En España, como en otros países, la crisis por el COVID-19 ha provocado una saturación en el sistema sanitario y, sobre todo, en la demanda de equipo de protección individual (EPI): concretamente, mascarillas y viseras. Pero más de 14.000 personas se han unido, virtualmente, para tratar de ayudar. Se llaman makers y tienen algo en común: una impresora 3D.
“Me enviaron un mensaje de difusión donde se buscaban voluntarios con impresoras 3D. Entré en contacto con el grupo y me pareció brutal que pudiera aportar mi granito para ayudar a tantas personas”, relata Sandra Fuentes a Newtral.es, una maker de Alcorcón. López explica que ella utilizaba la impresora 3D para crear “nuevos objetos de decoración” en su tiempo libre, pero que desde hace una semana se ha unido a Coronavirus Makers. Un grupo de Telegram desde el que se coordinan más de 14.000 personas en todo el país para fabricar EPIs.
A partir de ese grupo, tal y como explica Sandra Fuentes, se organizan en “subgrupos” regionales o, como en el caso de Madrid, por zonas. “Todos estos grupos están comunicados con la Consejería de Sanidad”, explican desde Coronavirus Makers Getafe a Newtral.es, uno de estos equipos locales. La Consejería ayuda a validar los diseños que pueden ser de un equipo completo o partes de este.
De ideas y bocetos
Pero las impresoras 3D no son todas iguales. Hay marcas y modelos completamente distintos. Unas son más grandes y pueden crear equipos completos, mientras que otras “tan solo son válidas para fabricar partes de EPIs”. Por lo que se ha establecido, a nivel local y nacional, “una cadena de producción real”.
Un grupo de makers son los encargados de diseñar los dispositivos o las piezas de los EPIs. Estos bocetos son enviados y compartidos, en primer lugar, con Sanidad, que es la encargada de “validar estos prototipos” y asegurarse de que cumplen unos requisitos mínimos. En segundo lugar, se comparten con la comunidad, incluso antes de la tener la validación.
Jorge Barrero, portavoz del foro A.I.RE. (Ayuda Innovadora a la Respiración), explica a Newtral.es que en muchas ocasiones se comparten “prototipos no validados” para entregar a las instituciones un mejor diseño. “Utilizas unos planos, los replicas, los mejoras y los vuelves a compartir, de esta manera se perfecciona el diseño de forma evolutiva y en paralelo”.
Sandra Fuentes explica que, una vez están los diseños y planos aprobados, empieza “la fase más complicada”. “Hay que adaptar cada pieza a cada impresora, ya que hay ciertos parámetros que deben cambiarse según el dispositivo”, para ello hace falta utilizar materiales (que no disponen “en exceso”) para hacer diferentes pruebas “antes de comenzar a fabricar de manera masiva”.
“Se me quedan partes enganchadas”, comenta un maker en el grupo de Telegram de su ciudad. Envía un par de fotografías marcando los errores de la visera y otro responde con un vídeo indican los “parámetros” que tiene en su impresora 3D y recomendando que “sin forzar, que pase suave”. El primero repite la visera: “¡vamos!”, dice junto con una foto.
En el caso de Fuentes, una vez ha dado “en el clavo”, envía las piezas al ayuntamiento donde “un par de voluntarios” montan el EPI. Una vez está terminado, se entregan a Protección Civil que “se encargan de distribuirlas a los centros que necesitan”. “Con ello se garantiza que se entreguen y la protección de datos del voluntario”, explica Sandra.
“Mejor una protección no totalmente segura que nada”
“Los diseños se van validando sobre la marcha, todo es sobre la marcha e improvisado… pero teniendo en cuenta la situación en algunos hospitales, estamos para pocas certificaciones”, alega Barrero sobre la fabricación de EPIs que aún no han sido aprobados. En particular, A.I.RE. comparte “información para el diseño” de respiradores y ventiladores de código abierto. En su web, se recogen más de 118 prototipos (entre mascarillas, respiradores, viseras…) y 27 “modelos existentes”, una manera de decir que ya están validados.
