las personas que allá acuden y probar de forma solvente su autonomía en la conducción.

Las normas de circulación son la expresión máxima de delegación por parte del Estado a las personas de una responsabilidad civil y penal. La limitación de circulación en vías urbanas a 50 km/h tiene mucho más que ver con el respeto cultural al peatón que con la capacidad de la vía para permitir velocidades superiores.

Igual sucede con la adecuación de velocidad en autovías cercanas a núcleos urbanos, una norma claramente social. El nuevo reglamento, por otra parte, hace inciso de forma cada vez mayor a la conducción económica en lo que refiere, por ejemplo, al cambio de marchas o las revoluciones del motor.

Como puede verse en los ejemplos anteriores, demostrar autonomía suficiente para la conducción tiene que ver con la capacidad para adoptar estos valores ELSEC mínimos. ¿Estamos en condiciones de afirmar que un sistema autónomo sería igualmente capaz de aprenderlos? Yo diría con rotundidad que sí, que un sistema autónomo posee la capacidad para superar pruebas evaluatorias similares a las que se están realizando en la actualidad en las autoescuelas. Por lo tanto, son merecedores de la misma confianza que aquella delegada en las personas.

En conclusión, instauremos un sistema de validación, en forma de autoescuela, para sistemas autónomos, independientemente del vehículo físico. Sometamos a estos sistemas a pruebas de evaluación y de conducción similares a las que someteríamos a las personas físicas. La superación de estas pruebas debería permitir avanzar en la confianza que depositamos en estos sistemas autónomos e ir más allá de debates estériles en forma de cuestiones éticas en las que ni las personas nos ponemos de acuerdo.

Fuente: The Conversation

domingo, 18 de octubre de 2020

La nueva función de Google te permite buscar una canción tarareando


Google está agregando una nueva función de ‘hum to search’ a sus herramientas de búsqueda a partir de hoy que le permitirá tararear la melodía básica de una canción con la esperanza de que el motor de búsqueda pueda identificar de cuál se trata.

En verdad, este podría ser el final de los días en los cuales tenemos una melodía ridículamente pegadiza en la cabeza y sin saber cuál es.

La nueva función debería estar disponible para su uso hoy en la aplicación de Google tanto para iOS como para Android.

Para usarlo, solo tienes que preguntarle a Google ‘¿cuál es la canción?’ o click en el nuevo botón que diga “buscar una canción” y luego tararee la melodía básica.

Siempre que no sea completamente incapaz de mantener una melodía, existe la posibilidad de que el servicio pueda resolverlo a partir de eso.

Luego, Google te presentará una serie de resultados que considera la respuesta más probable a la pregunta tarareada, momento en el que se convierte básicamente en como cualquier otra búsqueda que hayas hecho y podrás hacer clic en las respuestas para ver si esa es la melodía.

Entonces, ¿cómo funciona entonces? La respuesta corta es muy complicada.

La respuesta larga es que usa el aprendizaje automático para ‘transformar el audio en una secuencia numérica que representa la melodía de la canción’ que luego compara con las canciones existentes, aproximadamente el mismo tiempo que nos lleva parpadear‘.

Los modelos que utiliza la compañía están entrenados en ‘una variedad de fuentes, incluidos humanos cantando, silbando o tarareando, así como grabaciones de estudio’, y eliminan cosas como instrumentos y calidad vocal para enfocarse en la secuencia numérica que ha determinado.

Por lo tanto, debería funcionar incluso si no estás más preparado para cantar.

La nueva función está disponible hoy en inglés en iOS y en más de 20 idiomas en Android.

