“Con Qhantuy maestrito”, dice un pasajero que acaba de llegar a su destino en uno de los radiotaxis de la línea Aerosur de Irpavi, en la zona Sur de la ciudad de La Paz. Ya tiene su celular en la mano, sólo pincha con el dedo el logo de la aplicación Qhantuy que bajó del Play Store.
Escanea con la cámara del dispositivo el código QR que el conductor del radiotaxi tiene expuesto a la vista y le pregunta cuánto cuesta la carrera. Sólo introduce ese dato y el chofer escucha un ligero timbre de su teléfono, lo levanta y verifica que el monto que cobró por esa carrera ya se sumó a su cuenta de banco.
“Es fácil y la plata llega a mi cuenta”, asegura el chofer sonriente, volteando el rostro atrás para despedirse de su pasajero. “Los clientes que tienen la app llaman diciendo que pagarán con la aplicación, así que no hay problema”, añade.
A unos kilómetros del lugar, en la zona de San Miguel, también en la zona Sur, en el lugar de “La canchas”, donde se encuentran las jugueras, Valeria también cobra con código QR por sus jugos verdes, rojos y de todas las frutas existentes en La Paz. “Se puede trabajar con todos los bancos, eso es bueno”, argumenta la caserita mientras mira cómo sus clientes se deleitan con sus coloridos “brebajes”.
Así es ya en Bolivia, donde este 2021 la gente no sólo puede realizar transacciones financieras a través del teléfono celular, cancelar deudas o cuentas de los servicios básicos; también puede pagar por el transporte y hasta a las caseras.
Esto es posible gracias al trabajo de los emprendimientos de base tecnológica, más conocidos como empresas de desarrollo de software o startups, dedicadas a encontrar soluciones tecnológicas a cada necesidad que identifican en la población, ya sea en salud, educación, transporte, comercio, etcétera. La pandemia y las restricciones -como el distanciamiento físico, sobre todo- aceleraron el trabajo de estas startups que, entre otras soluciones, decidieron, por ejemplo, masificar los pagos por códigos QR. Y Qhantuy llevó esta forma de pago a dos sectores masivos: el transporte y el comercio.
El código QR permite realizar un pago o cobro sin la necesidad de utilizar una tarjeta de débito o de crédito y sin requerir ningún dato personal o una clave.
Pero más allá de la pandemia, estas innovaciones representan una oportunidad competitiva para las empresas y los emprendedores que las utilizan. “Hoy, estas nuevas tecnología son y deben ser parte del negocio que uno tiene, tanto para los clientes como para el equipo interno. El cliente puede utilizar la tecnología para buscar a la empresa o el emprendimiento”, sostiene Alison Silva, directora de la Fundación Emprender Futuro.
155 startups
En Bolivia hasta este 2021 se cuenta con aproximadamente 155 startups, de acuerdo al Mapeo del ecosistema de tecnología digital en Bolivia 2021. Estos emprendimientos tecnológicos se concentran en los departamentos de Santa Cruz (57%), La Paz (32%) y Cochabamba (8%).
El estudio, elaborado por Emprender Futuro, indica que la mayoría de estas iniciativas se volcaron al transporte, como Qhantuy, para resolver problemas como el intercambio de dinero. Algo que antes de la pandemia podía ser una comodidad, ahora se muestra indispensable para prevenir el contagio.
El retail (comercio minorista), que se ve en las diferentes redes sociales, es otro espacio al que pusieron el ojo estos emprendimientos.
Los servicios de comercio electrónico son otro nicho al que pusieron soluciones, igual que al desarrollo de aplicaciones móviles, al sistema financiero, educación, salud, agricultura, alimentos, servicio al cliente, entretenimientos y otros.
Los casos de éxito son muchos y están representados por emprendimientos como el de Yaigo, por ejemplo, una startup que lleva a cabo el servicio de delivery, o Izi, que ofrece soluciones para digitalizar y administrar empresas. Mamut es otro ejemplo con su idea de construir ciudades sostenibles a partir de la fabricación de pisos ecológicos, y Mobi, una startup de energía limpia, señala Alison Silva. También se puede sumar a Ultracasas, Blink, Quantum y otras.
Las cuentas con el banco
Para pagar un crédito, hacer una transacción de dinero de cuentas entre bancos diferentes, o cancelar la colegiatura o servicios ya no se necesita salir de la casa y hacer filas; todo se lo puede hacer con el teléfono celular, una computadora o una tablet con conexión a internet. Esto lo hicieron posible startups denominadas Fintech, de manera individual, aliadas con los bancos.
Las entidades financieras, por su lado, destinaron y destinan importantes recursos en este desarrollo y montaron laboratorios de investigación en sus instalaciones.
De acuerdo a la Encuesta banca digital e Innovación en Bolivia, realizada entre 2019 y 2020 a los 14 bancos que forman parte del sistema financiero, algunos de éstos ya invirtieron alrededor de 15 millones de dólares en sus servicios de banca digital.
