Usando inteligencia artificial, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) aspira a que parte de las aproximadamente 107 millones de personas que en el mundo tienen algún problema con el consumo de alcohol, reciban la información y atención necesaria.
Será a través de Pahola, especialista digital capaz de interactuar con cualquier persona mayor de edad, interesada en hablar sobre su consumo de alcohol, o el de alguien cercano, para evaluar su riesgo y ver las opciones de reducir la ingesta, pero también para buscar recursos para el tratamiento y recuperación locales. Pahola habla inglés, portugués y español.
Para hablar con Pahola se debe tener conexión a internet y que el dispositivo (celular, tableta o computador) tenga cámara y micrófono funcionando. También se puede interactuar escribiéndole en alguno de los tres idiomas mencionados.
El consumo riesgoso de alcohol está asociado a más de 200 condiciones que producen daños sociales y a la salud. Entre ellas están las enfermedades no transmisibles, los trastornos mentales y el VIH, pero también la violencia doméstica y la pérdida de productividad, entre muchos otros.
Si bien la pandemia redujo mucho los espacios donde se bebía socialmente, también aumentó considerablemente el acceso a la compra de alcohol en línea. Algo que en especial para las Américas no es de buen augurio ya que, según datos de la OPS, en el continente el consumo de alcohol es aproximadamente 40 por ciento más que el promedio mundial.
Pero además, la pandemia también interrumpió las escasas políticas contra el consumo de alcohol, redujo los tratamientos y aumentó fuertemente la desinformación sobre el tema, dijo Maristela Monteiro, asesora principal en alcohol de la OPS, durante la presentación de Pahola (19 de noviembre). “El 50 por ciento de la información que hay en internet sobre el tema es falsa”, aseguró.
Justamente una de las misiones de Pahola es proveer información verídica, pero también orientar, de forma totalmente confidencial, a quienes están lidiando con la bebida. Si bien cuando se habla con ella se activa la cámara y el micrófono del dispositivo de quien consulta, nada queda grabado.
La aplicación no tiene reconocimiento de imagen, explicó en la presentación Erica Lloyd, directora general de atención a la salud y educación de Soul Machines, quien estuvo a la cabeza detrás de la IA de Pahola. “Solo identifica 16 puntos de la cara de la persona para poder reconocer sus emociones”, detalló.
Esto es necesario para que Pahola tenga una interacción más empática con la persona, pero también para que quien consulta perciba que la interacción con ella es neutra y sin juicio. Esto último es esencial para que la persona que está lidiando con la bebida se atreva a pedir ayuda, por eso también es parte del entrenamiento que recibe el personal de salud que atiende presencialmente problemas de alcoholismo.
Si bien ya existe historia de intervenciones breves automatizadas para hacer un primer tamizaje de consumo riesgoso de alcohol, no hay nada al nivel de Pahola, dijo a SciDev.Net Carlos Ibáñez, jefe de la Unidad de Adicciones de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile, quien no fue parte del proyecto.
“La interacción más amena puede facilitar la entrega de información, pero también las intervenciones breves basadas en técnicas cognitivo conductuales”, explicó.
Pahola justamente se apoya en esa evidencia científica para dar sus consejos. Pero también al estar basada en IA y aprendizaje de máquinas (machine learning) su desempeño mejorará mientras más personas le consulten.
Aunque la herramienta es muy interesante y valiosa, aseguró Carlos Ibáñez, el especialista le ve un límite dado el estado actual de la tecnología. A su juicio aún no es posible tener intervenciones más finas o realmente personalizadas, como por ejemplo que considere el contexto específico de la persona, desde su trabajo hasta su núcleo familiar, entre otros.
Según la OPS, en 2016 el 27,5 por ciento de las personas en las Américas vivía en un país donde la cobertura de tratamiento para problemas relativos al consumo de alcohol era desconocida. Mientras que 39,4 por ciento residía en un país donde menos del 10 por ciento de quienes necesitaban tratamiento lo recibieron. Por eso Pahola ampliará enormemente la cobertura de las primeras consultas, dijo Maristela Monteiro.
Ibáñez aseguró que es un buen momento para tener a mano una herramienta como Pahola. “Muchos dejaron de beber porque no tenían oportunidades sociales para hacerlo, pero ahora con el desconfinamiento las salidas pueden volver, así como el consumo”, advirtió. La ingesta además puede verse agravada por el considerable aumento de los problemas de salud mental que ha traído aparejada la pandemia, subrayó.
Fuente: SciDev
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