domingo, 30 de junio de 2019

Los impedimentos de la literatura

Texto de George Orwell, publicado en Polemic, No 2, enero de 1946.

Hace aproximadamente un año, asistí a una reunión del PEN Club con motivo del tercer centenario de la Areopagítica de Milton: un opúsculo -puede recordarse- en defensa de la libertad de imprenta. La famosa frase de Milton acerca del pecado de "asesinar un libro" se imprimió en folletos distribuidos con anterioridad, en los que se anunciaba el encuentro.

En la plataforma participaron cuatro oradores. Uno pronunció un discurso en el que abordaba la libertad de imprenta, pero sólo con referencia a la India; otro, titubeante, afirmó en términos muy generales que la libertad era algo bueno; un tercer orador atacó las leyes referentes a la obscenidad en la literatura. El cuarto dedicó la mayor parte de su discurso a defender las purgas rusas. De las reflexiones que hubo en la nave del edificio, algunos volvieron al tema de la obscenidad y las leyes que la abordan, y otros enunciaron simples apologías sobre la Rusia soviética. La mayoría de los asistentes pareció aprobar la libertad moral -libertad de discutir de manera franca en un impreso cuestiones referentes al sexo-, pero no se mencionó la libertad política. De esta confluencia entre varios cientos de personas -quizá la mitad de las cuales estaban directamente relacionadas con el oficio de escribir-, ni una sola señaló que la libertad de imprenta se refiere -si es que tiene algún significado- a la libertad de criticar y de oponerse. Curiosamente, ninguno de los oradores citó una sola de las frases del opúsculo que en apariencia se conmemoraba aquel día. Tampoco se mencionaron los diversos libros que se ha "asesinado" en este país y en Estados Unidos. En su efecto neto, la junta fue una manifestación en favor de la censura.

No era de sorprender. En nuestra época, la idea de libertad intelectual está bajo ataque desde dos vertientes. Por un lado, los enemigos teóricos, los apologistas del totalitarismo y, por el otro, sus enemigos inmediatos y prácticos: el monopolio y la burocracia. Cualquier escritor o periodista que quiera retener su integridad se ve obstruido por la deriva general de la sociedad, más que por una persecución activa. Los elementos que operan en su contra son la concentración de la prensa en manos de unos cuantos ricos: el control del monopolio de la radio y la cinematografía; la renuencia del público a gastar dinero en libros, lo que hace necesario que casi todos los escritores se ganen la vida -al menos en parte-, con trabajo mercenario; la intromisión de cuerpos oficiales como el Ministerio de Información y el British Council, que ayudan a que el escritor sobreviva, pero también le hacen perder tiempo y dictan sus opiniones; y la continua atmósfera de guerra de los últimos diez años, a cuyos retorcidos efectos nadie ha podido escapar. En nuestra época, todo conspira para que el escritor -y cualquier otro tipo de artista- se convierta en un funcionario de poco rango, que trabaja sobre temas que le mandan desde arriba, y que nunca dice lo que para él es la verdad completa. Y en su lucha contra ese destino no obtiene ayuda de los de su propio bando: es decir, no existe un vasto cuerpo de opinión que le asegure estar en lo correcto. En el pasado en todo caso, a lo largo de los siglos protestantes, la idea de rebelión y la idea de integridad intelectual estaban mezcladas. Un hereje -político, moral, religioso o estético- era aquel que se negaba a ultrajar su propia conciencia. Su perspectiva se resumía en los versos del Himno Renovador de la Fe:

Atrévete a ser un Daniel,
Atrévete a aguantar solo;
Atrévete a tener un propósito firme,
Atrévete a darlo a conocer.

Para modernizar este himno habría que cambiar a "No te atrevas" el inicio de cada verso, pues la particularidad de nuestra época consiste en que los rebeldes -en todo caso los más numerosos y característicos- que están en contra del orden existente también se rebelan contra la idea de una integridad individual. Desde el punto de vista práctico, "atreverse a aguantar solo" es tan peligroso como ideológicamente delictivo. Las difusas fuerzas económicas carcomen la independencia del escritor, la cual, a la vez, es socavada por quienes deberían defenderla.

Me ocupo aquí del segundo proceso.

Por lo general, para atacar a la libertad de pensamiento y de imprenta se emplean argumentos con los que no vale la pena molestarse. Cualquiera que tenga experiencia en discursos o debates los conoce de sobra. No intento abordar aquí el conocido reclamo de que la libertad es una ilusión, ni de que en los países totalitarios hay más libertad que en los democráticos, sino la propuesta mucho más sostenible y peligrosa de que la libertad es indeseable y la honestidad intelectual es una forma de egoísmo antisocial. Aunque otros aspectos de este tema suelen hallarse en el primer plano de la disputa sobre la libertad de expresión y de imprenta, en el fondo está la controversia sobre la deseabilidad o la indeseabilidad de mentir. Lo que en verdad está en juego es el derecho a dar cuenta de los sucesos contemporáneos de manera veraz, o con tanta veracidad como sea consistente con la ignorancia, el prejuicio y la auto decepción de la que necesariamente adolece todo observador. Al decir esto, puede parecer que afirmo que el "reportaje" directo es la única rama de la literatura que importa, pero más adelante trataré de mostrar que en todos los niveles de la literatura, y probablemente en cada uno de los niveles del arte, surge el mismo tema, en formas más o menos sutiles. Mientras tanto, es necesario desechar las irrelevancias que, por lo general, envuelven este debate.

Los enemigos de la libertad intelectual siempre tratan de presentar su caso como un alegato en favor de la disciplina y en contra del individualismo. El tema de "la verdad contra la no verdad" se mantiene lo más lejos posible. Aunque el punto de relieve puede variar, al escritor que se rehúsa a vender sus opiniones siempre se le tacha de egoísta. Es decir, se le acusa de querer encerrarse en una torre de marfil o bien de protagonizar un exhibicionista desplante de su personalidad, o de resistir la inevitable corriente de la historia en un intento por aferrarse a privilegios injustificados. Los católicos y los comunistas se parecen en que asumen que un contrario no puede ser honesto e inteligente a la vez. Cada uno afirma de manera tácita que "la verdad" ya se ha revelado, y que el hereje, si no es un simple idiota, en secreto está consciente de "la verdad" y meramente se resiste a ella, impulsado por motivos egoístas. En la literatura comunista, el ataque a la libertad individual suele disfrazarse con una retórica acerca del "individualismo pequeñoburgués", "las ilusiones de un liberalismo decimonónico", etcétera, y se respalda en palabras de abuso como "romántico" y "sentimental" que, al no tener un significado de consenso, son difíciles de responder. De esta forma, la controversia se manipula para alejarla del tema real. Uno puede aceptar -y la mayoría de la gente ilustrada lo haría- la tesis comunista de que la libertad pura sólo puede existir en una sociedad sin clases, y que uno está más cerca de la libertad cuando trabaja para lograr que exista una sociedad como ésa. Pero al lado de esto existe el reclamo, un poco infundado, de que la finalidad última del Partido Comunista consiste en establecer una sociedad sin clases, y de que en la Unión Soviética, en efecto, eso está en vías de volverse realidad. Si a la primera exigencia se le permite acarrear la segunda, prácticamente no existe ninguna agresión al sentido ni a la decencia comunes que no pueda justificarse. Mientras tanto, se regatea el tema principal. La libertad del intelecto significa libertad para dar cuenta de lo que se ve, se escucha y se siente, sin estar obligado a fabricar hechos ni sentimientos imaginarios. Las acostumbradas diatribas en contra del "escapismo", el "individualismo", el "romanticismo" y demás, son meros dispositivos forenses, cuyo propósito consiste en hacer parezca respetable la tergiversación de la historia.

Hace quince años, cuando uno defendía la libertad del intelecto, era necesario protegerlo contra los conservadores, contra los católicos y, hasta cierto punto -no tenían gran relevancia en Inglaterra-, contra los fascistas. Hoy uno tiene que salvaguardarla contra los comunistas y los compañeros de viaje. No debería exagerarse la influencia directa del pequeño Partido Comunista Inglés, pero no hay duda del efecto venenoso que tenido el mythos sobre la vida intelectual de Inglaterra. Debido a él, se suprimen y distorsionan hechos conocidos, al grado de que se vuelve improbable la posibilidad de escribir la historia verdadera de nuestra época. Permítanme mencionar sólo una de las cientos de instancias que podrían citarse. Cuando Alemania se colapsó, un número muy grande de rusos soviéticos -sin duda, la mayoría provenientes de causas no políticas- cambiaron de bando y lucharon del lado de los alemanes. También, una cantidad pequeña, pero nada despreciable, de prisioneros rusos y desplazados se negaron a regresar a la Unión Soviética, y por lo menos algunos de ellos fueron repatriados contra su voluntad. La prensa británica prácticamente hizo caso omiso de estos hechos, que muchos periodistas conocían de sobra, mientras que, al mismo tiempo, en Inglaterra los publicistas rusófilos seguían justificando las purgas y las deportaciones de 1936-8, alegando que la Unión Soviética no tenía "traidores a la patria". La bruma de mentiras y desinformación que rodea temas como la hambruna en Ucrania, la Guerra Civil Española, la política rusa en Polonia y demás, no se debe del todo a una deshonestidad consciente, pero cualquier escritor o periodista que simpatice de lleno con la Unión Soviética -es decir, que simpatice en la manera en que a los propios rusos les gustaría que lo hiciera- no tiene que aceptar por eso la deliberada falsificación de temas importantes. Tengo frente a mí un folleto, escrito por Maxim Litvinov en 1918, que debe de ser muy raro, en donde esboza acontecimientos entonces recientes de la Revolución Rusa. No menciona a Stalin, pero habla muy bien de Trotsky, así como de Zinoviev, Kamenev y otros. ¿Cuál podría ser la actitud incluso del comunista más intelectualmente escrupuloso hacia un folleto como éste? En el mejor de los casos, la actitud oscurantista de afirmar que se trata de un documento indeseable que seria mejor destruir. Y si, por algún motivo, se decidiera imprimir una versión mutilada en que se denigrara a Trotsky y se insertaran referencias a Stalin, ningún comunista que permaneciera fiel a su partido sería capaz de protestar. En años recientes se han cometido falsificaciones tan palmarias como ésta. Pero lo significativo no es que ocurran, sino que, incluso cuando se sabe que existen, no provoquen reacción alguna en los intelectuales de izquierda. Se considera irrefutable argumento de que decir la verdad sería "inoportuno" o le haría "el caldo gordo" a uno u otro, y a pocos les preocupa la perspectiva de que las mentiras que ellos condonan salgan de los periódicos hacia los libros de historia.