En el caso de los makers de Getafe, son más estrictos: “No imprimimos diseños propios, por la seguridad de los sanitarios, usamos los validados por la Comunidad de Madrid”. Aunque admiten que no pueden garantizar “que el material cumpla al 100% los estándares que quizá debería cumplir”.
Por ello, y según explican, se lo entregan a los profesionales, “dejando a su criterio para lo que pueden ser válidas y para lo que no”. “Ante la desesperada situación en la que estamos sumergidos, creemos que es mejor una protección no totalmente segura que no tener nada”, concluyen desde Coronavirus Makers Getafe.
“Recogida saturada” en la Ciudad Condal
En un grupo de Telegram de Barcelona, donde más de 2.000 makers se coordinan, cada vez que tienen material preparado, deben rellenar un formulario para que vayan a recogerlo. Número de teléfono (“funciona como un DNI”), dirección y número de piezas.
En algunos casos, tardan más de lo habitual. “Yo registré 10, pero ya tengo 22”, dice uno de los makers. Otro informa de que ya tiene “el doble de unidades” de las que puso en el formulario. La gente que lo recoge, en su caso, también son voluntarios. La causa: “la recogida está saturada”.
“Tengo una PRUSA I3”, “Buenos días, tengo una ANYCUBIC”, “Acabo de apuntarme, tengo una PRUSA I3, PLA y a la espera de PET-G”; son algunos de las más de 10 personas que se han unido al grupo de Telegram en las últimas horas. Uno lo explica: “cada día hay más gente imprimiendo y no cada día hay más más transportistas”.
En medio de la discusión, un mensaje pidiendo viseras: “Utilizamos gafas para protección, pero son incómodas ya se nos empañan y dificultan aún más nuestro trabajo e impidiendo q podamos prestar cuidado a los pacientes… las viseras facilitarían nuestra labor”, escribe una enfermera. Al poco tiempo, un voluntario, cercano al hospital en el que trabaja, le contesta: “Listo, me encargo yo”.
“Somos un grupo de ciudadanos que quiere ayudar”
“Una impresora 3D, filamentos PLA [de ácido poliláctico] y pantallas PVC”, es, a grandes rasgos, lo que necesita un maker para empezar a fabricar. Pero los recursos no son infinitos y tanto las pruebas de los prototipos como la creación de piezas finales requieren de materias primas.
“Ya mismo me quedaré sin material”, informa un maker en uno de los grupos de Telegram. La respuesta tarda en llegar, otro voluntario se ofrece a acercarse a entregarle filamentos y algo de PVC.
“Cada grupo tiene su propia política”, explica Jorge Barrero respecto a la obtención de materiales. Sandra Fuentes admite a Newtral.es que “cada integrante compra el componente”, pero que, gracias a la acogida de estas iniciativas en redes, están recibiendo “múltiples donaciones de personas cercanas, otros voluntarios, empresas y negociones”. Todo bajo una misma norma: no aceptar dinero.
Coronavirus Makers advierte en su página de que han recibido noticias de que “se están pidiendo fondos” a su nombre. “Hace falta más recursos concretos que dinero”, explica uno de los administradores en un mensaje. “No aceptamos dinero, tan solo material para poder fabricar y distribuir el máximo de unidades posibles”, explica Sandra Fuentes.
Más de 14.000 personas, divididas por ciudades, zonas y regiones, están logrando repartir cientos de equipos por España con cierto éxito. Esta iniciativa, incluso, ha llegado a saltar el Atlántico. En el grupo de Telegram de los makers de Barcelona, una mujer escribe el siguiente mensaje: “Hola, estamos intentando iniciar esta misma iniciativa en México, ¿de momento solo están haciendo mascarillas?”.
Fuente: Newtral
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