La Biblioteca Agropecuaria Nacional “Martín Cárdenas”, dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT), a pesar de ser considerada el repositorio técnico-científico más completo del país en materia agropecuaria permanece cerrada y al parecer abandonada desde enero del año pasado.
Ubicada en las instalaciones del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en la zona de Cota Cota–Chasquipampa, esta biblioteca ha sido durante décadas un centro clave de consulta para investigadores, universitarios, productores y científicos del área rural. Hoy, su cierre deja a estos sectores sin acceso a una fuente invaluable de información, fundamental para impulsar investigaciones, formular proyectos y promover el desarrollo agrícola del país.
La falta de mantenimiento y reapertura de este espacio pone en riesgo no solo el acceso al conocimiento acumulado, sino también la posibilidad de fortalecer políticas públicas basadas en evidencia en un sector estratégico como el agropecuario.
Desde mediados del siglo pasado, la Biblioteca Central Martín Cárdenas, entonces dependiente del Ministerio de Agricultura y Asuntos Campesinos (MACA), comenzó a centralizar una vasta colección de materiales bibliográficos. Su acervo incluía bibliografía especializada, documentos de investigación generados por las Estaciones Agrícolas Experimentales del país y del exterior, informes y proyectos nacionales, así como estudios sobre suelos, hidrología, riego, bosques, inventarios forestales, ganadería, piscicultura y documentación técnica proveniente de otras naciones.
Ante la creciente importancia y valor estratégico de este fondo documental, las autoridades del ministerio resolvieron fortalecerla y reorganizarla. En 1978, tras un proceso de mejora institucional, fue oficialmente reconocida como la Biblioteca Agropecuaria Nacional “Martín Cárdenas”, convirtiéndose en un centro de referencia altamente especializado para el sector agropecuario boliviano.
La Biblioteca Agropecuaria Nacional lleva este nombre en homenaje al científico más destacado del país en el campo de la botánica y agricultura. Su legado está marcado por importantes descubrimientos e investigaciones sobre la flora boliviana, así como por sus contribuciones clave al conocimiento y clasificación de variedades nativas de papa y quinua, fundamentales para el desarrollo de la agricultura nacional. Gracias a su incansable labor científica, Cárdenas obtuvo reconocimiento internacional por parte de prestigiosas universidades e instituciones, y fue distinguido con varios galardones, entre ellos la Medalla de Oro al Mérito otorgada por el gobierno boliviano.
Según Oporto (2016), en el año 2000 se consolidó una alianza estratégica que dio lugar a la creación del Centro de Información y Documentación Agrícola de Bolivia (CIDAB).
Esta iniciativa permitió concentrar colecciones de la Biblioteca del Instituto Boliviano de Tecnología Agropecuaria (IBTA)institución fundada en 1975 con la misión de ejecutar programas de desarrollo agrícola basados en la investigación, difusión y extensión de resultados— y la Biblioteca del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en Bolivia.
La conformación del CIDAB representó un paso importante para fortalecer el acceso a información técnica y científica especializada en el sector agropecuario del país.
Oporto menciona que como biblioteca especializada dentro del CIDAB forma parte de la Alianza de Servicios de Información y Documentación Agropecuaria de las Américas (SIDALC), aspecto que le ha permitido también durante los últimos años de su funcionamiento acceder por Internet a las referencias bibliográficas de publicaciones, artículos científicos de los avances logrados en los últimos años en temas agrícolas, ganadería, silvicultura y otras especialidades de toda la América
Entre los valiosos documentos que conserva la Biblioteca Agropecuaria Nacional Martín Cárdenas destacan los resultados de los levantamientos de suelos realizados en la década de 1970 por el entonces Departamento de Suelos del Ministerio de Agricultura y Asuntos Campesinos (MACA) por edafólogos nacionales en condiciones difíciles y complicadas. Logrando determinar la Capacidad de Uso y la Aptitud para Riego a nivel semidetallado de suelos en distintos departamentos del país. Además, clasificaron los suelos bolivianos utilizando la reconocida metodología internacional Soil Taxonomy, ampliamente aplicada en todo el mundo.
Esta información resulta especialmente relevante hoy, en un contexto en el que el Gobierno, a través del Plan de Desarrollo Agropecuario y su Agenda Agropecuaria 2025, busca ampliar la frontera agrícola de 3,2 a 10 millones de hectáreas y aumentar la productividad de los principales cultivos. Sin embargo, surge una interrogante crítica: ¿se han utilizado estos estudios históricos como base para definir esas nuevas áreas agrícolas y su actualización en base a levantamientos más detallados ?.
Expertos advierten que muchas de las zonas contempladas en la expansión —particularmente en la Amazonía— presentan una aptitud forestal, no agrícola, y enfrentan condiciones ambientales extremas que limitan su viabilidad para cultivos. A ello se suma la creciente degradación de suelos en varias regiones del país, afectadas por procesos como salinización, alcalinización, erosión y contaminación.
Ante este panorama, se vuelve urgente retomar y actualizar los estudios de suelos como insumo fundamental para una planificación territorial sostenible. También se destaca la necesidad de rescatar prácticas tradicionales de manejo y conservación, muchas de las cuales —como las que se aplicaban en el cultivo de quinua en el Altiplano Sur— están desapareciendo.
La Biblioteca Agropecuaria Nacional Martín Cárdenas resguarda una vasta colección de resultados de investigación desarrollados entre 1975 y 1980 por las estaciones experimentales del extinto Instituto Boliviano de Tecnología Agropecuaria (IBTA). Estos documentos abarcan estudios clave sobre selección genética de cultivos alimentarios adaptados a distintas condiciones climáticas y edáficas, niveles óptimos de fertilización, y estrategias para el control de plagas y enfermedades.