La práctica de los Estados totalitarios de mentir organizadamente no es, como en ocasiones se afirma, un recurso temporal cuya naturaleza se parece a una táctica militar de engaño. Es algo que forma parte integral del totalitarismo, algo que continuaría aun si los campos de concentración y las fuerzas de la policía secreta hubieran dejado de ser necesarias. Entre los comunistas inteligentes existe una leyenda clandestina según la cual, a pesar de que ahora el gobierno ruso está obligado a traficar con una propaganda de mentiras, juicios fraudulentos y cosas así, en secreto registra los hechos verdaderos y los publicará en algún tiempo futuro. Podemos, creo yo, estar bastante seguros de que ése no es el caso, porque la mentalidad implícita en semejante acción es la de un historiador liberal que, de cajón, cree que el pasado no puede y que el conocimiento correcto de la historia es lo valioso. Desde el punto de vista del totalitarismo, la historia es algo que debe inventarse en vez de aprenderse. Un estado totalitario es, en efecto, una teocracia y, a fin de mantener su posición, su casta gobernante debe considerarse infalible. Pero como en la práctica nadie es infalible, a menudo resulta necesario reordenar los sucesos pasados a fin de mostrar que éste o aquel error no se cometió, o que éste o aquel triunfo imaginario realmente ocurrió. Entonces, una vez más, todo cambio sustantivo en el plan de acción requiere su correspondiente cambio de doctrina, así como una reevaluación de las figuras históricas más importantes. Esto ocurre en todos lados, pero sin duda es mucho más propenso a llevar cabales falsificaciones a las sociedades donde, en un momento dado, sólo se acepta una opinión. De hecho, el totalitarismo exige que el pasado se altere de manera continua y, a la larga, quizás exige la incredulidad con respecto a la existencia misma de la verdad objetiva. En este país los amigos del totalitarismo tienden a argumentar que, en vista de que la verdad absoluta no puede obtener se, una gran mentira no es peor que una pequeña. Se señala que todos los registros históricos son tendenciosos e inexactos o, por otro lado, que la física moderna ha comprobado que aquello que en el mundo nos parece real, en verdad es una ilusión, de modo que creer en la evidencia de nuestros sentidos es simplemente un gusto prosaico y vulgar. En una sociedad totalitaria que lograra perpetuarse, probablemente se establecería un sistema de pensamiento esquizofrénico, en el cual el político, el historiador y el sociólogo podrían descartar leyes del sentido común, que en la vida diaria y en ciertas ciencias exactas se dan por buenas. Ahora ya hay incontables personas para quienes falsificar un libro de texto científico resulta escandaloso, pero que no ven ningún problema en falsificar un hecho histórico. Es allí -donde se cruzan literatura y política- el totalitarismo ejerce su mayor presión sobre lo intelectual. En este momento, las ciencias exactas no están amenazadas en un grado parecido. Esto explica en parte el hecho de que, en todos los países, a los científicos les resulta más fácil que a los escritores alinearse detrás de sus respectivos gobiernos.

A fin de mantener el asunto en perspectiva, permítanme repetir lo que afirmé al inicio de este ensayo: que en Inglaterra los enemigos inmediatos de la veracidad, y por lo tanto de la libertad de pensamiento, son los capos de la prensa, los magnates de la cinematografía, y los burócratas, pero que, a largo plazo, el síntoma que más preocupa de todos es ver que se debilita el deseo de libertad entre los intelectuales. Podría parecer que todo este tiempo me he referido a los efectos de la censura, no sobre la literatura en su totalidad, sino apenas en el departamento del periodismo político. Acepto que en la prensa británica la Rusia soviética constituye una especie de área prohibida; acepto que temas como Polonia, la Guerra Española, el Pacto Rusogermano y otros, están excluidos de una discusión seria, y que si uno tiene información que entra en conflicto con la ortodoxia imperante, se espera que uno la distorsione o se calle: después de aceptar esto, ¿cómo es que la literatura, en su sentido más amplio, tendría que resultar perjudicada? ¿Acaso todo escritor es un político, y cada libro necesariamente una obra de "reportaje" directo? Aun bajo la más estricta dictadura, ¿el escritor individual no puede permanecer libre dentro de su propia mente o destilar o disfrazar sus ideas poco ortodoxas, de manera que las autoridades sean lo suficientemente estúpidas como para no reconocerlas? Y en todo caso, si el escritor mismo está de acuerdo con la ortodoxia imperante, ¿por qué habría de tener un efecto entorpecedor sobre él? ¿Acaso la literatura, o cualquiera de las artes, no es más propensa a florecer en sociedades en las que no hay mayores conflictos de opinión o una diferenciación aguda entre el artista y su público? ¿Acaso uno debe asumir que cada escritor es un rebelde, o incluso que un escritor como tal es una persona excepcional?

Cada vez que uno intenta defender la Libertad intelectual contra los reclamos del totalitarismo, de una u otra forma se topa con estos argumentos, basados en una absoluta desavenencia con respecto a qué es la literatura y a cómo -aunque tal vez debería decir por qué? cobra la vida. Se supone que un escritor es un mero animador o bien un venal mercenario, que puede pasar de una línea de propaganda a otra, con la misma facilidad con la que un organillero cambia de tonada. Pero, después de todo, ¿cómo es que los libros llegan a escribirse? Por encima de un nivel bastante bajo, la literatura es el intento de influir en el punto de vista de nuestros contemporáneos mediante el registro de experiencias. En lo que concierne a la libertad de expresión, no existe gran diferencia entre un mero periodista y el escritor más "apolítico" e imaginativo. El periodista no es libre y se vuelve conciente de su falta de libertad cuando se le obliga a escribir mentiras o a suprimir lo que considera una noticia importante; el escritor imaginativo tampoco es libre cuando tiene que falsificar sus sentimientos subjetivos que, desde su punto de vista, constituyen hechos. Puede distorsionar o caricaturizar la realidad con el fin de hacer que su significado se vuelva más claro, pero no puede desfigurar el panorama de su propia mente: no puede decir con alguna convicción que le gusta lo que le desagrada, o que cree en lo que no cree. Si se le obliga a hacer eso, el único resultado es que sus facultades creativas se resecan. Tampoco puede resolver el problema alejándose de los temas de controversia. No existe la literatura genuinamente apolítica y, sobre todo en una época como la nuestra, cuando los temores, los odios y las lealtades de un tipo directamente político se hallan cerca de la superficie de la conciencia de todos. Incluso un solo tabú puede tener el efecto de volver inválida la mente, porque siempre existe el peligro de que cualquier pensamiento que se siga puede conducimos a un pensamiento prohibido. Así, la atmósfera del totalitarismo resulta mortal para un prosista, aunque un poeta -todo caso, un poeta lírico-podría encontrarla respirable. Y en cualquier sociedad totalitaria que sobreviva durante más de dos generaciones es probable que la literatura en prosa, como la que ha existido durante los últimos cuatrocientos años, tenga que llegar a su fin.

A veces la literatura ha florecido bajo regímenes despóticos pero, como a menudo se señala, el despotismo del pasado no era totalitario. Por lo general su aparato represor era perpetuamente ineficiente, sus clases gobernantes tenían una visión corrupta o apática o a medias liberal, y las doc trinas religiosas imperantes casi siempre atacaban el perfeccionismo y la noción de la infalibilidad humana. Aún así, es mayormente cierto que la literatura en prosa ha alcanzado sus más altos niveles en periodos de democracia y de libre especulación. Lo que resulta nuevo en el totalitarismo es que sus doctrinas no sólo son inobjetables sino también inestables. Deben aceptarse so pena de maldición pero, por otro lado, siempre están expuestas a sufrir alteraciones de último minuto. Por ejemplo, consideremos las diversas actitudes, por entero incompatibles entre sí, que un comunista inglés o compañero de viaje ha tenido que adoptar con respecto al conflicto entre Inglaterra y Alemania. Durante años, antes de septiembre de 1939, se esperaba que un comunista estuviera en perpetuo estado de agitación con respecto a los "horrores nazismo", y que cualquiera de sus escritos se convirtiera en una denuncia contra Hitler; después de septiembre de 1939, durante veinte meses, estuvo obligado a creer que contra Alemania se había cometido un pecado mayor que aquel en el que Alemania misma había incurrido, y la palabra "nazi", al menos en cuanto a los medios impresos se refiere, tuvo que desecharse del vocabulario. Inmediatamente después de escuchar el boletín noticioso de las ocho la mañana del 22 de junio de 1941, el comunista tenía que empezar a creer, una vez más, que el nazismo era el más aberrante de los males jamás presenciado. Ahora bien, mientras que para un político resulta muy fácil hacer este tipo de cambios, para un escritor el asunto es algo distinto. Si quiere cambiar sus alianzas en el momento preciso, el escritor tiene que mentir sobre sus pensamientos subjetivos, o bien suprimirlos por completo. En todo caso, destruye su dínamo. No sólo las ideas se negarán a llegarle, sino que las palabras mismas que utilice se endurecerán bajo su tacto. En nuestra época, la escritura política está compuesta casi totalmente de frases prefabricadas que se mantienen unidas de la misma forma que las piezas del mecano de un niño. Este el resultado inevitable de la autocensura. Para escribir con un lenguaje comprensible y vigoroso, es necesario pensar sin miedo, y si uno piensa sin miedo no puede ser políticamente ortodoxo. En una "era de fe" las cosas podrían ser distintas, cuando la ortodoxia imperante tiene mucho tiempo de establecida y no se le toma demasiado en serio. En ese caso sería posible, o podría ser, que grandes áreas de nuestra mente permanecieran inalteradas por lo que creemos oficialmente. Aun así, vale la pena notar que la literatura en prosa casi desapareció por completo durante la única era de fe que hubo en Europa. En toda la Edad Media casi no hubo literatura imaginativa en prosa y hubo muy pocos escritos históricos: los líderes intelectuales de la sociedad expresaban sus pensamientos más serios a través de un lenguaje muerto que apenas sufrió alteraciones a lo largo de mil años.

Sin embargo, el totalitarismo promete no tanto una era de fe como una de esquizofrenia. La sociedad se vuelve totalitaria cuando su estructura se convierte en algo flagrantemente artificial, es decir, cuando su clase gobernante pierde su función, pero logra aferrarse al poder por medio de la fuerza o del fraude. Sin importar cuanto tiempo sobreviva, una sociedad como ésa no puede darse el lujo de ser tolerante ni intelectualmente estable. Jamás puede permitir el registro verídico de los hechos, ni la sinceridad emocional que requiere la creación literaria. Pero para que el totalitarismo corrompa no es necesario vivir en un país totalitario. El mero predominio de ciertas ideas puede diseminarse como una especie de veneno, que hace que un tema tras otro se vuelva imposible para propósitos literarios. Dondequiera que existe una ortodoxia impuesta -o incluso dos ortodoxias, como a menudo sucede?, la buena escritura se acaba. Esto quedó ilustrado durante la Guerra Civil Española. Para muchos intelectuales ingleses, ésa fue una experiencia profundamente conmovedora, pero no una vivencia acerca de la cual pudieran escribir con sinceridad. Sólo se permitía decir dos cosas, ambas mentiras evidentes. Como resultado, la guerra produjo kilómetros de material impreso pero casi nada que valiera la pena de leerse.

No hay certeza en cuanto a si los efectos del totalitarismo sobre el verso son tan mortales como los que tiene sobre la prosa. Hay toda una serie de motivos convergentes por los que resulta un poco más sencillo para un poeta, que para un prosista, sentirse cómodo en una sociedad totalitaria. Para empezar, los burócratas y demás hombres "prácticos" suelen despreciar al poeta con tal profundidad que no tienen interés alguno en lo que dice. Por otro lado, lo que dice el poeta -lo que "significan" sus poemas si se traducen a la prosa- es relativamente poco importante, incluso para el poeta mismo. El pensamiento que contiene un poema siempre es sencillo, y no es su objetivo principal, así como en la pintura no lo es la anécdota. Un poema es una disposición de sonidos y de asociaciones, así como un cuadro es una disposición de marcas dejadas por el pincel. En realidad, para arrebatos breves -como el estribillo de una canción-, la poesía puede incluso desocuparse del significado por entero. Por lo tanto, para el poeta es relativamente fácil mantenerse alejado de temas peligrosos y no proferir herejías, e incluso, si lo hace, existe la posibilidad de que nadie se dé cuenta. Pero, sobre todo, el buen verso -a diferencia de la buena prosa- no es necesariamente un producto individual. Grupos de personas pueden componer ciertos tipos de poesía, como las baladas o formas muy artificiales de verso, en colaboración. Hay un debate acerca de las baladas inglesas y escocesas antiguas, pues no se sabe si en un principio fueron escritas por individuos o por el pueblo. Pero, sea como sea, las baladas no son individuales en el sentido de que, al pasar de boca en boca, cambian todo el tiempo. Incluso impresas, dos versiones de una balada nunca son exactamente iguales. Muchos pueblos primitivos componen versos de manera comunitaria. improvisa, quizás acompasado de un instrumento musical, y luego otro aporta un verso o una rima cuando el primero se detiene, y el proceso continúa así hasta que ya existe una canción o balada completa sin un autor identificable.

