En un vídeo dirigido a la nación esta semana, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenski acercó su teléfono celular a la cámara y puso en marcha una aplicación con temporizador mientras sonaba una sirena antiaérea. Ouioooooouuuuuuuuuu. “Duró 20 segundos”, dijo Zelenski, después de que el ulular disminuyera. “Y lo escuchamos durante horas, días, semanas. Nuestra gente... agarra a sus hijos, ayuda a los ancianos y va a los refugios... para sobrevivir, de los misiles rusos, de las bombas”. Escenografía sencilla, mensaje contundente.
Sentado en su escritorio, sin afeitar y con su ya característica camiseta verde, Zelenski había recordado en pocas frases a 44 millones de ucranianos que estaba pasando por lo mismo que ellos, al tiempo que renovaba la presión sobre la OTAN para que impusiera una zona de exclusión aérea.
Es un mago de la lectura de audiencias. A cada una le entrega las palabras justas para conmoverlas. En general, conquista por su sencillez y empatía. A los estadounidenses les recuerda lo que fue para ellos Pearl Harbor o el 11/S para que entiendan por lo que están pasando los ucranianos. A los británicos les habla de los bombardeos nazis y el “sangre, sudor y lágrimas” de Churchill. A los israelíes les recuerda que Golda Meir había nacido en Kiev y que muchos de los que construyeron ese Estado fueron ucranianos.
Las guerras se ganan tanto por la superioridad bélica como por la propaganda. Zelenski ya ganó esta confrontación a Putin y por lejos. Escenificó al David que derrota al todopoderoso Goliat que viene a atacarlo. Su capacidad de comunicación es extraordinaria, su manejo de las cámaras y las redes sociales sublime. “Sin duda ya es uno de los mejores comunicadores en tiempos de guerra de la Historia”, asegura el experto en el tema, Leonardo Trevisan, de la Pontificia Universidad de Católica de San Pablo.
Sus índices de aprobación dentro de Ucrania se dispararon a medida que la invasión rusa entra en su segundo mes. La exitosa resistencia se logró en gran medida por su discurso dando aliento a sus compatriotas. Logró reunir a la nación en torno a la bandera mientras miles de civiles tomaban las armas. Fuera de Ucrania es tan o más popular aún. Lo elogian los máximos líderes y la gente que se pega al televisor cada vez que aparece. Se lo ve cercano y auténtico.
Sí, fue actor y sabe cómo manejarse con las cámaras. Tienen 44 años y conoce perfectamente cómo moverse en las redes sociales. Fue un productor acostumbrado a convencer. Es un abogado acostumbrado a litigar. También se preocupó particularmente de sus discursos desde que se lanzó a la política. Iuliia Mendel, la portavoz de Zelenski durante los dos primeros años de su presidencia (2019/21), le dijo a la agencia Reuters que “siempre puso mucho tiempo y esfuerzo en sus mensajes. No es algo que surgió con la guerra”. Y de acuerdo a Mendel es muy versátil y capaz de cambiar un discurso dejando de lado lo que tiene escrito para hablar directamente a la audiencia. “Ahora puede simplemente agarrar su teléfono y hacer un vídeo selfie, sin importarle mucho la iluminación o que no se haya afeitado”, agregó la joven ex funcionaria.
El entorno más informal lo acercó a la gente, “porque cuando todo el mundo está sufriendo tanto sería muy extraño que intentara parecer oficial, con traje y corbata como si estuviera de visita en la Casa Blanca”, según Mendel. Mientras perfecciona su papel como rostro de la resistencia ucraniana vestido de fajina y sin ningún oropel militar, con la misma camiseta verde militar y el rostro cansado por días sin dormir, lanzó discursos apasionados en una “gira” virtual por los parlamentos del mundo para intentar evitar que se disipe la indignación internacional contra Moscú. “Sabe que tiene que seguir encontrando nuevas formas de mantener la invasión rusa en el centro del debate público mundial y en sus términos. Y creo que eso es lo que ha hecho muy bien hasta ahora, pero es más difícil cuanto más tiempo pasa”, opinó Alastair Campbell, que fue portavoz del ex primer ministro británico Tony Blair, en una nota del Telegraph.
