La primera experiencia digital suele ocurrir a los 6-7 años, al empezar a jugar (minijuegos.com, miniclip.com, friv.com) anónimamente o desde un perfil paterno. La primera huella llega a los 9-10 años, con la apertura del primer correo, para instalar juegos, abrir un perfil social y relacionarse con amigos. Suele ser transparente (nombre.apellido@gmail.com), lo abren los papás o algún amigo –¡nunca un maestro!– y sirve para el día a día. El segundo correo es escolar y surge a los 10-12 años (nombre.apellido05@escuela.edu). Algunos chicos crearán otro perfil (avatar1@gmail.com) cuando desarrollen algún fanatismo (videogamer, youtuber, otaku, fanfic, etc.), a partir de los 15-16 años.
Las incidencias llegan al mismo tiempo. Muchos mienten sobre su edad (con el consentimiento paterno) para poder abrir su perfil en una red social sin cumplir la edad mínima permitida. Es frecuente olvidar contraseñas o nombres de usuario y abrir otro correo, que también se olvida… y pasar momentos de desconcierto, pérdida de datos y frustración. También es habitual dejar campos vacíos en los formularios de correos y redes, de modo que el perfil de muchos chicos carece de varios datos relevantes.
Varios chicos cuentan experiencias formativas interesantes: empezaron a enviar sus primeros correos desde la cuenta personal de mamá; luego abrieron su cuenta propia con contraseña compartida con ella y más adelante (cuando ya eran responsables) pudieron cambiar la contraseña y usar la cuenta autónomamente. Algunos chicos tienen un aliado valioso en el familiar con experiencia en la red, que les orienta sobre el tipo de fotos que pueden publicar, los datos que conviene esconder (porque comprometen el domicilio) o la música y las fotos que están libres de derechos de autor para un blog o un vídeo nuevos. Algunos chicos explican que cada noche, durante la cena, hablan de las webs que han visitado o de los vídeos que han visto, igual que se cuentan lo ocurrido cara a cara.
¿Y qué ocurre con las familias que no tienen esa experiencia, con los padres que no saben de internet? ¿Quién educa a sus hijos? Aquí es donde el docente debería jugar un papel decisivo. La escuela debería tomar la iniciativa y orientar a esas familias sobre la manera responsable de presentarse en la red. Por ello:
- Recuerda que lo que hace en la red el chico afecta a su educación e, indirectamente, es nuestra responsabilidad (aunque ocurra fuera del aula y del horario escolar).
- Pide a tus alumnos que usen siempre contigo su correo escolar; rechaza sus mensajes enviados desde el correo personal.
- Enseña a los alumnos a abrirse un perfil en varios navegadores y a distinguir las tareas escolares (perfil público escolar) de las actividades privadas (perfil oculto).
- Cada materia debería sugerir webs y recursos recomendables y no recomendables a los chicos y enseñarles los criterios de calidad.
- Recuerda a los alumnos que la red es como la calle y la plaza: cualquiera oye y toma lo que muestras. Por ello, debemos ser cautos al publicar contenidos.
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