La fatiga del zoom, la sobrecarga de las redes sociales, el aumento vertiginoso del tiempo frente a la pantalla... todos hemos pasado por eso. El uso intensivo de la tecnología de comunicación digital se ha vuelto casi universal en los últimos años, especialmente desde el comienzo de la pandemia de COVID-19. De hecho, en una encuesta de investigación de 2020, el 90 % de los estadounidenses dijo que Internet fue esencial o importante para ellos durante la pandemia, y el tiempo promedio diario en las redes sociales aumentó de 54 minutos a 65 minutos en 2020 (un aumento del 20 % durante el transcurso de un año).
En muchos sentidos, la pandemia global catalizó una tendencia que ya se estaba acelerando rápidamente: la función omnipresente y cada vez más crucial de los medios digitales en nuestra vida cotidiana. Muchas personas e investigadores cuestionan las implicaciones de este cambio cultural, tanto para nuestro momento actual como para el futuro. Planteamos preocupaciones como: ¿las redes sociales erosionarán nuestra empatía? ¿La tecnología digital está reemplazando la conexión social de manera dañina? ¿Las redes sociales fomentan el narcisismo?
La Dra. Sara Konrath , psicóloga social de la Universidad de Indiana y directora del laboratorio iPEAR (Programa Interdisciplinario de Investigación sobre Empatía y Altruismo), se dedica a examinar estas mismas preguntas. La Dra. Konrath se sentó recientemente con nosotros para hablar sobre su trabajo -financiado por la Fundación John Templeton- sobre empatía virtual, herramientas para generar empatía y la ciencia de la bondad y la conexión digitales.
¿Tienen la culpa los nuevos medios?
¿Tienen los nuevos medios la culpa de todo lo que anda mal en la sociedad? La Dra. Konrath comienza identificando un ejemplo histórico bastante sorprendente de esta antigua acusación: la vehemente reacción que apareció en London Magazine en 1749 en respuesta a la popularización de las novelas. Al hacer una comparación entre las respectivas críticas de las novelas y los argumentos modernos contra los teléfonos inteligentes, Konrath subraya efectivamente el escepticismo al considerar la villanización popular de cualquier nueva forma de medios.
Acabando con los mitos de la tecnología digital
Llevando la conversación al contexto moderno, la Dra. Konrath enumera muchas de las quejas modernas que a menudo se presentan contra la tecnología digital y su impacto en la conexión social. La lista incluye palabras como "anónimo", "impersonal", "pasivo", "no auténtico" y "pocas señales emocionales".
Sin embargo, en contraste con la crítica popular, Konrath también presenta numerosos ejemplos de usos prosociales de la tecnología digital con gran empatía, como grupos de apoyo virtuales y plataformas de donación como GoFundMe. También realiza un ejercicio de destrucción de mitos, considerando creencias mal informadas sobre muchos aspectos de la tecnología digital, como la creencia de que el uso de la tecnología digital es antisocial. En respuesta a este mito popular, Konrath ofrece evidencia respaldada por la ciencia para contradecir la afirmación de que la tecnología digital está disminuyendo nuestra empatía o capacidad para conectarnos socialmente. Por ejemplo, un estudio de 2018 de adolescentes encontró:
Solo el 3% de los adolescentes dice que las redes sociales los hacen sentir más solos, mientras que el 25% en realidad dijo que los hace sentir menos solos.
Compromiso digital consciente
La discusión sobre las aplicaciones prosociales y los diversos efectos de la tecnología lleva a Konrath a un punto crucial: la forma en que usamos las herramientas digitales importa, y es importante considerar qué desplaza la tecnología cuando la incorporamos a nuestras vidas. Konrath explica el compromiso digital consciente como “el uso de la tecnología de manera reflexiva, en la que [las personas] intentan mejorar su propio bienestar psicológico (la mente), su propia salud física (el cuerpo) y sus relaciones con otras personas. Así que en realidad se trata del uso de la tecnología de una manera muy reflexiva, más lenta, y de tomar decisiones que conduzcan a una mejor salud psicológica y física y a mejores relaciones entre las personas”.
Fuente: Fundación John Templeton
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