En estos días ha circulado por redes sociales la denuncia de un usuario al que se le mostraron precios diferentes de un curso online según si entraba a la página web que lo ofrecía en modo incógnito o no. Esto es, que entrara directamente o usando la versión un poquito más privada que dan los navegadores y que disimula un poco tu identidad en la red. Preguntaba si es legal: en determinadas circunstancias, sí que lo es.
Este fenómeno tiene nombre y desde tiempo antes que existiera el internet que usamos ahora: discriminación de precios. Consiste en elaborar técnicas que permitan a los comerciantes vender sus productos y servicios al máximo precio que está dispuesto a pagar un consumidor en función de diferentes factores, como su nivel adquisitivo, su lugar de residencia, el momento en el que hace una compra u otro elemento que le caracterice.
Un ejemplo muy común que nos puede sonar a todos es el de los precios de vuelos, del que además hablamos en este artículo: el precio puede variar en función de si lo buscamos desde un país u otro o la antelación con la que lo hagamos. Pero también influyen los rastreadores digitales con los que las aerolíneas (o cualquier empresa) puede detectar si hemos buscado billetes anteriormente o qué tipo de navegación hemos hecho. Entre esos rastreadores están, por supuesto, las cookies, de las que también te hablamos a fondo.
Las cookies, esenciales para identificarnos durante el proceso de compra
Las técnicas de discriminación de precios que se utilizan en el mundo digital están muy ligadas a los tipos de rastreadores que nos identifican en mayor o menor medida. Los que nos suenan a todos son las cookies porque cada vez que entramos a una página web nos salta esa molesta cajita que tendemos a ignorar presionando directamente “Aceptar todo”. Justo en esa cajita es donde puede estar la clave por la que al entrar en un sitio se nos ofrezca una publicidad u otra o, en este caso, un precio concreto por un producto.
“Esas cookies se guardan en unas plataformas llamadas DMP (plataformas de gestión de datos en español), que pueden ser propias de cada empresa o de terceros, donde se combinan y analizan las asociadas a cada navegador para generar perfiles de cada usuario en función de las webs que visitan”, explica a Maldita.es Ángela Álvarez, cofundadora de MyDataMood. Son datos “pseudoanónimos”: no están asociados a datos que nos identifican como un email, sino que perfilan a los usuarios que usan un navegador y un dispositivo determinado.
Álvarez explica que cuando entramos en una web y aceptamos las cookies, damos visibilidad al navegador sobre quiénes somos: “Le autorizamos a ‘pegarnos’ una cookie y a ir a preguntar al DMP quienes somos”. Con esa información pueden clasificar la navegación que hacemos (y la que ya hemos hecho) y customizar el contenido que nos muestran.
¿Por qué al entrar en modo incógnito nos aparece un precio diferente? Como os explicamos en este artículo, la versión de incógnito de los navegadores no te hace anónimo ni respeta demasiado tu privacidad, pero sí que hace que entres en una página web con un historial más limpio. En esa sesión no habrá cookies de otros sitios web y todas las sesiones que tengas abiertas en diferentes servicios estarán cerradas.
“En las webs en las que, además del traqueo a través de cookies, el usuario está registrado - como Amazon o últimamente en la prensa digital-, el conocimiento sobre el usuario es aún mayor porque los datos de navegación/comportamiento digital, se asocian a una cuenta con datos personales”, añade Álvarez.
En este caso, Álvarez explica que las plataformas que se utilizan ya no son DMP sino de CDP (Customer Data Platform o plataforma de datos de consumidores en español), que combinan el perfil que facilitan las cookies con la información declarativa proporcionada en los registros. A la hora de mostrar un anuncio o un servicio concreto, el sistema consulta ese CDP, identifica al perfil del usuario y se decide cómo se customiza el contenido, ya sea en un sitio web, una aplicación o incluso en el correo.
Muy bien, sabiendo esto, ¿podemos decir que es legal o no? Esto lo explican también desde MyDataMood en este artículo: puede ser una práctica legal según el caso y cómo se esté aplicando la discriminación de precios. Por ejemplo, la Unión Europea dice que no está permitida en base a la nacionalidad de una persona, pero sí por “criterios objetivos”.
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