El profesor les ha encargado construir un radar que, como todos, debe detectar la proximidad de un objeto. El trabajo, aunque a pequeña escala, se ve complejo desde la mirada de alguien que no tuvo ningún acercamiento con la ingeniería. ECOS asiste a una clase muy particular, en la que abundan las partes de robots. Entre computadoras y planos, hay sensores, hay motores, hay ruedas, hay cables pero, sobre todo, hay diminutas piezas de LEGO y hay jóvenes y adultos concentrados en crear, en innovar...
En esta aula de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), estudiantes y profesionales maestros e ingenieros de Sucre tienen un encuentro diferente con la ciencia al aplicar las teorías abstractas en la vida real y también notar que les sirve y son útiles como herramienta para resolver problemas específicos.
Lo hacen gracias a un proyecto impulsado por la senadora Nélida Sifuentes, en alianza con la UASB, la Alcaldía de Sucre y LEGO Education, la división educativa de ciencia y tecnología de la multinacional conocida por sus coloridos bloques o ladrillos plásticos con los que generalmente juegan nuestros niños.
La capacitación
Carlos Lazo de la Vega, representante de LEGO Education en Bolivia, trabaja en el aula con ocho ingenieros: seis varones y dos mujeres. Ellos, en calidad de consultores, se forman como capacitadores para luego enseñar a alumnos y docentes de colegios públicos y privados. Dictan clases de robótica, de máquinas y potencia, entre otras.
“Nosotros les enseñamos dos cosas: por un lado, la pedagogía y, por el otro, la parte técnica. En el primer caso, está orientada a proyectos, es una enseñanza práctica como parte de la tendencia de la educación a nivel internacional. En cuanto a lo técnico, todo lo relacionado con robótica, mecánica, programación, etc.”, explica a ECOS.
En pocas palabras, LEGO Education les proporciona herramientas a los ingenieros para que a su vez puedan enseñar, matemáticas, física, lógica y otras materias, de una forma práctica.
“Amar la ciencia”
Cuando le preguntamos si esta experiencia sirve solo para las ciencias exactas, Lazo de la Vega responde que “va más allá porque es formación integral”.
Luego, aclara: “Sí que se utilizan conceptos de matemáticas, física, físico-química, mecánica, programación y demás; sin embargo esto va mucho más allá porque estamos hablando de enseñarles a los estudiantes a innovar, a amar la ciencia, a tener una actitud diferente frente a ella”.
El experto recuerda que a la ciencia generalmente se la ve como un trabajo aburrido, pesado, repetitivo, memorístico.
“En cambio ellos (los ingenieros que en este momento trabajan en su propio radar, y después los alumnos y profesores a los que les llegarán estas enseñanzas) tienen con la ciencia un encuentro diferente, en el que descubren que la ciencia les sirve como herramienta para resolver problemas específicos, para hacer y concluir proyectos motivadores”.
“Material inteligente”
“Un artista, cuando empieza a tallar algo, parece que sus manos fueran las que están pensando…”. Así, de manera figurada, explica Lazo de la Vega la curiosidad de que los ingenieros, hoy abstraídos en el aula de la UASB, desarrollen su capacidad creativa con piezas de LEGO.
Al respecto, evoca que los seres humanos desde siempre hemos interactuado con el mundo a través de las manos. “Cuando a un estudiante se le permite construir algo con las manos, se le está facilitando tremendamente el aprendizaje, porque ya se está quitando esa abstracción cuando es algo teórico o cuando es solamente software”.
Esto, además, genera más interés en el aprendiz.
Otro elemento a considerar es que el de LEGO es lo que se llama “material inteligente”, con el cual se pueden crear cosas: sensores, motores, computadoras, etc.
Aplicación en todo
Este método puede aplicarse a cualquier tipo de ciencia. “Las máquinas están presentes en todo”, recuerda Lazo de la Vega, y cita un ejemplo: “¿cómo podemos llegar a la parte más alta de la Catedral sin correr el riesgo de caernos en una escalera? Quizás haciendo una plataforma que pueda subir y bajar con motores”.
Eso en cuanto a criterios del uso de la tecnología para su introducción en la vida diaria. Pero también se puede pensar a nivel industrial, por ejemplo en el aprovechamiento de las potencialidades agrarias de la región para producir más y mejor. Para todo esto sirve la informática y la robótica, que está presente en todo.
La robótica no solamente está asociada a la mecánica, sino que es una forma de automatizar procesos. Por otro lado, agrega el capacitador a ECOS, “al enseñarles a los estudiantes a innovar, estamos desarrollando en ellos una habilidad que se llama ‘blanda’ porque se aplica en todo; es transversal. Ese joven, si después es abogado, médico, arquitecto o economista, ya habrá entrenado y potenciado esa habilidad de innovar”. Entonces, innovará también en el área del conocimiento donde trabaje.
Armar y desarmar
Cual si se tratase de un juego, los participantes de esta interesante aula, en Sucre, pueden armar, con los mismos elementos, un vehículo tripulado que tome decisiones (por ejemplo, parquear o evitar obstáculos); luego, desmontarlo y crear un robot que detecte los objetos que debe llevar de un punto a otro; luego, desarmarlo de nuevo y fabricar una alarma que permita evitar robos o que detecte el crecimiento del agua de un río y controle que nadie pase por el puente en peligro. En fin, las posibilidades son infinitas. Tantas como la imaginación de la mente humana.
Lazo de la Vega remarca que los proyectos son creaciones propias, de cada alumno: “No se trata de que repliquen, porque eso sería muy fácil. Esto permite que los estudiantes lleguen a solucionar un determinado problema, pero, a su manera”.
Y esto responde a los principios de la pedagogía actual, por la que se plantean actividades educativas de múltiples soluciones. Así, los estudiantes cometen errores, aprenden de ellos y encuentran la solución, cada uno a su manera. “Al final el resultado es totalmente diferente, pese a ser el mismo problema para todos. Esa es la riqueza de la creatividad. Cada equipo encuentra su camino hacia la solución”, refuerza el experto.
En el aula, ECOS puede comprobar esto. Los ocho ingenieros están abocados a la fabricación de su radar. El objetivo es que detecte, mediante un sensor, el acercamiento de algo, a 360 grados y cubriendo el aire. Y así lo hacen, pero lo fascinante es que, para un mismo problema, todos los robots creados son distintos. “No hay soluciones equivocadas, solamente hay soluciones diferentes”, enseña Carlos Lazo de la Vega, representante de LEGO Education y director general del Centro de Tecnología Aplicada (CTA) en La Paz.
Fuente: Correo del Sur
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