Uno de los vendedores de libros más antiguo del Correo, Iván Pereira, que siguió los pasos de padre, un ávido lector y comerciante, atiende un tienda que tiene más de mil títulos originales, obras de más de 200 años y una Biblia que tiene más de un siglo, con los cuatro evangelios organizados cronológicamente.
Este singular templo de los libros está en el centro de la ciudad en la calle Baptista entre Heroínas y Colombia. Tiene más de 30 años.
Al ingresar a la tienda, el olor a libros viejos se impone, porque sólo se venden obras originales y antiquísimas. Hay una infinidad de escritos con contenido histórico, literario, filosófico, económico, sociológico y otras temáticas. Están expuestas en libreros, en mesas. A la vista debe haber más de un millar, pero otra gran cantidad está en el depósito.
Existen títulos con tapas de madera, obras nacionales con más de un siglo de antigüedad, libros con tapas duras, colecciones de Jorge Luis Borges y otros autores del canon literario.
¿Cómo conocer un lector?
Pereira dice que una de las señales de un lector aficionado es la obsesión por oler un libro viejo. Si bien el olfato no es determinante para la adquisición de una obra “buena”, pero —asegura— es un placer hacerlo.
Otra de las señales es que los fanáticos suelen quedarse varios minutos con un solo libro y lo ojean como si descubrieran el contenido. De pie o sentados, la búsqueda es rito sagrado. Hay para todos los gustos, sólo es cuestión de dedicarle varios minutos para hallar alguno de interés.
Transición
Pereira se adentró a este oficio de vender libros por su padre, quien era un comerciante de obras originales, porque también le gustaba leer. “Se ha devorado libros de teología, de historia, literatura. Qué mejor manera de leer y vender”, cuenta.
Su puesto estuvo por varios años en el Correo, en el lado del sur, pero luego del cambio de acera, varios libreros se trasladaron al frente. Estuvo un tiempo allí hasta que encontró un espacio adecuado en la calle Baptista y se instaló ahí.
¿Cómo adquiere los libros antiguos? Hay personas que guardan varias obras en casa y no saben qué hacer, por lo que se las ofrecen. Una de las obras emblemáticas fue una de 1721 escrita en piel de oveja.
Pero no todos adquieren libros antiguos para leer; otros son coleccionistas y los exhiben en su biblioteca, otros lo adquieren para adorar sus bibliotecas. Pereira indica que varios de ellos prefieren cuidar la calidad de la obra y si todavía es legible.
Durante un tiempo sus mejores clientes fueron personas de más de 60 años; sin embargo, destaca que ahora existen jóvenes interesados en este tipo de lectura.
Persisten
A pesar del cambio tecnológico, el Correo es uno de los espacios en lo que los lectores pueden hallar una oferta variada de libros, entre originales y piratas. Muchos han experimentado una baja en sus ventas, pero aseguran que tienen lectores fieles que incluso recurren a los libros como terapia.
En otros puntos de la ciudad las libreras y puestos callejeros también se esmeran tener novedades y clásicos de la literatura.
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