Volodímir Oleksándrovich Zelenski (en ucraniano, Володи́мир Олекса́ндрович Зеле́нський), nació en la ciudad ucraniana de Krivói Rog, en enero de 1978, cuando todavía estaba bajo la Unión Soviética. Estudió derecho, pero dejó la carrera para convertirse en actor, guionista, productor y director de cine y televisión. Creó una productora, Kvartal 95, que diseñó una exitosa serie de televisión llamada “Servidor del pueblo”, en la que Zelenski tenía el papel de presidente de Ucrania. El personaje que ironizaba sobre la clase política ucraniana, la corrupción y la mentalidad soviética se hizo muy popular. En marzo de 2018, un poco en broma un poco en serio, se armó a su alrededor un partido político antisistema con el mismo nombre de su empresa, Kvartal95.
Anunció su candidatura para las elecciones presidenciales en la noche del 31 de diciembre de 2018. Usó la víspera del Año Nuevo para opacar y burlarse del discurso de fin de año del presidente Petró Poroshenko. Terminó ganándole las elecciones en la segunda vuelta por el 73,22%. En mayo de 2019 se convirtió en el sexto presidente ucraniano desde la independencia en 1991. En los siguientes dos años se dedicó a intentar limpiar el aparato de Estado sin mucho éxito. El parlamento continuaba dominado por la antigua política que le impidió cualquier reforma. La guerra del Donbás tampoco iba bien. A fines del 2021 ya había 14.000 muertos por los enfrentamientos. Su popularidad estaba cayendo a velocidad de crucero.
Con la amenaza de Putin, que comenzó hace un año a acumular tropas y tanques en la frontera ucraniana, Zelenski encontró un espacio donde moverse con mayor habilidad. Aunque no faltaron las críticas. Bajo la ley marcial, su consejo de seguridad y defensa prohibió temporalmente los partidos políticos afines a Rusia, uno de los cuales tiene un número considerable de escaños en el parlamento y que siempre lo acusó de querer silenciar a la oposición. También cerró de hecho los canales de televisión privados al unificar la cobertura en una sola emisora estatal que transmite en cadena.
También lo acusan de haberse encerrado en un círculo mayoritariamente integrado por ex amigos de la época de la televisión. Kyrylo Tymoshenko, ahora subdirector de la oficina de Zelenski, fundó una empresa que producía anuncios para la campaña política. En su entorno en Kiev también se encuentran su poderoso jefe de gabinete Andriy Yermak, el primer ministro Denys Shmygal, el asesor cercano Mykhailo Podolyak y David Arakhamia, que encabeza la facción del partido presidencial en el parlamento.
Todos son tan hábiles como él para el manejo de la comunicación. Un vídeo en el que presentó a su equipo al principio del conflicto fue visto casi 15 millones de veces en Instagram. Según el grupo de investigación Rating, el índice de aprobación del presidente en Ucrania se ha triplicado hasta el 91% desde diciembre, mientras que el 93% de los ucranianos cree que ganarán la guerra.
A nivel global, también conquistó a una enorme audiencia que lo llena de elogios. El historiador británico Andrew Roberts lo comparó con Winston Churchill en una nota que publicó en el flemático The Times. Harvard Political Review dijo que Zelenski “aprovechó el poder de las redes sociales para convertirse en el primer líder verdaderamente en línea de la historia en tiempos de guerra”. Deutsche Welle, Der Spiegel, USA Today, BBC News y The Guardian lo trataron de “héroe global”.
Desde que comenzó la invasión, el 24 de febrero, Zelenski fue blanco de varios intentos de asesinato; tres fueron desbaratados gracias a las advertencias de empleados rusos del servicio secreto, el FSB, que se oponen a la guerra. Dos de esos intentos fueron llevados a cabo por los paramilitares rusos del Grupo Wagner y el tercero por los kadyrovitas, la guardia personal del líder checheno Ramzan Kadyrov.
Fuente: Infobae
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