Imagen: Pitazo

Fuente: Intriper

sábado, 17 de octubre de 2020

Computación neuromórfica: el salto de la inteligencia artificial a la inteligencia natural de las máquinas


Todos hemos oído hablar de la inteligencia artificial (IA) y de cómo poco a poco se expande a todos los sectores sociales, desde el control de calidad en cadenas de montaje o la regulación del tráfico en una gran ciudad, hasta el diagnóstico de patologías médicas o la producción de obras artístico-culturales, por muy estrafalarias que nos puedan parecer. No se nos escapa que el término “artificial” implica que las capacidades de una IA están construidas a partir de elementos manufacturados por el ser humano. Pero, ¿y el término “inteligencia”? Sin entrar en el inacabable (y divertido) debate de qué es o qué entendemos por inteligencia, es curiosa la sucesión de manifestaciones desde muchos ámbitos que niegan a las máquinas y dispositivos con IA, incluso futuras, una identidad equivalente a la de una persona. Conste que, como animal limitado que soy, comparto algunos de los temores y reservas detrás de esta actitud negacionista.

No obstante, ¿y si pudiéramos diseñar y construir dispositivos que ‘funcionen’ con una inteligencia inequívocamente natural? ¿Nos atreveríamos a decir entonces que estos dispositivos solo emulan las capacidades del intelecto humano? ¿Es posible replicar en un dispositivo artificial la intricada estructura de los circuitos cerebrales que hacen posible las capacidades cognitivas de los animales? Repasemos las claves que la neurociencia ha encontrado en las últimas décadas para explicar esto.

En primer lugar, al contrario que en un cerebro electrónico estándar, en el que la información se almacena en unidades independientes del procesador (discos, ‘la nube’, etc), los animales guardamos la información relevante obtenida en nuestra experiencia diaria alterando los circuitos cerebrales. A este proceso lo denominamos plasticidad neuronal, como detallábamos en esta otra entrada del blog. Así, las conexiones entre los miles de millones de neuronas que forman los circuitos corticales no son permanentes, pues se modifican cuando ocurren determinados patrones de actividad eléctrica generados por la experiencia sensorial o cognitiva. No tenemos unidades separadas de almacén y procesamiento, los circuitos en sí mismos son ambas cosas a la vez. Circuito diferente, persona diferente.

Esta es la teoría. Pero, ¿cómo la llevamos a la práctica en una máquina? Aquí viene otra clave fundamental. En los animales, la modificación de circuitos consiste en establecer nuevos contactos (nuevas sinapsis) o cambiar la fuerza de los ya existentes. Esto nos permite incorporar nuevos datos a, por ejemplo, asociaciones de objetos o conceptos (ideas) que ya tuviéramos, o establecer otras nuevas. La neurociencia ha confirmado estas propiedades repetidamente y ya se pueden replicar en el laboratorio. Muchos ya pensamos que estas claves son suficientes para explicar todas las capacidades cognitivas del cerebro de los mamíferos: la memoria, la imaginación, la lógica, la planificación, etc. Ahora bien, ¿están presentes estas características en los dispositivos actuales de IA?

A lo largo de la historia de la cibernética, los ingenieros sagazmente han puesto un ojo en los descubrimientos neurocientíficos, hasta el punto de que sus principales hitos han surgido tras replicar algún nuevo hallazgo sobre la estructura o el funcionamiento del sistema nervioso: no es mala idea tratar de emular la “máquina” pensante más compleja y potente. Lo cierto es que, al menos en el plano conceptual, existe un fuerte paralelismo entre la manera en la que un cerebro y un dispositivo IA aprenden: ambos cambian algunos de sus elementos para almacenar información o resolver un problema. La diferencia, como esbozaba antes, estriba en que en una IA los circuitos electrónicos impresos que unen sus partes no varían, la información no está en sus conexiones, se guardan en una lista (software) de una unidad separada. Vemos que la solución biológica es mucho más eficiente, la propia estructura cambiante de los circuitos nerviosos contiene tanto nuestra historia vital como nuestras capacidades.