Este tipo de colaboración íntima es casi imposible en la prosa. La prosa seria debe componerse en soledad, en tanto que la emoción de formar parte de un grupo es, de hecho, una ayuda para ciertas clases de versificación. El verso -quizá el buen verso de su tipo, aunque no seria el más elevado- podría sobrevivir incluso bajo el más inquisitorial de los regímenes. Aun en una sociedad donde la libertad y la individualidad se hubieran extinguido, serían necesarias canciones patrióticas heroicas para celebrar las victorias, o para llevar a cabo elaborados ejercicios de adulación: y éstos son la clase de poemas que pueden escribirse bajo pedido, o componerse de manera comunitaria, sin que necesariamente carezcan de un valor artístico. La prosa es una cuestión por entero distinta, ya que no puede estrechar el rango de sus pensamientos sin matar su inventiva. Pero la historia de las sociedades totalitarias, o de grupos de personas que han adoptado la perspectiva totalitaria, sugiere que la pérdida de libertad es adversa para todas las formas literarias. La literatura alemana casi desapareció durante el régimen de Hitler, y ocurrió prácticamente lo mismo en Italia. La literatura rusa, en la medida en que podemos evaluarla a través de traducciones, se ha deteriorado de manera notable a partir de los inicios de la Revolución, aunque al parecer el verso es en parte mejor que la prosa. Se han traducido en los últimos quince años pocas novelas rusas acaso alguna que se puedan tomar en serio. En la Europa oriental y en Estados Unidos, grandes facciones de la intelectualidad literaria han pasado por el Partido Comunista o han simpatizado cálidamente con él, pero todo este movimiento hacia la izquierda ha producido extraordinariamente pocos libros que valga la pena leer. De nuevo, la ortodoxia católica parece tener un efecto devastador sobre ciertas formas literarias, en especial la novela. Durante un periodo de trescientos años, ¿cuántas personas han sido buenos novelistas y buenos católicos a la vez? El hecho es que hay ciertos temas que no pueden celebrarse con palabras, y la tiranía es uno de ellos. Nadie ha escrito jamás un buen libro alabando a la Inquisición. En una época totalitaria la poesía puede sobrevivir, y artes, o artes a medias, como la arquitectura, pueden incluso hallar benéfica la tiranía, pero el prosista no tendrá alternativa entre el silencio y la muerte. La literatura en prosa, tal y como la conocemos, es producto del racionalismo, de los siglos protestantes, del individuo autónomo. Y destrucción de la libertad individual mutila al periodista, al sociólogo que escribe, al historiador, al novelista, al crítico y al poeta, en ese orden. En el futuro es posible que pueda surgir un nuevo tipo de literatura que no requiera del sentimiento individual o de la observación veraz, pero no es imaginable nada semejante ahora. Parece mucho más probable que la cultura liberal en la que hemos vivido desde el Renacimiento llegue a su fin, y que el arte literario muera con ella.

Desde luego, la imprenta seguirá en uso, y resulta interesante especular acerca de qué materiales de lectura podrían sobrevivir en una sociedad de rigidez totalitaria. En esa situación, es probable que los periódicos sigan hasta que las técnicas de televisión alcancen niveles más altos, pero, aparte de los periódicos es dudoso, incluso ahora, que en los países industrializados la gran masa sienta la menor necesidad de cualquier tipo de literatura. En todo caso, no están dispuestos a gastar en materiales de lectura remotamente lo que gastan en otras formas de recreación. Es probable que las producciones cinematográficas y de televisión reemplacen por completo a los cuentos y novelas. O tal vez logre sobrevivir algún tipo de ficción sensacional de baja categoría, producida por una especie de proceso de correa transportadora que reduzca a un mínimo la iniciativa humana.

Quizá no esté más allá de la creatividad humana escribir libros a través de máquinas. Ya puede verse una especie de proceso mecanizante en las películas y en la radio, en la publicidad y en la propaganda, y en las ramas más bajas del periodismo. Las películas de Disney, por ejemplo, se elaboran mediante lo que, en esencia, es un proceso de fábrica, en donde una parte del trabajo se hace de manera mecánica y la otra corre a cargo de equipos de artistas que deben subordinar su estilo individual. Por lo general, los programas estelares de la radio están escritos por agotados mercenarios para quienes el tema y su desarrollo están determinados de antemano: aun así, lo que escriben es apenas un material en bruto que productores y censores descuartizan para darle otra forma. Lo mismo ocurre con los libros y folletos comisionados por los departamentos gubernamentales. Incluso más mecanizada es la producción de cuentos, series y poemas para las revistas muy corrientes. Publicaciones como The Writer están llenas de anuncios de escuelas literarias que ofrecen tramas prefabricadas por unos cuantos centavos. Además de la trama, algunas hasta ofrecen la línea inicial y el cierre de cada capítulo. Otras proveen una especie de fórmula algebraica mediante la cual uno puede sus propios argumentos. Las hay que ofrecen naipes marcados con personajes y situaciones que sólo es necesario barajar y ordenar para obtener de manera automática historias ingeniosas. En una sociedad totalitaria es probable que pudiera producirse una forma similar de literatura, siempre y cuando se necesitara su existencia. La imaginación -aun la conciencia, en la media de lo posible- sería eliminada del proceso de la escritura. Los burócratas planearían libros, a grandes rasgos, que pasarían por tantas manos que el producto final tendría la misma individualidad que un Ford al final de la línea de producción. Es innecesario decir que cualquier cosa producida de esta forma sería basura; pero algo que no lo fuera pondría en peligro la estructura del Estado. En cuanto a la literatura que sobrevive del pasado, tendría que suprimirse o por lo menos reescribirse a fondo.

Mientras tanto, el totalitarismo no ha triunfado de manera absoluta en todas partes. Nuestra propia sociedad es, a grandes rasgos, liberal. Para ejercer nuestro derecho a la libertad de expresión tenemos que luchar contra la presión económica y contra la fuerte reacción de la opinión pública; pero no, hasta ahora, contra la fuerza de la policía secreta. Uno puede decir o publicar casi cualquier cosa, siempre y cuando se esté dispuesto a ir con tiento. Pero, como dije al inicio, lo siniestro es que los enemigos conscientes de la libertad son aquellos a quienes la libertad debería significarles más. Al gran público el asunto le da igual. No está en favor de perseguir a los herejes pero tampoco se va a esforzar por defenderlos. Es a la vez demasiado cuerdo y demasiado estúpido como para adoptar la perspectiva del totalitarismo. El ataque consciente y directo a la decencia intelectual proviene de los intelectuales mismos.

Es posible que, de no haber sucumbido ante su mito particular, la intelectualidad rusófila lo hubiera hecho ante otro muy parecido. Pero, de una u otra manera, ahí está el mito ruso y la corrupción que genera apesta. Cuando uno ve la indiferencia con la que hombres de gran educación presencian la opresión o la persecución, hay que preguntarse qué despreciamos más, si su cinismo o su miopía. Muchos científicos, por ejemplo, son admiradores incondicionales de la URSS. Parecen creer que la destrucción de la libertad no tiene importancia, siempre y cuando no afecte, por el momento, su línea de trabajo. La URSS es un país enorme de veloz desarrollo con una aguda necesidad de trabajadores científicos y, por lo tanto, los trata con generosidad. Mientras se mantengan alejados de temas peligrosos como la psicología, los científicos son privilegiados. Por otro lado, los escritores son objeto de una enconada persecución. Es cierto que escritores que se han prostituido, como llya Ehrenburg o Alexei Tolstói, reciben enormes sumas de dinero, pero se les retira lo único que tiene auténtico valor para un escritor que se considere tal: su libertad de expresión. Al menos algunos de los científicos ingleses que hablan con gran entusiasmo acerca de las oportunidades de que gozan los científicos en Rusia son capaces de entender esto. Pero la reflexión parece ser: "A los escritores se les persigue en Rusia. ¿Y qué? Yo no soy escritor." No ven que, a la larga, cualquier ataque a la libertad intelectual, y al concepto de objetividad veraz, amenaza todos los rubros del pensamiento.

Por el momento, el estado totalitario tolera al científico porque lo necesita. Incluso en la Alemania nazi, a los científicos no judíos se los trató bien, y la comunidad científica alemana en su conjunto no ofreció resistencia a Hitler. En esta etapa de la historia, hasta el gobernante más autocrático se ve obligado a tomar en cuenta realidad física, en parte debido a la prolongación de los hábitos liberales de pensamiento, y en parte porque necesita prepararse para la guerra. Mientras la realidad física no pueda ignorarse por completo, mientras dos y dos sean cuatro cuando se traza la construcción de un aeroplano, por ejemplo, el científico tiene una función e incluso se le puede permitir cierta libertad. Su despertar llegará más tarde, cuando el Estado totalitario esté firmemente establecido. Mientras tanto, si desea salvaguardar la integridad de la ciencia, su trabajo consiste en desarrollar algún tipo de solidaridad con sus colegas literarios, y no considerar motivo de indiferencia el que a los escritores se les silencie o se les conduzca al suicidio, y el que los periódicos falsifiquen la información de manera sistemática.

Pero, ocurra lo que ocurra con las ciencias físicas, la música, la pintura y la arquitectura, resulta indudable -como he intentado demostrar- que si la libertad de pensamiento perece, la literatura está condenada. No sólo está condenada en cualquier país que retenga una estructura totalitaria, sino que cualquier escritor que adopte el concepto del totalitarismo, y encuentre excusas para justificar la persecución y para la falsificación de la realidad, se destruye a sí mismo. No hay vuelta. Ninguna diatriba contra el "individualismo" y la "torre de marfil", ningún lugar común en el sentido de que "la verdadera individualidad se obtiene a través de la identificación con la comunidad", puede superar el hecho de que una mente comprada es una mente arruinada. Al menos que la espontaneidad surja en algún momento, la creación literaria se vuelve imposible y el lenguaje mismo se osifica. En un futuro, si la mente humana se convierte en algo completamente distinto de lo que es ahora, quizá podamos aprender a separar entre la creación literaria y la honestidad intelectual. Por el momento, lo único que sabemos es que, al igual que ciertos animales salvajes, la imaginación no se reproduce en cautiverio. Cualquier escritor o periodista que lo niegue -y todas las alabanzas actuales hacia la Unión Soviética contienen o implican esta negación- de hecho exige su propia destrucción.

Fuente: Bloghemia

viernes, 28 de junio de 2019

Maurizio de Stefano: El 5G generará un nuevo mundo de servicios que no podemos ni imaginar

Maurizio De Stefano, Director Energy & Utilities (Head Water & Environment) de Minsait, es uno de los ponentes en el XI Foro de la Economía del Agua que se celebrará el 2 de julio en Puebla, México, donde intervendrá en la cuarta sesión sobre la revolución tecnológica en torno al agua.

Maurizio es doctor en ingeniería industrial por la Universidad degli Studi de Napoli y Master en IESE. Actualmente ejerce como profesor de Estrategia Digital y experto en Supply Chain en la Universidad Politécnica de Cataluña, donde da clases de Trasformación Digital. Además, trabaja en el mundo de la consultoría desde hace 20 años. A lo largo de su trayectoria profesional ha formado parte de Unisys para llegar posteriormente a una de las empresas de consultoría más grandes de Italia, “Reply”, primero en Milán, luego en la delegación de Brasil, finalmente como director general en España y Portugal. Ha trabajado en muchos sectores y en buena parte de la geografía mundial, lo que le ha aportado una visión global y desde diferentes perspectivas. Actualmente es director en el mercado de Energía y Utilities y responsable de la Práctica de Agua&Medioambiente de Minsait, la compañía que agrupa los negocios de consultoría en transformación digital y tecnologías de la información de Indra.


Pregunta: ¿Qué papel juega la innovación y las nuevas tecnologías en la gestión eficiente del agua?