El director del Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial de la Universidad Mayor de San Andrés, Jorge Velasco, que fue parte del estudio, considera que en este 2021 “ese monto fue incrementado y crecerá más porque la banca tuvo que acelerar su digitalización”.
“Al finalizar el año, vemos un sistema financiero que profundizó el avance digital a través de una mayor inversión en tecnología e impulsando a sus clientes a utilizar los canales digitales”, sostiene el experto.
En ese contexto precisa que a septiembre de este año las transferencias electrónicas sumaban alrededor de 51.000 millones de dólares, mientras que la cantidad de operaciones llegaba a los 66 millones. “Equivale a un crecimiento anual del 31% y 82%, respectivamente”, sostiene.
Velasco destaca el crecimiento de la plataforma Simple que a agosto llegó a 1.300%, con 2,3 millones de transacciones por un valor de 174 millones de dólares. Simple es un sistema de cobro y pago con código QR, impulsado por la Asociación de Bancos Privados de Bolivia y hasta ahora cosecha importantes reconocimientos a nivel internacional “por brindar soluciones tecnológicas para el desarrollo de la sociedad boliviana”, lo que contribuye a la inclusión financiera según la asociación.
Confianza y retribución
En 2021 los códigos QR, las pasarelas de pago y las plataformas desarrolladas por las entidades financieras y otras empresas avanzan gracias a un factor fundamental: la confianza del usuario.
En el caso de los choferes que ya trabajan cobrando sus servicios a través del código QR, Martín Alborta, jefe del Grupo G del Sindicato del Trufi 1 que cubre varios barrios de la zona Sur, cuenta que para animar a sus compañeros a cobrar las tarifas con el código QR tuvo que abrir una cuenta bancaria para todo su grupo, a su nombre.
“Como la cuenta estaba a mi nombre, todo el dinero de las carreras pagadas con QR me llegaban a mí, yo lo repartía luego; como les llegaba el mensaje que el cliente había hecho el pago no había problema”, cuenta.
“Somos 30 trufis en mi grupo, los 30 ya cobramos con código QR y más de la mitad abrió su propia cuenta en el banco. Queríamos innovar y protegernos del contagio”, añade Alborta.
En el caso de las caseras del mercado, ellas comenzaron a confiar a medida que conocían que alguien más de su entorno ya cobraba a sus clientes con el código QR.
“Es seguro, cómodo, no tienes que manejar la plata en la mano”, señala una de las comerciantes de la zona Sur de La Paz que ya está montada en la tecnología. La pregunta es si sus compañeras de otras zonas populares harán lo mismo.
Erick Carvajal, ejecutivo de cuentas de Qhantuy, adelanta que una avanzada de la startup ya está en terrenos de mercados populares como el Rodríguez y en la zona del cementerio. “Conozco a las caseras desde siempre, en el barrio, en el colegio, la universidad; podemos llegar a ellas”, afirma.
Henry Medina, CEO Blink: “Llegamos tarde, pero avanzamos rápido”
Henry Medina, CEO de Blink, startup nacional que desarrolló el primer delivery de cash del mundo y el primer chat transaccional en línea del país, considera que Bolivia avanza a paso seguro en la digitalización de servicios.
“Llegamos tarde (a la digitalización), pero avanzamos rápido. Y si logramos volcarnos hacia los problemas (carencias sociales) y no hacia las soluciones (tecnología) lograremos avanzar más que cualquier otro país”, asegura.
Medina considera que a la hora de evaluar la transformación digital en el país, muchas veces la atención se centra más en las debilidades que Bolivia puede tener en relación a otras naciones.
“Somos muy duros con Bolivia. Basta ver sólo el internet. Cuando viajo, tengo más problemas de conexión incluso en Estados Unidos que en el país. Si hacemos un paralelismo, si medimos varios factores que escapan de la cultura del usuario, creo que estamos bastante avanzados en digitalización. No podemos compararnos con otros países porque nuestra población es única y diversa. Esa complejidad social hace que la adopción sea lenta, pero los alcances técnicos están”, sostiene.
Blink es una startup especializada en finanzas y se encuentra en el grupo de las Fintech en Bolivia. Durante la pandemia desarrolló un delivery de efectivo, los “ATM móviles”, conductores de radiotaxi que se convirtieron en cajeros móviles. Con esta idea, que va a contra ruta de las transacciones por código QR, pasarelas de pago u otra, la startup asegura que su centro es el usuario.
“Fuimos la única región donde el uso del efectivo creció debido a las pérdidas masivas de trabajo y a la generación de negocios informales que funcionan con efectivo. A esto se suma que en Bolivia el 54% de los pagos se hacen en efectivo. Mientras todos buscan digitalizarse para ahorrar costos, nosotros buscamos satisfacer una necesidad del cliente: el uso de efectivo”, explica.
Fuente: Pagina 7
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