Greg Kondrak, un profesor de ciencias de la computación, y Bradley Hauer, un estudiante de postgrado, ambos de la Universidad de Alberta (Canadá), están usando la inteligencia artificial para descifrar el Manuscrito Voynich, un misterioso libro ilustrado del siglo XV escrito por un autor anónimo en un sistema de escritura desconocido que ha frustrado a todos aquellos historiadores y criptógrafos que han intentado descifrarlo desde que fue adquirido en 1912 por el bibliófilo Wilfrid Voynich en la Villa Mondragone, al sureste de Roma. Kondrak y Hauer han recurrido a la inteligencia artificial "para decodificar las ambigüedades del lenguaje humano, usando el manuscrito de Voynich como un estudio de caso", según detalla la Universidad de Alberta.
El primer paso ha consistido en abordar el lenguaje de origen, aparentemente cifrado en cientos de delicadas páginas de pergamino que, además, incluyen ilustraciones de plantas, objetos celestes e incluso figuras de mujeres desnudas o ninfas. Los investigadores han usado ejemplos de 400 idiomas diferentes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y han descubierto que el hebreo es la lengua de escritura más probable. "Resultó que más del 80% de las palabras estaba en un diccionario hebreo, pero no sabíamos si estas palabras tenían algún sentido juntas", observa Kondrak.
El texto puede que fuera creado mediante alfagramas (cuando las letras originales de una palabra cambian de posición y esta no se puede reconocer), un ejemplo de las ambigüedades del lenguaje humano. "El Traductor de Google obtuvo una frase que es gramatical y que puede ser interpretada: 'Ella hizo recomendaciones al sacerdote, al hombre de la casa, a mí y a la gente'. Es una frase bastante extraña para comenzar un manuscrito pero definitivamente tiene sentido", expresa Kondrak, quien reconoce que, sin la ayuda de historiadores de hebreo antiguo que puedan validar sus hallazgos, el significado completo del Manuscrito Voynich seguirá siendo un misterio. Kondrak pretende aplicar los algoritmos, que ha desarrollado junto con Hauer, a otros manuscritos antiguos.
Fuente: National Geographic
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