Respuesta: Las nuevas tecnologías son ya un elemento clave en todas las industrias y prácticamente en cualquier elemento de nuestra vida, y esto obviamente va a llegar también las empresas de agua.

La gran ventaja es que el sector del agua va a poder usar lecciones aprendidas de otros, como los del gas y electricidad, para acometer su proceso de transformación digital y beneficiarse de las mejores prácticas establecidas para hacer más eficientes los procesos y la gestión, en definitiva, contribuir a construir una sociedad más sostenible y mejorar la calidad de vida de las personas.

Pero sola la tecnología no basta, hace falta, además de la apuesta por la innovación tecnológica, que gobiernos y ciudadanos adviertan que el agua dulce es un recurso finito y que no debemos esperar más para implementar medidas que protejan sus reservas y la usen de manera eficiente. De esta manera, se facilitará la disponibilidad del recurso a un mayor número de personas a la vez que se garantizará la disponibilidad sostenible.

P.- ¿Cuáles identifica como las tendencias de innovación más importantes en la gestión del agua?

R.- El sector del agua, como otras industrias, vivirá una revolución importante gracias a los avances tecnológicos. Tecnologías como la inteligencia artificial se aplicarán a áreas como la detección de fugas o el mantenimiento predictivo; el análisis de datos será clave gracias a la expansión del IoT, y el análisis predictivo o la computación en la nube serán herramientas fundamentales en la toma de decisiones.

Y el elemento habilitador que hará que todas estas tecnologías se desarrollen de forma exponencial será el 5G, una verdadera revolución que permitirá conectar y procesar la ingente cantidad de datos que aparecen ante nosotros, generando así un nuevo mundo de servicios que ni somos capaz de imaginar.

“El futuro –como se dice a menudo- es un país extranjero donde las cosas se hacen de manera distinta”.

P.- ¿De qué manera puede contribuir el sector privado para hacer frente a los principales retos en materia hídrica?

R.- Aunque ningún negocio puede sobrevivir sin ser rentable, en el sector privado hace años que ya no se habla del beneficio como único parámetro del mismo. Si bien es cierto que gran parte de la estrategia se fundamenta en su rentabilidad, las empresas que tienen éxito dedican parte de su proyecto a generar iniciativas que tengan un impacto positivo en la sociedad.

El sector privado tiene el deber, por tanto, de aportar su conocimiento y experiencia con las tecnologías más eficaces e idóneas para hacer frente a los retos a los que nos enfrentamos de escasez, disponibilidad y continuidad del suministro, acceso a la población y protección ante desastres naturales, como inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos.

Es necesario sacar el máximo provecho al potencial tecnológico que ya está a nuestra disposición para dar una respuesta eficiente a los retos en materia hídrica. Para ello, la colaboración público-privada es una fórmula que integra tecnología con know-how y de la que pueden desprenderse numerosos beneficios.

P.- ¿Qué innovaciones tecnológicas y de digitalización está llevando a cabo Minsait relacionados con la gestión del agua?

R.- En Minsait, como empresa líder en transformación digital, estamos desarrollando soluciones y servicios que buscan hacer más eficiente la operación de nuestros clientes y aportar valor a la sociedad.

En el caso de la división de Energía y Utilities, se traduce en soluciones enfocadas, por ejemplo, a la eficiencia energética, la sostenibilidad y la optimización de la operación.

En los últimos años hemos sido partícipes de grandes avances en el campo de la Inteligencia Artificial, donde hemos desarrollado soluciones innovadoras en diferentes ámbitos. Un ejemplo es la gestión de detección de fugas de agua en tiempo real con el uso de machine learning.

El uso combinado de sensores acústicos con algoritmos de machine learning y sistemas de georreferenciación nos permite desarrollar soluciones para la minimización de las pérdidas de agua aparentes y reales mediante un estricto control de las pérdidas en las redes de distribución de agua y localización de las mismas a lo largo de la red.

Gracias a la información proporcionada por el sistema, es posible planificar actividades relacionadas con la disminución de las pérdidas, monitorizar la progresión de las mismas, así como tomar las acciones correctivas oportunas.

La reducción del Agua No Contabilizada, que en algunos países alcanza niveles superiores al 30%, impulsa la eficiencia energética y la excelencia operacional al reducirse el coste de captación, potabilización y bombeo. ​Además de lograr un uso más eficiente del agua, proporciona soporte a la planificación de actividades de reparación de fugas y roturas, facilitando así la prevención de interrupciones en el servicio.

Otro ejemplo interesante es prestar soporte a los técnicos desplegados en campo con soluciones de realidad aumentada integradas en sus aplicaciones móviles.

Somos líder en Realidad Virtual, tecnología que permite reemplazar nuestro entorno por otro generado digitalmente aplicada a los Serious Games, esto es, escenarios virtuales que recrean el funcionamiento real de un dispositivo o sistema y con el que se puede realizar formación a técnicos y empleados de las empresas desde entornos seguros y estimulantes. ​

Nuestra experiencia en análisis de Imágenes satelitales nos ha permitido ser capaces de lograr la detección de usos de agua fraudulentos en épocas de restricción con proyectos pioneros y en colaboración con agencias europeas.

Gracias a la visión artificial podemos utilizar drones para analizar imágenes de infraestructuras como presas o plantas y detectar vertidos o grietas. ​

Asimismo, la automatización de procesos a través de la robótica permite que los empleados se puedan dedicar a tareas de mayor valor añadido y eliminar los trabajos masivos y repetitivos, ayudando también así al incremento de la calidad en la atención al usuario.

Con la llegada del 5G veremos cómo se agilizarán todos los procesos de comunicación y conexión y asistiremos a una verdadera explosión de datos, donde el gran reto será su gestión en tiempo real.

Para responder a este reto nuestra respuesta es nuestra plataforma de Big Data e IoT, Onesait Platform, capaz de centralizar toda la información para gestionar mejor la eficiencia de las operaciones y reducir los costes.

P.- ¿Qué resultados espera de su participación en este XI Foro de la Economía del Agua?

R- En esta onceava edición del Foro de la Economía del Agua espero poder contribuir con nuestra experiencia, mostrando ejemplos y oportunidades relevantes en el sector que son posibles gracias a la apuesta por la tecnología y la innovación.

Confío plenamente que la tecnología puede ser un elemento para transformar los modelos de negocio existentes en el sector y crear otros nuevos más eficientes. Pienso que las empresas tecnológicas debemos ayudar a impulsar esta transformación y contribuir a generar un cambio en el que todos vamos a resultar beneficiados.

Para ayudar en ese proceso la tecnología tiene que inspirarse en un objetivo humanista, de bien común, antes retos inéditos en la historia. La vocación de impacto social positivo inspira el sentido tecnológico en ese mismo esquema de foco cada vez más amplio, desde la calidad de vida de un ciudadano hasta una ciudad inteligente, un país proactivo en transición energética y medioambiental y en ultimo términos la contribución al bienestar planetario.

Imagen: Residuos Expo

Fuente: iagua

jueves, 27 de junio de 2019

Caricaturizar la 5G como el “gran hermano” asiático de los móviles es injusto

Nunca antes en el sector de las telecomunicaciones un avance tecnológico, como es el caso de las nuevas redes 5G, había causado tanto revuelo político y mediático como la próxima llegada de la quinta generación de telefonía móvil. La inundación de información crea confusiones e interpretaciones libres que desenfocan su verdadero potencial.

La quinta generación de conectividad móvil promete descargas mucho más rápidas, una amplia cobertura y conexiones más estables. Sin embargo, si miramos a esta tecnología únicamente a través de la pantalla de nuestro smartphone, estaremos viendo una parte muy pequeña de lo que este avance traerá a nuestra sociedad. Quién piense que el cambio de escenario que brinda la nueva generación se centra en nuestros dispositivos móviles, está equivocado.

Los smartphones hoy pueden hacer ya prácticamente cualquier cosa. La nueva generación 5G es una evolución para los móviles, pero, sobre todo, será una auténtica revolución para el sector productivo y nos llevará a la cuarta revolución industrial.

Si algo distingue a la 5G de generaciones anteriores de redes móviles, es que está diseñada para comunicar con extrema fiabilidad e inmediatez a máquinas, robots, vehículos, drones, sensores, y cualquier dispositivo electrónico, … y también el teléfono móvil.

5G, una red de redes

En este sentido, este estándar es una ‘red de redes’ móviles, a la cual se conectarán muy distintos tipos de dispositivos y, por ello, abarcará numerosos campos de aplicación.

Para que una red móvil como la 5G sea capaz de adaptarse a esa gran variedad de conexiones y aplicaciones, su estructura interna, su arquitectura, debe ser extremadamente flexible. Esto se consigue construyendo la red con procesadores (ordenadores) de muy altas prestaciones, en los que se ejecuta distintos tipos de software en cada momento, en función de cada situación a la que la red se tiene que adaptar. 5G será, cuando esté plenamente desplegada, una red ultraflexible, una red casi ‘líquida’.

Esta arquitectura ultraflexible hace que gran parte de los elementos del núcleo de la red 5G sean en realidad software, permitiendo que la red se reconfigure en segundos, o se divida –virtualmente- en redes dedicadas a cada uno de los sectores o escenarios de uso que se han mencionado. Y es aquí donde se apoyan las sospechas y preocupaciones, convertidas en estrategias geopolíticas, de algunos gobiernos.

La seguridad y la privacidad no son riesgos nuevos

Sin embargo, la seguridad y privacidad de las comunicaciones no es precisamente un riesgo nuevo, ni exclusivo de la telefonía móvil, ni de la 5G. La posibilidad de ciberataques, de virus, de ‘puertas traseras’ en los programas instalados en ordenadores, en teléfonos y en las propias redes, nos acompaña desde hace dos décadas, desde la masificación de internet.

Tomar el riesgo de seguridad y privacidad de esta tecnología como la razón para el proteccionismo comercial no tiene sentido

Las precauciones al respecto de la seguridad en redes 5G no deben ser muy distintas a las que ya deberíamos tener en relación a cualquier otro software, sistema operativo, navegador o app que usemos a diario.

Europa ha iniciado en Marzo de 2019 una ronda de consultas a los países miembros para determinar y regular los riesgos de privacidad y seguridad de la 5G, y el resultado va a ser la aplicación de medidas de regulación y certificación similares a las de cualquier otro tipo de dispositivo y software.

Tomar el riesgo de seguridad y privacidad como la razón para el proteccionismo comercial, asegurar que los equipos de 5G están diseñados para el espionaje, o caricaturizar la 5G como el “gran hermano” asiático de la telefonía móvil es simplemente injusto.

Fuente: Nobbot

El periodismo y la inteligencia artificial se unen para medir las historias faltantes

El crimen organizado es una de las crisis más grandes que enfrenta México y pone a los periodistas en peligro. Los asesinatos ocurren a diario en muchas partes del país, y las investigaciones muestran que México es el lugar con mayor mortalidad del mundo para los reporteros fuera de las zonas de guerra activa. El deseo natural de evitar convertirse en un objetivo ha llevado a algunos periodistas a elegir quedarse callados para salvar sus vidas.

Algo parecido a un código de silencio ha surgido en todo el país. Sospechábamos que había regiones enteras donde los periodistas no informaban sobre la violencia, amenazas, intimidación y asesinatos a pesar de que se sabe que formaban parte de la vida cotidiana.

Nos propusimos medir este silencio y su impacto en el periodismo. Para ello, nos asociamos con Google News Initiative para utilizar el poder del aprendizaje automático y la inteligencia artificial para cuantificar y visualizar la cobertura de noticias y analizar las brechas en la cobertura a lo largo del país.

Nuestro primer paso fue establecer un proceso para determinar la ausencia de noticias. Exploramos artículos sobre la violencia para comprender cómo se comparan con el registro oficial de homicidios del gobierno.

