La presencia de un felino furtivo, una motosierra o el disparo de un arma son algunos sonidos que puede identificar un nuevo dispositivo desarrollado en el Reino Unido para monitorear especies, con el objetivo de propiciar estrategias para su conservación.
El dispositivo pasó la prueba al identificar grandes felinos en la Selva Negra de la Península de Yucatán, México, donde se concentra casi la mitad de los 4 mil jaguares que aún existen en el país.
"Mantener poblaciones de especies de flora y fauna local beneficia a las comunidades y empresas locales, en particular en áreas que dependen de manera importante del ecoturismo. La conservación fortalece la identidad cultural de las poblaciones indígenas y su conexión milenaria con la naturaleza", dice Evelyn Piña Covarrubias, quien colaboró en la creación del dispositivo.
Como parte de su doctorado en la Universidad de Southampton, Inglaterra, y en colaboración con investigadores de esa universidad, Piña desarrolló AudioMoth, un detector acústico pequeño, de bajo costo y con menor uso de energía que los tradicionales. Ya está disponible a un precio de US$46 o US$23 dólares si se compra al por mayor.
El dispositivo puede identificar sonidos en un rango de hasta 384kHz, que incluye los sonidos en el espectro audible y los inaudibles para el ser humano. Además, puede ubicar disparos con armas de fuego más allá de los 500 metros cuadrados, y mandar alertas de la amenaza.
“Esta nueva tecnología puede ser muy útil para las reservas que están mal financiadas o para las comunidades rurales que no cuentan con recursos suficientes para monitorear efectivamente las amenazas a su biodiversidad”, dijo Piña a SciDev.Net.
Investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, en México, comprobaron la eficacia de AudioMoth para evaluar la presencia del jaguar, una especie amenazada en la Península de Yucatán.
"Los jaguares pueden ser usados como especies sombrilla para la conservación. Debido a que necesitan grandes áreas de bosque continuo para sobrevivir, conservar jaguares trae como consecuencia la conservación de muchas otras especies, entre ellas sus presas. Si los jaguares desaparecen porque no tienen presas suficientes, será un indicador de práctica de caza indiscriminada", explica Piña.
Pero monitorear estos furtivos felinos no es tarea sencilla. Quienes lo hacen, generalmente usan cámaras fotográficas, que requieren revisiones continuas, y cuyo precio varía entre US$200 y US$700.
El biólogo Carlos Alcerreca, de la organización para la conservación de la biodiversidad Biocenosis, señala que según la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, para hacer un conteo estándar con resultados comparativos “se requieren de 36 a 40 cámaras fotográficas para monitorear 100 kilómetros cuadrados, que es el área de actividad de una hembra jaguar y sus cachorritos”.
Albarreca se dedica a convencer a los ganaderos de la zona de que no maten a los depredadores. “Tienen la tradición de sacar su ganado a pastorear por las noches, justo cuando sale a cazar el jaguar. Cuando el felino ataca a las vacas, los ganaderos simplemente lo matan. Es como darle una manzana a un niño, y luego pegarle porque se la comió”, dice.
Para él resulta clave identificar los disparos y la cantidad de jaguares que quedan, pues ayudaría mucho a generar conciencia y modificar políticas públicas, pero se requiere de financiamiento y mejores tecnologías de monitoreo. "AudioMoth nos ayudaría mucho a hacer más eficientes estos registros", dice Albarreca.
Fuente: SciDev.Net
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