Para emular esta extraordinaria solución biológica, en el programa Europeo de Investigación Human Brain Project (HBP), en el que participan decenas de grupos experimentales y teóricos de diferentes países, existen varios subproyectos que desarrollan lo que se denomina computación neuromórfica. En pocas palabras, están desarrollando ordenadores con una arquitectura de circuitos mutable. Los datos nuevos o las capacidades nuevas no se guardan en forma de unos y ceros en una unidad separada, sino en el propio mapa de conexiones. Estos ordenadores cambian la conectividad de sus circuitos a medida que aprenden a ejecutar eficientemente una tarea, y lo curioso es que el número de cambios puede ser tal que averiguar cuál es su mapa de conexiones después del aprendizaje plantea ya los mismos problemas a un investigador que un cerebro real. Esos cambios en el aprendizaje son tantos y tan complejos que mantener un listado de las nuevas conexiones sería ineficiente a medida que aumente el tamaño y las tareas de estos computadores neuromórficos.

Materiales con memoria

La capacidad de aprender que nos proporciona la plasticidad de las sinapsis no ha sido fácil de emular en los contactos eléctricos de un circuito impreso. Hemos tenido que esperar a la aparición en la década pasada de materiales con propiedades eléctricas extraordinarias para dar solución al último gran problema. Estos materiales, como el dióxido de titanio, pueden variar su resistencia eléctrica dependiendo de la corriente que ha pasado por ellos anteriormente. Se les denomina memristores (resistencias con memoria), y regulan la cantidad de corriente que dejan pasar dependiendo de su historia previa, esto es, de la corriente que ya circuló por ellos en el pasado, replicando fielmente el papel y funcionamiento de las sinapsis cambiantes entre neuronas. Ya no es necesario mantener los cambios (la experiencia) en una unidad separada. Recuerden, no se pierde la unidad de almacén de información, el circuito es la información.

La prueba de concepto ya ha sido publicada recientemente en la revista Scientific Reports En este artículo, el equipo investigador ha sido capaz de realizar conexiones entre una neurona electrónica y una neurona real utilizando dos de estas sinapsis de dióxido de titanio capaces de aprender. Ya no es necesario guardar los cambios en ninguna parte, todo es estructura cambiante, como en un cerebro real. En ordenadores neuromórficos con sinapsis variables todo es artificial menos, quizá, su funcionamiento. ¿Podemos decir que este tipo de ordenadores ha dado el salto de una IA a una inteligencia natural (IN)? Las diferencias entre la tecnología y la biología ciertamente se estrechan. A estas alturas, yo no sabría decir si el cerebro ‘piensa’ como una máquina o la máquina lo hace como un cerebro.

Fuente: Ciencia para llevar

viernes, 16 de octubre de 2020

Mark Twain, pionero contra las pseudociencias


Samuel Langhorne Clemens (1835-1910) es más conocido por su seudónimo Mark Twain. El famoso escritor norteamericano fue lo que ahora llamaríamos un escéptico. Despotricaba de los clarividentes, las adivinas que leían la palma de la mano, las entidades sobrenaturales y cualquiera que promoviera absurdos médicos y estafas pseudocientíficas. ¡Cuánta falta nos haría ahora su ironía punzante! A él se le atribuye la famosa frase: «Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda».

Con una de estas pseudociencias, la frenología, tuvo una larga relación que marcaría su vida y su obra.

Clemens nació en 1835 en un pequeño poblado llamado Florida, en Missouri. Cuando tenía cuatro años su familia se trasladó al cercano Hannibal, un pueblo portuario de unos 900 habitantes, situado a la orilla del río Mississippi y donde su padre trabajó como abogado y juez.

Cuando tenía 13 años su madre, que acababa de enviudar, le puso de aprendiz en una imprenta y tres años más tarde empezó a trabajar como linotipista en el Hannibal Journal, bajo el amparo de su hermano Orion. Samuel Clemens era culo de mal asiento, y en los siguientes años trabajó como linotipista en St. Louis, Nueva York, Filadelfia y Iowa.