En teoría, cada asesinato que ocurra debe corresponder con al menos un reporte local sobre el evento. Si observamos una divergencia, o si los reportes del gobierno fueran repentinamente muy diferentes de la cobertura de noticias local, podríamos deducir que los periodistas estaban siendo silenciados.

Al principio, clasificar los artículos de noticias parecía imposible. Sabíamos que necesitábamos encontrar un archivo de noticias con el mayor número posible de publicaciones en México para poder monitorear la cobertura diaria en todo el país. La vasta colección de noticias locales y nacionales de Google News en México fue una buena opción.

El esfuerzo hizo que fuera necesario identificar la diferencia entre la cantidad de homicidios registrados oficialmente y las noticias de esos asesinatos en Google News. Esto requirió de algoritmos de aprendizaje automático capaces de identificar la primera historia reportada para luego señalar dónde tuvo lugar el evento. Con esa información, pudimos conectar los eventos reportados por los medios de comunicación con los informes del gobierno sobre homicidios en más de 2400 municipios de México.

Finalmente, para medir el grado de silencio en cada región del país, creamos una fórmula que nos permite ver la evolución de este fenómeno a lo largo del tiempo. Los datos resultantes muestran una fascinante combinación de caídas o picos en muertes no reportadas, que coinciden con eventos como la llegada de nuevos gobiernos o la muerte de narcotraficantes. Una investigación más profunda nos permitirá explicar estas conexiones.

En El Universal, estamos comprometidos a continuar nuestra búsqueda de estos desiertos noticiosos, con el fin de mejorar la vitalidad del periodismo en México y dirigir la atención a las variaciones en la cobertura según el tipo de delitos cometidos en cada región, no sólo los homicidios.

Este ejercicio es otro recordatorio de que en México, como en muchos otros países, no podemos dar por sentado la libertad de prensa.

Fuente: Esto es Google

“La tecnología ha traído muchas soluciones”. Nicholas Negroponte

Los contenidos de ciencia ficción dibujaban un futuro de coches voladores y hombres biónicos. El futuro se hace presente mientras distintos equipos en el mundo desarrollan los primeros prototipos de taxis voladores.

Nicholas Negroponte, es uno de esos visionarios que se ha adelantado a lo que después pasa: que íbamos a tener ordenadores en los bolsillos, pantallas táctiles, televisión a la carta, altavoces inteligentes, hogares conectados, entre otros avances.

Gran valedor de la innovación tecnológica, Negroponte lleva tres décadas tendiendo puentes entre creadores y empresas. De formación en informática y arquitectura, es cofundador del prestigioso Media Lab del MIT y de la revista Wired.

Este experto en innovación lucha con argumentos contra los agoreros que impregnan con una visión negativa sobre la tecnología.

“Si lo miras objetivamente y con perspectiva, la tecnología ha traído muchas soluciones, como en la medicina, y los problemas son sobre todo por cómo usamos la tecnología”.

Si bien no niega que estos cambios tecnológicos exigen reformas estructurales de la sociedad, los avances son los que están posibilitando enfrentar los retos más complejos a los que nos enfrentamos.

Es el caso de la amenaza del cambio climático, que necesariamente exige un modelo económico sostenible con sustento de las fuentes renovables.

“La tecnología es la única solución al cambio climático. No hay otra. Tenemos que encontrar la forma de producir energía, no necesariamente de fuentes renovables, como el viento o el sol, sino haciendo que la fusión nuclear funcione. En 50 años tendremos una economía distinta y un mundo mejor gracias a ella”.

Asimismo, la innovación es ya gran aliada de la calidad de vida que augura un futuro muy longevo para las próximas generaciones “no hay duda de que sus hijos y mis nietos vivirán hasta los 150 años. Y haremos que los discapacitados puedan andar, luego podremos eliminar las enfermedades raras”.

Los grandes cambios que vienen deberán conjugarse con la parte ética. Así ocurre en el sector biotech que fusiona las fronteras entre lo artificial y lo natural, y que posibilitará diseñar y manipular nuestra naturaleza humana.

No menos comprometido es el papel que juegan determinadas corporaciones. Negroponte denuncia los intereses de éstos siendo incluso capaces de “frenar algunos avances” de bien común, aunque esta obstaculización no puede ser por mucho tiempo.

Vivimos en el mundo digital, y lo que vendrá ahora se creará en este entorno sin ser extrapolable a lo analógico.

La progresiva robotización afectará también en una nueva transición que hará repensar el concepto del trabajo tal y como lo hemos entendido “Una parte del concepto tiene que ver con tener un sentido, un propósito. La gente siempre tendrá un propósito, pero puede no ser llevar un salario a casa, que es lo que define el empleo hoy” argumenta.

Imagen: Europa Press

Fuente: En Positivo

miércoles, 26 de junio de 2019

Hacia la programación creativa en América Latina: p5.js

Entrevista a Aarón Montoya-Moraga sobre su experiencia promocionando p5.js, una biblioteca de JavaScript de la Processing Foundation, y cómo la programación creativa se está volviendo más accesible en América Latina.

Aarón, cuéntanos un poco sobre ti y a qué te dedicas. ¿Cómo llegaste a la programación?

Soy chileno, nací el año 1989. Estudié ingeniería eléctrica en pregrado, empecé a trabajar con software para música electroacústica y perfomance, y eso me llevó a unirme a la comunidad de artistas mediales. El año 2017 me gradué del Interactive Telecommunications Program en New York University, y este año, 2019, me incorporé como investigador y estudiante al equipo de investigación Poetic Justice en MIT Media Lab. Me dedico principalmente a enseñanza, desarrollo, investigación y difusión de software de código abierto para artes mediales.

¿Qué nos puedes contar sobre la herramienta p5.js? ¿Por qué es especial esta herramienta?

p5.js es una biblioteca de JavaScript, que es un lenguaje que los navegadores web (Chrome, Explorer, Firefox, Safari, Opera) son capaces de ejecutar. A grandes rasgos, las páginas web se escriben en HTML, donde se indican los contenidos y estructura de la página web, incluyendo, texto, imágenes y videos. Este código en HTML se complementa con el lenguaje CSS, que permite cambiar el estilo de la página web: agregar colores, tipografías, alineación, márgenes, y tamaños. Así, HTML y CSS permiten hacer páginas web estáticas. Sobre esta base, se puede programar en el lenguaje JavaScript, que permite agregar comportamientos a la página web que son dinámicos e interactivos, como por ejemplo que cuando la persona presione un botón, se reproduzca un video, o el texto cambie de color, oo que cada minuto la página se refresca, entre otros.

Estos lenguajes web, aunque obedecen a necesidades técnicas o utilitarias, poseen plasticidad y abren terreno a que nos expresemos artísticamente en la web. p5.js es una manera de usar tecnologías web para expresarnos artísticamente.

p5.js fue creada en 2013 por Lauren McCarthy tanto como una comunidad como una biblioteca, desarrollada al alero de la Processing Foundation, una entidad sin fines de lucro que promueve la alfabetización tecnológica en las artes, y la alfabetización artística en el campo tecnológico, haciendo que estos campos sean más accesibles y estén al alcance de comunidades diversas.

La herramienta de mayor trayectoria de esta fundación es Processing, un lenguaje que permite programar apps multimedia, y que es de código abierto, libre y gratuito. Processing fue creado en 2001 por Ben Fry y Casey Reas, cuando eran estudiantes en el grupo de investigación Aesthetics and Computation, en MIT Media Lab. Desde ahí, se han consolidado como una comunidad con presencia en todo el mundo, han construido la fundación, y se han ampliado a otros proyectos relacionados, incluyendo p5.js.

p5.js es una reinterpretación de Processing, pero ahora como lenguaje web, a diferencia de Processing, que corre en tu computador, no en tu navegador web. p5.js te permite hacer páginas web artísticas, creativas, interactivas, y fáciles de compartir y de programar.

¿Cómo te involucraste con Processing Foundation y p5.js? ¿Cómo has colaborado con ellos?

Mi primer acercamiento a los softwares y las comunidades en torno a las artes mediales fue a través de la comunidad de música electroacústica en Chile. Eso me llevó a conocer Processing, y a empezar a estudiar mucho por mi cuenta. En esta búsqueda, postulé a NYU ITP, y tuve la suerte que cuando ingresé a ese programa en el 2015, fue la primera vez que tras más de una década, el curso de introducción a la programación se enseñó usando p5.js, reemplazando a Processing. Además, ese año Lauren McCarthy era profesora en NYU ITP y tomé un curso de performance y tecnología con ella.

Cuando entré a este máster yo ya sabía programar, pero como no sabía mucho de web, tomé este curso y quedé fascinado con las posibilidades web, sus posibilidades gráficas y de difusión de contenido, y con la expresividad de p5.js.

Tras terminar el primer año de máster, el 2016 hice una internship durante el verano con la Processing Foundation. Mi propuesta fue ambiciosa: incluía diseñar y desarrollar workshops de introducción a la programación para principiantes, así que viajé a Chile y hice más de diez clases, a más de cien personas. Además, propuse que la web de p5.js debía estar en español, y también el libro introductorio. Ese verano terminé una primera versión de estos materiales y seguí trabajando en mis tiempos libres en este proyecto. El siguiente verano tras terminar el máster, volví a dedicarme a tiempo completo al proyecto gracias a la iniciativa Google Summer of Code, y lanzamos la web de p5.js en español, con todo el material educativo en español, disponible en http://p5js.org/.

También lanzamos la página https://processingfoundation.press/, donde publicamos el libro introductorio de p5.js, que está disponible en formato PDF con el formato paga-lo-que-quieras, y también en formato físico a través de Amazon. Me enteré de que en NYC el departamento de educación ha adquirido el libro para enseñar en comunidades latinas y mi sueño es que sea un libro que se use en toda Hispanoamérica.

¿Qué talleres de difusión de p5.js has hecho en Latinoamérica y qué aprendizajes te dejaron estas experiencias?

El año 2017, con cuatro artistas, educadores y grandes amigues, Camila Colussi, Natalia Cabrera, Guillermo Montecinos, y Christian Oyarzún, nos unimos y lanzamos el proyecto CODED Escuela, que había empezado ya Christian. Con CODED unimos esfuerzos en enseñar software para fines artísticos, con herramientas libres, de código abierto, y gratuitas.

Durante dos años de trabajo hicimos muchos cursos de introducción a la programación para fines artísticos, incluyendo varias versiones de introducción a la programación para arte gráfico con p5.js, además de escritura creativa con Python, arte sonoro con ChucK, y últimamente aprendizaje de máquinas con ml5.js. También hicimos encuentros de artistas mediales, para fortalecer la comunidad de artes mediales en Chile, y quiero mencionar el apoyo del proyecto Sinestesia en Santiago. Este año 2019 como equipo nos tomamos una pausa, para replantear el proyecto, y explorar nuevos rumbos a seguir, lo que además pasó porque nos hemos alejado geográficamente, al menos en el futuro cercano.

Además, este último año tuve varias experiencias muy lindas en torno a la programación creativa en contextos latinoamericanos. Por ejemplo, a principios de febrero 2019 fui parte del primer Día de la comunidad de Processing, celebrado en Quito, Ecuador. Se realizaron más de 100 de estos eventos gratuitos en todo el mundo, por gente de la comunidad de Processing Foundation, y tuvimos mucha presencia en toda Latinoamérica, incluyendo talleres para gente principiante que no conocía estas herramientas y lenguajes.

¿Qué es el potencial que ves en el uso de herramienta como p5.js en Latinoamérica?

Creo que en el mundo de la tecnología la gente de Latinoamérica estamos muy subrepresentados. Estoy convencido que el uso de p5.js por gente de cualquier edad y en cualquier formato educativo es muy atractivo, ya que permite que nos expresemos, que compartamos y que veamos la computación como una herramienta poderosa para que podamos crear, experimentar, e incluso idear nuevas utopías y denunciar sistemas de opresión o tiránicos.

