viernes, 8 de septiembre de 2023

Hablé de ChatGPT el primer día de clase


Este martes empecé mis clases en la universidad. Todo llega. Como prometí supersolemnemente aquí, una de las primeras diapositivas fue: “ChatGPT?” Añadí el signo de interrogación al final para darle algo más de presencia y un punto de tensión escénica al momento. (Antes de que nadie se enfade, puse solo el signo al final porque la clase es en inglés.)

El curso es para futuros periodistas y comunicadores, pero está muy centrado en escritura. ChatGPT es una herramienta devastadora para estos ejercicios. No podía obviarlo. Con la diapositiva en la pantalla, pregunté: “¿Sabéis qué es ChatGPT?” La respuesta fueron bisbiseos y lejanos jijjiiji.

Mi segunda pregunta fue: “¿Alguien lo ha usado?”. Era una pregunta para valientes. Los estudiantes no me conocen. No sabían qué iba a decir luego: si alguien admitía un uso voluptuoso podía cortarle la cabeza. Pero hubo un valiente: “Sí, yo lo he usado para hacer trabajos de clase”. Más risas incómodas.

Debo decir que en otro grupo un puñado dijo que "nunca" lo había usado, aunque sabían qué era. Un motivo repetido fue algo así: "No quiero que me afecte cómo aprendo". Es esa curiosa (¿y quizá razonable?) explicación de que si usas algo que automatiza lo que vas a aprender, la solidez de tus conocimientos será menor. No lo tengo nada claro aquí, pero todo esto es un gran experimento social.

Tenía una tercera pregunta antes de hablar yo: “¿Qué os han dicho otros profesores?”. Esta vez una alumna dijo: “Solo otros dos lo han mencionado para decirnos que no lo usemos, el resto nada”. Vuelven los trabajos con boli en clase.

Luego dije mi gran frase, la que me colocaba en el altar de los profes modernos (no es algo bueno, ya he caído desde la elevada altura de ese altar y es un buen tortazo, pero no es esta newsletter el lugar para llorar mis penas docentes): “Aquí podréis usarlo con libertad”.

Dicho eso, no tenía mucho más que ofrecerles. No sé cómo saldrá, no sé si les pediré que compartan todas sus peticiones, no sé si les recomendaré que lo usen solo en algunos ejercicios. Mi única certeza es que muchos lo van a usar. Me parecía que era como pedir a un grupo de niños que no se bañen en un parque acuático vacío: ¿por qué limitar algo que ayuda?

Me encanta el título y subtítulo de este artículo de mayo: “Soy estudiante. No tenéis ni idea de cuánto usamos ChatGPT. Ningún profesor ni software va a poder descubrirlo”. Tiene razón.

Entiendo las quejas. Igual es mejor que se acostumbraran a escribir sin ayuda y luego ya veremos. Pero lo veo distinto. Mi labor es darles guías para saber cómo comunicar mejor por escrito. ChatGPT no suele comunicar siempre mejor por escrito que un humano sin las peticiones adecuadas: es más bien soso y cargante. Con peticiones específicas podrán comprobar cómo mejora ChatGPT su escritura y editar sus textos.

Dicho esto, es un año de prueba. Quizá a final de curso me trago todo esto y deba cambiar al ver los resultados. También es un modo de forzarme a probar cosas con ChatGPT. Veo por ahí profes que usan trucos inquietantemente útiles. No me sirve alargar la agonía de usar mi curso un año más y hacer como si ChatGPT no existiera. Total, solo hace dos años que lo hago. Es fácil de retocar.

Fuente: El Pais

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