En 1857, después de ver los numerosos barcos de vapor que atracaban en St. Louis, dejó las imprentas y cambió su profesión a piloto fluvial. Pasó cuatro años navegando por las aguas traicioneras del Mississippi, el gran río que se convertiría en protagonista de parte de sus obras.

En 1861 el río fue cerrado al tráfico comercial debido a la Guerra de Secesión, por lo que Samuel perdió el trabajo y decidió irse con su hermano Orion, que había sido nombrado secretario del Territorio de Nevada. Allí trabajó como minero buscando oro y plata y, tras fracasar en el empeño, empezó a escribir textos para un periódico local que firmó como Mark Twain.

Ese apellido también era un recuerdo fluvial. Twain significaba una altura de agua de dos brazas, unos 3,7 metros, una buena profundidad que auguraba una navegación segura. De allí Samuel Clemens partió hacia California, donde su vida se fue centrando en la literatura.

Escribió para la prensa, fue enviado de corresponsal a Hawái por un periódico de Sacramento y empezó a escribir libros. Sus obras están sembradas de humor, de historia, de comentarios sociales, de opiniones sobre timos médicos y científicos, y de denuncias de supuestas verdades sin fundamento y alertas sobre creencias que necesitaban un examen más sopesado o ser directamente descartadas por su estulticia.

Considerado el más admirado escritor norteamericano del siglo XIX y un gran humorista, sus obras están protagonizadas por caracteres vívidos y creíbles. El presidente William Howard Taft, luego de la noticia del fallecimiento de Twain, declaró:

«Mark Twain nos deleitó a millones de personas, y sus obras seguirán deleitando a millones más aún por llegar. Nunca escribió una línea que un padre no pudiera leer a una hija. Creó una parte imperecedera de la literatura norteamericana».

Aunque no tenía formación científica de ningún tipo, Twain era un maestro para describir la psicología humana, sus vulnerabilidades, sus defectos, a menudo en descripciones cargadas de ironía, pero también de introspección y observación. William Faulkner lo llamó «el padre de la literatura norteamericana».

Twain descubre la frenología

La frenología fue fundada por Franz Joseph Gall (1758–1828), aunque él rechazaba ese nombre y prefería llamarla craniometría. Su idea básica era que las inclinaciones básicas de una persona, sus fortalezas y sus talentos, se podían identificar palpando su cráneo y localizando bultos, señal de que la zona cerebral subyacente estaba hipertrofiada. Depresiones o huecos indicaban, por el contrario, que esa zona cerebral estaba poco desarrollada y esa persona fallaba en esa capacidad o habilidad.

En la Europa continental cayó en el desprestigio pronto, pero en Gran Bretaña y en Estados Unidos se expandió durante mucho más tiempo. Allí, formaba parte de la realidad cotidiana en ciudades y pueblos.

El contacto de Mark Twain con la frenología fue muy temprano. En su autobiografía contaba como un frenólogo ambulante visitaba cada cierto tiempo Hannibal, la pequeña ciudad portuaria donde transcurrió su infancia. Así lo cuenta:

Uno de los que llegaba con más frecuencia a nuestro pueblo de Hannibal era el frenólogo peripatético, que era popular y siempre bienvenido. Reunía a la gente y les daba una conferencia gratuita sobre las maravillas de la frenología, luego tocaba los bultos de sus cabezas y hacía una estimación del resultado, a veinticinco centavos por cabeza.

La gente salía satisfecha de esas interpretaciones de su personalidad. No era para menos, siempre eran positivas, al fin y al cabo, eran clientes y nadie paga con gusto por recibir malas noticias. No obstante, el niño Samuel se quedaba sorprendido de que el frenólogo comparase frecuentemente las cabezas de los lugareños con la de George Washington, y encontrase grandes similitudes y, consiguientemente, las mismas virtudes que el gran militar y político norteamericano. Pero ¿a quién no le gustaba ser asemejado con tan excelso y admirado personaje? Twain decía así:

Este acercamiento general y cercano a la perfección debería haber despertado sospechas, quizá, pero no recuerdo que lo hiciera. Tengo la impresión de que la gente admiraba la frenología y creía en ella y que la voz del incrédulo no se escuchó en la tierra.