También, estoy convencido que la programación al servicio de las artes y el diseño son muy positivos para el desarrollo cultural latinoamericano. Creo en el gran potencial del arte y los computadores para sanar y conectar a la sociedad, con total libertad, sin censura, y gran transparencia, especialmente al usar código abierto, y con bajo costo y gran facilidad de distribución.

Imagen: Creative Bloq

Fuente: Abierto al Publico

martes, 25 de junio de 2019

¿Qué lugar deben ocupar los robots?

Estaba pensando cómo iniciar este artículo sobre los mitos de la robotización y digitalización cuando encontré una información muy interesante en The Guardian sobre la estrategia robótica del Gobierno japonés. Japón es uno de los países más envejecidos del planeta. El 27% de la población tiene más de 65 años; también es un ejemplo de homogeneidad étnica. Los inmigrantes apenas representan un 1,8% de su población, según la ONU. Se espera que en 2020 el 80% de las personas dependientes acepten algún tipo de asistencia robótica, por lo que el Gobierno está impulsando un programa con 98 empresas para desarrollar dispositivos robóticos que ayuden a los enfermos: levantar de la cama a los ancianos, sillas de ruedas automatizadas o robots-carrito para llevar las medicinas.

No obstante, resulta evidente que estas tareas robotizadas apenas tienen que ver con la actividad principal que desempeña el personal de enfermería: cuidar a los enfermos y ayudarles en su recuperación, lo que requiere actitudes empáticas y una comunicación plenamente humana con el paciente, incluida la no verbal, comprensión y trato digno. Algo que nunca podrá ofrecer un robot. La apuesta de Japón por la robotización obedece a sus peculiaridades demográficas: envejecimiento de la población y escasez de personal de enfermería debido a las trabas migratorias, pero no tiene por qué ser exportable en la misma magnitud al resto del mundo.

Primeras conclusiones: el grado de robotización y digitalización de una sociedad vendrá determinado por la escasez de mano de obra. Pero en ningún caso las máquinas serán capaces de sustituir la empatía humana. En los países desarrollados multitud de actividades de servicios tienen características similares a la enfermería, en las que la aportación emocional humana al trabajo es fundamental.

También conviene revisar otros lugares comunes según los cuales la digitalización y la introducción de robots suponen un aumento extraordinario de la productividad y, a la vez, de la desigualdad social.

Orley Ashenfelter, economista de la Universidad de Princeton, nos dice: “Vemos robots en todas partes, excepto en las estadísticas de productividad. Si la robótica y la digitalización estuvieran cambiando todo dramáticamente, veríamos un fantástico crecimiento de la productividad y no lo vemos”. En los años sesenta la productividad en los países tecnológicamente más desarrollados —Países Bajos, Francia, Italia o Alemania— creció entre el 4% y el 6% anual; desde el año 2000 ha crecido tan solo al 2%. También en EE UU las tasas de crecimiento de la productividad se están reduciendo desde hace bastantes años.

Resulta curioso comparar el crecimiento de la productividad de nuestro país, que ha aumentado en un 7,4% desde 2010 a 2017, con la del hiperrobotizado Japón, que ha sido de solo un 5,9%, un punto y medio inferior. En EE UU apenas se ha incrementado en un 3,3%.

¿Qué está pasando realmente? La convergencia de las nuevas tecnologías desplegadas por la digitalización (big data, artificial intelligence, Internet de las cosas, etcétera) y la robotización va a permitir que en el futuro gran parte de la producción industrial se caracterice por procesos muy flexibles que facilitarán una fuerte individualización de los productos, generando un “valor de obra de arte” (diferenciación, personalización, velocidad de entrega) en muchos de ellos. Lo que determina el precio de estos bienes superiores es la capacidad adquisitiva de los consumidores, no los costes de producción. Este neoartesanado industrial solo será capaz de crear un elevado volumen de bienes superiores cuando exista una demanda sofisticada suficiente, fruto de una distribución más equitativa de la productividad generada.

Sin embargo, estamos asistiendo a un reparto muy desigual de la “productividad digital” debido a tres razones: 1. No hay una regulación pública eficaz que limite el control monopólico u oligopólico de muy pocas empresas que crean y moldean estos mercados disruptivos a su interés (un juez federal de EE UU sentenció sobre Microsoft: “Tienen un prodigioso poder sobre el mercado e inmensas ganancias”). 2. La aportación emocional humana al trabajo, lo que los robots no pueden hacer, sigue estando escasamente reconocida en la estructura de remuneración salarial. 3. El estancamiento salarial en las últimas dos décadas ha sido debido a la disminución del poder de negociación de los trabajadores, como nos recuerda Krugman.

En el último siglo en Norteamérica se logró un mayor crecimiento en aquellos lugares y épocas donde el poder de negociación de los trabajadores fue mayor y, como consecuencia, los salarios tuvieron un mayor peso en la economía, la riqueza se distribuyó de forma más equitativa, la reinversión de los beneficios fue mayor y se creó más empleo y de más calidad.

Otro mito que conviene cuestionar es que el avance de la automatización y la inteligencia artificial podría destruir un porcentaje muy alto de empleos no cualificados, lo que incrementaría las desigualdades. Estas advertencias deben ser consideradas, pero hay que dimensionarlas. El paso de sociedades rurales-agrícolas a urbanas-industriales supuso la pérdida de muchos empleos en la agricultura, pero el saldo neto fue la creación de millones de puestos de trabajo. Cada año se crean cerca de 40 millones de empleos en todo el mundo y hoy hay un total de 3.190 millones de trabajadores. Por supuesto que hay una gran incertidumbre en cuanto a las habilidades digitales que se requerirán en el futuro, por eso resultan muy interesantes las conclusiones de un reciente estudio sobre las cualificaciones de los nuevos empleos, Which digital skills do you really need?, realizado en el Reino Unido entre 2012 y 2017.

En los próximos 10 o 15 años, según esta extensa investigación:

1. Crecerá la demanda de aquellas ocupaciones cuyas habilidades digitales se apliquen en tareas no rutinarias, solución de problemas y creación de productos digitales y audiovisuales. 2. Disminuirán determinadas ocupaciones intensivas en cualificaciones digitales rutinarias, como las relacionadas con la utilización de programas informáticos con fines administrativos (nóminas, contabilidad, ventas). 3. Crecerán diversas ocupaciones relacionadas con los servicios directos a las personas que no son digitalmente intensivas, vinculadas a la “productividad emocional” mencionada en la enfermería.

Segunda conclusión: la excesiva atención prestada a la digitalización como causa del aumento del paro y de la precariedad laboral está destinada a evitar el análisis de las causas reales. Estas causas no son tecnológicas, sino políticas: debilitamiento de los sindicatos y la oligopolización de los principales mercados digitales. Suecia es un ejemplo de que es posible compaginar el impulso de la digitalización con una mayor igualdad social. En este país nórdico, donde las principales redes de telecomunicaciones son públicas, en los últimos 20 años los salarios reales han crecido por encima de la productividad sin que ello haya afectado a la competitividad y durante la última década su economía se ha mantenido entre las top ten del mundo.

Conclusión final: los robots ocuparán el lugar que queramos los humanos, pero para ello tendrán que sernos útiles a la mayoría, no rentables solo para unos pocos. Las desigualdades sociales, el desempleo, la pobreza, no los generan los robots sino las políticas neoliberales.

Imagen: infotechnology.com

Fuente: almendron.com

Mujeres que dibujan: una asombrosa base de datos de ilustradoras contemporáneas

Aunque la creatividad no es un rasgo que, de suyo, esté limitado por el género de una persona, no por ello es menos cierto que este puede ser un factor de importancia al momento de ejercerla.

Incluso un vistazo superficial a la historia de las artes podrá darnos elementos para comprender que mujeres y hombres perciben de maneras distintas la realidad y, por consecuencia, también la expresan desde su propia singularidad.

Al mismo tiempo, ese examen somero nos puede dar elementos para darnos cuenta de otro hecho real y constatable: históricamente, las mujeres han tenido mucho menos exposición o representación en el desarrollo de las disciplinas creativas. No por falta de talento o de capacidad, eso es claro, sino más bien por motivos de orden muy distinto, entre los cuales pueden contarse las condiciones sociales y económicas, los oportunidades de desarrollo disponibles para las mujeres, la apertura de una sociedad para valorar el trabajo de una mujer, etcétera.

En parte para reparar ese desequilibrio, al menos en el campo de las artes gráficas, Julia Rothman y Wendy MacNaughton crearon el sitio web Women Who Draw (Mujeres que dibujan), cuyo primer objetivo es ser un directorio abierto, atractivo y diverso de ilustradoras de todo el mundo y de todos los estilos.

Rothman y MacNaughton son ilustradoras y tuvieron la idea de este proyecto al constatar que en distintos tipos de portadas en donde aparecía una ilustración (revistas, libros, álbumes musicales, etc.), el autor del trabajo era en casi todos los casos un hombre. Las artistas se preguntaron si acaso esto se debía a que no hay mujeres que ilustren o el problema es que ellas existen pero pocos conocen su trabajo.

A juzgar por el número de ilustradoras reunidas a la fecha por Women Who Draw, claramente el problema no es la falta de talento. Hasta ahora, la base de datos del sitio cuenta ya con más de 5 mil referencias de mujeres que han hecho de la ilustración su trabajo y su pasión.

El sitio es una vitrina abierta para cualquier ilustradora. Además de ciertos requisitos propios de una base de datos de este tipo, la interesada también tiene que compartir el dibujo de una mujer y señalar su lugar de residencia y, si así lo desea, especificar su religión, su orientación sexual y su origen étnico, esto con el fin de poder distribuir la información de manera equilibrada también con respecto a estos criterios.

En suma, se trata de un esfuerzo que sin duda contribuye a dar valor y relevancia al talento femenino en la ilustración. Si deseas explorarlo con más detalle, lo encuentras en este enlace.

Imagen: Fathima Kathadra

Fuente: Pijamasurf

sábado, 22 de junio de 2019

Byung-Chul Han: Si un sistema ataca mi libertad, debo resistir

Entrevista a Byung-Chul Han, publicada el 7 de septiembre del año 2014, realizada por la revista ZEIT Wissen.

ZEIT Wissen: ¿De dónde vienes?

Byung-Chul Han: Mi escritorio, como siempre.

ZEIT Wissen: ¿En qué estás trabajando?

Han: Estoy escribiendo un nuevo libro sobre la belleza. Decidí hacerlo después de leer una entrevista con Botho Strauss. Cuando se le preguntó qué extrañaba, Botho Strauss respondió: "belleza". Él no dijo nada más, echo de menos la belleza, y lo entendí. Entonces pensé, escribiré un libro sobre la belleza.

ZEIT Wissen: Entonces estás pensando en la belleza. ¿Cómo se ve este pensamiento?

Han: Pensar consiste en percibir similitudes. A menudo siento que de repente percibo similitudes entre eventos, entre un evento actual y un evento en el pasado, o entre cosas que están sucediendo al mismo tiempo. Persigo estas relaciones.

ZEIT Wissen: ¿Y qué crees que es la belleza?

Han: Percibo una conexión entre las diferentes cosas que están ocurriendo hoy o son populares hoy. Por ejemplo, la depilación brasileña, las esculturas de Jeff Koons y el iPhone.

ZEIT Wissen: ¿Estás comparando la eliminación del vello corporal con un teléfono inteligente y un artista?

Han: La característica común es fácil de ver: se trata de suavidad. Esta suavidad caracteriza nuestro presente. ¿Conoces el G Flex, un smartphone hecho por LG? Este teléfono inteligente tiene un revestimiento muy especial: si se raya, desaparecen al cabo de muy poco tiempo, por lo que tiene una piel autocurativa, casi una piel orgánica. Esto significa que el smartphone se mantiene totalmente liso. Me pregunto, ¿por qué algunos rasguños importan en un objeto? ¿Por qué este esfuerzo por una superficie lisa? Y ahí tenemos una conexión entre el teléfono inteligente suave, la piel suave y el amor.

