Si uno pudiera retrotraerse al estado de naturaleza de las redes sociales, ese momento ficticio en el cual dos usuarios por primera vez compartieron la foto de un gato durmiendo en el regazo de un perro, nos sería difícil imaginar el mundo político mediático que habitamos hoy. El contrato social que firmamos al ingresar a las redes cedió nuestros derechos de privacidad a cambio de una red áspera y en conflicto, una política de trincheras, y un malestar sobrante del que no podemos despegarnos. ¿Por qué abandonamos la promesa de una comunicación irrestricta, horizontal y democrática para ingresar en este páramo de distopías cognitivas, operaciones políticas y distorsiones comunicacionales? ¿Por qué fue derribada la promesa de un diálogo transparente y libre de manipulación, liderado por el buen usuario, para habitar este mundo #hobessiano donde cada troll es enemigo de otro troll? Discutimos los mecanismos formales e informales de la polarización política en las redes, las estrategias comunicacionales de quienes compiten por poder político, y los elementos cognitivos que explican el deseo de los usuarios de propagar sus creencias. ¿Por qué no podemos dejar de odiar las redes y, sin embargo, no estamos dispuestos a abandonarlas?
Para entender las redes hoy es necesario navegar por distintas disciplinas en forma simultánea. Es preciso entender la creación de encuadres mediáticos desde la comunicación política, describir la identificación y difusión de preferencias sociales desde la ciencia política, y explorar la topología de las redes que propaga información desde la estadística. Es ineludible integrar estas tres disciplinas si el objetivo es entender cómo se construyen estructuras comunicacionales que distribuyen mensajes políticos en la era de los grandes datos.
La combinación de estas tres disciplinas –Política, Comunicación y Estadística– nos permite describir eventos mediáticos que han capturado los muros de usuarios de la Argentina, Brasil y EE.UU.. Analizamos tuits, enlaces de medios digitales y operaciones mediáticas, integrando el estudio de casos con datos estadísticos que describen en profundidad cómo funcionan las redes sociales. Describimos los esfuerzos colectivos de quienes tratan de domeñar las redes y las operaciones políticas de aquellos que buscan vaciarlas de contenido. Estimamos modelos estadísticos y los presentamos a los lectores en un lenguaje claro y de un modo intuitivo, con el objetivo de explicar cómo se forman las burbujas de filtro y por qué (no) aumenta la polarización.
En el centro de nuestro estudio se encuentra el usuario, quien –parafraseando a Marx– hace su propia red aunque no a su propio arbitrio. Sus prejuicios y creencias previas, el “mundo-de-la-vida” del que se rodea, su clase social y su ideología hermana cada usuario con sus pares y les da una posición en la red, una jerarquía en la distribución de narrativas, una responsabilidad mediática e, incluso, un comportamiento esperado. En la interacción entre usuarios vemos surgir estructuras, conflictos, política en sus formas más organizadas. Cada usuario, al construir un mundo virtual con objetivos compartidos, asume una posición en la topología de las redes e imprime una huella digital en cada una de sus actividades. Individualmente, diría W. W. Reade, cada usuario es un enigma. En conjunto, son un problema matemático. Esos usuarios ganan estructura, potencia y se expresan colectivamente al coordinar sus preferencias, tanto si están motivados por creencias profundas como si son activados por operaciones mundanas. Mediante apostillas, excursos teóricos, viñetas y análisis estadístico, mostramos cómo comunican las redes sociales y por qué, con cada acto comunicacional, crece nuestro odio.
El crédulo Mr. Tucker: usuario, mensaje, red
No hay ejemplo más elocuente que la parábola del crédulo Mr. Tucker, quien alcanzó sus 15 minutos de fama un 9 de noviembre del 2016, la mañana siguiente a la elección que llevó a Trump Jr. a la presidencia de EE.UU. La historia de cómo se viralizó el tuit del crédulo Mr. Tucker, donde acusa a los demócratas de transportar a militantes anti-Trump a una marcha en Austin, Texas, muestra los mecanismos que entran en juego cuando se crea un evento político en las redes: se inicia con las creencias de un usuario que transforma sus prejuicios en información, continúa con la maquinaria mediática y política que le da impulso a su mensaje y concluye con la viralización del tuit mediante la “activación en cascada” de una comunidad interconectada. La composición virtual del mensaje del crédulo Mr. Tucker es el mapa para entender la construcción social de un evento político en las redes.
Imagen: Marketing Directo
Fuente: Clarin
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