Al principio intentó entender la frenología realizando esquemas del cerebro con los principales «órganos mentales», regiones corticales descritas por los frenólogos especializadas en una función determinada como el ahorro o la habilidad musical.

Progresivamente se fue volviendo más y más escéptico sobre aquellas ideas, que no veía que encajasen con la realidad. Los retratos frenológicos aparecen también en su obra. Por ejemplo en Jul’us Caesar, una pieza basada en un joven que conocía de Hannibal, el protagonista era descrito de la siguiente manera:

«[Tenía una] complexión muy gruesa y pesada; pelo rojo largo y fiero, y un rostro grande, redondo y tosco, que parecía una Luna llena en la última etapa de la viruela».

En cuanto a su cráneo e intelecto, escribió que

«era una curiosidad frenológica: su cabeza era un enorme bulto de Aprobación [un órgano mental que se definía como un afán excesivo de ser objeto de aprobación o elogio]; y aunque era tan ignorante y tan vacío de intelecto como un hotentote, sin embargo, la gran niveladora e igualadora, la arrogancia, le hizo creerse plenamente talentoso, culto y tan guapo como es posible que un ser humano sea».

Los experimentos de Mark Twain

Años más tarde, Twain haría su propio experimento sobre la frenología. Para ello eligió a dos de los frenólogos más reputados, los hermanos Fowler. Orson Squire Fowler (1809–1887) y su hermano menor Lorenzo Niles Fowler (1811–1896) consiguieron convertir la frenología en un negocio muy rentable.

Los hermanos abrieron consulta en Boston, gabinete que pronto ampliaron con otros dos en Filadelfia y Nueva York. Allí ellos y sus ayudantes leían cráneos, publicaban libros y revistas, proporcionaban tablas, calaveras, moldes de cabezas y bustos de porcelana y ofrecían cursos de formación. Para promocionar su negocio viajaban constantemente y daban charlas y vendían su parafernalia en grandes ciudades y pueblos remotos.

Los Fowler cultivaban una frenología «moderna». En primer lugar valoraban «la constitución, el temperamento y la conformación del sujeto», se fijaban en su aspecto y su forma de vestir y probablemente le sonsacaban toda la información posible para afinar el «diagnóstico». Luego se centraban en el tamaño y forma general del cráneo y finalmente analizaban los órganos mentales uno por uno, asignando números desde 1 (para los más pequeños) a 7 para los más grandes. Con eso construían tablas y esquemas que entregaban al cliente.

En 1906 Twain recibió una carta de un «caballero» inglés que creía firmemente en la frenología y le planteaba que por qué nunca le había interesado lo suficiente para escribir sobre ello. La respuesta de Twain es una maravilla:

En Londres, hace 33 o 34 años, hice una pequeña prueba de frenología para mi mejor información. Fui a Fowler bajo un nombre falso y examinó mis elevaciones y depresiones y me dio una tabla que llevé a casa, al Hotel Langham y estudié con gran interés y diversión, el mismo interés y diversión que habría encontrado en la carta de un impostor que se hiciera pasar por mí, y que no se pareciera a mí ni en un solo detalle bien definido. Esperé tres meses y fui de nuevo a ver al Sr. Fowler anunciando mi llegada con una tarjeta con mi nombre y apellido. De nuevo me llevé un gráfico elaborado. Contenía varios detalles muy definidos de mi carácter, pero no tenía ningún parecido con la tabla anterior.

En otro documento contó en más detalle cómo había sido el examen. En la primera visita:

Fowler me recibió con indiferencia, movió los dedos por mi cabeza sin ningún interés, y nombró y estimó mis cualidades con una voz aburrida y monótona. Dijo que yo poseía un coraje asombroso, un espíritu anormal de una audacia, un valor, una voluntad de hierro, una intrepidez sin límites. Me sorprendió esto, y también me gratificó.

