La violencia machista es uno de los problemas más graves a los que se enfrentan las sociedades, no solo en un país determinado sino a nivel global.
Se estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero sentimental (estas cifras no incluyen el acoso sexual) en algún momento de sus vidas.
A nivel de España en lo que llevamos de año (julio del 2019) las víctimas mortales a causa de la violencia de género ascienden a 30, según el último balance del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad.
Para abordar un problema complejo se necesita una perspectiva multilateral que aúna distintos planes en la prevención a través de la educación y los protocolos de protección cuando las mujeres ya han sufrido alguna agresión.
Sin duda una de las actuaciones más difíciles es el hecho de reeducar a los maltratadores para evitar la repetición de sucesos de esta índole. En este sentido la tecnología es ahora mismo una aliada para combatir esta lacra.
La neurocientífica Mavi Sánchez-Vives, mediante la colaboración de su ‘startup’ Virtual Bodyworks junto con el departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña, reeduca a maltratadores machistas gracias a experiencias inmersivas.
“Colaboramos con el departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña y hay que entender que estos entornos de realidad virtual son más efectivos si se integran en programa de rehabilitación. No hacen milagros por sí solos” explica.
Una vez equipados con las gafas, en medio de un espacio diáfano, los maltratadores han de enfrentarse a sus propios actos; aunque, en esta ocasión, en forma de avatares.
Padecen insultos, violencia psicológica, actitudes agresivas… enfrentándose al comportamiento que ellos propiciaron a sus víctimas y que les sirve para ponerse en el lugar del otro.
La mayoría de los entornos que se replican durante las sesiones están relacionados con golpes verbales, algo que, según el último estudio de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, afecta al 89% de las maltratadas.
La idea es ayudar a combatir comportamientos violentos y tratarlos, de una manera más realista y al mismo tiempo complementaria a los tratamientos psicológicos convencionales.
En definitiva, se enfrentan a una réplica de su comportamiento con las víctimas. “Mientras trabajábamos en un proyecto europeo, nos planteamos para qué servía ponerse en el lugar del otro. Así surgió la idea de ayudar a combatir comportamientos violentos y tratarlos”, explica Sánchez-Vives. Evidentemente, aquí no hay agresiones físicas ni nada que se le parezca.
Estas experiencias inmersivas no solo se están poniendo en práctica para maltratadores, sino de manera preventiva. La neurocientífica ha comenzado este año a colaborar con institutos para identificar situaciones de control en adolescentes. Observar en qué medida toleran estas situaciones para corregirlas lo antes posible.
Solución: una herramienta tecnológica muy importante para reeducar a maltratadores a través de experiencias inmersivas violentas a las que deben enfrentar igual que sufrieron las víctimas. Tan importante para corregir comportamientos graves es su uso preventivo en entornos educativos.
Imagen: Muy Critico
Fuente: En Positivo
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