ZEIT Wissen: ¿Amor? Por favor explique.

Han: Esta superficie lisa en el teléfono inteligente es una piel que no es vulnerable, que evita cualquier lesión. ¿Y no es verdad que en lo que respecta al amor, también evitamos lesiones en estos días? No queremos ser vulnerables, evitamos lastimar o ser heridos de cualquier manera. El amor requiere mucho compromiso, pero nosotros evitamos este compromiso porque nos lleva a una lesión. Evitamos la pasión, y enamorarnos duele demasiado.

Enamorarse ya no está permitido, en francés dirías "tomber amoureux". Esta caída es demasiado negativa, de hecho, es una lesión que debe evitarse. Veo un enlace con otra idea ...

Vivimos en la era del "Me gusta". No hay un botón de "No me gusta" en Facebook, solo hay "Me gusta", y este "Me gusta" acelera la comunicación, mientras que "No me gusta" lo ralentiza. Del mismo modo, ser herido ralentiza la comunicación. Incluso el arte ya no quiere lastimar a nadie hoy. En las esculturas de Jeff Koons, no hay lesiones, ni roturas, ni grietas, ni fracturas, ni bordes afilados, ni siquiera costuras. Todo fluye en transiciones suaves y suaves. Todo parece redondeado, pulido, suavizado: el arte de Jeff Koons son las superficies lisas. Una cultura de simpatía está emergiendo hoy. También puedo aplicar eso a la política.

ZEIT Wissen: ¿Quieres decir que la política es fluida?

Han: Los políticos también evitan cualquier tipo de compromiso. Lo que está evolucionando es la política de simpatía. ¿Qué político es un ejemplo de simpatía? Tal vez Angela Merkel. Por eso es tan popular. Ella obviamente no tiene convicciones, no tiene visión. Ella mantiene un ojo en la opinión pública, y si cambia, también cambia sus puntos de vista. Después de la catástrofe nuclear en Fukushima, de repente estuvo en contra de la energía nuclear. También puedes decir que está resbaladiza como una anguila. Así que hoy, realmente estamos tratando con una política fluida.

Hay una conexión interesante entre la piel suave, el arte suave y la política suave. En el sentido enfático, sin embargo, la acción política requiere visión y compromiso. Debe ser capaz de hacer daño. Pero la política fluida de hoy no hace eso. No es solo Angela Merkel, ninguno de los políticos de hoy puede hacerlo. Son solo los secuaces simpáticos del sistema. Reparan cualquier parte donde el sistema falla, y lo hacen con la ilusión de que no hay alternativa. Pero la política debe ofrecer alternativas, de lo contrario no es diferente de una dictadura. Hoy vivimos bajo una dictadura del neoliberalismo. En el neoliberalismo, todos son empresarios de sí mismos. En la época de Marx, el capitalismo tenía una estructura de trabajo completamente diferente. La economía estaba compuesta por dueños de fábricas y trabajadores de fábricas, y ningún trabajador de fábricas era un empresario por sí mismo. Hubo explotación externa. Hoy, nos explotamos a nosotros mismos, me exploté a mí mismo bajo la ilusión de que me estoy expresando.

La libertad es lo contrario de la compulsión

ZEIT Wissen: El término neoliberalismo se ve con frecuencia como un arma de izquierda.

Han: Eso no es correcto. El neoliberalismo describe muy bien el estado de la sociedad actual, porque se trata de explotar la libertad. El sistema se esfuerza por aumentar la productividad, por lo que pasa de explotar a otros a explotarse a sí mismo, ya que esto genera más eficiencia y más productividad, todo ello bajo la apariencia de libertad.

ZEIT Wissen: Tu análisis no es muy alentador. Nos explotamos, no arriesgamos nada, ni en el amor ni en la política, y no queremos ser heridos ni heridos.

Han: Lo siento, pero esos son hechos.

ZEIT Wissen: ¿Cómo puede una persona en esta sociedad encontrar la felicidad? ¿Deberíamos estar más comprometidos con nuestros ideales?

Han: El sistema lo hace difícil. Ni siquiera sabemos lo que queremos. Las necesidades que percibo como mis necesidades, no son mis necesidades. Tomemos por ejemplo Primark, la tienda de descuento de ropa. La gente organiza autos compartidos porque no hay una tienda Primark en cada ciudad. Luego llegan y prácticamente saquean la tienda. Recientemente se publicó un artículo sobre una niña: cuando escuchó que Primark estaba abriendo una tienda al lado de C&A en Alexanderplatz [Berlín], gritó de alegría y dijo: si hay un Primark aquí, entonces mi vida es perfecta. ¿Es esta vida realmente una vida perfecta para ella, o es una ilusión generada por la cultura del consumidor? Echemos un vistazo a lo que está sucediendo aquí, exactamente. Las niñas compran cientos de vestidos, cada uno de los cuales cuesta unos cinco euros, lo que en sí mismo es una locura, porque la gente muere por esta ropa en países como Bangladesh si se derrumba una fábrica de ropa. Estas chicas compran cien vestidos, pero apenas los usan. ¿Sabes lo que hacen con ellos?

ZEIT Wissen: Muestran estas prendas en YouTube, en Haul Videos.

Han: Exactamente, ellos anuncian! Hacen masas de videos en los que tapan la ropa que han comprado y juegan a ser modelos. Cada video de YouTube es visto medio millón de veces. Los consumidores compran ropa y otras cosas, pero no las usan, las anuncian y estos anuncios generan un nuevo consumo. En otras palabras, este es el consumo absoluto que está desconectado del uso de las cosas. Las empresas han delegado la publicidad a los consumidores. Ellos mismos ya no anuncian. Es un sistema perfecto.

ZEIT Wissen: ¿Deberíamos protestar contra esto?

Han: ¿Por qué debería protestar si llega Primark y hace que mi vida sea perfecta?

ZEIT Wissen: "La libertad habrá sido un episodio", escribe en tu nuevo libro, Psychopolitik [Psicopolítica]. ¿Por qué?

Han: La libertad es lo opuesto a la compulsión. Si subconscientemente ves la compulsión a la que estás sujeto como libertad, ese es el fin de la libertad. Por eso estamos en una crisis. La crisis de la libertad es que percibimos la compulsión como libertad, por lo que no es posible la resistencia. Si me obligas a hacer algo, entonces puedo luchar contra esta compulsión externa. Pero si ya no hay un oponente que me obliga a hacer algo, entonces no puede haber resistencia. Por eso elegí el lema para el comienzo de mi libro: "protégeme de lo que quiero", la frase que hizo famosa la artista Jenny Holzer.

ZEIT Wissen: ¿Entonces tenemos que protegernos de nosotros mismos?

Han: Si un sistema ataca mi libertad, debo resistir. Sin embargo, lo pérfido es que el sistema de hoy no ataca a la libertad, sino que la instrumentaliza. Por ejemplo: cuando hubo un censo en la década de 1980, hubo manifestaciones. Incluso había una bomba en una oficina del gobierno. Las personas salieron a las calles porque tenían un enemigo en el estado que quería tomar información de ellos contra su voluntad. Hoy, entregamos más datos sobre nosotros mismos que nunca antes. ¿Por qué no hay protesta por eso? Porque en comparación con entonces, nos sentimos libres. En ese momento, la gente sentía que su libertad estaba siendo atacada o reducida, y por eso tomaron las calles. Hoy, nos sentimos libres y entregamos nuestros datos voluntariamente.

ZEIT Wissen: Tal vez porque los teléfonos inteligentes pueden ayudarnos a llegar a donde queremos ir. Consideramos que el beneficio es mayor que el daño.

Han: Tal vez, pero en su estructura, esta sociedad no es diferente del feudalismo medieval. Estamos en servidumbre. Señores feudales digitales como Facebook nos dan tierra y dicen: aranla, y puedes tenerla gratis. Y lo aramos como locos, esta tierra. Al final, los señores feudales vienen y toman la cosecha. Esta es una explotación de la comunicación. Nos comunicamos unos con otros, y nos sentimos libres. Los señores feudales ganan dinero con esta comunicación, y los servicios secretos la vigilan. Este sistema es extremadamente eficiente. No hay protesta contra eso, porque estamos viviendo en un sistema que explota la libertad.

La sociedad digital de hoy no es una sociedad sin clases

ZEIT Wissen: ¿Cómo lidias con eso personalmente?

Han: Como todos los demás, me siento incómodo cuando no estoy conectado, por supuesto. Yo también soy una víctima. Sin toda esta comunicación digital, no puedo hacer mi trabajo, como profesor o como escritor. Todos están involucrados, integrados.

ZEIT Wissen: ¿Qué papel juegan las tecnologías de Big Data?

Han: Uno importante, porque Big Data no solo se usa para vigilancia, sino particularmente para controlar el comportamiento humano. Y si el comportamiento humano está siendo controlado, si las decisiones que tomamos al sentirnos libres somos totalmente manipuladas, entonces nuestro libre albedrío está en peligro. En otras palabras, Big Data desafía nuestro libre albedrío.

ZEIT Wissen: Usted escribió que Big Data da lugar a una nueva sociedad de clases.

Han: La sociedad digital de hoy no es una sociedad sin clases. Tomemos, por ejemplo, Acxiom, la compañía de datos: divide a las personas en categorías. La última categoría es "residuos". Acxiom intercambia datos de unos 300 millones de ciudadanos estadounidenses, que son casi todos ellos. A estas alturas, la compañía sabe más sobre los ciudadanos estadounidenses que el FBI, probablemente incluso más que la NSA. En Acxiom, las personas se dividen en setenta categorías, y se ofrecen en un catálogo como productos minoristas, y usted puede comprar uno para cada tipo de necesidad. Los consumidores con un alto valor de mercado están en el grupo de "Estrellas fugaces". Tienen entre 26 y 45 años, son dinámicos, se levantan temprano para salir a trotar, no tienen hijos, pero podrían estar casados, y tienen un estilo de vida vegano, como viajar, ver a Seinfeld en la televisión. Así es como Big Data está generando una nueva sociedad de clases digital.

ZEIT Wissen: ¿Y quién está en la clase de "desperdicio"?

Han: Aquellos con un valor de puntuación pobre. No pueden obtener crédito, por ejemplo. Y así, junto con el panóptico, la prisión ideal de Jeremy Bentham, tenemos un "ban-opticon", como lo llamó el sociólogo Zygmunt Bauman. El Panóptico supervisa a los internos del sistema que están incluidos, mientras que el banopticon es una medida que identifica a las personas como indeseables y excluye a las personas que están fuera del sistema o que son hostiles al mismo. El panóptico clásico se usa para la disciplina, pero el ban-opticon garantiza la seguridad y la eficiencia del sistema. Es interesante que la NSA y el Acxiom estén trabajando juntos, es decir, el servicio secreto y el mercado.

ZEIT Wissen: ¿Es posible que la clase de "desperdicio" alcance una masa crítica con el tiempo, de modo que ya no pueda ser controlada?

Han: No. Se esconden, se avergüenzan, están en la prestación por desempleo, por ejemplo. Constantemente se les hace sentir miedo. Es una locura la cantidad de miedo que viven los solicitantes de empleo aquí. Están encarcelados en este ban-opticon, por lo que no pueden salir de su prisión de miedo. Conozco a muchos buscadores de empleo, son tratados como residuos. En uno de los países más ricos del mundo, en Alemania, las personas son tratadas como escoria. Su dignidad es quitada. Por supuesto, estas personas no protestan, porque están avergonzadas. Se acusan a sí mismos, en lugar de responsabilizar a la sociedad o acusarla. Ningún acto político se puede esperar de esta clase.

ZEIT Wissen: bastante deprimente. ¿Dónde terminará todo esto?