El fondo documental también incluye investigaciones ganaderas sobre nutrición, manejo y reproducción de especies como ovinos, vacunos, caprinos y camélidos, además del manejo de praderas nativas, pastos y forrajes. A ello se suman aportes del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT)desde Santa Cruz, así como publicaciones más recientes del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF).
Cabe destacar, que en esta biblioteca se encontraban también allí, perfectamente clasificados e indexados informes de misiones internacionales como el valioso Informe Bohan, los estudios de la misión mexicana sobre proyectos de riego, entre ellos el correspondiente al Proyecto de Riego Rositas para aprovechar el Río Grande en el chaco de Santa Cruz y otros como el de Challapata en Oruro.
Hoy, todo ese conocimiento permanece inaccesible, lo que plantea serias interrogantes sobre la pérdida de memoria científica y el rezago tecnológico en el sector agropecuario boliviano.
En medio de un contexto donde el país enfrenta desafíos crecientes en la producción de alimentos —desde la contaminación de suelos y aguas por la minería informal hasta el uso excesivo de plaguicidas—, causa profunda preocupación el aparente desinterés de las autoridades del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT) por reactivar y fortalecer la Biblioteca Agropecuaria Nacional Martín Cárdenas.
Esta institución especializada, concebida como un centro de acceso al conocimiento técnico y científico agropecuario, podría jugar un rol fundamental en la búsqueda de soluciones sostenibles para la producción de alimentos saludables e inocuos. Sin embargo, su actual estado de abandono refleja una falta de visión sobre la importancia de mantener actualizada y accesible la información nacional e internacional en temas clave como agricultura, ganadería, suelos y medio ambiente.
La ausencia de políticas claras para su reactivación pone en riesgo no solo décadas de conocimiento acumulado, sino también la posibilidad de que nuevas generaciones de técnicos, investigadores y productores cuenten con herramientas para enfrentar los retos del presente y futuro agrícola del país.
Ya en los primeros años de la República según menciona Oporto (2016), el presidente Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana demostró una visión adelantada a su tiempo al promulgar, el 30 de junio de 1838, un decreto clave sobre la creación de bibliotecas públicas. Esta norma no solo reconocía el acceso a los libros como un derecho cultural de los bolivianos, sino que concebía a las bibliotecas como herramientas esenciales para el desarrollo integral del país y la consolidación de su independencia nacional.
En el siglo XXI, el Estado Plurinacional de Bolivia continuó emitiendo importantes instrumentos legales. Según Oporto, se promulgaron ocho leyes, dos decretos supremos y una norma complementaria relacionadas con el acceso a la información y el fomento de la lectura. Entre ellas destaca la Ley del Libro «Oscar Alfaro», que elimina el IVA para publicaciones, crea el Sistema Plurinacional de Archivos y Bibliotecas, y autoriza el préstamo de libros a domicilio.
Otras disposiciones establecen políticas públicas en torno al régimen del depósito legal, la creación de bibliotecas públicas y la promoción de la lectura. Incluso la Asamblea Constituyente (2006–2008) incorporó en la nueva Constitución Política del Estado la competencia obligatoria —a nivel central, departamental y municipal— de desarrollar centros de información, archivos, bibliotecas, museos y hemerotecas.
Sin embargo, mientras desde el nivel central del gobierno se percibe cierto esfuerzo por fortalecer el acceso al conocimiento y fomentar la lectura, en los niveles subnacionales parece prevalecer el desconocimiento o la indiferencia ante estas normas. Esta brecha impide consolidar políticas efectivas de fomento a la lectura y al acceso a la información en todo el país.
En varios países del mundo, frente al impacto de la digitalización y la comunicación virtual, que ha resultado en la disminución del contacto directo con los libros impresos y la interacción personal, se están implementando políticas para fomentar la lectura física como un componente esencial en la formación integral de las futuras generaciones. Estas iniciativas buscan equilibrar los beneficios de la tecnología con la preservación de la lectura tradicional, reconociendo su impacto positivo en el desarrollo cognitivo, la capacidad crítica y las habilidades sociales.
En el contexto actual de profundas dificultades económicas y sociales que atraviesa Bolivia, es crucial activar todos los recursos humanos y tecnológicos disponibles para la producción agropecuaria. En este sentido, la reactivación de la Biblioteca Agropecuaria Nacional Martín Cárdenas podría ser una herramienta fundamental. La vasta documentación acumulada durante años de investigación contiene logros alcanzados, lecciones aprendidas, y una profunda comprensión del potencial de desarrollo del sector agropecuario, lo que podría servir de base para planificar y ejecutar nuevos proyectos productivos con un enfoque basado en la experiencia y el conocimiento local.
Es imperativo que las autoridades, especialistas, técnicos, productores y tomadores de decisiones aprovechen este valioso recurso. Por ello, instituciones de investigación, universidades, sociedades y colegios profesionales, así como todos los bolivianos involucrados en la agricultura, ganadería y recursos naturales, tienen la obligación moral de exigir con urgencia la restitución y apertura inmediata de esta biblioteca.
Por otro lado, dada la lejanía de la biblioteca actual en las periferias de la ciudad, sería pertinente considerar su traslado a un edificio en el centro de La Paz, que cuente con las condiciones adecuadas para su modernización. Este nuevo espacio debe ser gestionado por profesionales calificados, con horarios accesibles, y debe incluir el acceso a información en formato digital y el cambio hacia lo electrónico— como bases de datos electrónicas, — revistas científicas en línea y repositorios de acceso abierto entre otros.
Solo así podrá seguir siendo un recurso útil para el público general, y especialmente para investigadores y universitarios, que requieren acceso constante a la información técnica y científica en tiempo real.
Fuente: Fobomade