Screen pollution, un término terrorífico para la salud visual, describe una patología provocada por la llegada masiva de los dispositivos electrónicos a la vida cotidiana. Según un estudio realizado por Sondea, lo primero que hace el 80% de los españoles al levantarse es mirar una pantalla electrónica; y lo último, también. Ni en vacaciones descansamos de ellas. El mismo muestreo aporta otro dato preocupante para los ojos: pasamos más de 11 horas fijando la vista en una pantalla y el 81% de nosotros mira cinco o más. Y esto tiene sus consecuencias, sobre todo en los más jóvenes. A continuación contamos cuáles son y qué pautas debemos seguir para hacer un uso responsable de las pantallas y así reducir sus efectos negativos.
Consultar la hora, agendar actividades, poner la alarma, saber qué tiempo hará, leer las noticias, colgar un contenido en redes sociales, jugar al solitario, ver una serie, revisar las cuentas del banco…. Prácticamente en todos los ámbitos del estilo de vida actual están presentes las pantallas. La sobredosis electrónica se ha colado en nuestras vidas de forma inefable y, como alertan los expertos, ya no solo es el tiempo que pasamos frente a las pantallas, sino de las consecuencias que tiene este comportamiento sobre la salud.
Manuel Díaz Llopis, catedrático de Oftalmología de la Universidad de Valencia, señala que “esta ausencia de actividad luminosa y excesivamente sedentaria derivada de la exposición a las pantallas conlleva efectos muy nocivos, como la posible aparición de astenopia acomodativa (cuyos principales síntomas son escozor y enrojecimiento de los ojos, así como dolor de cabeza) o la progresión de la miopía en niños derivada de esta falta de luz natural”.
El 70% de la población española tiene problemas de vista
El futuro visual de los más jóvenes está en juego. Según el estudio citado, uno de cada tres menores de 18 años pasa cuatro horas o más al más al día mirando una pantalla. “En la mayoría de los casos, ello les lleva a buscar sitios oscuros y con poca luz, lo que se conoce como efecto caverna. Esta falta de exposición de los ojos a realizar actividades bajo luz natural guarda relación directa con el incremento de la miopía que se está observando en la población mundial”, comenta el oftalmólogo.
De ahí que los expertos hayan lanzado la voz de alarma y pidan a los progenitores precaución con el uso de los dispositivos electrónicos. Si bien son inevitables y facilitan la existencia —incluso proporcionan deliciosos momentos de tranquilidad—, controlar las horas de su utilización va más allá de que puedan causar adicciones: la moderación es imprescindible para salvaguardar la buena vista de las futuras generaciones. El dato es escalofriante, según el doctor Díaz Llopis: “En 10 años se calcula que en España más del 80% de los niños acabarán desarrollando miopía”.
11 gestos para combatir la screen pollution
La buena noticia es que, si actuamos con previsión, las predicciones no se tienen por qué cumplir. ¿Qué se puede hacer? Manuel Díaz Llopis, en colaboración con la asociación Empantallados, recomienda seguir una serie de pautas para realizar un uso responsable de las pantallas e intentar reducir así los posibles efectos nocivos para la salud ocular.
1. Autoevaluación. Es importante ser consciente del uso que hacemos de las pantallas en nuestro día a día. Medir el tiempo que les dedicamos y valorar si es el que se desea emplear. Prestar especial atención a las actividades que se llevan a cabo de manera simultánea con las pantallas.
2. Crear un plan personal de uso digital, sobre todo, determinando para qué se quiere utilizar cada uno de los dispositivos. ¿Un truco? Quitar las notificaciones de la pantalla de inicio y ser uno mismo el que marca cuándo consultar el teléfono.
3. Buscar aliados. Incorporar recursos para medir, definir tiempos y buscar espacios de desconexión. Algunos sistemas operativos ya permiten establecer tiempos de uso; incorpora alarmas o establece mecanismos para dejar aparcados los dispositivos en determinados momentos.
4. Parpadear de forma voluntaria con frecuencia. Eso evitará la sequedad y la fatiga ocular.
5. Hacer descansos cortos pero periódicos, levantando la mirada y desenfocando la pantalla. Si se tiene oportunidad, lo idóneo es mirar por la ventana o dirigir la mirada hacia algún espacio con luz natural. Y lo conveniente es tomar estos descansos cada 45 minutos. A lo largo del día, cuando se va incrementando la fatiga visual, esa frecuencia se debe incrementar.
6. Utilizar lubricantes oculares, tipo lágrimas artificiales, para prevenir el ojo seco secundario, cuyos principales síntomas son sensación de tierra, enrojecimiento y necesidad involuntaria de que se cierren los ojos. Asimismo, en ocasiones puede producir lagrimeo por rebote, visión borrosa y dificultades para la concentración.
7. Buscar la distancia adecuada de las pantallas. Lo idóneo es situarnos a una distancia de entre 35 y 50 centímetros para pantallas pequeñas (móvil, tableta) y a un mínimo de 55 centímetros para otras pantallas fijas.
8. Añadir filtro de luz azul en el caso de que llevemos gafas graduadas.
9. Si eres padre o madre, da ejemplo. No conviene dirigirse a los hijos mientras se está usando el móvil. Lo recomendable es aglutinar las tareas que requieran el empleo de pantallas en momentos determinados y establecer un plan digital para disfrutar en familia.
10. En menores de 21 años, promover que el uso de pantallas fuera del horario escolar se haga en horas sin sol, para evitar que esa utilización de pantallas en sitios oscuros impida realizar otras actividades bajo luz natural.
11. Fijar un día a la semana sin pantallas, planteando alternativas de ocio como escapadas a la naturaleza, deporte, lectura, etc.
Fuente: Eroski
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