No lo había sospechado antes; pero entonces se escabulló al otro lado de mi cráneo y encontró un bulto allí que llamó “Precaución”. Esta joroba craneal era tan alta, tan montañosa, que redujo mi bulto de coraje a un mero montículo en comparación, aunque había sido tan prominente hasta ese momento -según su descripción- que debería haber sido una cosa capaz de colgar ahí mi sombrero, pero se convirtió en nada, ahora, en presencia de ese Matterhorn al que llamaba mi Precaución. Me explicó que si ese Matterhorn hubiera quedado fuera de mi esquema de carácter, habría sido uno de los hombres más valientes que haya vivido jamás -posiblemente el más valiente- pero que mi cautela era tan prodigiosamente superior a ella que abolió mi coraje y me hizo casi espectacularmente tímido. Continuó sus descubrimientos, con el resultado de que salí sano y salvo, al final, con un centenar de grandes y brillantes cualidades; pero que perdieron su valor y no eran nada porque cada una de las cien estaba unida a un defecto opuesto que le quitaba toda la efectividad.

Lo que siguió fue aún más sorprendente para el desconcertado cliente de Fowler, que parecía haber disfrutado al encontrar las palabras correctas para hacer la historia aún más memorable y decididamente más divertida.

Sin embargo, encontró una cavidad, en un lugar; una cavidad donde un chichón habría estado en el cráneo de cualquier otro. Esa cavidad, dijo, estaba sola, y no tenía un chichón opuesto, aunque su elevación era leve, para modificar y mejorar su perfecta integridad y aislamiento. Me sorprendió diciendo que esa cavidad representaba ¡la ausencia total del sentido del humor! Ahora casi se interesó y parte de su indiferencia desapareció. Casi se volvió elocuente sobre esta América que había descubierto. Dijo que a menudo encontraba bultos de humor tan pequeños que apenas se notaban, pero que en su larga experiencia fue la primera vez que se encontró con una cavidad donde debería haber un bulto.

Tenemos que pensar que en esa época Twain ya era reconocido como uno de los grandes humoristas de su generación. A continuación escribió cómo se sintió después de esta primera visita al frenólogo de fama mundial:

Estaba herido, humillado, resentido, pero me guardé estos sentimientos para mí mismo; en el fondo creía que su diagnóstico estaba equivocado, pero no estaba seguro. Para asegurarme, pensé que esperaría hasta que olvidara mi cara y las peculiaridades de mi cráneo, y luego volvería de nuevo y vería si realmente sabía de lo que había estado hablando, o solo se lo había ido inventando.

Twain declaró que en la segunda visita Fowler no lo reconoció cuando volvió, y que el frenólogo le proporcionó una segunda lectura del cráneo que no podría haber sido más diferente de la primera:

Una vez más hizo un descubrimiento sorprendente:

la cavidad [para el sentido del humor] había desaparecido, y en su lugar había un monte, hablando en forma siempre figurativa, de diez mil metros de altura, el más alto bulto de humor que jamás haya encontrado en toda una vida de experiencia. Salí de su presencia con prejuicios contra la frenología, pero puede que como le he dicho al caballero inglés, que debería haber conferido el prejuicio a Fowler y no sobre el arte que estaba explotando.

Hay dudas sobre si la visita a la consulta de los Fowler sucedería como él la relató o, como buen escritor, construyó una historia divertida «mejorando» un poco lo que realmente pasó. No parece lógico que Fowler no se acordase del rostro ni la cabeza de Twain pocos meses después de la primera cita. Nunca lo sabremos. Mark Twain observó con curiosidad todo el mundo a su alrededor, tenía pasión por la humanidad, por comprender los comportamientos, por mejorar el mundo a su alrededor, por romper con creencias estúpidas y, también, por entretener. Lo hizo sin duda con esta historia.

Fuente: Neurociencia