Han: En cualquier caso, no puede continuar así, debido a los recursos naturales, si no otra cosa. El petróleo durará tal vez otros 50 años. Vivimos bajo una ilusión aquí en Alemania. Hemos subcontratado en gran medida la producción. China ahora fabrica nuestras computadoras, nuestra ropa, nuestros teléfonos móviles. Pero el desierto se está acercando más y más a Pekín, y apenas se puede respirar allí debido al smog. Cuando estuve en Corea, vi que estas nubes de polvo amarillo viajan hasta Seúl. Tuviste que usar una máscara facial porque las partículas finas dañan tus pulmones. La forma en que se desarrollan las cosas allí es muy dramática. Incluso si funciona bien por un poco más, ¿qué clase de vida es? O simplemente mire a las personas que ponen todo tipo de sensores en sus cuerpos y miden la presión arterial, el azúcar en la sangre y los porcentajes de grasa durante todo el día, ¡y ponga estos datos en la red! Se llama auto-seguimiento. Estas personas ya son zombies, son títeres cuyas cuerdas están siendo arrastradas por poderes desconocidos, como dijo Georg Büchner en la muerte de Danton.

En este punto, vale la pena mencionar que nuestra conversación en Café Liebling con frecuencia corría el riesgo de descarrilarse. Hubo un flujo constante de músicos callejeros en nuestra mesa que, sin pensarlo dos veces, empujaron sus instrumentos de manera preocupante cerca del equipo de grabación y tocaron sus corazones: un saxofonista con éxitos de Glenn Miller, un acordeón con canciones de París, un cantante y guitarrista con un coro de "Que Sera". Pero Byung-Chul Han habló con gran concentración, casi se podía ver cómo se formaban sus pensamientos hasta que se convirtieron en oraciones, que luego alinearon con precisión. En estos momentos, su atención estaba totalmente centrada en sus pensamientos, no en las personas a quienes los presentaba. Tampoco el entretenimiento lo descarriló en lo más mínimo.

La felicidad no es un estado al que aspiro

ZEIT Wissen: Profesor Han, en Corea del Sur estudió metalurgia por primera vez. ¿Cómo es que el futuro técnico en metal Byung-Chul Han se convirtió en un filósofo y crítico del sistema vocal?

Han: Soy un fenómeno de la tecnología. Cuando era niño, me encantaba juguetear, en las radios y otros aparatos electrónicos y mecánicos. En realidad quería estudiar ingeniería eléctrica o mecánica, pero resultó ser metalurgia. Realmente era un técnico y entusiasta entusiasta.

ZEIT Wissen: ¿Y por qué te detuviste?

Han: Porque una vez, cuando estaba experimentando con químicos, hubo una explosión. Todavía tengo las cicatrices. Casi muero, o al menos podría haber sido cegado.

ZEIT Wissen: ¿Dónde fue eso?

Han: En casa en Seúl. Yo era un estudiante. Pasé todo el día jugueteando, fresando, soldando. Mis cajones estaban llenos de cables, metros y productos químicos. Yo era una especie de alquimista. La metalurgia es alquimia moderna, en realidad. Pero me detuve el día de la explosión. Todavía jugué, pero no con alambres o soldadores. Pensar también es una especie de retoques. Y pensar puede conducir a explosiones. Pensar es la actividad más peligrosa, tal vez más peligrosa que las bombas atómicas. Puede cambiar el mundo. Es por esto que Lenin dijo: "¡Aprende, aprende, aprende!"

ZEIT Wissen: ¿Quieres lastimar a la gente?

Han: No. Intento describir lo que está presente. Es difícil ver a través de las cosas. Por eso trato de ver más, de aprender a ver. Anoto lo que he visto. Es posible que mis libros se lastimen, porque muestro cosas que la gente no quiere ver. No soy mi análisis lo que es despiadado, sino el mundo en el que vivimos; Es despiadado, loco y absurdo.

ZEIT Wissen: ¿Eres una persona feliz?

Han: No hago esa pregunta.

ZEIT Wissen: ¿Quieres decir que esta pregunta no debería hacerse?

Han: En realidad es una pregunta sin sentido. La felicidad no es un estado al que aspiro. Tienes que definir el término. ¿Qué quieres decir con felicidad?

ZEIT Wissen: Sencillamente: disfruto estando en el mundo, me siento como en casa en el mundo, disfruto del mundo, duermo bien.

Han: Empecemos con el último. No duermo bien Anteayer, en un simposio sobre la buena vida con el filósofo Wilhelm Schmidt, abrí con una pieza musical: las variaciones de Goldberg. Bach compuso las Variaciones Goldberg para un Conde que sufría de insomnio grave. Le recordé a la audiencia la primera oración de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. En inglés, dice: "Durante mucho tiempo, me fui a la cama temprano". Pero en francés, en realidad es: "Longtemps je me suis couché de bonne heure". Bonheur es la felicidad. Entonces, la traducción correcta sería: "Durante mucho tiempo, me fui a la cama feliz". Le dije a la audiencia que dormir bien es un signo de una vida buena y feliz. Yo mismo sufro de insomnio.

ZEIT Wissen: ¿Qué haces cuando no puedes dormir?

Han: ¿Qué hago? Yo sólo me acuesto allí. En el otro punto: ¿me gusta estar en el mundo? ¿Cómo te puede gustar estar en este mundo falso? Eso no es posible, y entonces, no soy feliz. A menudo no entiendo el mundo. Me parece muy absurdo. No puedes ser feliz en lo absurdo. Para la felicidad necesitas muchas ilusiones, creo.

ZEIT Wissen: ¿Disfrutas ...?

Han: ¿Qué?

ZEIT Wissen: ¿Qué disfrutas?

Han: No puedo disfrutar del mundo.

ZEIT Wissen: ¿Un buen pedazo de pastel?

Han: Yo no como pastel. Podía disfrutar de una buena comida, pero la comida en Berlín, en Alemania, es un problema. Los alemanes no parecen apreciar la buena comida. Tal vez venga del protestantismo, esta hostilidad hacia la sensualidad. En Asia, la comida tiene un valor totalmente diferente, mucho más alto. La gente gasta mucho dinero en ello, a diferencia de Alemania. Tomemos, por ejemplo, a Japón: la comida es un culto, una estética. Especialmente la increíble frescura de la misma! El arroz fragante también podría hacer feliz a alguien.

ZEIT Wissen: Eso suena como un grano de felicidad. Has vivido en Alemania durante 30 años. ¿Cómo lo toleras?

Han: Yo no diría tolerar. Me gusta vivir en Alemania. Me encanta la tranquilidad aquí, que no tendría en Seúl. Particularmente me encanta el idioma alemán, sus palabras también. Cualquiera que lea mis libros puede ver eso. Tengo un lenguaje aquí en el que puedo filosofar muy bien. Sí, hay cosas que me hacen feliz. Comida no tanto, pero Bach interpretada por Glenn Gould. A menudo escucho a Bach durante horas. No sé si me hubiera quedado en Alemania tanto tiempo sin Bach, sin la Winterreise de Schubert, sin el Dichterliebe de Schumann. Durante mi licenciatura en filosofía, solía cantar mucho, especialmente las canciones de Schumann y Schubert, y también tomé muchas lecciones de canto. Cantar Winterreise acompañado por el piano, eso es muy bonito ...

El lenguaje está siendo silenciado

ZEIT Wissen: ¡Así que hay belleza! Pasas mucho tiempo hablando mal del mundo.

Han: Tal vez. Realmente hago que mis estudiantes se desesperen, porque les cuento todos estos problemas en mis conferencias. Cuando dije en la conferencia anterior a la última, hoy vamos a pensar en soluciones, algunas de ellas aplaudidas. ¡Al final! ¡Ahora nos va a liberar de la desesperación!

ZEIT Wissen: Qué hermosa. Las soluciones son un tema que también queremos discutir con usted.

Han: Quería pensar en soluciones, pero luego solo describí más problemas.

ZEIT Wissen: Oh bien. Entonces, ¿qué otros problemas hay?

Han: Hoy no hay lenguaje, hay falta de voz y desamparo. El lenguaje está siendo silenciado. Por un lado, existe este inmenso ruido, el ruido de la comunicación, por otro lado, existe esta enorme falta de palabras, una ausencia de palabras que es diferente del silencio. El silencio es muy elocuente. El silencio tiene un lenguaje. La quietud también es elocuente, y puede ser un lenguaje, también. Pero el ruido y la ausencia de palabras son sin lenguaje. Sólo hay comunicación sin palabras, ruidosa, que es un problema. Hoy en día, ni siquiera hay conocimiento, solo información. Saber es completamente diferente de la información. El conocimiento y la verdad suenan anticuados ahora. El conocimiento también tiene una estructura temporal diferente, abarca el pasado y el futuro. Y la temporalidad de la información es el presente, ahora. Saber también viene de la experiencia. Un maestro tiene conocimiento. Hoy en día, vivimos con el terror de lo amateur.

ZEIT Wissen: ¿Qué piensas de lo que está sucediendo en la ciencia? ¿No crea conocimiento?

Han: Los científicos ya no reflexionan sobre el contexto social del conocimiento. Ellos están haciendo una investigación positiva. Cada conocimiento tiene lugar dentro de una relación de poder, y las relaciones de poder, nuevas capacidades, generan nuevos conocimientos, un nuevo discurso. El conocimiento siempre está incrustado en una estructura de poder. Simplemente puede hacer una investigación positiva sin reconocer que está bajo el hechizo de este poder y sin reflexionar sobre la contextualidad del conocimiento. Esta reflexión sobre la contextualidad ya no tiene lugar. La filosofía también se está convirtiendo en una ciencia positiva. No se refiere a la sociedad, solo a sí misma. Se está volviendo ciego a la sociedad.

ZEIT Wissen: ¿Te refieres a toda la vida académica?

Han: Más o menos. Lo que sucede ahora es Google Science, sin una reflexión crítica sobre nuestra propia actividad. Las humanidades deberían pensar críticamente sobre su propia actividad, pero esto no está sucediendo. Muchos están haciendo investigación de emociones, por ejemplo. Me encantaría preguntarle a un científico que participa en esta investigación: ¿por qué haces lo que haces? No piensan en su propia actividad.

ZEIT Wissen: ¿Qué sugieres?

Han: Esto es sobre la relevancia social que tienen las humanidades. Tenemos que entender claramente el trasfondo social de nuestra propia investigación, porque todo el conocimiento está integrado en las relaciones de poder del sistema. ¿Por qué la investigación de emociones se está haciendo tan intensamente hoy? Tal vez porque las emociones ahora son vistas como una fuerza productiva. Las emociones están siendo utilizadas como herramientas de control. Si influye en las emociones, puede controlar y manipular el comportamiento humano en un nivel subconsciente.

ZEIT Wissen: Ahora pareces un teórico de la conspiración. ¿Es posible crear un mejor sistema con más inteligencia?

Han: La inteligencia viene de intel-legere, leyendo entre, diferenciando. La inteligencia es una actividad de diferenciación dentro de un sistema. La inteligencia no puede desarrollar un nuevo sistema, un nuevo lenguaje. La mente es completamente diferente de la inteligencia. No creo que las computadoras muy inteligentes puedan copiar la mente humana. Puede diseñar una máquina totalmente inteligente, pero las máquinas nunca inventarán un nuevo lenguaje, algo completamente diferente, creo. Una máquina no tiene mente. Ninguna máquina puede producir más que su entrada. Este es precisamente el milagro de la vida, que puede generar más que su entrada y puede emitir algo completamente diferente de su entrada. Eso es vida. La vida es espíritu. Así es como es diferente de una máquina. Pero esta vida está en peligro cuando todo está automatizado, cuando todo está gobernado por algoritmos. Una máquina humana inmortal, como la imaginaron los posthumanistas como Ray Kurzweil, ya no sería humana. Tal vez lograremos la inmortalidad eventualmente con la ayuda de la tecnología, pero perderemos la vida. Alcanzaremos la inmortalidad a costa de la vida.

Fuente: Bloghemia